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El cine en zapatillas: Atrapados en el miedo (Carlos Aured, 1985)
Partiendo de la base de que Carlos Aured no era, digamos, un director excepcional, y que con Atrapados en el miedo realiza una de sus obras más discretas, vamos a intentar demostrar que, precisamente por, entre otras cosas, su pobreza de medios, esta película contiene los suficientes elementos como para ser una pieza de obligada visión y, sobre todo, digna de formar parte de toda colección Fantaterrorífica que se precie.
ATRAPADOS EN EL MIEDO (Carlos Aured, 1985) Francisco Herrera Producciones. Colección Fantaterror 2
España. Duración: 83 min. Guión: Carlos Aured Música: Código Exterior Fotografía: José G. Galisteo Productora: Tormes Ciné Contact Género: Terror Formato pantalla: 4/3 Idioma: Castellano Zona: 0 Extras: Trailers, carteles, filmografía y documental (30 min. aprox.) Portada reversible.
Reparto: Adriana Vega, Sara Mora, José Luis Alexandre, Joaquín Navarro, Luis Cánovas,Emilio Alonso, Margarita Herrera, Marisol Navajo, Elena Cores, Jaime Mari,Carmen Luján
Sinopsis: Un enfermo mental recluido en un sanatorio psiquiátrico huye de su encierro y se dedica a vagar por las afueras de Madrid. Su mente perturbada no encuentra más razón de ser que matar. Tras asesinar a dos chicas a orillas de un río, irá encadenando una serie de asesinatos a cada cuál más repulsivo, sembrando el terror en el lugar. José (Joaquín Navarro) y Antonio (José Luis Alexandre), dos buenos amigos, preparan un divertido fin de semana en la casa de campo que la familia de José posee en las afueras de la ciudad. Aprovechando la ocasión invitan a dos guapas hermanas, Ana (Sara Mora) y Laura (Adriana Vega), que aceptan la invitación. Ana, la mayor, trabaja de secretaria, vive sin apuros y es amante de Antonio. Laura por su parte, tiene un carácter introvertido y es tímida, carácter que se ha acentuado tras un reciente fracaso amoroso. Todo parece augurar un divertido fin de semana para las dos parejas, que se truncará cuando sean acosados por el asesino psicópata.
‘EL CINE DE SUSPENSE NO HABÍA DICHO LA ÚLTIMA PALABRA HASTA QUE LLEGÓ… ATRAPADOS EN EL MIEDO’
Carlos Aured, tras trabajar como ayudante de dirección de Leon Klimovksy, tuvo la oportunidad de debutar en la dirección realizando trabajos para la productora barcelonesa Profilmes, varios de ellos con el guión y la participación como actor de Paul Naschy: El retorno de Walpurgis (1973), El espanto surge de la tumba (1973), La venganza de la momia (1975) y Los ojos azules de la muñeca rota (1974), son algunos de los títulos que dejó tras de sí esta colaboración, antes de que se truncara por un malentendido entre actor y director.
Con la llegada de destape y del cine clasificado ‘S’, fiebre que hizo que los productores dejaran de apostar por el cine de género, Aured tuvo que adaptarse dirigiendo un puñado de películas eróticas, algunas de las cuales han pasado a la historia más por su título y por los dividendos que dejaron, que por su posible valor artístico como El fontanero, su mujer y otras cosas de meter (1981) o El hombre del pito mágico (1983). Pero en 1983 tiene ocasión de dirigir un thriller con gotas de terror, El enigma del yate, que es seguida por la que quedará como su última película, Atrapados en el miedo (1985).
Con Atrapados en el miedo Carlos Aured se adentra, humildemente, en el Slasher, subgénero con asesino misterioso, prácticamente inmortal, cuya principal gracia estriba en saber cual será el medio escogido por el sanguinario psicópata para finalizar con el calentón del joven de turno. Una variante del cine de terror que ya estaba bastante agotada por entonces y que había entrado en una tediosa repetición basada en las secuelas.
La película está producida por Karl Heinz Mannchen, un productor alemán que había trabajado profusamente con Jesús Franco y que dos años antes había producido USA, violación y venganza (1983) un thriller de acción protagonizado por Pilar Alcón y dirigido por José Luis Merino, que por cierto ejercería de asistente de producción en la cinta de Aured. Como director de fotografía, Atrapados en el miedo contó la participación del prolífico José García Galisteo, que ni a ustedes ni a nosotros nos sugiere nada, pero que es el hermano de la célebre (y trístemente enferma) Carmen Sevilla.
Atrapados en el miedo será el último trabajo en el cine del productor alemán.
La cinta de Aured se inicia con una música sospechosamente familiar que, desde luego, no pertenece a Código Exterior, los músicos acreditados como responsables de su banda sonora. Vemos como alguien salta la tapia de un centro psiquiátrico. De ahí pasamos a un soleado bosque, en el cual dos chicas jóvenes se hacen delicados arrumacos (esos coletazos del cine erótico). Todo muy bucólico y con un ensordecedor trinar de pájaros. Hasta que entra en escena el demente, al que no veremos el rostro en ningún momento, que mata a las jóvenes bajo un puente (¿Talamanca?)
De ahí pasamos a los protagonistas de la historia, cuatro ‘jóvenes’ cuyo lenguaje haría sonrojar a Carmen de Mairena, en especial Antonio (José Luis Alexandre), que se refiere a la chicas como ‘material’ y dice perlas como ‘A las tías les va la marcha, y si las pegas, enloquecen, ¡lo que yo te diga!’. Comentarios tan políticamente incorrectos que no pueden más que añadir valor antropomórfico a semejante cinta. Supuestamente su personaje es el que aporta la parte cómica de la cinta, por sus -entonces enrollados, ahora rijosos- comentarios, pero el paso de los años no ha tratado bien a su personaje, que lejos de caer bien, uno le desea una muerte lenta y dolorosa. José Luis Alexandre, como pueden suponer, no hizo una gran carrera en el cine, limitándose a interpretar pequeños papeles de policía, guardia civil, camarero e incluso macarra en alguna película antes de dedicarse a otro quehacer. Posiblemente el personaje que encarna en la cinta de Aured sea el más extenso que realizó en su
carrera.
José, el otro joven, está interpretado por Joaquín Navarro, que encarna lo que se dice a un ‘pijo’ de buena familia, que no sabe ni cambiar la rueda de su coche y que es propietario del chalet en el espera, junto a Antonio, beneficiarse a las muchachas. Navarro tampoco puede decirse que tuviera una dilatada carrera en el mundo del cine. De hecho Atrapados en el miedo es, lo han adivinado, la última película de una filmografía que incluye perlas como El lago de las vírgenes (1982) de Jesús Franco y Bragas calientes (1983) de Julio Pérez Tabernero.
La película la salvan las dos actrices que encarnan el interés romántico de José, Adriana Vega (Laura), y sexual de Antonio, Sara Mora (Ana). Dos competentes y bellas actrices que justifican, por sí solas, el visionado de esta película.
Adriana Vega es una presencia muy familiar en el cine de los ochenta. Perfecto prototipo de guapa vecina que todos quisiéramos haber tenido, con un magnífico físico, nada exhuberante, pero rotundamente bello. Inolvidable resulta su presencia en películas como El liguero mágico (Mariano Ozores, 1980), Al este del oeste (Mariano Ozores, 1982) o en Viciosas al desnudo (Manuel Esteba, 1980) donde conformaba un irresistible tándem junto a Eva Lyberten que no nos extraña que enloqueciera al bueno de Jack Taylor. En Atrapados en el miedo Adriana encarna a la hermana pequeña de Ana. Tímida y virgen.
Muy diferente es Sara Mora, una belleza morena muy racial, que como hermana de Laura, liberada y ‘tirá palante’ complementará al personaje interpretado por Adriana Vega. Batallada en películas de género y, por supueto, eróticas, es la protagonista de La frígida y la viciosa (1981) de Carlos Aured. Pero eso sí, no esperen escenas subidas de tono, pues Atrapados en el miedo no las tiene.
Ya tenemos pues a los cuatro ‘jóvenes’ que desde luego no son teenagers, tal y como quizás hubiera requerido el guión, ya sea por los diálogos o por la acción en sí. Pero tenemos lo que tenemos y con estos cuatro personajes llegaremos al retirado chalet donde, por fin, terminarán acosados por el loco escapado del manicomio,
pero antes asistiremos a una buena cantidad de diálogos ridículos que convertirán esta película en un tesoro del humor involuntario, repleta de sustos de baratillo, chistes chuscos y una intriga impostada. Circunstancias bajo las cuales las actrices hacen lo que pueden, mientras el asesino continúa haciendo de las suyas, cuidando Aured que su rostro nunca sea visto por el espectador.
El enfrentamiento final entre el psicópata y los jóvenes tardará una hora en llegar, ocupando los últimos veinte minutos de la cinta. Digamos que todo será tirando a torpe y que la tensión no llevará al espectador precisamente al paroxismo, pero coincidiendo precisamente con ese tramo final veremos, por fin, el rostro del demente asesino. Un rostro que, como es natural, al no ser ningún personaje conocido ni suponga ninguna sorpresa para el espectador al tratarse de un actor, Luis Canovas, totalmente desconocido, habrá resultado un ejercicio totalmente inútil el haberlo ocultado durante la mayor parte de la cinta. O al menos nosotros no entendemos el porqué de esa decisión.

Una caratula totalmente fuera de lugar perteneciente a la edición VHS alemana del filme. Fíjense en el destalle Scanners
La cinta termina dejando un final abierto (¿?) sellado con una frase de H. P. Lovecraft que termina de descolocar al espectador. Todo ello en una película que cuenta con un reducido presupuesto, muertes muy poco imaginativas, ausencia de hemoglobina, escasas localizaciones y una eterna noche de terror con un Jason de pacotilla, pero que fascinará al coleccionista de películas de terror españolas. Pues, con todo, Atrapados en el miedo no resulta aburrida, precisamente por lo ridículo de su guión, sus descacharrantes diálogos y las actuaciones de derribo.
La película de Carlos Aured es la segunda entrega de la Colección Fantaterror de Herrera Producciones. Una serie que busca editar películas perdidas o poco vistas del fantástico español y hacerlo en las mejores condiciones posibles. Tras un primer volumen con La orgía de los muertos (José Luis Merino, 1973) que ha merecido elogios por la calidad de la edición, lanzan Atrapados en el miedo, cuyo responsable nos ha jurado y perjurado que se ha extraído del negativo original, no pudiendo hacer nada con la parte final de la película, muy oscura pero fiel, al parecer, a como fue rodada por Aured.
En todo caso resulta un lujo poder contar con ediciones dignas de oscuras películas del cine fantástico español, y podemos asegurar que la Colección Fantaterror de Francisco Herrera tiene en cartera nuevas salidas que sin lugar a dudas van a resultar de gran interés para el coleccionista.
