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Crónica de un festival anunciado: Molins 2009
Viernes 6, seis de la tarde, bajo en la estación de Molins de Rei después de haberme equivocado de tren y verme en la obligación de hacer cambio en Hospitalet. Un reguero de carteles dirige mis pasos inexpertos de periodista diletante y descubro que el Baix Llobregat esconde sorpresas para aquellos que además de adictos al fantaterror somos coleccionistas de bizarrías casposas con el característico olor a naftalina de las cosas de otro mundo y otro tiempo.
Es una tarde de otoño que ya parece noche de invierno y, trepando por calles empinadas, mis ojos se tropiezan con la silueta del Teatro La Peni. Este caserón situado en la Plaça Mercé Rodoreda nació en 1875 como Escuela Dominical de Niños para convertirse inmediatamente en Juventud Católica (en 1879) y en 1917 iniciar la representación de Els Pastorets en su pequeño escenario. De tan piadosas funciones a sede del Festival de Terror y Gore, este edificio modernista me hace sentir como los protagonistas de alguna película hitchcockiana y me pregunto cuándo van a aparecer Norman Bates y sus pájaros.
Me equivoco. Aquí en Molins las gentes todavía tienen el temperamento pacífico y abierto que ya se ha perdido en la urbe. En el vestíbulo me saludan las caricaturas en blanco y negro de niños terroríficos que han sido ilustrados por Dkillerpanda, una exposición creada exclusivamente para este festival. Aunque llego antes de hora no dudan en hacer venir de su casa a la responsable de prensa y con mi flamante acreditación me encamino hacia la calle Molí 1-C. También esta vez abren antes de hora por mí; decididamente esto no ocurre en la gran ciudad.
En el acogedor Bar Baretxu están exhibidos los carteles finalistas del I concurso de Carteles del festival. La responsable de cocina me deja tomar fotografías, la próxima vez que vaya he de hacerle los honores sucumbiendo a la apetitosa tentación de esas crêpes cuyo aroma me persigue mientras regreso a La Peni.
«Jo ja estic cagat de por«, exclama un niño viendo la decoración del escenario: un improvisado cementerio en el que destacan las tumbas de Michael Jackson y José Luis López Váquez; tampoco deja de sorprender la cruz a Servicaixa. El cine de género también puede ser crítico como aquel cine comprometido tan en boga en los 60 y con el que se llenan la boca algunos progres por reciclar. Una joven está poniendo los distintivos a las butacas que habrá de ocupar el jurado del VIII Concurso de cortos de cine de terror y gore formado por nombres de prestigio: Cristina Campos, directora de casting de REC2; Haritz Zubillaga, director de cine ganador del concurso de cortos de la pasada edición; Lucina Gil, actriz y directora que ha participado en films como La Carta Esférica de Imanol Uribe; Jimmy Barnatán, actor, músico y escritor al que hemos visto en El día de la bestia entre otras lindezas; Xavier Rubí director de márketing estratégico de Vertice Cine; y, nuestra estrella, Ari Lehman, el Jason original. Mi carpeta de autógrafos se irá más abultada y con una pieza de relumbrón.
Salgo de la platea y del teatro y me encamino a la pista donde más tarde FIRSTJASON, el grupo de Ari Lehman, ofrecerá su concierto. Allí está nuestro Jason ensayando. Juegos de luces infernales y fantasmagóricos arropan sus notas salvajes de rockeros duros. Y veo como un joven se acerca al escenario con su violín: es Jordi Montero que me hará de traductor para pedirle a Ari un autógrafo. La noche anterior ha hablado con el actor-músico entre las cervezas que sirven en el hotel de sus padres donde se hospeda la estrella y Ari Lehman le ha invitado a actuar junto a él. Me lo cuenta con ojos brillantes y yo tomo buena nota de esta primicia de una sorpresa no anunciada que me habrá de compensar de haber tenido que abandonar La Peni el sábado sin llegar a saber cuál ha sido este año la película sorpresa.
Sábado 7, ocho de la tarde, una multitud se concentra frente al teatro a pesar del frío y de la retransmisión del Barça-Mallorca que deja vacíos los restaurantes (eso será una ventaja luego cuando me coma una buena torrada de morcilla y chistorra). Todos van bien equipados, pertrechados de mantas, palomitas, almohadas, bebida y tabaco. La noche va a ser terroríficamente larga para la mayoría. A estos espectadores potenciales no parece importarles que aquí los horarios sólo sean aproximados. El tiempo de espera y la falta de puntualidad es lo único que un urbanita estresado puede poner como pero a una organización impecable con Albert Galera al frente, a quien debemos el artículo de presentación de los niños en el género de terror que cierra el cuidado programa de mano.
Y yo marcharé con el último plano de Grace impregnando mis retinas. Mis pies se perderán por las calles desiertas de un Molins de madrugada y casi espero que me asalte una pandilla de niños vengadores contra la tiranía de los adultos. Como aquellos que aparecen en el corto de homenaje dirigido para este festival por Paco Ruiz, todo él rodado íntegramente en el propio Molins de Rei.
Si las criaturas de la noche tienen a bien concedérmelo, el año que viene yo también vendré con una mochila repleta de palomitas y el ánimo dispuesto a gosaaaaaaarrr.
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