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Finaliza el rodaje del thiller ‘Todos los nombres de Dios’ de Daniel Calparsoro
Daniel Calparsoro (Hasta el cielo, Cien años de perdón) ha rodado en Madrid y Ciudad Real, ‘Todos los nombres de Dios‘ protagonizada por Luis Tosar (Código Emperador, El desconocido) e Inma Cuesta (La novia, La voz dormida). En el reparto también destacan Nourdin Batán, Roberto Enríquez, Antonio Buil, Patricia Vico, Lucas Nabor, Joan Solé y Fernando Cayo.
Sinopsis: Tras un atentado, Santi es tomado como rehén por Hamza, el único terrorista superviviente. Un giro inesperado intercambia los papeles y Santi se convierte en una bomba humana caminando por la Gran Via de Madrid llevando un chaleco cargado con explosivos. Los servicios de inteligencia, emergencia e incluso los medios de comunicación, unirán fuerzas para salvarle la vida en un impresionante despliegue con consecuencias inesperadas.
Todos los nombres de Dios, en palabras de Calparsoro, es «un ‘thriller’ de acción con trasfondo político y social donde los personajes sobresalen de forma poderosa y humana, mostrando tanto su lado dramático como su sentido de la responsabilidad. Una historia de gente al límite, que ya está de vuelta de todo y que una vez más deben recuperar la audacia y el riesgo para seguir adelante«. Una trepidante historia escrita por Gemma Ventura, ha contado con localizaciones como el Aeropuerto de Ciudad Real, la Gran Vía madrileña cortada al tráfico y vacía, el Paseo de la Castellana, el Paseo de Recoletos o la Galería de Cristal de CentroCentro, donde se han rodado espectaculares escenas de acción con la ayuda de la Guardia Civil y las unidades GRS, Tráfico y TEDAX.Todos los nombres de Dios llegará a las pantallas de cine en 2023 de la mano de Tripictures. Tras su paso por salas, la película estará disponible en Prime Video. Latido Films se encarga de las ventas internacionales de la película.
Producida por Todos los Nombres de Dios A.I.E. y coproducida por Tripictures, Second Gen Pictures, Wanda Visión y Fasten Films, con la participación de RTVE, Prime Video y Telemadrid, la financiación del Gobierno de España – Ministerio de Cultura y Deporte – ICAA y con el apoyo de la Madrid Film Office, el thriller
‘Fácil’ un acercamiento en clave de comedia dramática a la diversidad funcional
Creada por Anna R. Costa y producida por Sandra Hermida, Anna R. Costa, Domingo Corral y Fran Araújo, ‘Fácil‘ nos acerca a la vida de cuatro mujeres con diversidad funcional que quieren vivir juntas en un piso de la Barceloneta interpretadas por Natalia de Molina, Anna Castillo, Anna Marchessi y Coria Castillo. El reparto se completa con Bruna Cusí, Martí Cordero, Eloi Costa, Cesca Piñón, Clara Segura, Ágata Roca, David Bagés y Albert Pla, entre otros.
Sinopsis: Después de toda una vida viviendo en distintos centros, cuatro mujeres con diversidad funcional de Barcelona viven en un piso tutelado que tiene vistas a la Barceloneta. Marga, Nati, Patri y Àngels, son cuatro mujeres buscando lo que son en un mundo que ya ha decidido lo que son sin contar con ellas. Su forma de descubrir su independencia comienza a chocar con todas las normas establecidas para ellas, unas normas que tienen que cumplir para seguir viviendo juntas en el piso.
Original de Movistar Plus+, la serie consta de cinco capítulos de media hora de duración que se estrenaran en la plataforma el jueves 1 de diciembre de 2022. Basada en la novela Lectura fácil de Cristina Morales, Fácil es el segundo trabajo de Anna R. Costa tras la estupenda Arde Madrid.
Fácil, al contrario a lo que sucede con otros acercamientos a esta temática, como pudiera ser el largometraje Campeones, poseé una trama plena de autenticidad, que refleja perfectamente y sin edulcorar en demasía, el día a día de un heterogeneo grupo de mujeres con diferentes síntomatologías. Cuatro personajes que exudan realidad y con los que el espectador podrá empatiza y sentirse cercano. También podrá reír, pero sobre todo aprenderá a comprender y conocer a estas personas. Y lo hará en gran parte gracias a que la temática ha sido tratada con naturalidad, sin caer en el sentimentalismo ni la lástima. También por la localización, esa Barceloneta tan popular, tan barrio, con el mar envolviéndolo todo. Pero, por supuesto, el espectador conectará con la serie por la excepcional interpretación, no tan solo de las cuatro protagonistas, de entre las cuales sobresale Natalia de Molina, con un difícil personaje con el que sería fácil caer en la parodia pero que en sus manos, consigue resultar auténtico. Real. Tangible. Y entrañable.
Las cuatro actrices protagonistas consiguen que no veamos en pantalla personas disminuidas, retrasadas, impedidas. Sino, tan solo, a un grupo de mujeres compartiendo piso y enfrentándose a la problemática diaria y que, como todos nosotros, van recorriendo su camino, pero con el problema añadido de tener que solventar unos obstáculos que se encontrarán por su especial condición.
Todo ello en una serie con un guion perfectamente construido en el que predomina la comedia, pero también el drama social pero sin caer en el panfletismo. Un perfecto equilibrio que consigue que en ningún momento decaiga el interés del espectador hacia sus tramas y personajes, ya sean las cuatro protagonistas, como otros tan bien perfilados como los retratados por Bruna Cusí, Martí Cordero, Eloi Costa y un comedido Albert Pla.
En definitiva: muy bien. Así sí.
Ficha técnica ‘Fácil’ es una serie original Movistar Plus+ en colaboración con Destrucción y Salvación. Género: Comedia. Episodios y duración: 5 episodios x 30 minutos. Producción: Sandra Hermida, Anna R. Costa, Domingo Corral y Fran Araújo. Localizaciones: Barcelona. Guionistas: Anna R. Costa y Cristina Pons. Directoras: Anna R. Costa y Laura Jou. Protagonistas: Natalia de Molina, Anna Castillo, Anna Marchessi y Coria Castillo.
Diario de Serendipia en Sitges 2022: Retorno a la normalidad. Quinta cápsula
Serendipia encara, tras el movido fin de semana, una plácida travesía por Sitges que le llevará a su conclusión, eso sí, no sin antes ver muchas películas más, toparse con personalidades y reencontrarse con amigos. Y la jornada comenzará en el emblemático cine Prado.
LUNES 10
Ya les hemos dicho que Serendipia es muy de clásicos en pantalla grande. Es sentimental y se hace mayor, así que, entre tantas novedades y estrenos, se da un respiro y prontito, bien prontito y en primera, primerísima fila (por algo ha preferido comprar la entrada y no aprovechar su acreditación, que le relega al gallinero), se sumerge en el telúrico misterio de Hanging Rock.
Australia, 1900, día de San Valentín, 19 alumnas adolescentes del pensionado Appleyard van de pícnic a Hanging Rock acompañadas por Diane de Poitiers (Helen Morse), joven profesora de lengua y literatura francesa, y Greta McCraw (Vivean Gray), la madura profesora de matemáticas. La única que no lleva un atuendo blanco y primaveral es Greta McCraw. Ella es el espíritu de lo racional, lo científico, opuesto al sensualismo literario que impera en todas las demás. Hora de la siesta, ella es la única que permanece despierta leyendo su libro de problemas. El plano detalle nos muestra que está enfrascada en un ejercicio de geodesia, esa parte de la topografía encargada del cálculo de las alturas sobre la curvatura terrestre. Alza la vista hacia la roca volcánica, que se recorta neblinosa y con los contornos difuminados, como si estuviera midiéndola. Pero su rostro cambia de expresión como si hubiera descubierto algo que va más allá de la ciencia, justo allí donde la matemática se convierte en magia, donde la topografía se vuelve contacto con lo telúrico.
Picnic at Hanging Rock es una película preciosista que se detiene en los detalles con exquisita sutileza, detalles a los que hay que estar atento para descubrir el misterio que nos relata. Basada en la novela homónima de Joan Linsayd, este segundo film de Peter Weir ya contiene sus marcas de autor: la aparición de personajes que no pertenecen a un determinado mundo, los cuales se harán presentes en él y nada volverá a ser lo mismo; y su depurada puesta en escena que favorece esa su capacidad tan personal de insinuar lo intangible. En esta ocasión ese personaje catalizador es el propio paisaje, la propia roca que se eleva libre sobre el encorsetamiento victoriano. Temido por los aborígenes, los burgueses australianos buscando parecer cuánto más ingleses, mejor, pretenden hacer de Hanging Rock un paraje próximo a la campiña británica, ignorando así el verdadero carácter de la naturaleza australiana. A Weir ese contraste entre lo salvaje, ignorado a toda costa, y la autoimposición de conductas puritanas, le sirve para retratar un tema que volverá a retomar años más tarde en El club de los poetas muertos (Dead Poets Society, 1989): la represión como modo de despojar al individuo de sus capacidades para convertirlo en una pieza del engranaje sin voluntad de rebelión. Y más allá, represión que deja a la muerte como única salida para los que son disonantes, distintos.
En Picnic at Hanging Rock se juega con el lenguaje de los volúmenes: los curvos que definen lo natural, los rectilíneos que caracterizan al ambiente victoriano del pensionado; como si lo recto hubiera de domesticar lo curvo que hay dentro de cada una de las adolescentes. Esa rectitud hierática que representa a Mistress Appleyard (Rachel Roberts), la directora, capaz de reducir al silencio a las bulliciosas muchachas cuando les dicta las últimas indicaciones para comportarse según corresponde a señoritas de su clase. La formación geométrica con la que se despiden de su directora contrastará con los círculos que formarán los corros de jóvenes, abandonadas a la poesía en ese locus amoenus que es la zona de pícnic. Lo recto excluye lo vital, la intensidad del sentimiento y Mistress Appleyard se cree en el deber de enderezar cualquier cosa que consideré torcido, como la joven Sara (Margaret Nelson) a la que vemos atada “por su bien” en la clase de danza. Sara es una huerfana cuya permanencia en el centro se ve amenazada por el descuido con el que su tutor se retrasa en el pago de las cuotas. Ella es el elemento extraño, pertenece a otra clase, a la vez que su alma poética se rebela contra la disciplina de los estudios. Sobre Sara volcará Mistress Appleyard su ansía de dominio cuando su escuela se ve tocada por el escándalo, la viuda se aferra a lo poco que queda de su poder y la presiona y humilla hasta llevarla al suicidio. Ese será el fin de la institución, la naturaleza habrá vencido de nuevo al afán por encauzarla aunque haya tenido que liberarse a través de la muerte.
