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VAMOS DE ESTRENO (o no): Jueves 5 de diciembre de 2019

MIDWAY (Roland Emmerich, 2019)

USA/China. Año: 2019 Duración: 138 min. Guion: Wes Tooke Música: Harald Kloser, Thomas Wanker Fotografía: Robby Baumgartner Productora: Centropolis Entertainment / Starlight Culture Entertainment Group / The Mark Gordon Company. Distribuida por: Lionsgate Género: Bélico

Reparto: Ed Skrein, Woody Harrelson, Patrick Wilson, Luke Evans, Aaron Eckhart, Nick Jonas, Mandy Moore, Dennis Quaid, Darren Criss, Luke Kleintank, Alexander Ludwig, Mark Rolston, James Carpinello, Tadanobu

Sinopsis: Año 1942, Segunda Guerra Mundial. Después del devastador ataque sorpresa que destruyó Pearl Harbor, la Armada Imperial Japonesa se prepara para un nuevo ataque. Pero el Almirante Nimitz (Woody Harrelson) y Dick Best (Ed Skrein), el mejor piloto de la armada estadounidense, preparan un contraataque al imponente ejército japonés. Dick encabezará un ataque masivo que hará que Japón se dé cuenta de su error. Una decisión que cambió el curso de la historia para siempre. Mientras estos dos titánicos enemigos emprenden una letal batalla para cambiar el rumbo de la guerra, todas las miradas se vuelcan hacia la remota isla de Midway, donde una serie de impactantes ataques aéreos y marítimos pondrán a prueba la potencia y la fortaleza de ambas naciones.

Quien iba a decir al que esto escribe que, 43 años después, iba a volver a ver una nueva recreación del mismo hecho histórico en el mismo cine que vio la producción norteamericana original, La Batalla de Midway (Midway, Jack Smight, 1976) una superproducción de la que se promocionó especialmente su sonido Sensurround, sistema que se estrenó dos años antes con la espectacular Terremoto (Earthquake, Mark Robson), que si la memoria no me juega una mala pasada, también vi en esta misma sala. Este detalle, que suponemos ignoraba el distribuidor cuando programó el pase de prensa en el Phenomena (entonces conocido como Nápoles) me ha venido a la memoria, de manera espontánea, cuando he cruzado la puerta para ver esta nueva recreación de la batalla que decidió la guerra entre Estados Unidos y Japón. Y podríamos, de hecho, haber estado viendo la misma cinta, pues esta nueva versión de Midway tiene un sabor añejo, viejo, que no la beneficia en absoluto. Y es que, a pesar de que las batallas resultan espectaculares y su diseño de producción trasporta al espectador a los años cuarenta, todo ello no es suficiente para tapar un guión que de tan básico resulta plano. Con un inicio prometedor, que muestra los antecedentes que llevaron a que Estados Unidos se metiera en el conflicto bélico, poco a poco los personajes van mostrando el cartón y las frases carentes de sentido hacen su aparición (uno de los pilotos americanos, que acaba de bombardear Tokio indiscriminadamente, se escandaliza porque los japoneses disparan sobre la población china). Progresivamente el relato va tornándose más y más épico a pesar de que intenta disimular, en parte, su patrioterismo mostrando a algún japonés honorable. El piloto Dick Best (nótense las connotaciones del nombre), resulta ciertamente paródico y las mujeres de los militares y pilotos, al no poder ser mostradas pilotando aviones o luchando contra los japoneses, son retratadas como compañeras independientes y bravas. Tan aguerridas como sus maridos. Tan anticuada, que no clásica, ojo, nos ha parecido Midway en su forma que, hasta Dennis Quaid se nos ha asemejado sorprendentemente con Fred MacMurray. Por su parte Patrick Wilson y Woody Harrelson hacen cuanto pueden para dotar de dignidad a este, a nuestro parecer, fallido producto.

