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¡Proyecto Naschy les desea un muy feliz 2013!
¡Que pasen una estupenda noche de fín de año!
Que se diviertan y tomen una copillas en buena compañía pero…
ya saben, cuidado con los excesos si no quieren sufrir desagradables secuelas…
¡FELIZ 2013!
El retrato del que Bela Lugosi nunca se desprendió
Géza Kende nació en Budapest, Hungría en 1889. Estudió en la Academia de Arte de Budapest y posteriormente en Italia y Francia. En 1932 se trasladó a Los Ángeles donde se instaló. Allí recibió el mismo año de su llegada un encargo de su famoso paisano Bela Lugosi: pintar su retrato.
Este monumental retrato, que el mismo actor llegó a firmar y dedicar con una ilegible inscripción en la parte trasera del óleo, formó parte siempre del equipaje de Lugosi en sus traslados. Siempre se mantuvo en su poder, ya fuera en el cenit de su fama como en los peores momentos, siendo testigo mudo del momento en el que retiraron el cadáver del actor de su última residencia.
La pintura muestra a Lugosi en el momento de mayor gloria: elegante, pulcro y seguro de sí mismo. También es destacable el detalle de sus largos dedos, protagonistas fundamentales de sus interpretaciones más conocidas en films como Drácula o White Zombie.
Géza Kende realizó otros trabajos, como retratos de Paulette Goddard para el film La Bribona (Kitty, 1945 Mitchell Leisen) y de otras personalidades, así como numerosos desnudos. Pero sin duda el retrato de Lugosi es la pieza más cotizada que realizó nunca.
En 2004 Heritage Auctions subastó el cuadro, que pasó a formar parte de la colección de Kirk Hammett, guitarrista de Metallica y ferviente admirador del cine de terror.
Géza Kende murió en Hollywood en septiembre de 1952. Lugosi le sobrevivió cuatro años.
El retrato se mantiene en perfectas condiciones, con su marco original y en buenas manos.
Nace Nocturna, Festival Internacional de Cine Fantástico de Madrid
Si hace unos dias aplaudíamos la propuesta de Artistic Metropol en Madrid, terminamos este nuevo año con otra agradable sorpresa que nace en la misma ciudad, la creación de Nocturna, Festival Internacional de Cine Fantástico de Madrid.
Desde la desaparición en 1993 del Festival de Cine Imaginario y de Ciencia-Ficción, Imagfic, en Madrid no existía un festival internacional competitivo centrado en el género fantástico como tal. Ante esta situación, y conocedores de la necesidad, José Luis Alemán, Sergio Molina y Luis M. Rosales, durante la presentación del documental sobre Paul Naschy, The man who saw Frankenstein cry, en el Fantasporto de 2010, decidieron llevarlo a cabo. De esta forma, se comienzan a establecer los primeros contactos hasta que en septiembre de 2012, con José Luis Alemán y Sergio Molina en la producción y Luis M. Rosales como director, el festival se convierte en una realidad, Nocturna, Festival Internacional de Cine Fantástico de Madrid nace para cubrir un importante hueco que los aficionados al cine fantástico y de terror reclamaban. Y llega a al escena de festivales de género con la intención de consagrarse como una de las citas ineludibles para los aficionados al cine fantástico y de terror del país. Con una programación donde se estrenarán las últimas producciones de género en su más amplio aspecto: terror, fantasía, ciencia ficción, thriller, animación y con la presencia de invitados de primer nivel.
Nocturna tendrá lugar del 3 al 9 de junio de 2013 en los cines Palafox, en pleno centro de Madrid. Un espacio idóneo para la organización del Festival. El proceso de selección de películas y cortometrajes a concurso se encuentra abierto, pudiendo enviarse los trabajos a traves de la plataforma Movibeta (http://festival.movibeta.com), o haciendo llegar una copia en DVD o BluRay a las oficinas del Festival:NOCTURNA, Madrid International Fantastic Film FestivalPlaza de Callao, Nº1, piso 5 oficina 128013 Madrid
Próximamente se harán públicas las bases en la web del festival, actualmente en las ultimas etapas de desarrollo y que verá la luz en los próximos días en la url: http://www.nocturnafilmfestival.com.
