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Esta semana llega…’Mad Heidi’

21 noviembre 2022 Deja un comentario

#ConUnPack trae a España Mad Heidi, la película sensación del cine europeo de género de este año. Una producción suiza que tras una impresionante campaña de crowdfunding logró recaudar más de 3 millones de euros y llamó la atención hasta de Variety.

Sinopsis: En una Suiza distópica que ha caído bajo el dominio fascista de un malvado tirano del queso, Heidi vive una vida pura y sencilla en los Alpes suizos. El abuelo Alpöhi hace todo lo posible por proteger a Heidi, pero sus ansias de libertad pronto la meten en problemas con los secuaces del dictador. La inocente niña se transforma en una fuerza de combate femenina que se propone liberar al país de los locos fascistas del queso.

El estreno-evento será el jueves 24 de noviembre, alineado con el resto de países que han osado distribuirla (Suiza, Austria, Alemania y Francia). Ya tenemos los primeros pases confirmados, que serán presentados en cada ciudad por amigos de la película y osados amantes de este homenaje a las pelis de serie B para todo tipo de público. Borja Crespo , Toni McGinty, Julio C. Sánchez, Gerardo Medina “El Cinéfago, “El Peliculitas”, Daniel Lorenzo, Alberto Armas, Joselé Bernabé y además dos de los dobladores de la película (Llum Rey y Fernando Broseta) amenizarán algunos de los pases evento en ciudades como Madrid, Barcelona, Málaga, Córdoba, Vigo, Valencia y Bilbao.

¡Quesos, katanas, chicas suizas, cantos tiroleses y muchas sangre harán las delicias de los amantes del género!

Aquí toda la información de los pases:

http://linktr.ee/madheidi_spain

Esta loca producción convierte a Heidi, emblemático personaje de la Suiza rural, en una feroz heroína de acción que se enfrenta a la dictadura fascista de un despiadado magnate del queso. Es una verdadera película de Swissploitation (sello y empresa productora creada para la ocasión por su productor Valentin Greutert y sus directores, Johannes Hartmann y Sandro Klopfstein) que mezcla los géneros de acción-aventura-comedia-horror-gore, con los parajes extraordinarios y pacíficos de los Alpes Suizos.

Mad Heidi cuenta en su reparto con Alice Lucy (actriz con orígenes valencianos, que interpreta a Heidi), la actriz española Almar G. Sato (que interpreta a Klara), la estrella del cine holandés Casper van Dien (Starship Troopers, como el Presidente Meili) y los veteranos David Schofield (Piratas del Caribe, Gladiator) y Max Rüdlingler.

Mad Heidi se ha presentado en dos de las citas de género más importantes de final de año en España, en la Semana del Cine de Terror de San Sebastián y en TerrorMolins (película de inauguración). La película también ha ganado varios premios y sigue su recorrido en un buen número de festivales de terror.

 

Diario de Serendipia en Sitges 2022: Retorno a la normalidad. Segunda cápsula

21 noviembre 2022 Deja un comentario

Esta segunda jornada, como ya les adelantamos en la primera cápsula, iba a ser la más larga del festival: 6 películas 6, con una selección que incluyó dos esperadas cintas españolas (Mantícora y Cerdita); una norteamericana (After Yang); una noruega (Nightmare); una eminentemente británica (Flux Gourmet) y, para terminar de redondear el día un intenso thriller coreano, Hunt. No está mal. Nada mal. Y todo en la enorme pantalla de l’Auditori (excepto Cerdita)                           Fotos: Serendipia

