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Los Cántabros: un péplum en la filmografía de Paul Naschy

2 septiembre 2016 Deja un comentario

Tras ser uno más de los géneros producidos en la España de los sesenta, principalmente en régimen de coproducción, el peplum, las populares ‘películas de romanos’, hacía tiempo que habían dejado de producirse en nuestras tierras, así que la aventura de rodar un peplum en la España de los ochenta era todo un anacronismo y una aventura de lo más descabellada.

Dan Barry (Joaquín Gómez Sáinz de Rozas) actor, guionista, productor y director cántabro comenzó su andadura, al igual que Paul Naschy, en el mundo del deporte, obteniendo galardones en halterofilia y lucha grecorromana. Su físico le llevó a realizar papeles en el cine como actor y especialista en diversas producciones internacionales y españolas, la mayoría de género, hasta que en 1980 tuvo la oportunidad de poner en marcha un proyecto largamente acariciado, Los Cántabros, que narraba la lucha entre las tribus cántabras acaudilladas por Corocotta y las tropas romanas lideradas por Marco Vespaciano Agripa.

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Un magnífico cartel de Mac, aunque algo extraño en su concepción con el personaje de Naschy de espaldas.

La tesis tradicional presenta a Corocotta como héroe de la resistencia ante Roma, como unificador y caudillo local durante las Guerras Cántabras de Augusto durante los años 29 a 19 a. C., pero la única constancia de la existencia de Corocotta se basa en una cita del historiador romano Dión Casio, que tradujo Adolf Schulten:

“Irritóse tanto [Augusto] al principio contra un tal Corocotta, ladrón hispano muy poderoso, que hizo pregonar una recompensa de doscientos mil sestercios a quien lo apresase; pero más tarde, como se le presentase espontáneamente, no solo no le hizo ningún daño, sino que encima le regaló aquella suma.”[1]

Este episodio, que naturalmente se muestra en el largometraje, es el que ha creado toda la leyenda sobre el supuesto cántabro Corocotta (hay quien dice que su origen es norteafricano) motivando que su figura sea realzada como símbolo cultural y turístico de Cantabria. Y apoyándose en esta tesis, la más conocida y difundida, Dan Barry quiso inicialmente realizar una serie televisiva, aunque desechó la idea optando por un largometraje, que comenzó a dirigir el veterano Amando de Ossorio, tal y como recuerda el propio Barry:

Amando de Ossorio, en efecto, incluso llegó a rodar una primera versión, pero cuando acudimos a los lugares de Cantabria que yo había escogido como escenarios del rodaje, como los Picos de Europa y otros, no hubo forma de hacerle llegar a aquellos parajes; siempre quería rodar los planos desde la carretera, por lo que no me quedó más remedio que sustituirle.”[2]

Dan Barry y Verónica Miriel en un fotocromo de Los Cántabros

Dan Barry y Verónica Miriel en un fotocromo de Los Cántabros

Con Amando de Ossorio fuera del proyecto, hubo que buscar rápidamente un sustituto. Paul Naschy asegura que la dirección del filme se la ofreció Augusto Boué, jefe de producción de Los Cántabros, pero según Dan Barry, fue él mismo el que se lo propuso a Jacinto Molina, por entonces compañero suyo en el gimnasio Guzmán el Bueno. En todo caso Paul Naschy no aceptó utilizar lo rodado por Ossorio, y quiso reescribir el guión de este proyecto, que sin duda también le atrajo por las favorables condiciones de rodaje: “Por primera vez voy a trabajar con un presupuesto por encima de los treinta millones, que no podía ni soñar. Por primera vez dispongo de cinco semanas para rodar.”[3] Un holgado presupuesto que cuesta apreciar tras ver los resultados del film en pantalla. Cuestión que también ha sabido ver Adolfo Camilo Díaz al definir Los Cántabros como “un cómic con pocos medios y muchas ideas.”[4] El mismo director narró como se las tuvo que ingeniar para suplir la falta de vestuario: “Carecíamos de suficientes armaduras y cascos romanos, y logré un ataque de la caballería de Marco Vespasiano Agripa  -mi maravilloso personaje- haciendo pasar al mismo grupo de caballistas una y otra vez, emergiendo de un gran montículo.”[5] Quizás esta pobreza de medios sea la responsable de que una lucha entre gladiadores tenga lugar en el salón del palacio del César y no en el habitual circo romano. O que la batalla final entre ambos ejércitos se represente con un solitario duelo entre Corocotta y Marco Vespasiano.

