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VAMOS DE ESTRENO (o no) * Viernes 17 de noviembre de 2017 *

EL AUTOR (Manuel Martín Cuenca, 2017)
España/México. Duración: 112 min. Guion: Manuel Martín Cuenca, Alejandro Hernández (Novela: Javier Cercas) Fotografía: Pau Esteve Productora: Icónica Producciones / Lazona / La Loma Blanca PC. Distribuida por Filmax Género: Comedia dramática.
Reparto: Javier Gutiérrez, María León, Antonio de la Torre, Adriana Paz, Tenoch Huerta, Adelfa Calvo, Rafael Téllez
Sinopsis: Álvaro (Javier Gutiérrez) quiere ser escritor, pero todo lo que escribe es falso, pretencioso, insípido. Trabaja como escribiente en una notaría de Sevilla y su vida es gris, coloreada sólo por sus sueños. Su mujer, Amanda (María León), es todo lo contrario. Siempre ha tenido los pies en la tierra y nunca ha soñado con ser escritora. Sin embargo, es ella la que se pone a escribir y le sale un best-seller. Ironías de la vida.
La separación es inevitable. Y en ese momento, Álvaro decide afrontar su sueño: escribir una gran novela. Pero es incapaz; no tiene talento ni imaginación. Guiado por Juan, su profesor de escritura (Antonio de la Torre), indaga en los fundamentos de la novela, hasta que un día descubre que la ficción se escribe con la realidad. Álvaro comienza a manipular a sus vecinos y amistades para crear una historia, una historia real que supera a la ficción.
El autor es un buen thriller. También es un drama. Pero ante todo es una muy buena comedia negra sobre la obsesión y la imposibilidad de ser lo que no se es. Del talento y de la falta del mismo. Y sobre la inspiración que no llega -ni se la espera-. Javier Gutiérrez ya puede ir haciendo sitio para un merecido Goya, pues borda su ruin personaje, un perdedor que quiere ser un gran escritor, pero que debe conformarse con su papel de gris oficinista celoso del éxito de su esposa, que a pesar de no tener formación ha escrito un best seller popular que este se permite despreciar. Al no recibir la llamada de las musas decidirá escribir una novela sobre su vecindario contando con sus propios vecinos como protagonistas. Jugará a ser Dios. Pero un Dios vengativo y cruel que primero espiará y grabará sus conversaciones por el ojo del patio y más tarde, sin detenerse ante nada y con la colaboración de la chismosa portera, manipulará a ‘sus personajes’ a su antojo construyendo con ellos su novela. Sin embargo, si no se tiene talento, la ficción puede verse superada por la irónica realidad.
Amarga, con un humor ácido, la película cuenta con un sólido guión (adaptado de «El móvil«, primera novela de Javier Cercas publicada en 1987) que no permite al espectador apartar la vista de una pantalla por la que deambulan personajes muy sólidos y creíbles, magníficamente interpretados, además de por Gutiérrez, por Adelfa Calvo, que interpreta a la portera (carne de Goya también); o un iracundo y cínico Antonio de la Torre como el profesor de escritura. Ricos personajes todos pero secundarios ante un Javier Gutiérrez que ofrece con esta película una lección de interpretación. Tampoco hay que perder de vista el diseño de producción, de Sonia Nolla, que ha cogido el tono de la cinta deambulando entre el vacío del piso del escritor (en clara referencia a su carencia de ideas) y el horror vacui y barroquismo de la casa de la portera, todo un portento del spanish kitsch, o del piso del militar.
Ganadora del Premio FIPRESCI de la crítica internacional en el Festival de Cine de Toronto (TIFF) donde El autor se presentó dentro de la sección Special Presentations reservada a los directores más relevantes del cine mundial, la película ha formado parte de la Sección Oficial del Festival de San Sebastián y próximamente llegará al destacado Festival Internacional de Busan (Corea del Sur), considerado puerta para el mercado asiático. Otra magnífica obra del director de La flaqueza del bolchevique (2003) y la tan incomprendida como magistral Caníbal (2013).
HACIA LA LUZ (Hikari, Naomi Kawase, 2017)
Japón. Duración: 101 min. Guion: Naomi Kawase Música: Ibrahim Maalouf Fotografía: Arata Dodo Productora: Kumie Género: Drama romántico
Reparto: Masatoshi Nagase, Ayame Misaki, Tatsuya Fuji, Kazuko Shirakawa, Misuzu Kanno,Mantarô Koichi
Sinopsis: Misako es una apasionada guionista de películas para invidentes. En una proyección cinematográfica conoce a Masaya, un fotógrafo mayor que ella que está perdiendo su vista lentamente. Misako pronto descubrirá las fotografías de Masaya, que la transportarán a algunos recuerdos de su pasado. Juntos aprenderán a ver de manera resplandeciente el mundo que antes era invisible a sus ojos.