Mistress Appleyard confiaba tanto en Greta McCraw, por su frialdad matemática, por ser lo más parecido a un principio masculino en el seno de ese universo femenino que es el pensionado. La última vez que fue vista Greta fue cuando se encaminaba a la cima sin su vestido, ataviada únicamente con la ropa interior. Ese es el episodio central del film: cuando tres alumnas y la Señorita McCraw desaparecen en la roca. Hacia las tres de la tarde, tres de las chicas mayores pidieron permiso a la profesora de francés para explorar la roca. Las tres jóvenes -Irma Leopold (Karen Robson), Marion Quade (Jane Vallis) y una muchacha a la que se recuerda simplemente como Miranda (Anne-Louise Lambert)- tenían todas diecisiete años y destacaban por ser sensatas y responsables. Tras un breve comentario entre los adultos (durante el cual se observó que los relojes de Ben Hussey y de miss McCraw se habían parado a mediodía), se acordó dejarlas ir. Posteriormente dieron también permiso a Edith Horton (Christine Schuler), una chica más joven, de catorce años, para acompañarlas. Se advirtió a las cuatro que no subieran demasiado por la roca, que procuraran evitar los riscos, cuevas y precipicios, y que tuvieran cuidado con las serpientes, arañas y otros bichos peligrosos.
Y las jóvenes ascienden hacia esa roca volcánica de 150 millones de años. Miranda, esa Venus de Boticceli cierra la expedición, pero ella es el centro. Virgen del amor conduce a sus compañeras a la ascensión hacia el misterio. La montaña es un símbolo cósmico y representa, a la vez, el centro y el eje del mundo. Vista desde lo alto, se percibe como el punto de una vertical en el centro del mundo. Vista desde abajo, es también el eje del mundo, pero en el sentido de una escala, de una pendiente que hay que subir. Sus puntas escarpadas insinúan rostros, el magnetismo que rezuma (los relojes se han parado a las doce del mediodía por ese campo magnético) abduce a las muchachas, sólo Edith queda al margen del influjo y pronto se separará del grupo. Las demás van liberándose progresivamente de las prendas que las encorsetan a los principios del puritanismo victoriano. Su viaje va del puritanismo a la pureza, a la comunión con la inocencia de lo natural. Y ese flou que usa Weir produce una perenne sensación de neblina que las hace parecer etéreas en ese despertar sexual que las lleva a la fusión con lo telúrico.
La sabiduría cinematográfica de Weir crea la atmósfera de misterio, o mejor sería decir de encuentro con lo mistérico: esos travellíngs circulares que las acompañan en el último tramo de su ascensión; las transparencias recortándose a contraluz; los contrapicados de la roca y las muchachas; el trabajo de sonido centrado en el ulular del viento y que tiene un perfecto contrapunto en la flauta de pan que ejecuta la banda sonora; los ralentís que las convierten en ninfas dispuestas a entregarse a los orígenes naturales, a abandonar la hipocresía de una moral que las anula. Flotando como en un sueño nos las muestra el último plano en que las vemos, para desaparecer después hacia el seno de la roca. Viaje de los pináculos fálicos a la inmersión en la cueva, madre del ser. La montaña está unida al ombligo del mundo y, en este caso, evoca la fecundidad de la Madre Tierra. La rebelión de lo femenino, de lo sensual, se ha consumado y la inexplicada desaparición de las muchachas conduce a la ruina a Mistress Appleyard y sus métodos castradores. La aparente irrealidad derrota a la que parecía aplastante realidad.
Y a continuación, en ese mismo entorno, ideal para dejar pasar la magia, Serendipia se sumerge en las Unicorn Wars (Alberto Vázquez), una fantasía de animación nada inofensiva, con toques de comedia pero también con un mensaje para tomar muy en serio. Unicorn Wars fue una de las apuestas fuertes del festival de Sitges pues, además de tener más pases, o al menos así nos lo pareció, participó en dos secciones: Oficial a competición y Anima’t.
Los vídeos de perretes y gatetes siempre son tendencia, signo de nuestro tiempo y nuestra vocación de escapismo, los japoneses tienen una palabra para aludir a todo aquello que nos transporta al mágico mundo de colores que prometía Walt Disney: kawaii. La palabra kawaii es una de las más usadas por los japoneses en la actualidad. Expresa una sensación de cierta alegría e ilusión y no solo se usa para describir a bebés o animales, sino que también se aplica a ropa, artículos de decoración y hasta dulces. Los unicornios y los osos amorosos pertenecen por derecho propio a ese universo. Pero Alberto Vázquez tensa los hilos e invierte los términos llevándolos al reverso amargo de lo agradable y naif. Unicorn Wars busca al espectador adulto con una fábula antibelicista que no repara en sangre para mostrar el absurdo de la guerra, el adocenamiento de la sociedad, el abuso de los poderes fácticos (militares, religiosos) y su política de (necesarios) daños colaterales, para mostrar, en suma, aquel Horror del que hablaba el Coronel Kurtz. En las manos del director gallego se entretejen los mimbres de Bambi, con gotas de Apocalypse Now, La chaqueta metálica e hilos del Capítulo 4 del Génesis, y el resultado es una cinta de animación llamada a perdurar entre las creaciones memorables del género. Por su fondo y por su forma.
Como pasaba con Psiconautas, los niños olvidados, el proyecto empezó siendo cómic y pasó al corto (Sangre de unicornio, de 2013) antes de extenderse como largo. «En el corto veíamos a dos ositos cazando unicornios porque su sangre sabe a arándanos. Era mi forma de acercarme al drama del bullying. Decidí coger ese universo, expandirlo y mezclarlo con el género bélico y una historia religiosa y mitológica», declaraba el director a la prensa. Vázquez pone lo personal e íntimo a la altura de lo general y común, las pequeñas guerras familiares como puede ser la lucha entre dos hermanos por el favor de una madre, son equivalentes a las otras que implican a sociedades controladas por los intereses de las clases dominantes. Y a todo ello le da un tratamiento legendario que sirve, además, para cargar las tintas contra los Mitos Fundacionales bajo cuyo paraguas se ampara el poder para perpetuarse.
Unicorn Wars es un producto maduro que va mucho más allá del chiste de enfrentar ositos contra unicornios. Como bien señala el especialista Adrián Encinas, «es una filigrana de una calidad artística muy por encima de lo común. Un deleite para la psique y la retina donde la visceralidad sanguinolenta y el inmaculado amor por la naturaleza forman un todo perfectamente hilvanado«. Toda una reflexión sobre el combate entre lo silvestre y lo adocenado, lo matriarcal y lo patriarcal. Una denuncia y un canto, que no deja demasiada esperanza, que ha requerido un gran esfuerzo de trabajo: 6 años de proceso, más de 250 profesionales, 1.453 planos, más de 50 personajes y 124.515 fotogramas son algunas de las cifras de este universo imaginado por Alberto Vázquez. Uno de los principales retos en la animación de esta película, ha sido la convivencia de la animación tradicional con la animación 3D para los personajes de los unicornios. Como apuntaba su director: «Casi toda la película es animación tradicional. Lo distinto son los unicornios, pero incluso estos los acabamos repintando por encima para que parecieran hechos a mano. Las 3D nos han solucionado el problema de hacer una batalla con treinta caballos en cámara. ¡Animar caballos no es fácil!». Alberto Vázquez también ofreción una charla, enmarcada en la sección Sitges Industry, en la que contó todos los secretos de su película:
Y tras este pequeño oasis de mágia, Serendipia retorna a la realidad y, ¿qué mejor manera de hacerlo que metiéndose una buena dosis de adrenalina con un thriller realizado, nuevamente, en Corea del Sur? Pues eso, ni más ni menos, es lo que es Emergency Declaration (Han Jae-rim), un producto semejante a aquellas cintas de catástrofes aéreas que se pusieron de moda en los cines de mediados de los 70 pero que, pasada por el tamiz surcoreano, se convierte en una experiencia casi física. Cine de catástrofes aéreas pero, como no podía ser de otro modo, revisado al alza por la pericia coreana para la acción, y por su sello pospandémico, porque aquí el terrorista de turno perseguirá aniquilar al pasaje y a la tripulación de un vuelo desde Seúl a Hawai, por puro placer extremo, inoculando un peligroso virus para el que no hay todavía antídoto. Se vivirán situaciones que nos recordarán vivencias recientes, los confinamientos (aquí limitados a dividir el avión en dos zonas, la limpia y la contaminada), las histerias de algunos, las disquisiciones éticas y una cierta justificación de la política de Covid Cero, hay un momento en la cinta en la que los supervivientes deciden no aterrizar para evitar que el contagio se extienda en tierra y sean responsables de la muerte de sus seres queridos y sus compatriotas. Pero Emergency Declaration no es únicamente un drama y una intriga aérea, es un trhiller en toda regla porque la investigación en tierra comparte protagonismo con lo sucedido en los aires. Un thriller que pronto deja de englobarse en la categoría de clásico para merecer de pleno la clasificación de psicológico.

(Foto: Sitges Film Festival)
Lo peculiar de la trama es que el asaltante no persigue negociar, sabe que va a morir víctima de su propio ardid, el problema no es, pues, lidiar con el terrorista, sino lidiar con los pasajeros y los enfermos mientras se intenta aterrizar la nave. Las preguntas y las dudas de la gente, donde el miedo y las posibles repercusiones, tanto legales como morales y económicas, entran en juego, son las ánimas que vertebran la tensión. Porque, ¿Qué pasaría si el avión aterriza y el virus se expande? ¿Qué vale más, las vidas de un grupo limitado de pasajeros, victimas cuantificables y reales? ¿O las de todos los demás seres humanos, posibles victimas futuras? No faltan voces críticas que ven en todo esto una utilización oportunista del miedo real que la pandemia nos ha hecho sufrir, pero en su descargo hay que señalar que empezó a rodarse antes de que se declarara la emergencia sanitaria. Esta intriga, que cuenta con dos de los actores más célebres de la cinematografía surcoreana: Song Kang-ho (Parasite, Memories of Murder) y Lee Byung-hun (Encontré al diablo, A Bittersweet Life), fue un buen colofón para este día atípico, que dejaba a Serendipia listo para la siguiente jornada, en la que habría uno de los platos fuertes del festival.
Despedimos la cápsula recordando que este año se contó, durante muchos de los días de festival, con la presencia de Robert Englund, toda una leyenda del cine de terror. Siempre amable y cercano, siempre dispuesto a posar con los fans y firmar cuanto se le ponga por delante. Englund es un tipo estupendo que también mantuvo el encuentro con los fans que les ofrecemos a continuación (y que pueden subtitular mediante youtube):
Diario de Serendipia en Sitges 2022: Retorno a la normalidad. Cuarta cápsula
DOMINGO 9
Hace mucho, desde sus primeros cortometrajes, que Serendipia sigue la trayectoria de Paul Urkijo, un creador que, ya desde sus inicios, con el cortometraje Jugando con la muerte (2011) y, más tarde, El bosque negro (2015), demostró que tenía algo especial que le hacía destacar: un oscuro sentido del humor, sí, pero también una forma de tratar el cine de género totalmente propia, por personal y por autóctona. Errementari (2017), su primer largometraje, confirmó su rico universo particular, un imaginario que volvió a desplegar en su exitoso (y terrorífico) corto, Dar-Dar (2020) y que ha consolidado en su segundo largo, Irati, que presentó en este, su festival. En esta, su casa.
