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Aïda Ballmann, nueva estrella en el firmamento del cine

Descrita por el crítico de La Vanguardia como pieza para coleccionistas, The Extraordinary Tale ha sido una de las sorpresas más gratas que han llegado a nuestra cartelera en este 2014 y que ahora Cameo ha puesto a nuestra disposición en DVD. Hablamos sobre ella en este blog y entrevistamos a uno de sus directores, Jose F. Ortuño, pero nuestro trabajo no estaría completo si no le dedicásemos un artículo completo a Aïda Ballmann su protagonista y auténtica estrella del filme. Aïda nos enamora en su interpretación de la chica (sin nombre en la película), ella es la auténtica alma del relato presente en casi todos los planos, todo un trabajo actoral de gran calado. Sin duda una actriz que se entrega totalmente a su papel, pero también una mujer interesante en sí misma, Aïda ha tenido la amabilidad de responder a nuestras preguntas, sus propias palabras son su mejor carta de presentación. Os dejamos con ella y sus interesantes respuestas, espero que disfrutéis de su entrevista tanto como lo ha hecho quien escribe.

aida_016Tu infancia transcurrió en el idílico paraje de El Hierro, en un ambiente propicio al arte y la cultura debido al trabajo de tus padres, ¿qué es lo que te marcó más de esa época?

La libertad para desarrollarme tal y como necesitaba, gracias a la educación recibida. Obviamente, no existe nada perfecto y todo tiene sus dificultades o decisiones erróneas que se toman frente a ciertas situaciones en la vida, pero todo depende de cómo uno se las toma: El mayor regalo de mis padres ha sido entender que soy responsable de mi realidad y que, frente a cualquier situación tengo la posibilidad de elegir mi postura (positiva, para encararla y superarla, o negativa y victimista).

Para mí, la sociedad representa muchas veces una cárcel donde las normas sociales, protocolos, etc. no te permiten ser como realmente eres y te tienes que adaptar. Mi infancia, sin embargo, ha sido todo lo contrario: Un camino de descubrimientos. Pude probar muchas disciplinas artísticas, viajar desde muy joven, conocerme, plantearme el por qué de la existencia, etc.

Pronto te revelaste como una auténtica trotamundos, ¿cuántos países has conocido? ¿tu condición de viajera te influyó en tu decisión de ser actriz?

Mis viajes se iniciaron desde muy pequeña con mis padres, a los trece años ya hacía algunos viajes sola a Alemania y por las Islas Canarias.

Al cumplir dieciocho años, necesité volar y descubrir mundo. Había crecido en un entorno muy seguro y paradisíaco, en El Hierro, pero sabía que eso no lo era todo. Cogí la mochila y, junto a mi hermana melliza, me fui a Iglaterra, Irlanda, Holanda e hice el Camino de Santiago. Luego cruzamos el charco y nos introdujimos en la cultura de los países latinos por los que pasábamos (íbamos sin rumbo fijo: Si un lugar concreto nos gustaba, nos quedábamos). Pasamos por Brasil, Paraguay, Chile, Argentina, Bolivia, Perú y México.

En ese año sabático, conocí de cerca ese gran monstruo que azota a gran parte del planeta: La pobreza. Las desigualdades e injusticias que compartí de cerca al integrarme en las diferentes formas de vivir distintos lugares por los que pasaba, me hicieron plantearme cuál podría ser mi misión en este mundo. Sentía la necesidad de aportar algo bueno a la humanidad. De ahí que decidí ser actriz: Mi ilusión es recrear realidades, llamar la atención sobre ellas y hacer que las personas vivan una catarsis a través de ellas, se hagan preguntas e, incluso, busquen sus propias soluciones a ellas.

Aïda primer plano

Nada más volver a España, me matriculé en Gijón en Arte Dramático pero el vicio de viajar no lo perdí nunca pues para mí es muy interesante observar la sociedad de cada cultura, compararla y sacar a relucir lo positivo de cada una. Es casi un defecto profesional el inspirarme en la gente gracias a la observación y el análisis.

