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Diario de Serendipia en Sitges 2023: Décima cápsula

Con este artículo y el fotográfico, que ofrecemos conjuntamente, damos por cerrada esta edición del festival de Sitges, que a su vez cerramos, como es habitual y tanto nos gusta, en el Prado, viendo clásicos y películas antiguas. Lo mejor. Y si se trata de una canallada con la que el aforo se puede echar unas risas, pues mejor que mejor, por su sabor a catarsis. Pero también estuvimos en el Tramontana, donde su equipo nos trata tan bien, tan cómodos estamos y donde pudirmos ver la última de Brad Anderson, Blood; y finalmente, en el Prado revisamos el King Kong original de 1933 y el último descubrimiento relacionado con Santo, el enmascarado de plata, las escenas con desnudos de Los jinetes del terror, una inocente cinta de luchadores mexicanos y vaqueros que, con estos insertos se convertía en…Los leprosos y el sexo. Imposible pedir mejor fin de fiesta ¡Viva el Santo!

Mientras empezaba a ensayar el «lástima que terminó el festival de hoy«, Serendipia encaminaba sus pasos hacia la que había sido casi su segunda casa, la Sala Tramontana. La última visita. Y es que, nuevamente, y como venía siendo casi una constante en esta edición, también el último día se decantó por la alternativa menos mayoritaria. La mayoría se acomodó en el Auditori para celebrar un nuevo filme con Nicolas Cage, Dream Scenario (Kristoffer Borgli), al que le fue encomendada la labor de clausurar el certamen. Nada en contra, pero a Serendipia le apeteció más echarle un vistazo al último trabajo de Brad Anderson, viejo conocido del que había admirado El maquinista (2004), con producción española, pero al que ya empezó a seguir la pista desde la singular Sesión 9 (2001). Invitado al festival para recoger una Màquina del
Temps como reconocimiento a su carrera. Serendipia tuvo la ocasión de hacerse con su autógrafo (¿hemos dicho ya que la colección de Serendipia ha ganado 64 firmas más?), eterna alma de fan la nuestra, eso sí, siempre desde el respeto a la intimidad. ¿Qué menos que corresponder a su gentileza que viendo su último filme?
La carrera de Brad Anderson se ha fraguado más en televisión que en cine, pero ha ido dando alegrías a los amantes del séptimo arte con pequeñas incursiones de notable valor, como pueden ser Transsiberian (2008), La última llamada (2013) o Fractura (2019). En 2022 rodó la que nos llega ahora, Blood (que en todas partes es referida con el nombre del director como coletilla). Un bonito ejercicio de hibridación entre el drama familiar y el terror más… (¿creen que vamos a decir puro?): estricto. En la cinta, conoceremos a la enfermera y madre recientemente separada, Jess (magnífica Michelle Monaghan). Para seguir adelante y crear una buena vida para ella y sus criaturas, traslada a su hija, Tyler (Skylar Morgan Jones), y a su hijo pequeño, Owen (Finlay Wojtak-Hissong), a la granja de su familia. Es una casa antigua un poco alejada de todo, pero es la única opción que cuadra con su economía. El paisaje y el tono del arranque nos hace pensar que volvemos a estar ante una película de casas encantadas, pero no, es más original que eso. Es el tropo del vampirismo el que se va a ver transfigurado en manos de Anderson. Sigamos con el argumento. Poco después de mudarse a la granja, el perro de la familia (que el padre les había regalado a los niños) huye hacia el bosque. Los niños están angustiados y la madre está perdida. En las pelis de miedo los perretes lo tienen siempre crudo. El de Tyler y Owen regresa, pero muy trastornado. ¿Rabia? Sea lo que sea ataca a Owen, en una escena a la que Anderson le da un tratamiento realista y cruento. Tras ser mordido en el cuello, también el pequeño se infectará. Es trasladado al hospital en el que trabaja Jess, pero su estado es crítico, nada parecen hacer los cuidados de los que la propia madre se encarga. Languidece y languidece, hasta que despierta repentinamente y busca la bolsa de sangre al lado de su cama. Y sin pensárselo dos veces la ingiere como quien toma un biberón. Ésa es la cura. Owen necesita sangre y mucha. De hecho, si no recibe sangre, su comportamiento se volverá tan aterrador como el del perrete. El trabajo de Jess va a ser a partir de ahora alimentar con el rojo líquido al niño y no vacilará ante nada para hacerse con la sangre necesaria para su cachorro. No desvelemos más.
El lema «la sangre es vida» en Blood da lugar a una cinta atípica, que sólo ha gustado a medias a la crítica (58% en Rotten Tomatoes), demasiado sangrienta (jeje) para los amantes del drama, y
demasiada tragedia familiar para los gorekids. Sin embargo, somos de la opinión de que al armazón no se le notan demasiado las costuras. La figura de Jess, encarnada por una inspirada Michelle Monaghan, es la central, una insana madre coraje que hace las veces de metáfora desquiciada de la sobreprotección parental que viven las últimas generaciones. No podríamos decir (o sí) qué es más terrorífico, que un niño beba sangre humana, o que una madre esté dispuesta a todo con tal de protegerle. No falta tampoco la hipótesis sobrenatural que explica la afección, poco desarrollada, eso sí, pero a Serendipia ya le gusta que se deje intuir, lo prefiere a que se insista en describir a toda costa. No salimos alborozados, pero sí satisfechos.
Y decimos hasta el año que viene a la Sala Tramontana, para dirigirnos sin prisa, pero sin pausa, al Cine Prado, nuestra última parada. Dos películas, dos, nos atienden. La primera cita es con el gorila más emblemático del Festival, el King Kong original, que se proyectó en una copia restaurada exquisita. Lástima que algunos problemas técnicos hicieran deslucir la sesión. Por suerte, el entrañable Phil Tippett nos compensó.
Phil Tippett, mago de los modernos efectos especiales (pre-digitales), estuvo en Sitges para recibir un merecido Gran Premio Honorífico del Festival. Fundador de Tippet Studios, ha ganado dos Oscar a los efectos especiales por El retorno del Jedi (Return of the Jedi, Richard Marquand, 1982) y Parque Jurásico (Jurassic Park, Steven Spielberg, 1993) y ha sido
director de Mad God, la estupenda película que maravilló a Serendipia y a todos los que tuvieron la suerte de verla durante la edición de 2021. Campechano y carismático, Tippett se paseó por Sitges con total tranquilidad, hablando con todo el que se le acercaba, maravillando con su cercanía. Durante la rueda de prensa que dio, opinó sobre cuestiones que han revolucionado los efectos especiales, comentando que a pesar de que su mente, en sus propias palabras, «trabaja analógicamente», no solo no reniega de los efectos digitales, sino que le parecen sorprendentes y reconoce que todo se revolucionó a partir de Parque Jurásico, pues no se había visto nada parecido hasta entonces. También dio su opinión sobre la IA, que para él nadie puede rehusar y debe integrarse en el cine. De hecho, confesó estar muy emocionado respecto a lo que pueda realizar esta nueva tecnología en las películas.
Presencia constante durante los días de festival, al enterarse de que se iba a proyectar King Kong (Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack, 1933) en la pantalla del entrañable cine Prado (cuya arquitectura y murales admiró), el creador de Jabba the Hut se ofreció a presentarla ante el
público, con el que se quedó a verla. En su charla inicial, Phil Tippett recordó lo que le impresionó la película cuando la vio por primera vez en 1956, en un pequeño televisor, cuando tenía seis años, en como «me cambió la vida«, al igual que antes que a él a Harryhausen y tantos otros mitos de los efectos especiales artesanales y aficionados al cine fantástico en general. Comentó que tuvo el honor de conocer a Marcel Delgado, estrecho colaborador de Willis O’Brian y que aquel todavía tenía en su poder los scrapbooks de El gran gorila (Mighty Joe Young, Ernest B. Schoedsack, 1949), que misteriosamente, tras su muerte, desaparecieron.
Pero ¿quienes son Willis O’Brian y Marcel Delgado? porque, si bien el nombre de Ray Harryhausen todavía resulta familiar para las últimas generaciones de aficionados, prensa y críticos cinematográficos especializados en cine fantástico de nuestro país, poco o nada es reconocido ni reivindicado el de Willis O’Brien y Marcel Delgado, padres de la animación stop-motion y los efectos especiales y mentores de Harryhausen y todos sus herederos. O’Brien y Delgado fueron los hombres que hicieron cobrar vida a King Kong. Y todo, absolutamente todo lo referente a efectos especiales, comenzó en 1933 con King Kong, a pesar de que 8 años antes
Marcel Delgado y el esqueleto del Sr. Kong
ambos hombres ya hubieran colaborado animando dinosaurios en una historia muy similar a la de Kong, El mundo perdido (The Lost World, Harry O. Hoyt, 1925). Delgado innovó la animación stop-motion en la que O’Brien era especialista, añadiendo a los modelos, hasta entonces de arcilla y plastilina, un armazón hecho de dural, una resistente aleación de aluminio que Delgado forraba con músculos de hule y goma y recubría después con una piel de látex, que daba a los modelos un aspecto más natural y realista. En algunas ocasiones colocaba también una vejiga inflable dentro de sus pechos, que creaba la sensación de que sus figuras respiraban, todo lo cual puede percibirse perfectamente en King Kong. Tanto en el enorme gorila, como en los diferentes dinosaurios. Willis O’Brian y Marcel Delgado formaron equipo y continuaron trabajando juntos en diversas películas, como El hijo de Kong (The Son of Kong, Ernest B. Schoedsack, 1933) o El gran gorila (Mighty Joe Young, Ernest B. Schoedsack, 1949). A pesar de todo, el trabajo de Delgado nunca recibió acreditación, permaneciendo a la sombra de O’Brien, posiblemente por cuestiones de corte racistas, pues Delgado cruzó junto a su familia la frontera a los 6 años al estallar la revolución mexicana. Aunque también es posible que fuera debido a lo poco que se respetaba entonces la labor de estos artistas y técnicos, pues el trabajo de Willis O’Brien tampoco fue acreditado en varias de las películas en las cuales trabajó.
Uno de los armazones que Delgado construyó para Kong ha sobrevivido, como mudo testigo de la historia del cine. La misma historia a la que no pasará, pero indudablemente nos hizo pasar un estupendo rato, Los leprosos y el sexo (René Cardona, 1970), película con la que cerramos, en gran gala particular y rodeado de amigos, la edición número 56 del festival.
En 1952 nació el cine de luchadores mejicano. Ese año se estrenó, también en España, La bestia magnífica (Chano Urueta), un drama que se desarrollaba en el ambiente de la lucha libre. Pero el honor de inaugurar el cine de luchadores enmascarados, tal y como lo entendemos, fue de El enmascarado de plata (1954) de René Cardona, que nada tiene que ver con nuestro chaparro héroe, pues estaba protagonizada por otro luchador profesional enmascarado, El médico asesino. Santo, tras cuya máscara de plata estaba, aunque era uno de los secretos mejor guardados, Rodolfo Guzmán Huerta, y que se dedicaba a la lucha desde 1942, se hizo muy popular, especialmente entre la chiquillería, por protagonizar historietas
en forma de fotonovelas semanales, que desde 1952 se comercializaron con el título Santo, El Enmascarado de Plata ¡Una aventura atómica!, de las que se vendieron miles de ejemplares. Pero lo que convirtió al luchador en referente mediático internacional fue el cine, donde debutó en 1961 (aunque otras fuentes datan 1958), con Santo contra el cerebro del mal de Joselito Rodríguez, una película realizada en régimen de coproducción entre México y Cuba que recientemente fue remasterizada por la compañía de Nicolas Winding Refn y proyectada, entre otros festivales, en el de Sitges. Desde esa primera y hasta 1982, el enmascarado de plata protagonizó 52 películas, en las cuales se enfrentó a distintos enemigos como hombres lobo, mujeres vampiro, el barón Brakola y el propio conde Drácula, extraterrestres, momias, brujas, la llorona, las mafias del vicio, la hija de Frankestein (sic) e incluso a los karatekas, dependiendo de la moda imperante en ese momento en el cine popular, compartiendo aventuras en diversas ocasiones con otros luchadores, como Mil Máscaras o Blue Demon, el más popular tras Santo. Dichas películas fueron un éxito de taquilla no solo en México, sino en gran parte de América Latina, Europa y algunos lugares tan distantes como Líbano o Turquía. Se trataba de películas de bajo presupuesto, amables y aptas para todos los públicos. En las cuales primaban los buenos sentimientos y la defensa del débil.
Había varias luchas pero siempre ganaba el bien frente a los malvados. Muchas de ellas contaban con un humorista que hacía de compañero del luchador, siendo de largo lo que peor ha envejecido de estos entrañables productos, que cuentan con muchos seguidores y coleccionistas. Una popularidad y tradición de la que supieron sacar partido los norteamericanos con el Pressing Catch de los años ochenta. Una imitación que ni de lejos posee el sabor de estos luchadores enmascarados mexicanos, lo cuales son, merecidamente, todo un icono cultural de su país.
Tantas fueron las aventuras y desventuras de Santo, el enmascarado de plata, que se rodaron escenas para versiones alternativas de algunas de sus películas. Escenas sexys, con desnudos femeninos, destinadas a la exportación. Algo que casi formaba parte de la leyenda, pero de lo que existía constancia por algunas imágenes en revistas y libros y que parecían corroborarlo. Serendipia tuvo noticia de El vampiro y el sexo por las fotos incluidas en el libro El vampiro en el cine, de David Pirie, que se publicó en España en 1977. Viviana García Besné, archivista y heredera de los derechos de las películas de Santo y otros luchadores, así como de aquel cine soft conocido como de ficheras (o sexycomedias), fue quien encontró el metraje «prohibido». Mientras entrevistaba a su tío-abuelo, el productor Guillermo Calderón para un documental que estaba realizando sobre películas perdidas, salió el tema de estas dobles versiones de las películas de Santo, algo que ella desconocía, concretamente sobre El vampiro y el sexo: “Me quedé con mucha curiosidad y empecé a hacer un poco de investigación en redes sociales y en periódicos para ver qué
información había sobre la película El vampiro y el sexo. Me encontré con mucha controversia y ya que yo tenía acceso a la bodega de la productora Permanencia Voluntaria, me puse a buscar y entonces descubrí que sí existía”.
Besné, para la que era importante que esta película pudiera verse, pues estamos hablando de historia viva del cine mexicano, recibió amenazas incluso de El hijo del Santo, que de pensar que ese material no existía, cuando apareció se decantó por oponerse a su exhibición, a pesar de no poseer los derechos sobre el mismo. Pero Viviana encontró más material. Como explica José Antonio Monterrosas Figueiras en la revista online Los Cínicos, de la que están tomadas las declaraciones de Viviana García Besné, todo comenzó cuando, nuevamente en la productora Permanencia Voluntaria, «entre miles de rollos de 35 milímetros, había una lata que decía las sugerentes palabras: “Jinetes sexy”. Al mirarla, sorprendida, descubrió que era una película que estaba perdida por años, Los leprosos y el sexo, la versión soft porn de Santo vs los jinetes del terror, el único western del Enmascarado

