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Serendipia’s Sitges Film Festival 2019: Primera cápsula
La pasada edición del festival de Sitges fue sencillamente grande en invitados y títulos, tanto que consiguió eclipsar la edición número 50, que tan especial se las prometía. Pero también resultó ser agotadora, tanto que nos propusimos que esta fuera más sosegada. Alejados de los saraos, el falso glamour y las alfombras rojas que pueden ver en los diferentes making of diarios que incluímos al final de cada artículo, no quisimos ni perseguir autógrafos para no ser tratados como unos roba peras a nuestros más de cincuenta años. Y tan solo pedimos una entrevista, que no pudo ser por ausencia del invitado, así que ¿se ha dormido Serendipia en su décima edición como prensa acreditada? ¡Ni mucho menos! Nos hemos metido entre pecho y espalda la friolera de 44 películas, lo cual no nos ha dejado mucho tiempo para otras cosas, la verdad. Y todo para narrarles nuestro festival particular compuesto por una extensa muestra del mejor cine seleccionado por el equipo del festival de entre lo más granado proveniente de todos los continentes. Así que apriétense los cinturones que salimos:
JUEVES 3 DE OCTUBRE (Fotos: Serendipia)
Con la despensa llena y sin internet, pues somos enemigos de estar pendientes del smarthphone y se había producido una avería en la wifi de nuestro piso habitual, que por cierto no se solventaría durante todo el certamen (cosas que pasan) dejándonos incomunicados, Serendipia comienza su maratón particular de diez días de películas con la cinta que el festival había escogido para la Inauguración, In the Tall Grass, producción Netflix basada en un cuento de Stephen King y Joe Hill (hijo del escritor), dirigido por Vincenzo Natali. A priori una interesante propuesta que se estrenaría, en su canal, al siguiente día. A imagen y semejanza de la inauguración oficial, que tendría lugar en una gala nocturna, durante este primera pase, reservado a prensa y público, se ofreció también el cortometraje Reality, como si se tratara de una nueva Historia para no dormir. Dirigido por Alejandro Ibáñez, hijo de Chicho. Reality es una pieza bienintencionada y bien realizada, pero no demasiado inspirada y con un final bochornoso que pretende denunciar el sufrimiento de los niños en los conflictos bélicos, algo que su padre hizo de manera mucho más sutil y efectiva tan solo con los títulos de crédito de ¿Quién puede matar a un niño? (1976). El corto de veinte minutos está protagonizada por Lydia Bosch y Dani Rovira, este último todo un error de casting, pues aunque recita diálogos serios, cada vez que aparece en la pantalla, es recibido por el público con risas cómplices. Secuelas de ser caricato. En todo caso estaremos pendientes de Urubú, debut de Ibáñez en el largometraje.
Mucho más interesante resultó el filme de Natali, que sitúa su acción, al igual que en su mítico debut, Cube (1997), en un único y asfixiante escenario, aunque ahora con el contraste de situarlo un prado de hierba inusitadamente alta, por tanto exterior y con gran parte de su acción a plena luz del día, lugar en el que, una vez se entra, no parece haber salida. Y todo eso es lo que atrajo especialmente al director, «la ambigüedad del campo, que pudiera ser hermoso y terrorífico al mismo tiempo», dando como resultado una historia que en otras manos no hubiera dado para mucho más que un cortometraje o, por poner símiles históricos, un episodio de The Twilight Zone. Natali ha querido acercar el relato original al terror cósmico de H. P. Lovecraft, pues para él, «el desconocimiento del universo y nuestra presencia microscópica es sin duda un motor para buena parte de mis películas y el centro temático de Lovecraft«. Entre sus intérpretes destaca Patrick Wilson, que junto a Natali fueron invitados del festival. Para un comentario más pormenorizado os dejamos este enlace.
