Diario de Serendipia en Sitges: Año de la pandemia. Tercera cápsula
Serendipia aborda el primer fin de semana de festival con mucha fuerza, no en vano tan solo hace dos días que ha comenzado y la energía y las ganas todavía nos pueden. Además, la jornada está encabezada con un prometedor trabajo de Juanma Bajo Ulloa que teníamos muchas ganas de ver. También y a pesar de la situación, como es habitual, el largo fin de semana anima a muchos a acercarse a Sitges, borrando en parte el triste panorama de los dos días anteriores, que incluso superaron mi proverbial enoclofobia. Más cine, pues.
Vamos con un nuevo día.
Aunque el Juanma Bajo Ulloa más interesante ya volvió, tras el exitazo popular de Airbag (1997), con la casi invisible y reivindicable Frágil en 2004, es con Baby con la que vuelve a arriesgar en una obra que no está abierta a todos los gustos, pues pensamos que levantará tanto opiniones tibias, cuando no negativas, como, en menor medida, entusiastas. Serendipia es de los segundos. Ya desde que viéramos el inquietante trailer del filme, nos despertó la curiosidad lo que Bajo Ulloa estaba preparando y, afortunadamente, no solo no nos ha defraudado sino que, muy al contrario, ha estado muy por encima de las expectativas esperadas. Ya desde su inicio mezcla heroína, religión y un parto en soledad. Un comienzo de impacto que deja en el espectador un poso de tristeza que no le abandonará durante todo el metraje, mezclando lo bello y lo horrible y pasando de la realidad más descarnada a la fantasía más desbordante transportándonos a la casa de la bruja, a la guarida del ogro, en el que la protagonista jugará al escondite buscando subsanar el que podría ser el error de su vida. Se denota en cada plano un cuidado trabajo de orfebrería desprovisto de pedantería y si cargado de belleza. Como la de ese icónico chupete de plata y nácar que esconde en su interior un tesoro, una perla. Serendipia sabe que está disfrutando de la mejor película que le ha ofrecido este aciago año. Una cinta que formará parte de su filmoteca particular, cual tesoro, para ser disfrutada una y otra vez. Y es que Juanma Bajo Ulloa ha sido muy valiente escribiendo y dirigiendo una película que posiblemente no sea comprendida, pero Baby, que carece de diálogos y está totalmente protagonizada por mujeres, es el cuento perverso y repleto de magia que muchos estábamos esperando del realizado vasco.
“Al igual que ocurre con la vida, la trama de BABY contiene simbolismos y metáforas, tal vez invisibles en ocasiones para el intelecto, pero perceptibles para el corazón o el espíritu. Alegorías que suscitan en el espectador sentimientos no racionales y estimulan una interpretación más profunda. No se emiten juicios ni valoraciones éticas, no hay moralina o paternalismo, los personajes actúan movidos por sus instintos, y es al ancestral instinto al que va dirigido este cuento de vida, lucha y muerte.«
Juanma Bajo Ulloa
Y de lo sublime a un thriller adrenalítico y con gotas de humor negro: No matarás de David Victori, quien, tras ser todo un «niño prodigio» con sus cortometrajes, debutó en el largo con El pacto (2018). En su segundo y mucho más solido film, el director introduce al espectador en el día a día de Dani, personaje interpretado por un contenido Mario Casas, que tras dedicar los últimos años a cuidar a su padre, enfermo de cáncer, tomará, por circunstancias del azar, una decisión que cambiará radicalmente el rumbo de su existencia. David Victori mostrará como escenario una siniestra Barcelona nocturna, llena de depredadores y trampas, y lo hará siguiendo a su protagonista muy de cerca, con largos plano-secuencia y cámara en mano, consiguiendo implicar al espectador que parecerá andar y correr junto al protagonista. Paisajes industriales fantasmales del Poble Nou, polígonos y suciedad. De lo más familiar a lo más extremo, el protagonista descenderá a un infierno de cuyo círculo veremos si puede escaparse. Presentada en sesión especial, No matarás, esta especie de ¡Jo, que noche! (After Hours, 1985, Martin Scorsese) a la española con su peculiar mujer fatal (brillantemente interpretada por la debutante Milena Smit), resulta muy entretenida. Con una primera parte ejemplar, solo hacia el final tensará en exceso la suspensión de la incredulidad, a pesar de lo cual, no se empaña el resultado que será de lo más satisfactorio.
Serendipia termina la jornada con la comedia político-vampírica Comrade Draculich (Drakulics Elvtárs, Márk Bodzsár), un relato de espionaje que se desarrolla en plena Guerra Fría en la Hungría comunista de los setenta. Los protagonistas de la cinta, una pareja de espías, deberán descubrir el secreto de la eterna juventud que posee el camarada Fábián, héroe húngaro de la revolución cubana e invitado de honor de la campaña de donación de sangre que ha organizado el régimen para apoyar a Vietnam, entonces en guerra contra Estados Unidos. El secreto será, claro, su vampirismo, y con él buscarán perpetuar a Leonid Brezhnev en el poder y el comunismo en la Unión Soviética y el Telón de Acero. Bodzsár, en este su segundo largo, combina un repaso del pasado comunista de Hungría con la comedia de vampiros y esa combinación le dio libertad para expresar su opinión honesta sobre esa época y bromear al respecto. El vampiro es el personaje más normal de la cinta. Sabemos que puede volar y todo, pero está dibujado del modo más humano posible, de modo que lo caricaturesco afecta, sobre todo, al Servicio Secreto. Comrade Draculich es una clara muestra de como el fantástico y la sátira son la mejor vía para la denuncia social y política. Bodzsár menciona como referentes principales de su sentido de la comedia a Chaplin y Buster Keaton, a la vez que reconoce haberse inspirado en Steve McQueen para construir a su héroe. Necesario es destacar el esmerado trabajo de ambientación que ha llevado a cabo Márton Ágh. Una película simpática y disfrutable por el público en general, a pesar de que alguno de sus gags tiene un fuerte componente de color local.
Y dejamos este tercer día compartiendo este video que recuerda a las personalidades desaparecidas del mundo del cine. Por cierto, a ver si detectan el (gran) error:
(pista: minuto 0:.36)
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