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Diario de Serendipia en Sitges 2011: CINCO

Otra glorioso día en Sitges… ¡¡¡Pero sin madrugar!!!, ya que nos damos una pequeña tregua (la única en todo el festival) aunque sea sacrificando con dolor The Yellow Sea (Na Hong-jin), cosa que se produjo no sin pocas batallitas entre Serendipia. Son las 11.45, momento en el que tenemos una cita con Takashi Miike en l’Auditori. Hara Kiri:Death of a Samurai es un film preciosista con un  3-D del todo innecesario cuyas dos horas pasan volando: uno no va al servicio; no respira; no se mueve: simplemente se mete en la película. Eso que, sencillamente, sólo pasa con las mejores, aunque defraudando a los que esperaban ser salpicados por chorretones de sangre desde la pantalla al ser una propuesta de factura clásica y exquisita, al igual que lo fue Jane Eyre.

Antes de la proyección nuestro amigo Manu nos avisa de que en la sala está Antonio Busquets y hace amago de presentárnoslo, pero como está un poco lejos y hablando con otras personas, lo dejamos para más tarde. Tras la proyección lo veo y voy hacia él pero… está, como casi siempre, hablando con alguien, así que decido que ya habrá otro

Un momento de asueto en el Prado (Foto Serendipia)

momento. ¡Esto comienza a ser exasperante!.

Bocadillo fugaz y para el Prado, donde nos esperan dos variopintas propuestas: la primera, Barbe Bleue (Catherine Breillat), es una de las varias adaptaciones de cuentos clásicos que se proyectaron durante el festival, que nos defraudó por parecernos sencillamente mala. Mientras que la otra de la noche, Meat (Victor Njeuwejenhuijs y Maartje Seyferth), ofrecía lo que prometía en el trailer, ya que era un film  radical repleto de carne y sexo, aunque esa noche no teníamos el cuerpo (ni la mente) para muchos tangos, así que decidimos poner fin a la velada tras visionar una buena parte de ella, prometiendo verla otro día con más atención. Mención especial para corto previo REM, que se trajo su propia claca, por lo que, por supuesto, obtuvo una gran auto-ovación (con «espontáneos» ¡¡Bravos!! y todo) tras el cual gran parte del personal abandonó la sala con la «intima satisfacción del deber cumplido». Esos momentos de gloria irrepetibles… (y de vergüenza ajena).

Ángel Sala presentando Meat junto a sus directores (Foto Serendipia)

Categorías: Sitges Film Festival
  1. 22 octubre 2011 a las 12:33

    Barbe Blue también me pareció sencillamente mala, como la versión de Blanca Nieves que también presentó la Breillat en Noves Visions. Dos telefilms tan petulantes como aburridos. Títulos prescindibles para los que habría que habilitar una sala tipo Brigadoon si tanto interés tienen en presentarlos, pero que sería necesario «sacar» de las secciones oficiales y despejar un poco una programación que, todo el mundo coincide, es demasiado abultada.

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