Diario de Serendipia en Sitges. Año de la pandemia: Palmarés y conclusiones
Pues llegamos al final de esta extraña edición con algunas conclusiones de lo que ha sido en general el festival para Serendipia, aunque ya se han podido sacar algunas leyendo los diez artículos anteriores. Cerramos
(Fotos: Serendipia)
Ante todo hay que decir que la organización se tomó muy en serio la observación de las medidas sanitarias, desinfectando todas las salas entre sesión y sesión. Asimismo, el personal que veló porque se mantuviera la buena praxis en todo momento, lo hizo de una manera amable que hacía que el publico estuviera todo lo a gusto que se podía estar bajo estas circunstancias. También los espectadores han sido formales en este aspecto y han observado, por lo general, las medidas y las distancias de seguridad.
Con el objetivo de aliviar posibles riesgos ha habido pocas actividades paralelas y el mercadillo cambió su ubicación, contando con bastantes menos puestos que otros años. Así, por primera vez en vaya usted a saber cuantos años, no hemos podido saludar a viejos lobos como Javier (Imagen Death) Perea o Dani (Chaparra) Moreno. Y tampoco pudimos cargar las alforjas con peliculas del 79.
También se ha decidido poner menos papel en circulación para evitar riesgos, así se han editado durante el festival tan solo seis periódicos, los programas no estaban disponibles en todos los espacios y había que pedirlos en taquillas, llegando a agotarse ante la reducida tirada, y tan solo se han editado dos postales de recuerdo, la del premio Brigadoon, con imagen de Manuel de Blas realizada, como es habitual, por Toni Benages y la que reproduce el magnífico cartel de esta edición, también ambas tan solo disponibles en Brigadoon.

Paul Naschy volvió de nuevo a Sitges
En cuanto a la programación en sí, se ha amoldado bien a las circunstancias. Debido a la situación que estamos viviendo se ha producido una drástica bajada en la producción cinematográfica. Asímismo las grandes -y posiblemente no tan grandes- compañías han aplazado rodajes y pospuesto estrenos, repercutiendo todo esto en el festival. Esta edición no ha podido contar con cintas especialmente esperadas por el público, todo lo cual no significa, ni mucho menos, que la selección haya carecido de interés, es más, el nivel general nos ha parecido medio-alto, con películas, en su mayoría, sorprendentes e interesantes, como les hemos señalado en los diez artículos anteriores, sin embargo, como pudimos corroborar junto a otros compañeros, no ha habido el «peliculón» del festival, es decir, era difícil pronunciarse o decantarse por una favorita clara.

Sin ellas tampoco hay festival
Se han presentado varias operas primas de excelente factura, lo que augura que el género gozará de buena salud por largo tiempo. La cosecha española ha sido muy satisfactoria, con Baby (Juanma Bajo Ulloa), La vampira de Barcelona (Lluís Danés), Malnazidos (Alberto de Toro y Javier Ruiz Caldera) y No matarás (David Victori), entre otras. Películas singulares y bien diferentes entre sí que vimos con agrado. Y también el mundo televisivo de aire español ha resultado prometedor, a juzgar por las buenas referencias que recibimos sobre la serie 30 monedas de Álex de la Iglesia. El director vasco nuevamente estuvo en persona en el festival para exhibir este su último producto del cual el certamen ofreció el primer episodio.
Fue comentado en esos conventículos de la prensa que son las colas (escasas este año) que en esta 53 edición se ha visto reducida sustancialmente la presencia de cine oriental. No queremos pensar que sea por la ausencia en el comité de selección de Mike Hostench, cuya afición a esta cinematografía es hartamente conocida. Pero tampoco parece que fuera por escasez de producción. Según los especialistas que siguen los mercados y escaparates del cine asiático, se han presentado este año algunas cintas que habrían encajado perfectamente en el festival. Ya veremos. Ha sido un año extraño.
La afluencia de público general, con excepción de los fines de semana, ha sido reducida. Había sesiones en las que la escasez de espectadores causaba estupor. Hablamos de sesiones con la presencia de 8 y 17 personas. La prensa, por su parte, que aglutina a gran número de los aficionados al género y al festival, muchos de ellos incondicionales, ha cumplido, reuniendo en algunas ocasiones la práctica mayoría del aforo y eso que se han echado mucho en falta a bastantes de los habituales al evento.

