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Archive for 18 marzo 2019

El mejor cine ‘indie’ en la 6ª edición del festival ‘Americana’

Fotos: Serendipia

En 2014 se puso en marcha en Barcelona un pequeño festival con el objetivo de rescatar y difundir gemas del cine independiente norteamericano. Películas que en la extensa mayoría de casos no conocerían distribución en salas cinematográficas o, de hacerlo, sería de forma muy restringida. Cintas heterogéneas, con todo tipo de temática y dirigidas a un público bastante más inquieto que el que acude habitualmente a ver el último blockbuster al centro comercial.

En aquella primera edición el festival constó de 12 películas, número que se incrementó progresivamente hasta los 33 largometrajes actuales, repartidos en seis secciones. A todo ello cabe sumar los 26 cortometrajes a concurso y los 12 incluidos en la retrospectiva, todo lo cual ha conformado la que unánimemente se ha considerado la mejor edición del Americana.

Esta sexta edición también ha contado con sección nueva, The Lost Session, creada para  recuperar títulos poco o nada vistos y que este año ha contado con The Golden Boat (1990) de Raoul Ruiz.

Inaugurado el martes 5 de marzo en el cine Phenomena con la proyección de The Miseducation of Cameron Post (Desiree Akhavan), Americana tuvo, como ya es habitual, su sede en los Cinemes Girona, que pusieron a disposición del festival sus tres salas en las cuales, de miércoles a domingo, pudieron verse el total de las cintas que conformaban las secciones competitivas: Americana Tops, Americana Next, Americana Docs y Americana Shorts, además del título perteneciente a The Lost Session y los dos ofrecidos, de forma gratuita, por Movistar Plus. Mientras, la Filmoteca de Catalunya acogió un ciclo dedicado a los invitados de honor del festival, The Zellner Bros y  también,  como  novedad,  el  Zumzeig Cinema, que se sumó a la familia Americana como sala alternativa ofreciendo al público, entre otros, los títulos incluidos en la sección Americana Docs.

UN PASEO POR AMERICANA

Comedia, drama, animación, documental, thriller… todo tuvo su espacio en Americana, y estos son algunos de los títulos que Serendipia pudo ver durante sus maratonianas jornadas en el festival:

Chloë Grace Moretz, Forrest Goodluck y Sasha Lane protagonizan The Miseducation of Cameron Post, cinta vencedora del último festival de Sundance basada en la novela de Emily M. Danforth que narra la convivencia de tres jóvenes internos durante los años noventa en un centro de reorientación sexual. Religión, junto a dudosas teorías psicológicas impartidas por individuos que no son más que víctimas hipócritas de su propia frustración sexual protagonizan esta cinta que sitúa su acción en un entorno idílico, situado en lo que parece ser pleno cinturón bíblico norteamericano, con unos actores en estado de gracia, y buenas dosis de humor y esperanza que convirtieron esta cinta en un título ideal con el que inaugurar las noches de Americana.

Relaxer (Joel Potrykus) fue uno de los títulos que más agradaron a Serendipia por lo bizarro de su propuesta. Largos planos-secuencia, cámara inmóvil, y una situación del todo extraña con video juegos, retos descabellados y una atmósfera asfixiante y sucia, todo lo cual no evita que el espectador se vea incapaz de apartar la vista de la pantalla. Diferentes grados de estupidez, situaciones absurdas,  una agresiva sensación de extrañeza y, también, mucho humor. Todo ello en lo que no deja de ser  una visión doméstica del apocalipsis. Que además termina produciéndose con la irrupción  de… ¡el efecto 2000! Caos dentro del caos.

Más convencional resultó Her Smell (Alex Ross Perry) una de las diversas propuesta relacionadas con el mundo de la música que ofreció Americana y que, en esta ocasión, nos introdujo en el backstage de un grupo femenino de punk-rock en plena crisis. Una decadencia motivada por los excesos de su acelerada líder, Becky Something,  interpretada magistralmente por Elisabeth Moss, muy popular para el degustador de series por El cuento de la criada. Como un torbellido, la protagonista se tambalea por las ruinas de su grupo y de su vida, repleta de espejos rotos y basura y a un escalón de la locura, acompañada con sonidos de otro mundo como fondo. En el reparto destacan, por motivos diferentes, algunos nombres como el de Virginia Madsen o Cara Delevigne.

