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Diario de Serendipia en Sitges 2022: álbum fotográfico
Bueno, pues ya está, se terminó. Concluimos nuestro recorrido por la edición número 55 del Festival de Sitges con nuestro habitual álbum fotográfico, realizado íntegramente por Serendipia y que pensamos capta el ambiente de los cines, espacios y calles que vivimos durante esta edición.
Anochece en la zona de l’Auditori…
… y nuevamente comienza la sesión.
Con lleno en la mayoría de pases, el público de l’Auditori pudo disfrutar de la presencia de figuras como José Sacristán, que presentó un film que no se proyectó durante el festival, 13 Exorcismos y que en la imagen podemos verlo junto al director de la película, Jacobo Martínez.
La presencia del cine coreano fue muy importante en esta edición, y entre los que desembarcaron en Sitges destacaron los actores Lee Jung-jae y Jung Woo-sung, el primero de ellos (con traje color beige en las imágenes), muy popular entre el público por su participación en El juego del Calamar.
Otro de los invitados fue Adrián García Bogliano, que junto a la protagonista de su film, María Evoli, presentaron La exorcista. Y hablando de exorcistas, en el exterior de l’Auditori, justo al lado de l’espai Fnac, la productora Pokeepsie Films exhibió algunas piezas relacionadas con sus producciones…
…como esta misteriosa figura de Pazuzu, el rey de los demonios del viento de la mitología mesopotámica, una figura hallada en Irak y depositada en el Louvre que fue popularizada, precisamente, en El exorcista y que nos chivaron que guarda relación con la nueva producción que está en ciernes y que nos pidieron no desveláramos.
También había una vitrina dedicada a la serie 30 monedas (2020)…
… y diversos objetos pertenecientes a Veneciafrenia (2021).
Otros espacios del festival que también contaron con una fuerte afluencia de público y en los que hay que dejarse caer, al menos, una vez, fueron…
…la King Kong Area, cada vez más amplia. La zona de food trucks y la de tenderetes de venta de libros, películas y otros objetos relacionados con el cine.
El festival contó con la presencia de seres llegados de otras galaxias, como es el caso de estos Ummitas, y los zombies volvieron a invadir las calles de la localidad durante la popular Zombie Walk.
La sala Tramontana nuevamente funcionó modelicamente y se mantuvo como el único espacio en el que las primeras filas estaban reservadas para prensa. Todo un lujo para Serendipia, pues son sus favoritas.
Y por su parte el Prado, como es habitual, también fue frecuentado por Serendipia por ser un lugar entrañable e ideal para disfrutar de los clásicos.
En esta edición nos cruzamos con gente muy simpática y con mucho talento…
…como Carlota Pereda y su actriz protagonista, Laura Galán, que posaron amablemente…
…o la diva Brigitte Lahaie, entre much@s otr@s. También estuvimos en interesantes ruedas de prensa, pues no era cuestión de perderse interesantes charlas de…
… el maestro Dario Argento, que presentó su última cinta, Occhiali neri (de ahí las gafas que lució al inicio de la rueda de prensa)…
… el equipo de la fenomenal Irati, con Paul Urkijo en cabeza…
… o nuestros amigos de Viejos: Javier Trigales, Raúl Cerezo, Rubén Sánchez Trigos y Fernando González Gómez. Raúl también presentó el cortometraje que resultaría ganador del Brigadoon Paul Naschy: El semblante, codigido con Carlos Moriana y con guión de Raúl y Javier Trigales. Sin duda, este es el año de Raúl Cerezo y su entorno. Y Serendipia se alegra, pues ya tocaba y, sobre todo, se lo han ganado. En cuanto a presencia de directores extranjeros, lo cierto es que fue destacada y hubo tres que maravillan especialmente a Serendipia:
Ti West, que trajo bajo el brazo la excepcional Pearl…
…Neil Marshall…
… y Edgar Wright, director de Last Night in Soho, una de las favoritas, si no la que más, de Serendipia de las vistas durante el pasado año. Unas ruedas de prensa que contaron con la presencia de Ángel Sala, director del certamen, como moderador de lujo.
Y ya anochece en la blanca subur y con esta décima entrega, cerramos estas cápsulas pero…
… con la esperanza de que volvamos todos a encontrarnos en Sitges 2023. (Todas las fotos: Serendipia)
Diario de Serendipia en Sitges 2022: Retorno a la normalidad. Novena cápsula
La 55 edición del festival de Sitges llega a su fin tras diez intensas jornadas. De nuevo el público ha llenado las salas tras dos extraños años de restricciones. Todos los espacios del festival han estado abiertos y el aforo a tope. Ha habido un buen ambiente. Había ganas de volver (los que no lo hicieron durante la pandemia) y se ha notado. Serendipia, agotada pero feliz, cierra su decimotercera edición consecutiva.

(Foto: Sitges Film Festival)
Si Luca Guadagnino se encargó de inaugurar la edición de 2018 con su esperado y, en cierto modo, temido remake de Suspiria, y demostró que una obra maestra puede inspirar otra siempre que caiga en las respetuosas manos de un creador, este año ha cerrado la edición con una insólita propuesta, Hasta los huesos (Bones and All), en la que aborda un tema no apto para veganos: el canibalismo. Pero claro, lo hace desde una óptica más amplia a la que nos acostumbraron los paisanos del director durante los años ochenta, sumando el apetito hacia el prójimo, a la búsqueda del padre y del igual. Durante esa búsqueda por la América profunda se conocerán Lee (Timothée Chalamet) y Maren (Taylor Russell), dos desarraigados. Dos extraños. Dos caníbales. Ambos iniciarán una huída hacia adelante dejando el camino regado de despojos. Aunque, tal y como señala Sergi Sánchez en el Diari del Festival, no se tratará tan solo de eso, «lo que le interesa a Luca Guadagnino no es recrearse en la carne hundida a dentelladas, sino en ese fatalismo juvenil que tanto le gustaba al Nicholas Ray de Los amantes de la noche y Rebelde sin causa o al Terrence Malick de Malas tierras«. Si hubiera que adscribir a un subgénero concreto a este relato de crecimiento que también es Hasta los huesos, habríamos de asignarle el de adolescentes en fuga (de ahí la memoria de Malas tierras), porque el viaje iniciático de los protagonistas toma
forma de fuga, salvo que no huyen de una amenaza externa, sino de su propio instinto. Lee y Maren deambulan por la América de Reagan buscando un refugio en el que echar raíces y casi lo rozan con sus dedos, pero la fatalidad de los malditos tiene más fuerza que su voluntad. Estrenada ya en cines cuando ultimamos esta crónica, las estrellas de la crítica (como pueden serlo Carlos Boyero o Nando Salvá) han clavado sus letras en la carne de la cinta como si fueran ellos mismos los caníbales, por suerte siempre nos quedará la ponderación de Quim Casas, quizás nuestro crítico más formal en el buen sentido del término. Casas ha sabido capturar la esencia del relato y la intención de su creador, así que nos quedamos con sus acertadas palabras: «Su forma de encarar el canibalismo, como hizo Jim Jarmusch con el vampirismo en ‘Solo los amantes sobreviven’, es frontal, realista, sin medidas tintas. Unos matan para comer. Otros huelen un cuerpo que está a punto de fallecer y esperan pacientemente para saciar su sed de carne humana. Guadagnino no juzga. Comprende. Tan siquiera es efectista pese a algunas escenas ‘gore’ absolutamente necesarias para la evolución de la historia. Su película es un retrato de la soledad, como ha hecho en otros filmes en apariencia más convencionales. Este es transgresor sin epatar«.
Unidentified Objects, ópera prima del norteamericano Juan Felipe Zuleta, tiene bastantes puntos en común con la anterior. Ambos son relatos de superación. Road movies protagonizadas por dos inadaptados que unirán sus caminos por un objetivo común: hallarse a ellos mismos y aceptarse. Y lo harán huyendo de su realidad y embarcándose en una búsqueda de un particular vellocino dorado. En Unidentified Objects los argonautas serán una prostituta maltratada y un enano homosexual que vive aislado por no aceptarse a sí mismo. Ambos huirán de la realidad con la excusa de ir a ver el aterrizaje de un ovni que, al parecer, tendrá lugar cerca de Canadá. Cine indie del que sabe sacar oro de los ajustados medios de los que dispone, con un potente high concept concretado y desarrollado con solvencia. Lo fantástico es más una excusa para abordar la historia que un fin en sí mismo, podría no haber sido incluido en un festival de género, pero valió la pena que fuese seleccionado fuera de competición, por su valía y por la satisfacción que se pintaba en los rostros del director y su equipo. Serendipia a veces se pone sentimental.
Si se dio cabida al humor absurdo y surreal con Unidentified Objects, también hubo lugar para la comedia más convencional con L’Année du requin, dirigida por Ludovic y Zoran Boukherma, directores que si en su anterior film, Teddy (2020), introdujeron la licantropía en un entorno rural francés, aquí hacen lo propio con un tiburón devorador de hombres en una zona turística de la costa. Si los ecos de la obra maestra de Spielberg son innegables, las pretensiones son bien distintas. Una humorada muy entretenida que tiene el añadido de tener como protagonista, con un registro totalmente diferente, a Marina Foïs, actriz protagonista de As bestas, con la que Serendipia había cerrado la anterior jornada. Y cerramos el festival de la mejor manera posible con Unwelcome, una
deliciosa propuesta con sabor a folk horror pergeñada por John Wright, responsable de la estupenda Grabbers (2012), otra propuesta con inequívoco sabor irlandés. Unwelcome está protagonizada por Hannah John-Kamen y Douglas Booth, interpretando a una joven pareja que abandona Londres con el deseo de instalarse y criar al bebé que están esperando en una pequeña y pacífica población rural irlandesa. Una vez allí, comenzará a llegarles siniestros ecos de la historia de la anterior moradora de la casa en la que están habitando, así como viejas leyendas sobre presencias que habitan los bosques aledaños a las que hay que calmar dejando ofrendas en forma de alimentos en la puerta de acceso a ese bosque. Bien interpretada por jóvenes actores y siempre eficaces veteranos de la talla de Colm Meaney, Unwelcome tiene unos efectos especiales muy ingeniosos, maravilla, sorprende y poseé un humor que la convierten en un perfecto colofón para esta edición del festival de Sitges.