La pantalla del Prado desde el gallinero
La plaga que nos azota ha propiciado algunas medidas que es posible que hayan llegado para quedarse, como puede ser la sección online del festival, o la venta numerada de entradas para el público. Esto último propició que las colas fueran menos extensas o, incluso, que directamente no hubiera. Además, gracias a esta medida, el público pudo acceder con más tranquilidad a la sala al tener un asiento asignado. Por su parte prensa tuvo unas zonas habilitadas en cada sala, lo que funcionó mejor en l’Auditori (parte derecha) y Tramontana (primeras filas), que en El Retiro y Prado (gallinero), donde se perdió el encanto de disfrutar de clásicos en ‘pantalla grande’ al quedar, por la distancia, reducida la experiencia. Serendipia, que este año se tiró de cabeza a la sección Seven Chances, e incluso consiguió todos los tickets que deseaba para ver clásicos que, en su gran mayoría, ya tenía en su cueva, de haber sabido que se iba a encontrar en estas circunstancias, hubiera preferido tomar otras opciones. ¿Tiquismiquis? no, apasionado que es uno a eso del cine, ya saben. En alguna sesión se dio la circunstancia de que había más público en el gallinero que en el resto de la platea. Tentados estuvimos de bajar, no crean.

El desolador paisaje d’ Aiguadolç durante el segundo fin de semana y ya bajo las nuevas medidas.
Pero han sido medidas de urgencia que han tenido que tomarse de la mejor de las maneras y a las que se ha tenido que adaptar todo el personal. Serendipia, que a veces es muy imaginativo y adelanta acontecimientos que, afortunadamente, luego no se producen, aventuraba que este año el Festival de Sitges iba a tener poco menos que una guardia pretoriana velando por el buen cumplimiento de las normas higiénicas. Cabía esperarlo tras la experiencia vivida durante la infausta 51 edición, en la que hubo una desproporcionada presencia de guardias de seguridad, tan intensa que sorprendía incluso a los propios invitados. Porque en aquella edición hubo un plantel de invitados de auténtico relumbrón, es cierto, pero acompañar a las estrellas (y no tan estrellas, también, por cierto, como el simpático equipo de Verano del 84 que fue acompañado al escenario por guardias de uniforme y porra) era innecesario, tal y como se ha venido demostrando durante todos los años anteriores y posteriores. Incluido este. Un equipo de seguridad joven, y sin uniformes intimidatorios, sirvió de apoyo a los voluntarios sin que el espectador se sintiera cohibido, al contrario, se disfrutó de un escenario humano de lo más confortable.

¡Primer fin de semana!
Las ruedas de prensa y presentaciones de libros se hicieron en salas del hotel y previa inscripción para controlar aforos. Una inscripción que, en el caso de las presentaciones, se abrió anticipadamente y con tiempo suficiente para tomar nota. Tanto editores como autores se mostraron muy satisfechos con este nuevo espacio en el que presentar sus novedades de una manera más eficaz. En opinión del sector estas condiciones deberían mantenerse pues ofrecen mejores prestaciones que la habitual carpa Fnac, con su bullicio y falta de espacio. Carpa que también se echo de menos, pues la presencia de la emblemática firma francesa frente al Auditori caldeaba el ambiente.