Si tanto Relaxer como Her Smell son, cada uno a su modo, relatos apocalípticos, no nos lo parece menos Tyrel, del chileno Sebastián Silva, que narra como una reunión de viejos amigos degenera en un caos vital. Y es que acudir a una orgía de drogas y alcohol conociendo, tan solo, a una persona de entre un numeroso grupo de amigos de la infancia siendo, además, el mayor y único negro del clan, quizás no sea una buena idea. Es más, como pueden suponer la acción se torna incómoda, y esta incomodidad se trasmite al espectador, que al igual que el protagonista, tan solo deseará desaparecer de allí. Lo que para esa hermandad de beodos son juegos, para Tyrel es una tortura perteneciente a una época, la adolescencia, que ha quedado ya atrás. Resulta paradójico que el que mejor se lleva con Tyrel y tenga la mirada más inteligente sea Cosmo, un perro.

El documental Monrovia, Indiana (Frederick Wiseman) nos lleva de viaje a una pequeña comunidad rural norteamericana. Vemos su actividad, el día a día, que en poco a nada se diferenciaría de otras de las muchas que pueblan los Estados Unidos sino fuera porque el 75% de su población votó a Trump. Paisajes urbanos desérticos; campos de maíz mecidos por el viento; cerdos llevados al matadero; peluquerías; ceremonias masónicas; casas y calles habitadas por muertos andantes… las imágenes, los sonidos, los silencios y, sobre todo, el montaje da voz a este documental dirigido por el veterano Frederick Wiseman, que a sus 89 años todavía tiene mucho que decir, como intentar explicar porqué una pequeña comunidad rural, que vive principalmente de la ganadería y la agricultura, vota a una rata tan urbana como Trump, millonario metido a político y mesías apocalíptico. Algo podrido palpita en el pulcro, en apariencia, corazón de Estados Unidos y Wiseman lo muestra, teniendo que ser el propio espectador el que extraiga, de entre la belleza de sus imágenes, sus propias conclusiones.

Los conflictos internos de un niño que es diferente a sus hermanos y a su padre y no comprende muy bien el porqué protagonizan We the Animals, auténtica pieza de orfebrería cinematográfica y posiblemente la mejor película de esta sexta edición de Americana. Recurriendo en ocasiones a la estética del documental, y en otras a la animación, Jeremiah Zagar nos cuenta un relato de crecimiento trufado de ingredientes que marcarán la personalidad de los tres hermanos protagonistas: violencia de género, empleos precarios, progenitores irresponsables y homosexualidad, todo ello en una brillante ópera prima que representa el reverso tenebroso de los felices veranos infantiles de bicicleta, sandwich de manteca de cacahuete y primer beso. Su atmosférica banda sonora no hará más que añadir intensidad a esta poderosa propuesta que, como veremos, será justamente recompensada por el jurado del festival.

Que el menú que nos ofrece Americana es del todo variado lo demuestra el que también tenga cabida una película como Support the Girls (Andrew Bujalski, 2018) propuesta más desenfadada que el resto pero que, no se llamen a engaño, trata en clave de humor temas de lo más serio. Y lo hace desde un sports bar, pequeño universo genuinamente americano y masculino en el que se desenvuelve la hermandad femenina protagonista: la encargada del mismo, convincentemente interpretada por Regina Hall,  y el grupo de camareras de escueto uniforme, marcadas curvas y brillante sonrisa que sirven comida a los parroquianos habituales, que deberán observar las normas de comportamiento, semejantes a las que pudiera haber en un local de striptease.

En Hearts Beat Loud el amor por la música ha unido, aún más si cabe, a sus dos protagonistas, un padre viudo y su hija adolescente que pronto abandonará el nido para estudiar medicina. Veremos como el protagonista deberá dejar de aferrarse al pasado y superar el fallecimiento de la esposa, que no le permite prosperar ni madurar ante una hija que demuestra en todo momento que sabe lo que quiere demostrando ser la cabeza pensante de la familia. Una deliciosa cinta, toda una «feel good movie» protagonizada por unos excelentes Nick Offerman y Kiersey Clemons con secundarios de lujo como Toni Collette o Ted Danson, además de Sasha Lane, a la que ya vimos interpretando un personaje bien diferente en The Miseducation of Cameron Post.

Robert G. Putka y una de sus actrices, Ashley Lenz, presentaron We Use to Know Each Other, segundo largometraje del director que trata sobre una relación a distancia y las traiciones, entre otras sorpresas, que pueden conllevar. Escasos personajes, una banda sonora sencilla pero eficaz, abundancia de diálogo y una cámara inquieta en esta muestra de cine de guerrilla realizado con pocos medios y mucho ingenio. 

Robert G. Putka y Ashley Lenz.

