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‘Paul Naschy: la dualidad de un mito’. Entrevista a José Luis Salvador Estébenez
El coordinador de este proyecto, finalmente convertido en realidad, nos habló hace unos años del titánico trabajo que estaba realizando analizando diferentes guiones de Jacinto Molina en la Biblioteca Nacional. Los hallazgos que había hecho leyendo las diferentes versiones, además de descubriendo otros muchos no rodados, resultaban apasionante, así que desde que nos lo contara le animamos encarecidamente a hacer algo con todo ello más allá de un artículo en su, por otro lado, magnífico blog La Abadía de Berzano. Lo que gracias a José Luis, los diferentes autores que han colaborado, y los responsables de Vial of Delicatessens se ha publicado como Paul Naschy: la dualidad de un mito, va mucho más allá de lo esperado: es un detallado estudio de cada una de las películas del actor y director, sí, pero también contiene ilustrativos y completos trabajos sobre otras facetas poco o nada tratadas en profundidad como su labor como autor de bolsilibros, el mencionado apartado de guiones no rodados o su relación con otras cinematografías, además de entrevistas con directores que trabajaron con él y muchas otras aportaciones que convierten este trabajo en un libro de referencia. Uno puedo estar o no de acuerdo con lo opinado por sus muchos colaboradores, pero sin lugar a dudas este es un libro que Serendipia hace mucho tiempo que deseaba leer. Si no lo tienen todavía no tienen porque hacerme caso a mí para convencerles, que sea el propio coordinador, José Luis Salvador Estébenez, el que les explique como nació, se desarrolló y finalmente se publicó este imprescindible trabajo.
Para comenzar, ¿podrías contarnos cómo nació el proyecto y por qué te decidiste por Paul Naschy a la hora de elegir el tema de tu primer libro como coordinador?
Realmente el origen del proyecto se remonta a un dossier sobre la obra de Naschy que hicimos en mi blog, La Abadía de Berzano, poco tiempo después de que él muriera y a modo de homenaje. Siempre había pensado que en todos los libros que hasta entonces se habían ocupado de Naschy habían pesado más las filias y fobias de los diferentes autores que el análisis serio y riguroso. El tratar de corregir esta circunstancia dentro de mis modestas posibilidades fue lo que me impulsó a poner en marcha aquel dossier para el que conté con un buen número de firmas invitadas con el fin de intentar dar una visión que fuera lo más rica y ajena a subjetividades como fuera posible.
La idea era que aquel dossier con el tiempo se convirtiera en un libro, añadiendo nuevos contenidos exclusivos que evitaran que se tratara una simple repetición de lo ya publicado en el blog. Sin embargo, diversos condicionantes impidieron que en ese momento este proyecto fuera llevado a cabo, por lo que lo dejé en modo standby, aunque sin abandonarlo del todo. No fue hasta que Víctor Olid y Ferrán Herranz, los responsables de Vial of Delicatessens, me ofrecieron la posibilidad de publicar un libro con ellos sobre el tema que yo eligiera. Como la ocasión la pintan calva, que decimos los castizos, decidí recuperar aquel proyecto, tomando como base el dossier publicado en el blog más los contenidos que había ido confeccionando en todo el tiempo transcurrido, ya que, como digo, en ningún momento lo dejé abandonado por completo e iba trabajando en él en tiempos muertos. Con todo, de aquel dossier del blog al libro resultante ha habido muchos cambios, se han corregido todos los textos, muchos se han sustituido… Pero digamos que el espíritu sigue siendo el mismo.
¿En qué crees que se diferencia este volumen de otros que han abordado con anterioridad la figura de Naschy?
