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Diario de Serendipia en Sitges 2022: Retorno a la normalidad. Sexta cápsula

Dos jornadas en una píldora, la del martes 11 y miércoles 12, pues en ambas tuvo un protagonismo especial Ti West y la esperada Pearl, precuela de X, la última e interesante propuesta del director, que en esta ocasión ha contado con la colaboración de su protagonista, Mia Goth, en el guion. También pudo verse La piedad, nueva y provocadora propuesta de Eduardo Casanova que, guste o no guste, no deja a nadie indiferente y la brutal Project Wolf Hunting, plato fuerte del paquete proveniente de Corea del Sur. Una producción ya enmarcada en la Sección Oficial Fantàtic Competició. (Fotos: Serendipia)


MARTES 11


Serendipia inicia la jornada con Enys Men (Mark Jenkin), una película seleccionada para la Sección Oficial Competició que, en opinión, no tan solo nuestra, era una candidata perfecta para Noves Visions. Rodada en 16 milímetros y procesada a mano, es una pieza casi de artesanía, con la que su director lleva al espectador a territorios inóspitos circundantes con el folk horror, todo ello de una forma experimental. Atmosférica y extraña de forma y fondo, su receta incluye magia y brujas, fantasía y realidad, hasta el punto que los fantasmas que pueblan la isla donde está ambientada la acción llegarán, incluso, a utilizar el retrete de la protagonista (¡!). Lo cierto es que la película se nos hizo un tanto cuesta arriba, lo cual es posible que sucediera por ser proyectada a las 8 de la mañana, cuando la mente y el espíritu se encuentra todavía en reset.

A continuación otra extraña propuesta, y en especial por provenir de Bloomhouse, Nanny, debut en el largo de la estadounidense Nikyatsu Jusu con la que impugna el llamado sueño americano desde los ojos de Aisha (Anna Diop), una inmigrante senegalesa que llega a Nueva York con el objetivo de ganar dinero para poder traerse a su hijo. Encontrará un trabajo de canguro aparentemente plácido, pero que irá minando y haciendo cada vez más irrespirable su cotidianidad, que pasará a ser un «trabajar hasta morir«. Una esclavitud sin vida más allá de la de ese hogar ajeno en el que cada vez permanece más y más horas. Nanny nos habla de clasismo y desigualdades sociales. De injusticia. Pero lo hace en clave fantastique con un trasfondo profundamente enraizado en mitos del folclore africano.  Nanny llegó a Sitges tras llevarse el Gran Premio del Jurado en Sundance.

Las dos personalidades de Serendipia se encuentran enfrentadas ante la obra de Eduardo Casanova. Mientras a la parte más voluminosa del ente sus propuestas le agradan, a el lado más inteligente le parecen un guiso al que todavía le faltan varias cocciones para estar  en su punto. Opina que Casanova antepone la estética y el estilo visual a la narrativa, algo para lo que su última película, La piedad, es el ejemplo perfecto, pues para esa parte de Serendipia, la historia ya está contada en las escenas previas a créditos, siendo el resto reiteraciones. Quizás sea así, pero a la otra parte le agrada el universo kitsch y «escandaloso» de Casanova. Un espíritu transgresor que llega con bastantes años de retraso, pues lo que pretende  hacer ya lo hizo John Waters al inicio de su carrera. Y más tarde y ya en España, el primer Almodóvar. Pero despreciar la obra de Eduardo Casanova es injusto, pues es un caso único. Un estilo, tanto en cine como en fotografía (disciplina que también cultiva), totalmente reconocible. Ya desde su primer cortometraje. De hecho, el propio Eduardo Casanova es una creación más del artista, cuya personalidad a veces condiciona al espectador más que lo que ve en pantalla. Con su segundo largometraje, también producido por Pokeepsie Films, Eduardo va un poco más allá, convirtiendo a Ángela Molina en una madre devoradora capaz de asfixiar a su propio hijo mediante una relación maternofilial malsana, llena de deseos y secretos enquistados. Todo ello en una película que, tal y como él mismo ha confesado, tiene mucho de personal: «Para mí es una película que habla de esa dicotomía entre dependencia y deseo de libertad que hay en toda relación. Y cómo cuando finalmente consigues esa libertad, añoras la dependencia que tenías, aunque fuese terrible. Es un bucle que he vivido, en el que he estado, y del que me ha costado salir. Yo soy una persona muy dependiente y la película habla de esa imposibilidad de ser feliz: no lo eres cuando estás en esa relación tóxica, pero tampoco cuando consigues librarte de ella. La piedad habla de mi modo de relacionarme con las personas y, también, de la relación con mi madre«.