Desde aquí aplaudimos y deseamos que todo salga bien y pronto Madrid tenga un gran festival lo cual, estando tras él quienes están, se puede decir que ya es toda una garantía.
Para más información info@nocturnafilmfestival.com
Hablamos con Joordu, creador de la primera figura sobre Paul Naschy
Hace tan solo unos meses, durante el último Festival de Sitges, un buen amigo tuvo la feliz idea de regalarnos un busto de Paul Naschy con la caracterizaciónque el actor lucía en el film Licántropo. Ya había tenido ocasión de ver esta obra en otras ocasiones, pero la mayoría de veces pintado, bien o mal, pero pintado, cosa con la que no nos engañemos, no ganaba precisamente. Admirado por ese pequeño busto quise investigar más sobre él y su creador.
El busto vino, tal y como me especificó su anterior propietario, en una caja de cartón sin ilustraciones ni marcas acompañada de una tarjeta en la que se especificaba que se trataba de una edición limitada y númerada.
Realizado en el año 2000, esta firmado en su parte trasera por Joordu, su creador, así como por el sello que lo comercializó, Fanplastic. Y tirando del hilo hemos podido hablar con Joordu (José Orrego Durán) y saber alguna cosilla más sobre la figura de Waldemar Daninsky, primera que se realizó sobre Paul Naschy.
Tengo 52 años y vivo en Barcelona. Actualmente soy responsable de rodajes en unos estudios de cine. Empecé a modelar de niño. Cuando descubrí la plastilina me pasaba horas modelando. Después fui descubriendo otros materiales hasta de forma autodidacta, convertir esa afición en mi profesión.
Una profesión que le lleva a los más diversos trabajos: Trabajé en Catalunya en miniatura, mas tarde por mi cuenta y en otros temas hasta montar JOORDU en los años 90. Joordu se dedicaba a elaborar originales para juegos de rol, trofeos y todo tipo de esculturas y maquetas.
LA FIGURA DE WALDEMAR DANINSKY
La figura de Paul Naschy nace de la colaboración con mi buen amigo Luis E. Hernández Agüe de la revista Fanplastic. Lo hablamos, contactamos con Paul, nos autorizó y me puse manos a la obra. Esto me permitió entablar una buena amistad con él, viéndonos cada año en el festival de Sitges hasta que falleció.
La imagen de Licantropo fue idea de Luis E. Hernández Agüe. Si bien la película Licantropo (1996) de Francisco Rodríguez Gordillo no es la mejor entrega de la saga del hombre lobo de Paul Naschy, el maquillaje del actor ofrecía una particularidad y a la vez un reto para Jorge: Es el maquillaje en que mejor se ve a Paul, y sin duda el artista ha conseguido su objetivo, ya que se reconoce perfectamente al actor homenajeado.
Está hecha de resina de poliéster. El original es de cera de joyería. Hoy en día la habría realizado con materiales más modernos.
Se realizaron originalmente 300 unidades y entre sus dueños hay personalidades como Tarantino a quien se la regaló personalmente Paul Naschy.
Esta pieza no se utilizó como trofeo. La que se utiliza como premio Paul Naschy en Sitges es otro busto representando a Alaric de Marnac, que junto al premio Nosferatu y el Gran Premio del Festival de Sitges, son los tres trofeos que hago para dicho evento.