Mucho más seria fue Friday’s Child (A. J. Edwards) que aborda, con un tono a veces cercano al documental, los problemas de un joven huérfano al abandonar el centro de menores en el que se ha criado. Una pesimista y fatalista cinta producida por Gus Van Sant protagonizada por Tye Sheridan, Imogen Poots y un inquietante Caleb Landry Jones, actor al que también pudimos ver en Tyrel. Con tono irreal y personajes que aparecen y desaparecen, algo que delata que posiblemente tan solo se encuentran en la cabeza del protagonista, Friday’s Child se muestra como la pesadilla de una mente enferma.

Y de nuevo una película que retrata la relación de un padre con su hija adolescente, aunque en este caso no podamos hablar de otra  «feel good movie«. Muy al contrario, Leave no Trace (Debra Granik) nos muestra una forma de vida condenada a fracasar. Un padre (Ben Foster) y su hija (Thomasin McKenzie) viven felices y libres al margen de la civilización en un bosque cercano a Portland, a donde tan solo de acercan a por víveres. Pronto serán desalojados y tendrán que  adaptarse a un entorno más convencional. Conoceremos el traumático origen que motivó al padre a querer huir de la realidad, y veremos como la necesidad de la joven de formar parte de una comunidad terminará enfrentando a ambos.  La joven Thomasin McKenzie está sencillamente brillante, al igual que Ben Foster, al que este tipo de personaje le van como anillo al dedo.

The Bill Murray Stories: Life Lessons Learned from a Mythical Man se hace eco de una leyenda urbana que demuestra ser real: la costumbre de Bill Murray de aparecer en los lugares más imprevistos y mezclarse con la gente ‘normal’ convirtiendo una celebración o una anodina tarde en el pub en una jornada inolvidable. Tommy Avallone, director de este documental, ha entrevistado a personas que han tenido experiencias de este tipo, ya sea encontrándolo lavando platos en fiestas caseras o sirviendo cervezas en un pub y ha querido así confirmar la veracidad de esas historias. Ha contado asimismo con la opinión de Gavin Edwards, autor del libro The Tao of Bill Murray, en el que analiza, entre otras cosas, esta costumbre del actor y saca conclusiones sobre su filosofía de vida. Más allá de todo esto, que nos parece quizás un tanto exagerado, la película ofrece una reflexión sobre la fama, la existencia humana y el deseo de conocer a nuestros ídolos, dejando patente, además, la particular humanidad del actor, basada en dar felicidad a los demás convirtiéndose en uno más, actuando con total normalidad y consiguiendo que la distancia existente entre el ‘famoso’ y el hombre ordinario desaparezca. Todo ello en un divertido y curioso documento que presentó el responsable de su banda sonora, Ryan Petrillo, afincado en Barcelona.

Y de un documental a otro bien diferente, pero a su manera, también muy divertido. Free Solo es la historia de un reto: el de escalar a mano, sin cuerdas ni ningún tipo de seguridad (modalidad que recibe precisamente el nombre de Free Solo), El Capitán (Yosemite), una pared montañosa de 3000 pies de altura que nadie ha conseguido escalar de esa forma. Un reto muy emocionante que es retratado de manera magistral en la parte final del filme. Pero más allá de ese hito, Free Solo es la historia de su protagonista, Alex Honnol, un tipo de lo más peculiar, que ama escalar y jugarse la vida más que nada en el mundo. Y todo sin dramatizar, como si ese juego con la muerte fuera lo más normal, algo que no está muy alejado de la verdad si tenemos en cueta que Honnol tiene en su haber más de 100 Free Solos. Jimmy Chin y Elizabeth Chai Vasarhelyi retratarán, además de los preparativos del ascenso, la relación heroica que mantiene con él su novia y el apoyo que recibe de la, también peculiar familia de este escalador poco dado a mostrar sentimientos. Una magnífica pieza, digna de la estatuilla recibida por tener de todo: emoción, humor y ternura  más allá del frío documento.

Never Goin’ Back, opera prima de la actriz Augustine Frizzell, es una gamberrada, una humorada con cierto trasfondo social que nos muestra las ansias de libertad y diversión de dos jóvenes que viven a trompicones sobreviviendo gracias a trabajos basura. Uno de los platos más ligeros y desenfadados del festival, humor sin demasiadas pretensiones con dos protagonistas muy complementarias y con mucho encanto, Maia Mitchell y Camila Morrone. Toda una fiesta que obtuvo su recompensa en el festival.