Si bien han desaparecido las mascarillas y los espacios restringidos, algunos hábitos puestos en práctica durante la pandemia se han mantenido. Tal y como suponíamos. Por un lado las sesiones son numeradas, lo que evita carrerillas para acceder a los sitios favoritos, un «lujo» solo accesible al público general, ya que prensa e industria tienen diferentes zonas reservadas que, a excepción de la Sala Tramontana, están situados detrás del todo y lejos, por consiguiente, de la pantalla y en una posición totalmente opuesta a la filosofía de Serendipia, que somos carne de primera o, mejor, segunda fila. Que se vea bien grande, que se note que estamos en el cine. Ande o no ande, pantalla grande. Así que nos tuvimos que fastidiar en algunas sesiones, donde de paso pudimos comprobar lo alto que son los jóvenes centennials, cuya almendra nos llegaba a partir, textualmente, la pantalla en dos. Lo que no ha perdurado es el hábito de dejar algo más de tiempo entre sesión y sesión: volvemos a las colas de 15 minutos y «pa dentro». ¿Es malo? ¿Es bueno?: es lo que hay y es imposible que llueva a gusto de todos.


VIERNES 7


El nombre Mantícora significa devorador de hombres. El mito de la Mantícora era de origen persa, pasó al folclore europeo a través del mundo griego que estuvo en contacto directo con el mundo persa. Pausanias, en su descripción de Grecia, recordó animales extraños que había visto en Roma y afirma que la Mantícora podría ser una referencia al tigre ya que tiene tres filas de dientes en la mandíbula y púas en la punta de su cola que usa para defenderse de cerca. Y tigre es lo que Julián, nuestro protagonista quiso, en su infancia, ser de mayor. Una voluntad de ser fiera que nada en su rutina hace sospechar, más allá de ser el encargado de crear los monstruos para los videojuegos de la productora para la que trabaja. Unos monstruos en los que Diana (otro nombre con remembranzas mitológicas, la cazadora del Olimpo) advierte dejes melancólicos en su mirada. Ella confiesa que siempre se preguntó por la intimidad de esos seres que pueblan las cintas de terror, que siempre quiso atravesar su lado desviado para descubrir qué puebla sus almas. Lo que nace entre ellos podría ser objeto de cualquier indie romance, un subgénero al que Vermut, como ya es marca de la casa, dará una (o dos) vueltas de tuerca. Y el director no les juzga, como no lo hizo antes con los protagonistas de sus filmes pasados, al madrileño le interesa derrotar al maniqueísmo, pero sin caer tampoco en el relativismo ramplón de las peores expresiones del buenismo. Lo que duele y conmueve de sus personajes es que son humanos, demasiado humanos. Y por eso nos incomoda su cine. Por eso y porque lo brutal nunca se hace explícito, sólo se configura en nuestra propia imaginación de espectadores. Ahí reside su horror.

Una película difícil de digerir pero que apetece volver a ver y cuyo impacto en público y crítica estamos deseando averiguar. Esperemos que sea recibida como merece, y no con necios e innecesario juicios de valor sobre su contenido o respecto a su director ¿Les ha intrigado, verdad? Véanla. Sin duda una de las que más nos gustó de todo el festival. Un filme con el que Vermut demuestra que no es flor de un día y que el éxito obtenido no le ha hecho esclavo de la complacencia, muy al contrario, Carlos Vermut se arriesga, con este filme, a situarse al margen de la industria. Veremos qué pasa. Por el momento Mantícora, que se presentó en Sección Oficial fuera de competición, consiguió incomodar a más de uno (encabronar, fue el término empleado por alguno).

Veremos…veremos.

