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Diario de Serendipia en Sitges. Año de la pandemia: Palmarés y conclusiones

13 noviembre 2020 Deja un comentario

 

Pues llegamos al final de esta extraña edición con algunas conclusiones de lo que ha sido en general el festival para Serendipia, aunque ya se han podido sacar algunas leyendo los diez artículos anteriores. Cerramos

(Fotos: Serendipia)

Ante todo hay que decir que la organización se tomó muy en serio la observación de las medidas sanitarias, desinfectando todas las salas entre sesión y sesión. Asimismo, el personal que veló porque se mantuviera la buena praxis en todo momento, lo hizo de una manera amable que hacía que el publico estuviera todo lo a gusto que se podía estar bajo estas circunstancias. También los espectadores han sido formales en este aspecto y han observado, por lo general, las medidas y las distancias de seguridad.

Con el objetivo de aliviar posibles riesgos ha habido pocas actividades paralelas y el mercadillo cambió su ubicación, contando con bastantes menos puestos que otros años. Así, por primera vez en vaya usted a saber cuantos años, no hemos podido saludar a viejos lobos como Javier (Imagen Death) Perea o Dani (Chaparra) Moreno. Y tampoco pudimos cargar las alforjas con peliculas del 79.

También se ha decidido poner menos papel en circulación para evitar riesgos, así se han editado durante el festival tan solo seis periódicos, los programas no estaban disponibles en todos los espacios y había que pedirlos en taquillas, llegando a agotarse ante la reducida tirada, y tan solo se han editado dos postales de recuerdo, la del premio Brigadoon, con imagen de Manuel de Blas realizada, como es habitual, por Toni Benages y la que reproduce el magnífico cartel de esta edición, también ambas tan solo disponibles en Brigadoon.

Paul Naschy volvió de nuevo a Sitges

En cuanto a la programación en sí, se ha amoldado bien a las circunstancias. Debido a la situación que estamos viviendo se ha producido una drástica bajada en la producción cinematográfica. Asímismo las grandes -y posiblemente no tan grandes- compañías han aplazado rodajes y pospuesto estrenos, repercutiendo todo esto en el festival. Esta edición no ha podido contar con cintas especialmente esperadas por el público, todo lo cual no significa, ni mucho menos, que la selección haya carecido de interés, es más, el nivel general nos ha parecido medio-alto, con películas, en su mayoría, sorprendentes e interesantes, como les hemos señalado en los diez artículos anteriores, sin embargo, como pudimos corroborar junto a otros compañeros, no ha habido el «peliculón» del festival, es decir, era difícil pronunciarse o decantarse por una favorita clara.

Sin ellas tampoco hay festival

Se han presentado varias  operas primas de excelente factura, lo que augura que el género gozará de buena salud por largo tiempo. La cosecha española ha sido muy satisfactoria, con Baby (Juanma Bajo Ulloa), La vampira de Barcelona (Lluís Danés), Malnazidos (Alberto de Toro y Javier Ruiz Caldera) y No matarás (David Victori), entre otras. Películas singulares y bien diferentes entre sí que vimos con agrado. Y también el mundo televisivo de aire español ha resultado prometedor, a juzgar por las buenas referencias que recibimos sobre la serie 30 monedas de Álex de la Iglesia. El director vasco nuevamente estuvo en persona en el festival para exhibir este su último producto del cual el certamen ofreció el primer episodio.

Fue comentado en esos conventículos de la prensa que son las colas (escasas este año) que en esta 53 edición se ha visto reducida sustancialmente la presencia de cine oriental. No queremos pensar que sea por la ausencia en el comité de selección de Mike Hostench, cuya afición a esta cinematografía es hartamente conocida. Pero tampoco parece que fuera por escasez de producción. Según los especialistas que siguen los mercados y escaparates del cine asiático, se han presentado este año algunas cintas que habrían encajado perfectamente en el festival. Ya veremos. Ha sido un año extraño.