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Sin olvidar los problemas ocasionados por una huelga de extras y el accidentado rodaje a 40 grados bajo cero, que causó la muerte de algunos caballos.

Lo cierto es que con la reescritura del guión el personaje de Marco Vespasiano Agripa, encarnado por Paul Naschy, resultó muy reforzado, erigiéndose en auténtico protagonista de la trama y restando protagonismo al líder cántabro interpretado por Dan Barry. El personaje de Naschy también protagoniza el romance con Elia (Verónica Miriel), la hermana de Corocotta. Y aunque se ha comentado que Paul Naschy fue el responsable del giro argumental hacia el subgénero de ‘espada y brujería’, este era un ingrediente supuestamente aportado al guión por Amando de Ossorio, que declaró su intención de: (…) hacer una película de ‘espada y brujería’ con druidas, magia, los romanos en contra de todos estos ritos, etcétera.”[6] Aunque naturalmente Naschy dotó al guión de Los Cántabros de elementos fantásticos, así como de pequeñas dosis de humor. Es posible que el director se dejara influenciar por el Asterix de Uderzo y Goscinny, algo que resalta especialmente en las caricaturas de los romanos, de entre los que destaca un muy improbable Luis Ciges.

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Al recaer la dirección en Paul Naschy, este se rodeo de actores habituales en sus películas. Como Andrés Resino que intervino en La noche de Walpurgis (León Klimovsky, 1971) y Jack el destripador de Londres (José Luis Madrid, 1975), y que en Los Cántabros interpreta eficazmente a César Augusto. Sobre el rodaje de este film, el actor comentó un curioso detalle al especialista cinematográfico norteamericano Mirek Lipinski: (…) Naschy no se aprendía sus líneas por estar muy ocupado haciendo y planeando esto y aquello, por lo que usaba un apuntador cuando tenía que hablar. Así que uno tenía que esperar a que el apuntador hablara primero y luego Naschy. Esto afectaba al otro actor, pero bueno, si Naschy no memorizaba sus diálogos es porque estaba muy liado con la producción y negociando cosas. Esto es lo único reprochable, pero hay que perdonarle porque tenía muchas cosas que hacer en esta película.”[7]

Verónica Miriel y Paul Naschy en un fotocromo de Los Cántabros.

Verónica Miriel y Paul Naschy en un fotocromo de Los Cántabros.

El film también contó con la ya mencionada Verónica Miriel, una preciosa y aniñada actriz a la que también pudimos ver en La maldición de la bestia (Miguel Iglesias, 1975); Julia Saly, que mantenía una relación profesional con el actor y director que se extendió durante diez años; la encantadora Blanca Estrada, una de la actrices más populares en la época del ‘destape’ y que intervino junto a Naschy en El francotirador (Carlos Puerto, 1978), El caminante (Jacinto Molina, 1979) y, tras Los Cántabros, en Misterio en la isla de los monstruos (1981) de Juan Piquer Simón; el veterano Alfredo Mayo, como el druida, uno de los personajes más pintorescos de Los Cántabros, mezcla de Panorámix y Gandalf. Pepe Ruiz y Ricardo Palacios, representan el contrapunto cómico de la película con un papel similar al que realizaron en El retorno del hombre lobo (Jacinto Molina, 1981).

