Diario de Serendipia en Sitges 2022: Retorno a la normalidad. Tercera cápsula
Tras el atracón del segundo día, Serendipia se plantea una jornada más liviana, todo lo cual no significa, ni muchísimo menos, que no tenga actividad, pues le esperan dos ruedas de prensa, un thriller coreano y Jesús Franco/Brigitte Lahaie en el Prado.
SÁBADO 8
Se presentaba un fin de semana intenso en cuanto a invitados, con dos de los galardonados con la Màquina del Temps: los directores Edgar Wright y Neil Marshall, ambos de gran peso específico para los aficionados. Wright, además de la magnífica Trilogía del Cornetto, compuesta por las comedias Zombies Party (2004), Arma fatal (2007) y Bienvenidos al fin del mundo (2013), es el responsable de una de nuestras películas favoritas del pasado año, Última noche en el Soho, cinta que supuso un enorme salto adelante para el director. Y todo ello sin alejarse del fantástico ni de su personal tratamiento british. Durante su estancia, Wright, además de atender amablemente a los fans, realizó una rueda de prensa, a la que tuvimos el placer de asistir, y fue protagonista de un encuentro más generalizado con los aficionados, eventos durante los cuales respondió a cuanta pregunta se le realizó.
Por su parte, el también británico Neil Marshall figura en el corazoncito de los fans del género por, y en esta

Edgar Wright (Foto: Serendipia)
ocasión sí podemos calificarla como tal, esa obra maestra absoluta que es The Descent (2005): un ejercicio de puro terror y adrenalina que mantiene al espectador al borde del colapso durante todo su metraje. Director asímismo del film anterior Dog Soldiers (2002), con el que debutó en el largo y con el que se presentó en la edición de ese año del Festival de Sitges, recibió en 2019 el difícil encargo de retomar a Hellboy tras las dos entregas de Guillermo del Toro. Su lectura del antihéroe de Mignola dividió a los fans, al menos la versión que se estrenó en salas aligerada de hemoglobina y que no respetaba el corte del director. Su presencia en el certamen de este 2022, además para recibir su merecida Màquina del Temps, la justificaba también la proyección de dos de sus trabajos, una sesión dedicada a la reposición de su opera prima (Dog Soldiers) y otra con lo último que ha dirigido, The Lair (2022), un trabajo este último que puede ser catalogado de festival de mutantes, acción y gore, pero tan sólo pudieron disfrutar de ello los acérrimos de las sesiones nocturnas en general y de la sección Midnight Extreme en particular, entre los que no se cuenta, lamentablemente, Serendipia, pues el ente ama las sesiones despertador y ya no está en edad de compaginar maratones y madrugones. Pero pudo saber de su carrera en general y de este filme en particular durante la rueda de prensa. Tanto en la presentación ante los medios como en el posterior encuentro con los fans, Marshall destacó de su nueva propuesta su estética cómic e hizo hincapié en que pudo hacer un trabajo físico con criaturas analógicas. Una opción acorde con sus preferencias personales que no pudo satisfacer en otros