La afluencia de público general, con excepción de los fines de semana, ha sido reducida. Había sesiones en las que la escasez de espectadores causaba estupor. Hablamos de sesiones con la presencia de 8 y 17 personas.  La prensa, por su parte, que aglutina a gran número de los aficionados al género y al festival, muchos de ellos incondicionales, ha cumplido, reuniendo en algunas ocasiones la práctica mayoría del aforo y eso que se han echado mucho en falta a  bastantes de los habituales al evento.

La pantalla del Prado desde el gallinero

La plaga que nos azota ha propiciado algunas medidas que es posible que hayan llegado para quedarse, como puede ser la sección  online del festival, o la venta numerada de entradas para el público. Esto último propició que las colas fueran menos extensas o, incluso, que directamente no hubiera. Además, gracias a esta medida, el público pudo acceder con más tranquilidad a la sala al tener un asiento asignado. Por su parte prensa tuvo unas zonas habilitadas en cada sala, lo que funcionó mejor en l’Auditori (parte derecha) y Tramontana (primeras filas),  que en El Retiro y Prado (gallinero), donde se perdió el encanto de disfrutar de clásicos en ‘pantalla grande’ al quedar, por la distancia, reducida la experiencia. Serendipia, que este año se tiró de cabeza a la sección Seven Chances, e incluso consiguió todos los tickets que deseaba para ver clásicos que, en su gran mayoría, ya tenía en su cueva, de haber sabido que se iba a encontrar en estas circunstancias, hubiera preferido tomar otras opciones. ¿Tiquismiquis? no, apasionado que es uno a eso del cine, ya saben. En alguna sesión se dio la circunstancia de que había más público en el gallinero que en el resto de la platea. Tentados estuvimos de bajar, no crean.

El desolador paisaje d’ Aiguadolç durante el segundo fin de semana y ya bajo las nuevas medidas.

Pero han sido medidas de urgencia que han tenido que tomarse de la mejor de las maneras y a las que se ha tenido que adaptar todo el personal. Serendipia, que a veces es muy imaginativo y adelanta acontecimientos que, afortunadamente, luego no se producen, aventuraba que este año el Festival de Sitges iba a tener poco menos que una guardia pretoriana velando por el buen cumplimiento de las normas higiénicas. Cabía esperarlo tras la experiencia vivida durante la infausta 51 edición, en la que hubo una desproporcionada presencia de guardias de seguridad, tan intensa que sorprendía incluso a los propios invitados. Porque en aquella edición hubo un plantel de invitados de auténtico relumbrón, es cierto, pero acompañar a las estrellas (y no tan estrellas, también, por cierto, como el simpático equipo de Verano del 84 que fue acompañado al escenario por guardias de uniforme y porra) era innecesario, tal y como se ha venido demostrando durante todos los años anteriores y posteriores. Incluido este. Un equipo de seguridad joven, y sin uniformes intimidatorios, sirvió de apoyo a los voluntarios sin que el espectador se sintiera cohibido, al contrario, se disfrutó de un escenario humano de lo más confortable.

¡Primer fin de semana!

Las ruedas de prensa y presentaciones de libros se hicieron en salas del hotel y previa inscripción para controlar aforos. Una inscripción que, en el caso de las presentaciones, se abrió anticipadamente y con tiempo suficiente para tomar nota. Tanto editores como autores se mostraron muy satisfechos con este nuevo espacio en el que presentar sus novedades de una manera más eficaz.  En opinión del sector estas condiciones deberían mantenerse pues ofrecen mejores prestaciones que la habitual carpa Fnac, con su bullicio y falta de espacio. Carpa que también se echo de menos, pues la presencia de la emblemática firma francesa frente al Auditori caldeaba el ambiente.

De nuevo Aiguadolç. Segundo fin de semana.

La parte de colorín que luego se pasa por las televisiones y cuyas fotografías ilustran las crónicas en la prensa diaria se tuvo que reducir. Hubo muchos menos invitados y la mayoría vinieron durante el primer fin de semana, que concentró las producciones españolas. Aún así hubo quien se fotografió con actores y directores enmascarados. Tras la Red Carpet de Najwa Nimri (con nula distancia de seguridad entre el público) a la puerta de l’Auditori, parece que se cayó en la cuenta de que no se debería repetir y se decidió  (también por las condiciones metereológicas) que sería mejor hacerlas en el hotel con acceso únicamente de la prensa gráfica.