PALMARES DE LA 55ª EDICIÓN SITGES FILM FESTIVAL
SECCIÓ OFICIAL FANTÀSTIC A COMPETICIÓ
Millor pel·lícula de la SOFC / Mejor película de la SOFC / Best feature film in the SOFC
Sisu (Jalmari Helander)
Premi especial del Jurat de la Secció Oficial Fantàstic (patrocinat per Sunglass Hut) / Premio especial del Jurado de la Sección Oficial Fantàstic (Patrocinado por Sunglass Hut) / Special Jury Award in the Official Fantàstic Selection (sponsored by Sunglass Hut)
Project Wolf Hunting(Kim Hong-sun)
Millor interpretación femenina de la SOFC (patrocinat per So de Tardor) / Mejor interpretación femenina de la SOFC (patrocinado por So de tardor) / Best actress in the SOFC (sponsored by So de tardor)
Mención especial para:
Natalia Germani & Eva Mores por Nightsiren
Premio para:
Mia Goth por Pearl
Millor direcció de la SOFC (patrocinat per Moritz) / Mejor dirección de la SOFC (patrocinado por Moritz) / Best direction in the SOFC (sponsored by Moritz)
Mención especial para:
Nightsiren (Tereza Nvotová)
Premio para:
Ti West porPearl
Millor interpretación masculina de la SOFC (patrocinat per Vilamòbil) / Mejor interpretación masculina de la SOFC (patrocinado por Vilamòbil) / Best actor in the SOFC (sponsored by Vilamòbil)
Jorma Tommila porSisu
Millor guio de la SOFC / Mejor guion de la SOFC / Best screenplay in the SOFC
Ex-aequo:
Quentin Dupieux por Fumer fait toussery Incroyable mais vrai
Millors efectes especials, visuals o de maquillatge de la SOFC (patrocinat per Kelonik) / Mejores efectos especiales, visuales o de maquillaje de la SOFC (patrocinado por Kelonik) / Best Special, Visual or Makeup Effects in the SOFC (sponsored by Kelonik)
Mención especial para:
Project Wolf Hunting
Ex-aequo:
Irati
Ego (Hatching)
Millor música de la SOFC (patrocinat per Primavera Sound) / Mejor música de la SOFC (patrocinado por Primavera Sound) / Best music in the SOFC (sponsored by Primavera Sound)
Juri Seppä & Tuomas Wäinölä por Sisu
Millor fotografía de la SOFC (patrocinat per Lavazza) / Mejor fotografía de la SOFC (patrocinado por Lavazza) / Best cinematography in the SOFC (sponsored by Lavazza)
Kjell Lagerroos por Sisu
NOVES VISIONS
Millor pel·lícula de la secció Noves Visions / Mejor director de la sección Noves Visions / Best director in the Noves Visions section
Jerk (Gisèle Vienne)
Millor direcció de la secció Noves Visions / Mejor dirección de la sección Noves Visions / Best direction in the Noves Visions section
Martika Ramirez Escobar por Leonor Will Never Die
Millor curt Noves Visions Petit Format / Mejor corto Noves Visions Petit Format / Best short film Noves Visions Petit Format
Flashback Before Death (Rii Ishihara & Hiroyuki Onogawa)
PREMIS MÉLIÈS D’ARGENT / PREMIOS MÉLIÈS DE PLATA / MÉLIÈS D’ARGENT AWARDS
Premi Méliès d’Argent a la millor pel·lícula de gènere fantàstic / Premio Méliès de Plata a la mejor película de género fantástico / Méliès d’Argent Award for the best fantastic genre feature film
Nightsiren (Tereza Nvotová)
Premi Méliès d’Argent al millor curt europeu de gènere fantàstic / Premio Méliès de Plata al mejor corto europeo de género fantástico / Méliès d’Argent Award for the best European fantasy genre short film
La machine d’Alex (Mael Le Mée)
JURAT DE LA CRÍTICA / JURADO DE LA CRÍTICA / CRITIC’S JURY
Millor curtmetratge de la SOFC (patrocinat per Fotogramas) / Mejor cortometraje de la SOFC (patrocinado por Fotogramas) / Best short film in the SOFC (sponsored by Fotogramas)
The Newt Congress (Matthias Sahli & Immanuel Esser)
Premi de la crítica José Luis Guarner a la millor pel·lícula SOFC / Premio de la crítica José Luis Guarner a la mejor película SOFC / José Luis Guarner Critics’ Award for best film in the SOFC
Something in the Dirt(Aaron Moorhead & Justin Benson)
Premi Citizen Kane per al millor director revelació / Premio Citizen Kane para el mejor director revelación / Citizen Kane Award for best new director
Michelle Garza porHuesera
ANIMA’T
Millor llargmetratge d’animació de la secció Anima’t / Mejor largometraje de animación de la sección Anima’t / Best animated feature film in the Anima’t section
La otra forma (Diego Guzmán)
Millor curtmetratge d’animació de la secció Anima’t / Mejor cortometraje de animación de la sección Anima’t / Best animated short film in the Anima’t section
Ecorchée (Joachim Hérissé)
ÒRBITA
Millor pel·lícula de la secció Òrbita / Mejor pel·lícula de la sección Òrbita / Best feature film in the Òrbita section
H4Z4RD (Jonas Govaerts)
BLOOD WINDOW
Premi Blood Window a la millor pel·lícula / Premio Blood Window a la mejor película / Blood Window Award for best feature film
Huesera (Michelle Garza)
PREMIS BRIGADOON / PREMIOS BRIGADOON / BRIGADOON AWARDS
Premi Brigadoon Paul Naschy al millor curt / Premio Brigadoon Paul Naschy al mejor corto / Brigadoon Paul Naschy Award for the best short film
El semblante (Raúl Cerezo y Carlos Moriana)
JURAT CARNET JOVE / JURADO CARNET JOVE / CARNET JOVE JURY
Premi Jurat Carnet Jove a la millor pel·lícula SOFC / Premio Jurado Carnet Jove a la major película SOFC / Carnet Jove Jury Award for best feature film in the SOFC
You Won’t Be Alone(Goran Stolevski)
Premi Jurat Carnet Jove a la millor pel·lícula Sitges Documenta / Premio Jurado Carnet Jove a la mejor película Sitges Documenta / Carnet Jove Jury Award for best Sitges Documenta film
Jurassic Punk (Scott Leberecht)
SGAE NOVA AUTORIA
Premis SGAE Nova Autoria: Millor direcció-realització / Premios SGAE Nova Autoria: Millor direcció-realització / SGAE Nova Autoria Awards: Best Direction-Production
Ariadna Pastor por Tornar a casa
Premis SGAE Nova Autoria: Millor guio / Premios SGAE Nova Autoria: Mejor guion / SGAE Nova Autoria Awards: Best Screenplay
Ariadna Pastor porTornar a casa
Premis SGAE Nova Autoria: Millor música original / Premios SGAE Nova Autoria: Mejor música original / SGAE Nova Autoria Awards: Best Original Music
Valentín Cremona por Sweet Side
PREMIS DEL PÚBLIC / PREMIOS DEL PÚBLICO / PEOPLE’S CHOICE AWARD
Gran Premi del Públic a la millor pel·lícula de la SOFC (patrocinat per La Vanguardia / Gran Premio del Público a la mejor película de la SOFC (patrocinado por La Vanguardia) / Grand People’s Choice Award for best feature film in the SOFC (sponsored by La Vanguardia)
Irati(Paul Urkijo)
Premi del Públic Panorama Fantàstic / Premio del Público Panorama Fantàstic / Panorama Fantàstic People’s Choice Award
Deadstream (Joseph Winter & Vanessa Winter)
Premi del Públic Focus Àsia / Premio del Público Focus Asia / Focus Asia People’s Choice Award
The Roundup (Lee Sang-yong)
Premi del Públic Midnight X-treme / Premio del Público Midnight X-treme / Midnight X-treme People’s Choice Award
Sissy (Kane Senes & Hannah Barlow)
CONCLUSIONES
Termina una edición del festival, la número 55 que, si bien no contaba, a priori, con demasiadas perlas que destacaran o que fueran esperadas por el público, ha tenido una media de películas interesantes más que satisfactoria. Varias de las producciones españolas más esperadas por Serendipia, como fue el caso de Venus de Jaume Balaguero, As bestas de Rodrigo Sorogoyen, Cerdita de Carlota Pereda y, sobre todo, Mantícora, de Carlos Vermut, participaban en la Sección Oficial, si, pero fuera de competición. La película ganadora no fue la que más cotizaba en las quinielas, más que nada porque pocos la habían visto antes de la lectura del Palmarés. Y fue así porque los pases del film fueron, por lo general, a horas más bien intemspestivas (el más accesible fue a las 21,30 horas). Sisu, es la segunda película premiada de su director, Jalmari Helander, pues ya se alzó con tres premios en el año 2010 con Rare Exports: Un cuento gamberro de Navidad, y en esta edición ha vuelto a conquistar Sitges alzándose con otros tres galardones, entre ellos el de mejor película. Con ello, Helander ha pasado a la historia del certamen, ya que se trata del primer director en ganar el máximo galardón en dos ocasiones. Una de las grandes esperadas del festival, Pearl de Ti West, no defraudó, llevándose dos premios gordos: el de mejor director y actriz protagonista.
Todo ello en una edición de récord, tal como declaró la directora de la Fundación, Mònica García i Massagué, que anunció que la 55ª edición ha atraído a más público que nunca, con un 10.3% más en la cifra de asistentes y un 6.3% más de recaudación que en el año 2019. Además, Sitges ha recibido la visita de 610 invitados, una cifra insólita hasta la fecha. Y retornaron los zombies a las calles de la villa con su Zombie Walk. Por lo que toca a Serendipia, a pesar de ciertos problemas de índole técnica, pudo sacar entrada, por primera vez en varios años, para todos los títulos de su agenda. También, a resultas de la pandemia, se decidió mantener la venta de entradas numeradas para el público, lo que garantizó más tranquilidad en las colas y accesos a las salas. La nota negativa fue que prensa e industria se confinaron en zonas especiales. En l’Auditori detrás del todo, lo que para Serendipia es dramático, pues somos carne de segunda/tercera fila. También sucedió lo mismo en El Retiro y en cuanto al Prado, se optó nuevamente a hacinarnos en el gallinero, donde por cierto hacía mucho calor, todo lo cual obligó a Serendipia a adquirir algunas entradas para poder ver Seven Chances y clásicos en condiciones óptimas. En cuanto al resto de salas, la temperatura estuvo más que correcta y se estuvo cómodo.
Como no todo va a ser cine, aunque con el séptimo arte estuvieran relacionados, tuvieron lugar las habituales presentaciones de libros en l’espai Fnac pero, lamentáblemente, hubo algunas de las que no se avisó a Prensa y fueron destinadas a Industria, así que no pudimos acudir a la de los libros oficiales del festival, con escasa afluencia de público en el caso de la dedicada a Macros ocultas. Retrofuturos y universos virtuales en la ciencia ficción a propósito de TRON. Y tampoco a una que nos interesaba bastante, la de Kier-La Janisse, autora de House of Psychotic Women, recientemente reeditado en edición ampliada.
Una última cosa. Este año, de manera excepcional, nos hemos saltado el trailer del festival por razones obvias, así que no lo verán reproducido en estas cápsula. Tron.
Buen programa, gratos encuentros, presencias interesantes en un festival que ha recuperado el pulso normal, con una programación tan extensa que obliga a seleccionar, pero también a experimentar y «descubrir» pequeñas e inesperadas perlas. Y todo eso es lo que hace que volvamos a Sitges. Son 13 años ininterrumpidos cubriendo el festival, y aunque nos hayan «bajado de categoría» la acreditación, no podemos evitar vivir todas esas jornadas con ilusión, como niños. Reflexionaba Serendipia el último día, cuando volviá del pueblo a su aposento bordeando la costa, sobre lo bien que se lo pasa en el Festival de Sitges. Son trece años seguidos y, aunque, a veces, una parte de Serendipia se ha sentido tentada de dejar de asistir a la cita, lo cierto es que, una vez allí, se activa la magia y pierde la noción del tiempo y el espacio. Está nuevamente en casa.
¡Nos vemos del 5 al 15 de octubre de 2023 en la 56 edición del Sitges Film Festival!
Diario de Serendipia en Sitges 2022: Retorno a la normalidad. Octava cápsula
Segundo viernes de festival y esta edición va terminando, pero todavía quedan algunas perlas inolvidables por ver en el cajón. Algunas recuperadas (Condenados a vivir) y otras que hacen su puesta de largo (The Stranger y La Exorcista), mientras otras llegan con ecos de su éxito en otros festivales (As Bestas).
Comenzamos la mañana con una cinta australiana, The Stranger (Thomas M. Wright), que sin mostrar, tan solo sugiriendo y gracias al importante duelo interpretativo de sus dos protagonistas, consigue poner mal cuerpo al espectador. El tema ya es escabroso, el asesinato de un niño. Y el sistema escogido por los investigadores del caso para obtener la confesión del principal y hermético sospechoso será infiltrar a uno de sus hombres en su entorno y, haciéndose pasar por un criminal, ganarse la confianza del mismo. Basado en un caso real sucedido en Australia, este thriller está protagonizado por Sean Harris, como el extraño villano carente de todo tipo de sentimiento y Joel Edgerton como el policía que deberá intentar obtener su confesión. Dos personajes toscos, duros y misteriosos entre los que se creará una una intensa e íntima relación. Sin duda un
buen inicio de jornada que prosiguió con La Exorcista, una cinta de terror que representa el retorno a l’Auditori del director madrileño, pero afincado en México, Adrián García Bogliano. Y lo hace con un film del que se podría decir que es a El Exorcista lo que El Vampiro de Fernando Méndez era hacia el Drácula de Fisher: una adaptación del mito, ampliada y adaptada al sabor e idiosincracia mexicana. Bien interpretada y atmosférica, la película está ambientada en una colorista población agrícola, San Ramón, donde Ofelia, una tan estupenda como improbable monja interpretada por María Evoli, deberá realizar un exorcismo a una mujer embarazada. Cine mexicano orgulloso de serlo y de terror tradicional totalmente alejado de lo que se conoce como Elevated Horror, tal y como proclamó su productor (además de director/fundador del festival Mórbido), Pablo Guisa Koestinger. Lo cierto es que fue una alegría ver este film en la pantalla de l’Auditori, pues Adrián tiene una extensa carrera a sus espaldas que ya va siendo hora de ir reconociendo sus meritos como merece.
