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Tony Curtis muere en las Vegas
Vaya, yo que venía a hablar del 50 aniversario de Los Picapiedra, va y se nos muere otro de los grandes, el gran Tony Curtis. Vale, la verdad es que el hombre estaba ya bastante cascadillo pero… uno no puede evitar sentirlo, y mucho, cada vez que fallece una de las leyendas del Hollywood clásico que tanto adoramos en esta casa. Sí, de acuerdo, tenía 85 años y estaba bastante cascadillo debido quizás un poco a la vida disipadadilla que le llevó a curas de desintoxicación de drogas y alcohol pero… es que no puedo recordar a Tony Curtis de otra forma que eternamente joven e impecable, incluso cuando compartía película con los tipos duros de Hollywood, como Kirk Douglas en Los Vikingos o Yul Brinner en Taras Bulba, films que hemos visto de niño y de esos que tan bien envejecen. Puede que ustedes se pregunten, «Si, pero, ¿Que, que hace Tony Curtis en Proyecto Naschy?»: Bien, tengan paciencia, luego les cuento.
Natural del Bronx y de origen judío (su nombre era Bernard Schwart), entra en el mundo del cine en 1949 realizando pequeños papeles bajo el nombre de Anthony Curtis y saliendo, aunque sea de refilón en clásicos de la talla de El abrazo de la muerte (Criss Cross, 1949 Robert Siodmak) Mi Mula Francis (Francis, 1950 Arthur Lubin) y Winchester 73 (1950, Anthony Mann), pero su constancia obtiene recompensa y recibe su primer papel protagonista en la fantasía oriental Su Alteza el ladrón (The Prince Who Was a Thief, 1951 Rudoph Maté) y a partir de ahí su carrera no deja de subir, formando parte de grandes producciones como El Gran Houdini (Houdini, 1953 George Marshall), Trapecio (Trapeze, 1956 Carol Reed), Chantaje en Broadway (Sweet Smell of Success, 1957 Alexander Mackendrick), Los Vikingos (The Vickings, 1958 Richard Fleischer), Fugitivos (The Defiant Ones, 1958 Stanley Kramer), Con faldas y a lo loco (Some Like It Hot, 1959 Billy Wilder), Espartaco (Spartacus, 1960 Stanley Kubrick), Taras Bulba (1962, J. Lee Thompson) y La carrera del siglo (The Great Race, 1965 Blake Edwards) entre muchísimas películas que no podemos (ni
debemos olvidar), compartiendo actuación con actores y actrices de la talla de Burt Lancaster, Kirk Douglas, Frank Sinatra, Natalie Wood, Sidney Poitier, Robert Mitchum, Gregory Peck, Yul Brynner, Cary Grant, Dean Martin, Debbie Reynolds, Jack Lemmon, Henry Fonda, Sharon Tate y por supuesto su esposa Janet Leigh, con la que compartió varios títulos.
Tony Curtis, fue el hombre que terminó hasta las narices de Marilyn Monroe (al igual que todo el equipo de Con faldas y a lo loco) llegando a decir que besarla a ella era como besar a Hitler, pero que más tarde se desdijo en Sitges declarando algo bien distinto: «En la escena tórrida del barco hizo todo lo posible para que yo tuviera una erección. Como soy humano, acabó lográndolo. Así que tengo que decir que besar a Marilyn era como follar con ella, y perdón por la vulgaridad». También era amigo de Ed Wood y parece ser que tenian la misma afición por el travestismo, según cuenta la esposa de Wood, Kathy. Y Curtis es el mismo hombre que protagonizó la escena que se censuró de Espartaco, esa escena (más tarde recuperada) compartida con Laurence Olivier, en la que este le pregunta al efebo Curtis mientras le baña, si prefiere los caracoles o las ostras… Tony Curtis era todo un actor que se metió en todo tipo de películas, y es que ya saben como eran los actores de antes, así que cuando se decidió a hacer de malo, fue MUY malo.
¿Ven como les hablo al final de cine de terror?
Las dos partes de Serendipia recuerdamos haber visto de niños en el cine El estrangulador de Boston (The Boston Strangler, 1968 Richard Fleischer) una película basada en los asesinatos reales de Albert DeSalvo, y en la que no se corta en ser un tipo realmente enfermizo, realizando uno de los primeros retratos descarnados y sucios de un asesino en serie, todo ello sin ahorrar la vertiente sexual de los asesinatos. El niño que yo era no supo entender que la cara que ponía cuando culminaba un asesinado era la de un orgasmo, mientras que la parte femenina de Serendipia recuerda perfectamente que la escena de violación le fascinó, de tal modo que le causó numerosas ensoñaciones (lo que hace que me pregunte: ¿Con que tipo de mujer estoy conviviendo?)
Una inolvidable e innovadora película que utilizó la pantalla partida que posteriormente tan buenos resultados diera a, por ejemplo Tarantino en Kill Bill Vol. 1 y que es de lo poco de cine de terror que hizo el actor, aunque también hay alguna cosilla curiosa más, como su colaboración en La semilla del diablo (Rosemary’s Baby, 1968 Roman Polansky) en la que, sin acreditar, presta la voz a uno de los personajes o en La Cámara de los horrores (Chamber of Horrors, 1966 Hy Averback) en la que también hace un pequeño papel.
Curtis, se casó seis veces, siendo la primera la también actriz Janet Leigh, con las que estuvo casado durante once años. A finales de los sesenta comenzó a compaginar la carrera cinematográfica con actuaciones para series televisivas, prolongándose su filmografía prácticamente hasta ayer, falleciendo de un ataque al corazón el 29 de septiembre en Las Vegas, como los grandes, quedando también para la historia su joven cara de galán inmortalizada en la portada de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band de The Beatles.
Por otra parte no hay que olvidar que si Tony Curtis interpretó a uno de los más memorables asesinos psicópatas cinematográficos, su esposa, Janet Leigh (Marion Crane en la ficción) fue asesinada en la ducha por Norman Bates (Anthony Perkins) en Psicosis (Phycho, 1960 Alfred Hitchcock) y que la hija de ambos, Jamie Lee Curtis fue perseguida en varios films por el mismísimo asesino de Halloween.
Y ya que he nombrado a Los Picapiedra, Tony Curtis puso la voz a un personaje que era una parodia de sí mismo, Stony Curtis, así que, ¿ven? al final les he hablado de Los Picapiedra (¡Iabadabaduuuuuuuuuuuuuuuu!!!!!)
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