Irati es una fantasía telúrica de espada y brujería con toques sobrenaturales y sabor a leyenda, que se desarrolla en unos bellos parajes, tan salvajes como los guerreros que protegen sus territorios. Folklore vasco, magia, sortilegios y brujería se mezclarán con los habitantes del bosque, que conformarán una alianza entre el paganismo de Irati (Edurne Azkarate) y el cristianismo de Eneko (Eneko Sagardoy), dos auténticas fuerzas de la naturaleza en lucha contra un enemigo común. Rodada en ocho semanas, Irati reúne el culto a la diosa madre y el folklore vasco, con el euskera como lengua, y la sabiduría popular, que Paul Urkijo ha mamado desde su infancia. Un euskera musical, con una rima que se pierde en la traducción y unos escenarios naturales que forman parte de la memoria sentimental del director, lejos de absurdos cromas. Como defendió, «estás ahí y es de verdad: en las entrañas de la naturaleza«. Y allí traslada también al espectador con Irati.
Fue la cinta más aplaudida por crítica y público, contagiados todos por el entusiasmo de Urkijo y su equipo, que han realizado un esfuerzo magno, pero también deslumbrados por esta pieza de orfebrería, cuya épica y belleza perduran en la memoria del espectador bastante tiempo después de haber abandonado sus paisajes.

Paul Urkijo y Edurne Azkarate, director y protagonista de ‘Irati’ (Foto: Serendipia)
Después de la magnífica cinta de Paul Urkijo, Serendipia sintió que todo lo que viera durante la jornada, por decepcionante que fuera, le sentaría bien, pues ya habría valido la pena madrugar tan solo por disfrutar del film del realizador vasco. Pero no, la jornada no tuvo nada que lamentar, al contrario, brindó más momentos inolvidables. Incluso algún episodio de esos tan anómalos que dejan estupefacto. No adelantemos acontecimientos, vayamos paso por paso.
Tras la rueda de prensa del equipo de Irati, Serendipia se quedaría para la siguiente, ni más ni menos que con Dario Argento, que además de recibir el Golden Honorary Award del festival, presentaba la película Occhiali neri (Dark Glasses), un proyecto comenzado hace 20 años pero que no pudo rodarse entonces por entrar su productor en prisión, lo que obligó al director de Suspiria a embarcarse en otros proyectos cayendo Occhiali neri en el olvido. No ha sido hasta que ahora que, buscando material para la autobiografía de su hija, Asia, apareció el antiguo guion y decidió sacarlo adelante.

El Maestro Argento (Foto: Serendipia)
El director habló de esta intrahistoria de su última cinta, pero también sobre su forma de hacer cine y el estado actual del cine de terror. Explicó como el carácter onírico de sus filmes tiene su origen en la influencia que tuvieron en él las obras de Freud y las de los surrealistas franceses, de los que heredó la escritura automática. Argento hizo una semejanza entre el cine de terror y el mar, con sus olas concretamente, que van renovando el género y cambiando los gustos del público. Y aunque, por ejemplo, unas veces interesa lo oriental y otras lo mexicano, él siempre ha seguido, durante sus 50 años de carrera, su propio estilo y modo de narrar historias, que a su vez ha servido de inspiración para otros. Añadió que el cine fantástico italiano está totalmente muerto y que en su país solo se ruedan comedias. Y, finalmente, explico su experiencia como actor en Vortex (2021) de Gaspar Noé, cinta que le atrajo porque en ella interpretaría a un crítico cinematográfico que escribía libros sobre cine y sueños, dos cosas que él ha hecho en la vida real. También accedió a rodarla porque, el que fuera en su mayor parte improvisada y carente de guion, le recordó la época del cine Neorrealista y, como hijo del mismo, le apetecía homenajearlo.
Al finalizar la rueda de prensa, Serendipia, seguido de otros aficionados, se encaminó hacia el Maestro con su copia en blu ray de Suspiria, su Argento favorito, para que se la rubricara, no sin que antes, divertido, el director italiano comentara al moderador, Ángel Sala: «arrivano gli zombi«.
Felices por haber obtenido el preciado autógrafo, volvemos a las salas. Otra vez al cine. Y es que tenemos cita con un director cuya obra es venerada por un amplio sector del público del festival: Quentin Dupieux. El galo en esta ocasión, además de volver a casa con una Màquina del Temps bajo el brazo en reconocimiento a su labor por el fantástico, presentó dos películas a competición: Fumer fait tousser e Incroyable mais vrai, dos producciones repletas de ese humor y extrañeza características que ha sabido conquistar al fan.
De las dos propuestas, Serendipia tan solo pudo ver la segunda, la normal. Bueno todo lo normal que puede darse en el cine del francés, pues se trata de una fantasía divertida, absurda y surrealista sobre un hoyo escheriano que se encuentra en el sótano de una vivienda unifamiliar por el que al descender se asciende. Se regresa a la planta noble, pero eso no es lo más notable, lo verdaderamente increíble (pero cierto) es que se ha retrocedido unas pocas horas en el tiempo. Toda una máquina del tiempo doméstica que revolucionará la sosegada vida de una pareja en la edad madura, ella entregada al vértigo de poder rejuvenecer, él, menos motivado o más prudente, se mantendrá al margen continuando con su rutinaria vida de corredor de seguros. Relato fantástico y laberíntico como un enlace de Moebius, Incroyable mais vrai es también una comedia corrosiva que explora y cuestiona el exacerbado culto a la juventud de nuestra sociedad, la sobrevaloración de esa etapa asociada a un vigor que tratamos de conservar o reconquistar con denuedo. Dupieux no vacila en exponer sus personajes al ridículo, como es el caso del dueño de la aseguradora que no duda en renovarse implantándose un pene biónico y acabará abocado a todo un sinnúmero de situaciones hilarantes (y humillantes). Pero esta cinta es también un canto al sosiego, una seria reflexión sobre el paso del tiempo en nuestras vidas y una recomendación a aprender a disfrutar de las diferentes etapas y lo que éstas nos ofrecen.
Un Dupieux más comedido, pero siempre ingenioso y amante del bizarre, es el que pudimos disfrutar. Su contención hizo posible que lo que vendría a continuación mereciera el calificativo de surrealista todavía con mayor justicia.
El fenómeno Ummo.
Durante los años setenta, todos los niños (y no tan niños) de España éramos aficionados y «estudiosos» del fenómeno ovni y otros «misterios». Fielmente acudíamos a la cita con nuestro televisor y el programa Más allá, que tan bien conducía el misterioso doctor Jiménez del Oso. Las dosis catódicas dominicales se completaban con revistas como Karma-7 y Mundos desconocidos, que otorgaban un halo de credibilidad científica a todo ello. Raro era el hogar en el que no hubiera una copia de El triángulo de las Bermudas, libro escrito por Charles Berlitz (1914-2003), un escritor de novelas de ciencia ficción, que fue todo un superventas en la época. Por entonces también conocimos el expediente Ummo, en el que se explicaba como en 1966, en Aluche (Madrid), una luz blanca irrumpió en el cielo y un hombre, José Luis Jordán Peña, fue testigo del avistamiento. Se trataba, según él, de una nave «con forma de calabacín» procedente de Ummo, cuyos tripulantes aterrizaron en la Tierra y, adoptando apariencia humana, se integraron en la vida terrícola para extraer todo tipo de información. A cambio, enviaron extensísimas cartas con una valiosa información científica y tecnológica a algunos habitantes de la España de entonces, entre los que se encontraba, naturalmente, Jordán. Así nació Ummo: el mayor caso de ovnis en nuestro país. Un ambiente que retrató fielmente Óscar Aibar en su fantástica Platillos volantes (2003), pero que ahora, en forma de mini serie documental, dividida en tres capítulos de 50 minutos dirigidos por Laura Pousa y Javier Olivera, llega a la plataforma Movistar+.

¡Ya están aquí! (Foto: Serendipia)
Ummo, de la que se ofreció el primer capítulo, es una serie en la que el humor está muy presente. Junto a testimonios y documentos de la época, se pueden ver las declaraciones de periodistas como Juan Ramón Lucas, Andrés Aberasturi o Rosa María Mateo; expertos en el caso como Eduardo Bravo o José Juan Montejo; el director de cine Nacho Vigalondo; Maite Jordán, la hija de José Luis Jordán Peña (y personaje central de esta historia) o víctimas como Mercedes Carrasco, que participan con su testimonio en esta producción que, además de exponer y contextualizar los hechos históricos que rodearon este fenómeno, se acerca al papel que los medios de comunicación tuvieron en su difusión. Y todo ello intercalando también escenas de películas, en su mayor parte comedias, españolas que otorgan al conjunto un aire a lo spanish bizarro.
Todo en un primer capítulo excelente que dejó con ganas de más. Mucho más. Pero para lo que no estaba preparado el espectador era para los sucesos que tendrían lugar durante esa tarde, que se inició con la inquietante, a la par que pacífica, presencia de dos «ummitas» rubios, con ojos azules y reveladores monos espaciales plateados que recorrían la zona de l’Auditori repitiendo, obsesivamente, «Ummo», mientras señalaban el cielo. Incluso se produjo un hecho de lo más divertido cuando los alienígenas se cruzaron con Sebastià D’Arbó. Mientras su señora se hacía una foto con ellos, Serendipia no perdió la ocasión de señalar a los ummitas mientras le decía «¡Ya están aquí!«. Cientos de selfies después, ambos seres se situaron en la puerta de la sala Tramontana, donde recibieron a los espectadores del primer episodio de Ummo. Pero tras finalizar el documental vino el verdadero «espectáculo».