La jornada prosiguió con nuestra última visita al Prado de este año, donde dentro de la sección Seven Chances se proyecto una versión reataurada por la Filmoteca de Madrid del western Condenados a vivir, una película dirigida en 1972 por Joaquín Luis Romero Marchent. En el film, un sargento (Alberto Dalbés) al que acompaña su hija (Emma Cohen), deberá escoltar a siete sádicos y malencarados prisioneros a un destino señalado. Lo que sucederá a continuación ya se lo pueden suponer. La película, en su versión internacional, cuenta con sorprendentes escenas gore que la convirtieron, bajo el nombre de Cut-Throats Nine, en una cinta de culto en Estados Unidos. Tanto, que sirvió de inspiración a Tarantino para su Los odiosos ocho. Lo cierto es que la película luce estupenda tras el gran trabajo de restauración realizado por la Filmoteca, labor que detalló y explicó su responsable durante la presentación, que debería haber realizado Alejandro G. Calvo, que al no poder estar presente, envió una
grabación con su parecer sobre la película y lo que le decidió a incluirla en la sección Seven Chances de esta edición. Una presentación realizada con un fastidioso estilo youtuber totalmente fuera de lugar, todo hay que decirlo, condicionada a que la versión que se iba a proyectar fuera la internacional, repetimos, más popular y sangrienta. Pero no fue así, pues tal y como explicó el restaurador, de momento y a pesar de disponer de las escenas cortadas, se había optado por restaurar la versión española, sin gore ni erotismo, algo no del todo cierto, pues se les escapó un fugaz desnudo de Emma Cohen que estamos más que seguros que no pertenecía a la versión casta vista en los cines españoles. Con todo, Condenados a vivir sigue siendo, sin lugar a duda, un entretenido y potente western, pero no el que había reunido a todos los presentes en el Prado. Y no solo eso, tampoco la que esperaba el propio festival, pues en todas las reseñas de sus publicaciones se destacaba claramente el tema de la casquería. Aún así fue un placer disfrutar de buen cine añejo con sabor a sesión doble con rostros tan admirados como los de los actores nombrados, a los que hay que sumar a Antonio Iranzo, Manuel Tejada, Xan das Bolas o Mabel Karr. Esperemos que un sello respetuoso con este tipo de cine (¿Ediciones 79?), edite una versión doméstica de Condenados a vivir, eso sí, completa y totalmente restaurada. O mejor aún, con ambas versiones.
Y sin prisa, pero sin pausa, una última incursión en e l’Auditori para ver una de las últimas sensaciones del cine español de esta temporada, As Bestas, un drama rural dirigido por Rodrigo Sorogoyen, un tipo muy joven y muy listo, que tiene en su haber una filmografía corta pero llena de aciertos (El reino, Que Dios nos perdone, Antidisturbios -Serie TV-) y que con As Bestas vuelve a apuntar muy alto. Este drama, basado en los hechos reales que ya trató con especial solvencia el excepcional documental Santoalla (Andrew Becker y Daniel Mehrer, 2016), narra las tensiones que, a su pesar, causan una pareja francesa, Antoine (Denis Ménochet) y Olga (Marina Foïs), cuando se instalan en una aldea del interior de la Galicia profunda, tierra empobrecida y desesperada y en la que los franceses creen haber hallado su paraiso particular. Allí llevan una vida tranquila, dedicada a la agricultura ecológica, aunque la convivencia con los lugareños no es tan idílica como desearían y son mirados con suspicacia, sobre todo a partir de que sean los únicos que se opongan a aceptar un suculento contrato con una empresa de energía renovable. Un conflicto de intereses que elevará la tensión, especialmente, con sus vecinos más próximos, los hermanos Anta (Luis Zahera y Diego Anido). Una presión que alcanzará un punto de no retorno.
En comparación con otras de las obras del director, en las que una de sus características era el montaje frenético, As Bestas tiene un ritmo diferente, más pausado. Algo que tal y como cuenta el propio Sorogoyen, ha sido buscado, «As bestas es una película a fuego lento. Todo lo contrario que El reino, por ejemplo. Me interesaba en este sentido la posibilidad de tener nuevos retos. En este sentido, la vida de campo tiene algo de no-frenético que me interesaba mucho y que imprime ese tempo más pausado. En As bestas, la violencia se va mascando poco a poco. Mi intención con esta película era hacer algo más clásico«.
En As bestas todo funciona como un reloj. De hecho, hay tantas cosas que funcionan con perfecta precisión, que cuesta destacar alguna, pero intentaremos nombrar las que más importantes nos han parecido. Como el pulso que Sorogoyen otorga a la narración, pausado en su mayor parte, pero implacable, que no permite que decaiga en ningún momento el interés del espectador hacia lo que sucede en la pantalla. O el propio lugar escogido. Escenario de vida y de muerte, con su humedad y desolación de cementerio habitado por los espectros que una vez recorrieron sus abandonadas calles y vivieron en la ahora ruinosas casas. Pero sobre todo cabe destacar a los actores. Todos. Pero en especial los cuatro que hemos nombrado, que son merecidamente carne de premio. Todo ello en una historia que tiene buenos y malos (que no héroes y villanos), que no juzga y en la que el director muestra todas las razones de unos y otros. Todas respetables y justificadas y que permitirán que sea el propio espectador el que deba intentar comprender los resortes que llevan a que una situación tal pueda llegar a alcanzar ese desenlace.
Una magnífica guinda, inmejorable para cerrar ese viernes en una edición que ya está a punto de terminar, como este quinto Making of, último de esta edición y protagonizado por todo el equipo del festival. Tanto por los de delante como los de atrás. Los que se ven y los que no. Todos ellos imprescindibles para conseguir que un festival como el de Sitges obtenga el éxito alcanzado.
Diario de Serendipia en Sitges 2022: Retorno a la normalidad. Séptima cápsula
Prosiguen las aventuras de Serendipia en Sitges con una jornada en la que hubieron buenas películas y una castaña. Adivinen cual…
JUEVES 13
No habíamos vuelto a ver nada del camboyano Rithy Panh desde la impactante La imagen perdida (L’image manquante, 2013) en la cual el director indagaba y retrataba, como ya había hecho en otras ocasiones, el horror que los Jemeres Rojos causaron en su país. Pero lo que la hacía especial, es que, sin perder ni un ápice en impacto u horror, reconstruía las imágenes del genocidio mediante paisajes en miniatura y artesanales figuritas de arcilla, pues estas imágenes, o no existieron, o se extraviaron o, sencillamente, se hicieron desaparecer. Y había que recordar ese horror que le había tocado de cerca, pues toda su familia fue exterminada por ese gobierno genocida a excepción de él, que con 15 años pudo huir, refugiarse en Tailandia y un mes más tarde llegar a París, donde se instaló y estudió cine. La imagen perdida se convirtió en la primera película camboyana nominada a un Premio de la Academia como ‘Mejor Película en Lengua Extranjera’ y el cineasta, tras otras películas y documentales en imagen real, vuelve al cine experimental con Everything Will be Okay, en la que, en esta ocasión, Rithy Panh recurre a imágenes de archivo y figuritas de madera para imaginar un futuro distópico, en el que los animales dominan la Tierra, y donde resuenan las atrocidades del mundo actual. Una película para reflexionar que ofrece muchas claves sobre cómo hemos llegado a ser lo que somos y hacia donde nos encaminamos, con una conclusión que se permite dejar, él que ha visto tanto horror, una diminuta y esperanzadora rendija de luz brillando a través de la entornada puerta.
Los viejos son una carga. Un trasto inservible y un engorro. Huelen raro y son intransigentes. Con sus arrugas y enfermedades nos recuerdan que el tiempo pasa y que cada día que pasa estamos más cerca de ellos de lo que desearíamos. Que mañana, nosotros también seremos viejos. Y el miedo a la vejez parece que se está convirtiendo en uno de los terrores de moda, todo lo cual es natural en una población que va camino de estar formada, en su mayoría, por ancianos. Y si no que se lo digan a Paco Plaza, que con guion de Carlos Vermut estrenó el año pasado La abuela; o, ya fuera de nuestras fronteras, a dos nuevas películas se han producido protagonizadas por padres/abuelos con mal despertar: la alemana Old People (Andy Fetscher) y la norteamericana Old Man de Lucky McKee. Sí, parece que los viejos son la nueva encarnación del terror. Y eso mismo es lo que Raúl Cerezo y Fernando González nos trajeron con Viejos. Y especialmente uno con muy mala leche, Manuel, interpretado por Zorion Eguileor, un actor que cobró popularidad con su papel de Trimagasi en El Hoyo (Galder Gaztelu-Urrutia, 2019). Obvio.
Raúl Cerezo y Fernando González nos invitan a entrar en casa de Mario (Gustavo Salmerón), su esposa Lena (Irene Anula) y su hija adolescente Naia, (Paula Gallego). Una familia que verá rota su convivencia cuando el padre de Mario, Manuel, se mude a vivir con ellos después de que un terrible suceso acabe con la vida de su anciana mujer. Poco a poco, la realidad se impondrá: el abuelo estorba más de la cuenta, pues algo incomprensible ocurre con él. Las voces que dice escuchar, las presencias con las que dice hablar. Lena quiere echarle de la casa: no solo porque le molesta su presencia, si no porque, además, está segura de que algo espantoso puede ocurrir. Solo la adolescente Naia, la nieta, está de su parte, pero incluso ella empezará a dudar a medida que los fenómenos extraños se sucedan en torno a su abuelo, cada vez más perturbado. Y no es el único viejo que actúa de una manera extraña…
Tras La pasajera en el pasado festival de Sitges, Raúl Cerezo y Fernando González vuelven, ya en Sección Oficial, con esta película que es, un poco, el reverso geriátrico de ¿Quién puede matar a un niño? (1976) el merecidamente mítico film de Chicho Ibáñez Serrador. En Viejos no hay espacio para el humor (como sí lo hubo en La pasajera). Presenciaremos, además de la descomposición del propio anciano, la de su desolado hogar, convertido en un almacén de objetos inservibles y basura. Reflejos borrosos de un pasado que pronto será olvidado: viejas fotos y destartalados muebles, (todo un milagro del departamento de arte del film), entre los cuales el hijo descubrirá, además, que sus padres son unos totales desconocidos para él. Unas ruínas y una dejadez que conseguirá trasmitir el caos y la extrañeza que reina en la casa y en la mente del anciano, llenando al espectador de desazón. En esa oscuridad brillará la nieta, interpretada por Paula Gallego, que vuelve así de nuevo a trabajar con los directores realizando un papel con el que confirma su valía. Viejos también cuenta con la participación de veteranos como Josele Román y Lone Fleming, dos auténticas reliquias del cine español que demuestran estar en buena forma: la mirada de Lone puede ser la más bella, pero también la más inquietante.
Si hay que ponerle un pero, quizás estaría en que no hubiera sido necesaria esa explicación final, que resta verosimilitud a la propuesta: bastante justificada está de por sí misma la rebelión de los más desheredados de la sociedad. De los que estorban. De los viejos.
La siguiente del día es Vesper, un cuento de hadas apocalíptico protagonizado por una niña de trece años, (la Vesper del título, interpretada por Raffiella Chapman) que lucha por sobrevivir en un ambiente hostil con un padre inmobilizado en cama. Ambientada en un futuro distópico después del colapso del ecosistema de la Tierra, Vesper conocerá a una misteriosa mujer que esconde un secreto que podría salva la Tierra del desastre final. Escrita y dirigida por Kristina Buozyte y Bruno Samper, quienes ya causaron sensación hace diez años en este mismo festival con Vanishing Waves, obteniendo con ella el Méliès de oro, en Vesper muestran un futuro con sabor gótico y repleto de un rico imaginario con los que narrar una historia que, a pesar de su oscuridad, se permite dejar cierto espacio para la esperanza. Una de las perlas del festival que no pudimos apreciar en toda su grandeza por el cansancio que comenzaba a pesar sobre Serendipia.
A continuación deberíamos haber visto la oscura You Won’t Be Alone (Goran Stolevski) y así lo programamos pero, a la hora de solicitar los pases del día, comprobamos que había un cambio de programación y, en su lugar, se ofrecía una que, premeditadamente, no queríamos ver: Halloween Ends (David Gordon Green). Ante ese cambio deberíamos haber dejado ahí la jornada, con tres interesantes sesiones, e irnos para casa pero… al final decidimos apuntarnos a ver el ¿final? de Michael Myers y… ¿qué decir?: pues vergüenza. Serendipia sintió enormes escalofríos de vergüenza ajena recorriéndole el cogote. Y también de sufrimiento pues, aunque es una doble, da cierta lástima ver como zarandean y tiran por los suelos al personaje interpretado por la simpática y venerable Jamie Lee Curtis (que por cierto, no parece poner gran entusiasmo en su labor). Entre tanto aburrimiento un buen gag, el que se desarrolla en la emisora de radio que parece señalar que, de haber tirado hacia la comedia, podría haber funcionado este cuento, que nadie puede tomarse ya en serio. Precisamente el slasher de los ochenta consiguió que este ente que les habla abandonara su afición por el cine de terror. Y Halloween Ends no hace más que confirmar de lo acertada de aquella decisión.
Así que, buen viaje, Michael. Y, por favor, no vuelvas nunca más.
Y cerramos con Dario Argento, de cuya rueda de prensa ya hablamos largamente en una de nuestras anteriores cápsulas, que también protagonizó un interesante encuentro con el público que les ofrecemos a continuación.
Diario de Serendipia en Sitges 2022: Retorno a la normalidad. Quinta cápsula
Serendipia encara, tras el movido fin de semana, una plácida travesía por Sitges que le llevará a su conclusión, eso sí, no sin antes ver muchas películas más, toparse con personalidades y reencontrarse con amigos. Y la jornada comenzará en el emblemático cine Prado.
LUNES 10
Ya les hemos dicho que Serendipia es muy de clásicos en pantalla grande. Es sentimental y se hace mayor, así que, entre tantas novedades y estrenos, se da un respiro y prontito, bien prontito y en primera, primerísima fila (por algo ha preferido comprar la entrada y no aprovechar su acreditación, que le relega al gallinero), se sumerge en el telúrico misterio de Hanging Rock.