También intervienen otros actores habituales en el cine de Naschy realizando pequeños papeles, como Antonio Iranzo, Paloma Hurtado, Frank Braña, Mariano Vidal Molina, el ya nombrado Luis Cigés, o Jenny Llada. Así como Antonio Mayans, que recuerda como: “gracias a Juana de la Morena y Augusto Boué [Naschy] me volvió a contratar en Los Cantabros. Yo hacía de mensajero que llegaba, entregaba el mensaje y moría.”[8] Y David Rocha, cantabros1que mantiene un buen recuerdo de su también breve participación en el filme:   “recuerdo, además de a Paul que la dirigió e interpretó y con el que me sentí muy unido, a otros actores con los que coincidí en alguna otra película y de los que tengo bonitos recuerdos. Por ejemplo Frank Braña, que trabajó en Los Cántabros y en La herencia del mal, que dirigió Dan Barry; Blanca Estrada, con la que coincidí en El Caminante; y a algunos otros actores que trabajaron conmigo en doblaje en diferentes series y películas que dirigí. Pero a quien recuerdo con más cariño es a Antonio Iranzo.”[9].

En la parte técnica también encontramos rostros familiares en el cine de Paul Naschy como Ángel Arteaga, responsable de la banda sonora que también compuso las de La marca del hombre lobo (Enrique López Eguiluz, 1968) y La furia del hombre lobo (José María Zabalza, 1972) y al que el propio director confió la de El huerto del francés (Jacinto Molina, 1978) y Alejandro Ulloa, director de fotografía que tanto contribuyó a crear las mágicas atmósferas de El caminante y El retorno del hombre lobo, en la que también participaron el montador Pedro del Rey y León Revuelta diseñando vestuario.

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Lamentablemente no hubo un buen ambiente de rodaje, y los dos antagonistas en la ficción también lo fueron en la realidad. Dan Barry se arrepintió de haber contado con Paul Naschy como director, llegando a declarar que “hubiese sido mejor seguir con Ossorio que con Paul Naschy, que a la hora de la verdad rodó cantabros2casi toda la película en Torrelaguna, en paisajes que nada tienen que ver con los cántabros.[10] Por su parte Naschy se quejaba de la poca fotogenia de Dan Barry (cuya voz fue doblada por José Guardiola): “No sé (…) si es que fui muy autoritario en el rodaje y él no estaba acostumbrado o si es que le llegaron unos comentarios del equipo de fotografía sobre que era imposible fotografiarlo de lo feo que era, pero la tomó conmigo y se vengó quitándome el nombre de los carteles.”[11]

Según Ángel Sala, para quien Los Cántabrosfue un más que aceptable film de aventuras que recuperaba en parte el espíritu del peplum clásico de los años sesenta[12]”, la película resultó un fracaso comercial que “casi no pudo verse en su estreno, lastrada por unos distribuidores y exhibidores que no confiaron en el proyecto[13]

cantabros4Para Paul Naschy fue un dignísimo peplum de acción sin buenos ni malos y una muy bella película, rodada en una época en la que Naschy estaba profesionalmente en estado de gracia, ejerciendo como director, guionista y actor en sus películas, había estrenado poco antes dos de sus mejores títulos: El huerto del Francés y El caminante e iniciaría una relación con una productora cinematográfica japonesa que le llevaría a rodar varios documentales y largometrajes, ofreciéndole unos años de estabilidad y prosperidad que, lamentablemente se truncaron en 1984 con el fracaso de Operación Mantis.

Por su parte Dan Barry, tras interpretar pequeños papeles en varias cintas, intervino en 1982 en Estirpe de dioses (Diego Santillán), film de espada y brujería, un subgénero muy en boga por entonces gracias al estreno ese mismo año de Conan el bárbaro (Conan, the Barbarian, John Milius), pero que no llegaría a estrenarse. Al año siguiente dirigirá Tunka el guerrero, rodada en 1983 pero estrenada tres años después, otra cinta de espada y brujería pura y dura con gotas de cine apocalíptico que será seguido en 1987 por La herencia del mal, película de terror que tampoco llegará a estrenarse y tras la que la labor cinematográfica de Dan Barry se limitará a la dirección de algunos docudramas de carácter cultural durante los años noventa.

