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VAMOS DE ESTRENO (O NO) Viernes 06-03-2015
* SELMA *****
Año: 2014 Duración: 128 minutos País: Reino Unido Género: Historia. Director: Ava Duvernay. Guión: Paul Webb. Reparto: David Oyelowo, Tom Wilkinson, Carmen Ejogo, Andre Holland, Omar J. Dorsey, Tim Roth y Oprah Winfrey. Distribución: Wanda Films.
Selma retrata la lucha histórica de Martin Luther King para garantizar el derecho de voto de todos los ciudadanos y la peligrosa y terrorífica campaña que se cerró con una larga marcha desde la ciudad de Selma hasta la de Montgomery, en Alabama, y que llevó al presidente Johnson a firmar la ley sobre el derecho al voto en 1965.
Obra repleta de buenas intenciones sobre la guerra racial que nunca termina. Bien ambientada, bien interpretada y saturada de discursos históricos que, en la línea del film Lincoln (Steven Spielberg, 2012), toma un episodio relevante y concreto de la biografía del personaje para retratar toda su lucha y su compromiso, pero en correlato con su vida íntima, buscando un retrato del hombre y no tan solo del líder. Respetuosa y casi un monumento a la obra de Martin Luther King, también nos muestra ligeras sombras que dejan entrever infidelidad hacia su esposa Coretta, fantásticamente interpretada por la bella Carmen Ejogo. O su ausencia durante la primera marcha hacia Montgomery, que se saldó con graves incidentes. Siempre es importante recordar que los derechos no han sido regalados, que otros antes han luchado duro por obtenerlos y que conviene no dejar que se pierdan.
* MAPS TO THE STARS (David Cronenberg, 2014) (*****)
Año: 2014 País: Francia, Canadá, Estados Unidos, Alemania Duración: 111 min Género: Drama, Thriller Dirección: David Cronenberg Reparto: John Cusack, Robert Pattinson, Julianne Moore, Mia Wasikowska, Olivia Williams, Sarah Gadon, Evan Bird, Carrie Fisher, Niamh Wilson, Amanda Brugel Distribuidora: Vertigo Films Productora: Integral Film, Prospero Pictures, SBS Productions
Un cuento moderno sobre la obsesión por la popularidad. Stafford Weiss es terapeuta y escribe libros de autoayuda. Tiene una mujer sobreprotectora, un hijo antigua estrella de la TV en rehabilitación y una hija que acaba de salir del psiquiátrico. La principal cliente de Stafford es una famosa actriz, a punto de interpretar el papel que hizo su madre en los años 60.
David Cronenberg crea una diabólica trama sobre el sexo, el poder, los fantasmas del pasado y la obsesión por la fama, (Crítica completa aquí).
* CALVARY ( John Michael McDonagh, 2014) (*****)
País: Reino Unido, Irlanda Director de fotografía: Larry Smith Guionista: John Michael McDonagh Montador: Chris Gill Producción: Chris Clark, James Flynn Duración: 100 min. Género: Drama, Comedia Distribuidora: 20th Century Fox
Reparto: Chris O’Dowd, Domhnall Gleeson, Kelly Reilly, Aidan Gillen, Brendan Gleeson, Dylan Moran, Isaach De Bankolé, M. Emmet Walsh, Marie-Josée Croze, David Wilmot, Gary Lydon, Orla O’Rourke, Mark O’Halloran
El padre James Lavelle (Brendan Gleeson) siempre se ha mantenido bajo las estrictas reglas de la fe eclesiástica y nunca ha osado ir contra los designios del Señor. Pero cuando es amenazado durante una confesión, el padre Lavelle tendrá que dar un giro de 180 grados a su vida de piedad y enfrentarse con el lado oscuro. Su particular calvario acaba de comenzar.
Calvario así, con minúsculas, que es tanto como decir una experiencia u ocasión de intenso interrogatorio o transformación mental a través de la angustia. Una angustia que la película comunica desde su arranque de impacto. Calvary empieza desgranando el núcleo del conflicto para agarrarnos y no soltarlos hasta su final sin concesiones. ¿Qué haríamos si supiésemos que una amenaza de muerte pesa sobre nosotros para consumarse tras un plazo de siete días? El padre Lavelle lo tiene claro, hay que poner todos los asuntos de su parroquia en orden, el sacerdote marcado recorrerá su feligresía –cuyos miembros están devorados por las dudas– desagraviando y reuniéndose con los distintos sospechosos hostiles que parecen estar en todos los rincones de la aldea: desde un cáustico, agnóstico y dogmático doctor, pasando por un especulador financiero corroído por la culpa, que tiene una “propuesta comercial” para el sacerdote, hasta un esposo celoso y un novio infiel que no desea ser juzgado. Un ambiente cada vez más siniestro parece ir cerrándose en torno a él, mientras va dándose cuenta de la fortaleza que halla en la práctica, perdida, de la gracia, el perdón y la humildad.