Aunque actualmente José Orrego se dedica a otras tareas, no está del todo apartado del mundo de la escultura: Desde hace unos años me dedico profesionalmente al mundo del audiovisual, manteniendo la escultura en un segundo plano. Mantengo solo a los clientes amigos y encargos que me resultan interesantes.
www.joordu.com
Facebook : Jose Orrego Durán
Página facebook : Joordu
De cómo el niño descubrió al Dragón: Mi homenaje a Bruce Lee
A mí, como a todos los jóvenes o niños de los años setenta justo antes de descubrir la música, nos hacían falta héroes que nos ofrecieran algo más que ganar batallas o enfrentarse a todos los bandidos de Arizona. Carne de sesión doble de sábado como éramos, nos deleitábamos igual con una película del hombre lobo de Paul Naschy, como con las comedias de bofetada y tentetieso de Terence Hill y Bud Spencer. Además de con los numerosos clásicos del cine que de vez en cuando eran programados. Pero a principios de esa década comenzaron a visitar nuestras pantallas exóticos films que nos dejaron con la boca abierta: se trataba de las primeras producciones orientales de artes marciales.
Recuerdo una fiebre generalizada por ver esos primeros títulos: La furia del tigre amarillo (1971, Cheh Chang), Dos contra el gran asesino (1972, Yuen Chor) o De profesión: Invencible (1972, Chang-haw Jeong). Unas películas que derrochaban acción y que llegábamos a ver hasta dos veces el mismo día, ya que antes, entre sesión y sesión no se echaba a nadie del cine y podías repetir con bocadillo en ristre. Otra de las delicatessen que han sido desbancadas por las palomitas…
Uno acudía a todas las películas “de karate” que podía (Caza desesperada (1971, Pao-Shu Kao), La heroína legendaria (1971, Ma Wu), Karate sangriento (1973, Min-Hsiung Wu), Kung-fu contra los 7 vampiros de oro (1974, Roy Ward Baker o El luchador manco (1972, Wang Yu), además de tener un curioso hobby: recortar las carteleras de los periódicos, de las que yo llegué a tener una voluminosa colección.
Entonces llegó Bruce Lee y todo cambió. Hasta el niño que yo era podía distinguir sus películas y ver que el Pequeño Dragón tenía algo especial. Muy especial: era el héroe que esperaba.
Sus peleas eran auténticas y desprovistas de saltos y proezas sobrehumanas. Su actuación era, con mucho, más creíble que las de otros actores chinos, lo que parece captamos todos los aficionados, y por eso sus recortes de prensa se revalorizaron a la hora de intercambiarlos. Todos envidiábamos a un vecino que tenía el de Karate a muerte en Bangkok (1971, Lo Wei). Yo por mi parte conseguí todos los demás y era (soy) feliz poseedor de uno de Furia Oriental (1972, Lo Wei).
Ignoro cuantas veces llegué a ver esos dos primeros films de Bruce Lee, recreándolos en mi cuarto con los Madelman, para los que fabriqué un pequeño nunchaku y a los que con un lápiz de color rojo embadurnaba de sangre.
Sabíamos que Bruce Lee había muerto poco antes, y alguno estaba convencido de que había sido asesinado por la mafia china, ya sea envenenado o mediante un leve golpe de efecto retardado, algo como lo que se ve al final de la segunda parte de Kill Bill. Incluso leí un artículo en el que se aseguraba que estaba retirado en una isla para escapar de la fama. Como James Dean o más tarde Elvis. Todo menos admitir que nuestro héroe pudiera fallecer en circunstancias normales o derrotado en combate.
Nuestra inquietud por hacernos con fotografías y datos sobre Bruce en época de tanta sequía informativa, se intentaba subsanar mediante una revista francesa, Karate, que publicaba extensos artículos y fotos que gastábamos de tanto ver (como más tarde haríamos con Private, pero de otro modo) y que no prestábamos ni por todo el oro del mundo. Tengo un especial con seis posters que formaron parte de la decoración de mi cuarto. También se editaba una revista desplegable, curiosamente llamada Kung-fu, a pesar de estar dedicada enteramente a Bruce Lee y que, a pesar de estar pésimamente traducida al castellano, tenía el valor de convertirse en un enorme póster.