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[1] Schulten, A. Fontes Hispaniae Antiquae, vol. V. Emporium, Barcelona, 1940. Pág. 335
[2] Salvador Estébenez, J. L.: Dan Barry, el Conan español. https://cerebrin.wordpress.com/2008/01/07/dan-barry-el-conan-espanol/
[3] Sáinz, S.: ‘Diálogos de la luna llena’. Transilvania Express Nº 2, 1981. Pág. 51
[4] Camilo Díaz, A.: El cine fantaterrorífico español. Santa Bárbara, S.L., Gijón, 1993. Pág. 159.
[5] Molina, J.: Paul Naschy. Memorias de un hombre lobo. Alberto Santos Editor, Madrid, 1997. Pág. 132.
[6] Olano, J. y Crespo, B.: ‘Entrevista a Amando de Ossorio’. Cine fantástico y de terror español 1900-1983. Donostia Kultura, S. Sebastián, 1997. Pág. 371
[7] Lipinski, M.: ‘The Andrés Resino Interview’. Latarnia Fantastique International Nº 1, 2010.
[8] Mensaje personal al autor de este artículo.
[9] Mensaje personal al autor de este articulo.
[10] Salvador Estébenez, J. L.: Opus cit.
[11] Agudo, A.: Paul Naschy. La máscara de Jacinto Molina. Scifiworld, Pontevedra, 2009. Pág. 225.
[12] Sala, A.: Profanando el sueño de los muertos. Scifiworld, Pontevedra, 2010. Pág. 67
[13] Ibídem.

VAMOS DE ESTRENO (o no) * Viernes 2 de septiembre *

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LEJOS DEL MAR (Imanol Uribe, 2015)

España. Duración: 105 min. Guión: el Cebrián, Imanol Uribe  Productora: Suroeste Films / Maestranza Films Género: Drama

Reparto: Eduard Fernández, Elena Anaya, José Luis García Pérez, Ignacio Mateos

Sinopsis: Santi sale de la cárcel y viaja al sur para visitar a Emilio, un antiguo compañero de celda que está enfermo. La casualidad hace que tropiece con Marina, la doctora que atiende a su amigo, con quien Santi tuvo un encuentro terrible hace muchos años y que ha marcado desde entonces la vida de ambos. Este reencuentro les hará enfrentarse a su pasado.

unspecifiedImanol Uribe vuelve a abordar el tema de la lucha armada en el País Vasco. ETA es uno de los protagonista de esta historia pesimista que no podía haber contado con mejores actores: Eduard Fernández está inmenso en su papel de Santi, un muerto andante que quiere reincorporarse a la vida. Víctima, al igual que Marina (Elena Anaya), que tendrán en el dolor su nexo de unión. Pero no les resultará fácil retomar esa vida, tal como nos demostrará Uribe. Lejos del mar ya comenzó a desarrollarse  en 1995: «(…) después de cerrar el ciclo de ‘Días Contados’, comencé a trabajar en un nuevo proyecto, titulado provisionalmente ‘La Casa del Padre’, que llegué a localizar incluso en la Costa Brava. Pero la película se quedó, como muchas otras, en el cajón de los proyectos porque no se daban ni las condiciones ni las circunstancias para abordar en aquel momento un tema de esta naturaleza: las heridas íntimas y profundas provocadas por la violencia  que vuelven a reabrirse a medio y largo plazo. Me faltaba perspectiva. Veinte años después he rescatado el tema, porque creo que ahora comienzan a darse las condiciones mínimas para poder asomarse a ese precipicio e intentar reflexionar sobre el odio, la venganza, el arrepentimiento o la locura que generaron estos años de violencia. Y probablemente tendrán que pasar todavía algunos más para poder hablar también  del perdón y el olvido». La culpa que experimenta el verdugo y el dolor de la víctima son factores protagonistas en esta cinta. Nadie más que ellos pueden entender como el odio puede unir. Pero Uribe nos deja un final abierto ¿no hay esperanza para ninguno? ¿se trata de una venganza terrible? Todo con un trasfondo un tanto retorcido, que se describe en algún momento como síndrome de Estocolmo, pero que va mucho más allá y está más cerca de Liliana Cavani y su Portero de noche (Il portiere di notte, 1974), aunque sin llegar a su truculencia.

