
OTRA VISITA AL SALÓN (Fotos: Serendipia)
Hace 34 años que acudí por primera vez al Salón del Cómic. A mis tiernos 15 años estaba totalmente imbuido en los cómics de Toutain. Y claro, Corben era DIOS. Y
DIOS visitó ese primer Salón del Cómic. Por entonces no me interesaba nada, más o menos como ahora, toda aquella escuela Franco-belga que entonces era considerada como el único cómic de calidad, en un momento en el que en España (y prácticamente en el resto del mundo, excepto Asia), no existía el Manga y los súper héroes eran considerados poco menos que lectura para anormales, algo totalmente denostado, al igual que los autores de Bruguera, que se veían como tebeos dirigidos exclusivamente para el consumo infantil. De usar y tirar.
Mucho ha llovido y mucho ha cambiado el mundo del cómic. Y, por supuesto, muchísimo ha cambiado aquel Salón del Cómic. Entonces no recuerdo colas para conseguir ejemplares firmados. Desde luego la cosa no estaba organizada, se trataba de abordar al artista en cuestión y tener suerte. El salón estaba más encaminado como lugar de encuentro de profesionales. Pero el que buscó firmas durante aquella primera edición, la verdad es que se hinchó, pues además de Richard Corben, que nunca más ha vuelto a poner sus pies en España, estaban Will Eisner, Hugo Pratt o Moebius, además de toda la plana mayor de Toutain, o sea, Selecciones Ilustradas al completo.
2016: FIRMAS, COSPLAY Y FRANK MILLER

Lo de antes venía a cuento por el tema de las firmas, algo que ha pasado a ser fundamental entre los asistentes al Salón del Cómic. Un Salón que, como cada año, incrementa la asistencia de público, a pesar de que la meteorología no ha acompañado propiciando, eso sí, una selección natural de asistentes entre los que han primado, sobre todo, los realmente interesados en el cómic en detrimento de los adscritos al evento del día (día del libro: libro; salón del cómic: tebeo; fiesta del cine: película; día de la madre: acordarse de la suya; y un largo etcétera). En todo caso la organización se ha mostrado más que satisfecha, pues a la hora de cierre del domingo 8 de mayo, el Salón contabilizaba un total de 118.000 visitantes, una cifra que supone un aumento de 5.000 visitantes respecto a la edición del año pasado.
Las instalaciones (se han repetido los pabellones de hace dos años) han propiciado la comodidad del respetable, evitándose en lo posible, las aglomeraciones de público, más numeroso el fin de semana coincidiendo con los concursos de Cosplay. Además de poder adquirir un cómic firmado por el autor, ha habido un gran número de actividades, tantas que ha sido imposible acudir a todas e incluso, más grave, enterarse de todas, ya que para saber de algunas había que entrar en las redes sociales de alguna editorial concreta. Charlas, debates, exposiciones, hubo tiempo para mucho, como es habitual, en esta 34 edición del Salón del cómic y la ilustración de Barcelona. También para el Cosplay. Ahora existe el Cosplay. Bendito Cosplay. Cuánto agradece, el que esto les cuenta, de siempre un tanto rijoso, el Cosplay. Es todo un placer cruzarse con alguna de las varias Poison Ivy, Cat Woman o Ms. Marvel (versión Frank Cho), que tanto color y alegría despiertan en el respetable. También conmueven, por supuesto, esas personitas sin prejuicios de ningún tip
o. Libres. Sin temor ninguno a hacer el ridículo. Qué buenos momentos nos ofrecen.
Conseguir un ejemplar firmado por tu artista predilecto es, ahora y a no ser que quieran algo editado por Norma, bastante sencillo. Y lo de Norma no es gratuito. Desde que tan solo disponían de una única tienda en Barcelona, los empleados de Norma no se caracterizaban precisamente por su amabilidad y buen trato. Muy al contrario, Norma ha sido una eficaz escuela de dependientes de tienda de cómic malcarados. Pero en el Salón se superan. No es la primera vez que nos encontramos con que reparten demasiados números de los recomendables para las firmas, consiguiendo que los últimos tengan que conformarse, en el mejor de los casos, con la rúbrica del autor, mientras el resto de compañeros de cola se llevan un bonito dibujo. Sería mejor repartir menos números, ajustándose lo mejor posible al tiempo que el autor va a estar firmado, para que todos los que hacen cola tengan derecho al mismo trato en igualdad de condiciones. Muchas quejas ha habido respecto a lo sucedido este año con Frank Miller, pero no se puede más que felicitar a ECC por la forma en la que han obrado. El sorteo, de 30 personas por día, finalmente ha dado opción a 45 fans diarios de obtener dos cómics firmados. ECC ha obsequiado a todos los que tuvieron acceso a Miller con un ejemplar especial en edición limitada de 1000 (valorado en 22,50 euros) de El regreso del caballero oscuro. Sí, el ganador del sorteo tenía además que hacer un gasto de aproximadamente 10 euros en su tienda y los cómics a firmar (solo firma sin dibujo y todos dedicados, para evitar el trapicheo, supongo), debían de ser de la editorial ECC. De acuerdo que muchos se quedaron sin un autógrafo en sus cómics favoritos de Marvel o Sin City, pero conozco a bastantes personas, amigos, que lo consiguieron, así que quizás no era algo tan limitado. Yo mismo no tuve suerte, pero sí la otra parte de Serendipia, que amablemente me cedió el honor de hacer la genuflexión ante Frank Miller.