Más Sección Oficial ahora a competición con tres propuestas bien diferentes. After Yang, escrita y dirigida por Kogonada, que como cuenta su artífice, está basada en «un cuento encantador y futurista sobre la pérdida («Diciendo adiós a Yang», de Alexander Weinstein)», que cautivó al director por «su domesticidad, así como las cuestiones inherentes al apego y la política del ser. También me interesaba explorar una forma de pérdida que surge retroactivamente». Kogonada propone una sociedad futurista limpia y (casi) perfecta. Multiracial, ecológica y en la que la tecnología es el centro, aunque humanizada y al servicio de esas familias ideales. Pero de nuevo la inteligencia artificial dará problemas, eso sí, de una índole diferente a la habitual en este tipo de historias. La premisa es leve y común en la ciencia-ficción literaria. Yang (Justin H. Min), una inteligencia artificial indistinguible de un ser humano se apaga inesperadamente, hecho que altera las vidas de sus dueños, el matrimonio formado por Jake (Colin Farrell) y Kyra (Jodie Turner-Smith) y su hija, la pequeña Mika (Malea Emma Tjandrawidjaja). Descubren que Yang era la verdadera alma mater de la familia, el puente que los mantenía unidos, por eso empieza un búsqueda casi desesperada para conseguir traerlo de nueva a la actividad (¿la vida?). Kogonada nos propone un viaje hacia la pregunta por el origen de qué significa ser humano, dándonos como hilo, para no perdernos en el laberinto, la memoria, verdadera albacea de nuestra entidad, aunque fuéramos, como Yang, un androide. Un viaje que brilla más cuanto más se acerca a lo sensorial  y se nos muestra que el recuerdo se nos graba sobre todo cuando viene acompañado de pequeñas acciones que implican los sentidos, cocinar, mojarse bajo la lluvia, enamorarse, pasear de la mano, contemplar las estrellas, reírse por una tontería… After Yang es una película bella, lo es en su fondo y en su forma, y profundamente serena como ese Colin Farrell más contenido que nunca de cuya mano descubriremos que hay algo peor que la muerte: el olvido. Y que hay que dejarse fluir.

Y del apolíneo goce estético que es After Yang pasamos a sumergirnos en otro viaje al mundo de los sentidos de la mano de Peter Strickland, una experiencia que busca desbordarnos y lo consigue con un planteamiento que cabalga entre imágenes subyugantes y situaciones grotesco-surrealistas que llegan al humor escatológico, perfectamente engranadas en un mecanismo que se pone al servicio de la reflexión sobre el arte y su papel, sobre el valor de la transgresión, y otros temas candentes como puede ser el lugar de la mujer en un mundo todavía dominado por perspectivas masculinas. Flux Gourmet consolida a Strickland como una de las voces más excepcionales en el panorama del fantástico y del cine en general. Maridando cine y gastronomía investiga, a través de todo el proceso de lo culinario (desde la elaboración hasta el detrito), las capas de lo creativo, que basculan entre la necesidad de indagar los límites y la voluntad de conquistar el reconocimiento y complacer al público. Formando un díptico espurio con Berberian Sound Studio, la experimentación con el sonido es el eje formal en torno al que ambas orbitan, Flux Gourmet es (quizás) la más asequible de las propuestas del británico, en buena medida porque sus habituales excentricidades vienen recubiertas por una envoltura de comedia. Una comicidad que viene de la mano de Stones (Makis Papadimitriou), el cronista que documenta el progreso del trío de aspirantes a estrellas del cátering ultrasónico (una disciplina en la que se mezcla la música electrónica, la cocina en directo y la escenificación teatral) que han sido elegidos para beneficiarse del semillero de futuros valores que es la Residencia de Jan Stevens (Gwendoline Christie). Stones, que guarda no pocas similitudes con el ingeniero de Berberian, aunque esté capacitado para ser escritor ha apeado toda pretensión artística para ganarse la vida como comentarista de oficio. Personaje empático, con sus reflexiones en off en su griego natal y, sobre todo, con sus dolencias intestinales (una aerofagia que se manifiesta con sonoros meteorismos), es el hilarante puente que permite al espectador, incluso al menos avezado, conectar de pleno con el rico imaginario del director. Flux Gourmet es un exquisito bocado visual que confirmó a Serendipia que una convocatoria capaz de integrar en su programación a los monstruos de Carlos Vermut y las extravagancias de Peter Strickland ya tenía merecido con creces el título de excelente edición, nos echaran a partir de ahí lo que nos echaran.