Australia, 1900, día de San Valentín, 19 alumnas adolescentes del pensionado Appleyard van de pícnic a Hanging Rock acompañadas por Diane de Poitiers (Helen Morse), joven profesora de lengua y literatura francesa, y Greta McCraw (Vivean Gray), la madura profesora de matemáticas. La única que no lleva un atuendo blanco y primaveral es Greta McCraw. Ella es el espíritu de lo racional, lo científico, opuesto al sensualismo literario que impera en todas las demás. Hora de la siesta, ella es la única que permanece despierta leyendo su libro de problemas. El plano detalle nos muestra que está enfrascada en un ejercicio de geodesia, esa parte de la topografía encargada del cálculo de las alturas sobre la curvatura terrestre. Alza la vista hacia la roca volcánica, que se recorta neblinosa y con los contornos difuminados, como si estuviera midiéndola. Pero su rostro cambia de expresión como si hubiera descubierto algo que va más allá de la ciencia, justo allí donde la matemática se convierte en magia, donde la topografía se vuelve contacto con lo telúrico.
Picnic at Hanging Rock es una película preciosista que se detiene en los detalles con exquisita sutileza, detalles a los que hay que estar atento para descubrir el misterio que nos relata. Basada en la novela homónima de Joan Linsayd, este segundo film de Peter Weir ya contiene sus marcas de autor: la aparición de personajes que no pertenecen a un determinado mundo, los cuales se harán presentes en él y nada volverá a ser lo mismo; y su depurada puesta en escena que favorece esa su capacidad tan personal de insinuar lo intangible. En esta ocasión ese personaje catalizador es el propio paisaje, la propia roca que se eleva libre sobre el encorsetamiento victoriano. Temido por los aborígenes, los burgueses australianos buscando parecer cuánto más ingleses, mejor, pretenden hacer de Hanging Rock un paraje próximo a la campiña británica, ignorando así el verdadero carácter de la naturaleza australiana. A Weir ese contraste entre lo salvaje, ignorado a toda costa, y la autoimposición de conductas puritanas, le sirve para retratar un tema que volverá a retomar años más tarde en El club de los poetas muertos (Dead Poets Society, 1989): la represión como modo de despojar al individuo de sus capacidades para convertirlo en una pieza del engranaje sin voluntad de rebelión. Y más allá, represión que deja a la muerte como única salida para los que son disonantes, distintos.
En Picnic at Hanging Rock se juega con el lenguaje de los volúmenes: los curvos que definen lo natural, los rectilíneos que caracterizan al ambiente victoriano del pensionado; como si lo recto hubiera de domesticar lo curvo que hay dentro de cada una de las adolescentes. Esa rectitud hierática que representa a Mistress Appleyard (Rachel Roberts), la directora, capaz de reducir al silencio a las bulliciosas muchachas cuando les dicta las últimas indicaciones para comportarse según corresponde a señoritas de su clase. La formación geométrica con la que se despiden de su directora contrastará con los círculos que formarán los corros de jóvenes, abandonadas a la poesía en ese locus amoenus que es la zona de pícnic. Lo recto excluye lo vital, la intensidad del sentimiento y Mistress Appleyard se cree en el deber de enderezar cualquier cosa que consideré torcido, como la joven Sara (Margaret Nelson) a la que vemos atada “por su bien” en la clase de danza. Sara es una huerfana cuya permanencia en el centro se ve amenazada por el descuido con el que su tutor se retrasa en el pago de las cuotas. Ella es el elemento extraño, pertenece a otra clase, a la vez que su alma poética se rebela contra la disciplina de los estudios. Sobre Sara volcará Mistress Appleyard su ansía de dominio cuando su escuela se ve tocada por el escándalo, la viuda se aferra a lo poco que queda de su poder y la presiona y humilla hasta llevarla al suicidio. Ese será el fin de la institución, la naturaleza habrá vencido de nuevo al afán por encauzarla aunque haya tenido que liberarse a través de la muerte.
Mistress Appleyard confiaba tanto en Greta McCraw, por su frialdad matemática, por ser lo más parecido a un principio masculino en el seno de ese universo femenino que es el pensionado. La última vez que fue vista Greta fue cuando se encaminaba a la cima sin su vestido, ataviada únicamente con la ropa interior. Ese es el episodio central del film: cuando tres alumnas y la Señorita McCraw desaparecen en la roca. Hacia las tres de la tarde, tres de las chicas mayores pidieron permiso a la profesora de francés para explorar la roca. Las tres jóvenes -Irma Leopold (Karen Robson), Marion Quade (Jane Vallis) y una muchacha a la que se recuerda simplemente como Miranda (Anne-Louise Lambert)- tenían todas diecisiete años y destacaban por ser sensatas y responsables. Tras un breve comentario entre los adultos (durante el cual se observó que los relojes de Ben Hussey y de miss McCraw se habían parado a mediodía), se acordó dejarlas ir. Posteriormente dieron también permiso a Edith Horton (Christine Schuler), una chica más joven, de catorce años, para acompañarlas. Se advirtió a las cuatro que no subieran demasiado por la roca, que procuraran evitar los riscos, cuevas y precipicios, y que tuvieran cuidado con las serpientes, arañas y otros bichos peligrosos.
Y las jóvenes ascienden hacia esa roca volcánica de 150 millones de años. Miranda, esa Venus de Boticceli cierra la expedición, pero ella es el centro. Virgen del amor conduce a sus compañeras a la ascensión hacia el misterio. La montaña es un símbolo cósmico y representa, a la vez, el centro y el eje del mundo. Vista desde lo alto, se percibe como el punto de una vertical en el centro del mundo. Vista desde abajo, es también el eje del mundo, pero en el sentido de una escala, de una pendiente que hay que subir. Sus puntas escarpadas insinúan rostros, el magnetismo que rezuma (los relojes se han parado a las doce del mediodía por ese campo magnético) abduce a las muchachas, sólo Edith queda al margen del influjo y pronto se separará del grupo. Las demás van liberándose progresivamente de las prendas que las encorsetan a los principios del puritanismo victoriano. Su viaje va del puritanismo a la pureza, a la comunión con la inocencia de lo natural. Y ese flou que usa Weir produce una perenne sensación de neblina que las hace parecer etéreas en ese despertar sexual que las lleva a la fusión con lo telúrico.
La sabiduría cinematográfica de Weir crea la atmósfera de misterio, o mejor sería decir de encuentro con lo mistérico: esos travellíngs circulares que las acompañan en el último tramo de su ascensión; las transparencias recortándose a contraluz; los contrapicados de la roca y las muchachas; el trabajo de sonido centrado en el ulular del viento y que tiene un perfecto contrapunto en la flauta de pan que ejecuta la banda sonora; los ralentís que las convierten en ninfas dispuestas a entregarse a los orígenes naturales, a abandonar la hipocresía de una moral que las anula. Flotando como en un sueño nos las muestra el último plano en que las vemos, para desaparecer después hacia el seno de la roca. Viaje de los pináculos fálicos a la inmersión en la cueva, madre del ser. La montaña está unida al ombligo del mundo y, en este caso, evoca la fecundidad de la Madre Tierra. La rebelión de lo femenino, de lo sensual, se ha consumado y la inexplicada desaparición de las muchachas conduce a la ruina a Mistress Appleyard y sus métodos castradores. La aparente irrealidad derrota a la que parecía aplastante realidad.
Y a continuación, en ese mismo entorno, ideal para dejar pasar la magia, Serendipia se sumerge en las Unicorn Wars (Alberto Vázquez), una fantasía de animación nada inofensiva, con toques de comedia pero también con un mensaje para tomar muy en serio. Unicorn Wars fue una de las apuestas fuertes del festival de Sitges pues, además de tener más pases, o al menos así nos lo pareció, participó en dos secciones: Oficial a competición y Anima’t.
Los vídeos de perretes y gatetes siempre son tendencia, signo de nuestro tiempo y nuestra vocación de escapismo, los japoneses tienen una palabra para aludir a todo aquello que nos transporta al mágico mundo de colores que prometía Walt Disney: kawaii. La palabra kawaii es una de las más usadas por los japoneses en la actualidad. Expresa una sensación de cierta alegría e ilusión y no solo se usa para describir a bebés o animales, sino que también se aplica a ropa, artículos de decoración y hasta dulces. Los unicornios y los osos amorosos pertenecen por derecho propio a ese universo. Pero Alberto Vázquez tensa los hilos e invierte los términos llevándolos al reverso amargo de lo agradable y naif. Unicorn Wars busca al espectador adulto con una fábula antibelicista que no repara en sangre para mostrar el absurdo de la guerra, el adocenamiento de la sociedad, el abuso de los poderes fácticos (militares, religiosos) y su política de (necesarios) daños colaterales, para mostrar, en suma, aquel Horror del que hablaba el Coronel Kurtz. En las manos del director gallego se entretejen los mimbres de Bambi, con gotas de Apocalypse Now, La chaqueta metálica e hilos del Capítulo 4 del Génesis, y el resultado es una cinta de animación llamada a perdurar entre las creaciones memorables del género. Por su fondo y por su forma.
Como pasaba con Psiconautas, los niños olvidados, el proyecto empezó siendo cómic y pasó al corto (Sangre de unicornio, de 2013) antes de extenderse como largo. «En el corto veíamos a dos ositos cazando unicornios porque su sangre sabe a arándanos. Era mi forma de acercarme al drama del bullying. Decidí coger ese universo, expandirlo y mezclarlo con el género bélico y una historia religiosa y mitológica», declaraba el director a la prensa. Vázquez pone lo personal e íntimo a la altura de lo general y común, las pequeñas guerras familiares como puede ser la lucha entre dos hermanos por el favor de una madre, son equivalentes a las otras que implican a sociedades controladas por los intereses de las clases dominantes. Y a todo ello le da un tratamiento legendario que sirve, además, para cargar las tintas contra los Mitos Fundacionales bajo cuyo paraguas se ampara el poder para perpetuarse.
Unicorn Wars es un producto maduro que va mucho más allá del chiste de enfrentar ositos contra unicornios. Como bien señala el especialista Adrián Encinas, «es una filigrana de una calidad artística muy por encima de lo común. Un deleite para la psique y la retina donde la visceralidad sanguinolenta y el inmaculado amor por la naturaleza forman un todo perfectamente hilvanado«. Toda una reflexión sobre el combate entre lo silvestre y lo adocenado, lo matriarcal y lo patriarcal. Una denuncia y un canto, que no deja demasiada esperanza, que ha requerido un gran esfuerzo de trabajo: 6 años de proceso, más de 250 profesionales, 1.453 planos, más de 50 personajes y 124.515 fotogramas son algunas de las cifras de este universo imaginado por Alberto Vázquez. Uno de los principales retos en la animación de esta película, ha sido la convivencia de la animación tradicional con la animación 3D para los personajes de los unicornios. Como apuntaba su director: «Casi toda la película es animación tradicional. Lo distinto son los unicornios, pero incluso estos los acabamos repintando por encima para que parecieran hechos a mano. Las 3D nos han solucionado el problema de hacer una batalla con treinta caballos en cámara. ¡Animar caballos no es fácil!». Alberto Vázquez también ofreción una charla, enmarcada en la sección Sitges Industry, en la que contó todos los secretos de su película:
Y tras este pequeño oasis de mágia, Serendipia retorna a la realidad y, ¿qué mejor manera de hacerlo que metiéndose una buena dosis de adrenalina con un thriller realizado, nuevamente, en Corea del Sur? Pues eso, ni más ni menos, es lo que es Emergency Declaration (Han Jae-rim), un producto semejante a aquellas cintas de catástrofes aéreas que se pusieron de moda en los cines de mediados de los 70 pero que, pasada por el tamiz surcoreano, se convierte en una experiencia casi física. Cine de catástrofes aéreas pero, como no podía ser de otro modo, revisado al alza por la pericia coreana para la acción, y por su sello pospandémico, porque aquí el terrorista de turno perseguirá aniquilar al pasaje y a la tripulación de un vuelo desde Seúl a Hawai, por puro placer extremo, inoculando un peligroso virus para el que no hay todavía antídoto. Se vivirán situaciones que nos recordarán vivencias recientes, los confinamientos (aquí limitados a dividir el avión en dos zonas, la limpia y la contaminada), las histerias de algunos, las disquisiciones éticas y una cierta justificación de la política de Covid Cero, hay un momento en la cinta en la que los supervivientes deciden no aterrizar para evitar que el contagio se extienda en tierra y sean responsables de la muerte de sus seres queridos y sus compatriotas. Pero Emergency Declaration no es únicamente un drama y una intriga aérea, es un trhiller en toda regla porque la investigación en tierra comparte protagonismo con lo sucedido en los aires. Un thriller que pronto deja de englobarse en la categoría de clásico para merecer de pleno la clasificación de psicológico.