Pero no solo de Frank Miller vive el coleccionista y amante de los cómics, y durante esta edición ha habido oportunidad de conseguir muchas novedades rubricadas por los mejores autores europeos y españoles, sin olvidar a Brian Azzarello, que además de estar más accesible, también ofreció una clase magistral, al igual que otros autores como Paco Roca, Ben Bocquelet, Cyril Pedrosa o Miki Montlló. Presentaciones, mesas redondas, concursos y conferencias, incluso una de Frank Miller que era por suscripción y de la que, lamentablemente, no nos enteramos. Pero no todo puede ser.
Por nuestra parte nuestros objetivos fueron conseguidos: saludar a viejos conocidos y amigos, entre ellos artistas, que tuvieron la paciencia de volver a emborronarnos uno de sus cómics: Paco Roca, Kim, Altarriba y Frank Miller. Paco presentaba La casa, su último cómic, mientras que Kim y Altarriba lo hacían de El ala rota, una magistral obra que cubre varios años de la vida de una mujer española, la propia madre del autor, como ya hiciera con su padre en la galardonada El arte de volar. Dos recomendable obras en las que Kim ofrece la mejor versión de su arte. Mención especial se merece Pedro Vera, que tantos buenos momentos nos ofrece con sus magistrales Ranciofacts, una fantástica serie que, tal y como nos aseguró, para noviembre contará con su tercera entrega. Ya le estoy reservando sitio en mi comicteca, que ando algo harto de releerme los dos anteriores.
LAS EXPOSICIONES

Como afortunadamente va siendo habitual, ha habido un buen número de exposiciones. Sin ánimo exhaustivo las ha habido para todos los paladares, tanto para el que desea estar cerca de la obra de los artistas de las dos grandes editoriales americanas; como para el que quiere disfrutar de los trazos de unos castizos Coll o Vázquez. Los muchos seguidores de la escuela Bruguera han podido disfrutar de la más extensa exposición de originales del maestro Francisco Ibáñez, responsable del póster de esta edición y que como es habitual es, con amplía diferencia, el que ha firmado más autógrafos en el Salón. Tan solo hacía falta ver las gigantescas proporciones de la proverbial Cola de Ibáñez.
Ellas tienen superpoderes
Los personajes DC/Marvel, concretamente las súper heroínas, tuvieron su espacio con una interesante y completa exposición. Y es que ya desde 1940 y con la aparición de la primera heroína de cómic, Fantomah, seguida muy de cerca por la infinitamente más famosa Wonder Woman, la mujer ha tenido un papel muy importante en el mundo de los súper héroes, a pesar de que los legos a este tipo de narración siempre han tachado el género de machista (y fascista, pero esa es otra). Personajes femeninos tan interesantes como Viuda Negra, Tormenta o Catwoman, interactuaron junto a sus compañeros masculinos de igual a igual, protagonizando colecciones que, si bien no han sido tan longevas como las de los súper héroes masculinos, sí que han dado pié a experimentos más libres y de gran calado, como la Hulka de John Byrne, cuyo tono continuó más tarde Dan Slott, o la Elektra de Frank Miller.