José Luis Jordán Moreno «¡Ummo existe!« (Foto: Serendipia)
Todavía con los títulos de crédito en pantalla, comenzaron a escucharse en la sala gritos de «¡No puede ser! ¡Es mentira! ¡Ummo existe!» realizados por un señor de mediana edad y una señora de origen sudamericano. Ambos fueron invitados a abandonar la sala. Hasta ahí, pensábamos que seguía siendo una estrategia promocional. Pero, al salir y ver que los «ummitas» habían cambiado de semblante y decían que no tenían nada que ver, averiguamos que se trataba de un happening real. Y que estaba protagonizado por José Luis Jordán Moreno, otro de los hijos del primer testigo de la supuesta presencia de ummitas en España que, muy enfadado, avisaba de los problemas legales que podía tener el servicio de streaming al usurpar su propiedad intelectual. Tras «montar el pollo», repartió unos folletos, firmados como «el hijo y coheredero de José Luis Jordán Peña, emisario del planeta Ummo en la Tierra», en los que principalmente pide a Telefónica que no emita el documental por perjuicio a la propiedad intelectual, cuyos derechos dice sustentar, antes de emprender querellas por vía legal. Insistiendo, además, en que todo lo que dice el documental es mentira y que Ummo existe. Lo cierto es que Serendipia pasó un buen rato, ameno y entretenido y el señor Jordán consiguió lo que quería, llamar la atención y ser entrevistado por diversos medios, así como, de manera involuntaria, ofrecer una magnífica promoción a la serie. También hizo el ridículo, pero esa es otra historia
Ya les dijimos que el día estuvo lleno de momentos realmente sobrenaturales…
Y tras este interludio, vuelta al cine para ver la última del día, la producción francesa Les cinq diables (Léa Mysius), protagonizada por Adèle Exarchopoulos, en la que la directora mezcla el drama íntimo, el fantástico y hasta el cine social, con su denuncia al racismo, pues como bien sabe la directora, Léa Mysius, en su país “hay racismo y hay homofobia, y eso se nota por la presencia de la extrema derecha, es una clara prueba de ello, y no solo en Francia o en España, ocurre en todo el mundo”. Compleja y poliédrica, puede parecer más cercana al drama intimista que al fantástico, «el género fantástico me permitía hablar de las obsesiones humanas de una manera lúdica, espectacular y escalofriante», prosigue la directora. «Quería que esta película nos hiciera reflexionar sobre nuestra sociedad, nuestras opciones de vida, nuestras desilusiones, nuestras obsesiones. Lo fantástico es sólo un medio y no un fin». Y, sin embargo, el género es el molde que ha dado entidad a la cinta, sólo al abrazar lo fantástico cuajó de forma efectiva la denuncia implícita en el guion.
El guion se construye como un mosaico sobre la idea de una niña obsesionada por los olores (una pasión que la propia directora cultivó en su adolescencia), con un olfato sobrehumano que le permite distinguir los aromas de cualquier objeto, inanimado o no, con mayor precisión que un perro de presa (toda una ventaja para jugar al escondite con los ojos cerrados), y que es capaz de destilarlos y guardarlos en frascos que ella misma etiqueta. Una niña solitaria de aspecto peculiar y un poco inquietante. Es la pieza central del puzzle como observadora de los movimientos caleidoscópicos del resto de personajes y de las tensiones que ellos generan. Es Vicki la hija mestiza de una familia interracial que sufre bullyng en el colegio por sus rasgos racializados, sobre todo por su frondosa cabellera hirsuta. La vida familiar es apacible hasta que regresa al pueblo la tía paterna. Hasta aquí los mimbres dramáticos. Trenzarlos habría dado pie a una historia común sobre el desarraigo, los prejuicios sociales y los secretos y traiciones que pueden desastabilizar a una familia y a una comunidad entera, pero Les cinq diables ofrece mucho más gracias a haber usado como falsilla para su escritura los renglones de lo fantástico.
Y es que la llegada de su tía hace que el don de Vicki escale un punto más allá. No se trata ya de que aisle los efluvios de sus seres queridos, ya había capturado en secreto el olor de su madre, por quien cultiva un amor salvaje y desmesurado, es que con la presencia del personaje interpretado por Swala Emati su capacidad se desarrolla hasta el punto de poder presenciar lo vivido en el pasado por el resto de personajes. Se establece así una suerte de bucle temporal, paradoja del abuelo incluida. Aunque no haya sido el fin perseguido por su autora, es la dimensión fantástica del relato la que le da brillo y originalidad. Algo que el público de Sitges supo apreciar (contra el pronóstico del propio Ángel Sala, que no siente demasiada simpatía por la cinta).
Con los créditos finales del segundo largo de Léa Mysius, Serendipia deja atrás el fin de semana para encarar una nueva que, sin duda, le traerá más sorpresas y sensaciones. Pero no olviden: ¡Ummo existe!
Diario de Serendipia en Sitges 2022: Retorno a la normalidad. Tercera cápsula
Tras el atracón del segundo día, Serendipia se plantea una jornada más liviana, todo lo cual no significa, ni muchísimo menos, que no tenga actividad, pues le esperan dos ruedas de prensa, un thriller coreano y Jesús Franco/Brigitte Lahaie en el Prado.
SÁBADO 8
Se presentaba un fin de semana intenso en cuanto a invitados, con dos de los galardonados con la Màquina del Temps: los directores Edgar Wright y Neil Marshall, ambos de gran peso específico para los aficionados. Wright, además de la magnífica Trilogía del Cornetto, compuesta por las comedias Zombies Party (2004), Arma fatal (2007) y Bienvenidos al fin del mundo (2013), es el responsable de una de nuestras películas favoritas del pasado año, Última noche en el Soho, cinta que supuso un enorme salto adelante para el director. Y todo ello sin alejarse del fantástico ni de su personal tratamiento british. Durante su estancia, Wright, además de atender amablemente a los fans, realizó una rueda de prensa, a la que tuvimos el placer de asistir, y fue protagonista de un encuentro más generalizado con los aficionados, eventos durante los cuales respondió a cuanta pregunta se le realizó.
Por su parte, el también británico Neil Marshall figura en el corazoncito de los fans del género por, y en esta

Edgar Wright (Foto: Serendipia)
ocasión sí podemos calificarla como tal, esa obra maestra absoluta que es The Descent (2005): un ejercicio de puro terror y adrenalina que mantiene al espectador al borde del colapso durante todo su metraje. Director asímismo del film anterior Dog Soldiers (2002), con el que debutó en el largo y con el que se presentó en la edición de ese año del Festival de Sitges, recibió en 2019 el difícil encargo de retomar a Hellboy tras las dos entregas de Guillermo del Toro. Su lectura del antihéroe de Mignola dividió a los fans, al menos la versión que se estrenó en salas aligerada de hemoglobina y que no respetaba el corte del director. Su presencia en el certamen de este 2022, además para recibir su merecida Màquina del Temps, la justificaba también la proyección de dos de sus trabajos, una sesión dedicada a la reposición de su opera prima (Dog Soldiers) y otra con lo último que ha dirigido, The Lair (2022), un trabajo este último que puede ser catalogado de festival de mutantes, acción y gore, pero tan sólo pudieron disfrutar de ello los acérrimos de las sesiones nocturnas en general y de la sección Midnight Extreme en particular, entre los que no se cuenta, lamentablemente, Serendipia, pues el ente ama las sesiones despertador y ya no está en edad de compaginar maratones y madrugones. Pero pudo saber de su carrera en general y de este filme en particular durante la rueda de prensa. Tanto en la presentación ante los medios como en el posterior encuentro con los fans, Marshall destacó de su nueva propuesta su estética cómic e hizo hincapié en que pudo hacer un trabajo físico con criaturas analógicas. Una opción acorde con sus preferencias personales que no pudo satisfacer en otros

Neil Marshall (Foto: Serendipia)
trabajos como Juego de Tronos o Hellboy. En este último, además, el empleo de CGI le pareció todo un error que le hizo más incómoda aún su participación en este encargo. Sobre Hellboy, añadió que él había propuesto un acercamiento de guion que la hubiera convertido en un film de terror, pero los responsables no dieron el visto bueno y el resultado es el que conocemos (aunque justo es decir que la versión uncut hace más justicia al espíritu del personaje). Ya no podremos saber qué tal habría resultado un Hellboy artesanal acorde a los gustos del director.
Marshall opina que las criaturas realizadas con efectos y maquillajes tradicionales, además de resultar más cercanas para el actor, también hacen más divertido y físico el rodaje. Así que, a pesar de ser más complicado que el CGI, prefiere emplear a todos esos artesanos y modeladores que poseen la facultad de crear figuras que perduran en el tiempo. Marshall, más interesado actualmente en el cine de acción tras su participación en series como Lost in Space o Juego de Tronos y producciones del calibre de Hellboy, donde todo estaba planificado, desea recuperar la autoría y realizar sus propios proyectos, aunque sean de menor presupuesto, pues ya sabe que cuanto más inversión hay, menos control tiene el director sobre su trabajo.
Además de la rueda de prensa, tuvo lugar un encuentro con los aficionados que terminó siendo entrevista y que es la que ofrecemos a continuación, realizada por Xavi Sánchez-Pons y que, a pesar de estar enteramente en inglés, puede traducirse automáticamente.
Y tras este intervalo, Serendipia retorna a los cines, donde A Man of Reason se encargará de ponerla nuevamente en Órbita. En la órbita del mejor cine de acción, el que nos llega de Corea. Y es que en esta edición el cine coreano ha estado muy bien representado, tanto por la calidad de sus títulos, como por la presencia de grandes estrellas. Si en la cápsula anterior nos centrábamos en Lee Jung-jae, en esta toca celebrar la presencia de Jung Woo-sung, a quien ya vimos acompañando al primero en el reparto de Hunt. Actor bien conocido por los seguidores del cine asiático, también debuta este año como director con A Man of Reason, cinta en la que se reserva el papel protagonista. Conceptos como la delincuencia, la paternidad y la redención, se dan cita en este film, que nos trae la historia de Soo Hyuk, que espués de pasar 10 años en la cárcel para cubrir a su jefe, sale de prisión. Pronto descubre que, durante su tiempo preso, ha sido padre de una niña, así que desea romper los lazos con el mundo criminal, pero cuando su jefe comienza a dudar de su lealtad, éste contratará a un famoso asesino para silenciarle. Cuando el sicario tome como rehén a su hija, Soo Hyuk decidirá vengarse de la forma que mejor sabe: con violencia. Con estreno mundial en el Festival de Toronto (TIFF) y premier europea en nuestro Sitges, A Man of Reason es un thriller efectivo que, aunque no venga a innovar nada, hace las delicias incluso de aquellos que no están en la onda de la Nueva Ola Coreana (una pujanza que puede llegar a desbancar a la niponofilia). Jung Woo-sung lleva a cabo un trabajo de dirección correcto que dota a las secuencias de acción del brío adrenalítico necesario y que sabe sacar lo mejor de actores y personajes. Hay que destacar el papelón de Kim nam Gil encarnando al principal antagonista del (anti)héroe, un sádico psicópata que parece casi tan invencible como el protagonista, juntos despliegan ante el atónito espectador un recital de situaciones cartoonescas cuyo gancho es tal que el público no puede por más que suspender la incredulidad ante un material tan espectacular como inverosímil.