Por entonces vi en una pequeña papelería un libro, La leyenda de Bruce Lee (Alex Ben Block, 1974 Garbo Editorial) con el, para mí, inalcanzable precio de 100 pesetas, y que mi padre, viendo la pasión que tenía por Bruce Lee, me regaló. No hace falta decir que el librito, con una fantástica ilustración en portada de Sanjulián, lo leí, releí y guardé como un tesoro. Sin olvidar una lujosa publicación, Bruce Lee Inédito (1975, Producciones Editoriales) que tiempo después también pasó a formar parte de mis reliquias.
Operación Dragón (1973, Robert Close) la vi junto a mi hermano en un cine en sesión doble al que nos llevó nuestra sufrida y sacrificada madre, quien tuvo que permanecer de pié durante toda la proyección, tal era el llenazo que había en la sala. Y les aseguro que el cine era grande, pues eso de los multicines con diminutas salas llegaría mucho más tarde.
Lo de las artes marciales era toda una locura: mi hermano mayor se construyó unos nunchakus (que nunca salieron de casa), con un palo de fregona y que más de un moratón me dejaron al intentar emular a Bruce. Con un amigo recreábamos las aventuras de Reed y Kato (yo, naturalmente era Kato) y Dunkin, una marca de chicles, comercializaba unos cromos-ficha en los que mostraba las distintas artes marciales. Editorial Vértice editaba en nuestro país la colección de cómic Marvel, Artes Marciales, en la que Bruce Lee tenía su propio sosias en Shang- Chi, de hecho tanto se basaba en nuestro amigo, que incluso el dibujante Paul Gulacy llegó a dibujarlo con el físico del actor. En televisión se emitía Kung-Fu (1972-75) con David Carradine, que no nos perdíamos nunca y que provocó su propio merchandising, como medallones e incluso calcomanías con los dragones que Kwai Chang Caine lucía en sus antebrazos. De esa serie más tarde averiguaríamos que estaba basada en una idea del mismo Bruce que no se realizó con él por la ceguera y el racismo imperante en la época.
También nos llegaron películas con falsos Bruce Lee (Bruce Li, Dragon Lee y muchos otros) quienes, ni todos juntos, no le llegaban a la suela del zapato y que no engañaban a nadie. Bueno, a casi nadie. Así que, no es de extrañar que cuando llegó a nuestras pantallas El furor del dragón (1972, Bruce Lee), se promocionara como un título perteneciente al “auténtico Bruce Lee”. Esta pude verla, por primera vez, en el cine donde se estreno y en Vistarama, todo un lujo inolvidable.
Juego con la muerte (1978, Robert Clouse), a pesar de contar con, no olvidemos, “el verdadero y auténtico Bruce Lee” tal y como versaba su promoción, fue una decepción, únicamente soportable por esos minutos mágicos en los que Bruce Lee se enfrenta a tres oponentes. Por entonces, rompí la hucha para comprar una revista dedicada al film que editó el “Bruce Lee Jeet Kunedo de España”. Como también hice cuando, La Revista de las Artes Marciales, hizo lo propio con El furor del dragón en 1975.
Pero poco después uno comenzó a crecer y tener la vista en otros intereses: música, chicas… pasando el Pequeño Dragón a formar parte de los tesoros de la niñez. Pero la llegada del video y la posibilidad de ver estos títulos en la comodidad del hogar, volvió a despertarme el gusanillo. Y aunque, curiosamente, me daba cierta reparo comprarlas, adquirí sus películas. Y la magia volvió de nuevo.
Fue sorprendente comprobar que El furor del dragón estaba cortada (mucho en la copia que se estrenó en España, pero mucho más en la edición que salió en video) y que a Juego con la muerte le faltaba una de las tres peleas finales pero, aún así, uno disfrutaba viendo de nuevo a Bruce y comprobando que sus películas seguían sin ser superadas, a pesar de la eclosión de nuevos luchadores como Jackie Chan (del que nunca pude ver un film completo) o Van Damme, que no me interesaban lo más mínimo.
Descubrí publicaciones, como la Revista Bruce Lee, publicada en los años ochenta, que realizó una estupenda labor pionera y antecedente de Bruce Lee Manía.