Y de todas ellas les informaremos puntualmente …
El cine en zapatillas: Pesadilla en la playa (La spiaggia del terrore, Umberto Lenzi, 1972)
Como ya dijimos en el anterior post sobre las novedades de Regia Films, con semejante calor nada se antoja más apetecible que servirse una bebida helada y plantarse (aire acondicionado/ventilador mediante) ante la pantalla para ver cualquiera de los dos veraniegos lanzamientos que Regia ha editado dentro de su prolífica e imprescindible ‘Colección Cinema Giallo‘: Trópico de cáncer (Al tropico del cancro, Giampaolo Lomi y Edoardo Mulargia, 1972), de la que ya hablamos aquí y Pesadilla en la playa (La spiaggia del terrore, Umberto Lenzi, 1988). Dos cintas bien diferentes pero con puntos en común: caradura, despiporre, diversión y muchos ingredientes más que harán las delicias del cinéfago más exigente. Vamos con la segunda:
PESADILLA EN LA PLAYA (La spiaggia del terrore/Nightmale Beach, Umberto Lenzi, 1988) Editada en DVD por Regia Films
Italia/USA. Duración: 87 min. Guion: Umberto Lenzi, Vittorio Rambaldi, James Justice Música: Claudio Simonetti Fotografía: Antonio Climati Productora: Elpico Cinematografica / Laguna Films Género: Terror Formato Pantalla: 1,85:1 (16/9) Anamorphic Widescreen Audio: Castellano, Italiano, Inglés Subtítulos: Castellano (x2)
Reparto: Nicolas De Toth, Sarah Buxton, Rawley Valverde, Lance LeGault, Michael Parks,John Saxon
Sinopsis: Diablo, el jefe de una banda de motoristas, es ejecutado por el asesinato de Julia, la hermana de Gail (Sarah Buxton). Unos meses después, durante las vacaciones de Pascua, conocidas como Spring Break en Norteamérica, los jugadores de fútbol americano Ronnie (Rawley Valverde) y Skipp (Nicolas De Toth) llegan al lugar vacacional donde ocurrió el crimen y la posterior ejecución. Ambos conocerán a Gail, pero al poco tiempo Ronnie desaparecerá coincidiendo con una serie de horribles asesinatos cometidos por un enigmático motorista. Skipp, con la ayuda de Gail, tratará de averiguar qué se ha hecho de Ronnie e investigará a la antigua banda de motoristas de Diablo y al perverso jefe de policía local Stryker (John Saxon).
«Inmediatamente me encontré en desacuerdo con el productor americano porque sentí que la historia era similar a mi Sette Orchidee Macchiate di Rosso. Por esta razón decidí, incluso antes de que el rodaje comenzara, que mi nombre no apareciera. Welcome to Spring Break debería ser considerado el trabajo de Harry Kirkpatrick, un guionista muy agradable que vivía en Florida y con el que me llevé muy bien.».(1)
Mal empezamos si el propio director reniega de su película atribuyéndola a un director -y guionista- ficticio que tan solo es otro de los diversos seudónimos del director italiano. Y mal continuamos si declara, además, que es un guión similar a otro rodado por el propio Lenzi en 1972. (2) Mal o… no tanto, pues en Pesadilla en la playa, como pueden suponer, lo de menos es el guión.
Jovenzuelos y jovenzuelas alocados bailando en las calles con escuetos trajes de baño como si no hubiera un mañana; diálogos estúpidos; playa; descerebre; concurso de miss camiseta mojada; neuronas en número inversamente proporcional a las abundantes feromonas que circulan en el ambiente…; todo esto es el spring break en Florida, las vacaciones de primavera. Y es en el penal de ese lugar y en plena juerga estudiantil donde es ejecutado en la silla eléctrica el pandillero ‘Diablo’, mientras su banda de motoristas hace guardia en el exterior del presidio. El enfrentamiento entre los jóvenes, limpios y borrachos estudiantes y los sucios y asociales motoristas está más que cantado. Pero todo se complica aún más para las corruptas autoridades cuando el cadáver de ‘Diablo’ desaparece de la tumba donde estaba enterrado y un extraño motorista comienza a electrocutar jovencitos mediante diversos procedimientos. Ya tenemos pues asesino misterioso en este híbrido más cercano al slasher que al giallo, todo sea dicho, aunque con elementos en común con ese subgénero transalpino, como ese asesino cuya identidad descubriremos al final y que resultará ser el más absurdo, por supuesto.
De hecho Pesadilla en la playa es casi una parodia en sí misma, con actores de derribo interpretando un guión ridículo jalonado de efectos especiales de baratillo en la cual los productores no se han complicado mucho la existencia a la hora de contratar jóvenes, pues está rodada en plena temporada de vacaciones de primavera, así que las playas estaban repletas de carnaza. Entre los WTF que podemos encontrarnos, figura la escena en la que unos jóvenes de noche en la playa bailan y cantan alrededor de una fogata mientras uno de ellos toca la guitarra ¡eléctrica!; tatuajes realizados con bolígrafo; actores inexpresivos; rodaje en descampados… Sin olvidar el duro trasfondo de crítica social que no duda en denunciar las corruptelas de absolutamente todos los estamentos del pueblo: el alcalde, que pretende ocultar los asesinatos para que no afecten a la temporada vacacional, para lo que contará con la colaboración del policía y el médico. De entre los poderes fácticos tan solo parece salvarse el párroco…
Los actores, con excepción de John Saxon que ejerce, una vez más, de duro policía del lugar y Michael Parks, que encarna a un médico alcohólico, son absolutamente de derribo. El protagonista masculino, Nicolas de Toth, decidió finalizar su naciente carrera como actor con este film, prosiguiendo su trayectoria en el mundo del cine desde detrás de las cámaras haciéndonos, con ello, un favor a todos los amantes del cine. Mientras que Sarah Buxton, la actriz principal, ha proseguido actuando desde que fuera descubierta a los 15 años por un cazatalentos, aunque eso sí, sin nada que destaque en su filmografía. Por si eso fuera poco, la actriz ya había coincidido con los productores y parte del equipo de Pesadilla en la playa en Rage- Furia primitiva, otro (sub)producto de terror dirigido por Vittorio Rambaldi basado en un guión escrito por Harry Kirkpatrick ¿les suena?
¿Lo mejor de Pesadilla en la playa? Posiblemente el póster. Y también el sabor a caradura que exhala por todos sus poros y que la convierten en un perfecto placer culpable con el que pasar un buen rato, especialmente en grupo, gracias a sus enormes dosis de humor involuntario.
(1) Declaraciones de Lenzi en PALMERINI, Luca M. y MISTRETTA, Gaetano, Spaghetti Nightmares, Fantasma Books, 1996. Pág. 70
(2) Siete orquídeas manchadas de rojo (Sette orchidee macchiate di rosso, Umberto Lenzi, 1972) disponible también en la ‘Colección Cinema Giallo’ de Regia Films.
El cine en zapatillas: Trópico de cáncer (Al tropico del cancro, Giampaolo Lomi, Edoardo Mulargia, 1972)
Con semejante calor nada se antoja más apetecible que servirse una bebida helada y plantarse (aire acondicionado/ventilador mediante) ante la pantalla para ver cualquiera de los dos veraniegos lanzamientos que Regia Films ha editado dentro de su prolífica e imprescindible ‘Colección Cinema Giallo’: Trópico de cáncer (Al tropico del cancro, Giampaolo Lomi y Edoardo Mulargia, 1972) y Pesadilla en la playa (La spiaggia del terrore, Umberto Lenzi, 1988) cuyo comentario pueden leer aquí. Dos cintas bien diferentes pero con puntos en común: despiporre, caradura, diversión y muchos ingredientes más que harán las delicias del cinéfago más exigente. Vamos con la primera:
TRÓPICO DE CÁNCER (Al tropico del cancro, Giampaolo Lomi y Edoardo Mulargia -como Edward G. Muller-, 1972) Editada en DVD por Regia Films (Colección Cinema Giallo)
Italia. Duración: 90 min. Guion: Giampaolo Lomi, Edoardo Mulargia, Anthony Steffen Música: Piero Umiliani Fotografía: Marcello Masciocchi Productora: 14 Luglio Cinematografica / Plata Cinematografica Género: Thriller
Formato Pantalla: 2,35:1 (16/9) Anamorphic Widescreen Audio: Castellano, Italiano – Subtítulos en Castellano
Reparto: Anthony Steffen, Anita Strindberg, Gabriele Tinti, Umberto Raho, Stelio Candelli,Kathryn Witt, Alfio Nicolosi
Sinopsis: Fred (Gabriele Tinti) y Grace (Anita Strindberg) son un matrimonio occidental que llega a Haití para unas supuestas vacaciones, pero en realidad el motivo del viaje es adquirir la fórmula de una nueva droga de estimulación sexual creada por el Doctor Williams (Anthony Steffen), antiguo amigo de Fred que reside en Puerto Príncipe desde hace años. Grace desconoce por completo el motivo real del viaje, y Fred no dejará de provocar situaciones sospechosas en su búsqueda oculta del potente afrodisíaco, provocando la atracción de Grace por un habitante local. Lo que Fred desconoce es que hay muchos más interesados en adquirir la fórmula de su antiguo amigo, y no dudarán en pasar por encima de quien haga falta para lograr su objetivo dejando un rastro de macabras muertes a lo largo de la paradisíaca isla…
Para alcanzar a entender la trama, recogida en la anterior sinopsis, hace falta que haya transcurrido gran parte de la película ya que, quien sabe si por guión, montaje o dirección, Trópico de cáncer resulta un embrollo ininteligible, un puñado de escenas que parecen no tener conexión unas con otras colocadas a lo loco pero que en conjunto hacen del visionado de esta película una experiencia fascinante. Y también divertida. Para intentar desentrañar este embrollo comencemos por los directores:
Giampaolo Lomi tan solo dirigió una película en solitario en 1975 (I baroni), pero formó parte del equipo de dos impactantes documentales como son Hombres salvajes, bestias salvajes (Ultime grida dalla savana, Climati y Morra) y sobre todo Adiós tío Tom (Addio zio Tom, 1971), el infame documental de los tunantes Jacopetti y Prosperi en el que ejerció de ayudante de dirección y que posiblemente le habilitó para rodar las bellas escenas captadas en Haití. No en vano se especifica al finalizar la cinta que, ‘las secuencias documentales son estrictamente auténticas en cada detalle‘.
Por su parte Edoardo Mulargia tiene un currículum mucho más extenso, sobre todo dentro del cine de género. Ya en su segundo trabajo, ¿Por qué seguir matando? (Perché uccidi ancora, 1965), un spaguetti western dirigido a medias con José Antonio de la Loma (¡!) decide firmar con el seudónimo Edward G. Muller, que también utilizará en Trópico de cáncer. Es en aquella película, rodada en régimen de coproducción con interiores filmados en Esplugas de Llobregat (Barcelona) y exteriores en Fraga (Huesca), donde coincide por primera vez con Anthony Steffen, protagonista de Trópico de cáncer y responsable, junto a los dos directores, de perpetrar el guión. Con Steffen el director rodará otros spaguetti western y las dos últimas películas de su carrera en 1980, El infierno de las mujeres (Femmine infernali) y Orinoco, paraíso del sexo (Orinoco: Prigioniere del sesso), ambas también coproducidas con España con prácticamente el mismo equipo y protagonizadas, además de por Steffen, por esa cuasi leyenda del cine de (trans)género que fue Ajita Wilson.