Pues como decía en mi anterior respuesta, en el rigor con el que hemos abordado su confección. Esa es la máxima que seguimos tanto yo como el resto de colaboradores que me han acompañado, porque, insisto, esa era la misma esencia del proyecto. Eso en primera instancia. Pero además, hemos cubierto muchas lagunas de la obra de Naschy que rara vez se habían tratado. Por ejemplo, hablamos de su faceta de escritor de bolsilibros o de sus guiones no rodados. También hay análisis de su obra en términos sociológicos y filosóficos, se comenta su relación y la de su cine con terceros países, entrevistamos a diversas personalidades que trabajaron con él… Está feo que yo lo diga, porque al fin y al cabo eso es algo que deben valorar y apreciar los lectores, pero digamos que es muchísimo más completo en todos los sentidos de todo lo que se haya podido publicar sobre Naschy hasta la fecha.
A la hora de establecer el tono del libro, ¿podrías explicarnos qué directrices recibieron los colaboradores a la hora de escribir sus textos?
Pocas. Mi intención era que, aunque yo fuera el coordinador, la visión que se extrajera del libro no estuviera contaminada por la opinión y valoración subjetiva que yo pudiera tener sobre Naschy, para no caer precisamente en aquello mismo que yo critico en los anteriores libros aparecidos sobre su cine. Es por ese motivo por el que traté de contar con un nutrido plantel de colaboradores de lo más heterogéneo en el que hubiera también cabida para autores extranjeros, que pudieran aportar una aproximación a la obra de Naschy que no estuviera tan mediatizada como la que el resto pudiéramos tener al vivir en España. Así que, a la hora de establecer un tono para el libro, preferí que cada uno escribiera acorde a su estilo, con la única directriz del rigor y el respeto sobre nuestro sujeto de estudio.
Paul Naschy/Jacinto Molina: la dualidad de un mito ha contado con la participación de más de una treintena de especialistas, y no solo de nuestro país, sino también de Inglaterra, Italia o Francia. ¿Cuán difícil ha resultado coordinar a tanta gente?
La verdad es que ha sido muy sencillo. Bastante más de lo que puede parecer a primera vista. No sé si será que he tenido la suerte del principiante, pero la verdad es que todos han huido del lugar común, lo que de entrada habla del esfuerzo y profesionalidad con la que abordaron su tarea, evitando de este modo que hubiera duplicidad de datos o reiteración de informaciones. Así que apenas he tenido que intervenir en los textos de los colaboradores, más allá de algunas pequeñas puntualizaciones y/o correcciones.
Sin duda alguna uno de los capítulos más atractivos es el consagrado a la enumeración de los guiones escritos por Paul que jamás llegaron a rodarse. ¿Cómo trabajaste a la hora de indagar en estos proyectos no realizados y cuál destacarías por encima del resto, ya sea por haberte parecido el más relevante y/o el más original?
En principio, mi campo de acción principal fue el archivo de la Biblioteca Nacional. Allí tienen guardados un buen número de guiones que en su momento fueron registrados y no llegaron a rodar, tanto de Naschy como de otros guionistas españoles. Así que, en principio, solo fue ponerme a leer los diferentes guiones que estaban registrados a nombre de Naschy y no coincidían con los títulos de sus películas. Claro que tampoco fue tan fácil. Había casos en los que, a pesar de que el título no coincidía, algunos guiones sí que habían acabado dando forma a películas, como puede ser el caso de uno titulado El cerdo, que tras varias versiones acabaría por convertirse en El carnaval de las bestias. Y otros en los que diferentes guiones no rodados que tenían nombres diferentes acababan formando parte de un proyecto común.
Para complicar un poco más las cosas, cuando ya tenía casi todo el trabajo hecho me enteré gracias al libro de Javier Pulido La década de oro del cine de terror español que en la Filmoteca Española también tenían algunos libretos inéditos. Así pues, una vez pude ponerme a ello, ya que todo este trabajo de investigación lo iba haciendo en mis periodos de vacaciones, visité la Filmoteca y me puse a la tarea. Iluso de mí, pensaba que no sería muy complicado, ya que varios guiones los había leído ya en los archivos de la Filmoteca… Lo que no sabía entonces y pronto descubrí era que, en la mayoría de los casos, se trataba de diferentes versiones, que ampliaban o modificaban sustancialmente los textos que yo había leído con anterioridad, por lo que tuve que empezar de nuevo prácticamente desde cero.