El director sitúa su historia en una Almería, desierta y gris, sin sol, «He localizado en el Cabo de Gata donde ya rodé ‘Bwana’, también en los 90. Ese paisaje, tan hermoso y tan terrible en su aspereza, envuelve  perfectamente este encuentro estéril  y brutal entre nuestros dos protagonistas, Marina y Santi».

Cerca del mar, muy a pesar del título, la tragedia se desencadena en la playa de la Concha. El amor y la muerte cerca del mar. Todo deja de tener sentido a la orilla del mar.

 

BLOOD FATHER (Jean-François Richet, 2016)

Francia Duración: 88 min. Guión: Peter Craig, Andrea Berloff (Novela: Peter Craig) Música: Sven Faulconer Fotografía: Robert Gantz Productora: Why Not Productions / Icon Film Distribution Género: Thriller

Reparto: Mel Gibson, Elisabeth Röhm, William H. Macy, Diego Luna, Thomas Mann, Erin Moriarty, Ryan Dorsey, Michael Parks, Dale Dickey, Richard Cabral, Raoul Trujillo, Daniel Moncada 

Blood-Father-Movie-PosterSinopsis: Lydia, una joven de 16 años, es acusada de haber robado una fortuna a un cartel, pero en realidad es una trampa fraguada por su novio traficante. La chica tiene que escapar con el único aliado que tiene en el mundo: su padre, John Link, un eterno fracasado, antiguo motero rebelde y ex presidiario, que se verá en la obligación de vincularse nuevamente con un pasado del que huía para poder salvarla a ella.

Cuando la hija adolescente de Mel Gibson, que en esta cinta encarna a un ejemplo de lo que se ha dado en llamar White Trash, se lía con malotes y se mete en líos, papi tendrá que sacarle las castañas del fuego y poner orden ¡Y vaya si lo hace!

Este podría ser a bote pronto el argumento de esta película en la que el actor australiano interpreta a un duro perdedor ex-presidiario, ex-alcohólico y ex-motero en una banda de forajidos que se redime protegiendo a su hija de los pandilleros hispanos que quieren matarla.

Blood Father, si bien no nos cuenta nada nuevo ni original, pues el planteamiento está más que manido,  al menos resulta entretenida de ver gracias al tratamiento que ha realizado el director de esta eterna historia de redención, además de a la correcta actuación de los protagonistas, especialmente de Gibson como crepuscular perdedor, pero también del desaprovechado y siempre eficaz William H. Mazy y el inquietante Michael Marks que interpretan eficazmente roles secundarios.

 

LA PUERTA ABIERTA (Marina Seresesky, 2016)

España. Duración: 84 min. Guión: Marina Seresesky Música: Mariano Marín Fotografía: Roberto Fernández Productora: Meridional Producciones Género: Drama

Reparto: Carmen Machi, Terele Pávez, Asier Etxeandia, Mar Saura, Emilio Palacios, Christian Sánchez, Paco Tous, Yoima Valdés, Monika Kowalska, Sonia Almarcha, Hugo Ndiaye, Lucía Balas

la_puerta_abierta-341425921-largeSinopsis: Rosa es prostituta, heredó el oficio de Antonia, su madre, quien ahora se cree Sara Montiel y convierte su vida cotidiana en un infierno. Rosa no sabe ser feliz. No puede. Pero la llegada inesperada de un nuevo integrante a su particular (y absurda) familia le dará una oportunidad única para lograrlo.