Ambientada en Haití, donde presumimos que los tres bribones pasaron unas felices vacaciones, Trópico de cáncer podría haber estado firmada por ese otro trotamundos que fue Joe D’Amato, por la fotografía, por estar rodada en un lugar exótico e incluso por figurar en su reparto un actor que será habitual en sus películas, Gabriele Tinti, algunas de las cuales protagonizó la que sería esposa del actor, Laura (Emanuelle negra) Gemser.
El interés femenino del reparto viene de la mano de Anita Strindberg, actriz sueca afincada en Italia cuyo nombre artístico anterior, Anita Edberg, resultó demasiado obvio incluso para el cine italiano, en el cual desembarcó formando parte del reparto de varios filmes remarcables, entre ellos La cola del escorpión (La coda dello scorpione, Sergio Martino, 1971), Una lagartija con piel de mujer (Una lucertola con la pelle di dona, Lucio Fulci, 1971) ¿Quién la ha visto morir? (Chi l’ha vista morire?, Aldo Lado, 1972) y Atormentada (L’uomo senza memoria, Duccio Tessari, 1974), todas ellas editadas por Regia dentro de esta misma colección.
Con estos mimbres y el permiso de las autoridades de Haití para rodar donde les plazca disponiendo de todos los extras sin remunerar que deseen, se consigue que Trópico de cáncer tenga una factura impecable. Suntuosos palacios, multitudinarias ceremonias vudú con sacrificio de animales… todo bellamente rodado con una magnífica fotografía que la calidad de la copia que nos ofrece Regia no hace más que resaltar. Y si a todo esto añadimos unas gotas de sexo y las enguantadas manos de un misterioso asesino que nos dejará asistir a sus obras por medio de la cámara subjetiva, nos da como resultado este giallo un tanto atípico en el cual escena tras escena, pasamos del desconcierto a la perplejidad. Con personajes que la noche antes estaban plácidamente compartiendo mesa y mantel, y en el siguiente plano protagonizan una persecución por las calles de Haití; cadáveres que aparecen sin sangre, algo cuyo motivo todavía está por explicar; escenas sin conexión aparente en una disparatada trama que parece no saber a donde quiere llevarnos o cómo; y de propina la extraña fascinación que un joven nativo despierta en la protagonista y cuya razón, de peso, se desvelará durante el extraño y alucinógeno sueño que tendrá al ser drogada por no sabemos quien. La película culminará con un final extremo y desaforado que convertirá su visionado en una experiencia inolvidable.
Como siempre, recomendamos ver las películas en versión original y aquí más encarecidamente aún si cabe, ya que en el doblaje se ha añadido una música que pervierte la magnífica banda sonora del prolífico Piero Umiliani.
https://www.youtube.com/watch?v=KOm43MIFCsQ
El cine en zapatillas: Sumario sangriento de la pequeña Estefanía (Mio caro assassino, Tonino Valerii)
SUMARIO SANGRIENTO DE LA PEQUEÑA ESTEFANÍA (Mio caro assassino, Tonino Valerii, 1972) DVD Regia Films. Estrenada en nuestra pantallas como Sumario sangriento de la pequeña Stefania.
Italia/España. Duración: 95 min. Guion: Tonino Valerii y José Gutiérrez Maesso Música: Ennio Morricone Fotografía: Manuel Rojas Productora:Cinerama Releasing Corporation Género: Giallo Formato pantalla:2,35:1 (16/9) Anamorphic Widescreen Audio: Castellano e italiano Subtítulos: castellano
Reparto: George Hilton, Salvo Randone, Patty Shepard, Marilu Tolo, Manuel Zarzo, Alfredo Mayo, Lola Gaos y Helga Liné.
Sinopsis: El comisario de policía Luca Peretti (George Hilton) investiga la extraña muerte por decapitación de un investigador privado. A medida que avanza en sus pesquisas, el caso se tornará cada más complejo y turbulento, apareciendo nuevas víctimas relacionadas con su investigación. Por si fuera poco, parece que el investigador decapitado estaba indagando en el “caso Moroni”, que ocurrió dos años antes y consistió en el secuestro y posterior muerte de una pequeña de ocho años llamada Estefanía…
Con todos los ingredientes habituales adscritos al Giallo: asesinatos sangrientos, argumento enrevesado e incluso alguna escena absurda, este whodonit, con reunión final de acusados incluida, mantiene la intriga y la emoción hasta su conclusión, con su pertinente dosis de colorido e imaginación en los asesinatos que realizan, por supuesto, unas manos enguantadas en cuero. Destacan las escenas rodadas con cámara subjetiva que nos ofrecen el punto de vista del asesino y, sobre todo, la fantástica y atmosférica partitura del siempre efectivo Ennio Morricone, en esta ocasión con orquesta dirigida por Bruno Nicolai.
Sumario sangriento de la pequeña Estefanía tiene un atractivo añadido para el seguidor del Fantaterror pues son varios los actores españoles, muchos de ellos habituales en películas de terror, que forman parte del reparto de esta coproducción, como Manolo Zarzo, Lola Gaos, Mónica Randall o Alfredo Mayo, que realiza un papel muy alejado de sus viriles modelos de antaño. Por otra parte, nuestras queridas Helga Liné y Patty Shepard ejercerán en esta ocasión de víctimas, siendo la muerte de la Shepard especialmente virulenta.
La cinta se estrenó en España con cierto retraso con respecto a Italia y formando programa doble, en Barcelona con Sueños de un seductor (Play It Again, Sam, Herbert Ross, 1972); y en Madrid junto a No desearás al vecino del 5º (Ramón Fernández, 1970). La copia que nos ofrece Regia, a tenor de los pocos pero nutritivos desnudos (incluido uno muy especial y hoy impensable), en versión íntegra algo, como siempre, de agradecer en esta película rodada a caballo entre Roma y Madrid y dirigida Tonino Valerii, un realizador fallecido hace escasamente un año, adscrito al cine de aventuras y en especial al Spaghetti Western, dentro de cuya vertiente más cómica dirigió la memorable Mi nombre es ninguno (Il mio nome è Nessuno, 1974) que proseguía la estela marcada (que no iniciada) por Le llamaban Trinidad (Lo chiamavano Trinità…, Enzo Barboni, 1970). Pero aunque esta fue la única incursión de Tonino Valerii como director en el Giallo y en el cine de terror, no lo fue como guionista y escritor, ya que suyos son los guiones y argumentos de las góticas La maldición de los Karnstein (La cripta e l’incubo, Camillo Mastrocinque, 1964) y Los largos cabellos de la muerte (I lunghi capelli della morte, Antonio Margheritti, 1964), ambas escritas junto a Ernesto Gastaldi.
En Sumario sangriento de la pequeña Estefanía encontrarán las consabidas trampas típicas en todo Giallo, que no por trilladas resultan menos efectivas y hasta cierto punto entrañables para el aficionado a este subgénero; también veremos en acción a un investigador, interpretado por George Hilton, que si bien resulta un tanto más iluminado de lo normal, afortunadamente siempre llega tarde a la ya, por entonces, escena del crimen para deleite del seguidor del cine sangriento. De entre los secundarios absurdos nos encontraremos con personajes como el de su esposa, una desaprovechada Marilù Tolo; pero también con un Salvo Randone magnífico y natural. Todo ello en esta nueva adición a la más importante colección videográfica sobre Giallo italiano que se ha editado en nuestro país de la mano de Regia Films.
Más información y pedidos: http://www.regiafilms.com/
GALERÍA DE CARTELES
FOTOBUSTA ITALIANA
CARTELERÍA Y PROMOCIÓN ESPAÑOLA
El cine en zapatillas: Los asesinos de la luna de miel (The Honeymoon Killers, Leonard Kastle, 1970)
LOS ASESINOS DE LA LUNA DE MIEL (The Honeymoon Killers, Leonard Kastle, 1970) BLU-RAY Regia Films
USA. Duración: 108 min. Guion: Leonard Kastle Música: Gustav Mahler Fotografía: Oliver Wood (B&W) Productora: Cinerama Releasing Corporation Género: Drama Formato pantalla: 1,85:1 – 16:9 Audio: DTS-HD Castellano e inglés Subtítulos: castellano
Reparto: Shirley Stoler, Tony Lo Bianco, Mary Jane Higby, Doris Roberts, Kip McArdle,Barbara Cason
Sinopsis: Martha Beck (Shirley Stoler) es la jefa de enfermeras del Hospital de Mobile en Alabama, con sobrepeso, soltera y falta de cariño. Raymond Fernández (Tony Lo Bianco) es un latin lover que se cita con mujeres mediante los anuncios clasificados de la prensa, los “corazones solitarios”, para robarles cientos de dólares con la falsa promesa de casarse con ellas. Muy pronto se encontrarán trabajando juntos en la tarea de engañar y robar a mujeres solteras y viudas, presentando a la ex enfermera como a la hermana de Raymond. Pero los celos enfermizos de Martha y su volátil temperamento harán que las cosas se tornen cada vez más violentas…
Regia Films edita en lujoso formato Blu-ray una de las películas que más gana tenía Serendipia de llevarse a su cubil. Los asesinos de la luna de miel se nos estaba resistiendo. Tentados estuvimos de hacernos con ella y verla en edición foránea ya cuando se editó en VHS por Tartan Video en los noventa y la tienda Gorgon la tenía, tentadora y en inglés, en una de sus estanterías. Tal era el interés desbocado que Serendipia tenía por esta película. Años después e ignorando que hubiera salido editada por Filmax, seguíamos sin verla así que, en cuanto supimos que Regia la iba a editar, por un lado nos dio mucha alegría, pero por otro temimos que nos defraudara.
Pero la espera ha valido la pena y las condiciones han resultado insuperables: la edición de Regia Films luce magnífica en radiante blanco y negro y con la posibilidad (imperdonable hacerlo de otra forma) de disfrutarla en versión original subtitulada al castellano.
Más información y pedidos: http://www.regiafilms.com/
CUANDO LA FICCIÓN SUPERA LA REALIDAD: MARTHA Y RAY
Raymond Fernández, norteamericano de padres españoles, era un cabeza de familia responsable y trabajador que vivía con su esposa y sus cuatro hijos en La Linea de la Concepción. En 1945 durante un viaje en barco a Estados Unidos tuvo un accidente recibiendo un golpe en la cabeza que, además de una fea cicatriz, le traería un cambio total de personalidad. Cometió un delito que le supuso un año de condena en Tallahassee (Florida), donde conoció el vudú y la magia negra de la mano de los indios que estaban en prisión. Se convenció de que tenía poderes hipnóticos especiales y que con ellos podría tener a todas las mujeres que quisiera. Y es que el accidente también había despertado unos desbocados deseos sexuales en Fernández. Ya en Nueva York se convirtió en un don Juan de guardarropía que mediante anuncios en clubs de corazones solitarios conocería a solteras y viudas a las que además de utilizar para saciar sus apetitos sexuales, despojaba de sus bienes. No tenía manías, todas despertaban su deseo. Según declaró, en dos años sedujo a más de cien mujeres, atribuyendo su éxito a su mirada hipnotizadora.