EL TRAIDOR (Il traditore, Marco Bellocchio, 2019)

Italia/Francia/Brasil/Alemania. Duración: 145min. Guion: Marco Bellocchio, Valia Santella, Ludovica Rampoldi, Francesco Piccolo Música: Nicola Piovani Fotografía: Vladan Radovic Productora: IBC Movie / Kavac Film / RAI Cinema / Ad Vitam Production / Gullane Pictures / Match Factory Productions / Arte Género: Drama

Reparto: Pierfrancesco Favino, Maria Fernanda Cândido, Fabrizio Ferracane, Luigi Lo Cascio, Fausto Russo Alesi, Nicola Calì, Giovanni Calcagno, Bruno Cariello, Vincenzo Pirrotta, Bebo Storti, Goffredo Maria 

Sinopsis: A principios de los años 80 se produjo una guerra entre los jefes de la mafia siciliana. Tommaso Buscetta, un hombre hecho a sí mismo, decide huir para esconderse en Brazil. Sus hijos son asesinados mientras él se ve incapaz de hacer nada para impedirlo. Cuando es extraditado por la justicia brasileña, Buscetta toma una decisión totalmente inesperada tanto para él como para todos los que le conocían: decide reunirse con el juez Giovanni Falcone, traicionando así el juramento que realizó con la Cosa Nostra.

Crudo relato sobre la Cosa Nostra exento de épica que, basado en hechos reales, se inicia con una reunión entre las distintas familias para evitar roces y repartir el control sobre el tráfico de heroína. Un encuentro que, como  veremos, no servirá para evitar una explosión de intrigas, traiciones y asesinatos, tantos que agotarán la paciencia de uno de los capos, Tommaso Buscetta, (interpretado muy convincentemente por el actor Pierfrancesco Favino) que denunciará los distintos entramados que hay detrás de una organización que, para él, ha perdido la honorabilidad que años ha le hizo ingresar en ella. Las declaraciones que hará al juez Falcone en 1984 harán historia y desencadenarán una reacción en forma de más muertes, detenciones y juicios, todo lo cual pasó a la historia como el golpe más fuerte dado por la justicia a la Cosa Nostra, y que se materializó en 366 detenciones. Cuando el mafioso tire del hilo envolviendo en la trama al mismísimo presidente de la República, Mario Andreotti, será cuando la credibilidad del testigo pasará a ser puesta  en duda y comenzará su caída. Bien narrada y ambientada, esta historia ha coincidido en el tiempo con Our Godfather (Mark Franchetti, Andrew Meier, 2019) documental británico que narra los mismos hechos y con el que el film de Bellocchio se complementa. 

EL JOVEN AHMED (Le Jeune Ahmed, Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne, 2019)

Bélgica. Duración: 84 min. Guion: Jean-Pierre Dardenne, Luc Dardenne Fotografía: Benoît Dervaux Productora: Centre du Cinéma et de l’Audiovisuel de la Fédération Wallonie-Bruxelles / Les Films Du Fleuve Género: Drama

Reparto: Idir Ben Addi, Olivier Bonnaud, Myriem Akheddiou, Victoria Bluck, Claire Bodson, Othmane Moumen
Sinopsis: En la Bélgica actual, el destino del joven Ahmed, de apenas 13 años, se ha quedado atrapado entre los ideales de pureza del que le habla su imán y las pasiones de la vida.
Premios:
2019: Festival de Cannes: Mejor director
2019: Festival de Valladolid – Seminci: Mejor guion y montaje

Una de las decisiones más cruciales a la hora de narrar un relato es la elección del punto de vista, según cual sea el escogido la obra tendrá un carácter u otro, a la vez que exigirá una distinta actitud ante lo relatado por parte del lector. Más allá, la elección del narrador es, en muchas ocasiones, toda una declaración de intenciones. Decidir si podemos colarnos en la mente de los personajes supone una toma de postura, tanto si nos decantamos por una tercera persona omnisciente, buscamos una apariencia de objetividad, como si lo hacemos por un relator en primera persona (testigo o protagonista), donde pretendemos primar la subjetividad. Entre ambos polos se alza el que se ha dado en llamar narrador semiomnisciente, participa de la objetividad porque mira desde fuera, pero también de la subjetividad, porque su mirar está adherido a los personajes. Este último es requerido, sobre todo, cuando se quiere imprimir un sello documental y a la vez dejar el juicio sobre lo acontecido en manos de quien lee. Ceder la responsabilidad moral al público, sin pautar moraleja alguna.