He de reconocer que para mí, el visionado de A Warrior’s Journey (2000, John Little) fue una experiencia emocionante, tanto que al finalizar no pude evitar que se me humedecieran los ojos. Ese era el film perdido que faltaba por ver y que, lamentablemente, nunca podremos admirar en su totalidad.
También llegó el descubrimiento de la filosofía que había detrás del guerrero, que tan bien ha sabido difundir el mismo Little en varios libros con mejor o peor fortuna. Y de manera absoluta Marcos Ocaña en dos obras que pueden considerarse los trabajos definitivos sobre la vida y obra del Dragón.
Ahora, muchos años después de que aquel niño descubriera entusiasmado el trabajo de Bruce Lee en la pantalla, me siento orgulloso de que todavía forme parte de mi vida mediante lecturas, películas e incluso ese curioso coleccionismo de estupendos muñecos (muchos a precios prohibitivos), que reencarnan aquellos Madelman con los que jugó en su infancia aquel niño que fui. Me fascina comprobar que no estaba equivocado cuando veía algo especial en Bruce Lee, como me sigue fascinando descubrir nuevas cosas detrás de aquellas películas y de aquel intérprete que era, tal y como pensaba, mucho más que un simple actor: era y sigue siendo aquel héroe que había estado esperando y que continua hoy más vivo que nunca.
Los cuatro carteles por los que hubiéramos dado parte de nuestra sangre:
Pdt: Aún me falta el primero…
Papá Lugosi y Proyecto Naschy les felicitan las fiestas de Navidad
¿Habeis sido buenos?…Porque Papá Lugosi viene cargado de regalos e ilusiones para el 2013
Tanto que viene agotado, el hombre…
Pero siempre tendrá algo para tí, ya sea una ilusion, una dosis de morfina, un proyecto o un subsidio de desempleo…
Confía en Papá Lugosi como nosotros, porque ha cumplido con creces nuestros deseos de salud, amistad y proyectos.
Un abrazo de Proyecto Naschy
Sebastià Roig nos acerca a los principios de la Ciencia-Ficción con El futur dels nostres avis
Si ya nos encantó su anterior obra hermana, El malsons dels nostres avis (Las pesadillas de nuestros abuelos), un fantástico repaso repleto de datos y críticas de la época como solo una apasionado sobre el tema puede hacer sobre estrenos cinematográficos y publicaciones dedicadas al género de terror en Catalunya desde el siglo XIX al XX, con El futur dels nostres avis le toca el turno a la fantasía o ciencia-ficción o literatura de anticipación. Desde las primeras traducciones de la obra de Verne y Wells y la influencia que tuvieron en escritores catalanes de la época. Un campo poco o nada conocido en el que su autor, Sebastià Roig, ha profundizado escarbando y encontrando raros datos en añejos periódicos y revistas, todo ello impecablemente ilustrado, al igual que en El malsons del nostres avis, con numerosas ilustraciones, carteles y programas de cine, para lo que ha contado con la colaboración del coleccionista Lluís Benejam, aunque en esta ocasión el libro resulta más favorecido al haber sido reproducidas sus imágenes en color.
Pero todo ello solo sirve como acompañamiento (de lujo, eso sí) para un estudio en profundidad que delata la gran afición que el autor tiene por el tema, demostrando que estamos ante todo un erudito en un libro que además destila cariño. Anécdotas, argumentos descacharrantes, sociedades subterraneas, viajes a la luna, robots y catástrofes que un ramillete de autores autóctonos, cuya biografía casi podría formar parte de un audaz guión, imaginaron y adaptaron a la idiosincrasia de su lugar de nacimiento.