Después de este balance,  vamos ya con el Palmarés:

Palmarés 53 Sitges – Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya

Secció Oficial Fantàstic a competición

Mejor película
Possessor Uncut (Brandon Cronenberg)

Premio especial del jurado
La nuée de Just Philippot   

Mejor dirección
Brandon Cronenberg (Possessor Uncut)

Mención a la dirección
Natalie Erika James
(Relic)

Mejor interpretación masculina
Grégoire Ludig & David Marsais (Mandibules)

Mejor interpretación femenina
Suliane Brahim (La nuée)

Mención a la interpretación femenina
Marin Ireland
 (The Dark and The Wicked)

Mejor guion
Márk Bodzsár, Juli Jakab & István Tasnádi (Comrade Drakulich)

Mejores efectos especiales
Maks Naporowski, Filip Jan Rymsza, Dariush Derakhshani (Mosquito State)

Mejor fotografía
Tristan Nyby
 (The Dark and The Wicked)

Mejor música
Bingen Mendizábal
& Koldo Uriarte  (Baby)

Gran Premio del público a la mejor película
La vampira de Barcelona (Lluís Danés)

Mejor cortometraje de género Fantástico
The Luggage (Tsai Yi-fen)

Mención al  cortometraje
Rutina: La prohibición 
(SAM)

Noves Visions

Mejor película
My Heart Can’t Beat Unless You Tell It To (Jonathan Cuartas)

Mención a la película
El elemento enigmático (Alejandro Fadel)

Mejor dirección
Laura Casabé
 (Los que vuelven)

Mejor corto Noves Visions Petit Format
Luz Distante – Parte 1, Les desventurades (Santiago Reale)

Midnight X-treme

Premio del público a la mejor película
The Queen of Black Magic 
(Kimo Stamboel)

Sitges Documenta

Premio a la mejor película
Ivan, O Terrível (Mario Abbade)

Blood Window

Premio Blood Window
Marea alta (High Tide) de Verónica Chen

Jurat de la Crítica

Premio de la Crítica José Luis Guarner
Teddy (Ludovic Boukherma & Zoran Boukherma)

Premio Citizen Kane a la dirección revelación
Jonathan Cuartas (My Heart Can’t Beat Unless You Tell It To)

Carnet JOVE

Premio Jurado Carnet Jove al mejor largometraje de género fantástico
She Dies Tomorrow (Amy Sei metz)

Premio al mejor largometraje de animación 
Seven Days War (Yuta Murano)

Premio al mejor cortometraje de animación
Red Rover 
(Astrid Goldmisth)

Brigadoon

Premio Brigadoon Paul Naschy
Horrorscope (Pol Diggler)

Nuestra undécima edición como acreditados, la 53 del Festival, ha sido una edición histórica en la que la pandemia no se proyectaba en la pantalla de la ficción sino en el día a día de la realidad. Una edición extraña, sin prisas ni largas colas por la eficacia de medidas como los asientos numerados del público, el aumento de sesiones de cada cinta y el amplio intervalo de tiempo entre proyecciones. Hemos echado de menos algunos rostros amigos, el bullicio y, sobre todo, los abrazos. Pero se ha dado y la hemos vivido sin un solo gramo de menos de ilusión colectiva, porque Sitges tiene mucho de ceremonia y hermandad casi religiosas. No nos ha faltado, no hemos faltado, y nos queda la satisfacción de haber aportado nuestro granito de arena en hacer posible que la terca realidad no nos robara el acontecimiento. Ahora a contar los días que faltan para la cita del 2021 con la certeza de que el amor por el cine será siempre mayor que el temor a la enfermedad, al fin y al cabo, la muerte siempre estuvo ahí y ello no nos impidió gozar de nuestros días. Como dijo Paul Valéry en El cementerio marino, es necesario siempre intentar vivir. Intensamente.

