La historia del mejor programa de nuestras vidas: Un, dos, tres, responda otra vez. Un libro de Miguel Herrero
UN, DOS, TRES, RESPONDA OTRA VEZ. La historia del mejor programa de nuestras vidas
Miguel Herrero (Tapa dura, 296 páginas a todo color. Diábolo Ediciones)
Los que rondamos los cincuenta y los sobrepasamos recordamos perfectamente lo que significaba la llegada del viernes, día mágico en el que, además de terminar la semana lectiva y laboral (en muchos casos), toda la familia se reunía ante el televisor para vivir una nueva emisión del concurso ‘Un, dos, tres, responda otra vez‘. Con ese programa nos reímos, aprendimos y también, ¿por qué no? algunos niños nos enamoramos por primera vez, ya que todos teníamos a nuestra presentadora favorita. No nos parecían tan lejanas como realmente estaban. Eran como esa vecina a la que veíamos y adorábamos en silencio. Hasta nuestras madres las apreciaban. Las conocíamos, al igual que a los cicutas, tacañones y tacañonas, a los que, esos sí, teníamos más cerca de lo que quisiéramos. Queríamos a Chicho, que nos había espantado con sus ‘Historias para no dormir‘ y queríamos, en resumen, un mundo mejor, esa vida en la que todos sonreían y que cada viernes nos llegaba, primero en blanco y negro y más tarde a todo color, desde esa pantalla a la fantasía que entonces era el televisor.
Sin lugar a dudas, el ‘Un, dos, tres…’ forma parte de la memoria sentimental de muchos españoles. Sobre todo de los más mayores, ya que las generaciones posteriores ya lo conocieron en la época de las televisiones privadas, y no cuando la gris televisión franquista constaba solo de dos canales, que parecían llenarse de vida y color gracias a este concurso. Y todo, realmente todo, lo que envolvió a ese universo creado por Chicho Ibáñez Serrador es lo que ha reunido Miguel Herrero en las páginas de Un, dos, tres, responda otra vez. La historia del mejor programa de nuestras vidas. Un voluminoso libro, editado por Diábolo Ediciones, que se añade a la colección de obras con las que la editorial rescata la maltratada cultura popular española. Miguel Herrero, como ha demostrado en otras de sus obras dedicadas al ente televisivo (varias de ellas editadas también por Diábolo), es todo un especialista que demuestra un gran conocimiento sobre el medio, y sobre el concurso en particular, y ha realizado EL LIBRO sobre este espacio televisivo. Un libro en el que se recoge, repito, absolutamente todo y más: todas las etapas, los personajes, la mecánica del concurso en cada edición, anécdotas, merchandising, temática y fecha de emisión de cada espacio… Todo. Y el autor lo ha hecho de la mejor manera posible, escarbando en prensa y revistas de la época. Buscando el dato curioso, entrevistando a algunos personajes conectados con el concurso como la encantadora Aurora Claramunt o el entrañable Pepe Carabias (quien ya por si solo merecería un libro por ser historia viva de la televisión, del cine y del doblaje) y contando, además, con material gráfico proveniente de los archivos personales de los implicados.
Miguel abre nuestra memoria mientras leemos el libro, nos inunda de datos contagiándonos su propio entusiasmo. Se nota que ha disfrutado encontrando esa pequeña nota que desconocía, esa declaración contenida en aquella añeja publicación, esa portada tan curiosa. Y también se nota que goza al compartir todo ello con el lector. Por eso este es un libro valioso, apabullante y desmesurado en su contenido, pero también necesario para entender a un país que quería cambiar y que lo hizo a caballo de las distintas ediciones del concurso.
Leeremos sobre las diferentes etapas, de cómo se tuvo que enfrentar el programa a las cadenas privadas llegando a poner demasiada carne en el asador (¿recuerdan a Gloria Trevi?). Averiguaremos que la neumática Sabrina actuó antes en el concurso que en aquel inolvidable programa de fin de año; veremos como Chicho siguió apostando por que su programa no dejara de ser un espacio familiar en tiempos de mamachichos. Y veremos como el fin llegó con su apuesta personal por la cultura en la décima temporada, que quizás fue un suicidio buscado, premeditado, en un momento en el cual la más pura telebasura inundaba las parrillas televisivas.
Victoria Abril, Aurora Claramunt, Agatha Lys, Beatriz Escudero, Britt, Blanca Estrada, María Casal, Kim, Silvia Marsó, Lydia Bosch…; las coletillas que formaron parte de las conversaciones cotidianas de los españoles y que, todavía actualmente permanecen ya como lugares comunes de nuestro imaginario: ‘Veintidos ‘ ‘La plaza estaba abarrotaaa’, ‘¡Y eso duele…!’ ‘¿Porqué será?’, ‘Hasta aquí puedo leer’, ‘Hemos venido a jugar’,’¡Campana y se acabó!’… Los presentadores que fueron y los que no llegaron a ser pero cuyos nombres se barajaron; Doña Ruperta, Botilde, El Chollo, El Antichollo… todo recorre las páginas de este libro. Si hay que buscarle un pero, este sería la ausencia de pies de fotos, que nos aclararían quienes son algunos de los personajes que muestran.
Hay quien, como yo, piensa que la dedicación al concurso terminó truncando una muy interesante carrera cinematográfica. El mismo Chicho lo ha llegado a declarar, pero ahí queda el conjunto de su obra, que trasciende al hombre, importante en todos sus aspectos: su ficción televisiva con Historias para no dormir, recuperadas por el sello 39 Escalones en un magnífico pack en DVD; su obra cinematográfica que, lamentablemente, se limita a dos largometrajes (La residencia y ¿Quién puede matar a un niño?); su poco conocida faceta teatral (con obras como El agujerito y Aprobado en castidad/inocencia); y sus espacios televisivos (concursos y otros programas multipremiados que merecerían una edición en condiciones como Historias de la frivolidad).
Sin duda los estamentos oficiales maltratan y ningunean la cultura popular, los cómics, el cine y la televisión que muchos tenemos en nuestra memoria pero que oficialmente parece no haber existido, mientras otras épocas se están entronizando de manera desaforada. Así que mientra haya estudiosos entusiastas como Miguel Herrero y editoriales como Diábolo Ediciones parece que habrá un reducto donde quedará resguardada. Porque aunque Serendipia está un poco harto de esta operación nostalgia (video clubs, los ochenta, la movida, EGB’s…) siempre estará a favor si se hace desde trabajos escrupulosamente realizados que escarben y vayan más allá de un simple desempolvar el pasado.
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