Junto con los archivos de la Biblioteca Nacional y de la Filmoteca Española hubo también algunos guiones no rodados para los que tuve que tirar de otras fuentes, aunque fueron los menos. Así, a voz de pronto, creo que solo fueron el de la acariciada asociación entre Naschy y Amando de Ossorio, y el de la película supuestamente rodada y no finalizada Horror en el museo de cera.
En cuanto a destacar alguno de estos trabajos por encima del resto, creo que sería muy injusto. Por un motivo o por otro todos son muy interesantes. Aunque bueno, sí que puedo decir que dos de los que más me gustaron fueron el de la secuela nonata de El gran amor del conde Drácula, titulada El retorno de la condesa Drácula, y En el nombre del infierno, que debía de haber supuesto la asociación de Naschy con nada menos que Jordi Grau. En otro sentido, también me sorprendió la existencia de El licántropo, un guion sobre hombres lobo anterior a La marca del hombre lobo que, como digo en el libro, de haberse rodado en su momento habría variado sustancialmente la historia de nuestro cine fantástico, y que cuenta con la particularidad además de estar escrito por Paul en compañía de un segundo guionista; y El buque fantasma, una entrega de la saga sobre Waldemar Daninsky donde los motivos propios del hombre lobo polaco se fusionaban con la leyenda del Holandés Errante.
Después de haber pasado tanto tiempo sumergido en la obra y en la vida de Naschy, ¿ha evolucionado a lo largo de estos años tu opinión acerca de su cine y/o su persona?
Lógicamente, aunque no tanto la opinión que pudiera tener de él y de su obra como el conocimiento a un nivel más profundo. A raíz de analizar tantas películas suyas en cortos espacios de tiempo y de forma reiterada, sobre todo, de leer sus guiones, me he ido percatando de su forma de ser, sus obsesiones, sus sueños y sus temores. Y es que, le pese a quien le pese, pocas películas hablan tanto de su autor como lo hacen las de Paul Naschy.
El culto hacia Paul Naschy sigue intacto aun habiendo transcurrido ocho años desde su desaparición, pero, ¿qué lugar crees que ocupa en realidad dentro de la historia del cine (español o mundial) el creador de Waldemar Daninsky?
Puede que quizás no tan importante como la que sus seguidores más incondicionales puedan creer, pero tampoco tan residual como pregonan sus detractores. Hombre, ponerle a la altura de la Hammer, la Universal o, lo que es lo mismo, el cine de James Whale y Terence Fisher, por citar dos ejemplos con los que el propio Paul intentaba equipararse a menudo, me parece bastante apurado. Pero lo mismo me parece compararle con Ed Wood o Al Adamson. Aparte, para valorar el cine de Paul hay que tener muy en cuenta los condicionantes sociales, políticos, económicos y productivos que rodearon al grueso de su filmografía. Películas que en su momento estaban planteadas como poco menos que productos de usar y tirar, ideados para ser rodados con la mínima inversión para que su rentabilidad fuera la máxima posible, y rodados, además, en muy corto espacio de tiempo y casi en serie. Obviamente, estos condicionantes acaban por reflejarse en el acabado de muchos de sus títulos, lo que no ha evitado que algunos de ellos, pese a sus innegables deficiencias, tengan un nivel bastante alto, e incluso se les pueda considerar a día de hoy pequeños clásicos del género. La mejor prueba es que, aún con todo, más de ocho años después de su muerte, lejos de caer en el olvido, su obra sigue siendo estudiada y comentada por aquellos que ya la conocíamos, al tiempo que es descubierta y en algunos casos venerada por nuevas generaciones de espectadores en todo el mundo. Por algo será…
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