Así que, mientras estudiaba o trabajaba, me escapaba siempre que podía a descubrir algún rincón del mundo, como Japón, Colombia, Chile, Perú, Suiza, Estados Unidos, Portugal, Francia, etc.

Espero hacerme un buen mapamundi en mi cabeza antes de morir y entender a la humanidad… Me encanta la diversidad, hace que cada lugar y persona sea único e irrepetible, pero en el fondo todos somos muy parecidos en nuestros funcionamientos. Actuamos por motivación, por amor, por búsqueda de aprecio, por autosuperación, por supervivencia, por curiosidad,… En cualquier caso: Todos merecemos y necesitamos amor.

a004Estudiaste arte dramático en Asturias y Sevilla, tus primeros trabajos, sin embargo, fueron en los espectáculos de Isla Mágica, donde te formaste como acróbata. ¿Cómo conjugaste tu formación teórica y tu experiencia práctica? ¿Cómo han influido tus conocimientos circenses en tu oficio de actriz? ¿Está todo relacionado?

Mis primeros pasos en el mundo laboral fueron realmente en Gijón con la compañía de teatro infantil La sonrisa del lagarto, donde la comicidad y el teatro gestual fueron los pilares de expresión. Ahí me di cuenta de que, aunque con los estudios se aprende mucho, la mejor profesora es la experiencia.

Una vez que comencé a trabajar en Isla Mágica, la mayor parte de la teoría acumulada en mi mente durante años, me sirvió de muy poco para enfrentar un público demandante y cambiante con cada día que pasaba.

Por otro lado, viví la rutina en el arte, la mayor muerte para éste. Pasé por el proceso de convertir mi interpretación en algo mecánico a romperlo de nuevo y recuperar su frescura. Perfilé el arte del engaño a la manera de Al Pacino cuando dice: “Siempre digo la verdad, incluso cuando miento”. Es decir, daba igual cómo me sentía en mi vida personal, al espectador le tenía que transmitir lo que le ocurre al personaje con la mayor veracidad posible, aunque para ello tenga que recurrir a técnicas de interpretación. (Considero difícil hablar sobre técnicas, para mí se trata más bien de buscar caminos para expresar algo y estos “caminos” se pueden analizar y desmenuzar para convertirlo en una expresión consciente. En ese sentido, los cuatro años que me pasé formándome en la escuela, fueron más bien para descubrirme las herramientas que tengo, mis virtudes y defectos y aprender a canalizarlos hacia el resultado deseado).

VueloIsla-Magica

A nivel personal, opino que una persona es más completa cuanto más cosas sabe ya sea a nivel general o en relación a su profesión. Este pensamiento lo llevo a mi trabajo como actriz: Cuantas más disciplinas y habilidades domine, más herramientas tengo para enriquecer mi interpretación. Por suerte, he empezado a desarrollar estas facetas desde muy joven de manera autodidacta. Mientras estudiaba, seguía formándome en cursos puntuales que me interesaban y, durante los años que trabajé en el parque temático, seguía practicando mucho. Pude probar casi todo lo que aprendía con el público… Hasta que llegó el momento en el que me comencé a aburrir porque no sabía qué más hacer para seguir creciendo… Y fue entonces cuando apareció “The extraordinary tale” en mi vida.

Tu primer papel protagonista te llega de la mano de The Extraordinary Tale of the Time Table. ¿Qué te llamó la atención del proyecto? ¿Fue duro el casting?

El casting lo hice como uno más de los muchos que solía hacer, sin esperar ser seleccionada, casi como si formara parte de mi entrenamiento interpretativo. Después de unos meses, me llamaron para un segundo casting junto al que sería mi compañero de reparto, Ken Appledorn.