Serendipia no se olvida de los clásicos, así que como amante de las desaparecidas retrospectivas, se aferra como si no hubiera un mañana a Seven Chances, sección en la que siempre cae algo interesante. Este fue el caso de Los depredadores de la noche (1988), producción francesa por todo lo alto del incombustible Jesús Franco, que pudo rodar en París y rodearse de un importante plantel de actores, lo que relegó a la pobre Lina Romay a una minúscula aparición. La estrella del film era la bella Brigitte Lahaie, actriz que inició su carrera en el porno y que pudo compaginar su filmografía X con papeles en cine, más o menos, comercial, además de con televisión y literatura. Pareja, por entonces, del productor René Chateau, Brigitte Lahaie le presentó a Jesús Franco durante el rodaje de Dark Mission (1988), acordando ambos hombres realizar alguna película conjuntamente.

La mítica Brigitte Lahaie presentando ‘Les Predateurs de la Nuit’ en el cine Prado (Foto: Serendipia)
Pero la cosa no fue tan bien como cabía esperar, y hubo desacuerdos en cuanto a reparto y guion. Franco se vio obligado a volver a rodar uno de sus films más emblemáticos, Gritos en la noche (1962), a color y con más gotas de erotismo. El variopinto elenco artístico está compuesto, además de Brigitte Lahaie, por Helmut Berger, Chris Mitchum, Telly Savalas, Caroline Munro, Howard Vernon (el propio Dr. Orloff franquiano) y Stephan Audran, esposa de Claude Chabrol, que protagoniza una de las escenas más inolvidables de la cinta. A pesar de la popularidad de los astros que intervienen en el film, hay que admitir que todos están bastante mal. Desganados e impostados. Se nota que Savalas rodó toda su parte (la mayor parte conversaciones telefónicas) en una única jornada, incluída la despatarrante escena final, una de las más desconcertantes que recordamos, no tan solo del director, si no del cine en general.
A pesar de todo, con Los depredadores de la noche, el realizador madrileño demostró que era capaz de hacer un cine más comercial y accesible. Y todo ello sin desprenderse de sus señas de identidad y conservando todas sus constantes de autoría.
La sesión que ofreció el festival de Sitges tenía varios alicientes para hacerla inolvidable. Entre ellos que se trataba una copia recientemente remasterizada en 4K. También por proyectarse en nuestro querido cine Prado, y con el aforo completo. Pero, sobre todo, por el lujo de ser presentada por la propia Brigitte Lahaie, Premi Nosferatu de esta edición. Musa de Jean Rollin, la actriz recordó al cineasta al que califico de autor, situándolo a la altura de otros directores como Éric Rohmer o Claude Lelouch.
Un buena guinda para una jornada repleta de mágicos encuentros y buen cine, mientras en otra parte de Sitges los zombies deambulaban a sus anchas devorando transeuntes tras dos años sin Zombie Walk. Va recuperándose la normalidad habitual.
Comienza el rodaje de ‘Alimañas’, comedia negra escrita y dirigida por Jordi Sánchez y Pep Anton Gómez
La comedia negra ‘Alimañas’, primera película escrita y dirigida por Jordi Sánchez y Pep Anton Gómez ha iniciado su rodaje principal esta semana en Madrid. Sánchez y Gómez llevan trabajando juntos más de 25 años como guionistas y autores teatrales y entre sus colaboraciones más destacadas se encuentran los éxitos teatrales “Hoy no cenamos”, “El eunuco”, “Mitad y mitad” o “¡Mamáaaa!”
Alimañas es una comedia negra para todos los públicos protagonizada por dos hermanos muy diferentes, Carlos y Paco, interpretados por Carlos Areces y el propio Jordi Sánchez, a los que les une la ambición por heredar un edificio propiedad de su anciana madre, edificio en el que ambos tienen puestas todas sus esperanzas para mejorar su precaria situación económica. Completan el reparto las magníficas Loles León, Silvia Abril, Carmina Barrios y Pilar Bergés, con la colaboración especial de Antonio Resines.
En palabras de Jordi Sánchez y Pep Anton Gómez: “Si algo nos caracteriza durante los más de veinte años que hace que escribimos juntos es haber cultivado, y disfrutado, ideando historias alrededor de personajes pequeñitos, ruines, mediocres, normales, como la mayoría de nosotros, mal nos pese. Comedias negras, a ratos tiernas, a ratos dramáticas, a ratos hilarantes. Por eso estamos encantados de dar el paso a la dirección cinematográfica con ALIMAÑAS, una de esas historias tan nuestras. Y con un reparto y un equipo de lujo, imprescindible para llevarla a buen puerto.
Producida por Feelgood (Juana Macías, Juan Moreno y Guillermo Sempere), Kowalski Films (Koldo Zuazua), Sábado Película (Toni Carrizosa), Goblin Audiovisual (Ana Figueroa) y Alimañas AIE, en asociación con Sony Pictures International Productions, la película cuenta con la participación de RTVE y Movistar Plus+, la financiación de la Comunidad de Madrid y el Ministerio de Cultura – ICAA y llegará exclusivamente a cines el próximo año de la mano de Sony Pictures Entertainment.
Sobre Feelgood. Formada por Juana Macías, Guillermo Sempere y Juan Moreno, FEELGOOD MEDIA es una productora independiente con sede en Madrid cuyo objetivo es producir largometrajes de calidad para un público amplio, nuestras últimas dos producciones han sido MAIXABEL, dirigida por Iciar Bollaín y ganadora de 3 Premios Goya y LA JEFA, el debut en la dirección de Fran Torres, protagonizada por Aitana Sánchez-Gijón.
Novedades Diábolo Ediciones noviembre de 2022: Cómics clásicos de Horror, humor y ciencia-ficción
Diábolo Ediciones comienza a cerrar este año y lo hace a todo lujo, con grandes del cómic editados en cuidados tomos: Ciencia-ficción con la tercera entrega de Weird Science de la mítica EC Comics;Terror con Haunted Horror, décimo volumen de la Biblioteca de Cómics de Terror de los años 50; y comedia de la buena con el segundo tomo de Polly and her Pals de Cliff Sterrett y, por si fuera poco, una novedad: la primera entrega de la colección dedicada a recopilar todas las tiras diarias y planchas dominicales de Li’l Abner de Al Capp. Todo esto lo encontrarán en Diábolo Ediciones, ¿dónde si no?
‘Loop’: la importancia de la disidencia vital en forma de cortometraje
LOOP, dirigido por Pablo Polledri y producido por Iván Miñambres ya se ha convertido en el cortometraje de animación más premiado del año en España, proyectándose en festivales a lo largo de todo el planeta en países como China, Francia, Italia, México, EEUU, Argentina; premiado entre otros en Málaga, Alcine, Abycine, Fantoche y pasando ya la frontera de más de 240 festivales. Está calificado a Mejor Cortometraje de Animación en los Oscar® tras ganar el IN THE PALACE International Short Film Festival (Bulgaria) y es Candidato a Mejor Cortometraje de Animación en los próximos Premios Goya.
LOOP ya está disponible en VEOMAC, Movistar y Filmin.
SINOPSIS
En esta sociedad cada ser humano repite una misma acción una y otra vez, en esta sociedad cada ser humano repite una misma acción una y otra vez, en esta sociedad cada ser humano repite una misma acción una y otra vez, en esta sociedad cada ser humano repite una misma acción una y otra vez.
NOTAS DEL DIRECTOR
“El formato del cortometraje me gusta mucho. Unos minutos pueden ser suficientes para tratar cualquier tema y transmitir conceptos e ideas. Es un formato que permite experimentar con diferentes ideas y narrativas no tan convencionales. Es un agradable desafío sintetizar todo una historia y un mundo imaginario en un breve espacio de tiempo. Me gustaría que al ver LOOP el público tenga un momento de disfrute, sorpresa, diversión y que los invite a reflexionar acerca de los diferentes temas que toca el corto. Es un cortometraje desde el cual se pueden desprender diferentes lecturas como el cuestionamiento de las libertades en la sociedad, las rutinas de nuestras vidas, los roles que ocupamos en la sociedad, que se espera de nosotros, los paradigmas sociales, la alienación, la alineación, la automatización, nuestro nivel de consciencia y las posibilidades de cambio en las estructuras sociales. Para mí era importante confirmar desde todas sus aristas la idea de repetición, por eso en este cortometraje se trabajó para que sean exactamente 8 minutos (haciendo referencia al símbolo de infinito) con el fin de consolidar también desde su duración el concepto de Loop. Esto le otorgaba un plus para contar esta historia en este formato. Además, el gran trabajo sonoro y musical realizado por Joseba Beristain ha sido esencial para dotar de concepto al proyecto y aumentar el concepto de repetición.”
NOTAS DE JOSEBA BERISTAIN (música de LOOP)
“El uso coordinado de La música y el sonido, donde no se sabe con claridad dónde comienza uno y termina el otro, es uno de los elementos clave de este relato sin diálogos. Los ritmos musicales emergen a partir de los sonidos cotidianos de los bucles vitales de los personajes que habitan este peculiar espacio. Lo que en un principio pudiera parecer una cacofonía de sonidos se va convirtiendo poco a poco en el leitmotif de la historia, dinamizando la narrativa y acompañando a los personajes y al espectador hasta el final del relato.”
BIOGRAFÍA PABLO POLLEDRI
Pablo Polledri es un prolífico realizador, que ha desarrollado multitud de piezas de animación trabajando hasta ahora siempre de forma independiente. Considerado uno de los animadores más destacados de la animación argentina, posee una filmografía muy amplia con 20 obras desarrolladas, así como multitud de trabajos comerciales para marcas internacionales. CORP, su anterior cortometraje de animación 2D, obtuvo más de 220 selecciones en festivales internacionales y más de 50 galardones.
LOOP ha sido producido por UniKo, Maniac Planet y apoyado por Movistar+
‘La mesita del comedor’ de Caye Casas: «una de las historias más crueles, incómodas y arriesgadas del actual cine europeo»
La mesita del comedor, segundo largometraje de Caye Casas después de Matar a Dios (2017), comienza su viaje por los festivales esta semana, en la que será proyectado en el Festival de Tallin (Estonia). Concretamente, en la sección a competición “Rebels with a Cause” de este certamen de Categoría A. Los pases tendrán lugar el 23 y el 26 de noviembre, con la presencia de su director, de los productores Norbert Llaràs y María José Serra, y de la directora de arte Cristina Borobia. Desde el comité de selección del Festival de Tallín han dicho de La mesita del comedor que se trata de “una de las historias más crueles, incómodas y arriesgadas del actual cine europeo. Caye Casas surge como una de las voces más genuinas y sorprendentes del circuito de directores internacionales”.
Sinopsis: María (Estefanía de los Santos) y Jesús (David Pareja) son una pareja de cuarentañeros que acaban de ser padres de un niño. No pasan por el mejor momento de su relación, pero lo que no imaginan es que la compra de una mesita para el comedor se convertirá en la peor decisión de sus vidas.