Y…ya saben:

Categorías: Sitges Film Festival

HEROIS SACRIFICATS, CULTURA PRESCINDIBLE per Àlex Gorina

13 noviembre 2020 Deja un comentario

Nos ha parecido muy interesante el escrito de Àlex Gorina, en el que habla de la situación de injusticia en la que el cine se encuentra en Catalunya, con todas las salas cerradas cuando está más que visto que estas se han adaptado perfectamente a las circunstancias actuales y que se trata de lugares muy seguros, tanto o más que museos y otros espacios culturales que sí permanecen abiertos. Gorina se rebela ante las bonitas palabras y las palmaditas en la espalda que siempre recibe la cultura de todos los gobiernos, que se llenan la bocaza sobre la importancia de la cultura como bien de primera necesidad. Pero al parecer no es así, así que mejor se dejan de palabras bonitas y dejan de mentir. Él lo explica, naturalmente, infinitamente mejor. 

Repetiré les meves paraules de la darrera LA FINESTRA INDISCRETA, transformada en un programa d’emergència per acullir la gent del cinema i el seu sacrifici. Les paraules avançades a l’espai dels MATINS amb la Laura Rosel, aquest divendres.

El cinema ha estat sacrificat. Vull dir, la Cultura ha estat sacrificada. Vull dir, la Cultura no és un Bé Essencial com ens deien fà pocs dies, i moltes vegades, perque allò que és ESSENCIAL no és PRESCINDIBLE, perdoneu. Vull dir, potser la Cultura i la gent de la Cultura han i hem d’assumir que hem de ser sacrificats com tants àmbits ho són; però no ens torneu a dir que sóm un Bé Essencial només per quedar bé amb tots nosaltres. De fet ho sabiem de tota la vida que la Cultura no ha estat mai ni un Bé Essencial, ni una prioritat, ni un orgull, ni una preocupació rellevant per tots i cadascún dels Governs dels darrers 45 anys a Catalunya, però ara l’Emperador ha sortit despullat al carrer i tots hem vist com li queien les màscares de les afirmacions gratuites. No volem que ens feu més la “pilota”, volem fets, proves, congruència.

El que ha passat aquest divendres és molt gros. Especialment per tots els greuges comparatius mal calculats que comporta. El primer, la sospita que la Conselleria de Cultura ocupa un lloc no diré residual, però sí secundari en les discussions del Govern, tant en els pressupostos com en la preocupació pel Sector . ¿Se l’escolten a la Consellera, se la creuen?

Aquest és el moment d’acotar el fet que s’atura tota la Cultura sense temps per reaccionar, i es crea una excepció amb les Biblioteques, Museus i Galeries d’Art etc… en nom del seu poc atractiu, i per tant ocupació (semblen pensar!!) , és a dir que hi va poca gent, i això ja mereixeria tot un altre article. Però és que, i ara parlo només en nom del meu àmbit i el de La Finestra Indiscreta, el Cinema, suposar que als cinemes hi va més gent que el 33% d’ocupació que es permet a Museus, Espais d’Art i Biblioteques és desconèixer la realitat del sector.

Em demano quantes vegades aquestes darreres setmanes, després de les reobertures de les sales els responsables del país han anat als cinemes. Voldria saber, sí, quantes vegades hi van els tècnics dels departaments a comprobar què fem i fan les espectadores i treballadores dels cinemes, però els hi puc garantir que sóm un món obedient, ordenat, net, civilitzat, supervivent i responsable. Massa. Hem callat massa temps.

A una sala de cinema qualsevol, aquests últims temps hi trobàves potser 6 persones quietes al seu lloc i amb les mascaretes sempre. I si el que convenia era evitar la socialització m’estranyaria molt que aquesta no es produeixi en les visites als museus, exposicions i altres (i me n’alegro molt per ells, consti) . Però han provocat un absurd, incòmode, injust greuge comparatiu, amb moooolta desinformació…i no vull sospitar que també intervingui aquella habitual mentalitat elitista de la cultura en els àmbits oficials…o sia, del que és més cultura i del que és cultura de rang inferior……

Per tant, feta l’excepció és evident que algú ha triat, i si ha triat ha dividit. Meravellós. Vull afegir també una altra dada: en el meu dia a dia, sovint sóc a llocs de treball on trobo més persones concentrades en un espai més petit que els cinemes, mantenint distàncies com als cinemes, amb mascaretes com als cinemes, però socialitzant molt, moltíssim més del que es socialitza veient en silenci i atenció una pel.lícula. Però clar, aquesta socialització és aceptable i inevitable, perque cal que la gent treballi. Són, sí, els temps moderns, i eterns.