Y llegó la perla. Pearl resultó ser, para Serendipia, muy superior a X, la anterior cinta de Ti West y de la que es precuela. West, tras unos años realizando trabajos para televisión, vuelve así al cine por la puerta grande y con una trilogía. Pero no se trata de abordar una aburrida historia estirándola en tres entregas. No. Ti West rueda tres películas totalmente diferentes en las que el nexo común es su protagonista, Mia Goth, que en X realizó dos papeles: el de Maxine, la actriz porno de los setenta; y el de Pearl, cuya historia se nos narra en esta segunda entrega de la trilogía. El director, que en principio tenía pensado que fueran tan solo dos películas, X y su secuela, MaXXXine, decidió embarcarse finalmente con una más en forma de  precuela, a la que ha dotado de su propia personalidad otorgándole el aspecto de una feliz película de los años cincuenta y en technicolor, a pesar de que la historia realmente se desarrolla en unos  años veinte que veían desarrollar un nuevo arte, en blanco y negro y silente. Con todo, el film de West consigue que el espectador penetre en la mente de Pearl y sea testigo de sus ilusiones y decepciones. Pero también de su desmoronamiento y bajada a los infiernos. Puro American Gothic en el que Mia Goth tiene todo el protagonismo y se enfrenta a retos interpretativos tales como un largo monólogo y una antológica escena final que convierten a Pearl y a la interpretación de la actriz, en inolvidables.


MIÉRCOLES 12


Ti West durante la rueda de prensa de Pearl (Foto: Serendipia)

Si la jornada anterior culminó con Pearl, este nuevo día Serendipia lo inicia con su director, Ti West, presente en el festival, donde además de presentar su película, recibió una Màquina del Temps por el conjunto de su labor en el cine fantástico. Realizó una rueda de prensa y un encuentro con los fans, además de disfrutar visiblemente de un festival que no es la primera vez que pisa. Durante la rueda de prensa contó como Pearl quería que no tuviera nada que ver con X, que fuera totalmente diferente, como MaXXXine lo será con respecto a ambas. Pearl debía estar centrada en el mundo psicológico de la protagonista. Además, estaba pensada como película en blanco y negro, al modo expresionista, y también como forma de avaratar costes, pues no se sabía aún como funcionaria X. Pero lo que Ti West tenía claro es que no quería realizar otro slasher al uso más, un «body count en la granja«, pues corría el riesgo de que no fuera tomado en serio. Respecto al personaje, Ti West confesó que Mia ya conocía profundamente el pasado de Pearl, pues durante el rodaje de X le preguntó sobre el mismo para preparar su papel.

Con Pearl, Ti West ha hecho, en sus propias palabras, «una carta de amor a la artesanía del cine. Esto involucra a todos los procesos y dimensiones del mismo, y la actuación es, evidentemente, uno de ellos. Por eso hice interpretar dos personajes a Mia en X, y por eso decidimos utilizar maquillaje prostético, para reivindicar la artesanía de los maquilladores«.

Les ofrecemos, por gentileza del Sitges Film Festival, la charla que Ti West ofreció a los fans:

Durante esa jornada, Serendipia vería dos nuevas películas más: La Tour (Guillaume Nicloux) y Project Wolf Hunting (Kim Hong-sun). El primero es un relato claustrofóbico, hijo directo de la reciente pandemia y que ratifica eso que todos sabemos: que el ser humano es el peor enemigo de sí mismo. Una competente producción francesa dirigida por Guillaume Nicloux, realizador que ya estuvo presente con anterioridad en el festival de Sitges con dos cintas protagonizadas por Gérard Depardieu, El valle del amor (2015) y The End (2016), y que propone en La Tour un apocalipsis urbano durante el cual los vecinos de un edificio se verán obligados a aliarse entre ellos para hacer frente a una amenaza inexplicable. Naturalmente, en lugar de unir fuerzas, los diferentes grupos se dedicarán a exterminarse entre ellos.

