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VAMOS DE ESTRENO (o no) * Viernes 12 de junio*
HABLAR (Joaquin Oristrell, 2015) *****
España. Duración: 79 min. Guión: Joaquín Oristrell. Música: Alejandro Pelayo. Fotografía: Teo Delgado. Productora: Canal+ España / Sabre Producciones / Aquí y Allí Films. Género: Comedia / Drama.
Reparto: Goya Toledo, Marta Etura, Miguel Ángel Muñoz, María Botto, Antonio de la Torre, Raúl Arévalo, Juan Diego Botto, Sergio Peris-Mencheta, Álex García, Petra Martínez, Secun de la Rosa, Melanie Olivares, Nur Al Levi, Estefanía de los Santos, Carmen Balagué, Mercedes Sampietro, Astrid Jones, Dafnis Balduz, Juan Margallo.
79 minutos y medio kilómetro de recorrido en el madrileño barrio de Lavapiés en el que, durante una calurosa noche de agosto de 2014, 20 personajes en plena crisis económica, política y existencial hablan, discuten, ríen, lloran, amenazan, susurran, gritan, roban, se citan, se enfadan, se abrazan, cantan, proponiendo al espectador una reflexión sobre el inmenso poder de la palabra en un viaje entre el teatro y el cine.
A pesar de que Hablar es un experimento que utiliza un recurso cinematográfico muy marcado (el plano único de continuidad) tiene mucho más peso el texto que la imagen en el filme, ofreciendo un resultado cercano al teatro, no en vano el filme concluye en uno. Sus personajes, un reparto coral del joven cine español, ofrecen diversas historias que irán del drama a la comedia, sin desechar una crítica social que bordea el panfletismo. Todo ello con un aceptable nivel general, entre el que destaca, por aquello de la memoria sentimental, la estupenda coplilla ‘El cheque’ de Pepe da Rosa que recrea acertadamente Antonio de la Torre.
LOS INSÓLITOS PECES GATO (Claudia Sainte-Luce, 2013) *****
México / Francia. Duración: 89 min. Guión: Claudia Sainte-Luce. Música: Madame Recamier, Lino Nava. Fotografía: Agnès Godard. Productora: Cine CANÍBAL / Jaqueca Films / CONACULTA / Fondo para la Producción Cinematográfica de Calidad / IMCINE. Género: Comedia dramática.
Reparto: Ximena Ayala, Lisa Owen, Sonia Franco, Wendy Guillén, Andrea Baeza.
Sinopsis: Claudia (Ximena Ayala), una joven callada y meditabunda que trabaja en un supermercado como promotora de salchichas, termina en la sala de urgencias de un hospital público, con un severo caso de apendicitis. Es ahí donde conoce a Martha (Lisa Owen), una mujer que se encuentra hospitalizada en la cama de al lado. Martha, quien vive acompañada por sus hijos, poco a poco se gana la confianza de Claudia. El curioso equilibrio de esta familia logra que Claudia establezca una relación de amistad con Martha, lazo que poco a poco se va estrechando.
El cine mexicano parece gozar de buena salud. A directores como Guillermo del Toro, Alonso Cuarón o Alejandro Gómez Iñarritu, se les están uniendo unos jóvenes descarados pero cargados de pasión y talento. Si hace poco les hablamos del estrenó en nuestras pantallas de Güeros (2014) de Alonso Ruizpalacio, ahora es el turno de una directora novel, que nos ofrece esta película inspirada en el caso real de una mujer que sabiendo próxima su muerte, consigue rodearse de todos los que hacen soportable sus últimos días y le dan un sólido sentido a su existencia. Muy bien narrada por una directora que mima los detalles consiguiendo hablar a los sentidos (ese plano detalle inicial de los copos de avena que la protagonista separa para unas hormigas, que en el plano siguiente aplasta) y rodando con tempo pausado en contraste con momentos como el de la comida, que posee el ritmo frenético de una impecable escena de acción . Sainte-Luce cuida el arco de transformación de sus personajes, y a pesar de hablar sobre el fatalismo de la muerte, no cae en tópicos sensibleros. Sin duda una buena opera prima reconocida en diversos festivales como los de Toronto, San Francisco y Mar del Plata.
LEJOS DEL MUNDANAL RUIDO (Far from the Madding Crowd, UK, Thomas Vinterberg, 2015) *****
Duración: 119 min. Guión: David Nicholls (Novela: Thomas Hardy) Música: Craig Armstrong Fotografía: Charlotte Bruus Christensen Productora: Coproducción GB-USA; BBC Films / DNA Films / Fox Searchlight Pictures. Género: Drama romántico.
Reparto: Carey Mulligan, Matthias Schoenaerts, Michael Sheen, Tom Sturridge, Juno Temple, Jessica Barden, Hilton McRae, Richard Dixon, Bradley Hall.
Sinopsis: La independiente, bella y testaruda Bathsheba Everdene (Carey Mulligan) sabe lo difícil que es para una mujer definir sus sentimientos en un lenguaje creado principalmente por el hombre para expresar los suyos. De carácter fuerte e independiente esta joven, propietaria de la mayor granja de su localidad, está en situación de elegir entre los tres pretendientes que la rondan, Gabriel Oak (Schoenaerts), un ganadero dedicado a la cría de ovejas; Frank Troy (Sturridge), un apuesto y temerario sargento; y William Boldwood (Sheen), un maduro y próspero soltero.
