VAMOS DE ESTRENO (o no) *Viernes 22 de mayo de 2015*
LAZOS DE SANGRE (Blood Ties, Guillaume Canet, 2013) *****
Francia/ Estados Unidos. Duración: 127 min. Guión: Guillaume Canet, James Gray (Historia: Jacques Maillot). Fotografía: Christophe Offenstein.
Reparto: Clive Owen, Billy Crudup, Marion Cotillard, Zoe Saldana, Mila Kunis, James Caan, Matthias Schoenaerts, Noah Emmerich, Lili Taylor.
Sinopsis: Chris Pierzynski (Clide Owen) sale de prisión tras cumplir una condena de varios años. Su hermano pequeño Frank (Billy Crudup), agente de policía, lo espera con reticencia a la salida de la cárcel. Chris y Frank siempre han tenido sus más y sus menos, pero sin embargo, sus lazos de sangre los unen y, por ello, Frank da una oportunidad a su hermano ayudándole a integrarse en la sociedad. Pero pronto su pasado llamará de nuevo a su puerta y Chris volverá a tomar la senda del crimen, algo que Frank no está dispuesto a permitir.
Lazos de sangre es un remake a la americana del largometraje francés Liens de sang (2008) de Jacques Maillot. La operación, a falta de ver el original, ha sido un éxito, o al menos la historia encaja perfectamente en el New York de los años setenta. Unos setenta muy bien recreados, no tan solo en vestuario y ambientación, sino también por la propia fotografía del filme, sombría, que nos retrotrae a películas de aquella época. No en vano algunas críticas han descrito esta cinta como una historia que podría haber rodado Scorsese o Sidney Lumet en los años 70. Con todo el filme resulta lento en algún momento y peca de exceso de metraje, pero mantiene el suficiente interés como para pasar un buen rato con él. El que su argumento no resulte nada original y que la forma de narrarlo sea lineal, conforma un valor añadido a Lazos de sangre. Es atractiva por su sencillez. Digerible, digestiva y bien narrada (aunque en algún momento el espectador tenga la sensación de haberse perdido algo).
En su magnífico reparto destacan, además de los dos protagonistas, Clive Owen y Billy Crudup, la atareada Mila Kunis, Lili Taylor y el veterano James Caan.
- Premios
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2013: Festival de Cannes: Sección oficial fuera de concurso (Un Certain Regard)2013: Festival de Toronto (TIFF): Nominada al Premio del Público (Mejor película)
CAZA AL ASESINO (The Gunman, Pierre Morel, 2015) *****

52 MARTES (52 Tuesdays, Sophie Hyde, 2013) *****
Australia. Duración: 109 min. Guión: Matthew Cormack, Sophie Hyde. Música: Benjamin Speed. Fotografía: Bryan Mason. Productora: Closer Productions. Género: Drama.
Reparto: Tilda Cobham-Hervey, Del Herbert-Jane, Beau Travis Williams, Imogen Archer, Mario Spate, Sam Althuizen, Danica Moors.
Sinopsis: La madre de Billie, una chica de 16 años, va a someterse a una operación de cambio de sexo. Durante el tiempo que dure el proceso ésta le pide que sólo se vean los martes por la tarde.
Es inevitable ver el primer largo de ficción de Sophie Hyde bajo la estela de Boyhood (y ello aunque la australiana se estrenara un año antes), porque lo primero que nos llama la atención es la apuesta temporal de la cinta. Efectivamente, la película fue rodada durante los 52 martes consecutivos que le dan título. Un año de rodaje para retratar la evolución de la transformación de los personajes en tiempo casi real. Y en un esfuerzo por lograr el más difícil todavía, Hyde eligió trabajar con interpretes no profesionales a los que dirigió sin guión previo (sólo unas cuantas directrices). Todas estas decisiones formales la convierten en una película arriesgada y auténtica a partes iguales.
El riesgo en la forma se ve acompañado por la elección de una temática igualmente atrevida (cosa de la que carece Boyhood, por ejemplo): la transexualidad femenina, que agudiza la crisis de identidad que viven los personajes. Porque 52 martes es un relato de crecimiento, nos enfrenta una vez más a la crisis de la adolescencia en la que todos vemos quebrar el suelo sólido de la infancia sin que hayan llegado aún los puntos de anclaje de la edad adulta. Un adolescente se mueve en terreno de nadie en busca de su propio yo.
La búsqueda adolescente es un motivo recurrente en nuestro imaginario, la novedad que aporta Hyde es la de rodearlo con la redefinición de la propia madre. Así, el conflicto es doble porque al despertar sexual de la joven se le suma la readaptación de la sexualidad de la madre, un choque de trenes que tira por tierra todos los umbrales de seguridad y pone las emociones al límite.