Misako (Ayame Misaki) quiere transmitir la maravilla del cine incluso a aquellos que no pueden ver, de modo que encuentra su razón de ser en su trabajo como guionista de descripciones de audio en películas para personas ciegas o deficientes visuales. Nakamori (Masatoshi Nagase) comenzó a sufrir una enfermedad ocular degenerativa que puso fin a su brillante carrera como fotógrafo. Misako no acepta la muerte de su padre ni la enfermedad que padece su madre y que le hará olvidarlo todo. Y Nakamori no acepta su progresiva ceguera. El cine y la luz, pues sin luz no hay cine, será el nexo de unión entre ambos seres.
Nadie como Naomi Kawase sabe filmar la naturaleza, es una constante en su obra retratarla de modo que parezcamos sumidos en ella, así de física nos la transmite, pero también sabe reflejar su dimensión espiritual, y de ese modo entramos en comunión panteísta con ella. No podía ser de otra forma en Hacia la luz, pues en esta compleja película el objeto de análisis es la luz como fuente esencial de todo lo que se da en y ante nosotros. De cómo vemos y de qué vemos.
Misako es mirada que captura el mundo, el filme arranca cuando la vemos a ella poner nombre a todo acontecimiento que sorprende a su mirar, ensimismada en la acción que quiere describir a otros. Ella quiere que su mirada esté al “servicio de”, de hecho, que sea la de, esos invidentes que integran el grupo de control de su descripción de audio y, más allá, de todos los que después la disfrutarán en cines. Ser su canal para ver. Pero, como todos los que poseemos el don de la vista, ella no ha reflexionado sobre el hecho de interpretar imágenes ni de cómo proyectamos sobre lo que vemos nuestra manera de hacerlo. En su afán por transcribir, ignora la capacidad de imaginar. Es la imaginación la que representa en la mente las imágenes, tal como su propio nombre indica. Por eso no debe actuar como si fuera un narrador omnisciente, su ojo ha de ser cámara y su descripción ha de dar al espectador la libertad de interpretar por sí mismo. La visión no es sino la suma de mirada e imaginación.
Capturar la luz, aunque sea a través de la palabra, es ver, pero también trascender el momento y rescatarlo del olvido. Tal es el valor de la fotografía, el arte de perpetuar esos instantes que queremos fijar en la memoria, como ese retrato a contraluz que guardaba el padre de Misako en su cartera y que ella atesora junto con el resto de objetos personales que llevaba él el día de su muerte. Y, sin embargo, nada es tan bello como lo que desaparece ante nuestros ojos. Junto a la voluntad de recordar está nuestra capacidad de gozar lo efímero, como lo es una bella escultura cincelada en la arena o la magia de una fotografía de la fugacidad de una puesta de sol. Los mimbres que entretejen la memoria son la suma del preservar y el dejar fluir, aprenderlo nos permitirá zafarnos de la pesadumbre de la melancolía del perder mientras, y a la vez, la ponemos en valor como la herramienta que es para apreciar con júbilo nuestra transitoriedad.
Hacia la luz es también un ejercicio de metacine. Kawase reflexiona sobre el séptimo arte y su capacidad (o no) de conectar entre sí mundos personales (el del autor con los particulares de cada espectador). Se pregunta si los cineastas pueden llamar a la puerta de las emociones de todo público presente (y futuro) para que este proyecte su propio relato en lo narrado y de ello surja un aprendizaje útil para el vivir de cada uno. Kawase, en verdad, se pregunta por su propio cine, por su propia aptitud para transmitir mensaje y comprender al ser comprendida. Interrogantes todos ellos que, más que respuesta, buscan que el espectador los haga suyos y lleve a cabo un ejercicio de análisis crítico sobre su mirar y su ver.
Y como toda historia que se precie, Hacia la luz es, en última instancia, una historia de amor. La que surge entre Misako y Nakamori, el hombre que está perdiendo la luz y la joven que quiere ser sus ojos. Nakamori, fotógrafo profesional, padece el peor de los males para quien su cámara ha sido su corazón, por ello se empeña tercamente en negar lo evidente, sigue aferrándose a la fotografía y rehúsa las ayudas que palíen su nueva situación (ese andar sin el bastón, aunque ello le suponga ver reducida su movilidad). Para amar habrá que soltar lastre. Misako habrá de desprenderse del recuerdo del padre y aceptar la enfermedad de su madre que la hace olvidar todo lo que ha vivido. Nakamori tendrá que adaptarse a su realidad y desprenderse, también, de lo que fue centro de su mundo. Hay que aceptar los propios límites para disfrutar de lo que sí puede ser.
Kawase nos habla, como siempre, sobre qué es la vida qué supone la muerte, en esta fábula que se pregunta a dónde va el sol cuando se pone.