Al leer algunas de las reseñas de estos argumentos, con historias en su mayoría ambientadas en Catalunya, no he podido evitar pensar en una película que cuando se publique esto ya se habrá estrenado, El Bosc (2012, Oscar Aibar), que me aventuro a sugerir que podría interesar al autor por su sabor pulp de antigua ciencia ficción, todo ello desarrollado en La Franja de Ponent y en los albores de la guerra civil. Escenarios estos a los que no estamos nada habituados a encontrarnos cuando se habla de ciencia ficción. En la película resulta encantador como alguien que apenas ha salido de su pequeña masía, describe una sociedad alienígena y a sus moradores Y esa sensación es la que me queda ante ciertas obras y vaticinios que podemos leer en la obra de Roig.
Cómo fantaseaban nuestros antepasados ante los viajes en el tiempo, a la luna, a marte… ¡al sol! Ofreciendo profecias catastróficas o aventurando un futuro en el que los robots se mezclan con los seres humanos. Teorias que, si bien en algunos casos son risibles, en otros fueron sorprendentemente acertadas. Telescopios de tal potencia que incluso pueden verse a los marcianos acompañados de sus respectivas señoras… Cómo recibió aquel público films de la categoría de La mujer en la luna o Metrópolis. Críticas a veces desconcertantes y en otros casos repletas de ilusión, la ilusión ante lo nuevo y la confianza en un futuro que se vio truncado por el estallido del conflicto civil y los cuarenta años de oscuridad que le siguieron.
Nuestros abuelos describían todos los avances y fenómenos que el nuevo siglo les iba trayendo con comparaciones repletas de inocencia. Cercanas. Y precisamente ahí radica el encanto de leer todas estas páginas repletas de ideas en las que estos visionarios soñaban con ilusión. Una Ilusión que muchos esos mismos abuelos supieron contagiar a sus nietos introduciéndoles en la lectura o en el cine. Ya sea con la narración de viejos y siempre eficaces obras o, sencillamente, rememorando aquellas grandes películas que vieron en su juventud. Interpretadas muchas de ellas por genios de la talla de Karloff, Lugosi o Lon Chaney.
Una obra deliciosa para leer y releer editada por la Diputació de Girona.
Contra el tiempo, un documental de José Manuel Serrano Cueto.
De un tiempo a esta parte la labor de los más olvidados actores, de los mal llamados secundarios o incluso de algunos que habiendo sido protagonistas han bajado de escalafón hasta llegar a esa categoría, está siendo reivindicada. Caras habituales y conocidas de un cine que, en el mayor de los casos, también ha sufrido el abandono y el desprecio de la crítica «oficial» e incluso de los mismos compañeros. Las nuevas generaciones, ya no solo de aficionados sino también de críticos, han aprendido a valorar ese cine, que en muchos paises ha pasado a ser de culto y ejemplo de lo que se podía hacer con mucha imaginación y, sobre todo, muy poco dinero. El Fantaterror español, el western mediterraneo, el peplum e incluso el primer cine erótico y porno que se rodó tras la muerte del dictador, pasan a ser materia de estudio, tanto como sus directores, actores y actrices. Sus nombres son reivindicados y su trabajo muy valorado, y todo esto lo viven aquellos actores y directores que, en muchos casos han tenido que abandonar la profesión por falta de trabajo, de una forma feliz en el mayor de los casos. Teniendo que responder a preguntas sobre tal o cual rodaje del que ya ha pasado mucho tiempo a fans respetuosos y ansiosos de conocer anécdotas sobre su película favorita en voz de sus protagonistas. Personas cercanas que no se dan la importancia a sí mismos que nosotros les damos. Protagonistas de películas que una y otra vez hemos visto y revisado.
Con el cine de género, y concretamente con el de terror, pasa algo que no sucede con otro tipo de cine: que sus seguidores somos muy fieles y totalmente entusiastas. Revisamos nuestras películas favoritas esperanzados en sentirnos igual que si la viéramos por primera vez o con la ilusión de descubrir un nuevo detalle. Hay más de un actor y sobre todo director, que tras una prolongada carrera han tenido que dar el brazo a torcer y reconocer que, algo tendrá aquella peliculita de terror que hicieron hace tantos años para que le sigan llamando para hablar de ella e incluso para concederle premios. Pienso en por ejemplo Eugenio Martín o Javier Aguirre o Jorge Grau. Un fenómeno que también ha pasado en otros lugares, tal y como nos confesó Umberto Lenzi, cuando tras una larga carrera repleta de películas con grandes actores y una nueva faceta literaria, durante mucho tiempo no quiso ni escuchar hablar de Canibal Feroz (1981). Pero… al final ha tenido que reconocer que, algo tendrá esa película por la que todavía viaja a festivales por medio mundo.