Un fotograma de Los leprosos y el sexo en el que no hay leprosos a la vista pero parece que habrá algo de sexo…
de Plata, filmado por René Cardona, estrenada en 1970″. Financiada su restauración mediante crowdfunding, por fin ese material pudo ser montado y estrenado en el festival de Rotterdam, desde donde ha pasado a otros, entre ellos el del Sitges, donde Serendipia tuvo el hondo privilegio de disfrutarla en una sesión que fue toda una fiesta, pues naturalmente se trata de un cine de otra época, con comportamientos bien diferentes a los actuales y con unas escenas sexys que mueven casi a la hilaridad. O que serían objeto de tijeras. Insertos algo más picantes que los que recordamos de El vampiro y el sexo, pero siempre dentro del más estricto Softcore. En todo caso, la hilaridad que acompañó algunos momentos de la proyección del film, estuvo teñida de cariño y respeto.
Los leprosos y el sexo se inicia cuando unos leprosos escapan del hospicio en el que están internados, sembrando el terror, pues además de tener un mal contagioso, se dedican a robar. Pero, todo y con eso no serán, ni mucho menos, los villanos de la función. Para que vuelva la tranquilidad a la pequeña ciudad se reclamará la presencia de Santo, el enmascarado de plata, justiciero que acudirá a lomos de su caballo para enfrentarse y derrotar a los viles bandidos, retornando la paz a la ciudad. Santo, además, anunciará a los enfermos que ya existe un fármaco que cura la lepra. Final feliz para los justos en una aventura ¡A colores!
Y final feliz también para una gran jornada, y para un festival de Sitges que Serendipia culminó compartiendo unas cervezas con amigos y compañeros en la terraza del mismo Prado. El 56 festival de Sitges había terminado. Vendrían otros certámenes, pero Serendipia había sobrevivido, y con nota, a otra edición del mejor festival de cine fantástico del mundo. Eso sí, durante el mismo nos llegó la noticia del fallecimiento del gran Carlos Pumares, al que sin duda todos echaremos de menos. También se han jubilado los entrañables encargados del Prado, lo que ha dado paso a la llegada de un marcial caballerete de gesto siempre adusto. En fin…en todo caso…
¡¡¡Nos veremos en Sitges 2024!!!
Y ahora, les dejamos con el…
PALMARES DE LA 55ª EDICIÓN SITGES FILM FESTIVAL
SECCIÓ OFICIAL FANTÀSTIC A COMPETICIÓ
Mejor película
Cuando acecha la maldad
Premio especial del Jurado
Ex-aequo:
Stopmotion (Por su exploración creativa del lado oscuro de la creatividad)
Vermin: la plaga (Vermines) (Por ser una película de monstruos poderosa y política)
Mejor dirección
Baloji por Omen
Mejor interpretación femenina
Kate Lyn Sheil por The Seeding
Menció especial per:
Zafreen Zairizai por Tiger Stripes (Por su talento emergente)
Mejor interpretación masculina
Karim Leklou por Vincent debe morir (Vincent Must Die)
Mejor guion
Colin y Cameron Cairnes por Late Night with the Devil
Mejores efectos especiales, visuales o de maquillaje
Frédéric Lainé, Jean-Christophe Spadaccini, Pascal Molina, Cyrille Bonjean-Jean, Bruno Sommier y Jean-Louis Autret por El reino animal (Animal Kingdom)
Mejor música
Markus Binder por Club Zero
Mejor fotografía
Martin Roux por La Morsure
Menciones Especiales
Moscas (Por su bonita visión del lado feo de Buenos Aires)
Riddle of Fire (Porque ha hecho al jurado muy feliz)
NOVES VISIONS
Mejor película
Moon Garden
Mejor dirección
David Kapac y Andrija Mardesic por The Uncle
Mejor corto Noves
The Old Young Crow
Menciones Especiales
Halfway Home
Humanist Vampire Seeks Consenting Suicidal Person (Por su guion)
Mimì – Prince of Darkness (Por su fotografia)
JURAT MÉLIÈS D’ARGENT
Premio Méliès d’Argent a la mejor película de género fantástico
La morsure
Premi0 Méliès d’Argent al mejor corto europeo de género fantástico
Cultes
ANIMA’T
Mejor largometraje de animación
Tony, Shelly i la llanterna màgica (Tony, Shelly and the Magic Light)
Mejor cortometraje de animación
Ghost of the Dark Path
ÒRBITA
Mejor pel·lícula
The Last Stop in Yuma County
BLOOD WINDOW
Premio Blood Window a la mejor película
Cuando acecha la maldad
JURADO DE LA CRÍTICA
La teoría universal
Premio Citizen Kane para el mejor director revelación
Stéphan Castang por Vincent debe morir
Mejor cortometraje
I’m Not a Robot
PREMIO BRIGADOON
Premio Brigadoon Paul Naschy al mejor corto
Ellos (Néstor López y Óscar Romero)
SGAE NOVA AUTORIA
Mejor dirección-realización
Mikel Garrido por Tenemos patria
Mejor guion
Karen Joaquín por O que me parta un rayo
Mejor música original
Márcio Echevarria por The Sun Thief
JURADO CARNET JOVE
millor pel·lícula
La morsure
Millor pel·lícula Sitges Documenta
Kim’s Video
PREMIOS DEL PÚBLICO
Gran Premio del Público a la mejor película
Robot Dreams
Premio del Público Panorama Fantàstic
El exorcismo de Eastfield
Premio del Público Focus Asia
Fuerza bruta: sin salida
Premio del Público Midnight X-treme
Os reviento
Y tras este último video, un enlace (aquí) a nuestro habitual álbum fotográfico.
Diario de Serendipia en Sitges 2023: álbum fotográfico

Cualquiera que haya dado un ojo a los anteriores artículos, o nos haya visto por el festival de Sitges podría pensar que no hacemos más que ver películas, una detrás de otra hasta el infinito. Pues no, Serendipia también hace otras cosas durante el festival, pues es muy importante vivir y hacer otras actividades. Aunque no somos amigos de hacer muchas fotos con actores o directores, les ponemos un poco del ambiente que se respiró en otros ámbitos del festival.

La noche previa a todo… calma chicha…

… y ya empezamos un año más…

…rodeados de zombis lectores…

…y entre los libros una nueva entrega ¿la última? sospechamos que no, del extenso repaso a la filmografía de d’Arbó, titánico trabajo que está realizando (ya van cuatro tomos), el amigo Diego Peñalver…

…que por muchos libros que escriba, bueno, ni él ni nadie, nunca alcanzará el número de tomos publicados por el prolífico Octavio López Sanjuán, al que siempre es una alegría poder saludar.

Dos tanatopractores adecentando a dos visitantes del festival…

…mientras esta bella dama consulta su correo.

Hablando de bellas damas, tuvimos el gran privilegio de saludar a Barbara Bouchet: puro glamour, amabilidad y cercanía. Una señora estupenda y unos ojos difíciles de olvidar.

Fueron 10 madrugones, 10…

…pero no fuimos los únicos.

Todo con tal de ver esas cortinas rojas que dan paso a la fantasía.

Tampoco se perdieron la cita Jesús y parte de sus discípulos, que ya están rodando el largometraje ‘Once a Time in Jerusalem’ ¡y trajeron pruebas palpables, imágenes y reliquias del milagro!

Como siempre fue un gran placer escuchar a los sabios maestros.

…y escaparse por la King Kong Area…

…en un festival que tuvo temperatura veraniega…

…y donde nos encontramos con viejos amiguetes…

… y hasta con María, lo cual nos hizo caer en cuenta de que el festival ya no la utiliza como premio.

Puntual a su cita, el 79 con su jefe, Joan Castelló, al frente. Muchos de ustedes pensaban que se trataba de una leyenda urbana que contaban los coleccionistas durante las frías noches de invierno, pero aquí está la prueba de su existencia: con ustedes el responsable de la ‘Colección Fantaterror’…

…y de otras maravillosas ediciones físicas de sus películas favoritas.

Y este no podría ser más que el stand de un imprescindible y querido amigo, Javier. Bubba estará siempre en nuestro corazón.

Phil Tippet demostró gran vitalidad e ilusión. Dice mucho de él que decidiera quedarse a ver King Kong y se ofreciera, además, a presentarla al público que llenó el Prado.

Ya se pone el sol. El festival termina, pero no teman pues…

…ya se prepara una nueva edición. Nos vemos allí.
Diario de Serendipia en Sitges 2023: octava cápsula

Con los entrañables Phil Tippett y Lamberto Bava ya merodeando por Sitges, Serendipia inicia una nueva jornada de festival, reduciendo, en esta ocasión, la ingesta de películas para coger impulso ante el largo fin de semana que se nos viene encima. Más Noves Visions en el Tramontana (Raging Grace, The Vourdalak) y nuestra última visita de este año a l’Auditori con Concrete Utopia, enmarcada en la sección Órbita y que agotó aforo con un lleno hasta la bandera.