LIGA DE LA JUSTICIA (Justice League, Zack Snyder, 2017)
USA Duración: 121 min. Guion: Chris Terrio, Joss Whedon (Historia: Zack Snyder, Chris Terrio) Música: Danny Elfman Fotografía: Fabian Wagner Productora: DC Comics / DC Entertainment / Dune Entertainment / Lensbern Productions / Warner Bros. Género: Acción
Reparto: Ben Affleck, Gal Gadot, Ezra Miller, Jason Momoa, Ray Fisher, Henry Cavill,Amber Heard, Amy Adams, Jesse Eisenberg, J.K. Simmons, Jeremy Irons,Willem Dafoe, Shalini Peiris, Connie Nielsen, Robin Wright, Diane Lane,Kiersey Clemons, Billy Crudup, Ciarán Hinds, Daniel Stisen, Samantha Jo
Sinopsis: Impulsado por su nueva fe en la humanidad e inspirado por el acto altruista de Superman, Bruce Wayne consigue la ayuda de su nueva aliada, Diana Prince, para enfrentarse a un enemigo aún mayor. Juntos, Batman y Wonder Woman actúan rápidamente para encontrar y reclutar a un equipo de metahumanos con el fin de hacer frente a esta nueva amenaza. Pero, a pesar de la creación de esta liga de héroes sin precedentes (Batman, Wonder Woman, Aquaman, Cyborg y Flash), puede que ya sea tarde para salvar el planeta de una agresión de proporciones catastróficas.
Dirigida por Zack Snyder y protagonizada por Ben Affleck, en el papel de Batman, Gal Gadot, interpretando a Wonder Woman, Henry Cavill, en la piel de Superman, Ezra Miller, como Flash, Jason Momoa, en el papel de Aquaman, y Jay Fisher, interpretando a Cyborg, esta Liga de la Justicia supera en cuanto a falta de interés al primer encuentro entre Batman y Superman. Lo único que anima un tanto el cotarro es el atractivo de Gal Gadot y de Jason Momoa, este como un pendenciero Aquaman. Pero aún así, esta engorrosa trama, demasiado para el simple argumento que nos quiere contar, no logra resultar emocionante. No trata con cariño a los personajes, no despierta el interés del espectador por ellos, lo sirve, además, todo de una forma solemne absolutamente carente de humor, se ha intentado aliviar esa carencia con el personaje de Flash, un adolescente a lo Peter Parker, y ni por esas. DC ha llegado tarde y mal al cine en su afán de alcanzar a Marvel, pero, más allá todavía, ambos universos comienzan a saturar las pantallas de tal forma que ya no maravillan al espectador. Y , mucho nos tememos, ni siquiera al fan más fiel de los universos superheroícos.
JUPITER’S MOON (Jupiter holdja, Kornél Mundruczó, 2017)
- Hungría/Alemania Duración: 123 min. Guion: Kornél Mundruczó, Kata Wéber Música: Jed Kurzel Fotografía: Marcell Rév Productora: KNM / Match Factory Productions / Proton Cinema Género: Fantástico.
- Reparto: Zsombor Jéger, Mónika Balsai, Merab Ninidze, György Cserhalmi
- Sinopsis: Al intentar cruzar ilegalmente la frontera, el joven emigrante Aryan recibe un disparo, y la herida le otorga el poder de levitar. Con la ayuda del doctor Stern, logra escapar de un campo de refugiados. Fascinado por los superpoderes de Aryan, Stern ve la oportunidad de explotar el milagro. (FILMAFFINITY)
- Premios:
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2017: Festival de Cannes: Sección oficial2017: Festival de Sitges: Mejor película, Mejores efectos especiales
Jupiter’s Moon del húngaro Kornél Mundruczó se inicia situando al espectador como protagonista de un momento tan fundamental como incómodo. En este caso, seremos uno más de los aterrorizados refugiados sirios que intentan cruzar la frontera húngara hacia una Europa que, lejos de lo soñado, es hostil, todo en imposible plano secuencia con el que trasmitir la tensión del momento, su enorme confusión y zozobra (literalmente esto último, los botes que les transportan se hunden y, en un alarde de cámara, nosotros los acompañamos bajo el agua). La cámara corta el plano cuando la policía abate a tiros al protagonista. Somos testigos de la muerte injusta de un inocente. O al menos eso creemos, pues ha recibido tres disparos mortales de necesidad. Un médico corrupto será el responsable de revisar el caso y testigo de un hecho excepcional: el individuo además de sobrevivir a los impactos, levita. Así que el médico descubrirá dos cosas: que los milagros existen y que pueden dar mucho dinero. Al tiempo que se pregunta si realmente existen los ángeles.
Como vemos la irrupción del fantástico tiene lugar en medio de un tema candente, al igual que ya hiciera el director con aquella revolución de los (perros) descastados en White Dog (2014). Pero en Jupiter’s Moon añade, además, referencias inequívocamente religiosas a la historia, dejando abierta la puerta a la esperanza con la redención del desencantado médico y del incansable policía.
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