Y lo que es válido para la literatura lo es para el audiovisual. El joven Ahmed no es un alegato, quiere más bien ser una toma de contacto con una realidad punzante, el terrorismo low cost de la yihad. Y no lo es porque los Dardenne no eligen plasmar esa realidad desde su cátedra, ni tampoco pretenden una inmersión en la psique de quienes la protagonizan porque su subjetividad se nos escapa a nosotros como observadores. La cámara de los hermanos se mantiene externa, no quiere intervenir sobre la acción sino documentarla, pero a la vez, y precisamente para ello, se pega a su protagonista, nada no visto/vivido por él se nos va a mostrar nunca. La intención de nuestros belgas, de esa persona con cuatro ojos, como les gusta definirse, es asomarnos al campo de batalla donde se lidia con el problema, y que, una vez allí, sea cada espectador juez. Nos llaman a asumir nuestra responsabilidad moral con todas las herramientas que ha aportado su trabajo de campo. La última sentencia será la de cada uno, pero habrá de ser siendo conscientes de que no solo somos jueces, también somos parte.

Por El joven Ahmed circulan todos los elementos de la ecuación, la familia, la escuela, la mezquita, en un retrato del islam que lo que nos deja claro es que este no es monolítico. También expone los mimbres que entretejen la personalidad de Ahmed, la ausencia del padre que verá suplido por la figura del imán, una cierta introversión combinada con una necesidad de afirmación en los gestos externos, una tendencia a la admiración puesta del lado de la necesidad de ser reconocido, su adolescencia inflamada, en suma, que en ese entorno acaba explotando por la radicalización idealista que le aparta de los suyos para abrazar la tradición que él cree que los define. Es el retrato de un terrorista que expone todas sus faces incluidas las contradictorias. Pero lo que no está en el filme es la inculpación ni, menos aún, la solución a un problema que, al fin y al cabo, nos atañe a todos. Su final no nos deja cómodos, porque la catarsis la hemos de poner nosotros mismos. Un filme moral que no moralista es lo que, brillantemente, nos ofrece el tándem belga. Y así nos ha gustado verlo.

Jean-Pierre y Luc Dardenne, que ya fueron premiados en dos ocasiones con la Palma de Oro en Cannes con Rosetta (1999) y  El niño (2005), obtuvieron con El joven Ahmed, el premio a la mejor dirección en la pasada edición del festival

LOS ÁNGELES DE CHARLIE (Charlie’s Angels, Elizabeth Bancks, 2019)

USA. Duración: 118 min. Guion: Elizabeth Banks, Jay Basu (Historia: David Auburn, Evan Spiliotopoulos) Música: Brian Tyler (Canciones: Ariana Grande, Miley Cyrus, Lana Del Rey) Fotografía: Bill Pope Productora: 2.0 Entertainment / Brownstone Productions / Columbia Pictures / Perfect World Pictures / Sony Pictures Entertainment (SPE). Distribuida por: Sony Pictures Entertainment (SPE) Género: Acción

Reparto: Kristen Stewart, Naomi Scott, Ella Balinska, Patrick Stewart, Elizabeth Banks, Sam Claflin, Luis Gerardo Méndez, Djimon Hounsou, Jonathan Tucker, Hailee Steinfeld, Lili Reinhart, Noah Centineo, Monique StaTeena.

Sinopsis: Los Ángeles de Charlie siempre han proporcionado servicios de seguridad e investigación a clientes privados, y ahora la Agencia Townsend se ha expandido internacionalmente con las mujeres más inteligentes, valientes y mejor entrenadas a lo largo y ancho del planeta – varios equipos de Ángeles guiados por otros tantos Bosleys llevando a cabo los trabajos más duros por todo el mundo. Cuando un joven ingeniero de sistemas llama la atención sobre una peligrosa tecnología, los Ángeles son llamados a la acción, arriesgando sus vidas por protegernos a todos.