(Foto: Sitges Film Festival)
Lo peculiar de la trama es que el asaltante no persigue negociar, sabe que va a morir víctima de su propio ardid, el problema no es, pues, lidiar con el terrorista, sino lidiar con los pasajeros y los enfermos mientras se intenta aterrizar la nave. Las preguntas y las dudas de la gente, donde el miedo y las posibles repercusiones, tanto legales como morales y económicas, entran en juego, son las ánimas que vertebran la tensión. Porque, ¿Qué pasaría si el avión aterriza y el virus se expande? ¿Qué vale más, las vidas de un grupo limitado de pasajeros, victimas cuantificables y reales? ¿O las de todos los demás seres humanos, posibles victimas futuras? No faltan voces críticas que ven en todo esto una utilización oportunista del miedo real que la pandemia nos ha hecho sufrir, pero en su descargo hay que señalar que empezó a rodarse antes de que se declarara la emergencia sanitaria. Esta intriga, que cuenta con dos de los actores más célebres de la cinematografía surcoreana: Song Kang-ho (Parasite, Memories of Murder) y Lee Byung-hun (Encontré al diablo, A Bittersweet Life), fue un buen colofón para este día atípico, que dejaba a Serendipia listo para la siguiente jornada, en la que habría uno de los platos fuertes del festival.
Despedimos la cápsula recordando que este año se contó, durante muchos de los días de festival, con la presencia de Robert Englund, toda una leyenda del cine de terror. Siempre amable y cercano, siempre dispuesto a posar con los fans y firmar cuanto se le ponga por delante. Englund es un tipo estupendo que también mantuvo el encuentro con los fans que les ofrecemos a continuación (y que pueden subtitular mediante youtube):
Diario de Serendipia en Sitges 2022: Retorno a la normalidad. Tercera cápsula
Tras el atracón del segundo día, Serendipia se plantea una jornada más liviana, todo lo cual no significa, ni muchísimo menos, que no tenga actividad, pues le esperan dos ruedas de prensa, un thriller coreano y Jesús Franco/Brigitte Lahaie en el Prado.
SÁBADO 8
Se presentaba un fin de semana intenso en cuanto a invitados, con dos de los galardonados con la Màquina del Temps: los directores Edgar Wright y Neil Marshall, ambos de gran peso específico para los aficionados. Wright, además de la magnífica Trilogía del Cornetto, compuesta por las comedias Zombies Party (2004), Arma fatal (2007) y Bienvenidos al fin del mundo (2013), es el responsable de una de nuestras películas favoritas del pasado año, Última noche en el Soho, cinta que supuso un enorme salto adelante para el director. Y todo ello sin alejarse del fantástico ni de su personal tratamiento british. Durante su estancia, Wright, además de atender amablemente a los fans, realizó una rueda de prensa, a la que tuvimos el placer de asistir, y fue protagonista de un encuentro más generalizado con los aficionados, eventos durante los cuales respondió a cuanta pregunta se le realizó.
Por su parte, el también británico Neil Marshall figura en el corazoncito de los fans del género por, y en esta

Edgar Wright (Foto: Serendipia)
ocasión sí podemos calificarla como tal, esa obra maestra absoluta que es The Descent (2005): un ejercicio de puro terror y adrenalina que mantiene al espectador al borde del colapso durante todo su metraje. Director asímismo del film anterior Dog Soldiers (2002), con el que debutó en el largo y con el que se presentó en la edición de ese año del Festival de Sitges, recibió en 2019 el difícil encargo de retomar a Hellboy tras las dos entregas de Guillermo del Toro. Su lectura del antihéroe de Mignola dividió a los fans, al menos la versión que se estrenó en salas aligerada de hemoglobina y que no respetaba el corte del director. Su presencia en el certamen de este 2022, además para recibir su merecida Màquina del Temps, la justificaba también la proyección de dos de sus trabajos, una sesión dedicada a la reposición de su opera prima (Dog Soldiers) y otra con lo último que ha dirigido, The Lair (2022), un trabajo este último que puede ser catalogado de festival de mutantes, acción y gore, pero tan sólo pudieron disfrutar de ello los acérrimos de las sesiones nocturnas en general y de la sección Midnight Extreme en particular, entre los que no se cuenta, lamentablemente, Serendipia, pues el ente ama las sesiones despertador y ya no está en edad de compaginar maratones y madrugones. Pero pudo saber de su carrera en general y de este filme en particular durante la rueda de prensa. Tanto en la presentación ante los medios como en el posterior encuentro con los fans, Marshall destacó de su nueva propuesta su estética cómic e hizo hincapié en que pudo hacer un trabajo físico con criaturas analógicas. Una opción acorde con sus preferencias personales que no pudo satisfacer en otros

Neil Marshall (Foto: Serendipia)
trabajos como Juego de Tronos o Hellboy. En este último, además, el empleo de CGI le pareció todo un error que le hizo más incómoda aún su participación en este encargo. Sobre Hellboy, añadió que él había propuesto un acercamiento de guion que la hubiera convertido en un film de terror, pero los responsables no dieron el visto bueno y el resultado es el que conocemos (aunque justo es decir que la versión uncut hace más justicia al espíritu del personaje). Ya no podremos saber qué tal habría resultado un Hellboy artesanal acorde a los gustos del director.
Marshall opina que las criaturas realizadas con efectos y maquillajes tradicionales, además de resultar más cercanas para el actor, también hacen más divertido y físico el rodaje. Así que, a pesar de ser más complicado que el CGI, prefiere emplear a todos esos artesanos y modeladores que poseen la facultad de crear figuras que perduran en el tiempo. Marshall, más interesado actualmente en el cine de acción tras su participación en series como Lost in Space o Juego de Tronos y producciones del calibre de Hellboy, donde todo estaba planificado, desea recuperar la autoría y realizar sus propios proyectos, aunque sean de menor presupuesto, pues ya sabe que cuanto más inversión hay, menos control tiene el director sobre su trabajo.
Además de la rueda de prensa, tuvo lugar un encuentro con los aficionados que terminó siendo entrevista y que es la que ofrecemos a continuación, realizada por Xavi Sánchez-Pons y que, a pesar de estar enteramente en inglés, puede traducirse automáticamente.
Y tras este intervalo, Serendipia retorna a los cines, donde A Man of Reason se encargará de ponerla nuevamente en Órbita. En la órbita del mejor cine de acción, el que nos llega de Corea. Y es que en esta edición el cine coreano ha estado muy bien representado, tanto por la calidad de sus títulos, como por la presencia de grandes estrellas. Si en la cápsula anterior nos centrábamos en Lee Jung-jae, en esta toca celebrar la presencia de Jung Woo-sung, a quien ya vimos acompañando al primero en el reparto de Hunt. Actor bien conocido por los seguidores del cine asiático, también debuta este año como director con A Man of Reason, cinta en la que se reserva el papel protagonista. Conceptos como la delincuencia, la paternidad y la redención, se dan cita en este film, que nos trae la historia de Soo Hyuk, que espués de pasar 10 años en la cárcel para cubrir a su jefe, sale de prisión. Pronto descubre que, durante su tiempo preso, ha sido padre de una niña, así que desea romper los lazos con el mundo criminal, pero cuando su jefe comienza a dudar de su lealtad, éste contratará a un famoso asesino para silenciarle. Cuando el sicario tome como rehén a su hija, Soo Hyuk decidirá vengarse de la forma que mejor sabe: con violencia. Con estreno mundial en el Festival de Toronto (TIFF) y premier europea en nuestro Sitges, A Man of Reason es un thriller efectivo que, aunque no venga a innovar nada, hace las delicias incluso de aquellos que no están en la onda de la Nueva Ola Coreana (una pujanza que puede llegar a desbancar a la niponofilia). Jung Woo-sung lleva a cabo un trabajo de dirección correcto que dota a las secuencias de acción del brío adrenalítico necesario y que sabe sacar lo mejor de actores y personajes. Hay que destacar el papelón de Kim nam Gil encarnando al principal antagonista del (anti)héroe, un sádico psicópata que parece casi tan invencible como el protagonista, juntos despliegan ante el atónito espectador un recital de situaciones cartoonescas cuyo gancho es tal que el público no puede por más que suspender la incredulidad ante un material tan espectacular como inverosímil.
Serendipia no se olvida de los clásicos, así que como amante de las desaparecidas retrospectivas, se aferra como si no hubiera un mañana a Seven Chances, sección en la que siempre cae algo interesante. Este fue el caso de Los depredadores de la noche (1988), producción francesa por todo lo alto del incombustible Jesús Franco, que pudo rodar en París y rodearse de un importante plantel de actores, lo que relegó a la pobre Lina Romay a una minúscula aparición. La estrella del film era la bella Brigitte Lahaie, actriz que inició su carrera en el porno y que pudo compaginar su filmografía X con papeles en cine, más o menos, comercial, además de con televisión y literatura. Pareja, por entonces, del productor René Chateau, Brigitte Lahaie le presentó a Jesús Franco durante el rodaje de Dark Mission (1988), acordando ambos hombres realizar alguna película conjuntamente.

La mítica Brigitte Lahaie presentando ‘Les Predateurs de la Nuit’ en el cine Prado (Foto: Serendipia)
Pero la cosa no fue tan bien como cabía esperar, y hubo desacuerdos en cuanto a reparto y guion. Franco se vio obligado a volver a rodar uno de sus films más emblemáticos, Gritos en la noche (1962), a color y con más gotas de erotismo. El variopinto elenco artístico está compuesto, además de Brigitte Lahaie, por Helmut Berger, Chris Mitchum, Telly Savalas, Caroline Munro, Howard Vernon (el propio Dr. Orloff franquiano) y Stephan Audran, esposa de Claude Chabrol, que protagoniza una de las escenas más inolvidables de la cinta. A pesar de la popularidad de los astros que intervienen en el film, hay que admitir que todos están bastante mal. Desganados e impostados. Se nota que Savalas rodó toda su parte (la mayor parte conversaciones telefónicas) en una única jornada, incluída la despatarrante escena final, una de las más desconcertantes que recordamos, no tan solo del director, si no del cine en general.
A pesar de todo, con Los depredadores de la noche, el realizador madrileño demostró que era capaz de hacer un cine más comercial y accesible. Y todo ello sin desprenderse de sus señas de identidad y conservando todas sus constantes de autoría.
La sesión que ofreció el festival de Sitges tenía varios alicientes para hacerla inolvidable. Entre ellos que se trataba una copia recientemente remasterizada en 4K. También por proyectarse en nuestro querido cine Prado, y con el aforo completo. Pero, sobre todo, por el lujo de ser presentada por la propia Brigitte Lahaie, Premi Nosferatu de esta edición. Musa de Jean Rollin, la actriz recordó al cineasta al que califico de autor, situándolo a la altura de otros directores como Éric Rohmer o Claude Lelouch.
Un buena guinda para una jornada repleta de mágicos encuentros y buen cine, mientras en otra parte de Sitges los zombies deambulaban a sus anchas devorando transeuntes tras dos años sin Zombie Walk. Va recuperándose la normalidad habitual.
Diario de Serendipia en Sitges 2022: Retorno a la normalidad. Segunda cápsula
Esta segunda jornada, como ya les adelantamos en la primera cápsula, iba a ser la más larga del festival: 6 películas 6, con una selección que incluyó dos esperadas cintas españolas (Mantícora y Cerdita); una norteamericana (After Yang); una noruega (Nightmare); una eminentemente británica (Flux Gourmet) y, para terminar de redondear el día un intenso thriller coreano, Hunt. No está mal. Nada mal. Y todo en la enorme pantalla de l’Auditori (excepto Cerdita) Fotos: Serendipia
Si bien han desaparecido las mascarillas y los espacios restringidos, algunos hábitos puestos en práctica durante la pandemia se han mantenido. Tal y como suponíamos. Por un lado las sesiones son numeradas, lo que evita carrerillas para acceder a los sitios favoritos, un «lujo» solo accesible al público general, ya que prensa e industria tienen diferentes zonas reservadas que, a excepción de la Sala Tramontana, están situados detrás del todo y lejos, por consiguiente, de la pantalla y en una posición totalmente opuesta a la filosofía de Serendipia, que somos carne de primera o, mejor, segunda fila. Que se vea bien grande, que se note que estamos en el cine. Ande o no ande, pantalla grande. Así que nos tuvimos que fastidiar en algunas sesiones, donde de paso pudimos comprobar lo alto que son los jóvenes centennials, cuya almendra nos llegaba a partir, textualmente, la pantalla en dos. Lo que no ha perdurado es el hábito de dejar algo más de tiempo entre sesión y sesión: volvemos a las colas de 15 minutos y «pa dentro». ¿Es malo? ¿Es bueno?: es lo que hay y es imposible que llueva a gusto de todos.