Serendipia tiene algo con Filipinas. Quizás porque toda la filmografía filipina anterior a la II Guerra Mundial cayó bajo el fuego japonés y norteamericano y eso nos causa una gran congoja. Quizás por el cine de terror bizarro que allí se realizó en los años sesenta y setenta. Puede que
sea porque una de sus mayores estrellas haya sido el pequeño Weng Weng, nombre artístico de Ernesto de la Cruz. Quizás por la dictadura tan bizarra que sufrieron… vaya usted a saber, pero todo lo que tiene cierto sabor filipino, nos atrae. Si bien Raging Grace es una producción británica, su director y guionista, Paris Zarcilla, que debuta en el largo con esta cinta, es de origen británico-filipino. La historia que narra está protagonizada por Joy (Max Eigenmann) una emigrante indocumentada y madre soltera llegada, con su pequeña hija Grace (Jaeden Paige Boadilla), desde Filipinas a Inglaterra, donde se gana la vida como puede. Grace es un diablillo travieso, sus bromas pueden llegar a ser pesadas, pero manifiestan su inocencia y, en cierta forma, esa imaginación vivaracha alivia la carga de los días de Joy. La niña tiene que mantenerse escondida en el cubil que es su vivienda, agregando más tensión a Joy (en una ocasión tendrá que llevarla, escondida, a uno de sus trabajos proporcionando algunas de las situaciones más cómicas de la cinta). De modo que, cuando encuentra trabajo fijo con derecho a vivienda como cuidadora de Mr. Garrett (David Hayman), un anciano terminal que está en coma, Joy cree que sus problemas han finalizado. Pero lo cierto es que solo acaban de empezar. Pronto se percatará de que el anciano realmente está siendo sedado lentamente por su sobrina (Leanne Best). Así que la pregunta es ¿Por qué lo mantiene sedado? ¿Con qué fin? Cuando su sobrina se ausenta durante unos días, Joy logra reanimar al anciano con cuidados que ha aprendido en su tierra. Mr. Garrett está agradecido y atenderá con especial mimo a la niña. Una afabilidad que no extenderá a la madre, a la que trata con desdén, como si quisiera ponerla en su lugar: es una mera criada y debe estar a su servicio. El anciano había sido criado por una nani también filipina, habla con añoranza de ella, pero Joy descubre un día que las cartas a su familia se le habían secuestrado dejando a la nani en una situación de desamparo. Este descubrimiento será el punto de inflexión de la trama, un nuevo giro le descubre a Joy que quizás no ha sido buena idea ponerse de parte de Mr. Garrett, pues parece estar detrás de aquel sometimiento del que fue víctima su nani. La trama se complica y el horror cotidiano que había vivido la protagonista se tiñe de una opresión, un misterio que
desencadena, en el tercer acto de la cinta, un encadenado de situaciones que tiñen la película dándole naturaleza de terror.
Paris Zarcilla sale airoso en la realización de un filme que tiene más de sátira oscura que de terror, pero el hábil suspense que se mantiene durante todo el metraje permite que la hibridación no ofrezca fisuras. Eso sí, siendo un debut sólido, no deja de utilizar recursos convencionales, así que su ubicación en la sección más alternativa del festival no parece del todo ajustada. Más original que la media de las que son exhibidas en Panorama Fantástico, se diría que no se confió suficientemente en ella como para incluirla en la sección oficial. Película agradable de ver, efectiva en esa crítica de un colonialismo que aún sigue vigente tantos años después de que desaparecieran las colonías, comprendemos que el programador que la seleccionó quisiera traerla al festival, pero se debió apostar más fuerte.
Sí nos parece apropiada la inclusión en Noves visions de la siguiente película, que degustamos sin abandonar la Tramontana. Otra de las cintas que pocos se aventuraron a ver, y suponemos que no solo porque le colgaron el dudoso eslogan promocional de ser «arte y ensayo cercana al cine de Albert Serra«. La producción francesa Le Vourdalak, que como puede suponerse adapta el
relato de Alekséi Tolstói sobre vampirismo que tan bien llevara a la pantalla Mario Bava en 1963 en uno de los episodios que componen Las tres caras del miedo (I tre volti della paura) y que aquí, tal y como expresó su propio director, Adrien Beau, adapta de «una manera artesanal«. Y si, pero muy efectiva, añadimos, pues si bien el presupuesto se adivina escaso, con la mayor parte de la acción rodada en un bosque, la intriga y los personajes están bien modelados, desde el Marqués Jacques Antoine Saturnin d’Urfé, un petrimetre noble interpretado por Kacey Mottet Klein, que perdido por el bosque encontrará cobijo en un caserón arruinado habitado por una extraña familia; desde la exótica Sdenka (Ariane Labed); pasando por su aún más exótico hermano, Piotr (Vassili Schneider); y terminando con el patriarca de la familia, casi un cadáver, encarnado por una convincente marioneta tallada por el propio director. Para lograr el aspecto de fantasía de la vieja escuela, Beau renunció al rodaje en digital, hubiera dado a la imagen una apariencia demasiado precisa y los efectos logrados en la postproducción le hubiesen restado atmósfera, se utilizó una cámara de súper 16 y los efectos, como la propia marioneta, fueron físicos. Le Vourdalak es una cinta minimalista, a los aspectos técnicos señalados, se suma un elenco reducido, sólo siete actores a los que se pidió que llevaran a cabo una interpretación marcadamente teatral, que expresan más con sus movimientos, casi coreográficos, que con la declamación de las palabras. Y el minimalismo se traduce en un aura fantasmal, como si todos los personajes llevaran tiempo muertos, y la propia película vagara como un fantasma entre fantasmas. El director, pues, confeso amante de las transformaciones corporales, de las criaturas monstruosas, tenía muy claro qué es lo que intentaba trabajar dentro del género: nada interesado en los aspectos violentos ni en los sobresaltos típicos del terror más comercial, lo que le atrae es «explorar el lado oscuro del mundo, un poco como en los cuentos de hadas, a través de la brecha entre la crueldad y la ingenuidad» (declaraciones para Cineuropa). Todo este cóctel se adereza con unas gotas de sano humor que acaban de convertir Le Vourdalak en un petit plaisir.
Y como Serendipia pasó una hora y media deliciosa con esta producció ingeniosa y atmosférica que captura las dos almas del relato original (fue publicada en francés en vida de Tolstoi y en ruso de forma póstuma), les dejamos su trailer a modo de degustación.
Última película de la jornada, última sesión en l’Auditori de esta edición. Toca despedirse de la sala estrella. Y la verdad es que está más que bien hacerlo con una super producción a la altura de las condiciones de l’Auditori como es la surcoreana Concrete Utopia (콘크리트 유토피아, Tae-hwa Eom), adaptación de un célebre webtoon (cómic coreano serial), que fue la tercera película más taquillera del año en su país y seleccionada como candidata surcoreana a la mejor película internacional en los Óscar 2024. Como curiosidad, aún no estaba lista para el
estreno cuando se anunció el proyecto de otra película que, aunque está ambientada en una época muy posterior, comparte el mundo de Concrete Utopia. Es un hecho inusual en la industria cinematográfica surcoreana comenzar la producción de la segunda parte cuando la primera aún no se ha estrenado. Se concretó que sería el primer largometraje dirigido por el especialista en artes marciales Huh Myung-haeng, y que contaría con la presencia de Ma Dong-seok como protagonista. Un hecho insólito que aventura la calidad de la película que tenemos entre manos.
Y es que Concrete utopía es una epopeya de más de dos horas que confirma, definitivamente, que la especie humana merece la extinción. Veamos porqué. La película se inicia después de un fortísimo terremoto, con Seúl reducida a escombros. Todo en la ciudad se ha derrumbado excepto un edificio, los apartamentos Hwang Gung, que permanecen en pie. Cuando los supervivientes del exterior se enteran de esto, comienzan a reunirse allí, lo cual hace que los residentes originales del edificio empiecen a sentirse amenazados y decidan unirse para su supervivencia. Eligen a Young-tak (Lee Byung-hun) como delegado de los residentes y bajo su liderazgo se prohíbe estrictamente la entrada de personas externas. También se elabora un nuevo reglamento pero, en medio de las continuas amenazas a la supervivencia de los residentes, comienzan a surgir entre ellos conflictos inesperados.
Hostilidad en un mundo hostil, no hace falta ser muy listo para ver que el film coreano es una llamada a la solidaridad, o mejor dicho, a la falta de solidaridad existente entre los países. Entre las ciudades. Entre los vecinos. Pero hay más, pues destaca el tema de la gentrificación de los barrios populares, el clasismo y el totalitarismo, pues Young-tak termina siendo poco menos que
un dictadorzuelo al que todos siguen ciegamente. Vamos, como los que estos días se están reuniendo en Ferraz. Y, al igual que ocurre con los disturbios ante la sede del PSOE, con lo dramático de la situación, aun queda algún -puto- espacio para la comedia. Concrete Utopia no es cine de catástrofes al uso, aunque la acción se inicie tras un terremoto y se centre en ese único edificio que queda en pie y en las ruinas de los colindantes. Habla de un estado de guerra que nos resulta cotidiano. De una guerra entre los que no han perdido nada y los que lo han perdido todo. Entre los de dentro y los de fuera. O sea, lo de siempre. El pan nuestro de nuestras vidas. La radicalidad de la acusación y el fatalismo con el que se aborda la descripción de la naturaleza humana no nos deja sin esperanza, sin embargo. Porque Um Tae-hwa logra también hacernos comprender la presión social que lleva a la gente promedio, como nosotros, a abandonar todos los valores humanistas. También porque deja entrever que hay otros mundos, fuera de esta utopía segura, donde otra lógica es posible. Pero, sobre todo, porque sabe darle todo el protagonismo a la joven Myeong-hwa, la antagonista del líder carismático, una enfermera que se niega a abandonar la promesa que hizo de ayudar a los más vulnerables. Todavía se puede empezar de cero, parece decirnos la conclusión del filme.
Concrete utopia fue proyectada dentro de la sección Órbita que, no nos engañemos, bendita sea, por las películas que permite incluir en el festival sin complejo de culpa. No pertenecen, claramente, ni al género fantástico ni al terror, son en su mayoría thrillers de alto octanaje que se interseccionan en algún punto con la fantasía y el horror, por sus aspectos más visuales, por sus temáticas, por el tratamiento de la tensión, sin caer dentro del espectro global del género. Flotan en torno a él sin mimetizarlo plenamente. De ahí lo de órbita. Una sección que enriquece aún más el panorama de Sitges, sin duda.
Nos vamos de l’Auditori, toca recogerse. Decimos hasta mañana y les dejamos con unos dibujos animados gentileza del Quim Crusellas Team:
Diario de Serendipia en Sitges 2023: séptima cápsula

Serendipia se planta ya en la séptima jornada de festival. El cansancio comienza a hacer mella pero… ello no quita para que haya seleccionado cuatro películas más: tres de ellas de la sección Oficial Fantàstic Competició (Divinity, Vermin y El reino animal) y una en Noves Visions (Hundred of Beavers). Serendipia también estuvo tentado de acudir a ver un documental que pintaba francamente bien, Enter the Clones of Bruce Lee, pero dada la hora en la que se ofrecía, no nos hubiera permitido madrugar o soportar con dignidad las sesiones del siguiente día. Así que, con todo nuestro dolor, tuvimos que dejar el documental para mejor ocasión…

fotos: Serendipia
Y Serendipia escoge iniciar la jornada en la sala Tramontana con Divinity (Eddie Alcazar), una extraña película que tenía todos los ingredientes para pertenecer a la sección Noves Visions,
pero que inexplicablemente fue a parar a Oficial Fantàstic Competició. Y es toda una lástima, pues si bien en Noves Visions hubiera tenido posibilidades de rascar algo, en Oficial Fantàstic fue prácticamente ignorada. A esta circunstancia cabe añadir que esta sesión tuvo lugar mientras en l’Auditori se proyectaba la última de Takeshi Kitano y que los dos pases restantes del film se programaron a horas algo intempestivas, uno de ellos dentro de una maratón nocturna. Así fue poco -o nada- vista por prensa y público asistente. Rodada en blanco y negro y en 16mm, esta fábula futurista se desarrolla en una sociedad distópica en la que el prima el culto al cuerpo, a la belleza y juventud (bueno, aún mucho más que ahora). Divinity ve al científico Sterling Pierce (Scott Bakula) dedicar su vida a la búsqueda de la inmortalidad, creando lentamente los componentes básicos de un suero innovador llamado Divinity. Años más tarde, su hijo Jaxxon Pierce (Stephen Dorff) controla y fabrica la droga, dando como resultado un planeta hedonista que ha quedado 97% infértil, pero inmortal. La acción arranca con la llegada a la mansión del magnate de dos misteriosos hermanos (¿extraterrestes? ¿ángeles), que le inmovilizan con la ayuda de una seductora mujer llamada Nikita (Karrueche Tran). El suero de la eterna juventud no consigue, todavía, que el cerebro deje de deteriorarse y los semigemelos convierten al propio Pierce en conejillo de indias para hacerle probar las consecuencias de su invento. Producida por Steven Soderbergh, motivo, posiblemente, de que la cinta participara en la sección «grande», el extraño filme contiene escenas rodadas en stop-motion, que lejos de chirriar con el conjunto le añaden extrañeza y fascinación, consiguiendo que sus imágenes permanezcan en la retina del espectador una vez finalizada. Hay quien alegremente le pone el cartelito de «película de culto». No nos atreveríamos a tanto, pues pensamos que actualmente se eleva muy a la ligera a cualquier película a la calificación de cinta de culto u obra maestra («masterpiece» para los guais) sólo con que se salga un tanto de los cánones. Lo que sí es cierto es que, sin llegar a las cotas de radicalidad de Skinamarink (Kyle Edward Ball, 2023), ya saben, esa cinta que Variety considera mejor película de terror del año, pero que ha llegado directa a plataformas, Divinity, lo que se dice extraña, lo es un rato la jodía.
Si el año pasado el gran momento friki del festival se produjo durante la proyección del documental Ummo, la España alienígena por los incidentes que causó José Luis Jordán Moreno, el autoproclamado «hijo y coheredero de José Luis Jordán Peña, emisario del planeta Ummo en la Tierra», este año el show estuvo protagonizado por los protagonistas de Hundred
of Beavers (Mike Cheslik), una locura súper independiente, ingeniosa, divertida y, por desgracia, un tanto larga con la que culminan varios años de trabajo. Se trata de una epopeya que se desarrolla en el siglo XIX, en América del Norte y en pleno invierno, donde un vendedor de aguardiente de manzana arruinado querrá convertirse en el mayor cazador de pieles de castor para conquistar a la hija del comerciante local, que es quien se las compra. Para ello deberá cazar cientos de ellos, lo cual hará mediante locas trampas que, en muchos casos, se volverán contra sí mismo. Rodada en blanco y negro, utilizando técnicas del viejo slapstick mudo -no hay diálogos-, Hundred of Beavers es una de las óperas primas más salvajes de la temporada, un cartoon viviente de la Warner con gotas de Terry Gilliam cuyos 15.000 planos tardaron cuatro años en rodarse. Con sus casi dos horas de gags continuos, que hicieron las delicias del público del Tramontana, el film es tan consciente de su deuda con los dibujos animados de la Warner, y en concreto con los del Coyote y el Correcaminos, que incluso alguna de las trampas del cazador son marca Acme.
Pero, ¿por qué decimos que fue un momento friki? pues por el show que organizaron durante la presentación su director, Mike Cheslik, y su protagonista (y coguionista) Ryland Brickson Cole Tews. Tras tomar el director un tanto el pelo a la traductora, el actor saltó sobre un castor que apareció en el cine, reduciéndolo con una llave de lucha. Otro funny animal apareció, en este caso un perro, al que raudo venció otra vez, al igual que al tercero, un conejo que llegó a subir al escenario antes de caer a los pies del bizarro cazador de castores. Serendipia, al igual que el resto del público, no creía lo que estaba viviendo. Pero les garantizamos que sucedió. Cuando la película finalmente comenzó, quedó rápidamente demostrado que Hundred of Beavers es una divertida cinta a disfrutar en compañía, pues el Tramontana se convirtió en una auténtica fiesta.