Y sin tiempo para acudir a la rueda de prensa que Vincenzo Natali ofreció, y que gracias al propio festival podemos disfrutar a posteriori en el video que adjuntamos arriba, Serendipia vuelve a la oscuridad del cine para ver Bloodline (Henry Jacobson, 2018) otra vuelta de tuerca al tema del Serial killer que se inicia de manera modélica, con unos ecos de giallo que darán entrada a la historia de un psicólogo infantil que, a punto de ser padre de familia, descarga su ira sobre los padres maltratadores que denuncian en su consulta los alumnos del colegio donde trabaja. Algo que sin duda Dexter Morgan aprobaría. Con esta cinta, incluida en la Sección Oficial del festival, Jacobson debuta en el largometraje. Una película que va de más a menos en la que la curva de interés desciende a medida que va volviéndose más y más predecible, todos esperamos ya la conclusión de que «la familia que asesina unida permanece unida», así que llegamos al desenlace sin ápice de emoción.
Y seguimos: Serendipia no espera mucho de Rob Zombie más allá de una simpática serie-B de esas que hace tan bien. Y es que, por mucho que se esfuercen sus seguidores en tacharlo de genio, para nosotros no es otra cosa que un director de películas simpáticas de terror de serie-B. Y eso es lo que es Three From Hell, cinta que se ofreció fuera de competición: más de lo mismo que el filme del que es secuela, Los renegados del diablo (The Devil’s Rejects, 2005) aunque, eso si, se echa de menos más metraje del Capitán Spaulding, al que Rob Zombie ejecuta al comenzar la cinta por estar Sid Haig muy enfermo ya por entonces ¿El resto?: cámara lenta para ofrecer cierto dramatismo y épica; diálogos supuéstamente trasgresores a base de muchos ‘Fucks‘ y ‘Motherfuckers‘; metraje de diferentes texturas; suciedad, mucha suciedad; una Sheri Moon de lo más loco, casi paródica; y el retrato de un México de opereta, que roza la ofensa, con sus habitantes viviendo en un eterno Día de los muertos y con villanos luciendo máscaras de luchador. Claro. Y como no muere nadie, es posible que Rob Zombie se anime con otra secuela más. ¡Que el cielo nos pille confesados!
La cuarta sesión del día nos puso frente a uno de los títulos más interesantes de esta edición: Zombi Child (Bertrand Bonello, 2019), producción francesa que devuelve a la pantalla la magia de la que Val Lewton y Jacques Tourneur dotaron a los zombies, dándoles cierto halo poético muy alejado del comecerebros que tantas veces ofrece el moderno cine de terror y humor. Bertrand Bonello, cineasta y compositor, narra dos historias en paralelo alejadas en 50 años. Una se desarrolla en Haití en 1962, donde Narcisse, un joven a punto de contraer matrimonio, es convertido en zombie y vendido como esclavo. Y la otra en un internado femenino en el que conviven varias alumnas bien diferentes, una de ellas de procedencia haitiana. Dos historias aparentemente con escasa relación, pero que terminarán convergiendo. Con escenas de innegable belleza, como las que muestran al solitario zombie vagando por lugares en ruinas y cementerios desolados. Pero es más que belleza plástica lo que nos trae Zombi Child, la contraposición de las historias sirve a efectos de reflexión sobre el colonialismo, vista desde los dos ángulos: el de la metrópoli que se loa a sí misma como exportadora de las luces de la razón alrededor del mundo, tal como se muestra en los planes de enseñanza que siguen las jóvenes, y el otro, el punto de vista del colonizado que demuestra que el sueño de la razón produce monstruos. Y no es el zombi el monstruo, precisamente, este no es más que la víctima de la explotación en manos de los favorecidos por la colonización. La tesis de fondo no es inédita, pero lo que le da relevancia es la forma escogida para servirla, una película inteligente que juega con diferentes registros visuales y que entrelaza e interpola recursos narrativos diversos. Buen ritmo, buenas interpretaciones, y buen planteamiento formal. En suma, un buen filme, que se ofreció dentro de la sección Noves Visions, y un buen comienzo para la recién nacida distribuidora Flamingo Films, creada por nuestros amigos del Americana Film Fest.