VIERNES 7
El nombre Mantícora significa devorador de hombres. El mito de la Mantícora era de origen persa, pasó al folclore europeo a través del mundo griego que estuvo en contacto directo con el mundo persa. Pausanias, en su descripción de Grecia, recordó animales extraños que había visto en Roma y afirma que la Mantícora podría ser una referencia al tigre ya que tiene tres filas de dientes en la mandíbula y púas en la punta de su cola que usa para defenderse de cerca. Y tigre es lo que Julián, nuestro protagonista quiso, en su infancia, ser de mayor. Una voluntad de ser fiera que nada en su rutina hace sospechar, más allá de ser el encargado de crear los monstruos para los videojuegos de la productora para la que trabaja. Unos monstruos en los que Diana (otro nombre con remembranzas mitológicas, la cazadora del Olimpo) advierte dejes melancólicos en su mirada. Ella confiesa que siempre se preguntó por la intimidad de esos seres que pueblan las cintas de terror, que siempre quiso atravesar su lado desviado para descubrir qué puebla sus almas. Lo que nace entre ellos podría ser objeto de cualquier indie romance, un subgénero al que Vermut, como ya es marca de la casa, dará una (o dos) vueltas de tuerca. Y el director no les juzga, como no lo hizo antes con los protagonistas de sus filmes pasados, al madrileño le interesa derrotar al maniqueísmo, pero sin caer tampoco en el relativismo ramplón de las peores expresiones del buenismo. Lo que duele y conmueve de sus personajes es que son humanos, demasiado humanos. Y por eso nos incomoda su cine. Por eso y porque lo brutal nunca se hace explícito, sólo se configura en nuestra propia imaginación de espectadores. Ahí reside su horror.
Una película difícil de digerir pero que apetece volver a ver y cuyo impacto en público y crítica estamos deseando averiguar. Esperemos que sea recibida como merece, y no con necios e innecesario juicios de valor sobre su contenido o respecto a su director ¿Les ha intrigado, verdad? Véanla. Sin duda una de las que más nos gustó de todo el festival. Un filme con el que Vermut demuestra que no es flor de un día y que el éxito obtenido no le ha hecho esclavo de la complacencia, muy al contrario, Carlos Vermut se arriesga, con este filme, a situarse al margen de la industria. Veremos qué pasa. Por el momento Mantícora, que se presentó en Sección Oficial fuera de competición, consiguió incomodar a más de uno (encabronar, fue el término empleado por alguno).
Veremos…veremos.
Más Sección Oficial ahora a competición con tres propuestas bien diferentes. After Yang, escrita y dirigida por Kogonada, que como cuenta su artífice, está basada en «un cuento encantador y futurista sobre la pérdida («Diciendo adiós a Yang», de Alexander Weinstein)», que cautivó al director por «su domesticidad, así como las cuestiones inherentes al apego y la política del ser. También me interesaba explorar una forma de pérdida que surge retroactivamente». Kogonada propone una sociedad futurista limpia y (casi) perfecta. Multiracial, ecológica y en la que la tecnología es el centro, aunque humanizada y al servicio de esas familias ideales. Pero de nuevo la inteligencia artificial dará problemas, eso sí, de una índole diferente a la habitual en este tipo de historias. La premisa es leve y común en la ciencia-ficción literaria. Yang (Justin H. Min), una inteligencia artificial indistinguible de un ser humano se apaga inesperadamente, hecho que altera las vidas de sus dueños, el matrimonio formado por Jake (Colin Farrell) y Kyra (Jodie Turner-Smith) y su hija, la pequeña Mika (Malea Emma Tjandrawidjaja). Descubren que Yang era la verdadera alma mater de la familia, el puente que los mantenía unidos, por eso empieza un búsqueda casi desesperada para conseguir traerlo de nueva a la actividad (¿la vida?). Kogonada nos propone un viaje hacia la pregunta por el origen de qué significa ser humano, dándonos como hilo, para no perdernos en el laberinto, la memoria, verdadera albacea de nuestra entidad, aunque fuéramos, como Yang, un androide. Un viaje que brilla más cuanto más se acerca a lo sensorial y se nos muestra que el recuerdo se nos graba sobre todo cuando viene acompañado de pequeñas acciones que implican los sentidos, cocinar, mojarse bajo la lluvia, enamorarse, pasear de la mano, contemplar las estrellas, reírse por una tontería… After Yang es una película bella, lo es en su fondo y en su forma, y profundamente serena como ese Colin Farrell más contenido que nunca de cuya mano descubriremos que hay algo peor que la muerte: el olvido. Y que hay que dejarse fluir.
Y del apolíneo goce estético que es After Yang pasamos a sumergirnos en otro viaje al mundo de los sentidos de la mano de Peter Strickland, una experiencia que busca desbordarnos y lo consigue con un planteamiento que cabalga entre imágenes subyugantes y situaciones grotesco-surrealistas que llegan al humor escatológico, perfectamente engranadas en un mecanismo que se pone al servicio de la reflexión sobre el arte y su papel, sobre el valor de la transgresión, y otros temas candentes como puede ser el lugar de la mujer en un mundo todavía dominado por perspectivas masculinas. Flux Gourmet consolida a Strickland como una de las voces más excepcionales en el panorama del fantástico y del cine en general. Maridando cine y gastronomía investiga, a través de todo el proceso de lo culinario (desde la elaboración hasta el detrito), las capas de lo creativo, que basculan entre la necesidad de indagar los límites y la voluntad de conquistar el reconocimiento y complacer al público. Formando un díptico espurio con Berberian Sound Studio, la experimentación con el sonido es el eje formal en torno al que ambas orbitan, Flux Gourmet es (quizás) la más asequible de las propuestas del británico, en buena medida porque sus habituales excentricidades vienen recubiertas por una envoltura de comedia. Una comicidad que viene de la mano de Stones (Makis Papadimitriou), el cronista que documenta el progreso del trío de aspirantes a estrellas del cátering ultrasónico (una disciplina en la que se mezcla la música electrónica, la cocina en directo y la escenificación teatral) que han sido elegidos para beneficiarse del semillero de futuros valores que es la Residencia de Jan Stevens (Gwendoline Christie). Stones, que guarda no pocas similitudes con el ingeniero de Berberian, aunque esté capacitado para ser escritor ha apeado toda pretensión artística para ganarse la vida como comentarista de oficio. Personaje empático, con sus reflexiones en off en su griego natal y, sobre todo, con sus dolencias intestinales (una aerofagia que se manifiesta con sonoros meteorismos), es el hilarante puente que permite al espectador, incluso al menos avezado, conectar de pleno con el rico imaginario del director. Flux Gourmet es un exquisito bocado visual que confirmó a Serendipia que una convocatoria capaz de integrar en su programación a los monstruos de Carlos Vermut y las extravagancias de Peter Strickland ya tenía merecido con creces el título de excelente edición, nos echaran a partir de ahí lo que nos echaran.
Por eso no empañó la jornada la mediana ópera prima de la noruega Kjersti Helen Rasmussen, con la que Serendipia cierra la Sección Oficial de esa segunda jornada: el demonio del sueño que puebla nuestras pesadillas y que se materializa en Marerittet. Rasmussen declaraba en la presentación que su inspiración fue la proximidad fonética y etimológica del término empleado en diferentes lenguas para nombrar los malos sueños, citando los tres ejemplos más paradigmáticos: la voz ‘marerittet’ del noruego, la inglesa ‘nightmare’ y la francesa ‘cauchemar’, todas ellas palabras compuestas que en su primer término hacen referencia a la noche y en el segundo, que no debe ser confundido con el ‘mare’ traducible por ‘yegua’, aluden a una supuesta entidad maligna que sofocaría a las personas mientras duermen. Esta imagen literaria ha sido plasmada en las artes pictóricas con representaciones semejantes entre sí y que tendrían en la de Fuseli la más icónica. La directora trata de tejer con estos mimbres (y nos atreveríamos a decir que con la sombra de Pesadilla en Elm Street sobrevolando) un relato en el que se entremezcla el mito del diablo nocturno con la literatura sobre los llamados sueños lúcidos, aquellos en los que podemos reconocer el sueño como tal, permanecer conscientes dentro de él y cambiar su contenido, enmarcándolo en un contexto de casas encantadas y posesiones. La premisa no podía ser más interesante, pero su plasmación no está a la altura de la idea. Y es que la historia sobre un matrimonio de veinteañeros que se instalan en un destartalado piso en el que falleció una joven embarazada, un ambiente que seguramente pretendía reproducir la atmósfera de La semilla del diablo, adolece de un desarrollo mecánico que nos lleva a desinteresarnos por el destino de sus personajes, una de las peores maldiciones que pueden caer sobre sobre un filme. No le negamos a esta opera prima su derecho a ser incluida en una antología sobre el panorama más actual del fantástico y el terror, sobre todo en una edición que ha pretendido dar visibilidad al peso de las realizadoras en el género, pero que carece del empaque que todos esperamos encontrar en la Sección Oficial.
Un excelente thriller de Corea del Sur sirvió para recuperar el buen sabor de boca y poner a Serendipia en Órbita.
Hunt (헌트), una intriga política con sus infiltrados y ambientada en unos años ochenta de tensión entre ambas Coreas. La película sirvió a la perfección como desengrasante ante tanta propuesta intimista. Que no es que no nos agraden, pero Serendipia es también un ente dado a la acción y, de eso, saben mucho los coreanos. Dirige y protagoniza Lee Jung-jae, popular protagonista de la serie El juego del calamar, que se paseó junto a su coprotagonista, Jung Woo-sung, y se dejó querer por todos los asistentes al festival, entre los que levantó gran entusiasmo, sobre todo entre un grupo de fans de ascendencia coreana. La estrella no sólo demostró su savoir faire con las exigencias de la fama, sino que reveló que tras las cámaras tiene las mismas buenas dotes que frente a ellas.
Hunt, con el recuerdo de la Masacre de Gwangju en la recámara, explota bien todo el potencial de los dramáticos 80s coreanos, una década tan interesante como triste en la que la libertad de pueblo casi no existía, y la paranoia de espías comunistas de Corea del Norte se respiraba en toda la sociedad surcoreana. La trama sabe combinar memoria histórica y ficción con un guion que hace del giro su mejor arma para tensar la intriga. Y Lee Jung-jae dosifica con maestría los componentes de su fórmula magistral. En la cinta hay espacio para el drama, que no actúa como mero relleno para espaciar las secuencias de acción, sino que casa con la intriga en un maridaje en el que ambos se retroalimentan de forma necesaria. El debutante coreano muestra también su buen pulso en la dirección de actores logrando que todos ellos compongan personajes de rico y matizado arco dramático. Buen guion, buena ambientación, ritmo trepidante pero sin vértigo, pues todo encaja sin forzamientos, secuencias de acción bien ejecutadas y buen trabajo actoral, todo lo tiene Hunt. Sin duda una de esas operas primas con la que cualquier debutante sueña
De un debut de excepción a otro. Con los niveles de adrenalina convenientemente elevados, nos embarcamos en la sexta y última propuesta de esta apretada jornada: Cerdita, uno de los títulos más esperados, que se ofreció formando parte de Sección Oficial fuera de Competición. Partiendo del corto homónimo, que se alzó con el Goya al mejor corto de ficción en 2019, llegaba la puesta de largo de Carlota Pereda. Siempre que el origen de una opera prima es una brillante pieza breve anterior hay muchas expectativas, pero también dudas, ¿el largo no va a resultar ser un corto estirado? Las sospechas son legítimas, quizás no lo fue tanto que Serendipia se lo comentara a la autora tal cual antes de la proyección, ¡con lo nerviosa que debía de estar! Si este ente que les escribe careció de tacto en los momentos previos, no le faltó humildad para subsanar su error tras el pase felicitando a la autora y reconociéndole que el temor no había resultado ser más que un prejuicio infundado.
Pereda sabe convertir la materia de su trabajo en corto en el núcleo de su relato largo, sin que dé la impresión de que todo lo demás que lo arropa sea un mero postizo artificial. De hecho, Cerdita, el largo, puede ser disfrutado sin haber visionado la pieza anterior, así de tajante es su autonomía, estamos ante un universo expandido con maestría que logra ser fiel al espíritu de su germen y, a la vez, alumbrar un relato con entidad propia. Y es que la reescritura no se limita a perfilar con mayor agudeza al personaje central (que también) para ofrecer aún más oportunidades de lucimiento a su flamante protagonista, Laura Galán, sino que logra enmarcar el high concept en un rico entramado que no sólo da mayor carga psicológica a las reacciones de ésta, sino que además contextualiza el nudo temático dentro de una situación enriquecida donde aparecen personajes que no estaban en el corto y que hacen que la cinta alce su vuelo hasta el drama costumbrista, sin perder nunca de vista su condición de cinta de género. Entre los personajes creados para el largo, destacan los progenitores de Sara («cerdi» para sus antagonistas), dueños de la charcutería del pueblo, interpretados por Carmen Machi y Julián Valcárcel, son gentes llanas (y llenas), más rigida la madre, más permisivo el padre, que hacen que la cinta gane enteros cuando están en pantalla. La ampliación del dramatis personae y el mayor despliegue de subtramas hacen que Cerdita sea una obra que sabe darle nuevas lecturas a los tropos del género.