Por eso no empañó la jornada la mediana ópera prima de la noruega Kjersti Helen Rasmussen, con la que Serendipia cierra la Sección Oficial de esa segunda jornada: el demonio del sueño que puebla nuestras pesadillas y que se materializa en Marerittet.  Rasmussen declaraba en la presentación que su inspiración fue la proximidad fonética y etimológica del término empleado en diferentes lenguas para nombrar los malos sueños, citando los tres ejemplos más paradigmáticos: la voz ‘marerittet’ del noruego, la inglesa ‘nightmare’ y la francesa ‘cauchemar’, todas ellas palabras compuestas que en su primer término hacen referencia a la noche y en el segundo, que no debe ser confundido con el ‘mare’ traducible por ‘yegua’, aluden a una supuesta entidad maligna que sofocaría a las personas mientras duermen. Esta imagen literaria ha sido plasmada en las artes pictóricas con representaciones semejantes entre sí y que tendrían en la de Fuseli la más icónica. La directora trata de tejer con estos mimbres (y nos atreveríamos a decir que con la sombra de Pesadilla en Elm Street sobrevolando) un relato en el que se entremezcla el mito del diablo nocturno con la literatura sobre los llamados sueños lúcidos, aquellos en los que podemos reconocer el sueño como tal, permanecer conscientes dentro de él y cambiar su contenido, enmarcándolo en un contexto de casas encantadas y posesiones. La premisa no podía ser más interesante, pero su plasmación no está a la altura de la idea. Y es que la historia sobre un matrimonio de veinteañeros que se instalan en un destartalado piso en el que falleció una joven embarazada, un ambiente que seguramente pretendía reproducir la atmósfera de La semilla del diablo, adolece de un desarrollo mecánico que nos lleva a desinteresarnos por el destino de sus personajes, una de las peores maldiciones que pueden caer sobre sobre un filme. No le negamos a esta opera prima su derecho a ser incluida en una antología sobre el panorama más actual del fantástico y el terror, sobre todo en una edición que ha pretendido dar visibilidad al peso de las realizadoras en el género, pero que carece del empaque que todos esperamos encontrar en la Sección Oficial.

Un excelente thriller de Corea del Sur sirvió para recuperar el buen sabor de boca y poner a Serendipia en Órbita.
Hunt (헌트), una intriga política con sus infiltrados y ambientada en unos años ochenta de tensión entre ambas Coreas. La película sirvió a la perfección como desengrasante ante tanta propuesta intimista. Que no es que no nos agraden, pero Serendipia es también un ente dado a la acción y, de eso, saben mucho los coreanos. Dirige y protagoniza Lee Jung-jae, popular protagonista de la serie El juego del calamar, que se paseó junto a su coprotagonista, Jung Woo-sung, y se dejó querer por todos los asistentes al festival, entre los que levantó gran entusiasmo, sobre todo entre un grupo de fans de ascendencia coreana. La estrella no sólo demostró su savoir faire con las exigencias de la fama, sino que reveló que tras las cámaras tiene las mismas buenas dotes que frente a ellas.

Hunt, con el recuerdo de la Masacre de Gwangju en la recámara, explota bien todo el potencial de los dramáticos 80s coreanos, una década tan interesante como triste en la que la libertad de pueblo casi no existía, y la paranoia de espías comunistas de Corea del Norte se respiraba en toda la sociedad surcoreana. La trama sabe combinar memoria histórica y ficción con un guion que hace del giro su mejor arma para tensar la intriga. Y Lee Jung-jae dosifica con maestría los componentes de su fórmula magistral. En la cinta hay espacio para el drama, que no actúa como mero relleno para espaciar las secuencias de acción, sino que casa con la intriga en un maridaje en el que ambos se retroalimentan de forma necesaria. El debutante coreano muestra también su buen pulso en la dirección de actores logrando que todos ellos compongan personajes de rico y matizado arco dramático. Buen guion, buena ambientación, ritmo trepidante pero sin vértigo, pues todo encaja sin forzamientos, secuencias de acción bien ejecutadas y buen trabajo actoral, todo lo tiene Hunt. Sin duda una de esas operas primas con la que cualquier debutante sueña