Esto fue todo lo que nos ofreció este primer día de festival. Cine y más cine. Película tras película. Ignorando photocalls (que cada vez ubican más lejos) y sin sentir la presencia de actores y directores invitados, que eran los que protagonizaban la prensa escrita y los informativos televisimos. Nosotros estuvimos en otro festival paralelo. Un festival de cine. Nuestro festival de cine.
Sitges 2019: In the tall Grass, inaugurando en el laberinto
El Festival de Sitges inauguraba su 52 edición con una producción Netflix, plataforma online que cada vez parece más vinculada al futuro del audiovisual, con la consecuente discusión sobre si sus producciones deben o no considerarse cine, controversia que tuvo su punto álgido con Roma de Alfonso Cuarón. No corresponde al espacio de este artículo desarrollar en profundidad este, sin duda fundamental, debate, pero era oportuno mencionarlo porque se diría a priori que esta nueva forma de consumo marcará nuevos modos narrativos y, sin embargo, las producciones de la plataforma siguen adscritas a la gramática clásica del cine, hasta el punto de que, en verdad, algunas de ellas (como la mencionada Roma) no podrán ser apreciadas en su justo valor si no se disfrutan en la gran pantalla. Este es también el caso de In the tall Grass. Vincenzo Natali, nos trae una obra concebida cinematográficamente, por el uso de los espacios, la puesta en escena y, sobre todo, por su lenguaje fílmico. No voy a juzgar si era la mejor opción para inaugurar el principal certamen de fantástico y terror, pero lo que está claro es que se nos brindó la mejor ocasión de poder disfrutar con propiedad el último trabajo del canadiense.
Guion adaptado. Natali parte, como materia prima, de un relato escrito a medias entre Stephen King y su hijo (Joe Hill), “cuando leí esta historia pensé que era la cosa más perturbadora que había leído. Y quería hacerlo” confiesa, pero lo cierto es que el atmosférico y asfixiante relato de King-Hill gana en manos del Natali guionista, puesto que extrae la esencia del original y la refuerza con giros propios de la narrativa de Borges, uno de cuyos títulos, El jardín de senderos que se bifurcan, se cita de forma expresa en el filme. Y es así como In the tall Grass se convierte en lo que es: una nueva revisión del lugar común del Laberinto, algo que el autor de Cube domina a la perfección desde ese su debut en 1997.
Una excusa argumental sencilla. Es la historia de dos hermanos que huyen a San Diego para afrontar el embarazo de la joven. Cuando Becky (Laysla De Oliveira) y Cal (Avery Whitted) oyen el llanto de un niño (magnífico Will Buie Jr en el papel del relevante Tobin) pidiendo ayuda, ambos se adentrarán en un gran campo de hierba alta en Kansas, donde quedarán atrapados por una fuerza siniestra que rápidamente les desorienta y les separa. La hierba alta es un lugar de extrañamiento ya en la narración original, pero a esa condición Natali le suma una paradoja temporal. No se trata, sin embargo, de viajes en el tiempo, lo que ocurre es que los personajes quedan atrapados en un laberinto que despliega sus caminos, no en el espacio como es habitual, sino en el tiempo. Es decir, aunque los veamos deambular por ese prado de altura considerablemente inusual, ellos, en realidad, están circulando en el tiempo, por eso en los recovecos que transcurren se encuentran con ellos mismos en circunstancias cambiantes y a la vez ineludibles. Esta es la materia que Natali extrae del borgiano jardín de senderos que se bifurcan, una parábola (casi una adivinanza) en la que el tema es el tiempo.
