Sitges 2013: V/H/S 2, el found Footage se resiste a morir
Si tuviésemos que definir las emociones que nos provoca el Found Footage, uno de los calificativos sería sin duda: ¡¡tremenda pereza!! Porque eso es lo que sentimos a la hora de abordar este artículo sobre la secuela de la obra colectiva V/H/S 2, cuya primera entrega pudo ser vista durante la edición de 2012 del Festival de Sitges. Y en vista de qu parece que hay a quien no le genera el mismo cansancio y la misma desidia que a nosotros, mucho nos tememos que a esta secuela le seguirán más hasta convertirla en una saga que promete ser tan nefasta como la de Paranormal Activity.
Armémonos de valor y entremos en materia. La impresión general que nos deja esta película de episodios es de que la pureza del Found Footage original se está perdiendo. Sólo el segmento Alien Abduction Slumber Party de Jason Eisener la respeta, en los demás el montaje resulta obvio, los cambios de punta de vista están mal justificados desde la lógica de este género y en ningún caso se reproduce la textura de VHS que pretende el título colectivo. Por lo demás, como suele ocurrir en las películas de episodios, el desnivel entre unos y otros resulta patente, aunque, en verdad, para quien esto escribe no hay ninguno que tenga un interés remarcable.
Como ya ocurría en la primera, en esta V/H/S 2, la peor historia resuelta ser Tape 49 de Simón Barrett , precisamente la que sirve de nexo para aglutinar el conjunto. En ella nos encontramos con dos detectives privados que están investigando la desaparición de un estudiante pertrechados con cámaras con las que filmar hasta los detalles más nimios (el verismo ante todo, ¡ja!). En la casa del joven descubrirán un complejo de cámaras, reproductores de vídeo y cintas. Esa será la pobre excusa para ir insertando el resto de relatos, cuyo denominador común pretende ser la filmación de vivencias escabrosas que por arte de birlibirloque han llegado a manos del desaparecido (quien se diría está interesado en ir hasta más allá del snuff ). Tape 49 no posee entidad propia ni casi se diría que lo pretende, su resolución y su interés son paupérrimos y consigue ser más insuficiente que la Tape 46 de Adam Wingard de la primera entrega.
El resto de relatos, pues, se irán superponiendo conforme vayan siendo insertadas sus cintas por parte de los investigadores. El primer relato, Clinical Trials de Adam Wingard , nos cuenta la peripecia de un individuo al que se le ha implantado una cámara como prótesis en un ojo tras un accidente. Se trata pues de un ejercicio de cámara subjetiva que ya tuvo su precedente en La dama del lago (Lady in the Lake, 1947 Robert Montgomery). El verismo está logrado en lo que respecta al punto de enfoque, pero llama la atención lo firme de los movimientos del sujeto incluso en los momentos de mayor sobresalto (los barridos casi están ausentes). A destacar que los modernos de hoy son más pusilánimes que los modernos de antaño, porque Adam Wingard no se atreverá a ofrecernos el plano del ojo seccionado a diferencia de lo que hicieran Dalí y Buñuel en El perro andaluz en el lejano 1929. Lo innovador no lo es tanto.
Y es que, aunque para algunos el conjunto hace gala de violencia, está no es mostrada con la valentía que parecería adecuada a una supuesta cámara verista. Así, en el segundo segmento, A Ride In The Park de Eduardo Sánchez y Gregg Hale, los actos más escabrosos suceden fuera de campo. En este caso nos encontramos ante la enésima película de zombies, zombies campestres en esta ocasión, cuya plaga se extiende entre los excursionistas de un parque nacional. Sobre ella hay que anotar, que además de esconderse en el fuera de campo, es la que peor justifica la presencia de la cámara y los cambios de punto de vista a lo largo de su (excesiva) duración.
Zombies acabarán apareciendo también en la historia de Timo Tjahjanto y Gareth Evans, Safe Haven, lo que muestra la escasa imaginación de la que algunos hacen gala, porque el tema, (la grabación de la vida secreta de una secta) podía haber tenido otro desenlace más original. Nos encontramos, pues con un nuevo ejemplo de falso documental, con el toque asiático que le imprime Tjahjanto, que se atreve con el terrorífico tema de los suicidios colectivos de las sectas. Es el mejor de la colección, pero con todo, podría habérsele sacado más partido.
Y todo termina (por fin) con Alien Abduction Slumber Party de Jason Eisener, la única narración que respeta la lógica original del Found Footage. Un grupo de amigos decide grabar bromas pesadas que se gastan entre ellos mismos. Al final una invasión alienígena se incorporara a las gracietas girando la tortilla hacia el “sálvese quien pueda”. Fiel a las características del género, es la más gamberra de las historias. Pero no es tampoco un ejercicio destacable ni mucho menos original, se le agradece, eso sí, que en esta ocasión sean extraterrestres y no zombies, aunque en honor a la verdad su estética nos recuerda a… ¡los zombies de Fulci!
En suma, en nuestra opinión, V/H/S 2 es una película apta exclusivamente para los fanáticos del recurso, cuyo balance hace que la primera entrega resulte mucho más brillante y equilibrada. Nos tememos que este concepto se convierta en saga y que en cada nueva entrega el interés vaya decreciendo. No recomendamos su visionado, pueden limitarse a ver su trailer que es mucho mejor que la cinta completa.
Últimos comentarios