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Las lecturas de Serendipia: ‘La industria del anime en España. De Heidi a Dragon Ball’
LA INDUSTRIA DEL ANIME EN ESPAÑA. DE HEIDI A DRAGON BALL
Juan José Zanoletty
Diábolo Ediciones, 2021. Tapa dura, 17 x 24. 200 pgs. Color
Terminos como manga, anime u otaku eran palabras que, hasta hace bien poco, al público español le sonaban «a chino». En los setenta, los niños supimos que Heidi o Mazinger Z venían de Japón por las canciones y títulos de crédito. Esos dibujos nos resultaban diferentes, nuevos, frescos. Heidi, por ejemplo, entró por la puerta falsa en 1975, formando parta de un programa contenedor infantil de tarde, pero pronto encontró en la sobremesa del sábado, justo antes del largometraje de la tarde, su lugar ideal en la parrilla televisiva. Desde allí cautivaron a grandes y pequeños, consiguiendo que cada sábado la familiar al completo se reuniera alrededor del televisor para reír y llorar con las aventuras y desventuras de Heidi y más tarde las de Marco.
Pero Europa también tuvo gran parte de protagonismo en la eclosión y asentamiento del anime japonés en las pantallas televisivas. Todo eso nos lo cuenta Juan José Zanoletty en La industria del anime en España, un trabajo repleto de información y curiosidades pues, cuanto menos resulta sorprendente enterarse que el anime desembarcó en España vía Alemania, pues fue ese país el que casualmente encargó un primer trabajo a un estudio de animación japonés al carecer ellos de infraestructura. El resultado fue Vickie el Vikingo. Y ese fue el pistoletazo de salida para que esa misma compañía japonesa, Zuiyo Eizo (más tarde Nippon Animation), adaptara clásicos occidentales con los que conquistaron nuestro corazón, como la mencionada Heidi, que constó de 52 episodios. Pero también desembarcaron series como Mazinger-Z, con la que los niños de la época, textualmente, nos volvimos locos. Pero ese tan solo fue el principio, pues más tarde países como Italia y España trabajaron con los estudios japoneses realizando sus propias series. El resultado del primero fue Calimero, pero más importante resultaron las producciones españolas de la compañía BRB International, fundada por el mallorquín Claudio Biern Boyd a principios de los setenta, que entre los trabajos de animación que encargaría a los estudios japoneses, figurarían series tan populares como Ruy, el pequeño Cid (Little El Cid no Bōken, 1980) que fue el primero, seguido de Fútbol en acción (1981), D’Artacán y los tres Mosqueperros (Wanwan Sanjushi, 1981), y La vuelta al mundo de Willy Fog (Anime 80 Sekai Isshu, 1983) última de estas colaboraciones entre BRB y los estudios japoneses, pues la muy popular David el Gnomo (1985), también producida por BRB Internacional, contó con la animación de Wang Film Productions Company de Taipéi. Veinte años después, Japón y España volverían a trabajar unidas en la serie Marcelino, pan y vino (Marcelino, 2001).
El autor almeriense, que ya había realizado un primer acercamiento al tema en su libro Gnomos naranjitos y mosqueperros. La vuelta en mundo en dibujos animados editado en 2017 y publicado también por Diábolo Ediciones, analiza en La industria del anime en España todos estos animes y el resto de los que llegaron a nuestras pequeñas pantallas, de Heidi a Dragon Ball (y un poco antes y después) detallando el desembarco del anime en la televisión española y su gran eclosión con la llegada de Bola de Dragón o Shin Chan a los canales autonómicos y la repercusión que tuvieron hasta su asentamiento, tras dos décadas de andandura, en la cultura popular española y europea.
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