Por cierto, si el año pasado tras el incidente Ummo vimos Les cinq diables (Léa Mysius), protagonizada por Adèle Exarchopoulos, en esta ocasión repetiríamos circunstancia: performance bizarra y actriz, pues la bella parisina también es una de las protagonistas de El reino animal, última cinta que veríamos durante esta jornada.
Pero antes… llegaron las arañas.
La francesa Vermin: la plaga (Vermines), con la que debuta en el largo Sébastien Vanicek, director criado en los suburbios parisinos donde sitúa la acción, fue una de las películas que, dentro del más estricto terror (no puro, recuerden), gustaron más a Serendipia, algo que casi parecía asemejarse a un placer culpable, pues si bien en los mentideros del festival todo el mundo estaba de acuerdo en lo bien que se lo había pasado con el film, nadie parecía tenerla en cuenta a la hora del palmarés. Y es una lástima y algo que Serendipia no llega a comprender. En TerrorMolins, por ejemplo, donde también fue programada, lo hizo dentro de una larga maratón. Todo y con ello, obtuvo en Sitges el Premio Especial del Jurado.
Vermin: la plaga es una muy digna producción de terror, enmarcada dentro del subgénero de invasiones de insectos. Una rebelión de la que, naturalmente, el culpable será el hombre. Kaleb (Théo Christine), es un joven que está a punto de cumplir 30 años y nunca ha estado más solo. Peleado con su hermana por un asunto de herencia, también ha cortado los lazos con su mejor amigo. Vive en un barrio parisino que está siendo devorado por la especulación, y su único consuelo es su gran pasión son los animales
exóticos, muchos de ellos especies protegidas que adquiere de manera ilegal. Un día llega a casa con una extraña y violenta araña proveniente del desierto, que se escapa y multiplica rápidamente, provocando una plaga en el bloque de pisos. Cuando el edificio es puesto en cuarentena, los vecinos se verán forzados a combatir a los arácnidos, que se vuelven más mortíferos conforme pasa el tiempo. ¡Y también más grandes!
Y Serendipia finaliza la jornada con El reino animal (Le règne animal, Thomas Cailley), otra producción francesa en la que los animales también tienen su protagonismo, pero digamos que de una forma más pacífica, menos molesta. Una pandemia causa mutaciones en la población, trasfiriendo características de diferentes animales a los afectados. Aunque no suponen una amenaza real, los mutantes son tratados con rechazo por buena parte de la sociedad. La película de Cailley nos enfrenta a una fábula que refleja la crispación pospandémica, enfrentarnos a la circunstancia extrema de vivir una situación límite no nos ha hecho mejores, casi todo lo contrario. En El reino animal se explora el lugar común del bosque como espacio de lo misterioso (cuando no de lo estremecedor) para alumbrar un fantástico, que la crítica de cine
Desirée de Fez adjetiva como luminoso, en el que lo real muy real se cruza con éxito con lo sobrenatural sin generar fisuras. Lo fantástico es utilizado como la herramienta útil que es para denunciar los males de una época. Cailley elige, además, el tono intimista para su relato y lejos de ofrecernos la descripción objetiva de cómo está desarrollándose la situación general, se centra en las vivencias subjetivas de una familia que se ha visto afectada en primera persona por la plaga. Elegir la perspectiva del caso particular apela a la empatía del espectador, haciendo al relato más efectivo para cumplir sus pretensiones.
El reino animal sigue a François Marindaze (Romain Duris) que hace todo lo posible por salvar a su esposa, aquejada por la misteriosa enfermedad. Mientras la sociedad parece abocada a un nuevo orden, François buscará un remedio a todo ello, sobre todo cuando Émile (Paul Kircher), su hijo de 16 años, comience a mutar y vea como todo se resquebraja a su alrededor. Juntos comprenderán que el remedio es dejar que suceda, que la especie evolucione. Que la vida siga. El mensaje nos cala gracias a nuestra identificación con los protagonistas (muy bien recreados por sus interpretes), al fin y al cabo lo que se nos plantea no es más que la estilización fantástica de problemas que todos podríamos haber enfrentado. Amén de que nos hace reflexionar sobre nuestro presente en el que la responsabilidad del hombre en el desastre ecológico, cada vez más evidente, hace cuestionarnos nuestra racionalidad. Nos hemos considerado centro del universo y ahora el orden desestabilizado que nos rodea nos lleva a replegarnos, a descubrir nuestras facetas más oscuras y a ensayar respuestas que devuelvan el equilibrio. Cailley entona un bello canto a la búsqueda de una nueva armonía que reponga los equilibrios y nos ponga en nuestro lugar.
Resulta cuanto menos inevitable recordar a H. G. Wells y La isla del Dr. Moreau, una novela publicada en 1896 y varias veces adaptada al cine en la que el buen doctor protagonista realizaba dolorosos cruces quirúrgicos entre especies animales y seres humanos, obteniendo unos
resultados que eran tratados como bestias salvajes carentes de humanidad. Pero también es lícito traer a colación a los X-Men originales, de Stan Lee y Jack Kirby, donde se trataba el tema del diferente y de los cambios hormonales de la adolescencia. Aquí los mutantes no tienen superpoderes, si acaso el de lograr contagiarnos su voluntad de posicionarse ante un mundo que parece preferir la violencia a la convivencia. El reino animal rezuma un humanismo tan sincero, casi ingenuo, que nos enternece y le perdonamos que caiga en algunos desajustes en el tono y que dilate en exceso su desenlace. Defectos que no empañan su condición de fábula cautivadora ambientada en impresionantes decorados naturales y con unos efectos especiales que tienen mucho de poético y que le valieron el premio del festival en esta categoría.
La última cinta del día nos pilló algo cansados, así que casi la hemos disfrutado más al remebrarla que al ingerirla. Así que nos recogemos, ya está bien por hoy, que al día siguiente quedaban todavía perlas por descubrir y un largo fin de semana que gestionar. Cerramos con el cuarto Making of de lo que acontece por Sitges, realizado por Quim Crusellas y su equipo. Unos estupendos cortometrajes en sí mismos, repletos de humor y buen hacer que miden el ambiente del festival.
Diario de Serendipia en Sitges 2023: Quinta cápsula

De nuevo en el Melià tras la enorme afluencia de público que representa el fin de semana, Serendipia inicia una nueva con dos sesiones en el Tramontana, ergo, Noves Visions y dos más en l’Auditori -desde la distancia- con dos pertenecientes a Oficial Fantàstic Competició.