Los senderos que se bifurcan no son lo único que nos remite a Borges. El laberinto temporal encierra en su centro (que está en el centro del centro de Ámerica) una roca negra que contiene todo el conocimiento. Fácil es representárnosla como la antimateria de El Aleph, ese “punto que contiene todos los puntos del universo», porque aquí el que entra contacto con la roca obtiene la visión de todos los desenlaces y con ese saber se convierte en señor de todos los destinos y se alimentará de todos aquellos que queden atrapados por la trampa de la alta hierba. El punto omnisciente se convierte en la cinta de Natali en manifestación del terror abstracto, el mismo que admira el canadiense en la obra de Lovecraft, del horror que se desprende de la posibilidad (o no) de contemplar la eternidad. De ahí que lo podamos ver como el reverso de El Aleph porque de su epifanía no se desprende una experiencia extática sino el más profundo horror existencial.
Todo laberinto esconde su Minotauro. En In the tall Grass ese papel lo representa Ross Humboldt, padre del niño que se convierte en señuelo para la pareja protagonista, solventemente interpretado por Patrick Wilson, una presencia habitual en el género desde que James Wan le hiciera protagonizar Insidious en 2010. Ross hace las veces de guía y carcelero de esa especie de infierno que es el laberinto de hierba alta. Se granjea la simpatía de los hermanos, pero, en verdad, lo hace para obligarles a someterse a ese destino que él, como iluminado por la roca que es, conoce y administra. Es el monstruo que custodia el orden enfermizo del horror. Y Wilson en su interpretación nos hace recordar (salvando las distancias necesarias) a aquel otro “ogro” que compusiera Robert Mitchum para La Noche del cazador. Es el guardián que mantiene cerrado el bucle de la repetición, el que vigila que todo quede cerrado por el círculo.
Romper el círculo requiere el sacrificio del héroe. Una de las grandes diferencias entre el relato original y el de Natali es el lugar de la esperanza. Mientras en el texto de King-Hill nada de lo que entra sale, Natali rompe el pesimismo permitiendo que haya lugar para la salvación de la inocencia. Salvación que sólo puede darse desde la asunción de responsabilidades, el laberinto se manifiesta también como encrucijada moral, de hecho uno de los valores que lleva adscritos desde el mito fundacional minoico. Si en su centro se guarda todo el conocimiento sobre lo que ha de ser, el peso determinista de la fatalidad puede romperse mediante un acto de generosidad extrema en el que se llegue a poner el futuro de los demás por encima del propio. El sacrificio, como resolución del enigma, abre el laberinto y permite la mutación, esa fuente eterna de vida.
Natali se maneja bien con la trama y con la dosificación de la intriga que permite el buen ritmo del filme, en una entrevista en Fotogramas explicaba su truco: “Hago storyboards de todo, literalmente lo dibujo todo. Es solo mi método, pero, para bien o para mal, está todo cuidadosamente planeado y hay un aspecto musical en diseñar los planos y como funcionarán con el ritmo de la escena. Así es como lidio con ello”. Su amor por el dibujo se siente en su puesta en escena, el canadiense logra transmitirnos la asfixiante opresión del laberinto gracias a sus composiciones geométricas, dentro de un plano, pero también en la suma de ellos que supone una escena. Sus juegos de cámara son estrictamente cinematográficos y narran más todavía que los propios diálogos que se ponen en boca de los personajes. In the tall Grass, con una acogida desigual por parte del público, es una de esas cintas que nos ganan enteros cuando las repensamos. Sin duda un buen inicio para el Festival.
Cartel y primeras noticias sobre la nueva edición de FantaElx
El Festival Internacional de Cine Fantástico de Elche – FANTAELX, que se celebrará del jueves 14 al sábado 16 de noviembre, presenta el cartel de su séptima edición. El ilustrador y cineasta Joan Martín Giménez se ha encargado del diseño basándose en la mítica película dirigida por Ridley Scott, que este año cumple los 40 años desde su estreno.
En conmemoración, el festival contará con la proyección de la película Alien: El Octavo Pasajero (1979). El clásico de la Fox, donde la actriz Sigourney Weaver interpreta a la piloto y suboficial Ellen Ripley, se considera una de las obras cinematográficas más importantes de la ciencia-ficción y del terror, y se podrá volver a disfrutar en pantalla grande en el marco del festival. La proyección del largometraje será el jueves 14 de noviembre en la sala B de los Cines Odeón a las 20:30h, siendo de acceso gratuito hasta completar aforo.
