Diario de Serendipia en Sitges 2011: ÚLTIMAS JORNADAS

... y no tan pequeños pudieron disfrutar de cine, zumo y ricas chuches... a nosotros no nos dieron! (Fotos Serendipia)
OCTAVO DÍA
Corriendo de buena mañana ya al Retiro a ver Tormented (Takashi Shimizu), film japonés de esos rarunos que nos llamaron la atención que mezcla niños, locura, un actor disfrazado de conejo de peluche y culpabilidad, todo ello con un eficaz 3-D. Venga a correr otra vez para l’Auditori a ver Womb (Benedek Fliegauf), una producción al alimón entre Alemania, Francia y Hungría que materializa una muy retorcida idea basada en la clonación de seres queridos, pero que peca de intimista y lenta, aunque tiene aciertos argumentales innegables. No así Kill List (Ben Wheatley), una propuesta británica que comenzó francamente bien, funcionando perfectamente como brutal relato de cine negro, pero con desafortunado giro al fantástico que degenera en un final (Atención: Spoiler) «a lo Servian film» que desvirtúa el resultado final.
Dos momentos flojos del día, lo que sumado al cansancio acumulado ocasionó que esa tarde nos la tomáramos de fiesta, aprovechando para ir a cenar lo que Quim Cruselles, uno de los comensales, definió como «cena cenaca«.
Antes de marchar hacia el restaurante, me encuentro al cazador de autógrafos apostado en el hall del hotel Meliá. Le saludo y me asegura que un señor que está cerca es Pedro Olea . Yo, como no recordaba físicamente al director, confiado le pido un autógrafo que amablemente me dedica pero añadiendo «Gracias, pero yo no soy nadie«, así que investigamos y averiguamos que se trata del director del Festival de Málaga, Carmelo Romero, lo que comunicamos al coleccionista, aunque él sigue emperrado defendiendo que es Olea el que ha estampado su firma en su copia de El bosque del lobo. También aviso al caza-autógrafos de que, tal y como nos dijo Mike Hostench (Subdirector del festival), Barbara Steele finalmente no venía tal y como estaba programado, aunque no me mira muy confiado…
Definitivamente hay muchos mundos y todos caben en el mismo festival.
NOVENO DÍA
Al día siguiente la cena, bueno, todo lo que la regó causan dolorosas secuelas en el organismo de Serendipia, que debe enfrentarse a un nuevo madrugón añadiendo el efecto resaca al cansancio acumulado. Motivando todo ello un aumento de fundidos en negro y autoediciones personales durante las proyecciones. Veamos lo que dio el día de sí:
Juan de los muertos de Alejandro Brugués era una de las cintas más nombradas por el propio director del certamen, y resultó ser un divertimento zombie a veces crítico, a veces banal y otras veces zafio, pero divertimento a fin de cuentas con las particularidad exótica de haber sido rodado en Cuba. A continuación los despojos de Serendipia nos trasladamos al Prado para ver Akelarre, momento en el que (ahora sí) pudimos ver y saludar a su director Pedro Olea, que me comentó que le encantaba el cine de terror y, fijándose en mi camiseta, me dijo que tenía el film de Lugosi The Devil Bat (1940, Jean Yarbrough), cosa que subrayó con un sonoro:»¡Viva los vampiros!». Definitivamente un tipo entrañable.
Akelarre fue presentada por su director, que también ofreció un postscreening en el que destacó que su afición al género fantástico venía de lejos, ya que desde la escuela de cine, sus primeros cortos lo demuestran al estar basados en relatos de Bradbury y Poe.
La copia del film que trajo Olea bajo el brazo era un «director’s cut» con doce minutos menos. El director bilbaíno definió su film como un intento de «bucear en la realidad y ver como se genera la leyenda de la brujería» mostrando «Paganismo vasco contra religión católica. El falo de la Iglesia contra la cueva de la brujería«, para lo que contó con documentos que incluían procesos originales en el país vasco. Todo un maestro en una interesante retrospectiva poco concurrida, lo que quizás debería sacar los colores a más de uno, que se pierde así una ocasión de oro de revisar un gran film de cuidada factura.
Pero Sitges respiraba algo nuevo, ya que se preparaba la multitudinaria Zombie Walk que se celebraba esa tarde / noche. Durante la espera para entrar en el Prado pudimos ver los preparativos con el equipo de Gus FX maquillando y preparando unos cuidados zombies que aprovechamos para inmortalizar.
El cuerpo pedía siesta, así que tras comer…¡De plato, oigan, de plato!, nos adentramos en el mundo de los sueños… aunque una hora, no vayan a creerse, pero lo suficiente para plantar cara a las proyecciones de la tarde que comenzaron con El Callejón, ópera prima de Antonio Trashorras. Supongo que ya conocen a este elemento, ya que además de ser crítico de cine con varios libros publicados (Ellas son fantásticas Ed. Glenat…) y cómics (Miedo Ed. Glenat…) ha dado el salto al cine, primero como guionista (Agnosia, El espinazo del diablo…) y ahora como director.