“El tic-tac del reloj de la trama es, a la vez, una referencia al Yo confieso de Hitchcock y a las cinco etapas de la aflicción (negación, ira, negociación, depresión y aceptación)”, comenta McDonagh. Existe, de principio a fin, una creciente sensación de suspense, casi igual a la de una película del Oeste… en la que se vislumbra la proximidad de un momento propio de Sólo ante el peligro. Estamos ante un relato profundamente estructurado en el que la comedia macabra se disuelve constantemente en la oscuridad existencial y viceversa.
Concluyendo, sumen una buena historia y un impecable guión: a veces tierno, otras duro, con momentos cómicos, pero siempre ingenioso. Un buen director que sabe extraer los mejor de sus actores y de una localización envidiable, que es retratada con una fotografía magnífica y, con todo esto obtendrán Calvary, segundo largometraje de John Michael McDonalgh con el que repite el privilegio de tener como protagonista a un actor tan solvente como Domnhall Gleeson, con el que ya contó en su ópera prima, El irlandés (The Guard, 2012).


Maps to the Stars, escribo tu nombre libertad
De la nueva carne nos quedan las cicatrices. Ese horror corporal en el que se diluían las fronteras entre lo orgánico y lo mecánico, haciendo que el infierno fuera algo físico y no imaginado, en Maps to the the stars se sutiliza sobre el cuerpo llagado de una joven de etérea fragilidad mental.
Mia Wasikowska es Agatha Weiss, nombre evocador que combina el agathos (ἀγαθὸς) griego, lo bueno en mayúsculas, la bondad, y ‘weiss’ blanco en alemán. En Cronemberg nada está dejado a la casualidad, la cinta arranca con la joven regresando a Hollywood desde Júpiter, Florida. Casi una piedra preciosa llegada de otro mundo, de la bóveda celeste que sería el contraplano lógico del plano cenital con el que se cerrará la película. Viaja metafóricamente del firmamento al mundo del estrellato que es Hollywood, vestida con una cazadora en la que se lee en inglés «Yo fui una mala niñera», es merchandising de la película que consagró a su hermano pequeño (Evan Bird) Benjie Weiss (y que le llevó a la drogodependencia, demasiado pequeño para manejar el éxito), pero también una alusión al episodio que la ha alejado de su familia: el incendio provocado por ella en casa de sus padres que casi acaba con la vida del niño y que ha quedado grabado en su piel a modo de cicatrices. Ahí tenemos el planteamiento: la meca del cine es una máquina que fagocita a sus criaturas y las deja de lado como a dispositivos desgastados que el uso ha vuelto inservibles.
Una maquinaria en la que además unos engranajes cercenan a los otros, metidos como están en un juego de espejos. Así Havana Segrand (una Julianne Moore inmensa) será la puntilla que acabará de hacer zozobrar a Agatha. Personaje absorbente que actúa como si fuera el centro del universo, manipula a los que tiene cerca en un afán de mantenerse siempre a sí misma en lo más alto de la ola, analogía microcósmica del macrocosmos que es Hollywood, del que ella parecería un mapa a escala. Pero, en verdad, ella misma no es más que una víctima más del mecanismo, ensombrecida en su escalada, a un éxito que no acaba de cuajar, por el triunfo real de su madre. Tiene mucho de esperpento, pero también tiene mucho de niña acoquinada por el fantasma de su progenitora que la habría sometido a vejaciones similares a las que ella inflige a los demás. El mal, el verdadero, sobrevuela sobre todo el crisol de personajes como un destino fatal del que no hay salida.
Casi se diría que en su último trabajo el canadiense toma prestada la pluma a Zola y nos asoma a un universo en el que la herencia y el ambiente determinan inapelablemente la existencia. La culpa de los padres caerá inamovible sobre los hijos. Así es en el caso de Havana. Así es en el caso de los hermanos Weiss. Staford Weiss (John Cusack), su padre, es un reputado coach, autor de varios libros, su palabra sanadora es ley para sus pacientes (entre ellos la propia Havana), toda una muestra de equilibrio y virtud para sus seguidores, sin embargo esconde un gran secreto conyugal que de revelarse arruinaría su carrera y su vida. La sombra del incesto planea fatalmente sobre los Weiss como si fuera un pecado original para el que no hubiera redención posible.
Ningún personaje puede escapar del tablero de juego, sin embargo todos aspiran a ello, el determinismo zoliano que les subyuga es contestado por su ansia de libertad. Los cuartetos del poema Libertad de Paul Éluard son parcialmente declamados por unos y otros a lo largo del metraje, funcionando casi como estribillo al que regresar continuamente. La composición de Éluard es el horizonte de aspiración de la vida humana, es el rayo de esperanza que filtra Cronembreg en su mirada crepuscular sobre un Hollywood que puede ser intercambiable por cualquier otra realidad humana. Hasta en el muro del tedio o en las escalinatas de la muerte, hasta en un universo que colapsa, el poder sustantivo de la palabra libertad basta para que sigamos andando bajo el firmamento que nos mira.
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