Serendipia’s Sitges Film Festival 2019: Cuarta cápsula
DOMINGO 6 DE OCTUBRE (Fotos: Serendipia)
El domingo trajo otra de nuestras películas favoritas The Lighthouse, la segunda película de Robert Eggers, el director hipster -único de estos que merece vivir- que nos enamoró con The Witch. Pero también cine español actual (Amigo) y pretérito (¡Vaya luna de miel!), además del retorno del cine fantástico italiano con la esperanzadora The Nest y la más que interesante The Room. Cinco descargas de cine en vena que nos dejó poco tiempo para más. Pero ¿para qué más?
Cuando investigamos la carrera de Javier Botet para la entrevista que le realizamos el pasado año, pudimos comprobar el buen número de pequeños sketches cómicos que había realizado con su antiguo compañero de piso, el también actor David Pareja. En ellos podía verse la compenetración que había entre ambos, una sintonía que puede comprobarse en Amigo, ópera prima de Óscar Martín y el largometraje que los reúne. Con guión de los dos actores y el director, Amigo supone un tour de force interpretativo para ambos actores y se muestra como un excelente debut para su director que demuestra la pericia y buen hacer de los mejores cineastas. Ambientada en algún momento de los años ochenta, la cinta retrata un horror que, no por cotidiano, lo es menos, y lo hace, como no podría ser de otra manera, cargado de un humor negrísimo que impregna la narración.
Rodada en una casa aislada en un paraje rural, ante la amenaza de un temporal que va arreciando conforme avanzan los días y va incomunicando a los personajes, Amigo desprende sordidez por todos sus poros. Es incómoda y opresiva, con un argumento que va desentrañándose conforme avanza la acción y descubriendo paulativamente los motivos que mueven a los dos ‘amigos’ (que se van convirtiendo en enemigos íntimos conforme avanza la trama) a obrar como lo hacen. Javier Botet consigue trasmitir angustia y patetismo en su actuación. Una interpretación merecedora de ‘ese’ reconocimiento que otorga el cine español a las mejores actuaciones del año. En suma, una de las mejores cintas de esta edición, aunque no se tradujera en premios, cosa que ha solventado el festival Nocturna concediéndoles tres galardones: mejor película, mejor director y mejor actor para David Pareja.
Por su parte The Room (Christian Volckman, 2019) transporta al espectador a una vieja mansión retirada, donde se traslada la pareja protagonista. Allí descubrirán que hay una habitación secreta que les concede todos sus deseos. Incluso uno que pensaban que no podría materializarse nunca. Pero claro, todo tiene su reverse negativo, y la pareja no tardará en descubrirlo. Misterio y retorno a la temática primigenia del cine de terror, las casas encantadas, en una cinta que engancha hasta el final con una Olga Kurylenko que ilumina la pantalla cada vez que sonríe -y que también alumbró y deslumbró Sitges con su presencia- y un Kevin Janssens que mostró dos caras bien diferentes en el festival: la de un atractivo escritor en crisis en esta cinta; y la de un desgarbado propietario de un camping nudista que pierde uno de sus martillos preferidos en Patrick (Tim Mielants, 2019) una de las grandes sorpresas que ofreció esta edición y que comentaremos en su momento.
The Lighthouse no defraudó, aunque dividió a parte del público y la crítica. Serendipia disfrutó de una obra que recupera, en cierto modo, los mejores modos del arte mudo. Rodada en un soberbio blanco y negro y en 1.37:1, el formato de pantalla vigente desde los años treinta hasta los cincuenta, antes del nacimiento oficial del cine panorámico en 1952, todo está dispuesto para transportar al espectador a otra época, a la que se encarga de retornarla puntualmente uno de sus protagonistas, Willem DaFoe a base de sonoros pedos y el director, con sus perturbadoras escenas sexuales ¿La historia? El descenso a la locura de un farero y su aprendiz cuando tengan que pasar ambos unas semanas en el faro de una alejada isla de Nueva Inglaterra en las postrimerias del siglo XIX. ¿El resultado? Un film excepcional dotado de una gran fotografía, una gran historia, una dirección impresionante y dos grandes actores, DaFoe y Robert Pattinson, que lo dan todo. Un hito que confirma que nos encontramos ante el que podría ser uno de los más importantes directores de los últimos tiempos. Veremos. Por lo pronto opinamos que, de haber participado en competición, es posible que el palmarés hubiera sido muy diferente. Y si no hubiera sido así, y a pesar de que a nosotros esto de los premios nos resbala, nos habría disgustado un poco y todo.
The Nest (Il nido) supuso toda una sorpresa para Serendipia. Con el amor que profesamos al fantástico italiano en esta casa, pues tanto el bueno como el malo nos gusta, fue un placer disfrutar de una de las escasas muestras de fantástico trasalpino que se rueda en la actualidad. Y la experiencia fue completa gracias a que antes del pase, el director Pupi Avati recibió un merecido Premio Nosferatu como reconocimiento a toda su carrera.