Laura Galán presentando el primer pase de ‘Cerdita’ (Foto: Serendipia)
Sangre, psycho killers, bullying, humor, chacina y costumbrismo en una Extremadura profunda que nada tiene que envidiar al Texas de los matarifes de Tobe Hooper, que irremediablemente vienen a la cabeza del aficionado al ver el filme, cosa que ratifica la directora: «En Cerdita hay referencias directas a ‘Jeepers Creepers’ y a ‘La matanza de Texas’. Es el cine que más me gusta». Respecto a la elección del escenario escogido para la película, Villanueva de la Vera, lo fue porque, tal y como confiesa, «Es donde paso las vacaciones, así que lo conozco muy bien. La película está escrita allí también», añadiendo que «Una cosa que decíamos mucho en el rodaje relacionado con esto es que, en Extremadura nadie te oye gritar«, en clara alusión a la popular frase promocional de Alien, el 8º Pasajero. ¿Folk horror? ¡No!, Spanish Gothic y AgroTerror. Y no el único representante de esta vertiente autóctona que hubo durante el festival, como ya veremos.
Y con un buen sabor de boca, a pesar de que en el pase de la Sala Tramontana no se ofreció al público la degustación de embutidos que tuvo lugar durante el pase del día siguiente en l’Auditori, Serendipia marcha a su cubil a descansar tras la que fue la jornada más intensa, en cuanto a visionado de filmes, de todo su Sitges 2022.
Definitivamente esta edición estaba demostrando que, en contradicción con lo escuchado por los corrillos del festival, no era, ni de lejos, «la peor de los últimos 20 años«.
Sitges 2022 al descubierto
El Festival se pone un año más al frente del fantástico a nivel mundial con una infinidad de proyecciones, actividades y eventos de industria
A dos días y dos noches de dar comienzo la 55ª edición del Sitges – Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya, el certamen ofrece su habitual repaso a los datos que marcan una edición que no solo recupera las cifras prepandémicas, sino que las supera con creces. Del 6 al 16 de octubre, se podrá disfrutar de una programación que ofrece un total de 283 obras cinematográficas, de las cuales 81 son cortometrajes y 4 son series de televisión. De entre esos casi tres centenares de obras, el Festival tendrá el honor de contar con 10 premiers internacionales y 40 directoras que honrarán la importante historia del cine fantástico dirigido por mujeres. Además, más de 350 artistas invitados, nacionales e internacionales, visitarán la costa catalana, 158 de los cuales pasarán por la alfombra roja representando a 26 de los proyectos más anticipados de toda la edición. Por otro lado, en la King Kong Area, el gran centro de socialización y descanso del Festival, se podrán encontrar 13 food trucks que mantendrán a flote a los fans entre película y película, 5 exposiciones artísticas de primer nivel, 17 stands en la Fanshop Area, en la que el público podrá conseguir merchandising de sus películas favoritas. La pantalla de Sitges 2022 ya está cargada, ¡todo listo para jugar!
Seven Chances presenta su programación
De nuevo, con el objetivo de seguir descubriendo y reivindicando títulos que han pasado de puntillas por el canon del género fantástico, la Asociación Catalana de la Crítica y la Escritura Cinematográfica (ACCEC) y el Sitges – Festival Internacional de Cine Fantástico de Cataluña han seleccionado siete películas que serán presentadas por miembros de la asociación.Abriremos Seven Chances con un film de Jesús Franco, Faceless (Los depredadores por la noche), protagonizada por la nuestra Premio Nosferatu de este año: Brigitte Lahaie, todo un mito del cine erótico y fantástico europeo de los 70 y 80. Antes de entregarse definitivamente a derivas cada vez más radicales, Franco dirigía a finales de los ochenta su última gran aportación a cierto tipo de cine fantástico europeo que empezaba a agonizar. Con la vista puesta en los Yeux sans visage de Georges Franju, el cineasta madrileño urdía una macabra intriga sobre un cirujano obsesionado con recomponer el rostro desfigurado de su hermana.
Recientemente restaurada por el American Film Archive, y proyectada en el llamativo ciclo de cine fantástico que el MoMA de Nueva York ha ofrecido este verano, The Velvet Vampire se puede consideras la primera película de terror dirigida por una mujer. Stephanie Rothman tuvo que rechazar un par de encargos de Roger Corman para lanzarse a una puesta personal que narra el embrujo de un joven matrimonio a manos de una vampira centenaria. Menospreciado en su día, el film resignificaba en clave femenina y subversiva los códigos del género vampírico.
El hongkonés Johnnie To no tendría que necesitar presentación en Sitges. Avanzándonos al treinta aniversario de The Heroic Trio, el primero de sus films emblemáticos, estrenado en 1993, lo recuperamos para poder disfrutar en pantalla grande de este vibrante e imaginativo delirio de acción capitaneado por tres mujeres temibles — Michelle Yeoh, Anita Mui y Maggie Cheung —, tres heroínas que descubrirán lo que las une a raíz de una trama de secuestro de bebés.
El año pasado nos dejaba Joaquín Romero Marchent, de quien hace un par de años descubrimos Manos torpes. El mayor exponente ibérico del eurowestern vuelve a Seven Chances: lo despedimos de la mano de Condenados a vivir, quizá el más crudo y sangriento de sus films, durante el cual acompañaremos a un grupo de condenados a muerte en su calvario atravesando el Pirineo aragonés, donde se rodaron los exteriores de la película. Quentin Tarantino es fan declarado de esta película, que es casi un slasher bajo la nieve.
A menudo eclipsado por otros cineastas con más prestigio internacional, Masahiro Shinoda fue uno de los grandes nombres de la nueva ola japonesa, la de Oshima, Imamura o Seijun Suzuki. A Demon Pond, que se exhibió cuidadosamente restaurada en el Festival de Cannes de 2021, nos transporta a un pueblecito entre montañas que vive atemorizado por la leyenda del dragón que vive en el fondo de un estanque. Partiendo de una obra de teatro kabuki de Kyöka Izumi, un escritor muy ligado al fantástico y a las atmósferas surrealistas, Shinoda da forma a una arrebatadora fábula de amor tráfico.
El artesano Maurizio Lucidi también comenzó su carrera haciendo spaghetti westerns, peplums y películas bélicas, pero sería el insólito giallo La vittima designata, su única incursión en el subgénero, el que se convertiría con el tiempo en una pieza de culto. Esta tensa revisión de Extraños en un tren de Hitchcock nos ubica en una Venecia decadente donde un extravagante conde, interpretado por Pierre
Clémenti, lía a un ambicioso hombre de negocios con el rostro de Romas Milian para llevar a cabo un intercambio de asesinatos. Y para acabar, toda una joya, muy poco vista, de la animación europea: Gandahar, el último largometraje de René Laloux, autor de la fundamental El planeta salvaje. Después de trabajar con artistas como Roland Topor o Moebius, Laloux se asoció con el dibujante francés Caza para llevar al cine una novela del escritos de ciencia ficción Jean-Pierre Andrevon. Este relato de aventuras fantásticas nos muestra una civilización idílica, que no ha conocido el horror de la guerra y se ve abocada a enfrentarse a una amenaza proveniente de un futuro remoto. Estas son las Seven Chances de Sitges 2022. Siete oportunidades únicas de recuperar obras singulares, a menudo arrinconadas por las circunstancias o paso del tiempo, que demuestran que en la inabarcable constelación del fantástico aún hay mucho por explorar.
Selecció Seven Chances 2022
Faceless (Los depredadores de la noche) (Jesús Franco, 1988), presentada por Carlos Losilla The Heroic Trio (Dung fong sam hap) (Johnnie To, 1993), presentada por Violeta Kovacsics La vittima designata (La víctima designada) (Maurizio Lucidi, 1971), presentada por Javier Parra The Velvet Vampire (Stephanie Rothman, 1971), presentada por Marga Almirall Demon Pond (Yashagaike) (Masahiro Shinoda, 1979), presentada por Mariona Borrull Condenados a vivir (Joaquín Romero Marchent, 1971), presentada por Alejandro G. Calvo Gandahar (René Laloux, 1988), presentada por Iván Pintor
‘Hasta los huesos: Bones and All’, de Luca Guadagnino, clausurará Sitges 2022
Cuatro años después de inaugurar el 51º Festival de Cine de Sitges con su versión de Suspiria, Luca Guadagnino será el encargado de cerrar esta 55ª edición el sábado 15 de octubre. El realizador italiano vuelve a rodearse de un reparto recurrente de actores, entre los que figuran Timothée Chalamet, Chloë Sevigny y Michael Stuhlbarg, junto a la estrella emergente Taylor Russell y el veterano Mark Rylance, para contar este drama basado en la novela homónima de Camille de Angelis. Hasta los huesos: Bones and All, será distribuida internacionalmente por Warner Bros Pictures y se estrenará en España el 25 de noviembre de 2022.
Ambientada en los Estados Unidos de los años 80, Hasta los huesos: Bones and All cuenta la historia del primer amor entre Maren (Russell), una joven que está aprendiendo a sobrevivir al margen de la sociedad, y Lee (Chalamet), un vagabundo apasionado y privado de sus derechos, que se encuentran y se unen para emprender juntos una odisea de miles de kilómetros que los lleva por carreteras secundarias y pasadizos ocultos de la América de Ronald Reagan. A pesar de sus esfuerzos, todos los caminos los devuelven a sus aterradores pasados y a una batalla final que determinará si su amor puede sobrevivir a su otredad. David Kajganich, que colaboró con Guadagnino en Suspiria y Cegados por el sol, ha escrito el guion de esta historia de fantasía sobre el amor en tiempos difíciles, mientras que dos compositores consagrados, Trent Reznor y Aticuss Ross han compuesto la banda sonora. Chalamet, nominado al Oscar, vuelve a colaborar con el director italiano cinco años después de la memorable película Call Me by Your Name. En esta ocasión, a Chalamet le acompaña Taylor Russell, que ganó el premio a la Mejor Actriz Emergente en el Festival de Cine de Venecia. Completan el reparto Stuhlbarg (La llegada, La forma del agua, Lincoln), Rylance (Dunkerque, Ready Player One), André Holland (Moonlight, Viudas) y Sevigny (We Are Who We Are, Zodiac). Además del premio para Russell, Guadagnino ganó el premio al Mejor Director en la competición italiana, lo que confirma el enorme éxito que tuvo la película en su estreno.

Taylor Russell (left) as Maren and Timothée Chalamet (right) as Lee in BONES AND ALL, directed by Luca Guadagnino, a Metro Goldwyn Mayer Pictures film.
Credit: Yannis Drakoulidis / Metro Goldwyn Mayer Pictures
© 2022 Metro-Goldwyn-Mayer Pictures Inc. All Rights Reserved.
El Festival de Sitges cuenta, un año más, con la mejor selección de cortometrajes de género fantástico
Las propuestas de duración reducida también tienen hueco en la parrilla del Festival. Los espectadores de Sitges podrán disfrutar de alrededor de sesenta cortometrajes plagados de ideas explosivas y conceptos concentrados y directos. Así, el festival reivindica no solo este formato, que a menudo sirve de punto de partida para futuros directores de exitosos largometrajes, sino a aquellos cineastas que han labrado su carrera artística principalmente en este ámbito, como Claude Luyet o SAM.
Una figura fundamental del cine de género español como Jaume Balagueró dará el pistoletazo de salida a esta edición 28 años después de que alzarse con el Premio a Mejor Cortometraje con su primer trabajo, Alicia. Carlos Vermut también presentará este año su cuarto filme trece años después de que su primer corto, Maquetas, sorprendiera al público de Sitges. Desde siempre, el festival ha impulsado y acogido a este formato, que agudiza el ingenio de sus creadores y que este año contará con la presencia tanto de jóvenes promesas de la dirección como de cineastas ya experimentados. La Sección Oficial Fantàstic a Competició ofrecerá, en este sentido, un surtido variado de manifestaciones artísticas, todas ellas portadoras de una sensibilidad especial con respecto al género fantástico. Podemos encontrar discursos sobre el mundo contemporáneo en New Babylon, de Gideon Van der Stelt, una distopía futurista sobre el individualismo; en Hantu, de Kim Kokosky Deforchaux, un acercamiento a la herida colonial todavía presente en nuestra sociedad, y en Ding-Dong Challenge, de Sang-hoon Ahn, un comentario acerca de la generación Z y el mundo virtual no tan distinto del de Creator, de André Leblanc.
