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El retorno del hombre lobo: El retorno de Waldemar Daninsky

“En El retorno del hombre lobo están las coordenadas , todas ellas, de mi propia vida, plasmadas en piezas que, si se analizan, encajan: el claustrofóbico castillo, las tumbas góticas, los amores sin futuro, las amenazas de los no muertos, la marginación de alguien condenado porque es distinto y la muerte, que lo impregna todo. Todos estos elementos forman mi personalidad y mi obra.”[1]

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Tras adquirir bagaje dirigiendo seis películas y asegurarse de disponer de medios y control absoluto sobre su obra, Paul Naschy por fin se anima a dirigir su primera película sobre su más popular creación, el licántropo Waldemar Daninsky. Y lo hace en un momento en el que dispone de total libertad para hacerlo, ya que gracias a un acuerdo de preventa cerrada con Japón, puede rodarla con su propia productora, Dálmata Films, fundada junto a Julia Saly, Augusto Boué y el japonés Masurao Takeda y con la que ya ha coproducido con Japón El carnaval de las bestias (1980) y Howaito Rabu (1979), filme para el mercado japonés en el que Naschy ejerció exclusivamente labores de producción.

En un principio el director piensa en realizar una secuela de La maldición de la bestia, anterior cinta de la serie protagonizada por el licántropo rodada en 1975 por Miguel Iglesias Bonns con guión, como es habitual, del propio Naschy y que, al contrario que todas las demás películas de la saga, tenía un final feliz con Waldemar curado de su maldición. Pero El asesino de la luna llena, que es como se piensa titular esta secuela, no se rueda, optándose por realizar un inconfeso remake de La noche de Walpurgis (León Klimovsky, 1971) al que se le añaden diversos elementos de otros títulos de la saga.

Waldemar Daninsky con la máscara de la ignominia a punto de ser apuñalado con la cruz de Mayenza

Waldemar Daninsky con la máscara de la ignominia a punto de ser ejecutado con la cruz de Mayenza

La acción se inicia en Hungría en el siglo XVI, donde es juzgada la Condesa Erzebeth Wandessa Bathory[2] acusada de beber la sangre de sus víctimas para conservar su juventud. También se enfrentan con la justicia sus cómplices, entre ellos el licántropo Waldemar Daninsky. Declarados culpables son condenados y mientras la Condesa será emparedada de por vida en su cuarto, Waldermar será apuñalado con una cruz forjada con la plata del cáliz de Mayenza. La acción pasa a la actualidad donde tres estudiantes, Karen (Azucena Hernández), Bárbara (Pilar Alcón) y Erika (Silvia Aguilar) viajan a los Cárpatos en busca del lugar donde fue enterrada la Condesa maldita. Lo que no saben sus compañeras es que Erika quiere resucitarla con ayuda de un medallón que ha sustraído a su profesor (Narciso Ibáñez Menta), tras asesinarle.

Póster español del film.

Póster español del film.

Este es el punto de partida de El retorno del hombre lobo, casi un compendio mejorado de varios filmes de la saga extrayendo de La noche de Walpurgis la mayor parte de la trama: en ambas historias un Waldemar revivido y desterrado en un caserón salva del peligro y acoge a unas jóvenes estudiantes, se enamora de una de ellas y se enfrenta como licántropo con la condesa sangrienta, vuelta a la vida como vampira. Una vez destruido el mal, la joven de la que se ha enamorado tendrá que liberarlo de la maldición hundiendo la cruz de Mayenza en su pecho.

Pero el argumento también posee puntos en común con otros filmes: así a bote pronto el inicio en pretérito en Hungría, con ejecución de Bathory (encarnada entonces por María Silva), pudo verse en El retorno de Walpurgis (Carlos Aured, 1973); la ejecución de  los brujos, con maldición y promesa de volver de por medio, nos la hicieron también Alaric de Marnac y Mabille de Lancré en El espanto surge de la tumba (Carlos Aured, 1973); otros forasteros fueron atacados por bandidos en la carretera de Baliavasta en Dr. Jekyll y el hombre lobo (León Klimovsky, 1972), donde la joven superviviente fue  rescatada por Waldemar, al igual que en este filme, de ser violada y asesinada.