Fotos: Serendipia
Mientras l’Auditori estaba repleto de almas para ver La sociedad de la nieve, última película de J. Bayona, con menú carnívoro ultracongelado, Serendipia escoge seguir el olor a podredumbre y sordidez que emana del Tramontana y ver The Funeral (Cenaze), que, por la sinopsis del propio festival, prometía una historia
de amor necrófilo entre un conductor de coche fúnebre y su pasajera. Junto al encanto de premisa, Serendipia se sintió atraid@ por tratarse de una producción turca, con todo lo que ello conlleva, y por estar dirigida por Orçun Behram, del que vimos, en este mismo festival, pero en 2019, su opera prima, The Antenna (Bina).
The Funeral se inicia cuando a Cemal (Ahmet Rifat Sungar), que como hemos indicado se gana la vida conduciendo un furgón fúnebre, le encomiendan transportar y ocultar durante un mes (y sin despertar sospechas, claro), el cadáver de una joven (Cansu Türedi) a petición de su familia. Extraño encargo al que Cemal no pone trabas, simplemente acepta el fajo de billetes que le ofrecen y emprende su misión. Pero una noche abre las puertas traseras del coche fúnebre y encuentra a la muerta emitiendo extraños gruñidos, retira el sudario y descubre a la joven aniñada respirando y sin pulso. La retornada a la vida, además de tener escasa conversación, despierta con unos apetitos muy peculiares, lo que obligará a su pretendiente a facilitarle la necesaria carne fresca. Primero la suya propia, después la del reguero de cadáveres que irán sembrando a su paso. Este Déjame entrar (Låt den rätte komma in, 2008, Tomas Alfredson) versión no-muerta se desarrolla en pasajes desolados, vertederos, ruinas y barrios bajos, inmejorables escenarios para una historia de amor desaforada. Un cuento gótico envuelto en una niebla opresiva permanente que podría haber salido de la pluma de algún autor romántico, amantes como eran de lo siniestro y de las pasiones extremas que desafían los límites de lo racional. Zeynep, la joven renacida, lleva consigo, además, el recuerdo de los horrores de su muerte, víctima de un siniestro ritual. Por ello, buscará venganza.
La cinta concluye en un tercer acto que brinda un festival de sangre en una secuencia de acción filmada de noche (que el director destacó que fue muy difícil para todo el equipo). Y cierra con la única escena luminosa: ambos protagonistas al frente del furgón, ya sin que Zeynep tenga que ocultarse, en lo que se adivina una huida hacia el futuro…¿feliz?
Breve pausa, vuelta a la Sala Tramontana y más bucles con The Uncle (Stric, David Kapac y Andrija Mardesic), una producción croata (con participación serbia) ambientada, aparentemente, en los años ochenta en Yugoslavia. Allí, una familia se prepara,
como cada año, para recibir a su querido tío que viene de Alemania, cargado de regalos, a pasar las fiestas navideñas al calor familiar. Nervios antes de la celebración, se rompe un plato de la vajilla buena, el hijo lleva el mismo jersey de la última vez… Nervios durante la celebración, el pavo estaba crudo, las galletitas de canela quemadas… «La Navidad es en realidad el mayor ataque subliminal al subconsciente, donde la forma se apodera de la sustancia» declaran David Kapac y Andrija Mardesic, que no parecen amar la celebración. Pero parece haber algo más detrás del comportamiento histriónico de la familia (cuyos miembros no tienen apellido, ni nombre), no hay naturalidad y todo resulta exagerado y extraño. Como si se tratara de una mala obra de teatro. La revelación nos llega la jornada siguiente, la familia se prepara, como cada año, para recibir a su querido tío que viene de Alemania, cargado de regalos, a pasar las fiestas navideñas al calor familiar. Y la siguiente cuando la familia se prepara, como cada año, para recibir a su querido tío que viene de Alemania, cargado de regalos, a pasar las fiestas navideñas al calor familiar. La representación se repite día tras día, siempre igual, las mismas frases, los mismos actos, pero siempre algo no está bien, despertando la ira del obsequioso tío. El ingenioso guion del que también son responsables Kapac y Mardesic, sabe jugar bien la baza de la repetición con variaciones para mantener el suspense, el humor impera, pero poco a poco se nos va torciendo el gesto, pues con cada cambio, el ambiente supuestamente festivo se vuelve cada vez más tenso y desequilibrado. También dudamos de la época en la que se están dando los hechos, porque según todo, desde el modelo del mercedes del tío, hasta la decoración de la casa y el vestuario de todos, deberíamos estar en los 80. Pero hay teléfonos móviles que suenan de improviso, alterando el guion. La verdad irá emergiendo de manera vacilante y poco sistemática, pero no nos impacientamos porque el ejercicio fílmico está perfectamente orquestado y nuestra atención está rendida. Vamos sabiendo de un secuestro, vemos a la coerción violenta convertirse en abuso psicológico, un abuso que cada vez raya más en la tortura mental. En cada etapa, la tensión aumenta constantemente, preparándonos para un clímax de derramamiento de sangre y catarsis que inevitablemente llegará.
El talento de los dos jóvenes croatas, que debutan en el largo con esta The uncle, fue premiado con el galardón a mejor director de la sección Noves Visions. Porque la suya es una manera particualr de entender el género, algo que ya se intuía en su mediometraje para televisión, Zagorski specijalitet (2012) que mezclaba pijos perdidos en el monte jugando al paintball, lugareños afables y…canibalismo. Claro que, la pregunta del millón es a qué género nos referimos exactamente, porque aquí hay una deriva desde la comedia a la tensión (tensión como la del título de aquella serie de la infancia de Serendipia), y de la intriga al desenlace violento. Si le buscamos paralelismos o influencias, tendríamos que referirnos al Michael Haneke de Funny games o al Yorgos Lanthimos de Canino, y seguimos moviéndonos en las marismas. No nos atreveríamos a decir que es terror puro, pero quizás es más aterrador que cintas que sí cabrían en esa pureza. Quizás Serendipia, la cabeza más secundaria de Serendipia, estaba a punto de descubrir que a lo mejor no le gusta el género. O sí. Continuaremos esta disquisición mañana, es decir en la sexta cápsula, pero no adelantemos acontecimientos. Vayámonos a cambiar de sala no sin antes destacar que en el rol de tío nos encontramos con ‘Miki’ Manojlovic, a quien los amantes de Emir Kusturica recordarán bien y cuya presencia en este filme fue todo un deseo cumplido para los jóvenes directores: «Cuando nuestros productores nos preguntaron a quién queríamos para el papel, dijimos: Miki Manojlović. Parecía una fantasía, pero los productores tenían su email y le enviaron el guion sin muchas expectativas. Respondió muy rápido, exaltado ante un guion escrito por dos jóvenes cineastas cuyas obras nunca había visto. ¡El resto es historia!«
Con un buen promedio de interesantes propuestas, Serendipia prosigue su itinerario cinéfago del lunes, ya en l’Auditori, con Brujería (Christopher Murray), una cinta coproducida entre Chile, México y Alemania que denuncia el déspota colonialismo de los europeos contra los nativos, mediante la recreación de unos hechos ocurridos en Chiloé a finales del siglo XIX: el juicio contra «La Mayoría» (sociedad huilliche) bajo el cargo de asociación ilícita. Cuando empieza la película de Christopher Murray (que es autor del guion, además, junto a Pablo Paredes), estamos en 1880 en isla de Chiloé, al sur de Chile, donde el colono alemán, Stefan (Sebastian Hülk), vive junto a su familia en una aldea criando ganado. Cuando sus ovejas mueren misteriosamente, reacciona de forma violenta contra el pastor y padre de la criada, Rosa (Valentina Véliz Caileo), enviando a los perros para que acaben con su vida. Todo lo cual sucede delante de Rosa, de 13 años, que a continuación es despedida. Rosa y su padre son indios huilliches y Rosa, además, es cristiana. En busca de justicia recurre al subdelegado, que no le hace ni caso («a los perros no se les mete en la cárcel«), después al sacerdote, que la emplaza a no buscar justicia divina sino humana, a la vez que le indica que vaya a hablar con Mateo (Daniel Antivilo), un huilliche anciano. Mateo está al frente de La Recta Provincia, una sociedad indígena, real, anterior a la independencia, pero será Aurora Quinchen, la machi (curandera) (Neddiel Muñoz Millalonco), la que le explicará su origen y sentido: el piloto español José Manuel de Moraleda se presentó como un poderoso hechicero y desafió el poder de la machi Chillpila, oriunda de Quetalco, en una competencia de magia. Ella lo derrotó dejando su barco en seco y él le obsequió un libro de magia, conocido como el Libro de arte, el Levisterio o Revisorio, con el que se instruyeron posteriormente algunos indígenas y crearon esta sociedad secreta. Y es ahí donde la historia de venganza de Rosa se transforma definitivamente en una de magia y hechicería, que se hace eco de la leyenda más que de la historia de los hechos a los que se remite. Murray nos mueve por una Chiloé más inventada que real para conseguir su objetivo de denuncia, lo que hace más rica su lectura y la engloba dentro del fantástico.
Su fuerte, el de la película, es la atmósfera, como señala Aaron Rodríguez, en El antepenúltimo mohicano, mediante «una fotografía húmeda y apagada, acuosa, de verdes musgosos, azules apagados y dominantes del gris«. Con esa tonalidad nos mueve por el paisaje, un paisaje que invita a la pausa, al uso del fuera de campo como mejor recurso para transmitir no sólo los hechos sino la sensación que de ellos se desprende. Murray baraja bien el tempo, porque sabe que la dilación es la que le va a permitir abordar el fondo de la cuestión. Ese debate interno de Rosa por reivindicar(se), que la enfrenta a dos realidades, su cristianismo de nacimiento, la religión colona, frente a las creencias huilliches que parecen vivir en su propio rostro, como le hizo ver el sacerdote. Siendo fantástica, Brujería es también un relato de crecimiento en el que está en juego, no sólo el paso a la madurez de una adolescente, sino la conservación de la propia raíz genética de un pueblo. Aquel al que Murray quiere dar la palabra. Él, que por su tez blanca y su cabello taheño, recuerda más al colono opresor que al indio que clama por su realidad y su tierra. Y es que Brujería va más allá de ser un mero reflejo de creencias y dialécticas anteriores, diciéndolo nuevamente con Aaron Rodríguez, «tiene mucho de los conflictos éticos a los que se asoma el espectador moderno, de sus dudas, de su necesidad de pertenecer a una comunidad que no se base únicamente en las líneas de explotación, pero al mismo tiempo, de la necesidad de cantar, de aprender, de mantener otra relación con la realidad y con la Historia». Murray usa la falsilla del fantástico como metáfora para hablar de temas socioculturales, que aún siendo locales, es capaz de hacérnoslos sentir cercanos. Ahí estamos, de nuevo, con los límites del género.
Hablada en español, mapuche y alemán y coproducida por Pablo Larraín, esta cinta, que algunos calificarían como otra pieza de Folk Horror, que parece englobar ahora todo lo que sucede fuera de las ciudades, y otros no dudarían en colocar dentro del Elevated Horror (categorías tan de moda que acabarán por englobarlo casi todo y no significar nada), esta pequeña(gran) película juega a la mixtura, por tanto, no es pura. ¿O acaso sí? ¿Qué será la pureza genérica? Ya saben mañana en la sexta cápsula. De momento ahora nos vamos de Brujería a Salem. Y todo sin movernos de l’Auditori.
Cualquiera diría que continuamos en tierras de brujas, pero no es así, el Salem que da título al film que Serendipia ve a continuación, y con el que cierra la jornada, no es el tristemente célebre proceso contra las «ocho perras brujas» de la población norteamericana. El salem al que se refiere el título es en realidad un saludo que significa paz. La acción de Salem se desarrolla en los suburbios de Marsella, donde una pareja de adolescentes pertenecientes a barrios/bandas -y etnias- rivales (Cigarras y Grillos), se enamoran: Djibril, negro, de origen comorano y musulmán; y Camilla, de sangre gitana y cristiana. Todo empeorará cuando ella quede embarazada y culminará con una muerte y la entrada de Djibril en prisión. Pasados los años, cuando por fin cumple su condena, en régimen psiquiátrico, Djibril cree poseer poderes de curación y que su hija, que al parecer los ha heredado, puede ser la clave para salvar al mundo del odio que bulle en los suburbios de su ciudad. Jean-Bernard Marlin dirige y firma el guion, el marsellés, crecido en uno de los barrios más pobres y conflictivos de la ciudad, el 13ème arrondissement, parece haberse especializado en filmes que dan voz a los marginados después de haber ganado el César a mejor opera prima con su película de 2018, Shéhérazade, otra historia de amor en los suburbios interpretada (como Salem) por actores no profesionales. Se podría decir que su segundo largo, el que nos ocupa, es un Romeo y Julieta suburbial en la línea del clásico de Robert Wise, West side story, pero va más allá de ser la adaptación «quinqui» (a la
marsellesa) de la tragedia de Shakespeare: Salem es una película ambiciosa y personal en la que se dan la mano el drama shakesperiano, sí, pero también el cine de bandas callejeras y la fantasía esotérica, que es la que le ha dado cabida en la Sección Oficial Fantástico Competición de esta edición del Festival de Sitges.
Y es que Djibril es, desde su adolescencia, un visionario, se figura y cree con facilidad cosas quiméricas, por ello cumple condena en el psiquiátrico y no en el penal. Como decíamos al principio, cree tener poderes de sanación y que estos además los habrá heredado su hija, Ali, por lo que ella será la profeta que llevará la paz (salem) a los dos barrios enfrentados en constante pugna territorial. ¿Lo cree o los posee realmente? Salem sabe jugar la doble baza, todo podría tener una explicación racional, o ser verdaderamente fruto de una verdad mística. El filme logra un casi perfecto equilibrio entre el relato naturalista y la ilusión onírica representada por esas cigarras doradas que, a la vez, persiguen y guían a Djibril. Un equilibrio que es logrado con la imagen, con el lenguaje cinematográfico. La cinta combina la cámara fija y efectos visuales de gran plasticidad. Como declaraba el propio Marlin en Cannes: «Por un lado, estamos cerca de los personajes respetando un cierto clasicismo y, por el otro, podemos ver aspectos visuales experimentales, como los sueños. Al igual que con la música original, el lema de las imágenes era ser una película alucinante». Salem tiene una ferocidad y una ambición que merecen llamar la atención por la película y su talentoso director.
Salem como la Brujería de Murray es una película liminar, un film frontera, tejido con el espíritu del mestizaje entre la denuncia social y el fantástico más surrealista. Estamos otra vez ante la discusión sobre los límites del género, también la película de Marlin es impura si es que existe algo así como la pureza del terror y lo fantástico. ¿No es género si el subtexto tiene casi tanto peso como el texto? ¿Es necesaria la ortodoxia, sea esta lo que sea, para estar en un festival como el de Sitges? ¿Es algo que puede espantar al público natural del certamen o es la mixtura la que lo hace todo más atractivo? Las respuestas, ya saben, tal vez las encontremos mañana en la sexta cápsula.
De momento, y como ya cuadra, les dejamos con el tercero de los cinco videos sobre los entresijos del festival, en el cual se visitan otros lugares y donde se desarrollan otras actividades de las que les contamos aquí.
Diario de Serendipia en Sitges 2023: Primera cápsula

Una nueva edición del Festival de Sitges, la número 56, y llega con el público volcado en ella. Hay ganas de Sitges y se nota en el ambiente ya desde el primer día. Algunos problemas informáticos a la hora de reservar entradas agriaron el festival a más de uno, pero una vez en las colas para acceder a las salas, ese y todos los problemas tienden a olvidarse. Y de eso se trata, de compartir en compañía la fantasía, el caos y el terror que nos ofrecen las pantallas del festival con la esperanza de evadirnos de los horrores cotidianos