Por su parte, Project Wolf Hunting tuvo todo lo que esperábamos de ella: sangre a borbotones, acción adrenalítica, luchas espectaculares y unos personajes carismáticos, que deberán enfrentarse a una amenaza letal. El título del filme hacer referencia  al nombre que recibe la operación de traslado en barco a Filipinas de diez delincuentes de alto nivel. No obstante, esa será la tapadera para una operación gubernamental más siniestra, cuya verdadera naturaleza permanece oculta en las cubiertas inferiores. Así que, al previsible motín de tipos malcarados, se le sumará ese secreto de estado, denominado Alpha, que conseguirá que las fuerzas de la ley y los criminales unan sus fuerzas para plantar cara a esa amenaza común capaz de acabar con toda la tripulación.

Previamente al filme surcoreano, tuvo lugar en el escenario de l’Auditori la  entrega del merecidísimo Gran Premi Honorific al técnico de efectos especiales y de maquillaje -y estupenda persona, añadimos- Colin Arthur, de quien pasamos a repasar, escuetamente, parte de sus logros:

El británico se inicia como escultor en el prestigioso museo de cera de Madame Tussauds, pronto es tentado por el mundo del cine, donde entra por la puerta grande diseñando las caretas que portaban los simios en las inolvidables imágenes iniciales de 2001: Una odisea del espacio (2001: A Space Odyssey, 1968 Stanley Kubrick) junto a su primer maestro, Stuart Freeborn.  A partir de ahí iniciará una fructífera labor que le llevará por medio mundo, muchas veces a España, donde colabora en los rodajes de los tres últimos films ‘de’ Ray Harryhausen, especialmente en Furia de titanes (Clash of the Titans, 1981 Desmond Davis). Sus trabajos en Alemania también le llevaran a diseñar todos los personajes de La historia interminable (Die Unendliche Geschichte, 1984 Wolfgang Petersen): desde el ‘comepiedras’, al entrañable dragón Fújur pasando por la vetusta Morla… seres animatrónicos  que todos recordamos por su expresividad y cuya humanidad no ha sido superada por las técnicas digitales. Enumerar las películas en las que ha tomado parte y que están en nuestra memoria y entre nuestras favoritas, es una labor muy extensa, sirvan pues como muestra, además de las nombradas: Alien, el octavo pasajero (Alien, 1979 Ridley Scott), Conan, el bárbaro (Conan, the Barbarian, 1982 John Milius), El resplandor (The Shining, 1980 Stanley Kubrick), Las hijas de Drácula (Vampyres, 1974 José Ramón Larraz), Yo, Cristina F. (Christiane F. – Wir Kinder vom Bahnhof Zoo, 1981 Uli Edel), La cruz de hierro (Cross of Iron, 1977 Sam Peckinpah), Simbad y el ojo del tigre (Sinbad and the Eye of the Tiger, 1977 Sam Wanamaker), El viaje fantástico de Simbad (The Golden Voyage of Sinbad, 1973 Gordon Hessler), La grieta (1990, Juan Piquer Simón)…a lo que hay que sumar otros trabajos en exposiciones, anuncios comerciales y un largo etcétera, que han mantenido en activo a Arthur desde 1969 hasta este mismo año, en el que se presentó en Sitges el documental ficcionado El valle del Concavenator de Víctor Matellano, un director y escritor con el que ya había colaborado con anterioridad en Wax y en su versión de Vampyres, entre otras. Matellano también escribió un libro sobre Colin Arthur, producto de sus largas charlas con el artesano. Un imprescindible trabajo repleto de magníficas ilustraciones pertenecientes al archivo personal del técnico.

A caballo entre Londres y Madrid, donde fundó su empresa  Dream Factory , este genio de los efectos especiales sigue en activo investigando e innovando en su campo  y ha sido objeto de varios homenajes en festivales. Serendipia tuvo el honor de cenar y tener una extensa tertulia con el mago de los FX y su no menos grande esposa, Sarah Pooley, durante la edición de 2014 del Cryptshow, evento en el que se vivieron unas veladas inolvidables en compañía del maestro. Con ruedas de prensa en petit comité y una clase magistral. Serendipia conserva, como oro en paño, dos escamas y un poco del pelo original del mismísimo dragón Fújur como recuerdo.

Y con esto ponemos fin a dos jornadas más de festival en las que hubo un poco de todo, incluso lo que puede verse en este penúltimo making of realizado por Quim Crusellas y su equipo. 

 

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