El film es una producción de Alhena Production, La Charito Films y Apocalipsis Producciones, y se rodó en Terrassa. Protagonizado por Estefanía de los Santos (nominada al Goya por “Grupo 7”, y vista en “Sevillanas de Brooklyn”, “Ama” o “Las leyes de la frontera”, entre otros trabajos en cine y televisión) y David Pareja (“Matar a Dios”, “Pijamas espaciales”, “Amar es para siempre”), también cuenta en su reparto con Claudia Riera (revelada en la series “Las del hockey”, “Vis a vis” y “El Internado: Las Cumbres”), Josep Riera (“Para toda la muerte”, “Acacias 38”), Eduardo Antuña (“La Comunidad”, “800 balas”, “Matar a Dios”) y, en su debut en el cine, Gala Flores. Junto a ellos, Itziar Castro, Cristina Dilla, Claudia Font y Paco Benjumea, con la colaboración especial de Emilio Gavira.
Incómoda, políticamente incorrecta y negrísima
“Es una historia que quería contar desde hace años. Una película que no es para todos los públicos, que nada a contracorriente de lo que se está haciendo en la actualidad. Es una película incómoda, políticamente incorrecta, con humor negrísimo y una tragedia bestial. El tema central es lo frágiles que podemos ser cuando la vida te pega una hostia inesperada”, asegura Caye Casas, que añade: “El rodaje fue tan duro como la película, pero la satisfacción de hacerla y las altas expectativas que tengo puestas en ella harán de este duro viaje una experiencia muy positiva para todos los que están en el proyecto”.
Según Casas, se trata de una cinta que “te hará sentir todo tipo de emociones. Sentirás angustia y tensión, y también sufrirás con los personajes como no te puedas llegar a imaginar. Aunque no hay fantasmas, ni asesinos, ni monstruos, os aseguramos que sentirás que el Infierno existe”. La mesita del comedor se estrenará el año que viene.
Caye Casas (Director)
Después de los exitosos y premiados cortometrajes “Nada, S.A.” (2014) y “RIP” (2017), Caye Casas (Terrassa, 1976) dio el salto al largometraje con “Matar a Dios” (2017), que, al igual que los citados cortos, codirigió con Albert Pintó. Presentado en el Festival de Sitges, donde obtuvo el Premio del Público, el film consiguió más de 30 galardones en certámenes de todo el mundo.
Esta semana llega…’Mad Heidi’
#ConUnPack trae a España Mad Heidi, la película sensación del cine europeo de género de este año. Una producción suiza que tras una impresionante campaña de crowdfunding logró recaudar más de 3 millones de euros y llamó la atención hasta de Variety.
Sinopsis: En una Suiza distópica que ha caído bajo el dominio fascista de un malvado tirano del queso, Heidi vive una vida pura y sencilla en los Alpes suizos. El abuelo Alpöhi hace todo lo posible por proteger a Heidi, pero sus ansias de libertad pronto la meten en problemas con los secuaces del dictador. La inocente niña se transforma en una fuerza de combate femenina que se propone liberar al país de los locos fascistas del queso.
El estreno-evento será el jueves 24 de noviembre, alineado con el resto de países que han osado distribuirla (Suiza, Austria, Alemania y Francia). Ya tenemos los primeros pases confirmados, que serán presentados en cada ciudad por amigos de la película y osados amantes de este homenaje a las pelis de serie B para todo tipo de público. Borja Crespo , Toni McGinty, Julio C. Sánchez, Gerardo Medina “El Cinéfago, “El Peliculitas”, Daniel Lorenzo, Alberto Armas, Joselé Bernabé y además dos de los dobladores de la película (Llum Rey y Fernando Broseta) amenizarán algunos de los pases evento en ciudades como Madrid, Barcelona, Málaga, Córdoba, Vigo, Valencia y Bilbao.
¡Quesos, katanas, chicas suizas, cantos tiroleses y muchas sangre harán las delicias de los amantes del género!
Aquí toda la información de los pases:
Esta loca producción convierte a Heidi, emblemático personaje de la Suiza rural, en una feroz heroína de acción que se enfrenta a la dictadura fascista de un despiadado magnate del queso. Es una verdadera película de Swissploitation (sello y empresa productora creada para la ocasión por su productor Valentin Greutert y sus directores, Johannes Hartmann y Sandro Klopfstein) que mezcla los géneros de acción-aventura-comedia-horror-gore, con los parajes extraordinarios y pacíficos de los Alpes Suizos.
Mad Heidi cuenta en su reparto con Alice Lucy (actriz con orígenes valencianos, que interpreta a Heidi), la actriz española Almar G. Sato (que interpreta a Klara), la estrella del cine holandés Casper van Dien (Starship Troopers, como el Presidente Meili) y los veteranos David Schofield (Piratas del Caribe, Gladiator) y Max Rüdlingler.
Mad Heidi se ha presentado en dos de las citas de género más importantes de final de año en España, en la Semana del Cine de Terror de San Sebastián y en TerrorMolins (película de inauguración). La película también ha ganado varios premios y sigue su recorrido en un buen número de festivales de terror.
Diario de Serendipia en Sitges 2022: Retorno a la normalidad. Segunda cápsula
Esta segunda jornada, como ya les adelantamos en la primera cápsula, iba a ser la más larga del festival: 6 películas 6, con una selección que incluyó dos esperadas cintas españolas (Mantícora y Cerdita); una norteamericana (After Yang); una noruega (Nightmare); una eminentemente británica (Flux Gourmet) y, para terminar de redondear el día un intenso thriller coreano, Hunt. No está mal. Nada mal. Y todo en la enorme pantalla de l’Auditori (excepto Cerdita) Fotos: Serendipia
Si bien han desaparecido las mascarillas y los espacios restringidos, algunos hábitos puestos en práctica durante la pandemia se han mantenido. Tal y como suponíamos. Por un lado las sesiones son numeradas, lo que evita carrerillas para acceder a los sitios favoritos, un «lujo» solo accesible al público general, ya que prensa e industria tienen diferentes zonas reservadas que, a excepción de la Sala Tramontana, están situados detrás del todo y lejos, por consiguiente, de la pantalla y en una posición totalmente opuesta a la filosofía de Serendipia, que somos carne de primera o, mejor, segunda fila. Que se vea bien grande, que se note que estamos en el cine. Ande o no ande, pantalla grande. Así que nos tuvimos que fastidiar en algunas sesiones, donde de paso pudimos comprobar lo alto que son los jóvenes centennials, cuya almendra nos llegaba a partir, textualmente, la pantalla en dos. Lo que no ha perdurado es el hábito de dejar algo más de tiempo entre sesión y sesión: volvemos a las colas de 15 minutos y «pa dentro». ¿Es malo? ¿Es bueno?: es lo que hay y es imposible que llueva a gusto de todos.
VIERNES 7
El nombre Mantícora significa devorador de hombres. El mito de la Mantícora era de origen persa, pasó al folclore europeo a través del mundo griego que estuvo en contacto directo con el mundo persa. Pausanias, en su descripción de Grecia, recordó animales extraños que había visto en Roma y afirma que la Mantícora podría ser una referencia al tigre ya que tiene tres filas de dientes en la mandíbula y púas en la punta de su cola que usa para defenderse de cerca. Y tigre es lo que Julián, nuestro protagonista quiso, en su infancia, ser de mayor. Una voluntad de ser fiera que nada en su rutina hace sospechar, más allá de ser el encargado de crear los monstruos para los videojuegos de la productora para la que trabaja. Unos monstruos en los que Diana (otro nombre con remembranzas mitológicas, la cazadora del Olimpo) advierte dejes melancólicos en su mirada. Ella confiesa que siempre se preguntó por la intimidad de esos seres que pueblan las cintas de terror, que siempre quiso atravesar su lado desviado para descubrir qué puebla sus almas. Lo que nace entre ellos podría ser objeto de cualquier indie romance, un subgénero al que Vermut, como ya es marca de la casa, dará una (o dos) vueltas de tuerca. Y el director no les juzga, como no lo hizo antes con los protagonistas de sus filmes pasados, al madrileño le interesa derrotar al maniqueísmo, pero sin caer tampoco en el relativismo ramplón de las peores expresiones del buenismo. Lo que duele y conmueve de sus personajes es que son humanos, demasiado humanos. Y por eso nos incomoda su cine. Por eso y porque lo brutal nunca se hace explícito, sólo se configura en nuestra propia imaginación de espectadores. Ahí reside su horror.
Una película difícil de digerir pero que apetece volver a ver y cuyo impacto en público y crítica estamos deseando averiguar. Esperemos que sea recibida como merece, y no con necios e innecesario juicios de valor sobre su contenido o respecto a su director ¿Les ha intrigado, verdad? Véanla. Sin duda una de las que más nos gustó de todo el festival. Un filme con el que Vermut demuestra que no es flor de un día y que el éxito obtenido no le ha hecho esclavo de la complacencia, muy al contrario, Carlos Vermut se arriesga, con este filme, a situarse al margen de la industria. Veremos qué pasa. Por el momento Mantícora, que se presentó en Sección Oficial fuera de competición, consiguió incomodar a más de uno (encabronar, fue el término empleado por alguno).
Veremos…veremos.
Más Sección Oficial ahora a competición con tres propuestas bien diferentes. After Yang, escrita y dirigida por Kogonada, que como cuenta su artífice, está basada en «un cuento encantador y futurista sobre la pérdida («Diciendo adiós a Yang», de Alexander Weinstein)», que cautivó al director por «su domesticidad, así como las cuestiones inherentes al apego y la política del ser. También me interesaba explorar una forma de pérdida que surge retroactivamente». Kogonada propone una sociedad futurista limpia y (casi) perfecta. Multiracial, ecológica y en la que la tecnología es el centro, aunque humanizada y al servicio de esas familias ideales. Pero de nuevo la inteligencia artificial dará problemas, eso sí, de una índole diferente a la habitual en este tipo de historias. La premisa es leve y común en la ciencia-ficción literaria. Yang (Justin H. Min), una inteligencia artificial indistinguible de un ser humano se apaga inesperadamente, hecho que altera las vidas de sus dueños, el matrimonio formado por Jake (Colin Farrell) y Kyra (Jodie Turner-Smith) y su hija, la pequeña Mika (Malea Emma Tjandrawidjaja). Descubren que Yang era la verdadera alma mater de la familia, el puente que los mantenía unidos, por eso empieza un búsqueda casi desesperada para conseguir traerlo de nueva a la actividad (¿la vida?). Kogonada nos propone un viaje hacia la pregunta por el origen de qué significa ser humano, dándonos como hilo, para no perdernos en el laberinto, la memoria, verdadera albacea de nuestra entidad, aunque fuéramos, como Yang, un androide. Un viaje que brilla más cuanto más se acerca a lo sensorial y se nos muestra que el recuerdo se nos graba sobre todo cuando viene acompañado de pequeñas acciones que implican los sentidos, cocinar, mojarse bajo la lluvia, enamorarse, pasear de la mano, contemplar las estrellas, reírse por una tontería… After Yang es una película bella, lo es en su fondo y en su forma, y profundamente serena como ese Colin Farrell más contenido que nunca de cuya mano descubriremos que hay algo peor que la muerte: el olvido. Y que hay que dejarse fluir.