JUEVES 5 DE OCTUBRE
Serendipia inicia su itinerario harto pronto y en la sala Tramontana, donde más estará durante esta edición por diversos motivos: es la más accesible a la hora de hacer las reservas de prensa y, personalmente, es la única sala en la cual Serendipia puede sentarse en las primeras filas, algo vetado para prensa en el resto de cines del festival. Pero de las diferentes salas ya iremos hablando cuando toque. En Tramontana prácticamente ya formamos parte del mobiliario. El festival lo iniciamos, como ya va siendo tradición, con un film perteneciente a la sección Noves Visions, In my Mother’s Skin, película producida en régimen de coproducción entre Filipinas,
Singapur y Taiwán, bajo el manto de Amazon, que traslada al espectador al archipiélago filipino durante la II Guerra Mundial. El país insular sufrió los horrores de una cruel ocupación japonesa, primero, y de una liberación a base de bombardeos norteamericanos, después. Su rica historia y cultura quedó reducida a cenizas. Sangrada además por la infinidad de matanzas que cometieron los nipones durante su retirada con política de tierra quemada. El horror permea siempre todas las capas de la sociedad, ansiosos muchos de sacar la mejor tajada de la situación, todo lo corrompe la guerra haciendo aún más intenso el imperio de la crueldad.
De todo ello habla la segunda cinta de Kenneth Dagatan en clave de cuento de hadas sombrío. Es la historia de Tala (Felicity Kyle Napuli), la hija mayor de una rica familia filipina que está varada en una mansión con su madre, su hermano y su ama de llaves (Angeli Bayani) mientras su padre se va a luchar en el conflicto. Cuando su madre (Beauty González) sufre una misteriosa enfermedad, Tala confía ciegamente en una cautivadora hada del bosque (Jasmine Curtis-Smith) que promete curarla. ¿Qué podría salir mal? El director se adentra en el drama sirviéndose de todos los mimbres de un folklore popular en el que convive la imagenería cristiana, llevada a su expresión más paroxística, y los relatos ancestrales de un pueblo que batalla con la fuerza insondable de sus parajes selváticos. Ambas tradiciones se imbrincan, además, componiendo un sistema de creencias que tiene mucho de realismo mágico y que, aquí, en In my Mother’s Skin, muestra su rostro más oscuro. Con un presupuesto modesto, la cinta nos ofrece imágenes impresionantes que irán volviéndose espeluznantes conforme el hada vaya manifestando su auténtica naturaleza. Destacable es el ropaje que luce ese ser primordial, ansioso de sangre, una vestimenta que parece el reverso de los hábitos de esa virgen que preside el altar de la entrada de la mansión sitiada. Pero es sobre todo el acertado uso del sonido el que convierte el visionado en una experiencia inmersiva, aspecto que Serendipia puedo apreciar con su máximo esplendor pues el volumen de esta primera proyección en su sala preferida estaba especialmente alto. Atronador.
El director de In my Mother’s Skin, es nieto de un guerrillero filipino que se enfrentó a los japoneses, y su abuela, tuvo que lidiar con su ausencia y ese enemigo que constantemente amenazaba su seguridad y la de sus hijos. Ellos, como todos los supervivientes, tuvieron que vivir con las secuelas del horror sufrido. Ese horror se aborda en su segunda película, con un tono sombrío, inequívocamente pesimista, que el autor define como «un cuento de hadas para nuestros abuelos, padres, niños, amigos y vecinos, que han estado experimentando esos aterradores cambios«.

Jasmine Curtis-Smith como El Hada, y Felicity Kyle Napuli como Tala (Copyright – Amazon Studios)
Y más iconografía religiosa nos esperaba en Hermana Muerte, la precuela de la magnífica Verónica (2017) con la que Paco Plaza profundiza en uno de los personajes de aquella: la aterradora monja ciega. Es más un spin-off que un mero relato que pone los antecedentes de su película precedente, algo que da entidad propia y personal a esta obra que se inicia con el tono del terror clásico para derivar, en su desenlace, hacia un giro narrado con el ritmo acelerado del terror actual. Cambio de registro que no fragmenta el relato, sin embargo, sino que está puesto
al servicio de darle al clímax un carácter espectacular que impacte, sorprenda y atrape al espectador. Un final que está haciendo las delicias del público, pero que a quien esto escribe le pareció excesivamente operístico.
La cinta arranca en clave de esos documentales en blanco y negro que después trufaron el No-Do. Las imágenes nos sitúan en la España de la Guerra Civil, vemos a una aglomeración de fieles adorando a una niña. Como los pastorcillos de Fátima, supuestamente la infante es sujeto de visiones marianas. Un milagro que habrá de marcar su destino. La llamarán «Niña Santa» y su fama la irá precediendo cuando decida tomar los votos. Y el color irrumpe en la pantalla cuando, diez años más tarde, llega a un convento, antes de clausura pero que se ha reconvertido en asilo para niñas sin recursos, como Hermana Narcisa (Aria Bedmar). Plaza sabe tomarle el pulso a esa España devota y oscura que constriñó los destinos desde la postguerra hasta bien entrado el desarrollismo. Una España de cirios y hábitos que imperó auspiciada por el Movimiento. Pero no se queda sólo en el costumbrismo (en el que tan bien se mueve), más allá, también se hace eco del problema de la autenticidad de la fe, expresada en las dudas íntimas de esa protagonista que no sabe hasta dónde fue cierto lo vivido en su infancia y que espera una señal que confirme o no su vocación. Hermana muerte es una cinta que pivota en torno a la noción de visión en toda su polisemia, desde su aproximación al campo semático de la alucinación, hasta su acepción de discernimiento claro, pasando por su condición de sacar a la luz lo oculto y su índole de profecía. Cegarse puede ser la única manera de ver más allá de las apariencias. Y todo ello lo logra sin abandonar la perspectiva del género.
Hermana muerte avanza ligera como una película de misterio que no es simple. En ella se dan la mano los fenómenos paranormales y la depravación de quienes ocultan un secreto criminal. Un laberinto que se recorre con el ovillo de la inocencia, la de quienes pagan las atrocidades de unos y otros en un mundo en guerra, y aquella otra que reviste a los libres de culpa, que son los únicos capaces de alumbrar la justicia. Sin abusar de los sustos fáciles. Con la dosis justa de suspense. Un terror de efecto que sabe arrancar de lo cotidiano su raíz. Como en aquella otra cinta de la que ésta se quiere preludio.
Hermana Muerte se estrenó directamente en plataforma, concretamente el 27 de octubre en Netflix, así que el haberla podido disfrutar previamente en pantalla grande ha sido todo un privilegio.
Y Serendipia vuelve a Filipinas para concluir su primera jornada en el Festival de Sitges, pues allí (y en Corea del Sur), se desarrolla el hiper-violento thriller The Childe (귀공자) de Park Hoon-jung, responsable de la modélica New World (신세계, 2013). The Childe llegará a las salas comerciales de la mano de A contracorriente y cuenta la historia de Marco (Kang Tae-Ju), un kopino, que es como de forma despectiva se llama a los hijos de padre coreano y madre filipina. Un joven que pelea en estadios de boxeo ilegales en Filipinas y busca a su padre coreano para conseguir dinero para la operación de su madre enferma. Un día, recibe un mensaje de alguien que dice ser su progenitor, y vuela a Corea del Sur para encontrarse con él. Al llegar será perseguido por distintos bandos sin saber la razón de su persecución. Un desconocimiento que comparte con el espectador. Esta es la trama con la que el director jugará ofreciendo giros y equívocos, mezclando las imágenes violentas con las situaciones cómicas. Un trabajo de enredo que consigue difuminar quien juega en el bando del bien y quien es el malvado. Acción, mucha acción y humor, en su mayor parte protagonizado por el dandi, y brutal asesino, encarnado por Kim Seon-Ho. Una manera buena y adrenalítica de cerrar la jornada con una sonrisa en los labios.
Finalizamos esta primera entrega de nuestro diario con el primer y espectacular, como siempre, Making Of del festival, reflejo de ese Sitges glamouroso, oficial, que no tiene nada que ver con el nuestro de guerrilla: colas, madrugones, calor y fiambrera.
‘Dream Scenario’ clausurará la 56ª edición del festival de Sitges

La 56ª edición del SITGES – Festival de Cinema Fantàstic de Catalunya ya tiene película de clausura: la comedia de terror ‘Dream Scenario’, producida por A24 y protagonizada por Nicolas Cage, será la encargada de cerrar el festival en una proyección que promete ser toda una fiesta.
Sinopsis: Paul Matthews (Nicolas Cage) es un profesor y padre de familia corriente; con una vida aparentemente normal, pero todo cambia cuando, de repente, millones de personas empiezan a soñar con él. Al principio, este extraño suceso resulta una bendición para Paul, pero a medida que los sueños empiezan a cambiar en su tono, empezará a convertirse en una pesadilla…
Ari Aster produce, junto al sello A24, esta ambiciosa comedia surrealista con guion y dirección a cargo del noruego Kristoffer Borgli, director de la sorprendente comedia negra Sick of Myself (Syk pike, 2022). Nicolas Cage encabeza un reparto de lujo que cuenta con nombres de primer nivel como Julianne Nicholson, Michael Cera y el veterano Dylan Baker.
Dream Scenario llega a Sitges tras su exitoso paso por el Festival de Toronto (TIFF), donde el clamor por parte de público y crítica ha sido unánime, destacando especialmente la interpretación de un Nicolas Cage en su salsa. La película, supone además la primera colaboración entre el veterano actor estadounidense y el estudio A24, que ha revolucionado el cine de terror en la última década. Su pase en Sitges será además el primero fuera de Estados Unidos y se producirá un mes antes de su estreno en Norteamerica.
‘La espera’, el nuevo film de F. Javier Gutiérrez participará en la Sección Oficial del Festival de Sitges
La espera (The Wait), se estrenará en cines el próximo 1 de noviembre. Dirigida por F. Javier Gutierrez tendrá su estreno nacional en la Sección Oficial del Festival de Sitges.
Tras ganar el Festival de Málaga de 2008 con su ópera prima 3 días y dirigir en Hollywood Rings (2017), el director cordobés F. Javier Gutiérrez estrenará La espera en el Fantastic Fest de Austin y en el Oldenburg Film Fest, uniéndose a la corriente de nuevos cineastas que crean un punto de unión entre lo dramático y lo fabulístico. La espera está ambientada en Andalucía, donde los terrores nocturnos harán mella tanto en su protagonista como en los propios espectadores.
Protagonizan el filme Víctor Clavijo (El ministerio del tiempo, 30 monedas), junto a Ruth Díaz (Tarde para la ira, Hogar) y Pedro Casablanc (Dolor y gloria, Extraña forma de vida).
F. Javier Gutiérrez habla así de su nuevo proyecto: “Después de Rings sentí la necesidad de volver a España, a Andalucía, mi tierra, y rodar algo más íntimo, más
personal. España me devuelve a mis raíces, a mis recuerdos, así como a mi narrativa más personal. Trato de ahondar en las emociones, explorando una vez más la complejidad, oscuridad, belleza y fragilidad de la naturaleza humana. Todo ello disfrazado de un thriller de terror brutal, sin concesiones, descarnado, con alma de western. Eso es ‘La espera’.”
La espera es una producción de Antonio P. Pérez para SPAL FILMS en asociación con Nostromo Pictures y Unfiled Films.
F. Javier Gutiérrez es un director, guionista y productor de cine cuyo trabajo ha obtenido más de 100 galardones y nominaciones en el Circuito Internacional de Festivales (Berlín, Karlovy Vary, Sitges, Edimburgo, Los Ángeles AFI Fest, etc.) Dos veces nominado al «Melies de Oro* (Mejor Película y Cortometraje Fantástico Europeo), su filmografía combina géneros como el terror, el drama o la ciencia-ficción.
Con Brasil, su primer cortometraje, Javier ganó uno de los festivales especializados en Cine Fantástico de mayor prestigio a nivel mundial, el Festival de Sitges. Ese mismo año Javier obtuvo el «Melies de Plata» (Mejor Cortometraje Fantástico Europeo), la «India Catalina de Oro» (Mejor Cortometraje Ibero Americano) y el Premio «Film Master» de los Estudios Universal (Mejor Director Europeo), consolidándose como una de las jóvenes promesas de nuestro cine. 3 Días, la primera película de Javier, se estrenó en la Sección Oficial «Panorama Especial» del Festival de Berlín. En España, cosechó entre otros los premios principales del Festival de Cine Español de Málaga (Mejor Película y Mejor Guión), así como el Premio «Miradas’ de TVE2 a la Mejor Película del Año. Poco después de su estreno en Estados Unidos en el marco del Festival de Cine de Los Ángeles (AFI Fest), la película captó la atención de la industria norteamericana posicionándose en el tercer puesto de la prestigiosa «Hollywood International Watchlist». Ese mismo año 3 Días recibió una oferta para un remake del legendario director de cine Wes Craven.
El último trabajo de Javier, Rings, la tercera entrega de la franquicia The Ring, fue producido por Walter Parkes y Laurie MacDonald (Gladiator, Minority Report, MIB) para Paramount Pictures. Alabada por Koji Suzuki, autor de la novela original The Ring, Rings debutó en el segundo puesto de la taquilla estadounidense, sumando una recaudación de 83 millones de dólares a nivel mundial.
Javier es miembro del Sindicato de Directores Americano (DGA) y la Academia de Cine Europeo (EFA), la Academia de Cine Andaluz y la Academia de Cine Español.
Sitges2023 – Selecciones WomanInFan y FanPitch