Drama con regusto a Almodóvar magníficamente interpretado pero carente de la ironía que caracteriza al manchego.  Una historia protagonizada íntegramente por mujeres con la prostitución como telón de fondo en una corrala madrileña en la que malviven las protagonistas, que interpretan Carmen Machi, como una prostituta con el corazón enquistado y sobre todo Terele Pávez, que como su odiosa madre ofrece, a su pesar, los momentos de comedia que desengrasan tanta situación dramática que abusa de los recursos expresivos de los planos cortos con los detalles en profundidad de campo. Debut en el largo de Marina Seresesky, que también firma el guión.

 

EL ELEGIDO  (Antonio Chavarrías, 2016)

España/México. Duración: 125 min. Guión: Antonio Chavarrías Música: Joan Valent Fotografía: Guillermo Granillo Productora: Oberón Cinematográfica / Alebrije Cine y Video Género: Thriller

Reparto: Alfonso Herrera, Hannah Murray, Julian Sands, Elvira Mínguez, Frances Barber, Henry Goodman, Gustavo Sánchez Parra, Emilio Echevarría, Javier Godino, Luis Rosales, Brontis Jodorowsky, Alejandro Calva

Sinopsis: España, 1937. Un joven oficial republicano llamado Ramón Mercader es reclutado por el servicio de espionaje soviético para participar en una misión de alto secreto ordenada por el propio Stalin: asesinar a León Trotsky, a quien considera un traidor. Tras prepararse en Rusia, Ramón deja su vida y viaja a París bajo una nueva identidad, la de un belga adinerado llamado Jacques Mornard. Allí conoce a Sylvia, una joven trotskista, quien no tardará en ser seducida por Jacques. En 1940 se reencuentran en México, país en el que Trotsky vive exiliado. Ramón dice refugiarse de la Guerra que asola Europa y Sylvia trabaja como secretaria de Trotsky. Ajena a los verdaderos planes de su amado, Sylvia le abre las puertas de su vida y le introduce en el círculo íntimo de su objetivo

el_elegido-195265169-largeRecién cumplido el 76º aniversario de la muerte de Trotsky, El elegido recrea aquellos hechos centrando su acción en Ramón Mercader, el joven comunista español reclutado por el servicio secreto soviético que está encarnado por el mexicano Alfonso Herrera, y su amante y esposa Sylvia Ageloff, que interpreta  la británica Hannah Murray (Juego de Tronos y premios a la Mejor Actriz en Tribeca por Bridgend y especial del Jurado en Sundance por God save the girl). Además de Elvira Mínguez, que encarna a la madre del protagonista,  Julian Sands y Roger Casamajor, entre otros.

El asesinato de Trotsky, tal y como fue maquinado y que conocimos en profundidad por el excelente documental Asaltar los cielos (Linares/Rioyo, 1996)  podría ser tomada como demasiado fantasioso de haber sido concebido como relato de ficción. El adoctrinamiento y la posterior programación que sufrió Ramón Mercader en la Unión Soviética con el objeto de transformarlo en otra persona totalmente diferente, entra en la más descabellada ciencia-ficción, pero fue un hecho totalmente real. El hermano de la actriz María Mercader se introdujo en los círculos íntimos del político ruso durante su destierro en México gracias a Sylvia Ageloff, a la que previamente en París había enamorado. Simpatizante primero y más tarde secretaria de Trotsky, Mercader la seguirá hasta México, donde esta le introducirá en el círculo íntimo del político y desde donde se maquinará el asesinato tras infructuosos intentos anteriores.

La cinta nos muestra la relación de dependencia emocional que Ramón mantuvo con su madre Caridad, fría y fanatica jerifalte comunista magníficamente interpretada por Elvira Mínguez,  que no duda en sacrificar a dos de sus hijos por el Partido. La mentira y la manipulación del otro está representada por el propio Ramón, pero también por su engañada compañera Sylvia, que no se imagina que el hombre con el que convive no existe. Que es una fantasía creada con el único objetivo de cumplir una misión. Tarea en la que ella misma es únicamente una pieza más. Hanna Murray nos trasmite esa tragedia con su sensible interpretación en esta intriga magníficamente construida, impecable e implacable en su ejecución y en el detalle de su ambientación y vestuario, que consigue que en ningún momento podamos ver ‘el cartón’. Sin duda se nota la profesión y experiencia de Chavarrías  en el campo del thriller y el género policíaco, ya que consigue construir una envolvente intriga que funciona más allá del biopic o del mero filme basado en hechos reales.

