Diario de Serendipia en Sitges 2021: Remontando la pandemia. Séptima cápsula
Una nueva jornada en la que el cansancio comienza a hacer mella en Serendipia. Las películas se van editando en duración y sus argumentos mezclándose debido al sueño y las breves cabezaditas que van produciéndose… Pero afortunadamente encontramos un momento para cargar las baterías dando un paseo por la costa y visitando la King Kong Area:

Fotos: Serendipia
INCISO
KING-KONG AREA / COLECCIÓN FANTATERROR (Ediciones Setanta-Nou)
A la zona de tiendas que hay en la linea de costa, se les ha añadido otra de actividades y bares que
consiguen empalmar con la zona de tracker food, consiguiendo un paseo temático y en cierto modo un oasis entre cines que tuvo gran afluencia de público. Nuestra intención primera, eso sí, era poder ir a nuestro establecimiento preferido del festival, El Setanta-Nou, lugar de parada obligatoria para todo asistente y fan del cine de terror, pues allí podrá comprar a un precio sin competencia, lo mejor del cine fantástico y de terror en formato DVD y Blu-ray. Y ya habían llegado nuestros niños, bueno, nuestros en parte, pues Serendipia ha puesto su granito de arena para que salgan lo mejor posible, pues se trata de las primeras cuatro entregas de la Colección Fantaterror,
bajo cuyo genérico nombre se reúne lo mejor del cine fantástico y de terror español en una necesaria iniciativa editada por el propio sello de la tienda, Ediciones Setanta-Nou. Cuatro titulazos cuyas ediciones especiales (con póster, libreto y slipcover) fueron las estrellas del festival: Pánico en el Transiberiano (Eugenio Martín, 1972), No profanar el sueño de los muertos (Jordi Grau, 1974), Ceremonia Sangrienta (Jordi Grau, 1973) y Misterio en la isla de los monstruos (Juan Piquer Simón, 1981). Cuidadas ediciones, con numerosos extras y con ánimo de continuidad, pues pendiente quedó El bosque del lobo (Pedro Olea, 1970) por falta de dos tempranos cortometrajes del director, El parque de juegos (1962) y Anabel (1963), ambos de temática fantástica, con los que Olea se graduó como director en la Escuela Oficial de Cinematografía (EOC) y que quedaron pendientes de servir por la Filmoteca Española. Además, durante la presentación de El aullido del diablo, Sergio Molina anunció parte de los nuevos once títulos de su padre con los que la colección proseguirá su andadura durante el próximo año. Así
que se abre un 2022 interesante, seguro, para los amantes del cine de terror español y en particular los de Paul Naschy. También se presentaron, fuera de colección, dos estupendas ediciones en Blu-ray: una en formato doble dedicada a Elio Quiroga con No-Do (2009) y La hora fría (2006), y Amigo, la fenomenal opera prima de Óscar Martín, directores ambos presentes durante el festival, Óscar brevemente, pues partía hacia otro situado en los Cárpatos (no es broma) y Elio como jurado de la sección Noves Visions.
EXPOSICIÓN: LOS MUNDOS DE WALDEMAR DANINSKY
En un año dedicado a la bestia interior, con el hombre lobo en cabeza, no podía faltar un homenaje a nuestro licántropo particular y el más prolífico en el cine, Paul Naschy. Así, además de poder disfrutar en
pantalla grande de El retorno del hombre lobo (Jacinto Molina, 1981), dentro de la retrospectiva dedicada a las películas del mito y con la actriz Silvia Aguilar como presentadora de lujo, se le sumó la exposición Los mundos de Waldemar Daninsky, comisariada por Diego López y que contó con material de su propia colección, así como perlas pertenecientes al propio Naschy, dentaduras, la katana original del film coproducido con Japón, La bestia y la espada mágica (Jacinto Molina, 1983) y guiones, entre ellos el santo grial, el manuscrito de Satanás contra el hombre lobo, que dio pie a La noche de Walpurgis (León Klimovsky, 1971). También había unas estupendas fotografías originales que muestran el proceso de maquillaje utilizado en La maldición de la bestia (Miguel Iglesias Bonns, 1975), realizadas por el artista Pierrot, publicadas en su revista, Vudú y aportadas por su biógrafo y autor del documental, Lentejuelas de sangre (2012), Eduardo Gión. Todo en una pequeña gran exposición de la que compartimos un video realizado y publicado por el canal de YouTube Los mundos de ENORM. Hemos intentado comunicarnos con su responsable para pedir permiso para hacerlo, pero de momento la búsqueda ha sido infructuosa. En todo caso, clicando en el nombre del canal, pueden acceder a muchas más entradas con un nexo común, el cine, especialmente fantástico y de animación: coleccionismo, figuras, muñecos, libros, cómic, VHS… , y todos esos objetos de los que se nutren nuestros sueños.