Tengo que decir que odio los casting, suelo pasarlo fatal porque no me gusta que me analicen de arriba a abajo. Pero en esta ocasión, decidí disfrutarlo y dar lo mejor de mí. Si les gustaba mi trabajo, bien, si no, tampoco perdía nada. Y resultó que les gusté y que decidieron confiar en mí con este gran proyecto.

Cuando leí el guión no entendí mucho: Era un mundo raro en el que sólo alcanzaba visualizar algunas imágenes de escenas concretas. Pero me atrapó y, en los primeros ensayos comencé a vislumbrar el camino a seguir.

aida_018Tu personaje en el filme apenas usa la palabra oral, se comunica escribiendo y, sobre todo, con sus expresiones faciales. ¿Tenías conocimientos sobre el arte de la mímica? ¿Cómo te ayudó tu condición de acróbata en la interpretación?

Sobre el arte de la mímica sabía lo justo que había aprendido en la escuela de arte dramático. Aunque siempre me gustó expresarme con el cuerpo, creía que mi gestualidad era poco precisa y que no transmitía con suficiente claridad el mundo interior de mi personaje. Me obsesioné con esa idea: Durante dos meses no hacía más que pensar en detalles a mejorar en la película desde que me levantaba y hasta que me acostaba y , aunque seguía trabajando en el parque temático, éste dejó de importarme. Lo mismo pasó con mis amistades. Pobres, qué paciencia.

La acrobacia no fue más que un suplemento que introduje aquí y allá en algunas escenas para darle más color al personaje y resultó que calzó muy bien.

Es imposible ver The Extraordinary Tale y no salir enamorado de tu actuación. ¿Cómo preparaste el papel? ¿Hubo alguna escena que te pareciera especialmente complicada? Hay un momento en el filme en el que caes al suelo desde los hombros de tu compañero, ¡¡hace daño verlo!! ¿Fue tan real la caída como lo parece?

La caída fue un accidente. Como rodamos en 13 días no hubo tiempo para la improvisación: Tuve que llevar cada escena ensayada al dedillo para no equivocarme. Pero ésta fue la última que rodamos y me permitieron improvisar. Me dio tiempo de decirle a Ken: “Me voy a subir a tus hombres, me tienes que agarrar de los tobillos y caminar”, no tuve tiempo para decirle más nada porque en medio de los “¿qué, quéeee?” de Ken, escuchamos el “¡acción!” y me subí a sus hombros. Ken hizo todo como ordenado, pero empezamos a tambalearnos. Ken, asustado, no me soltó los tobillos en ningún momento, un compañero muy protector; hizo lo que cualquiera que nunca hubiera hecho acrobacia… Lo correcto hubiera sido que me soltara los pies para saltar, pero, en lugar de ello, fueron mis rodillas lo primero que tocaron el suelo. Me di tal golpe que estuve cojeando durante dos meses. Por supuesto, le resté importancia: Tocaba celebrar el final del rodaje y no tener a todo el mundo preocupado por mi, por mi falta de noción del peligro: Me gusta rozar los límites para que éstos se expandan. Pero ese riesgo a veces supone pequeños accidentes.

El papel me lo preparé de la siguiente forma: Cogí el guión y, tras leerlo varias veces, apunté con un verbo cada acción del personaje. Cuando ensayábamos, uno de los directores me iba leyendo los verbos, yo los iba ejecutando (sin objetos, normalmente, sólo el gesto) neutralmente y el otro director me iba grabando. Luego recibía correcciones y lo repetía hasta dos o tres veces más, empapando cada vez más estas acciones con las emociones y pensamientos del personaje. De ahí fue surgiendo su particular manera de expresarse y de moverse.

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Una vez terminado el ensayo, apuntaba hasta el mínimo detalle lo que había hecho para releerlo y practicarlo yo sola.