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El retorno del hombre lobo mantiene también constantes con el cine de terror clásico, del que Paul Naschy era un gran entusiasta. Baliavasta es un lugar anclado en el siglo XIX y situado en la misma Europa que nos mostraba los filmes de Universal. Habitada por supersticiosos lugareños que fuman en pipa, visten ropas autóctonas y se reúnen en la acogedora taberna, donde el espantado dueño no deja de recomendar a los forasteros no frecuentar ciertos lugares de noche. Quizás por ello no parece extrañar a las tres jóvenes la forma de vestir que tiene el revivido Waldemar, a la usanza de un caballero del siglo XVI. Otra presencia familiar en las cintas clásicas era la del criado o ayudante deforme o jorobado, personaje recurrente tanto en las películas Universal como Hammer, que no olvidemos en principio adaptaron, con su propia idiosincrasia,  los filmes americanos. En El retorno del hombre lobo este personaje, habitual también en el cine de Naschy, recae en Beatriz Elorrieta[3], que encarna a la fiel sirvienta de Waldemar, Mircaya, con su bello rostro sepultado tras unas capas de látex.

Pilar Alcón como una de las atractivas vampiras de El retorno del hombre lobo

Pilar Alcón como una de las atractivas vampiras de El retorno del hombre lobo

Más iconográficas y particulares resultaron algunas escenas incluidas en El retorno del hombre lobo. Tanto que pueden calificarse como homenajes: la máscara que le ponen a Waldemar antes de ejecutarlo nos recuerda inevitablemente a La máscara del demonio (La Maschera del Demonio, Mario Bava, 1960), y la forma de resucitar a la Condesa Bathory con  el cuerpo de Bárbara suspendido sobre el sarcófago, para que al degollarla caiga la sangre sobre los restos de la bruja, es similar a la de la resurrección de Drácula príncipe de las tinieblas (Dracula: Prince of Darkness, Terence Fisher, 1966).

Quizá sea acertado pensar que todas estas referencias (propias y ajenas) forman parte del ideario de Jacinto Molina, responsable de todos los guiones de las películas protagonizadas por su licántropo, y cuya posible intención al escribir y rodar El retorno del  hombre lobo, sea la de poder hacer, por fin, su película definitiva sobre Waldemar Daninsky, un objetivo para muchos conseguido.

Rodada en el verano de 1980 en familiares localizaciones de Talamanca del Jarama, así como en los castillos de Villafranca del Castillo (Madrid) y Belmonte (Cuenca), además de otros lugares de Madrid como Navacerrada y Valdepiélagos, brilla especialmente en El retorno del  hombre lobo la fotografía de Alejandro Ulloa, elogiada unánimemente, que sigue fielmente las indicaciones que Naschy tenía en mente:

La fotografía de Alejandro Ulloa, tiene una textura quemada, como de pergamino antiguo; para lograr este efecto, estuvimos en el Prado estudiando a Brueghel (…) Tenía muy claro que el tono de la película tenía que ser gótico, pero por elementales problemas de presupuesto tenía que ambientarla en la actualidad. Así que opté por hacer la película en la época actual, pero aislando a Waldemar en un castillo, lo que me permitió conservar el decorado y el vestuario medievales. (…) Solo me arrepiento de haber empleado en más ocasiones de las debidas el zoom; pero se trataba de un  recurso muy de la época que entonces a todos nos parecía pintiparado[4]

Fotocromo que muestra la atmosférica iluminación y los colores predominantes en el film.

Fotocromo que muestra la atmosférica iluminación y los colores predominantes en el film.

La resurrección de los espectros y la aparición de las vampiras entre brumas y a cámara lenta (inspirado por Klimovsky) resultan muy efectivas. Sobre todo con ese acompañamiento de coral fantasmal. Según Ángel Agudo, para la banda sonora Naschy contacta con Ennio Morricone, que le vende una base musical que luego el cineasta trabaja con dos músicos españoles. Pero también hay música enlatada de Guido y Maurizio de Angelis y Stelvio Cipriani seleccionada por el propio director en los archivos de CAM, ediciones musicales.