Volviendo a The Nest (Il nido), todo en ella es 100% italiano: los actores -fenomenales los dos niños-, el idioma, las localizaciones, la cultura, la fotografía, la suntuosa mansión… y todo está al servicio de una misteriosa historia que termina resultando ciertamente predecible, pero rodada con tal sensibilidad y elegancia que no defrauda, a pesar de ese final que no gustó a la parte más bella y culta de Serendipia, pero emocionó a la otra por el sincero homenaje que supone a aquella serie-B italiana de los ochenta y en especial a Lucio Fulci, algo que nos confirmó su director, Roberto De Feo, que debuta en el largo con este filme.

El director de The Nest (Il nido) Roberto de Feo, y los protagonistas Justin Korovkin Francesconi y Francesca Cavallin.
Y otra pequeña escapadita a la carpa Fnac, pues se presentaban dos libros que nos interesaban especialmente y que incorporamos raudamente a nuestra biblioteca. Por un lado Apocalypse domani. La década dorada de la exploitation italiana de ciencia-ficción (1977-1990), el libro oficial de Sitges 2019 que, editado primorosamente y a todo color por Hermenaute, analiza el fenómeno de la exploitation italiana que tantas películas repletas de diversión nos ha legado. Cintas apocalípticas descaradamente inspiradas en Mad Max 2: El guerrero de la carretera y 1997 Rescate en Nueva York, pero todo pasado por la idiosincrasia -y caradura- de la que hicieron gala en los años ochenta un nutrido grupo de cineastas italianos. Y todo bajo la coordinación de Ángel Sala y con la participación de Manlio Gomarasca, Diego López, Jesús Palacios, Domingo López, Xavi Sánchez Pons, Lluís Rueda, Mònica Garcia i Massagué, Desirée de Fez. También se presentó Más allá del cine de Sebastià D’Arbó, concienzudo y voluminoso libro que ha escrito nuestro amigo Diego Peñalver y
editado Applehead Team. Un repaso a la labor de D’Arbó en todos los ámbitos: televisión, literatura, radio… deteniéndose, especialmente en sus películas. Serendipia tuvo la ocasión de colaborar con el autor realizando la crítica cinematográfica de sus filmes, llegando a conclusiones que sabemos de buena tinta no agradaron demasiado al homenajeado pero… En todo caso procuren hacerse con una copia de esta primera edición (100 ejemplares), no vaya ser que la segunda salga ‘revisada’. Asimismo se presentó la edición en DVD de El pionero (2018), documental dirigido por nuestro amigo Luis Esquinas y producido por el propio D’Arbó en el que se analiza la vida del cineasta y sus cuatro primeras películas. Un documental editado también por Applehead que supuestamente iniciará la edición en DVD de filmografía completa de Sebastià D’Arbó.

Álex Mendíbil presentando ¡Vaya luna de miel!
Con buen sabor de boca Serendipia hace una de las pocas visitas, pero obligadas, al entrañable cine Prado, marco ideal para disfrutar en toda su amplitud la propuesta que traía Álex Mendíbil directamente desde los sótanos de la Filmoteca de Madrid. Y traía todo un milagro, pues se trataba de una película perdida de Jesús Franco ¡Vaya luna de miel! (1980), que en diversas filmografías del director figuraba como El escarabajo de oro al adaptar, en cierto modo, la novela de Poe. Álex se topó con este hallazgo mientras realizaba su labor de programador de la Sala-B de la Filmoteca madrileña, donde ha conseguido ofrecer unos magníficos programas dobles dedicados al cine español más invisible. Allí pudo comprobar que la película de Jesús Franco, que se consideraba inacabada, estaba totalmente lista y dispuesta para proyectarse. Y así se ha hecho en contadas ocasiones siendo, por tanto, esta sesión en el Prado todo un privilegio para los espectadores. Y no solo para los admiradores de la obra del cineasta, pues lo cierto es que el pase de ¡Vaya luna de miel! fue una de las sesiones más felices que se ofrecieron durante esta edición del Festival de Sitges pues, a pesar de ser una producción extremadamente modesta, los actores y el director consiguen sobrepasar los fotogramas y trasmitir su alegría de vivir. Viendo esta película se nota a la perfección que el equipo se lo pasaba de miedo rodando. En pantalla podemos ver a una joven, carnal y divertida Lina Romay; a un Antonio Mayans de lo más canalla; o a unos chinos que no son chinos y que vaya usted a saber de donde salieron. En resumen: Una sesión deliciosa y delirante que había que disfrutar en una sala de cine y acompañado de público dispuesto a pasárselo bien, porque ¿Qué más da que se nos quiera hacer pasar papel de aluminio por oro? ¿Qué más da que se haga pasar por chinos a individuos que claramente no lo son? ¿Qué más da que algunos personajes sean interpretados por diferentes actores? ¿Qué más da que se justifique la ausencia de pandilleros diciendo que están de vacaciones? Qué más da todo o, al revés, cuanto da cuando gracias a ello se consigue trasmitir al espectador la pasión y el oficio y entender porqué nos gusta tanto el cine. Cine fantástico como los trucos de un prestidigitador.
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