Colin Arthur conquistó a todos los asistentes al Cryptshow
Desde la primera edición del festival Cryptshow, la organización tiene la sana costumbre de homenajear y galardonar anualmente con su Sierra Circular Honorífica a diferentes personalidades del mundo del cine, contando con su presencia como invitados siempre que ha sido posible. Así, durante las siete ediciones celebradas, han sido galardonados con este trofeo Jorge Grau, Miguel Iglesias Bonns, Joe Dante, Jack Taylor, José Ramón Larraz, Julian Doyle y Shinya Tsukamoto, a los que se les ha sumado en esta edición el técnico de maquillaje y efectos especiales Colin Arthur, homenajeando a este artesano en reconocimiento a su prolongada labor en el cine.
El británico Colin Arthur, que se inicia como escultor en el prestigioso museo de cera de Madame Tussauds, pronto es tentado por el mundo del cine, donde entra por la puerta grande diseñando las caretas que portaban los simios en las inolvidables imágenes iniciales de 2001: Una odisea del espacio (2001: A Space Odyssey, 1968 Stanley Kubrick) junto a su primer maestro, Stuart Freeborn. A partir de ahí iniciará una fructífera labor que le llevará por medio mundo, muchas veces a España, donde colabora en los rodajes de los tres últimos films ‘de’ Ray Harryhausen, especialmente en Furia de titanes (Clash of the Titans, 1981 Desmond Davis). Sus trabajos en Alemania también le llevaran a diseñar todos los personajes de La historia interminable (Die Unendliche Geschichte, 1984 Wolfgang Petersen): desde el ‘comepiedras’, al entrañable dragón Fújur pasando por la vetusta Morla… seres animatrónicos que todos recordamos por su expresividad y cuya humanidad no ha sido superada aún por las técnicas digitales. Enumerar las películas en las que ha tomado parte y que están en nuestra memoria y entre nuestras favoritas, es una labor muy extensa, sirvan pues como muestra, además de las nombradas: Alien, el octavo pasajero (Alien, 1979 Ridley Scott), Conan, el bárbaro (Conan, the Barbarian, 1982 John Milius), El resplandor (The Shining, 1980 Stanley Kubrick), Las hijas de Drácula (Vampyres, 1974 José Ramón Larraz), Yo, Cristina F. (Christiane F. – Wir Kinder vom Bahnhof Zoo, 1981 Uli Edel), La cruz de hierro (Cross of Iron, 1977 Sam Peckinpah), Simbad y el ojo del tigre (Sinbad and the Eye of the Tiger, 1977 Sam Wanamaker), El viaje fantástico de Simbad (The Golden Voyage of Sinbad, 1973 Gordon Hessler), La grieta (1990, Juan Piquer Simón)… Desde 1969 hasta este mismo año, en el que ha trabajado para Víctor Matellano en Wax y la nueva versión de Vampyres. Una extensa filmografía a la que hay que sumar otros trabajos en exposiciones, anuncios comerciales y un largo etcétera.
A caballo entre Londres y Madrid, donde fundó su empresa Dream Factory , este genio de los efectos especiales sigue en activo investigando e innovando en su campo y ha sido objeto de varios homenajes en festivales, además de un libro escrito por Víctor Matellano, producto de largas charlas con Arthur y repleto de magníficas ilustraciones pertenecientes al archivo personal del técnico. Reveladoras imágenes que muestran la maestría de este artesano.

Colin y su esposa Sarah ojeando un libro sobre Vampyres (J. R. Larraz) film en el que el técnico colaboró.
En Cryptshow todos tuvimos ocasión de comprobar que también es una persona cercana, humilde y plena de humanidad y buen humor. Disfrutó del festival junto a su esposa, la encantadora Sarah Pooley, acudiendo a las sesiones y viendo tanto el documental ¡Zarpazos! (2014, Víctor Matellano) como La historia interminable, film que el festival recuperó como homenaje a Colin Arthur, que pudo verla por primera vez desde la época. Fue totalmente accesible a todos, firmó y se fotografió con cuantos se lo pidieron y, sobre todo, repartió simpatía, buen humor y también nos mostró una pequeña porción de su genio durante la clase magistral de dos horas que impartió ante un atento público en el Círcol, en la que habló de diversos temas referentes a su carrera de entre los que destacamos algunos detalles:
Opinó que los viejos efectos no serían borrados por los efectos CGI generados por ordenador «Igual que el cine no terminó con el teatro, los efectos CGI no acabarán con los viejos técnicos del cine. Los directores y los actores prefieren trabajar con algo que puedan tocar. Mi trabajo ha bajado, claro, pero en los últimos 18 meses he trabajado en tres películas y estoy planificando otras. Cuando los dos medios trabajan juntos, los medios tradicionales y el CGI, ofrecer muy buenos resultados. Es muy importante que los directores y productores no pierdan de vista las posibilidades de las viejas tecnologías. Spielberg está haciendo la nueva entrega de Star Wars a la vieja usanza, aunque utilizará digital. Los personajes de Avatar (2009, James Cameron) casi tienen vida, pero tienen algo metálico… que no llega. Y los artesanos somos conscientes de ello. Es como un cantante que no alcanza la nota. Es como en el sonido, la calidad del mp4 no es como la de los viejos vinilos, la calidad del sonido no es igual. Al final los productores necesitan recurrir a las viejas técnicas, que además no resultan caras. Algunas veces necesitan gente como yo, con experiencia.»