De un debut de excepción a otro. Con los niveles de adrenalina convenientemente elevados, nos embarcamos en la sexta y última propuesta de esta apretada jornada: Cerdita, uno de los títulos más esperados, que se ofreció formando parte de Sección Oficial fuera de Competición. Partiendo del corto homónimo, que se alzó con el Goya al mejor corto de ficción en 2019, llegaba la puesta de largo de Carlota Pereda. Siempre que el origen de una opera prima es una brillante pieza breve anterior hay muchas expectativas, pero también dudas, ¿el largo no va a resultar ser un corto estirado? Las sospechas son legítimas, quizás no lo fue tanto que Serendipia se lo comentara a la autora tal cual antes de la proyección, ¡con lo nerviosa que debía de estar! Si este ente que les escribe careció de tacto en los momentos previos, no le faltó humildad para subsanar su error tras el pase felicitando a la autora y reconociéndole que el temor no había resultado ser más que un prejuicio infundado.

Pereda sabe convertir la materia de su trabajo en corto en el núcleo de su relato largo, sin que dé la impresión de que todo lo demás que lo arropa sea un mero postizo artificial. De hecho, Cerdita, el largo, puede ser disfrutado sin haber visionado la pieza anterior, así de tajante es su autonomía, estamos ante un universo expandido con maestría que logra ser fiel al espíritu de su germen y, a la vez, alumbrar un relato con entidad propia. Y es que la reescritura no se limita a perfilar con mayor agudeza al personaje central (que también) para ofrecer aún más oportunidades de lucimiento a su flamante protagonista, Laura Galán, sino que logra enmarcar el high concept en un rico entramado que no sólo da mayor carga psicológica a las reacciones de ésta, sino que además contextualiza el nudo temático dentro de una situación enriquecida donde aparecen personajes que no estaban en el corto y que hacen que la cinta alce su vuelo hasta el drama costumbrista, sin perder nunca de vista su condición de cinta de género. Entre los personajes creados para el largo, destacan los progenitores de Sara («cerdi» para sus antagonistas), dueños de la charcutería del pueblo, interpretados por Carmen Machi y Julián Valcárcel, son gentes llanas (y llenas), más rigida la madre, más permisivo el padre, que hacen que la cinta gane enteros cuando están en pantalla. La ampliación del dramatis personae y el mayor despliegue de subtramas hacen que Cerdita sea una obra que sabe darle nuevas lecturas a los tropos del género.

Laura Galán presentando el primer pase de ‘Cerdita’ (Foto: Serendipia)

Sangre, psycho killers, bullying, humor, chacina y costumbrismo en una Extremadura profunda que nada tiene que envidiar al Texas de los matarifes de Tobe Hooper, que irremediablemente vienen a la cabeza del aficionado al ver el filme, cosa que ratifica la directora: «En Cerdita hay referencias directas a ‘Jeepers Creepers’ y a ‘La matanza de Texas’. Es el cine que más me gusta». Respecto a la elección del escenario escogido para la película, Villanueva de la Vera, lo fue porque, tal y como confiesa, «Es donde paso las vacaciones, así que lo conozco muy bien. La película está escrita allí también», añadiendo que «Una cosa que decíamos mucho en el rodaje relacionado con esto es que, en Extremadura nadie te oye gritar«, en clara alusión a la popular frase promocional de Alien, el 8º Pasajero.  ¿Folk horror? ¡No!, Spanish Gothic y AgroTerror. Y no el único representante de esta vertiente autóctona que hubo durante el festival, como ya veremos.

Y con un buen sabor de boca, a pesar de que en el pase de la Sala Tramontana no se ofreció al público la degustación de embutidos que tuvo lugar durante el pase del día siguiente en l’Auditori, Serendipia marcha a su cubil a descansar tras la que fue la jornada más intensa, en cuanto a visionado de filmes, de todo su Sitges 2022.

Definitivamente esta edición estaba demostrando que, en contradicción con lo escuchado por los corrillos del festival, no era, ni de lejos, «la peor de los últimos 20 años«.

 

 

 

 

 

 

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