Si, sin duda el público del cine de terror es fiel, muy fiel y se siente reconfortado con la presencia cercana de estas, para nosotros, leyendas. Y nos gusta que sean reivindicadas en libros y películas e incluso tenerlas cercanas de forma virtual mediante redes sociales.
Hace bien poco se pudieron ver en diferentes festivales documentales como Los perversos rostros de Víctor Israel, dirigido en 2010 por David Pizarro y Diego López, o El hombre que vio llorar a Frankenstein (2010, Ángel Agudo), en el que se rememora, por medio de compañeros de profesión, la figura de Paul Naschy. Y mezclando ese tipo de documental con unas gotas (ligeras) de Juguetes rotos (1966, Manuel Summers), aunque sin llegar a sus cotas de amargura, llega Contra el tiempo, todo un homenaje sincero a algunos de estos actores olvidados por una mayoría, pero no por los seguidores serios del cine de género. Nombres como Lone Fleming, Mabel Escaño, Antonio Mayans, Ricardo Palacios, Carlos Bravo, Aldo Sambrell y Fernando García Rimada son los protagonistas. Podrían haber sido otros, muchos otros. Pero sirven perfectamente como representación de otro tiempo, de otra forma de trabajar y de vivir el cine. Quizás sin tanto glamour, pero seguro que más palpitante, más viva, más caliente.
Todos ellos tienen en común una sabiduría y serenidad que sale de la pantalla. Han vivido grandes momentos, han viajado por medio mundo y se han codeado con actores de renombre internacional. Uno sabe que se muestra, aunque no se quiera, la cara más amable porque, si hablaran… Pero como he dicho, rebosan serenidad y saben donde deben estar, aunque en algunos casos destilen una cierta tristeza.
El documental, escrito y dirigido por José Manuel Serrano Cueto, está realizado en parte como una ficción en la que un actor (Antonio Mora) busca entrevistar a varios veteranos compañeros de profesión para aprender cosas del oficio. Quizás no está del todo conseguida esta ficción, y los mejores momentos del metraje son aquellos en los que se prescinde de este nexo, como son la entrevista a la adorable Lone Fleming o el encuentro en el Festival de Málaga de Mabel Escaño y Carlos Bravo. Estos momentos brillan sobre el resto, aunque sin desmerecer los dedicados a los locuaces Ricardo Palacios y Antonio Mayans.
Contra el tiempo es un sentido homenaje a todos estos actores y actrices, pero no solo a los que su director ha escogido para entrevistar, algunos lamentablemente desaparecidos, sino a todo un gremio de inolvidables rostros sin los cuales el cine español no habría sido el mismo y que gracias a la labor de cineastas y escritores como el mismo Serrano Cueto o los muchos fans del cine de género, van a seguir siendo reivindicados desde libros, fanzines, blogs o películas.
José Manuel Serrano Cueto (Cádiz, 1976) es autor de libros como Tod Browning, Vincent Price. El villano exquisito, Ava Gardner. De la A a la Z, De monstruos y hombres. Los reyes del terror de la Universal, Horrormanía. Enciclopedia de cine de terror y Zombie evolution. El libro de los muertos vivientes en el cine. Además del libro de la película Contra el tiempo, que editado por Tyrannosaurus Book ofrece las entrevistas ampliadas, así como otras no incluídas en el film. Colabora para revistas de tirada nacional como Integral, GEO, Interviú, GQ, Man, Muy Interesante Junior, Primera Línea, Más Allá de la Ciencia, AÑO/CERO, Enigmas, Scifiworld…
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