En 1947 se casó con Lucilla Thompson, una mujer mucho más mayor que él a la que llevó de luna de miel a España, concretamente a la casa donde vivía su esposa Encarnación con sus cuatro hijos. Lucilla pronto se dio cuenta de la situación. Pero no le dio tiempo a mucho más pues apareció muerta en un hotel de Sevilla. Lo que se diagnosticó como paro cardíaco, había sido realmente obra de Raymond con la ayuda de una droga, la digitalina, que ocasiona síntomas similares al ataque al corazón. Fernández volvió a casa de su suegra y esgrimiendo un documento que había falsificado, se declaró único heredero de los bienes de su esposa, a la que había hecho firmar dos papeles en blanco que él posteriormente había rellenado.
No tardó en volver a la carga escribiendo y contactando con una joven de 26 años, enfermera y con casa propia, que despertó su interés. Se trataba de
Martha Seabrook Beck. Hija de madre dominante, Martha sufrió un desorden glandular a los nueve años que la hizo engordar desaforadamente, además de provocarle un continuo apetito sexual. Se hizo enfermera, pero por su aspecto solo consiguió trabajo en pompas fúnebres lavando y amortajando cadáveres. En los ratos libres se dedicaba a acosar a hombres en las paradas de autobús. Hasta que uno la dejó en estado, suicidándose poco después. Encontró un nuevo trabajo en el hospital donde dio a luz, hasta 1944, año en que la despidieron por conducta escandalosa. Era una mujer dominante, a la que no interesaba el galanteo y agradaba el sexo duro. Poco después se casó y tuvo otro hijo, pero no tardó en divorciarse. Un día le hicieron una broma, un conocido escribió a un club de corazones solitarios de Nueva York en su nombre.
Cuando conoció a Raymond Fernández pensó que había conocido al hombre de su vida y decidió que nunca se separaría de él. Así que tras intentar suicidarse metiendo la cabeza en el horno, Martha convenció a Raymond de irse a vivir con él, abandonando a sus hijos que quedaron al cuidado de su madre. Informada por Ray de sus tejemenejes con viudas y solteronas, lejos de sorprenderse Martha se convirtió en su cómplice, presentándose ante las pretendientes como hermana de Raymond.
Si bien al principio alguna de sus presas escapó con vida tras ser saqueada a conciencia, Martha tenía unos feroces celos, así que no tardó en utilizó sus conocimientos químicos para suministrar fármacos con los que librarse de las desafortunadas novias de Raymond. En 1949 la cosa pasó a mayores cuando
Martha asesinó de un martillazo en la cabeza a la nueva señora Fernández, Janet Fay, de la que se deshicieron metiéndola en un baúl y enterrándola en el sótano de la casa que tenían alquilada en el neoyorquino barrio de Queens. El mismo día que la enterraban llegaba una carta de una nueva pretendienta, Delphine Downing, viuda de cuarenta años que tenía una hija de dos años, Rainelle. En pocos días allí aparecieron Martha y Raymond. Y en muy poco tiempo estaban durmiendo juntos Raymond y Delphine. Una situación que duró poco, pues los celos de Martha no se lo permitieron. Y más cuando se enteró que Delphine se había quedado en estado. Le dio unas pastillas con el pretexto de que eran abortivas y profundamente sedada fue finiquitada, de un tiro en la cabeza, por Raymond, que aturdido y desmoralizado por lo que había hecho, dejó que Martha se encargase de enterrar el cadáver en el sótano y ahogar en una tina llena de agua a la pequeña Rainelle. Pero unos vecinos sospechando que algo raro estaba sucediendo llamaron a la policía, ante la que rápidamente confesaron tanto Raymond como Martha ofreciendo, eso sí, versiones diferentes de los hechos.
La opinión pública se horrorizó ante los crímenes de estos asesinos de corazones solitarios, tal y como la prensa los había bautizado. En especial fue el asesinato de la niña lo que más conmocionó al público. Como en Michigan, donde fueron detenidos, no había pena de muerte, Martha y Ray fueron trasladados a Nueva York, donde sí podían ser ejecutados y donde fueron juzgados por el asesinato de Janet Fay, resultando condenados el 17 de junio de 1949 a morir en la silla eléctrica, siendo ejecutados en marzo de 1951 tras agotar todos los recursos. Dos horas antes de la ejecución Fernández le envío un mensaje a Martha en el que decía “Me gustaría gritarle al mundo el amor que siento por ti”. Cuando ella lo recibió se le iluminó la cara y, abrazando a la enfermera dijo “Ahora sé que Raymond me quiere y puedo afrontar la muerte con alegría”.
El club donde Raymond Fernández obtenía las direcciones de sus víctimas se llamaba “Mother Dinene”. Después del arresto de la pareja se descubrió que “Mother Dinene” era una mujer que vivía confortablemente en el barrio del Bronx (Nueva York). Los detectives de la policía cerraron el Club por fraude, pero la mujer no tardó en abrir otro en el que prometía la felicidad marital por tan solo cinco dólares.
THE HONEYMOON KILLERS
¿Qué tuvo que suceder para que el compositor de ópera Leonard Kastle terminara escribiendo y dirigiendo The Honeymoon Killers? Pues que Martin Scorsese, el director seleccionado para rodar esta cinta fuera despedido tras tan solo una semana de rodaje, así como su sustituto, el desconocido Donald Volkman. Prácticamente fue una cuestión de azar. Pero no piensen por el escaso bagaje de Kastle en el cine que el resultado obtenido fue pésimo, muy al contrario, The Honeymoon Killers es una cinta visualmente contagiada de los aires renovadores que llegaban desde Europa. Rodada en un blanco y negro repleto de grises, su marcado aire naturalista, al que contribuyen las actuaciones de los actores, en especial la pareja protagonista, hace que casi resulte cinéma vérité. Con unos movimientos de cámara llenos de modernidad, pero también con cierto aire exploitation, al que contribuye su descuidado uso de la música, mediante jirones de Gustav Mahler. No puede sorprendernos menos leer que este era el filme americano favorito de François Truffaut.
El guión, que también escribió Kastle, sigue de manera aproximada los hechos tal y como sucedieron, aunque se omite el accidente que Raymond sufrió y que redirigió su vida hacia el crimen, a pesar de que luce una cicatriz en la cabeza que se esfuerza en tapar con un bisoñé de la que no se nos explica cual su origen. Tampoco se habla de su vida en España, ni de la maternidad de Martha. El director -y guionista- prefiere poner el acento en los protagonistas como pareja, ya que para él, “Martha y Raymond no habrían llegado, por sí solos, a hacer lo que hicieron. Fue su encuentro lo que les convirtió en los asesinos más grotescos que se pueda imaginar. En ese sentido, creo que mi film es un estudio de la personalidad».[1]
Leonard Klastle también se permitió añadir algunas dosis de humor negrísimo, sobre todo en la primera parte de la película. Nos retrata a las pretendientes de Raymond de forma paródica, casi cómica, con actuaciones teatrales, exageradas, que contrastarán con las que tendrán las víctimas de la segunda parte de la cinta. Más realistas. Será a partir del sórdido y aterrador asesinato de la anciana cuando cambie el tono de la película. Subirá el horror, ya no se tratará de asesinatos casi accidentales, en la distancia, con fármacos. Desde ese momento la poca simpatía que pudieran despertar esa pareja de perdedores, desaparecerá. Esfumándose definitivamente cuando eliminen a sus dos últimas víctimas. Ese cambio de tono, brutal, se reflejará en los ojos de la última mujer que asesinan. Un crimen que el director capta de forma magistral. Y es que viendo The Honeymoon Killers nos damos cuenta del gran director que hemos perdido y de la injusticia que se ha cometido con esta película catalogándola como serie B. “Este es un film que hemos hecho sin presiones de ninguna clase. Nadie lo ha visto antes de ser montado y tuvimos muchas dificultades para encontrar un distribuidor. Todos pensaban que el film sería muy torpe, muy real y, sobre todo, no lograban entender la presencia de una protagonista de 110 kilos. Creían que todo resultaba demasiado deprimente. Por fin, cuando un distribuidor se arriesgó, el film se presentó en Nueva York y Los Angeles, el favor de la crítica superó nuestras más optimistas previsiones«.[2]
Tampoco sería esta película lo que es sin esa magnífica pareja de actores protagonistas.
Shirley Stoler, hija de inmigrantes judíos polacos, se inició en el teatro underground. El primer papel cinematográfico que interpretó fue el de la asesina Martha Beck a los 41 años, un papel nada amable que se prolongó en otros de similar talante como horrible funcionaria de prisión, prostituta y comandante de campo de prisioneros. Roles grotescos y crueles en los que mandaba su físico que tuvieron su excepción en un breve papel como sufrida madre en El cazador (The Deer Hunter, Michael Cimino, 1978). También intervino en diversas series televisivas e incluso debutó en Broadway en 1981 con Lolita, junto a Donald Sutherland y Blanche Baker, que se suspendió tras solo nueve días en cartel. Fallecío en 1999 a los 69 años por insuficiencia cardíaca.
Por su parte la carrera de Tony Lo Bianco se distingue tanto por su versatilidad, como por la calidad de su trabajo. Ha aparecido en numerosas películas, programas de televisión y obras teatrales, tanto actuando como ejerciendo de escritor, director y productor. Neoyorquino nacido en Brooklyn, entre sus más de cien actuaciones cinematográficas destaca su Sal Boca en Contra el imperio de la droga (The French Connection, William Friedkin, 1971)
A pesar de las críticas favorables que recibió su película y de las dos nuevas cintas, A Wedding at Cana y Aloha, que tenía proyectado rodar para el productor de The Honeymoon Killers, Warren Steibel, Leonard Kastle retornó al mundo de la música y no volvió a dirigir cine.
A finales de los setenta se anuncio en la revista Variety una secuela de The Honeymoon Killers. Aunque nunca se produjo, la historia partiría de una cita íntima entre Ray y Martha mientras esperaban su ejecución en el corredor de la muerte que habría tenido como resultado el nacimiento en prisión de gemelos, niño y niña, que serían separados al nacer. Años más tarde ambos formarían equipo como pareja de amantes asesinos sin sospechar que eran realmente hermanos.
Destacar también que el caso resultó lo suficientemente atractivo como para ser tratado, con desigual suerte, por otros cineastas. Hasta ahora se han realizado tres versiones más de la historia: las norteamericanas Contacto letal (Lonely Hearths, Andrew Lane, 1991) y Corazones solitarios (Lonely Hearths, Todd Robinson, 2006) y la mexicana Profundo Carmesí (Arturo Ripstein, 1996).
LOS ASESINOS DE LA LUNA DE MIEL
Estrenada en 1970, arribó de manera muy puntual a nuestras sacrosantas pantallas, concretamente en noviembre de ese mismo año se estrenó en el Publi de Barcelona y al mes siguiente en el Galileo de Madrid, relegada al circuito de salas de Arte y Ensayo lo cual, por otra parte, fue una ventaja ya que se ofreció en versión original subtitulada.