Pero después de este necesario inciso, vayamos a por más películas:
Y el día comienza con el madrugón habitual en la sesión despertador de l’Auditori, donde nos espera Antlers (Scott Cooper, 2021), una cinta que debe mucho al Festival de Sitges, como confesaba su guionista principal, y autor del cuento en el que se inspira el guion (y que puede leerse íntegro aquí, Nick Antosca (presente en esta edición por ser uno de los galardonados con el Premi Màquina del Temps): «es curioso, porque el proyecto de ‘Antlers’ nació aquí mismo [en el festival de Sitges de 2017] en el año que vino Guillermo del Toro. Yo vine como invitado para una masterclass a raíz del estreno de ‘Channel Zero’ y él presentaba ‘La forma del agua’. Yo soy un admirador de su trabajo y la sorpresa llegó cuando me dijo que quería trabajar conmigo. De ahí viene el hecho de que haya sido el productor de la película» (en la entrevista concedida a eCartelera). Antosca es uno de los jóvenes valores del cine norteamericano (hasta ahora vinculado al audiovisual televisivo), para algunos al mismo nivel que Ari Aster o Jordan Peele gracias a su manejo de temáticas sobrenaturales contrapuestas con situaciones cotidianas y dramáticas. En The Quiet Boy, el cuento de partida, el escritor sigue la historia de Julia, una joven maestra de buenas intenciones, atrapada en la monotonía de un poblado en West Virginia quien, en su afán por ayudar al niño introvertido y desnutrido de su clase de cuarto año, termina por desatar una serie de sucesos violentos y atroces a manos de una fuerza sobrenatural que se alimenta del dolor. En su traslado al guion literario a esta trama principal se le sumaba la intención de anclar la historia la mitología de la tradición nativa americana y el espíritu diabólico ancestral del Wendigo. Folk Horror de raigambre norteamericana, ideada por un joven talento y producida por Guillermo del Toro, nada podía pintar mejor, sin embargo, el resultado no está a la altura de las expectativas: nos pareció bastante rutinaria y carente de ritmo, algo quizás
achacable al cansancio acumulado por Serendipia, pero en sintonía con los comentarios que clamaba el murmullo de los espectadores. Es posible que la cinta se resienta del cambio de director a principios del rodaje y por los numerosos reshoots (retoques de filmación posteriores para mejorar lo insuficiente), con el consiguiente retraso de producción, pero lo cierto es que la versión final va falta de timón, no logra integrar las distintas capas de lo relatado, no consigue ensamblar bien el thriller psicológico de la maestra y el alumno introvertido con el terror sobrenatural de la maldición indígena. Pudiendo haber sido sugerente malbarata su atmósfera para convertirse en una monstermovie común y corriente. En todo caso pronto podrán comprobar por ustedes mismos si la cinta tiene carencias o fue Serendipia la que no estuvo atinada, pues tendrá estreno en cines el 19 de noviembre de la mano de Disney como Antlers: Criatura oscura.
A continuación deseábamos haber visto Offseason (Mickey Keating, 2021), pero la ya habitual escasez de tickets para medios en los, insistimos, pases de prensa abiertos al público, causó que se agotaran en escasos minutos haciendo que volviéramos a Tramontana y a la sección Noves Visions y tuviéramos que escoger una película que en principio nos inspiraba cierto rechazo, Mayday (Karen Cinorre, 2021). Nuevamente el azar jugó bien sus cartas, pues, sin ser un descubrimiento de primera, resultó ser todo un soplo de aire fresco y una oda a la libertad e igualdad en forma de cuento de hadas. En clave femenina y con elementos de Peter Pan y Alicia en el país de las maravillas, en Mayday el enemigo a combatir, inicialmente, serán los hombres, a los cuales cual sirenas, el grupo de mujeres protagonista dirigirán hacia la perdición. Pero ese enfrentamiento, retratado como una guerra basada en el exterminio mutuo, no satisfará a la protagonista, Ana (Grace Van Patten) que, a pesar de que en principio ha encontrado fuerza en ese nuevo mundo, escogerá buscar su lugar luchando y compitiendo como una mujer, y no a la manera del hombre. Contada en clave fantástica, entre bélica y de aventuras, la película está protagonizada por un estupendo elenco femenino (ademas de Van Patten, Mia Goth, Soko, Juliette Lewis) y con ella ha debutado en el largometraje su directora y guionista, Karen Cinorre.
Más Noves Visions con Vampir (Branko Tomovic, 2021), una producción británica con un inicio similar al de Drácula (y por extensión a casi todas las historias vampíricas), con la llegada de un forastero a una pequeña población, en este caso situada en Serbia y en la actualidad, en la que su protagonista, un escritor inglés (interpretado por el propio director, productor y guionista del film), se instalará en busca de tranquilidad, aceptando un empleo como sepulturero que le dará opción a una vieja casa adyacente al cementerio. Allí se dará cuenta de que los habitantes, además de tener un folklore y unas costumbres un tanto bizarras, tienen un tono de piel de lo más pálido. Pero no se adelanten, pues la historia no irá por donde pueden imaginar, y ahí, además de en la angustiante claustrofobia que el personaje nos contagia , radica la originalidad de esta interesante opera prima. El bajo presupuesto de Vampir es obvio, pero también lo es la capacidad de Tomović para crear una atmósfera con escasos medios.