 

BEN-HUR (Timur Bekmambetov, 2016)

USA. Duración: 124 min. Guión: Keith R. Clarke, John Ridley (Novela: Lewis Wallace) Música: Marco Beltrami Fotografía: Oliver Wood Productora: Metro-Goldwyn-Mayer (MGM) / Paramount Pictures / Sean Daniel Company Género: Drama

Reparto: Jack Huston, Toby Kebbell, Morgan Freeman, Rodrigo Santoro, Nazanin Boniadi, Pedro Pascal, Olivia Cooke, Ayelet Zurer, Sofia Black-D’Elia, Alisha Heng, Marwan Kenzari, Nico Toffoli

Sinopsis: Se nos narra la épica historia de Judah Ben-Hur (Jack Huston), un príncipe judío falsamente acusado de traición por su hermano adoptivo Messala (Toby Kebbell) tribuno del ejército romano. Despojado de su título, separado de su familia y de la mujer a la que ama (Nazanin Boniadi), Judah tiene que vivir como un esclavo.  Después de varios años en el mar, Judah regresa a su tierra en busca de venganza pero encuentra la redención.

BEN HUR POSTERNueva adaptación de la novela homónima de Lewis Wallace (1880) que ya fuera trasladada al celuloide con gran éxito en la etapa muda por Fred Niblo (1925)  y posteriormente en 1959 por William Wyler como espectacular superproducción en Technicolor. Con tan recordadas adaptaciones se hace difícil la necesidad de una nueva versión de este clásico, pero Timur Bekmambetov, productor y director que a lo mejor recuerdan por algunas simpáticas películas de terror como Guardianes de la noche, Guardianes del día o Abraham Lincoln: cazador de vampiros, se ha liado la manta a la cabeza y se ha hecho cargo de este encargo que, como se veía venir, hace aguas por todos lados.

Quizás el que uno se temiera lo peor consiguió que gran parte de la película nos resultara altamente entretenida y digna, pues se aleja totalmente del remake y apuesta por adaptar la obra de Wallace de forma totalmente diferente a sus predecesoras. Los efectos CGI no chirrían como eran de esperar y se apuesta por el rodaje en escenarios naturales de Italia así como en las colinas de California huyendo, en su inicio, de acción espectacular y ofreciendo un relato intimista, centrando la acción en primeros planos. Y todo eso a pesar de un inicio de esos de cámara nerviosa que hacen preveer lo peor. También a su favor cabe decir que el director actualiza la obra de Wallace dirigiéndola al público de hoy. Introduciendo mensajes conciliadores  y, en principio, evitando mostrar milagros y prodigios y retratando a Jesús de Nazareth sencillamente como un hombre de paz.

Pero todo cambia más o menos cuando hace su entrada el exótico personaje que interpreta un Morgan Freeman de lo más rastafari: comenzará la acción desaforada con su cenit en la espectacular, y a veces desbocada, carrera de cuadrigas a lo autos-locos. Y los sentimientos entre hermanos evolucionarán inexplicablemente del más irreconciliable odio al cariño más puro. Además, llegarán los milagros. Todo ello como si de un pegote o una imposición se tratara. Eso si, enmarcado en un espectáculo de lo más blanco ideal para toda la familia.

Protagonizada por Jack Huston, Morgan Freeman, Toby Kebbell, Rodrigo Santoro y Nazanin Boniadi entre otros, mucho nos tememos que este Ben-Hur pasará con más pena que gloria por las carteleras españolas al igual que ha pasado por las americanas. Y es lástima, pues buenas intenciones y algunos momentos interesantes tiene, pero repito, al final todo parece tirarse por la borda dejando en este  espectador un gesto de incredulidad.

  
 

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