Mientras que no hemos podido acceder a la crítica madrileña en Barcelona, donde se estrenó junto al cortometraje Gente de mesón de Francisco Betriu, se recibió como agua de mayo si hacemos caso al tiempo que se mantuvo en cartelera y a alguna de las críticas que desató. Para la Vanguardia es una cinta “de un interés verídico y realizada con una eficacia que roza la brillantez.”[3] Concluyendo que “Acaso a Kastle pueda criticársele aquello mismo que se puede considerar como su mayor mérito: la crudeza sin freno, la crueldad (…), el realismo feroz que sirve de vehículo al verismo que quiere servirnos. Pero su verdad si hiere es siempre humana y nunca truculenta. Y la historia es aleccionadora y de un alcance estremecedor por esta honrada intransigencia con que su narrador cinematográfico destierra mitos y tópicos hasta sus últimas consecuencias.”[4]
NOTAS
[1] Declaraciones de Leonard Kastle incluidas en el programa de mano español.
[2] Ídem
[3] J.P.M. en La Vanguardia del jueves 12 de noviembre de 1970. Pág. 56
[4] Ídem
CARTELERÍA Y MATERÍAL GRÁFICO
El cine en zapatillas: 39 Escalones edita, en edición especial, ‘Pi, fe en el caos’ de Darren Aronofsky
Pi, fe en el caos. Edición Especial (39 Escalones) DVD, Blu-ray
T.O: Pi: Faith in Chaos. País: USA. Año: 1998. Director: Darren Aronofsky. Guión: Darren Aronofsky. Historia: Darren Aronofsky, Sean Gullette y Eric Watson. Música: Clint Mansell. Fotografía: Matthew Libatique (blanco y negro). Productora: Harvest Filmsworks, Truth & Soul Pictures, Plantain Films, Protozoa Pictures. Formato: 16 mm. 1.66: 1. Blanco y negro. Dolby.
Reparto: Sean Gullette, Mark Margolis, Ben Shenkman, Pamela Hart, Stephen Pearlman, Samia Shoaib, Ajay Naidu, Kristyn Mae-Anne Lao, Lauren Fox.
Audios: Castellano 5.1/ Inglés 5.1 Subtítulos: Castellano Duración: 85 min. Formato imagen: Widescreen
Extras: Audiocomentarios de Darren Aronofsky y Sean Gullette; Tras las cámaras; Escenas eliminadas; Tráiler. (Todos los contenidos extras en VOSC)
Un cohen o kohen, (en hebreo כּהן, «sacerdote») tiene un estatus especial en el judaísmo. El Kohen Gadol (Sumo Sacerdote), una vez al año, se revestía con un peto ceremonial en el que había engastadas 12 piedras de distinta naturaleza (una por cada tribu de Israel), y penetraba solemnemente en el Sanctasantorum del Templo para pronunciar el Shem Shemaforash ante el Arca de la Alianza, en voz baja. El Shemhamphorasch (una corrupción del hebreo שם המפורש Sem-ha Mephorash) es un epíteto del nombre de Dios compuesto por 216 letras, que deriva de cabalistas medievales del Libro del Éxodo, mediante la lectura de las letras de tres versos en un orden específico. Cohen es el apellido del protagonista de Pi, fe en el caos que por un error informático descubrirá una serie de 216 dígitos (téngase presente que el alfabeto hebreo es a la vez un sistema numérico) ambicionada al mismo tiempo por una agencia bursátil y una secta judía. Nada está dejado al azar en la opera prima de Darren Aronofsky.
Max Cohen (Sean Gullette), contra las advertencias de su madre, miró directamente al sol cuando tenía seis años. Este primer ensayo de asaltar los cielos contraviniendo al orden (y tras recuperar la visión de la que el deslumbramiento le privó) le dejó como herencia las migrañas y la pericia matemática. Conocimiento y dolor quedarán asociados trágica e indisolublemente para este niño prodigio que publicó su primer artículo científico con dieciséis años y se doctoró con veinte. Iluminado sosias de Ícaro, Max no acepta que el conocimiento humano sea por naturaleza limitado, él está dispuesto a demostrar que el azar es aparente y que hasta el sistema más entrópico es reductible a patrones de regularidad. Porque para Max, igual que para Galileo, la naturaleza está escrita en lenguaje matemático, todo lo que nos rodea se puede entender y representar mediante números. Así, si se hace un gráfico con los números de un sistema se forman modelos y esos modelos están por todo lo existente, ahí, ocultos bajo el cálculo, delante de nuestros ojos. Su experimento crucial es hallar el patrón que necesariamente ha de regir los movimientos bursátiles.
“¿Qué es la Bolsa? Una inmensidad de números que representa la economía global. Millones de manos y de mentes trabajando, una red inmensa llena de vida; un organismo, un organismo natural”. Demostrar que la bolsa forma un sistema predecible es equivalente a probar que la verdad última del organicismo (el universo entendido como ser vivo) es el mecanicismo (el universo entendido como máquina), que la vida responde a un absoluto matemático calculable y, por ende, cognoscible. El empeño de Max es desentrañar ese código cifrado, se abandona (literalmente) a los cálculos de su macrordenador (al que llama Euclides) sin más relación social que las partidas de go que juega con su mentor Sol Robeson (Mark Margolis). Elegir el go tiene también significación narrativa dentro del filme, pues este juego de estrategia nacido en la China imperial es toda una parábola de cómo sobre la simplicidad de un universo euclidiano (el tablero y su cuadrícula), se sobrepone lo complejo e incalculable (las infinitas partidas posibles). La paradoja del go le sirve a Robeson para advertir a su alumno sobre la insensatez de su proyecto, el mundo no es reductible a cifra, a número, pretender lo contrario es abandonar el rigor científico, abandonar la matemática y caer en la falaz numerología. Pero Max sabe que lo que puede aparentar locura, puede ser genialidad en verdad y está dispuesto a demostrarlo, a pesar de que cada paso que avanza en ese terreno pantanoso le supone ataques de migraña cada vez más insoportables.
Aronofsky se adentra, así, en su opera prima, en el debatido problema de los límites del conocimiento humano. Hasta dónde es posible hacer ciencia sin caer en paradojas, contradicciones y falacias. Para ello usa la falsilla del espacio en el que la matemática roza la metafísica y se vuelve fascinante porque nos hace sentir que la aprehensión del absoluto es posible, que podemos descifrar el sentido de nuestra existencia. En palabras de Sergi Sánchez, “la inteligencia de ‘Pi’, la película, reside en su capacidad para traducir la angustia existencial del hombre ultramoderno -que es como decir del hombre primitivo- en una compleja trama que relaciona a un mismo nivel matemática, música electrónica, religión y economía”. El cineasta no pretende elaborar un ensayo matemático (por eso son absurdas ciertas críticas que hacen hincapié en la ausencia de rigor de sus conceptos) por más que sus imágenes se llenen de proporciones áureas (esas espirales que se retratan en la crema del café o en las volutas del tabaco y nos llevan a advertir que la espiral es la pieza clave de todas las figuras), lo que está en juego es otra cosa: la eterna pregunta sobre qué es el hombre y qué sentido tiene la vida inteligente y autoconsciente. Aronofsky se plantea la pregunta kantiana sobre qué podemos conocer y lo hace desde la perspectiva de la tragedia griega: el conocimiento es la causa del dolor (recuérdese el Edipo de Sófocles como ejemplo). Saber más no nos hará más felices, casi al contrario parece decirnos con su final, Max se lobotomiza a sí mismo para escapar de sus perseguidores y, sobre todo, para acabar con su enfermedad. El ansia desmesurada de conocimiento nos arranca la inocencia, nos aparta de la vida vista como cotidianidad plácida y nos aboca al abismo.
Con un presupuesto de 60.000 dólares, recaudados con participaciones de cien entre amigos y familiares (el micromecenazgo antes de la eclosión del crowdfunding), Pi, fe en el caos es una propuesta compleja (y osada) en su concepto y arriesgada en su forma. Aronofsky se nutre de las bases del thriller para desarrollar su búsqueda existencialista: Max se convierte en el punto de mira de una feroz firma de Wall Street y una secta Kabbalah que pretende descifrar el concepto de Dios a través de la matemática, el acoso creciente de ambos grupos es tratado en clave de intriga, una intriga bien trabada que permite disfrutar de la cinta al margen de sus implicaciones filosóficas. Pero ahí termina su concesión al público más generalista. El neoyorquino opta por el blanco y negro trabajado con una fotografía que juega continuamente con el grano y una cierta saturación expositiva que hace desaparecer la gama de grises y quema el blanco. El resultado de esta elección es una atmósfera agobiante que nos instala en el interior de Max para sufrir su misma angustia, una asfixia vital que se ve reforzada por la reiteración de primeros planos y movimientos rápidos con auténtico valor de imágenes subliminales. A la experimentación visual hay que sumar la banda sonora de Clint Mansell, músico de cabecera del cineasta, una pieza de música electrónica generada únicamente por sintetizadores y computadores, sin la intervención de instrumento musical alguno. Formalmente, pues, Pi, fe en el caos es un viaje al corazón de la paranoia que nos mantiene en constante tensión y nos remite a la experiencia del abismo. Un valiente debut, el de Aronofsky, que le supuso alzarse con el premio al mejor director en el Festival de Sundance.
La magnífica edición que ha puesto a la venta 39 Escalones nos ofrece, además de una magnífica copia del filme, con todo su contrastado y granuloso blanco y negro, unos interesantes extras que incluyen dos audiocomentarios, uno de su director y otro a cargo de su protagonista, Sean Gullette; cuatro escenas cortadas y comentadas por su director; y un documental rodado en video en el que podemos ver escenas del rodaje de Pi a color, comentadas también por el director y el actor. Una magnífica pieza y una oportunidad de revisar este filme con la calidad que se merece.
¡Bruja, más que bruja!: zarzuela, humor y esperpento
Celebrando su 40º aniversario de estreno, A Contracorriente edita, en versión remasterizada, una de las obras menos vistas de Fernando Fernán-Gómez, «¡Bruja, más que bruja!», una sorprendente comedia musical de carácter costumbrista totalmente adelantada a su época y que contó con un pase especial en la última edición del Festival de Cine de Málaga y una corta carrera en salas cinematográficas.
¡Bruja, más que bruja! (Fernando Fernán-Gómez, 1977)
A Contracorriente (DVD/Blu-ray)
España. Duración: 92 min. Guión: Fernando Fernán-Gómez y Pedro Beltrán Música: Carmelo Bernaola Fotografía: Polo Villaseñor Productora: Laro Films Género: Comedia.
Reparto: Francisco Algora, Emma Cohen, Mary Santpere, Fernando Fernán Gómez, Estela Delgado, Fernando Sánchez Polack, José Luis Barceló, Manuel Ayuso
Sinopsis: Al volver del servicio militar, Juan (Paco Algora), se encuentra que su tío Justino (Fernando Fernán-Gómez), cacique del pueblo, se ha casado con la novia de éste, Mariana (Emma Cohen). Juan acudirá a la bruja del pueblo (Mary Santpere) para que le ayude a vengarse de su tío y así heredar y liberar a su amada.