Prepararme las escenas fue relativamente fácil una vez que entendí cómo era y cómo se expresaba el personaje. En los ensayos tuve tiempo de probar y de desechar lo que no funcionaba. De esta manera, en el rodaje iba a tiro hecho. Pero sí que hubo dos escenas que se me atravesaron: Una en la que Ken y yo nos besamos por primera vez donde, entre el agotamiento y la cara de éste, no podía parar de reírme. Cada vez que giraba la cara hacia él, me quería morir. Verlo tan manchado de chocolate a las cinco de la mañana y con esa cara de inocente era demasiado para mí.

La otra escena que se repitió más veces de la cuenta (normalmente íbamos a toma única o dos tomas) fue aquella en la que recojo la ceniza de mi madre del suelo y la voy colocando en vasos en el borde del fregadero mientras hablaba. La escena en sí no tenía gran dificultad para mí pero o fallaba yo o lo hacía el cámara: Nos costó ponernos de acuerdo para la toma buena.

Zancos1Jose-Wela¿Cómo fue tu relación con la pareja de directores? Rodasteis en apenas dos semanas, ¿Fueron duras las sesiones? ¿Qué anécdotas divertidas nos puedes contar?

Ser dirigida por dos artistas fue sublime: Odio sentirme perdida como actriz con falta de indicaciones. En este caso y, aunque ambos caminaban en la misma dirección, ambos me enriquecían desde su perspectiva.  Generalmente, Laura me daba muy buenas notas sobre el mundo interior del personaje mientras que Ortuño era más técnico.

El rodaje fue duro por las largas jornadas (la primera semana rodamos de noche y la segunda de día) pero, como estaba haciendo lo que más me gusta, se me hizo muy ameno. Una vez finalizado el rodaje, me di cuenta del enorme desgaste que supuso para mí: Lo di todo y me quedé vacía. Durante el rodaje, no me permitía fallar, fueron muchas horas de máxima concentración, tenía que tener la energía justa que requería cada escena aunque mi cuerpo no podía más (durante la primera semana, encima, trabajaba de día en el parque temático), etc.

A todo esto, se sumó una ola de calor. Esto supuso que en plató, hiciera de cincuenta grados para arriba, por los focos. Había que evitar ver los chorros de sudor en cámara y salir a la calle a los 48 grados era “coger el fresco”.

Recuerdo con mucho cariño la noche en que me vistieron de novia para casarme con Ken. Él tenía que cogerme en brazos, conseguir meterme por la puerta de la casa y darme un beso. No lo lograba, me quedaba atascada golpeando con los pies la pared de la casa y haciendo que temblase entera. Ken se fue poniendo nervioso y, en una de esas, me dio un beso con más intensidad de la esperada y mi labio empezó a sangrar con tal ímpetu que me tuvieron que proteger del vestido para no mancharlo.

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Del rodaje hay poco que contar porque iba todo sobre ruedas y no podíamos perder el tiempo. Pero rodar con el niño de dos años fue una experiencia muy dura: Cada vez que me veía se echaba a llorar y salía corriendo, así que no pudimos grabar juntos casi nada. Al final, optaron por hacerle jugar sólo en plató y, cuando hacía algo que cuadraba con la escena, me lo contaban y yo reaccionaba ante cámara como si lo tuviera delante.

The Extraordinary Tale es toda una prueba de fuego en la que se ve todo el talento que posees, ¿Qué vendrá ahora? Cuéntanos tus proyectos de futuro.

Ahora mismo tengo tres proyectos de películas a rodar de aquí a un año y una serie: Protagonizaré “Muerte Súbita” de Domingo Doreste, así como “El Sendero Bimbache” de Iván López y haré un secundario en Uno de Alejandro Marcos. La serie es “The Holy Fountain” de José F. Ortuño y Laura Alvea.

No puedo imaginarme en otra profesión, así que espero poder seguir desarrollándome como actriz e investigando sobre mis limitaciones para romperlas: Desde la incomodidad y el suelo inestable salen las mejores sorpresas.

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Categorías: PIN UP, VAMOS DE ESTRENO
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