Y del apolíneo goce estético que es After Yang pasamos a sumergirnos en otro viaje al mundo de los sentidos de la mano de Peter Strickland, una experiencia que busca desbordarnos y lo consigue con un planteamiento que cabalga entre imágenes subyugantes y situaciones grotesco-surrealistas que llegan al humor escatológico, perfectamente engranadas en un mecanismo que se pone al servicio de la reflexión sobre el arte y su papel, sobre el valor de la transgresión, y otros temas candentes como puede ser el lugar de la mujer en un mundo todavía dominado por perspectivas masculinas. Flux Gourmet consolida a Strickland como una de las voces más excepcionales en el panorama del fantástico y del cine en general. Maridando cine y gastronomía investiga, a través de todo el proceso de lo culinario (desde la elaboración hasta el detrito), las capas de lo creativo, que basculan entre la necesidad de indagar los límites y la voluntad de conquistar el reconocimiento y complacer al público. Formando un díptico espurio con Berberian Sound Studio, la experimentación con el sonido es el eje formal en torno al que ambas orbitan, Flux Gourmet es (quizás) la más asequible de las propuestas del británico, en buena medida porque sus habituales excentricidades vienen recubiertas por una envoltura de comedia. Una comicidad que viene de la mano de Stones (Makis Papadimitriou), el cronista que documenta el progreso del trío de aspirantes a estrellas del cátering ultrasónico (una disciplina en la que se mezcla la música electrónica, la cocina en directo y la escenificación teatral) que han sido elegidos para beneficiarse del semillero de futuros valores que es la Residencia de Jan Stevens (Gwendoline Christie). Stones, que guarda no pocas similitudes con el ingeniero de Berberian, aunque esté capacitado para ser escritor ha apeado toda pretensión artística para ganarse la vida como comentarista de oficio. Personaje empático, con sus reflexiones en off en su griego natal y, sobre todo, con sus dolencias intestinales (una aerofagia que se manifiesta con sonoros meteorismos), es el hilarante puente que permite al espectador, incluso al menos avezado, conectar de pleno con el rico imaginario del director. Flux Gourmet es un exquisito bocado visual que confirmó a Serendipia que una convocatoria capaz de integrar en su programación a los monstruos de Carlos Vermut y las extravagancias de Peter Strickland ya tenía merecido con creces el título de excelente edición, nos echaran a partir de ahí lo que nos echaran.
Por eso no empañó la jornada la mediana ópera prima de la noruega Kjersti Helen Rasmussen, con la que Serendipia cierra la Sección Oficial de esa segunda jornada: el demonio del sueño que puebla nuestras pesadillas y que se materializa en Marerittet. Rasmussen declaraba en la presentación que su inspiración fue la proximidad fonética y etimológica del término empleado en diferentes lenguas para nombrar los malos sueños, citando los tres ejemplos más paradigmáticos: la voz ‘marerittet’ del noruego, la inglesa ‘nightmare’ y la francesa ‘cauchemar’, todas ellas palabras compuestas que en su primer término hacen referencia a la noche y en el segundo, que no debe ser confundido con el ‘mare’ traducible por ‘yegua’, aluden a una supuesta entidad maligna que sofocaría a las personas mientras duermen. Esta imagen literaria ha sido plasmada en las artes pictóricas con representaciones semejantes entre sí y que tendrían en la de Fuseli la más icónica. La directora trata de tejer con estos mimbres (y nos atreveríamos a decir que con la sombra de Pesadilla en Elm Street sobrevolando) un relato en el que se entremezcla el mito del diablo nocturno con la literatura sobre los llamados sueños lúcidos, aquellos en los que podemos reconocer el sueño como tal, permanecer conscientes dentro de él y cambiar su contenido, enmarcándolo en un contexto de casas encantadas y posesiones. La premisa no podía ser más interesante, pero su plasmación no está a la altura de la idea. Y es que la historia sobre un matrimonio de veinteañeros que se instalan en un destartalado piso en el que falleció una joven embarazada, un ambiente que seguramente pretendía reproducir la atmósfera de La semilla del diablo, adolece de un desarrollo mecánico que nos lleva a desinteresarnos por el destino de sus personajes, una de las peores maldiciones que pueden caer sobre sobre un filme. No le negamos a esta opera prima su derecho a ser incluida en una antología sobre el panorama más actual del fantástico y el terror, sobre todo en una edición que ha pretendido dar visibilidad al peso de las realizadoras en el género, pero que carece del empaque que todos esperamos encontrar en la Sección Oficial.
Un excelente thriller de Corea del Sur sirvió para recuperar el buen sabor de boca y poner a Serendipia en Órbita.
Hunt (헌트), una intriga política con sus infiltrados y ambientada en unos años ochenta de tensión entre ambas Coreas. La película sirvió a la perfección como desengrasante ante tanta propuesta intimista. Que no es que no nos agraden, pero Serendipia es también un ente dado a la acción y, de eso, saben mucho los coreanos. Dirige y protagoniza Lee Jung-jae, popular protagonista de la serie El juego del calamar, que se paseó junto a su coprotagonista, Jung Woo-sung, y se dejó querer por todos los asistentes al festival, entre los que levantó gran entusiasmo, sobre todo entre un grupo de fans de ascendencia coreana. La estrella no sólo demostró su savoir faire con las exigencias de la fama, sino que reveló que tras las cámaras tiene las mismas buenas dotes que frente a ellas.
Hunt, con el recuerdo de la Masacre de Gwangju en la recámara, explota bien todo el potencial de los dramáticos 80s coreanos, una década tan interesante como triste en la que la libertad de pueblo casi no existía, y la paranoia de espías comunistas de Corea del Norte se respiraba en toda la sociedad surcoreana. La trama sabe combinar memoria histórica y ficción con un guion que hace del giro su mejor arma para tensar la intriga. Y Lee Jung-jae dosifica con maestría los componentes de su fórmula magistral. En la cinta hay espacio para el drama, que no actúa como mero relleno para espaciar las secuencias de acción, sino que casa con la intriga en un maridaje en el que ambos se retroalimentan de forma necesaria. El debutante coreano muestra también su buen pulso en la dirección de actores logrando que todos ellos compongan personajes de rico y matizado arco dramático. Buen guion, buena ambientación, ritmo trepidante pero sin vértigo, pues todo encaja sin forzamientos, secuencias de acción bien ejecutadas y buen trabajo actoral, todo lo tiene Hunt. Sin duda una de esas operas primas con la que cualquier debutante sueña
De un debut de excepción a otro. Con los niveles de adrenalina convenientemente elevados, nos embarcamos en la sexta y última propuesta de esta apretada jornada: Cerdita, uno de los títulos más esperados, que se ofreció formando parte de Sección Oficial fuera de Competición. Partiendo del corto homónimo, que se alzó con el Goya al mejor corto de ficción en 2019, llegaba la puesta de largo de Carlota Pereda. Siempre que el origen de una opera prima es una brillante pieza breve anterior hay muchas expectativas, pero también dudas, ¿el largo no va a resultar ser un corto estirado? Las sospechas son legítimas, quizás no lo fue tanto que Serendipia se lo comentara a la autora tal cual antes de la proyección, ¡con lo nerviosa que debía de estar! Si este ente que les escribe careció de tacto en los momentos previos, no le faltó humildad para subsanar su error tras el pase felicitando a la autora y reconociéndole que el temor no había resultado ser más que un prejuicio infundado.
Pereda sabe convertir la materia de su trabajo en corto en el núcleo de su relato largo, sin que dé la impresión de que todo lo demás que lo arropa sea un mero postizo artificial. De hecho, Cerdita, el largo, puede ser disfrutado sin haber visionado la pieza anterior, así de tajante es su autonomía, estamos ante un universo expandido con maestría que logra ser fiel al espíritu de su germen y, a la vez, alumbrar un relato con entidad propia. Y es que la reescritura no se limita a perfilar con mayor agudeza al personaje central (que también) para ofrecer aún más oportunidades de lucimiento a su flamante protagonista, Laura Galán, sino que logra enmarcar el high concept en un rico entramado que no sólo da mayor carga psicológica a las reacciones de ésta, sino que además contextualiza el nudo temático dentro de una situación enriquecida donde aparecen personajes que no estaban en el corto y que hacen que la cinta alce su vuelo hasta el drama costumbrista, sin perder nunca de vista su condición de cinta de género. Entre los personajes creados para el largo, destacan los progenitores de Sara («cerdi» para sus antagonistas), dueños de la charcutería del pueblo, interpretados por Carmen Machi y Julián Valcárcel, son gentes llanas (y llenas), más rigida la madre, más permisivo el padre, que hacen que la cinta gane enteros cuando están en pantalla. La ampliación del dramatis personae y el mayor despliegue de subtramas hacen que Cerdita sea una obra que sabe darle nuevas lecturas a los tropos del género.

Laura Galán presentando el primer pase de ‘Cerdita’ (Foto: Serendipia)
Sangre, psycho killers, bullying, humor, chacina y costumbrismo en una Extremadura profunda que nada tiene que envidiar al Texas de los matarifes de Tobe Hooper, que irremediablemente vienen a la cabeza del aficionado al ver el filme, cosa que ratifica la directora: «En Cerdita hay referencias directas a ‘Jeepers Creepers’ y a ‘La matanza de Texas’. Es el cine que más me gusta». Respecto a la elección del escenario escogido para la película, Villanueva de la Vera, lo fue porque, tal y como confiesa, «Es donde paso las vacaciones, así que lo conozco muy bien. La película está escrita allí también», añadiendo que «Una cosa que decíamos mucho en el rodaje relacionado con esto es que, en Extremadura nadie te oye gritar«, en clara alusión a la popular frase promocional de Alien, el 8º Pasajero. ¿Folk horror? ¡No!, Spanish Gothic y AgroTerror. Y no el único representante de esta vertiente autóctona que hubo durante el festival, como ya veremos.
Y con un buen sabor de boca, a pesar de que en el pase de la Sala Tramontana no se ofreció al público la degustación de embutidos que tuvo lugar durante el pase del día siguiente en l’Auditori, Serendipia marcha a su cubil a descansar tras la que fue la jornada más intensa, en cuanto a visionado de filmes, de todo su Sitges 2022.