«Hice ‘Bruja, más que bruja’ cuando la gente veía la zarzuela como algo muy respetable. Yo quería que fuera una película muy fea y muy mal hecha, pero que hubiera divertido mucho al espectador. Y esto, no lo conseguí. Hay, me parece, 7 u 8 personas no más a los que les parece una película magnífica y curiosísima, pero como te digo, son 7 u 8, y entre ellas, 2 son franceses.»
Fernando Fernán-Gómez es, para el grueso del público más joven y el españolito educado por bellacos programas televisivos e internet, ese señor mayor que
tenía tan mal genio y tanta mala gaita. Para las generaciones anteriores es, afortunadamente, uno de grandes del cine español. Fantástico actor y director. Un hombre libre y de gran personalidad que hizo de su vida un sayo hasta el final. Nacido en Perú, por ser sus padres cómicos y estar de gira por entonces por Sudamérica, estudió Filosofía y letras pero la sangre es la sangre y su vida se dirigió hacia los escenarios y más tarde al cine. Además de actuar y dirigir fue un prolífico escritor: desde novela a ensayo y de literatura infantil a poesía. Tras casarse con María Dolores Pradera, con quien tuvo dos hijos, fue pareja de la joven Emma Cohen desde que se conocieron en 1973 hasta el fallecimiento de Fernán-Gómez en 2000.
Más de 200 películas como actor, 30 como director, en la mayoría de ellas también autor del guión, avalan parte del genio de este iconoclasta creador, de entre cuyas obras, Bruja, más que bruja es otro perfecto ejemplo de esa genial forma de ver la vida y el cine que ya despuntó desde bien temprano, con su primera obra, Manicomio (1954), que dirigió conjuntamente con Luis María Delgado, uno de los grandes olvidados del cine español.
Zarzuela, humor y esperpento: «¡Bruja, más que bruja!»
El propio director dejaba bien clara su intención sobre como quería hacer la película en su ‘Nota para el posible productor’ que la copia en DVD y Blu-ray de A Contracorriente incluye como obsequio, «Esta película no quedará muy bien hecha; no resaltará por su perfección formal, por sus valores plásticos. (…) Los comparsas, los coros, los bailarines (?) no serán muy expertos ni manifestarán nunca un gran entusiasmo por su oficio.» Esa y no otra era la intención del director. La exageración, el feismo premeditado como espita para provocar el humor. Algo que, visto ahora y tras otros experimentos posteriores de corte similar como los realizados por José Luis Cuerda, parece más que evidente, pero que en la época no lo supo entender o valorar toda la crítica. Y esto lo hemos descubierto tras bucear en hemeroteca. El motivo de haberlo hecho es haber visto un viejo recorte de la época publicado en la prensa durante la tercera semana de su estreno en el Alexandra de Barcelona que contenía una frase que nos llamó la atención: ‘Público y crítica divididos.’
Y así, esto es lo que leímos en la crítica de su estreno en Barcelona, realizada por A. Martínez Tomas y publicada en La Vanguardia: «La película es mala de remate. Un bodrio extravagante, realizado -no llegamos a ver claro con cuáles intenciones.» Martínez demuestra estar totalmente desorientado o no tener ningún tipo de sentido del humor. Tras calificar de gratuitos los desnudos de Emma Cohen, con los que, para el crítico, la actriz «se coloca a la altura, en este terreno, de Ágata Lys» concluye: «A veces la intención humorística o irónica excusa y hasta puede justificar los mayores errores, pero todo tiene, en verdad, un límite. Si no hay ingenio, o éste se sustituye, sólo con mala intención, los resultados suelen ser diferentes. Como ocurre exactamente en este filme.» Desde luego Fernando Fernán-Gómez sabía a lo que se exponía, no en vano describió su película como «un experimento muy arriesgado (…) mezcla de sátira, de ironía y de parodia de la zarzuela y del musical.» Rodado con la única intención de divertir al espectador.
Muy diferente fue recibida la cinta por Donald, crítico del ABC, que supo entender la intención del cineasta: «La intención de la película se cumple: alcanza la cota cómica deseada y en todo momento evidencia su sentido crítico y, sobre todo, se aparta de esos moldes convencionales del género«. Aunque naturalmente puede llegar a comprende que algún espectador quede sorprendido ante lo que sucede en la pantalla: «Es muy posible que su originalidad, por apartarse de esos moldes, choque o desconcierte a más de un espectador, que, de todas maneras, se entregará a la diversión, a la fuerza hilarante.”
Como vemos, la cara y la cruz para una película a la que el tiempo ha tratado divinamente. Vista ahora, ‘¡Bruja, más que bruja!’ mantiene la frescura y la originalidad que tuvo en su momento y que ciertos críticos no supieron ver. Su humor y su estilo se adelantaba unos años al de la trilogía de culto de José Luis Cuerda compuesta por Total (1983), Amanece que no es poco (1989) y Así en el cielo como en la tierra (1995). Y es posible que como reconocimiento y agradecimiento a la deuda que estos títulos y su director mantienen con ¡Bruja, más que bruja! sea por lo que Fernando Fernán-Gómez aparece en el tercero de ellos interpretando el papel más importante de la historia, el de Dios Padre, como no podría ser de otra manera.
HEMEROTECA
Donald, «Bruja, más que bruja de Fernán-Gómez en Proyecciones» en Blanco y negro (18 de mayo de 1977, pág. 60)
Martínez Tomas, A. «¡Bruja, más que bruja!» en La Vanguardia (Miércoles, 30 de marzo de 1977, pag. 52)
M. M., A. «Fernando Fernán Gómez: al humor por el aspecto físico» en La Vanguardia (Sábado 16 de abril de 1977, pág 47)
El cine en zapatillas: El hombre y el monstruo
EL HOMBRE Y EL MONSTRUO (Rafael Baledón, 1958) DVD Regia Films
México. Duración: 75 min. Guión: Raúl Centeno Música: Gustavo César Carrión Fotografía: Raúl Martínez Solares Formato Pantalla: 1,33:1 (4/3) Fullscreen Audio: Español neutro Blanco y negro.
Reparto: Enrique Rambal, Abel Salazar, Martha Roth, Ofelia Guilmáin, Laura Baledón, José Chávez, Carlos Suárez
Sinopsis: Ricardo (Abel Salazar) es un periodista que acude a un lejano caserón para entrevistar al famoso pianista Samuel Magno (Enrique Rambal) quien aparentemente ha dejado de tocar para convertir a la joven Laura (Martha Roth) en la mejor pianista del mundo. Pero cuando Abel llega al caserón encuentra el cadáver de una joven que ha tenido un accidente de tráfico, aunque Abel sospecha que la causa de la muerte es otra debido a los profundos arañazos del rostro de la joven y a la posición del cuerpo. Tras este primer impacto, Abel poco a poco irá descubriendo un horrible secreto que al parecer convierte a Samuel en algo que nadie podría esperar cada vez que toca una melodía concreta, una melodía con una atroz y enigmática historia detrás
Hace unos días, con motivo del estreno en el Festival de Sitges de la cinta mexicana Tenemos la carne, dirigida por el jovencísimo Emiliano Rocha, alguien escribió, con total ausencia de criterio y sin haber visto ni siquiera la película en cuestión, un pequeño artículo con un desafortunado y totalmente falso título: «Tenemos la carne, la primera película mexicana de horror que no da pena«. El post, publicado en el portal mexicano Arca TV levantó cierta polémica por su falso titular y por el resto de su contenido, lo que posiblemente terminó consiguiendo que fuera retirado.
Y es que no hace falta ser un gran erudito en esa cinematografía para, tras apartar el gran paquete de entrañables películas de luchadores, recordar nombres como los de Carlos Enrique Taboada, Juan López Moctezuma, el propio Guillermo del Toro o Jorge Michel Grau para encontrar propuestas interesantes e imprescindibles. Tanto como las que en los años cincuenta ofreció Fernando Méndez con el El vampiro (1957) y El ataúd del vampiro (1958), díptico protagonizado por el conde Lavud/Duval encarnado por el asturiano Germán Robles. Y precisamente aquí queríamos ir a parar, ya que estas cintas fueron producidas y protagonizadas por Abel Salazar, un actor que interpretó, y muy bien, papeles de moderno galán en todo tipo de género, pero que también se encargó de producir cine destacando, por su temática fantástica, la adaptación mexicana de Las cinco advertencias de Satanás (1945) y la terrorífica El monstruo resucitado (1953), que introdujo al mad doctor en la cinematografía mexicana. Poco después Salazar funda la productora ABSA, con la que puso en marcha westerns, comedias, dramas románticos y por supuesto, películas de terror, en las que también participaba como actor, dando de pleno en diana con las ya mencionadas El vampiro (1957) y El ataúd del vampiro (1958). Entre las producciones de ABSA centradas en el género de terror figuran algunas que Regia ya ha ofrecido en su colección Terror Mexicano, como El espejo de la bruja (Chano Urueta, 1962) y La maldición de la llorona (Rafael Baledón, 1963); otras que esperamos ver editadas, como La cabeza viviente (1963); y El hombre y el monstruo (1959) con la que la productora tras importar con éxito el mito de Drácula y ubicarlo en una hacienda mexicana, repite la misma operación con un sosias de Jeckyll y Mr. Hyde, añadiendo a su personaje guiños a Svengali, Fausto, el hombre lobo y el fantasma de la ópera. Casi nada.
La cinta fue dirigida por el muy prolífico actor y director Rafael Baledón, que no se prodigó mucho con el cine de terror. El hombre y el monstruo fue su primera acercamiento y lo hizo reflejándose en el cine norteamericano, que basado en la escuela alemana, basa gran parte de su efectividad en el contraste de luz y sombras, pero con la acción situada claramente en el México contemporáneo, algo que personalmente nos fascina. De nuevo su reparto cuenta con
Abel Salazar como héroe de la función, algo bastante habitual en las películas que produjo, aunque en 1962 probó fortuna encarnando un rol terrorífico en El barón del terror (Chano Urueta), que ha terminado siendo una de las piezas clave del mejor cine psicotrónico. Su baron Vitelius d’Estera, que se transforma en un monstruoso ser sorbecerebros, ha contribuido a que sea considerada cinta de culto en Estados Unidos bajo el nombre de Brainiac. Tampoco conviene olvidar a Enrique Rambal, que interpreta al torturado músico que ha vendido su alma al diablo y que como efecto secundario a ese pacto se transforma en una monstruosa bestia cuando toca o suena una melodía concreta en el piano. Rambal, español nacido en Valencia e hijo del importante actor y director escénico teatral de idéntico nombre, se trasladó a México donde vivió durante toda su vida y participó en gran número de cintas, entre las que sobresale El ángel exterminador (1962) de Luis Buñuel, donde por cierto también encontramos a la también española Ofelia Guilmáin, que interpreta en la cinta de Baledón a Cornelia, la posesiva madre del músico. La actriz también se instaló en México, aunque en su caso obligada por razones políticas tras el final de la Guerra Civil.