Basada en la clásica novela de Thomas Hardy que ya fue adaptada para el cine en 1967 por John Schlesinger, la versión de Vinterberg está lejos de desentonar. Tras dejar claro ya en los títulos de crédito que nos encontramos ante una historia de amor, nos llevará a parajes naturales de extraordinaria belleza en los que las naturalezas terminarán desatándose. Con exquisita ambientación de época, el director nos ofrece planos casi pictóricos por los que la independiente heroína del filme evolucionará y madurará en esta historia de amor nada cursi y de magnífica digestión que cuenta con la garantía del director danés, que ya nos ofreció la magnífica La caza (Jagten, 2012), y una protagonista que nos cautivó desde que la vimos en Drive (Nicolas Winding Refn, 2011) y Shame (Steve McQueen, 2011), la pizpireta Carey Mulligan.
Jurassic World (Colin Trevorrow, 2015)
USA. Duración: 117 min. Guión: Colin Trevorrow, Rick Jaffa, Amanda Silver, Mark Protosevich (Personajes: Michael Crichton)Música: Michael Giacchino Fotografía: John Schwartzman Productora: Amblin Entertainment / Universal Pictures Género: Fantasía.
Reparto: Chris Pratt, Bryce Dallas Howard, Omar Sy, Jake Johnson, Vincent D’Onofrio, Judy Greer, Ty Simpkins, BD Wong, Nick Robinson, Irrfan Khan.
Sinopsis: Veintidós años después de lo ocurrido en Jurassic Park, la isla Nublar ha sido transformada en un parque temático, Jurassic Wold, con versiones «domesticadas» de algunos de los dinosaurios más conocidos. Cuando todo parece ir a la perfección y ser el negocio del siglo, un nuevo dinosaurio de especie todavía desconocida y que es mucho más inteligente de lo que se pensaba, comienza a causar estragos entre los habitantes del Parque.
Del porqué sobre la fascinación de los niños por los dinosaurios es algo que nunca terminé de entender. Yo he sido testigo de al menos un caso: el de Bermudez, un niño de mi clase que se sabía el nombre de todas las especies y coleccionaba unos pequeños muñecos de chicles Dunkin que ahora valen una fortuna. Más tarde supe que esta fascinación por los grandes saurios no era nada extraña y que ese amigo no era otra cosa que un moderno, ya que en países del primer mundo como Estados Unidos esto era algo muy común desde siempre, testificado por tempranos filmes como The Lost World (Harry O. Hoyt y Willis O’Brien, 1925) y King Kong (Merian C. Cooper y Ernst C. Schoedsack, 1933) o películas contemporáneas como Cuando los dinosaurios dominaban la tierra (When Dinosaurs Ruled the Earth, Val Guest, 1970) o Hace un millón de años (One Million Years D.C., Don Chaffey, 1966), que los niños de mi generación pudimos ver en los cines y de las que me impresionaron más las formas y los minúsculos modelitos de las cavernícolas que los dinosaurios.
En todo caso y por muy encantadora que resultara la animación stop-motion, todo cambió cuando llegó a las pantallas Jurassic Park (1993), producto de la mente de otro niño fascinando por los dinosaurios, Steven Spielberg, y cima de la animación digital que marcó un antes y un después: la escena en la que aparecen los primeros saurios animados con la majestuosa música de John Williams de fondo, permanece grabada aún hoy en la mente de los espectadores. Desde entonces los efectos infográficos han invadido todo aspecto cotidiano de la vida y han conseguido que los grandes estudios aborden los personajes de Marvel Cómics sin hacer el ridículo.
Pero alguna espina se le quedaría clavada a Spielberg cuando ha decidido retornar al mundo jurásico, aunque lo haya hecho arriesgando lo mínimo, ya que Jurassic World es una aventura para toda la familia rodada al estilo de las originales, con mucha acción, menos terror y ligeras dosis de humor. Un humor que funciona, con el que el film se ríe un poco de sí mismo y de ciertos arquetipos, convirtiéndose así en una atracción impecable y eficaz que no se anda demasiado por las ramas. El director Colin Trevorrow, que tenía tan solo 17 años cuando se estrenó Jurassic Park, ha entendido perfectamente lo que se le ha demandado y así lo ha rodado: una rápida presentación de los personajes con características muy marcadas, conflictos internos y carencias afectivas; escenario y… ¡acción! Mucha acción. Pero no se trata de volver a las especies ya conocidas. Como dice uno de los personajes, los dinosaurios hace 20 años que ya no impresionan a nadie, hacen falta más dientes, y esos dientes se consiguen creando nuevas especies híbridas mediante la manipulación genética. El resultado es simple pero emocionante, con escenas en las que uno se sorprende a sí mismo disfrutándolas con la boca abierta y lo suficientemente retro como para conquistar a los espectadores que saben qué es lo que van a ver y, que si bien no se sentirán tan conmocionados ante el Indominus Rex como los que asistieron en 1933 al estreno de King Kong en el Grauman Theatre, al menos no se sentirán defraudados, ni los más pequeños ni los que lo fueron en los noventa y observan con lupa estas revisiones de los personajes de su infancia.
Finalmente y como pueden suponer, la película deja la puerta abierta, y bien abierta, para una secuela.
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