Tras una declaración de principios inicial que no hace más que recalcar la intención de su directora y guionista, Elizabeth Banks, de mostrar en su película mujeres fuertes en igualdad de condiciones con los varones, se agradece que no se vuelva a hacer hincapié en ello de manera tan directa. Ya lo hemos entendido.

Repleta de acción, humor -sorprendentemente en su mayor parte de la mano de Kristen Stewart- y todo lo que puede esperarse de una cinta de estas características. Sin embargo, la película no acaba de convencernos, a pesar de que las tres protagonistas están muy convincentes y hay buenas persecuciones y peleas, con un ritmo que no decae en ningún momento, tanto que una de las protagonistas llega a preguntar «¿Podemos darle a la pausa de una vez?.«A pesar de contar con todos esos méritos, el conjunto la convierte en un filme demasiado básico incluso pidiéndole poco.

No sabemos si se producirán, mucho nos tememos que no, pero su final queda abierto a nuevas aventuras de las chicas en un filme que incluye algunos pequeños guiños tanto a la versión televisiva (ojo al final), como a los largometrajes de los noventa. 

LOS DOS PAPAS (The Two Popes, Fernando Meirelles, 2019)

UK. Duración: 126 min. Guion: Anthony McCarten Música: Bryce Dessner Fotografía: César Charlone Productora: Netflix. Distribuida por : Netflix Género: Drama

Reparto: Anthony Hopkins, Jonathan Pryce, Juan Minujín, Cristina Banegas, Sidney Cole, Luis Gnecco, Federico Torre, María Ucedo, Thomas D Williams, Pablo Trimarchi

Sinopsis: Frustrado con la dirección de la Iglesia, el Cardenal Bergoglio (Jonathan Pryce) solicita permiso para retirarse al Papa Benedicto (Anthony Hopkins) en 2012. En lugar de eso, enfrentando el escándalo y la inseguridad, el introspectivo Papa Benedicto convoca a su más duro crítico y futuro sucesor a Roma para revelar un secreto que sacudiría los cimientos de la Iglesia Católica.

Detrás de los muros del Vaticano comienza una lucha entre la tradición y el progreso, la culpa y el perdón, mientras estos dos hombres tan diferentes enfrentan su pasado para encontrar un terreno común y forjar un futuro para mil millones de seguidores en todo el mundo.

Los dos Papas ofrece, cuanto menos, un soberbio duelo interpretativo entre sus dos protagonistas, Hopkins y sobre todo Pryce, que consiguen hacer olvidar al espectador sus familiares rostros pasando a convertirse en los dos príncipes de la iglesia. Pero, además, la película cuenta con una preciosista puesta en escena, con planos que juegan con la geometría del encuadre, además de permitir al espectador penetrar en las bellas salas y estancias del Vaticano. Buen trabajo actoral, buen uso de la sintaxis de los planos y un guión correcto, son elementos suficientes como para disfrutar de esta digna película en la justa medida de lo que ofrece.

Todo ello en lo que es una lúcida reflexión sobre la religión católica, su necesidad de adaptarse a los nuevos tiempos y su papel en la sociedad moderna mediante el diálogo de sus dos polos opuestos: el progresista, representado en Cardenal Bergoglio, futuro Papa Francisco y conservador, encarnado por Benedicto XVI, mostrando más luces que sombras de ambos personajes y humanizándolos, posiblemente en exceso durante el tramo final del film. Los dos Papas peca, como tantas y tantas películas actuales, de un exceso de metraje que quizás alarga innecesariamente una historia que debería haberse cerrado tras la última confesión, consiguiendo que un duelo a dos se termine convirtiendo en toda una oda al actual pontífice. En todo caso pesan mucho más los elementos positivos que hacen atractiva esta nueva producción Netflix dirigida por  Fernando Meirelles, director de la memorable Ciudad de Dios (Cidade de Deus, 2002) que cuenta con el guión del tres veces nominado al Óscar, Anthony McCarten.

 

 

 

 

 

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