Destacan en esta cinta, además de la fotografía, de la que se encargó Raúl Martínez Solares, que con ese elegante blanco y negro parece adelantarse a los goticismos que llegarían poco después de Italia, la partitura de Gustavo César Carrión, que ya poseía experiencia en sonorizar pesadillas por ser también el responsable de la música de El vampiro y El ataúd del vampiro y cuyos servicios serían reclamados de nuevo para el resto de producciones terroríficas de Salazar.
Vista ahora pensamos que la película no ha envejecido mal: su intriga está bien medida; no se ha recurrido al odioso cómico de turno que tanto mal haría al cine azteca; posee toques ciertamente macabros y algo enfermizos; y el monstruo es un recurso del que no se abusa, tarda en aparecer y en el que, aunque el maquillaje y los efectos especiales, pobres deudores de los de John P. Fulton para el hombre lobo de Universal, no son como para merecer una estatuílla, compensan por el encanto que destila esta pieza, modesta pero efectiva, perfecta muestra de la concepción del terror que se podía ver en los cines antes de la llegada de Hammer Films y Herschell Gordon Lewis con su explosión de rojo en las pantallas.
Una nueva ocasión de agradecer a Regia Films su la labor al editar estas películas y en tan inmejorables condiciones.
El cine en zapatillas: La sonrisa del lobo
LA SONRISA DEL LOBO (Javier Perea, 2014) DVD Vial of Delicatessens
Duración: 47 min. Guión: Javier Perea Género: Documental Audio: DD 2.0 Castellano. Subtítulos: Inglés. Formato: 1:78:1 – 16:9.
Sinopsis: Un recorrido por las películas que Paul Naschy interpretó dentro de la piel del licántropo. Repleto de imágenes y curiosidades comentadas por el propio Naschy con la ciudad de Toledo como telón de fondo.
EXTRAS:
– Introducción del realizador Javier Perea.
– Cortometraje: The Vampyre de Alejandro Ballesteros y Antonio Curado, protagonizado por Paul Naschy como Lord Ruthven.
– Presentación de The Vampire a cargo de Antonio Curado
– Presentación y entrevista a Paul Naschy por la Orden del Toledo Oculto
Desde que supe de la existencia del material que conforma el documental La sonrisa del lobo, casi se trató de un empecinamiento personal el verlo editado alguna vez en DVD. Me enteré de su existencia por ciertas fotos de rodaje. Más tarde Javier Perea, director del mismo y alma mater de Imagen Death, una veterana distribuidora y productora toledana de objetos y películas ‘brutales y de culto‘ comenzó a mover unos flyers que anunciaban la buena nueva sobre el documental, o al menos su intención de editarlo. Mala idea la de Javier, que se encontró conque cada año le preguntaba por el dichoso documental. Tan pesado debí haberme puesto que Javier me pasó un primer montaje previo, pidiéndome opinión sobre el mismo. Pensé que, con sus más y sus menos, el material era interesante: Paul Naschy repasando todas sus intervenciones como hombre lobo en la pantalla. Una a una y en el marco de pintorescos rincones de Toledo que ya por si solos despiertan la imaginación del espectador. Un material casi en bruto con algunas deficiencias de sonido, pero que mostraba a un Naschy 100% puro. Sin duda un metraje con muchas posibilidades, tal y como quedó demostrado cuando se proyectó en la edición de 2013 del Festival de Sitges.
A principios de 2014 realicé una entrevista (concretamente esta) a esa enorme mole de amistosa humanidad que es Javier Perea para preguntarle sobre su larga carrera al frente de Imagen Death, entrevista en la que naturalmente hablamos sobre La sonrisa del lobo que, por desgracia, permanecía todavía en dique seco.
Así que cuando Diego López, colaborador en el documental original, me comentó que estaba seleccionando imágenes de películas para incluirlas en el metraje del documental, clamé a los cielos porque La sonrisa del lobo parecía más cerca de hacerse realidad. Incluso nosotros colaboramos con alguna imagen (creo recordar que con el póster de Um Lobisomem na Amazônia).
Y ahora, por fin, lo tenemos disponible y en las mejores condiciones de la mano de Vial of Delicatessens, que ha tratado este documento con el cariño que merece, añadiendo unos extras íntimamente relacionados con el mismo que dan aún más valor a este DVD que es, tal y como indicamos en su carátula, imprescindible para los fans de Naschy y del Fantaterror
español. Imprescindible porque La sonrisa del lobo es puro Naschy, con anécdotas y recuerdos de todos esos rodajes en los que se calzó la piel del lobo. Y también emocionante, porque ese es el sentimiento que trasmite Javier en la larga presentación que realiza de su documental. Por su sinceridad al rememorar tantos encuentros con Paul Naschy, con el que llegó a fraguar una buena amistad. Por ese homenaje en Toledo que no pudo ser. Emocionante también por los agradecidos recuerdos que comparte Antonio Curado sobre la gestación y rodaje del cortometraje The Vampire, que se incluye entre los extras de DVD y que está rodado en glorioso blanco y negro en las calles de Toledo, con Naschy ofreciendo el que podría ser su mejor personaje vampírico. Y también emocionante por ver al propio Naschy disfrutar de una distendida entrevista realizada por dos componentes de la Orden del Toledo Oculto, jóvenes estudiosos de los temas ocultos, con especial referencia a su ciudad, que demuestran gran afición al cine fantástico y que realizan una entrevista al entrañable actor que termina siendo una conversación en la que se le nota suelto y cómodo. Una charla durante la que Naschy no deja de hablar de proyectos nuevos, del futuro y de las increíbles localizaciones que le sugieren las calles de Toledo. Extras, como vemos, que no son puro relleno, que conforman un todo al estar tan estrechamente ralacionados, con Toledo como centro neurálgico y con Paul Naschy como protagonista.
Más información y pedidos: http://vialofdelicatessens.blogspot.com.es/
El cine en zapatillas: La Frusta e il Corpo
La frusta e il corpo (Mario Bava, 1963) Blu-ray Regia Films
Duración: 87 min. Guión: Ernesto Gastaldi, Ugo Guerra y Luciano Martino Fotografía: Ubaldo Terzano y Mario Bava Música: Carlo Rustichelli
Reparto: Daliah Lavi, Christopher Lee, Tony Kendall, Ida Galli, Harriet Medin, Gustavo De Nardo, Luciano Pigozzi, Jacques Herlin
Sinopsis: S. XIX, Este de Europa: Kurt Menliff (Christopher Lee) regresa a su hogar familiar, un aislado castillo situado en un acantilado junto al mar, para felicitar a su hermano Cristiano (Tony Kendall) por su reciente matrimonio con Nevenka (Daliah Lavi), antigua amante de Kurt. Pero tras su llegada, Kurt no tardará en sentir el rechazo de su familia y el rencor de la sirvienta del castillo, Giorgia (Ida Galli), quien culpa a Kurt de seducir a su hija Tania y provocarle la muerte años atrás, augurándole a él la misma muerte que sufrió su hija…
BLU-RAY:
Montaje francés (87 min.) Video 1080p FULL HD 1,85:1 – 16:9
Audio DTS-HD italiano e inglés + Español neutro 2.0
Subtítulos en castellano específicos para audio italiano y específicos para audio inglés+ DVD de Extras:
La película en su montaje italiano (83 min.) y calidad SD
Trailers italiano, alemán y francés
Créditos versión USA (What)
LIMITADA A 1000 EJEMPLARES
Slipcover numerada
Contiene libreto ilustrado de 20 páginas a color escrito por Roberto García-Ochoa Peces y Carlos Díaz Maroto
De nuevo Regia Films apuesta por el cine italiano de terror y de nuevo por hacerlo con calidad, ya que de excelente puede (y debe) calificarse la edición que ha lanzado de uno de los títulos malditos en España de Mario Bava. Maldito porque no se estrenó en nuestras salas en su momento, y me aventuro (corríjanme si me equivoco) que tampoco en formato videográfico. Así que por fin se ha hecho justicia a este clásico con mayúsculas.
La figura de Mario Bava cubre todo el espectro de lo mejor que ha dado el género fantástico italiano. No en vano, como bien dice Carlos Aguilar, «arranca en La máscara del demonio y concluye en Shock. Entraña virtualmente el origen, la efervescencia y la agonía de la etapa dorada del cine italiano de género» (1). Pero su vinculación al cine fantástico comienza antes, como colaborador de Riccardo Freda en dos de las obras capitales del género en Italia: Los vampiros (I Vampiri, 1957) y Caltiki, el monstruo infernal (Caltiki, el mostro inmortale, 1959), dos películas que, como ya les comentamos aquí mismo, tuvo que terminar de dirigir, sin acreditar, el propio Bava. Tras La máscara del demonio (La maschera del demonio, 1960) Bava dirige péplum, inventa el giallo y vuelve al gótico con La frusta e il corpo, esta vez demostrando que su tratamiento del color no está reñido con las luces y sombras del gótico más exacerbado. Pues aunque en nuestra opinión habría funcionado igual de haberse rodado en blanco y negro, si algo nos agrada personalmente de Bava son esos colores tan deudores del mundo del cómic que tan bien supo incorporar, por ejemplo, Emilio Foriscot en La marca del hombre lobo (1968) o Dario Argento en Suspiria (1977), entre otras de sus películas. Tonalidades dramáticas, teatrales, que Bava demostraría que también se adaptaban perfectamente a la ciencia-ficción con Terror en el espacio (Terrore nello spazio, 1965). Pero no divaguemos. No solo es estéticamente hermosa la cinta de Bava, también posee un fondo de perversión que es lo que la hace atractiva y diferente con respecto a otras películas de terror. Si el año antes Freda dirigió la magnífica El horrible secreto del doctor Hitchcock (L’orribile segreto del Dr. Hichcock) con la necrofilia como fondo, Bava dirige esta cinta, de atmósfera gótica también, con un sólido trasfondo sadomasoquista y de amor fou. Y es que para introducir el terror, el director no requiere monstruos: «no existen en mis películas, estos son las visiones deformadas de los personajes que se aventuran a bordo de la enfermedad mental, de la aberración sexual, en busca de emociones fuertes» (2). Tan solo le ponemos un pero a la película y es esa tan innecesaria como incómoda explicación final, que busca eliminar la posible vertiente fantástica de la historia afortunadamente sin conseguirlo, por cierto. Deberían haber mantenido la ambigüedad en la acción, dejado a elección del espectador el explicarse los hechos como producto de la locura de la protagonista o como un hecho sobrenatural producto del dominio del ser vuelto del más allá.