De nuevo Aiguadolç. Segundo fin de semana.
La parte de colorín que luego se pasa por las televisiones y cuyas fotografías ilustran las crónicas en la prensa diaria se tuvo que reducir. Hubo muchos menos invitados y la mayoría vinieron durante el primer fin de semana, que concentró las producciones españolas. Aún así hubo quien se fotografió con actores y directores enmascarados. Tras la Red Carpet de Najwa Nimri (con nula distancia de seguridad entre el público) a la puerta de l’Auditori, parece que se cayó en la cuenta de que no se debería repetir y se decidió (también por las condiciones metereológicas) que sería mejor hacerlas en el hotel con acceso únicamente de la prensa gráfica.
Después de este balance, vamos ya con el Palmarés:
Palmarés 53 Sitges – Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya
Secció Oficial Fantàstic a competición
Mejor película
Possessor Uncut (Brandon Cronenberg)Premio especial del jurado
La nuée de Just PhilippotMejor dirección
Brandon Cronenberg (Possessor Uncut)Mención a la dirección
Natalie Erika James (Relic)Mejor interpretación masculina
Grégoire Ludig & David Marsais (Mandibules)Mejor interpretación femenina
Suliane Brahim (La nuée)Mención a la interpretación femenina
Marin Ireland (The Dark and The Wicked)Mejor guion
Márk Bodzsár, Juli Jakab & István Tasnádi (Comrade Drakulich)Mejores efectos especiales
Maks Naporowski, Filip Jan Rymsza, Dariush Derakhshani (Mosquito State)Mejor fotografía
Tristan Nyby (The Dark and The Wicked)Mejor música
Bingen Mendizábal & Koldo Uriarte (Baby)Gran Premio del público a la mejor película
La vampira de Barcelona (Lluís Danés)Mejor cortometraje de género Fantástico
The Luggage (Tsai Yi-fen)Mención al cortometraje
Rutina: La prohibición (SAM)Noves Visions
Mejor película
My Heart Can’t Beat Unless You Tell It To (Jonathan Cuartas)Mención a la película
El elemento enigmático (Alejandro Fadel)Mejor dirección
Laura Casabé (Los que vuelven)Mejor corto Noves Visions Petit Format
Luz Distante – Parte 1, Les desventurades (Santiago Reale)Midnight X-treme
Premio del público a la mejor película
The Queen of Black Magic (Kimo Stamboel)Sitges Documenta
Premio a la mejor película
Ivan, O Terrível (Mario Abbade)Blood Window
Premio Blood Window
Marea alta (High Tide) de Verónica ChenJurat de la Crítica
Premio de la Crítica José Luis Guarner
Teddy (Ludovic Boukherma & Zoran Boukherma)Premio Citizen Kane a la dirección revelación
Jonathan Cuartas (My Heart Can’t Beat Unless You Tell It To)Carnet JOVE
Premio Jurado Carnet Jove al mejor largometraje de género fantástico
She Dies Tomorrow (Amy Sei metz)Premio al mejor largometraje de animación
Seven Days War (Yuta Murano)Premio al mejor cortometraje de animación
Red Rover (Astrid Goldmisth)Brigadoon
Premio Brigadoon Paul Naschy
Horrorscope (Pol Diggler)
Nuestra undécima edición como acreditados, la 53 del Festival, ha sido una edición histórica en la que la pandemia no se proyectaba en la pantalla de la ficción sino en el día a día de la realidad. Una edición extraña, sin prisas ni largas colas por la eficacia de medidas como los asientos numerados del público, el aumento de sesiones de cada cinta y el amplio intervalo de tiempo entre proyecciones. Hemos echado de menos algunos rostros amigos, el bullicio y, sobre todo, los abrazos. Pero se ha dado y la hemos vivido sin un solo gramo de menos de ilusión colectiva, porque Sitges tiene mucho de ceremonia y hermandad casi religiosas. No nos ha faltado, no hemos faltado, y nos queda la satisfacción de haber aportado nuestro granito de arena en hacer posible que la terca realidad no nos robara el acontecimiento. Ahora a contar los días que faltan para la cita del 2021 con la certeza de que el amor por el cine será siempre mayor que el temor a la enfermedad, al fin y al cabo, la muerte siempre estuvo ahí y ello no nos impidió gozar de nuestros días. Como dijo Paul Valéry en El cementerio marino, es necesario siempre intentar vivir. Intensamente.
Y…ya saben:
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