El resto de actividades, también de acceso gratuito, tendrán lugar en el Centro de Congresos «Ciutat d’Elx». Las mañanas del jueves 14 y viernes 15 de noviembre se celebrará el Congreso Internacional de Género Fantástico, Audiovisuales y Nuevas Tecnologías, actividad enmarcada dentro del festival. El objetivo del congreso, que este año celebra su segunda edición, es la difusión de estudios de investigación dentro de las diferentes líneas temáticas del Género Fantástico, abarcando todas sus posibles variantes y plataformas, y cuya línea protagonista de este año será la ciencia-ficción en el contexto cosmológico. Para ello, se contará con la participación de conferenciantes de carácter internacional y nacional, procedentes de países como Bélgica o Francia. El congreso está dirigido por Mario-Paul Martínez (profesor del Departamento de Arte de la UMH y director del Grupo de Investigación Massiva) y por Fran Mateu (director del festival), contando con la colaboración de la Universidad Miguel Hernández de Elche y del Vicerrectorado de Cultura y Extensión Universitaria.
Durante las tardes del vienes 15 y sábado 16 de noviembre llegará el turno de las proyecciones de cortometrajes, donde se podrán ver reconocidos trabajos de ciencia-ficción, terror y fantasía, varios de ellos proyectados por primera vez en la ciudad. El sábado 16, tras finalizar la segunda sesión, se dará paso a la Clausura, en la que se entregarán los premios al mejor cortometraje alicantino, que accederá directamente al festival Navidades Sangrientas -Weekend Horror Awards de Alicante; al mejor cortometraje nacional, con acceso al Festival de Cortometrajes de Terror y Fantástico 1000 Gritos de Buenos Aires (Argentina); y al mejor cortometraje internacional, el cual accederá al Festival Internacional de Cine de Terror de Valparaíso, en Chile. El Jurado de la presente edición está constituido por los cineastas Paco Soto y Silvia Conesa, así como los anteriormente citados Joan Martín Giménez y Mario-Paul Martínez.
La séptima edición del festival está organizada por la Asociación Unicornio Negro, el Departamento de Arte de la UMH, y el Grupo de Investigación Massiva, y cuenta con el apoyo de la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Elche, junto a organismos como Visit Elche, el Centro de Congresos «Ciutat d’Elx», la Universidad Miguel Hernández de Elche, el Vicerrectorado de Cultura y Extensión Universitaria, los Cines Odeón, el Centro Comercial l’Aljub, o la tienda de merchandising cinematográfico Cinema Paradiso.
Con la celebración de esta nueva edición, de acceso gratuito a todas sus actividades hasta completar aforo, y sin necesidad de inscripción previa, Elche volverá a ser un punto de encuentro para los amantes del género fantástico.
Próximamente, se anunciará la totalidad de la programación y horarios del
festival en http://www.festivalcinefantaelx.com/programa/
El Festival de Sitges anuncia las fechas de la próxima edición y hace balance
El certamen hace un balance muy positivo de su 52ª edición, celebrada entre el 3 y el 13 de octubre
Sitges 2019 despidió hace una semana una edición que ha mantenido las buenas cifras de los años anteriores y que confirma el excelente estado actual del cine fantástico. La organización ya empieza a ponerse manos a la obra de cara a la próxima edición, que se llevará a cabo del 8 al 18 de octubre de 2020.
Las 66.278 entradas vendidas suponen el tercer mejor registro en la historia del Festival, situando la recaudación final del Festival en 707.502 euros. En el ranking de films más demandados por el público se han situado finalmente The Lighthouse, Noche de bodas (Ready oro Not), The Lodge, Color Out of Space o la ganadora El hoyo.