Diseños dibujados por Jacinto Molina para el maquillaje en El retorno del hombre lobo

Diseños dibujados por Jacinto Molina para el maquillaje en El retorno del hombre lobo

En otros aspectos técnicos, como productor figura, junto a Julia Saly, un viejo conocido del director, Modesto Pérez Redondo, al que Naschy conocía desde La noche de Walpurgis y los tiempos de Profilmes. Del montaje se encargó Pedro del Rey,  y del vestuario León Revuelta, que también lo habían hecho en recientes cintas de Naschy como Los Cántabros (1980) y El carnaval de las bestias (1980), ambas de Jacinto Molina.

En la parte artística Naschy recurrió a experimentados actores que conocía por otros rodajes, varios de ellos presentes en El carnaval de las bestias, su película anterior, como Julia Saly, Azucena Hernández, Silvia Aguilar, Rafael Hernández, Pepe Ruiz, Ricardo Palacios, Tito García, Manuel Pereiro, Ramón Centenero, Alexia Loreto y José Thelman. Contando con el veterano Narciso Ibáñez Menta para un pequeño papel, al igual que con David Rocha, que se incorporó al rodaje porque “Jacinto me llamo una mañana y me pidió que le hiciera un papel por la tarde, porque falló el actor que iba a hacerlo y por supuesto que allí estuve. También recuerdo algo de una escena que hice junto a Pilar Halcón[5]. Precisamente la escultural actriz, que debutaba en el cine con este film, recordaba el buen ambiente que hubo durante el rodaje y como se hizo una de sus escenas, aquella en la que es degollada cabeza abajo para, con su sangre,  revivir a la condesa Bathory:

“La noche del hombre lobo era el titulo del guión que me dieron para estudiar. La primera escena que rodé creo que fue en la que me colgaron. Y… ¡vaya tela! Nueva en el rodaje y me dejé hacer ¡Casi me quedo sin pies! Me pusieron una atadura en los tobillos para colgarme boca abajo e hicieron mal la sujeción y me dolía terriblemente. Como yo no quería que por mí cortasen la escena, aguanté como una jabata mucho rato ¡Y encima los demás se equivocaban mucho! (risas). Cuando me descolgaron se echaron las manos a la cabeza de como tenía los tobillos. ¡Qué malos los de atrezzo o quien cñ  hiciese la atadura! “¿Quien cñ ha hecho esto tan mal?” gritaba Paul…”[6]

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Con Paul Naschy volvería a coincidir Pilar Alcón en Aquí huele a muerto (Álvaro Sáenz de Heredia, 1990). Lamentablemente esta sería la última colaboración de Azucena Hernández con el director. La actriz sevillana sufrió un trágico accidente de circulación en octubre de 1986 que truncó su carrera cinematográfica.

Julia Saly pone toda la carne en el asador para encarnar a la malvada condesa vampira, pero no consiguió hacernos olvidar a Patty Shepard. Como tampoco El retorno del hombre lobo, a pesar de su cuidada factura, consiguió que muchos de sus fans dejaran de mostrar preferencia por La noche de Walpurgis. Para Ángel Sala Fue una película algo anacrónica para la época, pero vista en la perspectiva de la saga Daninsky, se revela posiblemente como el mejor título de la misma, y uno de los mejores trabajos de su realizador, aunque no contenga la magia del filme de Klimovsky.”[7] Algo en lo que coincide Adolfo Camilo Díaz[8]

¿Cartel? ¿Diseño para video? en todo caso una variación del que no hemos podido averiguar procedencia.

¿Cartel? ¿Diseño para video? en todo caso una variación del que no hemos podido averiguar procedencia.