Definitivamente esta edición estaba demostrando que, en contradicción con lo escuchado por los corrillos del festival, no era, ni de lejos, «la peor de los últimos 20 años«.
VAMOS DE ESTRENO * Viernes 18 de noviembre de 2022 *
LA MATERNAL (Pilar Palomero, 2022)
España. Duración: 122 min. Guion: Pilar Palomero Fotografía: Julián Elizalde Producción: Inicia Films, BTeam Pictures, RTVE, TV3, Aragon TV, Movistar Plus+ Género: Drama
Reparto: Carla Quílez, Àngela Cervantes, Jordan Dumes, Pepe Lorente, Olga Hueso, Rubén Martínez, Gal-la Sabaté, Neus Pàmies
Sinopsis: Carla (Carla Quílez) tiene 14 años y es una joven desafiante y rebelde. Vive en un viejo restaurante de carretera en las afueras de un pueblo con su joven madre soltera (Ángela Cervantes) mientras falta a clase y pasa las horas con su amigo Efraín. Cuando la trabajadora social se da cuenta de que está embarazada de cinco meses, Carla ingresa en ‘La Maternal’, un centro para madres menores de edad donde comparte su día a día con otras jóvenes como ella. Juntas con sus bebés, se enfrentarán a este nuevo mundo de adultos para el que no les ha dado tiempo a prepararse.
La maternal, la nueva película escrita y dirigida por Pilar Palomero, muestra otra cara de la adolescencia, cuya lado más amable mostró en su opera prima, Las Niñas. En La maternal la directora nos lleva a otro entorno y a otra forma, más cruda, de paso de la niñez a la adolescencia y, en el caso de la protagonista, a la edad adulta. En la maternal, el centro en el que está acogida la protagonista, hay niñas que tienen niñas y que son hijas de otras niñas. Todas prematuras, repitiendo perpetuamente un canon de maternidad temprana. Pero Palomero muestra, sin denunciar, sin entrar en la parte social del asunto. Eso queda para el espectador, que deberá extraer de la historia, estupendamente narrada, sus propias conclusiones. Algo que, por otra parte, ya hizo la directora en Las niñas.
En el centro de acogida las niñas-madre son tuteladas durante la gestación, el parto y más allá. Enseñándoles algo para lo que definitivamente no estaban preparadas: a ser madres. Todo con total comprensión y cariño hacia ellas. Sin cuestionarles ni reprocharles nada. Y en un lugar en el que también, con la convivencia con compañeras que están viviendo las mismas circunstancias, las jóvenes encontraran apoyo y un sentimiento de hermandad.
Protagonizada por la brillante debutante, Carla Quilez y una Ángela Cervantes (Chavalas) en el papel de su madre, en (casi)lógica evolución del papel que realizara en el estupendo filme de Carol Rodríguez Colás, La maternal tiene toques de documental, de realidad. Y algo de eso hay, pues como compañeras de la protagonista hay un plantel de actrices no profesionales que vivieron en sus carnes la experiencia de la maternidad prematura. Finalmente, cabe señalar que el film se permite algunas elipsis, saltándose la concepción, el parto y el inmediato post-parto de la protagonista y, si algo hay que achacarle, es el mal común en tantas producciones, su algo prolongada duración. Producida por Inicia Films y Bteam Pictures, la película compitió en la Sección Oficial del Festival de San Sebastián, donde se alzó con la Concha de Plata a la Mejor Interpretación para su actriz protagonista, la joven Carla Quilez, de tan solo 14 años.
ARMAGEDDON TIME (James Gray, 2022)
USA. Duración: 114 min. Guion: James Gray Música: Chris Spelman Fotografía: Darius Khondji Producción: Focus Features, RT Features, Spacemaker Productions. Distribución: Focus Features Género: Drama
Reparto: Anne Hathaway, Jeremy Strong, Michael Banks Repeta, Anthony Hopkins, Jaylin Webb, Ryan Sell, Marcia Jean Kurtz, Andrew Polk, Dane West, Lauren Yaffe
A finales de los años setenta quedraon atrás los «felices 60» y el «Peace & Love» de los setenta. Martin Luther King y Malcolm X habían sido ejecutados y, como dijo John Lennon, el sueño había terminado. El punk, con su inmediatez, puso todo patas arriba y desapareció con la misma rapidez, mutando en otros estilos que, tal y como pasó en los sesenta y cincuenta, se mestizaron con la música negram, en este caso, llegada de Jamaica: el Reggae y el Ska. En London Calling, el doble Lp (que en la época se vendía a precio de Lp sencillo) que The Clash, sacaron en 1978, se incluían algunos de sus mejores temas, como Spanish Bombs, Jimmy Jazz y la canción que daba nombre al disco, London Calling, que se editó en formato 12″ con una versión de Armagideon Time, no incluída en el álbum, como cara B. El atmósferico tema reggae había sido originalmente grabado, tan solo un año antes, en 1977, por el jamaicano Willie Williams en el legendario Studio One de Kingston. La versión de The Clash hizo fortuna y Armagideon Time también fue el nombre que recibió el fanzine realizado por los seguidores del grupo. La letra de la canción del jamaicano casaba con el ideal punk, hablaba sobre los problemas sociales que vivían los de «su clase», así que es natural que interesara a un grupo como The Clash. Y es normal que la canción suene en esta película, que también ha recibido un título que recuerda al de la vieja canción jamaicana, pues también Armageddon Time habla de desigualdades sociales, de problemas raciales y del fin de una época y el inicio de los nuevos tiempos. Y lo hace, y es de agradecer, de forma sutil, sin histrionismos ni subrallados de esos que tanto se utilizan ahora como si el espectador fuera tonto. La película, ambientada en 1980 en Queens, demuestra cómo la educación y el clasismo se maman desde bien pronto, eternalizándose con la segregación. El joven protagonista, educado en un colegio público en el que también dejan entrar a negros del gueto, se hará amigo de uno de ellos, viviendo la diferencia de espectativas de futuro, totalmente diferentes entre ambos. Algo que se acentuará cuando el joven sea trasladado a una institución elitista para alejarlo de las «malas influencias».
El filme, basicamente un relato de crecimiento, cuenta en su reparto con, además de los dos jóvenes protagonistas, impecables en su labor, con el siempre eficaz Anthony Hopkins como el abuelo del muchacho, al que ofrece varias lecciones de vida, así como Anne Hathaway y Jeremy Strong en el papel de los padres del protagonista. Todos creíbles e increíbles en una cinta que, parece que no narre nada concreto, pero que ofrece su mensaje de forma tan sutil como firme. Clara y sin falsas nostalgias. Con Armageddon Time, James Gray demuestra poseer una gran versatilidad tras las interesantes Z, la ciudad perdida (2016) y Ad Astra (2019).
«Mucha gente no tendrá nada para cenar esta noche
Mucha gente no tendrá justicia esta noche
(…) Nadie te guiará a través del tiempo de armagideon»
TerrorMolins: Hacia el 50º aniversario
La mañana de domingo 13 de noviembre finalizaba el 41º TerrorMolins con la última película de la Maratón de terror, y el 16 de noviembre tenía lugar la última actividad de industria, la segunda jornada del II Foro de Coproducción Argentina-España, organizado junto con la PAC y APIMA. Se pone así punto y final a un año que ha superado, en términos de asistencia, todos los registros anteriores: más de 8.000 asistentes y récord de entradas vendidas, con un 37% más que en 2021. En el marco de la Maratón, el festival anunciaba también las fechas de 2023, que serán del 3 al 12 de noviembre en Molins de Rei, y una efeméride especialmente relevante para su 42ª edición: los 50 años de la primera Maratón de Terror de Molins de Rei —la más antigua de Europa—, que tuvo lugar el 1973 de la mano del cineclub de la ciudad con 16 horas seguidas de cine de género, embrión del actual TerrorMolins.
Industria que creceLa sección de industria del TerrorMolins sigue ganando relevancia nacional e internacional gracias a sus actividades profesionales y participación de agentes del sector. El festival, que ya forma parte de instituciones del sector como la Méliès International Festivals Federation, TAC Terror Arreu de Catalunya y Catalunya Film Festivals, y organiza eventos como el Foro de Coproducción Argentina-España, ha cerrado un acuerdo con Ventana Sur para tener una importante presencia dentro de la sección Blood Window, plataforma de promoción para cineastas latinoamericanos de cine de terror y fantástico. Consiste, por un lado, en la selección apadrinada de uno de sus proyectos finalistas, y por otro lado en la concesión de un premio de entre todos los proyectes participantes, incluyendo la sección Fant.Latina dedicada a jóvenes realizadoras, consistente en una beca para poder participar a las Jornadas Profesionales del TerrorMolins 2023.
A las Jornadas Profesionales de este año, orientadas a apoyar talentos emergentes e integradas por charlas, ponencias, mesas redondas, mentorías y actividades de creación de red, se presentaron como finalistas ocho proyectos cinematográficos en desarrollo. De entre todo ellos, Escolanía, de Juan Carlos Saloz y la productora de Molins laChiribita, ha sido el escogido para recibir la mentoría de Cineworld, productora especializada en coproducción Iberoamericana y con amplia trayectoria participando en laboratorios cinematográficos de ámbito internacional. Premios del PúblicoAdemás del palmarés oficial de las diferentes secciones del festival, el público asistente decide su favorita y otorga sus reconocimientos. Este año, los films galardonados con el Premio del público son la comedia de terror y youtubers Deadstream en Sección Oficial, que formó parte de la maratón; la asfixiante Soft & Quiet en la sección Being Different —doblemente premiada por el jurado—; Sissy en la sección Bloody Madness, sobre venganzas y influencers; y la catalana Lagunas, la guarida del diablo, de Marc Carreté, en la sección True Survivor. En cuanto a la Sección Oficial de cortometrajes, la escogida por el público fue la neozelandesa Means to an End.

(Foto: Dan Costa)
Lanzamiento en Blu-Ray de ‘Tucker & Dale contra el mal’, diciembre 2022
Vértigo Films se complace en anunciar el lanzamiento en formato físico (Blu-Ray) de uno de los títulos más divertidos y emblemáticos del género. Llega por fin Tucker & Dale contra el mal, película dirigida por Eli Craig, convertida desde su lanzamiento en película de culto. Desde su estreno, hace más de una década, Tucker & Dale contra el mal fue alabada por millones de fans de todo el mundo, amantes del mundo del terror. La cinta, que mezcla con ingenio y mucha imaginación, el humor y el tono del terror de los slasher clásicos, era uno de los títulos más esperados para ser editados en España. La espera ha merecido la pena. ¡Al fin es posible tener esta película editada en Blu-Ray en España! La fecha prevista de lanzamiento es el próximo 15 de diciembre (*) (*) Fecha orientativa.
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