También se podrá disfrutar de diferentes encarnaciones del asesino, como el perro de Good Boy, sexto corto de Eros V; la sirena de Mermaid Killer, dirigida por Israel González y Joel Codina, o el sádico juego de Reptile, de Jordan Giusti. Asimismo, contaremos con premisas bizarras (The Newt Congress, de Matthias Sahli & Immanuel Esser), propuestas experimentales desde el punto de vista formal (From Beyond, de Fredrik S. Hana), e incluso atrevidas fusiones entre géneros, como ocurre entre la distopia futurista y el western en The Ballad of Maddog Quinn, de Matt Inns, o entre la ciencia ficción y el cine de zombies en Zombie Meteor, de José Luis Farias y Alfonso Fulgencio. Además de por esta última, el panorama nacional contará con nombres ya habituales de Sitges. SAM, que en la edición del año 2020 presentó Rutina: La prohibición, nos brindará Paralelos, su noveno cortometraje. Por otro lado, Daniel Padró presentará su quinto corto, Psicario; Joseph Díaz mostrará su terrorífica The 6 Relics of Helena Mason; Iván Villamel nos brindará La nueva, e Ignacio Malagón nos introducirá en el ritual pagano de Ad Inferos, entre muchas otras.
La sección Anima’t será, de nuevo, una inapelable demostración de la buena salud de la que goza el cine de animación, incluyendo tanto a cineastas emergentes como a cortometrajistas de larga trayectoria. En el segundo grupo recaen veteranos como Claude Luyet, que presentará Lucky Man; Anna Solanas y Marc Riba, que con 18 años de carrera a sus espaldas mostrarán este año El matí del señor Xifró; Alain Fournier, que ofrecerá una adaptación un relato de H.P. Lovecraft titulada The Temple, o el húngaro Balázs Turai, cuyo corto, Amok, llega a Sitges tras triunfar en numerosos festivales europeos. Noves Visions albergará las propuestas más intrépidas del formato. La salud mental, tema recurrente en la ficción contemporánea, estará presente con Nau, segundo corto de Renata de Lélis, y Waving, en la que Rolfin Nyhus y Steven Brumwell pretenden concienciar sobre el Trastorno Obsesivo Compulsivo. Gonzague Legout aportará el toque art-house con Il y a beaucoup de lumiere ici, filmada en un cegador blanco y negro analógico, mientras que Holiday, de Laura Guerricaecheverría, nos imbuirá en su atmosfera sobrenatural.
La sección Brigadoon tampoco es ajena al pequeño formato. Entre sus más de cuarenta trabajos se encuentran ocho cortometrajes que deleitarán al público de Escorxador: Scooter, de Chelsea Lupkin; I call upon thee, de Michael Anthony Kratochvil; El semblante, de Raul Cerezo y Carlos Moriana; Nu, de Olivier Labonté LeMoyne; Paura: La notte di Evelyn, de Tommaso Ottomano; L’armadio (The Closet), de Matteo Macaluso; La ceremonia, de Isaac Berrocal Bravo, y Seaborne, de Dylan Ashton.
Por último, la sección Premios SGAE Nova Autoria, que el Festival de Sitges organiza junto a la SGAE y la Fundación SGAE, a través del Consejo Territorial de la SGAE en Catalunya, contará con la participación de trece trabajos de distintas escuelas de cine y universidades de la comunidad autónoma. Estos son los títulos: Agoraphobia, de Carla Carreras Palau; El balneari, de Max Sorribas y Eloi Román; Encantado de conocerte, de Maddi Sánchez; Frío polar, de Albert Perdices; Invisible, de Javier Vargas; Mira niño, de Sergio Avellaneda; Ningú ho podrà creure, de Héctor Medrano; No et preocupis, de Àlex Mateu; Piedra; papel; tijera, de Diego Acosta; Sucio, de Iván Sitz; Sweet Side, de Albert García Boté; Tornar a casa, de Ariadna Pastor y Wellness, de Núria Gebellí, Maricella Vilca, Diego Véliz y José Javier Castro. Así, el festival ratifica un año más su compromiso con los creadores novel, que representan el futuro más inmediato de la industria del cine.
‘Alegrías Riojanas’ de Velasco Broca tendrá su premiere mundial en el Fantastic Fest y su estreno nacional en Sitges
El cortometraje Alegrías Riojanas de Velasco Broca (ganador del Festival de Málaga2017 con su anterior trabajo Nuestra amiga La Luna) tendrá su première mundial en la próxima edición del Fantastic Fest, que se celebrará entre el 22 y el 29 de septiembre de 2022 en Austin, Texas. Se trata delmayor festival de Estados Unidos de cine de los géneros de fantasía, ciencia ficción, terror y acción.Y solo una semana después, el film tendrá su estreno nacional en la 55.ª edición de la Semana Internacional de Cine Fantástico y de Terror de Sitges –Festival Internacional de Cine Fantástico de Catalunya– ,que se celebrará entre el 6 y el 16 de octubre. El certamen catalán es el primer festival de cine fantástico del mundo, tanto por su veteranía como por su impacto mediático e industrial.Regresa así uno de los cineastas más personales del panorama cinematográfico nacional, conocido por su trilogía de cortometrajes Echos der Buchrücken (2000-2007) o Nuestra amiga la Luna (2016), y lo hace con una nueva propuesta cinematográfica inspirada en la literatura folletinesca y con claves visuales del universo del cine de misterio de los años 50, del cómic belga y del Tarot de Marsella.
Rodada en B/N, 16 mm, en italiano y español, con una duración de 28 minutos, este cortometraje se estrena después de haber ganado el Focus WiP (Work in progress) de Cannes Court Métrage.El futuro testamento, actualmente en fase de desarrollo y seleccionado para participar en los foros FanPitch del Festival de Sitges 2022 y Abycine Lanza en el XXIII Festival de Cine de Albacete. Un largometraje que presenta múltiples conexiones con Alegrías Riojanas, tanto a nivel visual como de contenido.
El film se presenta como una precuela del esperado primer largometraje de Velasco Broca,Alegrías Riojanas presenta a un oftalmólogo que ve interrumpida su confesión cuando el sacerdote que le atendía parte de urgencia, al descubrir que están espiados con micrófonos en su propia iglesia. Pospuesta su absolución, decide volver a su consulta pero por el camino es fatalmente arrollado por un coche. A partir de ese momento, su alma inmortal será arrojada a un purgatorio de aspecto medieval poblado de grotescas criaturas. ¿Será capaz de recordar que la perla está oculta en el abismo y el sol permanece en la perla?
Rodado entre 2020 y 2021, en plena pandemia, en extraordinarias localizaciones de La Rioja (Iglesia de San Bartolomé de Logroño, palomares de Nalda, Castillo de Clavijo, cuevas de Herce, Fortaleza de Castañares y la Ermita de Viguera), Alegrías Riojanas cuenta con un elenco formado por Juan Antonio Herreruela, Ramón Churruca, Fernando Moreno, Rafael Alberola, Bárbara Mingo, José Luis Pérez Santiago, Nerea Revilla y Vicenta González Jiménez.
El director de este cortometraje afirma que «esta pequeña fábula nos transporta a un mundo predigitalizado, donde el futuro todavía podía encararse con cierta curiosidad, optimismo y asombro. Nuestra esperanza es que cuando los espectadores aterricen en sus butacas, puedan conservar en su mano un pedacito de él; aunque sólo sea para enseñárselo como curiosidad a un amigo o para guardarlo en su tarro de cristal de consuelos”.
Escrito por Velasco Broca y Lucía Moreno a partir de una idea original de Velasco Broca y Jesús Sáenz de Pipaón, y dirigido y montado por Velasco Broca, el film cuenta con dirección de fotografía de Isabel Ruiz Ruiz; sonido directo de Luca Rullo y diseño de sonido de Roberto Fernández; Dirección de Arte de Pedro Muñoz; Arte Conceptual del artista riojano Mariano Espinosa; Salvador J. Boluda es el encargado de FX físicos y Jorge Torrens firma los VFX. Eduardo Carneros, Velasco Broca y Cormac Regan son los productores ejecutivos; Luis Alberto Cabezón, Ángel Daniel Íñiguez y Rubén Gabriel Íñiguez son productores asociados; Eduardo Carneros es el productor. ALEGRÍAS RIOJANAS es una producción de Euskadi Movie AIE en asociación con Setpoint Locations y Producciones Anafilaxis. Cuenta con la financiación del ICAA, el patrocinio del Gobierno de La Rioja y el apoyo de La Rioja Film Commission.
Velasco Broca es cineasta, montador y profesor de Estética cinematográfica. A medio camino entre el género fantástico y el cine de autor, su trabajo audiovisual (2001-2022) ha participado en festivales internacionales como Cannes (Quinzaine des Reálisateurs), Locarno, Sitges, Slamdance, BAFICI, Torino, Anthology Film Archives, Stockholm, Amiens o el Festival de Cine Fantástico de Málaga, habiendo ganado más de 20 premios. Su último cortometraje es Alegrías Riojanas (2022), En la actualidad, prepara su primer largometraje: El futuro testamento.
‘El umbral’ de Javier Carneros tendrá su estreno mundial en el Festival de Sitges
El cortometraje El umbral de Javier Carneros Lorenzo tendrá su estreno mundial en la 55.ª edición de la Semana Internacional de Cine Fantástico y de Terror de Sitges –Festival Internacional de Cine Fantástico de Catalunya– , que se celebrará entre el 6 y el 16 de octubre.
Protagonizada por Carolina Lapausa (Los europeos, Zipi y Zape y la isla del Capitán) y Nico Romero (La Fortuna, Veneciafrenia, Antidisturbios), la ópera prima Javier Carneros Lorenzo recurre al género de terror clásico para poner el foco en la doble moral de la pequeña burguesía bienintencionada. Para ello, Carneros presenta la historia de un monstruo de mantas andrajosas que puede convertirse en el adalid de la justicia poética contra el ciudadano acomodado que mira para otro lado ante la lacra de la indigencia. Rodado en Madrid en noviembre de 2021, y con una duración de 16 minutos, El umbral cuenta con dirección y guion de Javier Carneros Lorenzo; dirección de Fotografía de Jon Domínguez (El Hoyo); dirección de Arte de Mónica de la Fuente (Sordo) y Ana Palazón (30 monedas, Terminator: Dark Date); y montaje de Raúl de Torres (Vergüenza). Zaida Jiménez de Pedro es la diseñadora de «la criatura». Helen Martí, Urko Errazquin (La Fortuna, Lo dejo cuando quiera) y Javier Carneros Lorenzo son los productores. Menos Doce dB (La Abuela, Regression) son responsables del sonido, y Twin Pines (La Fortuna, La Peste), de los efectos digitales. Vicente Ortiz (La tribu) firma la música. Agencia FREAK se encarga de la distribución.
Sinopsis:
Mery y Óscar, una pareja, encuentran una mañana a un vagabundo en el rellano de su céntrico piso de Madrid. No saben muy bien qué hacer. Se debaten entre ayudarle directamente o llamar a una ambulancia para que se lo lleven de ahí. Mientras este dilema tan burgués sobrevuela sobre sus cabezas, el vagabundo, revelado ya como una criatura informe y voraz, conseguirá entrar en su hogar y amenazar no solo la integridad de la pareja, sino el bienestar que con tanto recelo suele atesorar la clase media.
El director de este cortometraje explica que «nuestros protagonistas, Mery y Óscar, son individuos de una sociedad acomodada, que viven en la rueda del día a día —duerme, trabaja, repite— y donde cada disrupción se resuelve mediante un protocolo, un cauce, una llamada, que te asegura una vida plácida. Todo lo que se salga de esas rutinas es un desafío que nos han enseñado a resolver mirando para otro lado, inculcándonos la idea de que todo el que no gire en esa rueda es un paria. La anestesia va directa a nuestra capacidad de sentirnos culpables, y la última víctima de ese estado de anestesia es nuestra empatía. Nos acercamos a la atalaya social de nuestros dos personajes frente a los desheredados de ese sistema para comprobar hasta qué punto rechazamos implicarnos. Y gracias a las historias de terror podemos jugar a convertir esta situación en un monstruo capaz de lanzarnos al otro lado del umbral de la pobreza, al ostracismo social que creemos ajeno, a purgar esa culpa”.
Javier Carneros Lorenzo comenzó en el mundo del cine como runner en el largometraje Caótica Ana (Julio Medem, 2007) desarrollándose en rodajes de largometrajes como Lo Imposible (J.A. Bayona, 2012) o Promoción Fantasma (Javi Ruz Caldera, 2011) Ha sido productor de Apaches Entertainment participando en la producción de películas como, Verónica (Paco Plaza, 2017), La Llamada (Javier Ambrossi, Javier Calvo, 2017), Oro (Agustín Díaz Llanes, 2017), Toro (Kike Maíllo, 2016), Gente en sitios (Juan Cavestany, 2013), entre otras. En los ultimos años como director de Márketing freelance ha trabajado en campañas de filmes para Telecinco Cinema como Way Down (Jaume Balagueró, 2021), Lo dejo cuando quiera (Carlos Therón, 2019), Si yo fuera rico (Álvaro Fernández Armero, 2019) o Superlópez (Javier Ruiz Caldera, 2018), así como para RTVE con Maixabel (IcÍar Bollaín, 2021) y Bajo el mismo techo (Juana Macías, 2019), entre otras. Recientemente, ha recuperado sus verdaderas pasiones, la escritura y la dirección, que han desenbocado en este primer proyecto de esta nueva etapa.
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