Por entonces los monstruos clásicos ya formaban parte de otra época y el público parecía haberles perdido el miedo. Lluis Bonet Mojica, que destaca que el filme está “realizado con esmero y cierta brillantez formal[9], también opina que  “Al guión le falta garra –y no es un chiste fácil, tratándose del hombre lobo-, o tal vez ocurra que los mitos clásicos del terror ya no infunden ningún temor en una época en la que el pánico cotidiano tiene aspectos nada fantásticos.”Conviene no olvidar también que la más cuidada entrega de la saga de Waldemar Daninsky, a pesar de que contenía uno de los más elaborados maquillajes de hombre lobo realizado hasta la fecha, llegaba en un momento en el que las carteleras nos mostraban  unos licántropos muy diferentes al de Naschy, pues el mismo año que se estrenaba El retorno del hombre lobo, llegaban a las pantallas Un hombre lobo americano en Londres (An American Werewolf in London, John Landis) y  Aullidos (The Howling, Joe Dante), películas que revolucionaron el concepto del licántropo

Cartel del último filme estrenado en cines de Paul Naschy

Cartel del último filme  de Paul Naschy estrenado en los cines norteamericanos

despojándolo de la humanidad que caracterizaba a Waldemar Daninsky, mostrando además unas transformaciones como nunca antes se habían visto en el cine. Lo que no fue  óbice para que Joe Dante incluyera en su película un reconocimiento hacia la labor de Naschy bautizando como Jack Molina a uno de los personajes. Y precisamente Jack Molina es el nombre que pusieron en el cartel americano de El retorno del hombre lobo cuando como The Craving, se estrenó  fugazmente en 1985 en  los cines norteamericanos de la mano de Film Concept Group con cerca de tres minutos de película cortados, la mayoría pertenecientes a una escena ‘cómica’ protagonizada por Pepe Ruiz. The Craving también fue la última película de Naschy estrenada en salas cinematográficas estadounidenses.

Los años han pasado y el film ha despertado pasiones encontradas. Donde unos ven virtudes: “(…) universo de goticismo lúgubre nunca igualado en la cinematografía española. (…) Un portentoso alarde técnico en el que nada chirría.”[10] “(…) una de las cumbres del fantaterror mundial y una obra de culto para el verdadero aficionado.”[11] Otros ven defectos: “(…) abundancia de zooms, montaje descuidado, música enlatada y hortera en el mayor de los casos (…) interpretaciones mediocres y guión deslavazado.[12]  “Calamitosa planificación, destartalada banda sonora, evidentes fallos de raccord.[13]

Pero Paul Naschy, que tiene este filme como favorito dentro de la saga del licántropo junto con el posterior La bestia y la espada mágica (Jacinto Molina, 1983), tuvo claro que consiguió el objetivo que buscaba: “En ella pude reflejar mi carácter y mis obsesiones, así como mi concepto de cine fantástico, con absoluta libertad.”[14]

Pilar Alcón y Silvia Aguilar, huéspedes de Paul Naschy.

Pilar Alcón y Silvia Aguilar, huéspedes de Paul Naschy.

Lamentablemente la película no consigue rentabilizar la inversión, lo que motiva el cierre de Dálmata Films. Naschy no tarda en abrir una nueva productora, Acónito Films, con la que abordará nuevas películas: Latidos de pánico[15] (1983), La bestia y la espada mágica (1983), Mi amigo el vagabundo (1984), El último kamikaze (1984) y Operación Mantis (1985), que será la más costosa y que causará la ruina de la productora, empañando la relación que Naschy mantenía con los productores japoneses.

Tras la debacle de Acónito, Julia Saly se retiró del cine y se dice que tiene un restaurante en algún lugar de España. En 1987 murió Takeda, el socio japonés de la compañía, que continuaba incansablemente buscando financiación japonesa para los filmes de su amigo.