Pero ya no se trata tan solo de hablar de personajes femeninos. En la industria americana del cómic, también hay un buen número de mujeres que ejercen como talentosas dibujantes y guionistas. A las pioneras Ramona Fradon o Marie Severin, se les unieron artistas como Amanda Conner, Rachel Dobson, Jan Duursema o Nicola Scott. Y también españolas como Natacha Bustos, Carmen Carnero o Emma Ríos. Sin olvidar a guionistas de la talla de Ann Nocenti, Louise Simonson o Barbara Kesel.
Pues bien, todas las súper heroínas más importantes del cómic se dieron cita en esta exposición, bien nutrida de originales y, por desgracia, también de copias, algo que parece va en aumento, pues lo hemos visto en todas las exposiciones del salón y quizás habría que preguntarse el porqué. Entre los autores, han podido disfrutarse obras de John Byrne (precisamente una página de Hulka), George Pérez o Bill Sienkiewicz.
Per molts anys, Ibáñez!
Con este motivo se ha realizado este año todo un homenaje al que es casi unánimemente considerado el más importante dibujantes de cómics español, que este año cumple 80 años al pié del cañón. Esta exposición, con más de 100 originales, muchos de ellos pertenecientes al fondo de Ediciones B, repasa la totalidad de la carrera del creador de los populares Mortadelo y Filemón: desde hojas de Pulgarcito o DDT hasta planchas de su mejor obra, El sulfato atómico; sin olvidar otros personajes como Rompetechos, Pepe Gotera y Otilio, que sin duda sirvieron de inspiración a los creadores de la serie Manos a la obra; el botones Sacarino o 13 rue del Percebe, quizás su obra más alternativa y querida por los connaisseurs, que ahora tienen la oportunidad de adquirir reeditada e íntegra reunida en un libro.

Una hoja reciclada con Mortadelo y Filemón superpuestos en las viñetas.
Varios compañeros del dibujante han contribuido con viñetas de homenaje y felicitación al maestro. A este evento habría que sumarle una charla que sobre él se celebró, en ese mismo espacio, y que reunió al actor y dibujante Carlos Areces, Kiko da Silva y Josep Solana “Joso”, moderados por Vicent Sanchís. El veterano “Joso” compartió muchas anécdotas de los tiempos de Bruguera, y Carlos Areces, confeso admirador del dibujante que contribuyó a la exposición con algún original de su propiedad y que incluso tuvo pensado realizar un documental sobre él, contó que durante una época Ibáñez, que estaba en desavenencias con la editorial barcelonesa, creó otros personajes con la idea de ofrecerlos a una editorial europea y que incluso comenzó a dibujar un álbum. Arreglados los problemas con Bruguera, pues la editorial sabía que este artista era su mejor baza, el dibujante recuperó esas hojas y con el sencillo método de pegar pegotes de Mortadelo y Filemón encima de las caras de los nuevos personajes, recicló esas planchas en el álbum Valor… ¡y al toro!, precisamente el primero que tuvo Areces. Como una de las planchas de ese cómic figuraba entre las de la exposición, Carlos Areces confabuló con la idea de ver esas planchas al trasluz para poder conocer el aspecto de esos personajes, de los que nunca más se supo.

Viñetas sobre ruedas
La gran exposición temática del Salón fue esta, protagonizada por unas 200 planchas de cómics americanos, franco-belgas, italianos y españoles, entre otros, originales y también, tal y como antes hemos indicado, muchas copias pertenecientes a coleccionistas que han preferido ceder estas a prestar los originales. Viñetas acompañadas por automóviles, motos e incluso un camión, todos íntimamente relacionados con el mundo del cómic (y el cine). Eso sí, se echaron en falta vehículos emblemáticos como el Batmovil.
Resto de exposiciones
Hubo un buen número más de exposiciones no menos interesantes: no se olvidó el recordar a los veteranos como Luis Bermejo, al que se dedicó una amplia muestra de su arte, al que muchos conocimos gracias a sus trabajos para Warren, y que ilustró la primera adaptación al cómic de El señor de los anillos; también hubo lugar para los nuevos ilustradores, muchos de ellos dados a conocer por las redes sociales; al guionista Enrique S. Abulí, que contó con un gran número de originales de Jordi Bernet, entre otros; al cómic comprometido; y naturalmente a Las Meninas, obra de Santiago García y Javier Olivares que obtuvo el Gran premio del Salón del pasado año.

LOS PREMIOS
En esta ocasión, los premios del Salón han reconocido la trayectoria de Josep Maria Blanco con el Gran Premio; El Fantasma de Gaudí de El Torres y Jesús Alonso ha obtenido el premio a la Mejor Obra; Javi de Castro ha ganado el premio Autor Revelación patrocinado por la Fundación Divina Pastora; y Una aventura de Spirou. El botones de verde caqui de Yann y Olivier Schwartz, ha ganado el premio Mejor Obra Extranjera. La obra de Alessandro Barbucci y Christophe Arleston, Ekho. Mundo Espejo 3. Hollywood Boulevard ha recibido el galardón a Mejor Cómic Publicado en España en 2015, asignado por votación popular.
Como podemos ver, de todo y para todos en otra nueva edición de este Salón del Cómic de Barcelona que se encamina, desde hoy, a una nueva edición, la 35.

¡No es la cola del Ibáñez, es la cola de Frank Miller!
ÁLBUM FOTOGRÁFICO DEL SALÓN
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