Sitges 2019 ha programado cerca de 300 largometrajes y cortometrajes; más de veinte actividades destinadas a la industria, y ha contado con más de 300 invitados llegados de todos los puntos del planeta.
La directora general de la Fundación Sitges – Festival Internacional de Cinema de Catalunya, Mònica Garcia Massagué, valora muy positivamente estas cifras: “El balance final demuestra el amor por el cine fantástico que nos muestra año tras año el público de Sitges, que ha respondido con entusiasmo a una programación original. Por su parte, la industria cinematográfica ha reiterado también su cita anual con Sitges, haciendo honor a su reputación de excepcional espacio para networking y descubrimiento de nuevos talentos”.
El thriller «Bajocero», con Javier Gutiérrez y Karra Elejalde se estrenará el 4 de septiembre de 2020
Javier Gutiérrez, Karra Elejalde, Luis Callejo, Patrick Criado, Andrés Gertrúdix, Isak Férriz, Miquel Gelabert, Florin Opritescu y Edgar Vittorino protagonizan este thriller a contrarreloj.
El 4 de septiembre, Bajocero estrenará el thriller de acción dirigido por Lluís Quílez y protagonizado por Javier Gutiérrez. Producido por Pedro Uriol para Morena Films y Josep Amorós para Amorós Producciones, la película cuenta con la participación de Netflix, Televisión Española, ICAA, ICEC y Film Factory.
Lluís Quílez cuenta con una extensa y prestigiosa carrera como cortometrajista con la que ha conseguido más de 170 premios entre los que destacan el Mèlies de Plata, nominaciones a los Gaudí y los Goya y una doble preselección a los Oscar (por los cortometrajes ‘Avatar’ y ‘Graffiti’).
SINOPSIS
Invierno. Noche cerrada. Bajo cero. En una carretera despoblada, un furgón de traslado de presos es brutalmente asaltado. Martín (Javier Gutiérrez), el policía que lo conduce, consigue sobrevivir y atrincherarse dentro del cubículo. En el interior, los presos buscan la manera de acabar con él y escapar. En el exterior, alguien acecha. Quiere a uno de los reclusos y no parará hasta que se lo entreguen.
Filmin estrenará ‘El auge de Jordan Peterson’, un documental sobre el azote de la corrección política adorado por la extrema derecha
Todo empezó en 2016 con un vídeo en Youtube que rápidamente se hizo viral. El psicólogo y profesor universitario Jordan Peterson confesaba a cámara su negativa a referirse a las personas transgénero con el artículo neutro, tal y como estas reclaman. Era su respuesta al proyecto de Ley C-16 del gobierno canadiense, que añadía «la identidad y expresión de género» como motivos de discriminación en la Ley de Derechos Humanos de Canadá.
El éxito del vídeo (uno de los muchos que actualmente integran su canal de Youtube, con 2,3 millones de suscriptores) hizo aumentar como la espuma la popularidad de este docente de la Universidad de Toronto, que pronto se erigió en el mayor defensor de la libertad de expresión por encima de la protección a colectivos históricamente discriminados, y en el mayor crítico de lo que él denomina «pensamiento de la izquierda radical». Idolatrado en 4chan y otros foros similares, su contundente posicionamiento le ha convertido en uno de los intelectuales más populares del pensamiento neoliberal y neoconservador.
Filmin estrena en España el próximo viernes 25 de octubre el documental «El auge de Jordan Peterson», un acercamiento a la vida, el pensamiento y las contradicciones de esta controvertida figura, desde su advenimiento público en 2016 hasta la actualidad. El film introduce interesantes debates sobre los límites de la libertad de expresión y los corsés que nos imponen las ideologías, y supone un excelente fresco sobre los flujos de pensamiento en la era de Internet.
El auge de Jordan Peterson (The Rise of Jordan Peterson, Patricia Marcoccia, Canadá, 2019) Duración: 112 minutos. Guión: Patricia Marcoccia y Paul Kemp.
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