El concurso GIRLS JUST WANNA HAVE FAN. II CONCURSO CREACIÓN CORTO-TEASER WOMANINFAN – SITGES FANLAB estará impregnado este año por aires directamente provenientes de Belice, territorio poco visitado por el cine, y de donde es originaria la familia de Samantha Aldana, directora y co-guionista de Little Lying Wild, una mezcla de fantasía,
horror y realismo mágico envuelta en un absorbente misterio que tiene que ver con un terrible asesinato; una historia de empoderamiento femenino fuertemente arraigada en el folklore maya. Esta iniciativa del Festival de Sitges para la visibilización y la incorporación de la mujer creadora en la cinematografía fantástica propone con este concurso la creación de una pieza para su circulación en el mercado audiovisual. Con esto, WomanInFan consolida su campo de actuación hasta la producción cinematográfica para dar apoyo al trabajo de las cineastas dentro de la industria del género fantástico.
Premio GIRLS JUST WANNA HAVE FAN. II CONCURSO CREACIÓN CORTO-TEASER WOMANINFAN – SITGES FANLAB
- 1 Acreditación de Industria.
- Un presupuesto de 10.000 euros (IVA incluido), que serán destinados íntegramente a la producción del corto-teaser ganador.
- Apoyo del Sitges – Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya en las fases de producción del proyecto.
- Presentación del proyecto dentro del marco de la edición correspondiente del Sitges – Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya en la sección de Industria y/o en aquellos espacios que el certamen considere más convenientes.
Por su parte, la RESIDENCIA FANTÁSTICA WOMANINFAN – SITGES FANLAB anuncia los nombres de las tres ganadoras de su primera convocatoria: Anna Kasińska, Elisa Puerto Aubel y Gigi Romero. La primera de ellas, directora y guionista polaca, vendrá con Hiss bajo el brazo, una misteriosa fusión de naturaleza humana y animal en forma de body-horror. Elisa Puerto Aubel, cineasta nacida en Bélgica y de herencia franco-española, traerá The Mound (La loma), un escalofriante regreso al hogar de un hombre abocado a enfrentarse a las peores circunstancias (climatológicas, emocionales… sobrenaturales); una invitación a encerrarse en una casa embrujada, y a descubrir en ella los monstruos que también habitan en nuestro interior. Gigi Romero, directora y guionista hispano-venezolana especializada en terror psicológico, dará a conocer La cura, sobre la lucha desesperada contra una enfermedad: un proceso de sanación de base espiritual, pero cuyas ramificaciones expondrán las dinámicas de dependencia de las relaciones más tóxicas.
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Esta iniciativa del Festival propone una nueva plataforma para la mujer creadora de género fantástico. Se trata de una propuesta formativa a través del formato residencia, que tendrá lugar durante la 56ª edición del Sitges – Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya.
La beca incluye:
- Acceso a todas las sesiones de Industria de la 56ª edición del Sitges – Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya.
- Las seleccionadas recibirán un asesoramiento intensivo de expertos destacados del sector cinematográfico para que puedan desarrollar sus proyectos en diferentes facetas.Formación a través de visionados, masterclasses y workshops.
- Posibilidad de presentación del proyecto dentro del marco de una edición del Sitges – Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya en la sección de Industria y/o en aquellos espacios que el certamen considere más convenientes.
Por último, las finalistas de WomanInFan anuncia también las finalistas de sus respectivos concursos. Elizabeth Schuch, Nerea Úbeda Segura, Norma Vila, Natacha Thomas, Nikki Bohm, Rioghnach Ní Ghrioghair, Coral Amiga, Lucía Forner y Haizea Giménez Viana, quienes recibirán cada una acreditación de Industry para la 56ª edición del Festival.

SITGES FANPITCH es el evento internacional de concurso de pitch enfocado a largometrajes y producción serializada en desarrollo con temática de terror, ciencia ficción y/o fantástico. La iniciativa mantiene su objetivo de descubrir los mejores proyectos de género y conectarlos con empresas líderes en la industria. El evento tendrá lugar de forma híbrida los días 8 y 9 de octubre de 2023 en el marco del Festival de Sitges.
En formato largo tendremos All the World Drops Dead, de Kevin Kopacka, una road movie terrorífica en clave femenina; Daddy’s Little Girl, de Coral Amiga y Nicole Hartley, crónica de una crisis de pareja infernal en plena escapada idílica; El destello, de Guillermo Carbonell, una historia de encuentros sobrenaturales en la antesala de la muerte; El día después, de Jordi López Navarro, sobre el desconcertante regreso después de una supuesta abducción; Horrordomo, de Jordi Jimeno e Ignacio Malagón, un escalofriante pacto con el Diablo que nos enfrentará a nuestros peores miedos; Idaho Winter, de Sean Wainstein, adaptación de la delirante novela homónima de Tony Burgess; ‘El visitante’, de Lucía Nieto Salazar, cuento de terror sobre la muerte de los seres queridos, y sobre la amenazante desolación que queda después; ‘Malamuerte’, de Caye Casas, un reflejo de las miserias humanas en forma de comedia negra con pinceladas surrealistas; ‘Please Bear With Me’, de Gabriela Serrano, la cual nos llevará a unas Filipinas futuristas donde la gente ha perdido la capacidad para soñar; ‘Ruta al Sol’, de Jorge Leyva, un intenso drama con sectas religiosas y profundas crisis de fe como ingredientes principales; ‘Shadow Work’, de Areito Echevarria y Raqi Syed, un thriller psicológico alimentado por la angustiosa amenaza de doppelgängers; ‘The Hive’, de Rioghnach Ní Grioghair, un recorrido por las bajezas morales de una streamer retransmitido en riguroso directo; ‘This Thing Inside Me’, de Quarxx, un drama romántico que lucha por salir del cautiverio sobreprotector de los lazos maternales.
Las Menciones han sido para ‘Aytasi’, de Safet Ayhan, una historia surrealista suspendida en el Purgatorio; ‘Dead Enders’, de Fidel Ruiz-Healy y Tyler Walker, sobre las dificultades de crecer y de cultivar el espíritu artístico; ‘Durst’, de Paul Ertl, una road movie vampírica; ‘Eucharistia’, de Desiré Sobrino Gutiérrez, con el explosivo catalizador de las tensiones vecinales en un pequeño pueblo extremeño; ‘L.A. Calor’, de Edgar Burgos, una asfixiante y alucinógena odisea urbana-nocturna.
En el apartado series, los tres proyectos seleccionados han sido ‘The Lost Gods of Memphis’, de Jon-Carlos Evans, un neo-noir mitológico ambientado en las tierras bañadas por el río Mississippi; ‘Martes de misterio’, de Martín Echevarría, a partir del popular podcast de recopilación de hechos reales paranormales contados por sus propios protagonistas ; ‘White Noise’, de Tamara Scherbak, antología del body-horror.


Las Menciones han sido para ‘Huellas’, de Silvia Espín y Ainhoa Bolaños, un cuento de fantasmas con espíritu juvenil; ‘Malebeste’, de J.P. Bouix, una fantasía moderna vertebrada a partir de distintos puntos de vista; ‘Miasma’, de Tomás Lazarowski, una impactante investigación de un crimen inenarrable.
Sitges2023: Seven Chances

La sección Seven Chances que el Festival programa en colaboración con la ACCEC cumple 30 años. Y lo hace (re)descubriendo, un año más, siete perlas oscuras.
En esta nueva edición, podremos ver The McPherson Tape, de Dean Alioto (quien va a estar presente en el Festival), película OVNI, pieza extraviada y posteriormente recuperada cuyo aprovechamiento del formato vídeo para filmar el encuentro de una familia con unos extraterrestres, marca un tempranero y casi-olvidado (pero igualmente reivindicable) capítulo dentro de los terrores invocados por el found footage. Y lo hace siete años después de Holocausto Canibal, del llorado Ruggero Deodato, pero más de una década antes de la eclosión definitiva de este subgénero gracias al fenómeno de El proyecto de la bruja de Blair, de Daniel Myrick y Eduardo Sánchez.
Celebrando su reciente restauración, la siempre fértil cosecha británica contará con The Appointment, único largometraje de Lindsey C. Vickers, una perturbadora TV movie sobre el poder sugestivo de las imágenes a través de la construcción de profecías funestas, que intoxican la mente y el -angustiado- día a día de una familia de clase media, en lo que promete ser una de las sensaciones del Festival.
Desde Polonia llegará O-Bi O-Ba. The End of Civilization, de Piotr Szulkin, rey de la ciencia-ficción cuya figura presumiblemente resurgirá a raíz de la restauración inminente de su filmografía. Antes, podremos disfrutar con las invocaciones del caos y las situaciones extremas de una cinta que más que ácida, es altamente corrosiva, en su desesperante y absurdo retrato de un mundo que, como el nuestro, se ha encerrado en los asfixiantes bunkers de la posverdad.
Desde Hungría llegará Twilight, de György Féher, alumno aventajado de Béla Tarr. La que promete ser una de las propuestas evento de la sección, se traduce en un slow thriller con una atmósfera cargadísima, de una belleza visual aterradora, con un blanco y negro fantasmal, casi granítico; un ejercicio de suspense que gira alrededor de un crimen irresoluble, y que tiñe de culpa a una comunidad entera.
Yendo a la otra punta del mundo, aterrizaremos en México para reencontrarnos con las aventuras de Santo, el enmascarado de plata con la recién encontrada versión nudie del delirante western Santo contra los jinetes del terror de René Cardona, que como Los leprosos y el sexo, ofrecerá una bienvenida dosis de sicotronía a esta edición de Seven Chances.
De vuelta al viejo continente, presenciaremos el emocionante relevo generacional entre Mario y Lamberto Bava (este último, Premio Honorífico este año en Sitges). La Venere d’Ille, episodio de la serie de la RAI I giochi del Diavolo, antología de adaptaciones de cuentos
fantásticos del siglo XVIII.
Por último, y ya en casa, nos esperará un encuentro con La última Señora Anderson, del recientemente fallecido Eugenio Martín, a quien ya se le concediera en el pasado el Premio Nosferatu. En este giallo a la española brilla con luz propia la presencia de Carroll Baker, y de José Luis López Vázquez como inspector de Scotland Yard.
Selección Seven Chances 2023The Appointment (Lindsey C. Vickers, 1981), presentada por Andreu Marves.Los leprosos y el sexo (René Cardona, 1970), presentada por Ignasi Franch.The McPherson Tape (Dean Alioto, 1989), presentada por Javi Parra.O-Bi O-Ba. The End of Civilization (Koniec Cywillizacj) (Piotr Szulkin, 1985), presentada por Aarón Cabañas.Twilight (Szürkület) (György Féher, 1990), presentada por Violeta Kovacsics.La última Señora Anderson (Eugenio Martín, 1971), presentada por Marla Jacarilla.La venere d’ille (Mario Bava, Lamberto Bava, 1981), presentada por Antonio José Navarro.
De nuevo, el mejor fantástico nacional y mundial se dará cita en la edición número 56 del Sitges Film Festival

La 56 edición del SITGES – Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya, que se celebrará del 5 al 15 de octubre, empieza a tomar cuerpo con un primer avance de la programación donde brillan presencias como Pablo Berger, Carlota Pereda, Álex de la Iglesia, Jessica Hausner, Bertrand Mandico, Lee Unkrich o Mary Lambert
En la Fàbrica Moritz de Barcelona, Ángel Sala y Mònica Garcia i Massagué, Director Artístico del Festival y Directora de la Fundación respectivamente, han ofrecido un primer avance de la programación de la 56ª edición del certamen referente del cine fantástico.
La imagen multiplicada
Dicho anticipo ha estado precedido por la presentación de las nuevas versiones del cartel de 2023 que, un año más, ha confeccionado el equipo de CHINA. En la misma línea de la impactante imagen desvelada en el pasado Festival de Cine de Cannes, se mantiene y refuerza la apuesta por la sangre; por un rojo intenso que impregna unas manos cuya disposición nos recuerda el vuelo amenazante de Los pájaros de Alfred Hitchcock… y al mismo tiempo nos lleva al recuerdo de incontables películas y criaturas que igualmente han protagonizado algunos de nuestros sueños más inolvidables; algunas de nuestras pesadillas más traumatizantes.