Por su parte Wildlife es otra ópera prima, en este caso del actor Paul Dano, un amargo retrato de crecimiento narrado desde el punto de vista del adolescente que interpreta Ed Oxenbould que se desarrolla en un barrio residencial de Montana en los sesenta. Una vida que no es precisamente idílica. Con un padre (Jake Gyllenhaal) que no acaba de encontrar su lugar y una esposa (Carey Mulligan) que se cansará de la itinerancia que eso ha motivado para la familia. Un agotamiento que la convertirá en lo opuesto a lo que hasta entonces había sido, pasando de abnegada madre y esposa a desentenderse de su casa y de su hijo y hacerse amante de un industrial, mientras que su esposo marcha/huye a trabajar apagando incendios. Un reverso tenebroso del sueño americano, de la familia perfecta que dejará un sabor agrio en el espectador.

Finalmente An Evening with Beverly Luff Linn es la nueva propuesta de Jim Hosking, que tanto diera que hablar con su esperpéntica The Greasy Strangler (2016), tras su paso por el Festival de Sitges.  La cinta es otra historia en la linea de aquella: humor disparatado, situaciones  absurdas y ridículas y un argumento a caballo entre el esperpento y la parodia, en este noir que estira hasta el límite sus lugares comunes. Una propuesta lúdica y desengrasante.

PALMARÉS Y CONCLUSIONES

PALMARÉS

El jurado joven de la sección NEXT del Americana Film Festival, formado por los alumnos de La Casa del Cine, decidió apostar por la ópera prima Never Goin’ Back de la directora Augustine Frizzell, porque «su frescura y su carácter desenfadado se manifiesta a través de la relación de la pareja protagonista, llena de matices y alejada de convencionalismos, y que juega con los clichés para dejarlos al descubierto y subvertirlos«.

El jurado ACCEC de la crítica, compuesto por Juan Pablo BeasMarc Garriga y Antoni Peris-Grao, valoró las películas presentadas en la sección TOPS destacando el elevado nivel de dos obras, Wildlife de Paul Dano (debutante en dirección) y Blaze de Ethan Hawke, ambas dirigidas por actores, otorgando el premio a la mejor película a We the animals, debut en la dirección de ficción de Jeremiah Zagar.

El palmarés se completó con el premio del público para corto y largometraje. El mejor cortometraje recayó en Souls of Totality, de Richard Raymond, mientras que el premio del público a mejor largometraje fue para Free Solo, de Jimmy Chin y Elizabeth Chai Vasarhelyi, el documental ganador del Oscar.

CONCLUSIONES

La programación de esta sexta edición del Americana ha sido variada y abierta a todo tipo de público. Varias de las cintas exhibidas han reflejado, de diferentes modos, la presencia de Trump como presidente, así como la diversidad sexual, abogando por su normalidad. El festival ha contado con la presencia de 8 invitados internacionales: David Zellner, Nathan Zellner, Robert G. Putka, Ashley Lenz, Andrew Lewis, T.J. Joshikazi, el catalán establecido en NY Jordi Torrent y el norteamericano residente en Cataluña Ryan Petrillo, que han presentado sus trabajos y han compartido experiencias con el público. También se contó con presentadores ilustres, entre ellos Ángel Sala, director del Sitges Film Fest, que se encargó de decir unas palabras preliminares sobre la demente An Evening with Beverly Luff Linn (Jim Hosking, 2018); o el escritor Antonio José Navarro, que hizo lo propio con el documental Monrovia. Indiana. La calidad de los títulos seleccionados han convertido esta sexta edición en la mejor y la más exitosa también en cuanto a presencia de público (más de 7000 espectadores) lo que supone un aumento de un 30%, y motivó que se tuviera que colgar el cartel de agotado en 14 sesiones.  Un público compuesto tanto por los fieles que acuden al festival reincidiendo por la satisfacción obtenida en anteriores ediciones, como por los que se acercan por primera vez de oídas, atraídos por lo que han escuchado sobre el mismo. De nuevo los Cinemes Girona ejercieron de anfitriones y cómplices ideales de este festival, que contó con una organización amable y eficiente, que evitó las aglomeraciones de público y la confusión de colas. El festival también contó con la colaboración del Zumzeig, la Filmoteca de Catalunya y la sala Phenomena

Felicidades a la organización por tan exitoso festival y, los que no pudieron estar que sepan que Americana continuará en varias localidades con la Route 66, con proyecciones en espacios tan destacados como el Cine Truffaut de Girona, el Cineclub Garbí en Malgrat de Mar, Numax en Santiago de Compostela, Tabakalera en San Sebastián o La Cineteca y La casa encendida en Madrid.

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