Neil Marshall (Foto: Serendipia)
trabajos como Juego de Tronos o Hellboy. En este último, además, el empleo de CGI le pareció todo un error que le hizo más incómoda aún su participación en este encargo. Sobre Hellboy, añadió que él había propuesto un acercamiento de guion que la hubiera convertido en un film de terror, pero los responsables no dieron el visto bueno y el resultado es el que conocemos (aunque justo es decir que la versión uncut hace más justicia al espíritu del personaje). Ya no podremos saber qué tal habría resultado un Hellboy artesanal acorde a los gustos del director.
Marshall opina que las criaturas realizadas con efectos y maquillajes tradicionales, además de resultar más cercanas para el actor, también hacen más divertido y físico el rodaje. Así que, a pesar de ser más complicado que el CGI, prefiere emplear a todos esos artesanos y modeladores que poseen la facultad de crear figuras que perduran en el tiempo. Marshall, más interesado actualmente en el cine de acción tras su participación en series como Lost in Space o Juego de Tronos y producciones del calibre de Hellboy, donde todo estaba planificado, desea recuperar la autoría y realizar sus propios proyectos, aunque sean de menor presupuesto, pues ya sabe que cuanto más inversión hay, menos control tiene el director sobre su trabajo.
Además de la rueda de prensa, tuvo lugar un encuentro con los aficionados que terminó siendo entrevista y que es la que ofrecemos a continuación, realizada por Xavi Sánchez-Pons y que, a pesar de estar enteramente en inglés, puede traducirse automáticamente.
Y tras este intervalo, Serendipia retorna a los cines, donde A Man of Reason se encargará de ponerla nuevamente en Órbita. En la órbita del mejor cine de acción, el que nos llega de Corea. Y es que en esta edición el cine coreano ha estado muy bien representado, tanto por la calidad de sus títulos, como por la presencia de grandes estrellas. Si en la cápsula anterior nos centrábamos en Lee Jung-jae, en esta toca celebrar la presencia de Jung Woo-sung, a quien ya vimos acompañando al primero en el reparto de Hunt. Actor bien conocido por los seguidores del cine asiático, también debuta este año como director con A Man of Reason, cinta en la que se reserva el papel protagonista. Conceptos como la delincuencia, la paternidad y la redención, se dan cita en este film, que nos trae la historia de Soo Hyuk, que espués de pasar 10 años en la cárcel para cubrir a su jefe, sale de prisión. Pronto descubre que, durante su tiempo preso, ha sido padre de una niña, así que desea romper los lazos con el mundo criminal, pero cuando su jefe comienza a dudar de su lealtad, éste contratará a un famoso asesino para silenciarle. Cuando el sicario tome como rehén a su hija, Soo Hyuk decidirá vengarse de la forma que mejor sabe: con violencia. Con estreno mundial en el Festival de Toronto (TIFF) y premier europea en nuestro Sitges, A Man of Reason es un thriller efectivo que, aunque no venga a innovar nada, hace las delicias incluso de aquellos que no están en la onda de la Nueva Ola Coreana (una pujanza que puede llegar a desbancar a la niponofilia). Jung Woo-sung lleva a cabo un trabajo de dirección correcto que dota a las secuencias de acción del brío adrenalítico necesario y que sabe sacar lo mejor de actores y personajes. Hay que destacar el papelón de Kim nam Gil encarnando al principal antagonista del (anti)héroe, un sádico psicópata que parece casi tan invencible como el protagonista, juntos despliegan ante el atónito espectador un recital de situaciones cartoonescas cuyo gancho es tal que el público no puede por más que suspender la incredulidad ante un material tan espectacular como inverosímil.
Serendipia no se olvida de los clásicos, así que como amante de las desaparecidas retrospectivas, se aferra como si no hubiera un mañana a Seven Chances, sección en la que siempre cae algo interesante. Este fue el caso de Los depredadores de la noche (1988), producción francesa por todo lo alto del incombustible Jesús Franco, que pudo rodar en París y rodearse de un importante plantel de actores, lo que relegó a la pobre Lina Romay a una minúscula aparición. La estrella del film era la bella Brigitte Lahaie, actriz que inició su carrera en el porno y que pudo compaginar su filmografía X con papeles en cine, más o menos, comercial, además de con televisión y literatura. Pareja, por entonces, del productor René Chateau, Brigitte Lahaie le presentó a Jesús Franco durante el rodaje de Dark Mission (1988), acordando ambos hombres realizar alguna película conjuntamente.

La mítica Brigitte Lahaie presentando ‘Les Predateurs de la Nuit’ en el cine Prado (Foto: Serendipia)
Pero la cosa no fue tan bien como cabía esperar, y hubo desacuerdos en cuanto a reparto y guion. Franco se vio obligado a volver a rodar uno de sus films más emblemáticos, Gritos en la noche (1962), a color y con más gotas de erotismo. El variopinto elenco artístico está compuesto, además de Brigitte Lahaie, por Helmut Berger, Chris Mitchum, Telly Savalas, Caroline Munro, Howard Vernon (el propio Dr. Orloff franquiano) y Stephan Audran, esposa de Claude Chabrol, que protagoniza una de las escenas más inolvidables de la cinta. A pesar de la popularidad de los astros que intervienen en el film, hay que admitir que todos están bastante mal. Desganados e impostados. Se nota que Savalas rodó toda su parte (la mayor parte conversaciones telefónicas) en una única jornada, incluída la despatarrante escena final, una de las más desconcertantes que recordamos, no tan solo del director, si no del cine en general.
A pesar de todo, con Los depredadores de la noche, el realizador madrileño demostró que era capaz de hacer un cine más comercial y accesible. Y todo ello sin desprenderse de sus señas de identidad y conservando todas sus constantes de autoría.
La sesión que ofreció el festival de Sitges tenía varios alicientes para hacerla inolvidable. Entre ellos que se trataba una copia recientemente remasterizada en 4K. También por proyectarse en nuestro querido cine Prado, y con el aforo completo. Pero, sobre todo, por el lujo de ser presentada por la propia Brigitte Lahaie, Premi Nosferatu de esta edición. Musa de Jean Rollin, la actriz recordó al cineasta al que califico de autor, situándolo a la altura de otros directores como Éric Rohmer o Claude Lelouch.
Un buena guinda para una jornada repleta de mágicos encuentros y buen cine, mientras en otra parte de Sitges los zombies deambulaban a sus anchas devorando transeuntes tras dos años sin Zombie Walk. Va recuperándose la normalidad habitual.
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