Bava contará con la presencia de dos recién llegados a Italia. Daliah Lavi, una atractiva actriz nacida en Palestina que ya tenía una prolífica carrera en Francia y Alemania cuando llegó a Italia para interpretar a una de las primeras endemoniadas del cine en la muy interesante coproducción italo-francesa El demonio (Il demonio, 1963) de Brunello Rondi, fue incorporada al reparto de La frusta e il corpo aprovechando que ambas cintas estaban producidas por la misma compañía, Vox Films. Y su participación supuso todo un acierto pues Daliah Lavi se revela como la auténtica protagonista de la película, a pesar de que el filme cuenta también con la imponente presencia de Christopher Lee, que tras su revelación como el monstruo por autonomásia de la Hammer, decidió dejarse querer fuera de Inglaterra instalándose en Suiza y acudiendo a trabajar allí donde fuera solicitado, coincidiendo años antes con el propio Bava en el pintoresco péplum Hércules en el centro de la tierra (Ercole al centro della Terra, 1961). Esta etapa italiana, previa al retorno del actor a Inglaterra, donde de nuevo bajo Hammer interpretó (al parecer guardándose el orgullo), todas las secuelas posible del conde Drácula, el actor la recuerda con bastante simpatía en su autobiografía (3), donde narra el vertiginoso ritmo de producción en el que se vio envuelto. Tras La frusta e il corpo marchó a Roma, sin tiempo para descansar, para interpretar a un oficial de la SS en El justiciero rojo (La Vergine de Norimberga, 1963) para Antonio Margueriti; a continuación y en el sur del país pasó a encarnar al conde Karnstein en La maldición de los Karnstein (La cripta e l’incubo, 1963) para Camillo Mastrocinque, que es una indisimulada versión del clásico vampírico Carmille de Le Fanu; y finalmente, y de nuevo volviendo al centro de Italia, interpretó al conde Drago (¿?) para Luciono Ricci en Il castello dei morti vivi (1964).
Y es que la intervención de Lee, aunque valiosa (¡Qué saber estar! ¡Qué expresión de satisfacción al fustigar!), no deja de ser casi episódica, ya que sorprendentemente ocurre que… descuiden, no se lo pensamos destripar. Pero vamos, que pasa a ser una presencia constante, etérea y anhelada, por otra parte, por su antigua amante que no es otra que Menenka Menliff, esposa de su hermano y personaje maravillosamente encarnado por la actriz israelí. A este importante dúo protagonista se les suma Toni Kendall (Luciano Stella en su
partida de nacimiento), otro actor trotamundos especializado en papeles de galán que en esta, su segunda cinta, interpreta a Christian Menliff , el hermano de Kurt , bastante antes de ponerse a las órdenes de Amando de Ossorio en las inolvidables El ataque de los muertos sin ojos (1973) y Las garras de Lorelei (1974). Toni Kendall, que tiene una abultada filmografía, interpretó en siete ocasiones entre 1966 y 1971 al Komissar X en un pequeña saga de películas de espionaje surgidas a rebufo de la moda impuesta por James Bond. Habitual también en el cine de género italiano era asimismo Ida Galli, una actriz que en la cinta de Bava trabajó con el seudónimo de Isli Oberón pero que realizó el grueso de su fructífera carrera bajo el nombre de Evelyn Stewart. En la cinta de Bava interpreta a Katia, la prima de los hermanos y amante en secreto de Christian.
Mario Bava firma su película con el pseudónimo John M. Old, suponemos que más que por tratarse de un encargo, con el objetivo de poder venderla en el exterior e incluso en el propio mercado italiano como una cinta británica, pues todos los implicados tienen seudónimo anglosajón, incluido el responsable de la magnífica partitura, Jim Murphy (Mario Rustichelli), un veteranísimo compositor tan prolífico que no resulta extraño que vuelva a coincidir con Bava en, por ejemplo, Seis mujeres para el asesino (Sei donne per l’assassino, 1964). Bava contó con la colaboración sin acreditar de Sergio Martino como ayudante de dirección. Martino, que venía de trabajar junto a Brunello Rondi y Daliah Lavi en Il demonio, poco después iniciaría una prolífica carrera cinematográfica en la que sin duda influyó el bagaje adquirido con Bava.
Estrenada en Italia en agosto de 1963 con cuatro minutos menos que la versión estrenada en Francia tres años después, fue una película invisible durante mucho tiempo para la crítica española, de ahí la ausencia de comentarios sobre ella en artículos sobre el director. Y precisamente por no haber contado con carrera comercial en España, la copia que nos ofrece Regia Films carece de doblaje español, aunque lo que sí se ofrece es su doblaje en castellano neutro, al haber sido estrenada en Argentina. Pero se trata de un mal menor. Rodada en inglés, lamentablemente Christopher Lee no se dobló a sí mismo aunque, curiosamente, sí en italiano, así que si quieren oír su imponente voz, deberán verla en ese idioma.
Regia nos ofrece dos versiones: la francesa, más completa y con 87 minutos de duración; y la italiana, de 83 minutos. También en los extras se ofrecen los títulos de crédito internacionales, así como trailers. Se echan de menos imágenes de los diferentes carteles, pero alguno de ellos ilustra el magnífico libreto de 20 páginas escrito por Roberto García-Ochoa Peces y Carlos Díaz Maroto.
Otra perla más que incluir en nuestra colección gracias a Regia Films.
(1) Aguilar, Carlos, «Mario Bava. El arte, la magia, la líbido» en Del giallo al gore. Cine fantástico y de terror italiano. Donostia Kultura, 1997. Pág. 80
(2) Sala, Ángel, «El fantástico, un género a la italiana» en Del giallo al gore. Cine fantástico y de terror italiano. Donostia Kultura, 1997. Pág. 43
(3) Christoper Lee, Tall, Dark and Gruesome. Midnight Marquee Press, 1999.
CARTELES
Hemos querido incluir una selección de carteles originales de La fruta e il corpo, colección en la que podemos ver que el italiano ha sido el que ha inspirado a prácticamente todo el resto. La belleza de la cartelería italiana, así como los magníficos fotomontajes que realizaban para las fotobustas, siguen siendo piezas magníficas. El motivo de estos posters casi siempre se centra en Daliah Lavi, ya sea mostrando su rostro o de forma más sexual, su cuerpo. Y naturalmente en la estrella, Christopher Lee, con el látigo en ristre. El título casi siempre se ha respetado, aunque destaca por lo contrario uno de los títulos con los que la película se exhibió en Estados Unidos, What, así como el que se puso en Inglaterra, Night is the Phantom, que prescindió del látigo en su cartel y en su título. Y eso que el Reino Unido es la cuna de la denominada disciplina inglesa. Finalmente destacar el póster alemán, cuyo título se traduciría como El demonio y la virgen.
LA FRUSTA E IL CORPO (ITALIA)
LOCANDINA
PÓSTER
FOTOBUSTAS
LE CORPS EL LE FOUET (FRANCIA)
PÓSTER
LE CORPS ET LE FOUET / HET GEGESELD LICHAAM (BÉLGICA)
POSTER
DER DÄMON UND DIE JUNGFRAU (ALEMANIA)
PÓSTER
CARTELERAS
THE WHIP AND THE FLESH / WHAT (USA)
PÓSTER

LOBBY CARDS
THE WHIP AND THE FLESH (¿ISRAEL?)
PÓSTER
NIGHT IS THE PHANTOM (UK)
PÓSTER
LOBBY CARDS
PRESS BOOK
EL LÁTIGO Y LA PIEL (¿ARGENTINA?)
POSTER
VIDEO ART
BSO
El cine en zapatillas: Francesca, ‘una produzione argentina’
Regia Films, como ya saben, está editando en nuestro país la más completa colección dedicada al Giallo clásico italiano. Pero no detiene ahí su labor y nos ofrece los mejores ejemplos del denominado Neo Giallo. Si hace unos meses lanzó a todo lujo la, ya desde su título, fantástica L’ETRANGE COULEUR DES LARMES DE TON CORPS (El extraño color de las lágrimas de tu cuerpo) de Hélene Cattet y Bruno Forzani, ahora le toca el turno a Francesca, la segunda aportación a este subgénero de los argentinos Luciano y Nicolás Onetti.
FRANCESCA (Luciano Onetti, 2015)
Argentina. Duración: 90 min. Guión: Luciano Onetti Productora: Guante Negro Films
Reparto: Gustavo Dalessanro, Raul Gederlini, Evangelina Goitia, Silvina Grippaldi, Luis Emilio Rodriguez
Sinopsis: Un despiadado psicópata usa La Divina Comedia como referente para limpiar la ciudad de almas impuras, unos asesinatos que podrían tener relación con la desaparición, quince años atrás, de la hija del poeta Vittorio Visconti.
Formato Pantalla: 2,35:1 (16/9) Anamorphic Widescreen
Audio: Italiano DD 5.1 + Italiano DD 2.0 – Subtítulos en Castellano
Argentina, 2015, 75 min. + 35 min. Extras – COLOR
CONTENIDO EXTRA:
-ENTREVISTA A LOS HERMANOS ONETTI (18 MIN.)
-DETRÁS DE LAS CÁMARAS (12 MIN.)
-ESCENA ALTERNATIVA (3 min.)
-ESCENA OCULTA (2 min.)
-TRAILER (2 min.)Incluye libreto Exclusivo de 20 páginas a color escrito por Roberto García-Ochoa Peces (doblekultocinema.com)
Tras Sonno Profondo, primera declaración de amor por el Giallo que realizaron los hermanos Onetti, con Francesca se vuelven a adentrar en ese mundo pero alejándose, en parte, de la experimentación de su primer film. Con su segunda cinta pretenden llegar, en palabras de los propios directores, además de a los amantes del género, a un público general. Para ello construyen una historia clásica, un whodonit tan absurdo y carente de sentido como es habitual en la mayoría de los Giallos clásicos. Pero los Onetti, no contentos en su intento de volver a poner en órbita este subgénero, lo reproducen en su puesta en escena: desarrollan la acción en la Italia de los años setenta, doblan la película al italiano e incluso la banda sonora, compuesta por el propio director, es un claro homenaje a Goblin. Con un cuidado hasta el extremo de los objetos, la ambientación y las localizaciones, lo que le supuso a Nicolás Onetti el Tabloid Witch Award al mejor diseño de producción. No termina ahí el respeto de los Onetti a aquellas producciones, ya que hasta el formato de pantalla y los colores han sido muy pensados para dar un aspecto especial a la cinta. De hecho el director, que también montó la cinta, estuvo buscando la textura y los colores del filme durante seis meses. Finalmente, la cinta ha recurrido a elementos iconográficos como los maniquíes, las muñecas, el JB y, por supuesto, las manos enguantadas. Todo ello para conseguir «un Giallo clásico a la manera de los 70».
Vista la cinta, nadie lo diría, pero los actores no son profesionales. El director lo que buscaba eran rostros que dieran con los personajes que tenía pensados. Incluso para el primer asesinato, al no presentarse la persona contratada, se reclutó a la maquilladora que, por cierto, realizó un trabajo aceptable. También, como hemos comentados y para darle más autenticidad, la película fue doblada al italiano y, por increíble que parezca, dos personas se encargaron de poner las voces de todos los personajes.
Francesca guarda conexiones con Sonno Profondo, tal y como nos explican los responsables del filme en el documental que Regia incluye como extra. Y esta también tendrá conexiones con la tercera y última parte de esta trilogía centrada en el Giallo que los Onetti ya estarán preparando.












































































































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