Por su parte Paul Naschy atravesó una mala temporada (que analizamos en este artículo) de la que afortunadamente fue resurgiendo poco a poco gracias, en parte, a los homenajes y rodajes que tuvo en el extranjero y al reconocimiento de su labor por parte  de las nuevas generaciones de amantes del cine.

waldemardaninsky_01gEn 2007 el argumento y la estética de El retorno del hombre lobo, fueron adaptados con éxito en el cómic Waldemar Daninsky por Javier Trujillo y el propio Naschy, lo que llevó al veterano actor a realizar diversas presentaciones personales, como la que tuvo lugar en el Salón del Cómic de Barcelona en 2009, donde coincidió con otro invitado de excepción, Ray Harryhausen, al igual que Naschy, un mito del cine fantástico.

Escudo que luce Waldemar Daninsky en su pecho (Propiedad de Ángel Gómez Rivero)

Escudo que luce Waldemar Daninsky en su pecho (Propiedad de Ángel Gómez Rivero)

[1] Naschy, P.: Memorias de un hombre lobo. Alberto Santos Editor, Madrid, 1997. Pág. 129-131
[2] Noble húngara (1560-1614) obsesionada con la belleza a la que se le atribuyen 630 muertes de jóvenes, a las que desangraba para bañarse en su sangre. También se dice que todo fue una invención de sus enemigos para buscar su perdición y muerte. Fue juzgada y emparedada de por vida en su cuarto.
[3] Beatriz Elorrieta es hija del director José María Elorrieta y hermana de Javier Elorrieta. Inició su carrera con el nombre de Beatriz Lacy y dentro del cine de terror ha participado en Necrophagus (Miguel Madrid, 1971) y La llamada del vampiro (José María Elorrieta, 1972), volviendo a coincidir con Paul Naschy en Mi amigo el vagabundo (Jacinto Molina, 1984).
[4] Prada, J. M. de: ‘El ciclo de Waldemar Daninsky’. La marca del hombre lobo. Alberto Santos Editor, Madrid, 2003. Pág. 133
[5] Declaración de David Rocha al autor de este artículo.
[6] Benítez, C.: ‘De El retorno del hombre lobo a Conan el Bárbaro, pasando por otros rodajes’ Proyecto Naschy, Barcelona, 2012.
https://proyectonaschy.wordpress.com/2012/07/04/pilar-alcon-de-el-retorno-del-hombre-lobo-a-conan-el-barbaro-pasando-por-otros-rodajes/
[7] Sala, A.: Profanando el sueño de los muertos. Scifiworld, Pontevedra, 2010. Pág. 168.
[8] Camilo Díaz, A.: ‘Los ojos de Paul Naschy’. Fangoria Nº 18, Ed. Zinco, Barcelona, abril 1993. Pág. 65.
[9] Bonet Mojica, Ll. ‘El retorno del hombre lobo’ La Vanguardia, Barcelona, martes 21 de abril de 1981.
[10] Prada, J. M.: “El ciclo de Waldemar Daninsky” en La marca del hombre lobo. Alberto Santos Editor, Madrid, 2003. Pág. 133.
[11] Alonso Barahona, F.: El cine fantástico y de terror en España” en Las tres caras del terror. Alberto Santos editor, Madrid, 2000. Pág. 198.
[12]  Aguilar, M.: “El retorno del hombre lobo” en Quatermass Nº 4-5, Bilbao, Otoño 2002. Pág. 108
[13] López, D. y Pizarro, D.: Silencios de Pánico, Tyrannosaurus Books, 2013. Pág. 279.
[14] Prada, J. M.: Ibídem.
[15] Donde el director recuperaba a Alaric De Marnac, protagonista de El espanto surge de la tumba (Carlos Aured, 1973) y otra creación de Naschy, basada en esta ocasión en el personaje histórico Gilles de Rais (1405-1440), aristócrata francés que mato a centenares de niños y niñas en su corte formada por brujos, alquimistas y adoradores del diablo antes de ser juzgado y ajusticiado por sus atroces crímenes.
Figura de Waldemar Daninsky lanzada por Scifiworld en claro homenaje a la caracterización y vestuario del actor en El retorno del hombre lobo

Figura de Waldemar Daninsky lanzada por Scifiworld en claro homenaje a la caracterización y vestuario del actor en El retorno del hombre lobo

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