Con la máscara del Visir realizada con el molde original que utilizó para el film El fantástico viaje de Simbad
Explicó como surgió de su mente todo el diseño de los personajes de La historia interminable, así como la libertad que tuvo para hacerlos partiendo únicamente de las ilustraciones del propio libro. Siendo el caracol el primero que preparó ya que, al no hablar, le resultó menos complicado de hacer. Mientras preparaba los diseños de los diferentes y entrañables personajes, el rodaje recibió la visita de una comitiva japonesa que pagó por tener los derechos de realizar juguetes basados en sus personajes, obteniendo la producción una inyección monetaria de siete millones (se supone que de dólares). En cambio le resultó muy diferente trabajar con Ray Harryhausen «Un padre para mi. Disfruté tanto trabajando para él…«motion, así que no había lugar para la improvisación. Únicamente pudo crear el Oráculo, uno de los personajes de El viaje fantástico de Simbad , que fue interpretado por un irreconocible Robert Shaw. Harryhausen solo le dijo «ponle un gorro con cuernos grandes«, así que el resto surgió de la mente de Arthur.
También explicó como se adapta a los departamentos artísticos de los diferentes films. Si ve que estos tienen claros los personajes a realizar, los sigue a pies juntillas, como es el caso del mencionado Ray Harryhausen o Ron Cobb, con el que trabajó realizando la serpiente gigante y diferentes partes anatómicas amputadas para Conan, el bárbaro:»sería tonto si no siguiese el diseño al pié de la letra. El concepto era tan bueno y el director estaba tan encantado con él y con el departamento de arte tan bien motivado que, ¿quien soy yo para luchar contra eso? Pero cuando es posible, como en La historia interminable, lo hago yo. Y no es cuestión de ambición«.
Habló de otros especialistas, celosos en muchos casos con sus técnicas, como Stuart Freeborn, primer técnico con el que trabajó Colin Arthur y que cuando recibió el encargo de George Lucas de crear a Yoda, realizó un autorretrato. Con él se inició en 2001: Una odisea del espacio y coincidieron en varios rodajes. «No era del tipo que enseñaba a sus aprendices o estudiantes. Guardaba sus técnicas. Hay gente abierta con sus técnicas, pero Stuart era muy secretista. Pero necesito homenajearle y darle las gracias«. También recordó al maquetista Emilio Ruiz, que tanto trabajó para Juan Piquer Simón. Compartió también anécdotas y vivencias con algunos directores como Stanley Kubrick, que durante el rodaje de 2001: Una odisea del espacio, al ser reclamado para ver terminado el significativo monolito, realizado en un único y valioso bloque que tardó dos o tres meses en enfriarse, «entró en el plató, exclamó ‘no’ y volvió a salir«. Y también su enriquecedora experiencia con Sam Peckinpah, para el que trabajó en La cruz de hierro (Cross of Iron, 1977): «Siempre pedía más. Fue inspirador. Me sacaba magia. Especialmente cuando trabajaba directamente con la caja de maquillaje, sin preocuparme de la continuidad, es relajante. Con Sam se vive peligrosamente, pero eran buenos tiempos. Sabía como rodar. Era un director muy bueno. Me gustaba mucho trabajar con él.»
Habló sobre la sangre que tiene patentada en dos calidades: lavable (cara) y no lavable (muy barata pero que mancha), relatando como durante el reciente rodaje de Vampyres se utilizó de la barata hasta que un productor indicó que le hacían falta 35 litros de la lavable «poniendo la responsabilidad sobre mi espalda ¿Sangre que no mancha para un presupuesto bajo? Así que hablé con un amigo mío y mezclando la suya, más barata, con el colorante alimenticio que utilizo yo, conseguimos una perfecta y lavable. Podría haber ganado más dinero pero no. Hablé con mi amigo e hicimos esto. La de El resplandor (que baja abundantemente por las escaleras del hotel Overlook) era de la barata«.
Durante la clase magistral se pasó el making of de un anuncio de Renault para el que creó un rinoceronte, así como otros trabajos con animatronics, como el del cortometraje El espantapájaros (2003, Gonzalo Zona).
Colin Arthur trajo una maleta con algunas piezas pertenecientes a films en los que trabajó: la cara del ‘comepiedras’ de La historia interminable, con el que el respetable se hizo infinidad de fotos; un pequeño minotauro realizado con el molde original y una copia de la máscara del visir de El viaje fantástico de Simbad, realizada también con el molde original y que pronto va a ser reproducida por la fundación Harryhausen, con la que colabora Arthur, y cuyas ganancias irán destinadas a becas para estudiantes de cine. También tuvo dos emocionantes detalles con el festival: primero les obsequió con un objeto que, tal y como comentó, «encantaba a Ray» y que parece merchandising original de El viaje fantástico de Simbad. Pero también repartió piezas muy especiales: escamas y pelo original de Fújur, el entrañable dragón blanco volador de La historia interminable. Las escamas las cedió al festival para su financiación y este las ofreció al público asistente a cambio de la voluntad, siendo uno de los objetos que Colin Arthur firmó a los que tuvimos la suerte de conseguir una. En cuanto al pelo, lo sorteó entre dos asistentes, que cedieron parte generosamente a los que nos interesamos en poseer esa porción de historia cinematográfica.
Una jornada deliciosa la que la organización del Cryptshow nos ofreció. Una inolvidable y amena clase con el maestro que todos nosotros hubiésemos deseado haber tenido en nuestra infancia.
Nunca es tarde. Gracias Colin.
Todas las fotos: Serendipia
Últimos comentarios