Para terminar el día, una nueva cita en Sitges con un viejo conocido del Festival, Fabrice du Welz, que presentaba Inexorable (2021) dentro de la sección Oficial Fantàstic Competició. Una historia de obsesiones y mentiras protagonizada por un escritor, Marcel Bellmer (Benoît Poelvoorde), en busca de inspiración, padre de una niña angelical y felizmente casado con la hija del editor que convirtió su novela, Inexorable, en un bestseller. Todo es luz y espacio abierto cuando arranca la cinta, la familia acaba de mudarse a la, recientemente heredada, finca del editor, una mansión noble en la pacífica campiña belga, hasta «estrenan» perro para la pequeña ahora que han abandonado la ciudad. Completamente idílico e impoluto. Pero pronto ese espacio ideal será invadido por un elemento discordante que tendrá tanto de seductor como de turbador: la joven Gloria (Alba Gaïa Bellugi), un personaje que resulta ser un perfecto cruce entre la Annie Wilkes de Misery (novela llevada al cine en 1990) y la Alexandra «Alex» Forrest de Atracción Fatal (1987), con suaves toques de la Peyton Flanders de La mano que mece la cuna (1992). En la secuencia de presentación de la misteriosa Gloria, du Welz emplea espacios urbanos, cerrados y nocturnos, una elección de puesta en escena que ya muestra las dos fuerzas antagónicas que van a cortocircuitarse en el filme, sin necesidad de explicar más de lo necesario sobre el origen o la razón que mueve a la joven. La colisión entre los dos mundos, en un primer momento, no podría ser menos amenazante, Gloria aparece en el jardín familiar acompañando al perro de la niña, que se había extraviado en un descuido. Un gesto servicial que permite a la joven introducirse en el universo burgués como un engranaje indispensable para el buen funcionamiento de ese hogar. Lo de Gloria es una auténtica home invasion seductora, sensual, de hecho. Nada saben de la extraña, más allá de esa afabilidad y diligencia que la hacen querida y necesaria, pero ella sabe todo sobre sus antagonistas e incluso se hará con la información más oculta, que, con sus manejos, acabará desmantelando el equilibrio del hogar hasta su aniquilación absoluta y trágica. Sabremos lo justo para definírnosla, es una admiradora del autor, la más acérrima, una verdadera fan fatal, que busca hacerse central para reactivar el genio creativo del novelista, convirtiéndose para ello en su fantasía erótica primordial. Se quiere musa y quiere serlo a través de la pulsión sexual y la total posesión, aun en el caso de que ello conduzca a la muerte del artista y de ella misma. Nuevamente, pues, du Welz, se adentra en una radiografía de la pasión desmesurada, lo hace esta vez bajo el envoltorio del suspense, del thriller de personaje a la guisa en que tanto nos ofreció en los últimos ochentas, primeros noventas. Pero el
belga usa los tópicos del género y los modos hollywoodienses con una impronta personal que, en el fondo, dinamita las estructuras morales del mismo en las producciones mainstream. Porque no hay una línea divisoria que separe a los personajes positivos de los negativos, puede que Gloria sea el lobo, pero en su intención podría estar el deseo de subvertir el darwinismo social que impide el flujo de una clase a otra. Lo que está claro es que los Bellmer del mundo no son ovejas, su ansia de control y poder es incisiva, por eso basta con rascar un poco la superficie de su aparente orden para descubrir su realidad disfuncional. En Inexorable nada nos mueve a la empatía, no es una pieza para el gran público, a pesar de ser una de las obras más convencionales del belga. No será la mejor de su filmografía, pero maneja bien la tensión y, sobre todo, tiene carácter.
¿Qué más podríamos decir? Quizás señalar que el elemento fantástico brilla por su ausencia y, en cuanto al terror, sólo se acerca a él en la medida en que lo fatídico y lo funesto son fuentes de trauma y angustia (tres términos que la teoría psicoanalítica ve concomitantes). Nos moveríamos, pues, en las arenas movedizas de lo limítrofe. Sólo lo apuntamos. ¡No hemos venido aquí para hablar de los límites del fantástico!
Y para finalizar inmejorablemente la jornada, nada mejor que una buena mesa compartida con amigos. En este caso Serendipia disfrutó de la compañía de su viejo amigo José Miguel Rodríguez, responsable del blog Dioses y Monstruos y uno de los fundadores de la recordada editorial Tyrannosaurus Books.
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