Ahí, en el terreno de las emociones es donde mejor funciona 52 martes y su elección formal, la cinta se convierte en un collage impresionista que se manifiesta como el mejor vehículo para la exposición del tema. Para construir el relato la directora juega con tres tipos de imágenes: de archivo, ilustrando lo que ocurrió en el mundo durante esas 52 semanas; las de las dos protagonistas que graban con sus cámaras sus experiencias, sentimientos y el avance de la transición; y las tradicionales de una película de ficción. La superposición de esos tres círculos (que tienen algo de concéntricos) construye la historia en todos sus planos, desde el más social al más íntimo, sin que nada se le escape. La película tiene mucho de testimonial, sin dejar en ningún momento de ser ficción, consigue vestirse con ropajes documentales, siendo, quizás, lo más relevante de esta producción la naturalidad y sinceridad del retrato de sus protagonistas y unos meritorios trabajos actorales en los que hay que destacar sobre todo el de la joven Tilda Cobham-Hervey (la única que ha seguido dedicándose a la interpretación).
Sin duda estamos ante un filme suficientemente interesante como para ser recomendable su visión.
POLTERGEIST (Gil Kenan, 2015) *****
USA. Duración: 93 min. Guión: David Lindsay-Abaire. Música: Marc Streitenfeld. Fotografía: Javier Aguirresarobe. Productora: Fox 2000 Pictures / Metro-Goldwyn-Mayer (MGM) / Ghost House Pictures. Género: Terror.
Reparto: Kennedi Clements, Sam Rockwell, Rosemarie DeWitt, Kyle Catlett, Jared Harris, Nicholas Braun, Jane Adams, Saxon Sharbino, Susan Hewyard.
Sinopsis: El legendario realizador Sam Raimi y el director Gil Kenan ponen al día el clásico relato de una familia cuya casa está habitada por fuerzas malignas. Descubrirán que está edificada encima de un antiguo cementerio. Cuando las aterradoras apariciones intensifican sus ataques y capturan a la hija más pequeña, la familia debe unirse para rescatarla antes de que desaparezca para siempre.
En estos tiempos de remakes dentro del cine fantástico, era cuestión de tiempo el que le llegara el turno a Poltergeits, a lo que no es ajeno el éxito obtenido por James Wan con su actualización de los viejos filmes de fantasmas y casas embrujadas. Y es que este nuevo Poltergeist, dirigido por Gil Kenan, realizador experimentando en cine fantástico, se mira más en Expediente Warren (The Conjuring, 2013) o Insidious (2010) que en el filme de Tobe Hooper (y Spielberg) de 1982. Aunque eso no significa que no recurra a las imágenes iconográficas del filme original, aunque, eso sí, con televisión de plasma y tecnología digital presente. El director no se anda por las ramas (bueno, en algunos momentos sí, como podrán ver) y va directo al hueso, entrando en una montaña rusa de sustos apoyados con eficaces efectos sonoros que harán saltar a más de un@ de la butaca. Casi no hay tiempo para la intriga ni para el desasosiego y en el tren de la bruja caben hasta los muñecos-payaso mal rollistas; secuencias protagonizadas por taladros que nos hacen añorar, una vez más, a Lucio Fulci; o un estrafalario y televisivo médium (Jared Harris) más cercano al profesor Cavan que a la entrañable Zelda Rubinstein que, por cierto, está interpretado por un actor que ya tuvo que vérselas con espíritus malignos en El estigma del mal (The Quiet One, John Pogue, 2014)
Pero no sean muy severos, olvídense del nombre del film, de que es un remake, no revisen el original ni busquen diferencias, semejanzas o carencias. Este Poltergeist funciona como película de sustos mainstream con la que pasar un buen/mal rato.
Por cierto, después de esto… ¿Volverán a abrirse las puertas de la vieja casa de Amitville?
LO MEJOR PARA ELLA (Black and White, Mike Binder, 2014) *****
Producto perfectamente diseñado para agradar al público mayoritario, como la música New Age o la Coca-Cola. Dosis de drama y de comedia con unas gotas de película de juicios… todo ello en un filme totalmente convencional, políticamente correcto y desarrollado, como va siendo habitual en este tipo de historias amables, en un ambiente acomodado. Ni siquiera las interpretaciones de sus protagonistas logran sacar a flote este filme, que cuesta creer que esté basado en hechos reales. Sobre todo en los momentos en los que emerge de nosotros una peligrosa y punzante vergüenza ajena.
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