El Callejón es un muy inteligente film desarrollado en espacios reducidos que retrotrae a La Cabina (1972, A. Mercero), El Asfalto (Ibañez Serrador) o incluso a la primera entrega de Saw (2004, James Wan), con un final sorprendente y un giro al fantástico quizás algo excesivo e innecesario pero no por ello menos celebrado. Me ha encantado por su economía de escenarios y por el ingenio demostrado por su director para desarrollar una historia de forma sencilla sin que decaiga el interés ni la tensión en ningún momento. Ana de Armas demuestra ser una buena actriz, cuya candorosa y a la vez exuberante belleza resulta ideal para el papel protagonista de este film . Trashorras sabe que su actriz tiene un físico agraciado y no duda en hacer unos atractivos títulos de crédito con ella, para después introducirla en la oscuridad del callejón y dejar que demuestre que es, ante todo, una buena y eficaz actriz. Quiero volverla a ver y pienso que hay que verla. Parca de medios e ingeniosa, como si de un episodio de Twiligh Zone se tratara.
Respecto a El Páramo (Jaime Osorio Márquez), las opiniones de Serendipia son encontradas: buenos momentos en un film bélico difícil de visionar, ya que tal y como dijo su director en la presentación, su intención es involucrar al espectador en la acción, para lo que se vale de poner la cámara encima de los actores. Tan cerca, tan cerca que llega a agobiar. Oscura y brutal (¡¡Como los fanzines de los 90!!) a menudo tediosa y siempre ambigua respecto si se trata o no de una historia que se pueda incluir dentro o no del fantástico. Juzguen ustedes…
Nos vamos a dormir para plantar cara al ¡Sigh! último día.
DECIMO (Y ÚLTIMO) DÍA
…Y ya es sábado sabadete y se marcha todo mi cansancio. De pronto da la sensación de que todo ha pasado de forma fugaz y se siente cierta pena. Pena que uno intenta consolar pensando que pronto habrá otro festival.
Quedan pocas películas por ver. The Thing (Matthijs van Heijninger Jr.) es una innecesaria precuela realizada con todas las pistas que se daban en el film de Carpenter sin aportar casi nada nuevo (si exceptuamos el tema de los empastes). Más de lo mismo, bien realizado pero vacío de contenido. Repite los aciertos de su predecesora con unos efectos digitales nada estridentes a pesar de su espectacularidad. Pero la sorpresa del día para Serendipia fue Drive de Nicolas Winding Refn, que si bien seguimos sin hablar de cine fantástico, sí podemos hablar de un film redondo de principio a fin. Bien hecha, bien interpretada, pesimista y violenta, pero no tanto como pregonó Lucía Etxebarría cuando desde la columna que escribe en un diario gratuito dijo que tuvo que salirse del cine.
Después Serendipia se pasó a ver el palmarés, que ya comentamos aquí, sobre el que hubo opiniones de todo tipo, pero ya se sabe que nunca llueva al gusto de todos.
Bueno, termina aquí este diario tardío de la estancia de Serendipia en Sitges, con pequeños comentarios escritos en caliente y transcritos posteriormente. Ahora toca comentar películas con opiniones y reseñas más desarrolladas que se irán publicando ya reposadas al calor del hogar y de forma pormenorizada.
¡¡¡Nos veremos el año que viene con más y mejor!!!
CONCLUSIONES
LO BUENO:
-La organización, personal del hotel y voluntarios. Todos correctos y amables.
-Implicación del pueblo de Sitges en el festival (decoración de calles, escaparates, menús fantásticos…)
-Espai Fnac, repleto de posibilidades.
-Apertura del festival al público con postscreenings y actividades abiertas.
-Filmotech. Aunque quizás el plazo para poder ver los films on line era algo corto.
-Brigadoon más organizado y con mayor (y mejor) oferta.
-Apoyo al cine español, tanto clásico como actual con presencia de sus protagonistas.
-Variedad de títulos y géneros.
-Acuerdo con Renfe para el tren especial nocturno.
LO MALO:
-Reducción de cine fantástico y de terror y selección de films no fantásticos a concurso.
-Reducción de retrospectivas y poca afluencia de público.
-El asunto de las colas para los tickets de prensa. No achacable a la organización, sino a los mismos aficionados acreditados.
-No disponer de wifi más potente que llegara al exterior, ya que la sala de prensa se quedaba corta de espacio.
-Tickets en los pases 3-D.
-Precios abusivos en los chiringuitos adyacentes a l’Auditori. Especialmente en la cerveza esponsor.
LO MEJOR:
-Los amigos y con ellos las tertulias, las cenacas, los comentarios ad hoc y sobre todo… las risas.
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