Parlem, doncs, de feina. Faré un incís: sé que és vital que les escoles siguin obertes, que els nens no perdin pistonada, que els professors ho cuidaràn tot moltíssim. Olé. Endevant, però no m’agrada gens sospitar que ens amaguen un ou ben real: ho diré en veu baixa, que no em senti ningún….psitttt…..”cal aparcar els nens perque els pares puguin treballar, i si no és un drama pel país”. Que ho és. De tota manera sé, sabem tots, que mentre els centres de treball siguin oberts i no s’imposi el tele-treball d’una manera definitiva, són també i sobre tot la Gran Socialització del país, i una Gran Socialització és, han dit, el perill més gran.

I ara ens adeverteixen que si totes les mesures no acaben de funcionar serem culpables d’haber de tancar-nos a tots. ¿Nosaltres culpables?…no, no només nosaltres. També vosaltres per no haber-nos tancat ja. I és que les empreses i l’economia són la última frontera, el Bé Essencial autèntic. El Gran Golem. Els nens han d’anar a escola, nosaltres a treballar, i la resta a callar.

¿Creieu de debó que la Cultura és només el territori d’una colla d’il.luminats i les seves parides, i d’uns pocs milers de persones antiqüades que encara es deleixen per llegir, anar al teatre i al cinema, sentir música, crear i multiplicar un país amb sensibilitat, humanisme, pensament i inspiració compartides? Doncs no. La Cultura amigues i amics és també Empresa, Economia, Treball, Superació de país, Futur….La Cultura hauria de ser també a la última frontera; perque si no és que heu discriminat entre Empreses i Empreses, entre Economia i Economia, entre Treballadores i Treballadores, i ens envieu un missatge enverinat, clamorós, insoportable: que existeixen empreses, negocis, interessos i Poders intocables, i altres (com he dit abans) prescindibles. Encara que sigui una temporada. O dúes. O per sempre, perque la seva fragilitat, instaurada en dècades de marginalitat i incomprenssió, ja les havien abocat a l’extermini. I això d’ara és gairebé una eutanasia.

Acabaré amb una afirmació. No vull morir. No vull que ningú dels que estimo es mori. No vull que ningú que conegui es mori. No vull que mori ningú. Estic segur que molta gent com jo está disposada a sacrificar moltes coses, però amb algunes condicions: si us plau, no ens enganyeu més. Sabem que si no prenguessiu mesures sortirien els que sempre criden a reclamar perque no les preneu. Però no és aquest el tema.

Falta lideratge i sobren guerres i capelletes sobre els petits àmbits de poder dels que opinen i prenen decissions. És massa evident. I, sobre tot, fà vergonya, molta vergonya descubrir el que ja vam descubrir abans d’abans d’abans: que hi ha treballs de primera i de quarta. Ciutadans de primera i de quarta. Cultura de primera i de quarta. Conselleries de primera i de quarta divisió. ¿Cóm voleu que anem tots a una si uns sóm de primera i els altres sóm de la cúa? Jo no vull saber res d’un país classista i que no estimi ni consideri un Bé Essencial la seva Cultura.

Dedico aquest comentari a la productora Marta Esteban, al director Cesc Gay i a tot l’equip de SENTIMENTAL, una de les grans pel.lícules catalanes d’aquest any que ja poden veure tots els espanyols excepte els catalans. Als distribuidors, als exhibidors, als Festivals, a la gent del cinema del meu país i a la gent del cinema d’arreu, al CINEMA. A la CULTURA. Sou els meus herois.

Categorías: Z CAJÓN DESASTRE
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