En ningún sitio como en casa
Como no podía ser de ninguna otra manera, la representación de producciones catalanas y
españolas va a tener un peso fundamental en esta 56ª edición. Al ya anunciado regreso de Paco Plaza al hogar (a razón de la presentación de Hermana muerte, nuestra película de apertura), SITGES 2023 suma las presencias de nombres tan consagrados y con tanta proyección como Pablo Berger, Carlota Pereda o Álex de la Iglesia.
El primero presentará Robot Dreams, espectacular cinta animada que ya ha causado furor tanto en su desembarco oficial en Cannes, como en su confirmación en Annecy, la Meca del cine de animación donde ha conquistado el Premio a la Mejor Película en la Sección Contrechamp. Por su parte, la directora de Cerdita presentará La ermita, drama sobrenatural protagonizado por Belén Rueda, y que debe servir para aupar a la que claramente se descubrió, la temporada pasada, como una de las grandes revelaciones del cine de género.
En el formato serie, daremos la bienvenida a la esperada 2ª temporada de la serie original de HBO 30 monedas, nuevo trabajo de Álex de la Iglesia; resaca deliciosamente diabólica del combate épico entre el padre Vergara y el cardenal Santoro, con uno de los repartos más
impresionantes que veremos este año, con Eduard Fernández, Megan Montaner, Miguel Ángel Silvestre, Macarena Gómez y la incorporación de Najwa Nimri y Paul Giamatti, entre otros. También desvelaremos los sucesos paranormales de El otro lado, la serie original de Movistar Plus+ producida en colaboración en El Terrat (The Mediapro Studio) y creada por Berto Romero que dirigen Javier Ruiz Caldera y Alberto de Toro. Berto Romero, Andreu Buenafuente, Eva Ugarte, María Botto y Nacho Vigalondo nos descubrirán el reverso cómico de los poltergeist. En el apartado de series, también contaremos con la presentación de Romancero, un original de Prime Video en forma de thriller sobrenatural andaluz, dirigido por Tomás Peña, escrito por Fernando Navarro y protagonizado por Sacha Cócola, Elena Matic, Alba Flores, Belén Cuesta, Ricardo Gómez y Guillermo Toledo. Por último, y de vuelta al formato largo, recibiremos a F. Javier Gutiérrez, cinco años después de su última película, para descubrir La espera, una retorcida intriga a tres bandos (entre Víctor Clavijo, Ruth Díaz y Manuel Morón) que supondrá el regreso del cineasta andaluz a su tierra natal.
Nuestras conexiones francesas
Cruzando la frontera, la 56ª edición del Festival servirá también para comprobar el excelente estado de salud por el que actualmente pasa el fantastique francés. A partir de una fructífera cosecha proveniente del último Festival de Cannes, podremos ver Acide, de Just Philippot (gran sensación en Sitges 2020 gracias a La nube, su sorprendente debut), una cinta en la que las angustias de la supervivencia emanan de la ecoansiedad de un mundo azotado por una naturaleza vengativa.
En un escenario igualmente desconcertante (y desesperante), en el que algunos seres humanos se han transformado en animales, nos sumergirá la nueva propuesta de Thomas Cailey, The Animal Kingdom, protagonizada por Romain Duris y Adèle Exarchopoulos. Por su parte, Bertrand Mandico tendrá ocasión de consagrarse como uno de los nuevos tótems del ecosistema Sitges, gracias a Conaan, una de las películas más libres, bárbaras y por esto, alucinantes del año. Por último, Sébastien Vanicek activará nuestra aracnofobia con Vermin, y Stéphan Castang nos apabullará con Vincent debe morir, sobre el drama agónico de un hombre (encarnado por un Karim Leklou estelar) que al despertar, descubre que una horda de gente desconocida quiere matarle.

All around (the world)
Pero Sitges, ya lo sabemos, es también el lugar ideal para asomarse a las cinematografías emergentes; a esas voces cuyo arrojo nos hace descubrir nuevas maneras de relacionarnos
con el mundo. Es el caso de la malaya Tiger Stripes, de Amanda Nell Eu o de la pakistaní, In flames, de Zarrar Kahn. Por su parte, el rapero Baloji nos llevará al Congo de sus orígenes en Omen; Kenneth Lim Dagatan fundirá en In my Mother Skin el folk horror con la barbarie de la Segunda Guerra Mundial en Filipinas, y Bishal Dutta tenderá (y zarandeará) puentes entre Estados Unidos y la India en It lives inside.
Otros títulos que están marcando tendencia este año en el fantástico desembarcarán igualmente en Sitges. Serán los casos de Late Night with the Devil de Cameron y Colin Cairnes; Sleep de Jason Yu; Riddle of Fire de Weston Razooli; Brujería de Christopher Murray; When Evil Lurks de Demian Rugna; o Club Zero con Mia Wasikowska, nuevo y controvertido trabajo de Jessica Hausner, uno de los talentos más
consolidados del cine europeo.
También podremos ver Pandemonium de Quarxx; Monolith de Matt Vesely The Uncle de David Kapac y Andrija Mardešić, Where the Devil Roams de John Adams, Zelda Adams y Toby Poser, Moon Garden, de Ryan Stevens Harris, Mad Fate, de Soi Cheang, Brooklin 45, de Ted Geoghegan, Suitable Flesh, de Joe Lynch o The Roundup: No Way Out, de Lee Sang-yong, con el arrollador carisma de Ma Dong-seok.
Como no podía ser de otra forma, la animación y el documental tendrán una destacada representación con propuestas como Deep Sea, de Tian Xiao Peng o Four Souls of Coyote, de Áron Gauder, mientras que tanto Stopmotion, de Robert Morgan, como Divinity, de
Eddie Alcazar (producida por Steven Soderbergh), sorprenderán por sus tratamientos puntuales de la imagen animada. En la carpeta de no-ficción, tendremos Club Zero A Disturbance in the Force, de Jeremy Coon y Steve Kozak, The J-Horror Fever, de Sarah Appleton y Jasper Sharp o Kaidan. Strange Stories of Japanese Ghost de Yves Montmayeur, estas dos últimas, dedicadas a la atracción incansable que ejerce sobre nosotros el terror nipón.
En cuanto a los clásicos, volveremos a fijarnos en la obra de Álex de la Iglesia con el 30º aniversario de Acción mutante, su legendaria ópera prima, y con la eterna polémica de Tinto Brass con Calígula. The Ultimate Cut.
Presencias estelares
El dos veces ganador del Oscar Lee Unkrich, pilar fundamental de la etapa dorada de la factoría Pixar, gracias a títulos como Monstruos, S.A., Buscando a Nemo, Coco o la segunda y tercera entregas de la saga Toy Story, llegará a Sitges… pero no por ninguno de estos grandes logros. Recibiremos al legendario director y montador americano para verle desgranar los laberínticos entresijos de una de sus obsesiones vitales: El resplandor, de Stanley Kubrick, un objeto de culto inagotable, una obra maestra de la que pensábamos que ya lo sabíamos todo, pero que un
increíble libro escrito por Unkrich y editado por Taschen, (y destinado a 1000 adinerados compradores, añadimos), demuestra que aún quedan innumerables misterios con los que seguir rondando los pasillos del hotel Overlook.
En su firme compromiso por reivindicar las figuras femeninas del
fantástico, este año el Festival rendirá homenaje a Mary Lambert, directora de Cementerio viviente, magnífica adaptación de la novela homónima de Stephen King, con una dilatada carrera a sus espaldas que incluye cine, televisión y especialmente formato videoclip (Madonna, Ramones, Chris Isaak o Rod Stewart).
El cine italiano de décadas pasadas brillará con la presencia, primero, de Lamberto Bava, director, guionista, productor y montador romano de “demoníaco” pedigrí; y después con Barbara Bouchet, Premio Nosferatu, icónica actriz afincada a dicha cinematografía y nombre clave del giallo y el
poliziesco.
Por último, también se ha anunciado la visita de Charles Band, cuya dilatada trayectoria en el cine de terror de serie b será celebrada tanto desde su posición de director como de productor, y también con la presentación de su nuevo proyecto, The Primevalls, de Dave Allen.
El Festival que se lee
Un año más, Sitges transmitirá su amor por el cine fantástico también a través de la palabra escrita. En nuestro ya tradicional apartado de publicaciones, cristalizará uno de los leitmotivs de esta 56ª edición, Ciudad pánico, sobre la urbe como catalizador del terror, y que se verá reflejada en la pantalla con un foco donde podremos recuperar títulos como El almuerzo desnudo de David Cronenberg; Demon de Larry Cohen; Amenaza en la sombra de Nicolas Roeg o La casa sin fronteras de Pedro Olea.
También, desde la iniciativa WomanInFan, llegará Mistress of Fan. Monstruos, criaturas y pesadillas engendrados por ellas, sobre el legado femenino en la construcción y consolidación de algunas de las figuras y mecanismos clave del cine de género. Un libro editado por Hermenaute y coordinado por Mònica Garcia i Massagué, que contará con las colaboraciones de Alexandra Heller-Nicholas, Alexandra West, Jordi Sánchez- Navarro, Ángel Sala, Alan Jones y Mikko Aromaa.

Las convocatorias para inscribir películas, así como para participar en el Sitges FanPitch y en la Residencia y el Concurso de Teaser-Corto de WomanInFan seguirán abiertas hasta el 31 de julio.
El próximo miércoles, 26 de julio, a las 12:00h se abrirá la venta al público de los packs y abonos para la edición de 2023, a través de la web del Festival.
Sitges2023: ¡Habemus cartel oficial! ¡Habemus película inaugural!
Ayer jueves, a las 11:30h de la mañana, en el Fantastic Pavilion del Marché du Film, en el marco del Festival de Cannes, Ángel Sala y Mònica Garcia Massagué, Director Artístico y Directora de la Fundación del Sitges – Festival Internacional de Cine Fantástico de Cataluña, desvelaron la imagen de la 56ª. edición del certamen.
Como ya es tradición, la agencia CHINA se ha encargado de dar forma a la identidad visual del Festival. El prestigioso fotógrafo Nacho Alegre rompe con la dinámica de los pósters de los últimos años, desligándose de leitmotivs y ofreciendo una imagen desgarradora, elegante y sugerente a partes. iguales, capaz de invocar muchos de los momentos y sensaciones que han ayudado a fundamentar el prestigio y la mística del Festival, como principal referencia mundial del cine de género.
En palabras de Rafa Antón, de la agencia CHINA: «Cada año Sitges deja al mundo una infinidad de imágenes impactantes y bellamente incómodas. Es un festival diferente, el lugar para la imaginación y el riesgo. Para esta edición, hemos trabajado en una imagen que no pudiera firmar ningún otro de los grandes festivales. A partir del recuerdo de ‘Los pájaros’, de Alfred Hitchcock, que este año celebra su 60 aniversario, hemos querido cruzar esta temática: la del terror de lo cotidiano e inofensivo, con el más puro universo de Sitges. Y no hay elemento más transversal que la sangre.«
«Lo entendimos también como una invitación a elevar los códigos del terror desde el cartel mismo, e intentar acercarlo a un lenguaje más editorial, por lo que confiamos la fotografía al artista barcelonés. Nacho Alegre, creador de la revista Apartamento, colaborador habitual de Vogue y autor de campañas para marcas del sector del lujo como Loewe, Gucci o Hermés».
PACO PLAZA DARÁ EL PISTOLETAZO DE SALIDA
¡Y más novedades, y grandes! Justo después de la presentación del cartel, se anunció que Paco Plaza, presente en el acto del Marché, será el encargado de dar el pistoletazo de salida de la edición de este año. Hermana muerte, una producción de El Estudio por Netflix, será la película inaugural de la 56ª edición. Escrito por Jorge Guerricaechevarría y protagonizado por Aria Bedmar, Almudena Amor y Maru Valdivielso, el séptimo largometraje en solitario del cineasta valenciano nos llevará por primera vez a su tierra natal.
En palabras del director, Paco Plaza: «Asisto al festival de Sitges desde 1991, por lo que es fácil adivinar el privilegio que supone para mí participar un año más, y especialmente con la película inaugural. Sitges es el Wimbledon del terror, el centro del mundo para toda la comunidad cinéfila de terror a nivel planetario, y que «Hermana muerte» sea la película de apertura es un honor que me llena de felicidad. Es una película muy especial para mí en muchos sentidos, una expansión del universo de «Verónica», con el que guarda muchas conexiones, pero es una película con una naturaleza propia y muy diferente de su predecesora, una película de una luminosidad tenebrosa alrededor un personaje muy estimado para mí».

Rodada casi íntegramente en el Real Monasterio de Sant Jeroni de Cotalba, en una localidad cercana a Gandia, la película recupera el universo de Verónica; se trata de un cuento de terror en clave femenina, que nos llevará a la España de posguerra, cogiendo como punto de referencia un convento sacudido por la llegada de Narcisa, una joven novicia con poderes sobrenaturales.
Enrique López Lavigne ha destacado: «Abrir Sitges siempre es una responsabilidad, como la de producir una película desde el universo de ‘Verónica’ para Netflix y para el mundo. En esta puesta de largo, envolvente, misteriosa, profundamente deudora del género que más nos gusta, el de los pasillos oscuros y los secretos silbados en la oreja, las apuestas están altas y nuestro amor por el cine fantástico también«.
Con ella, ya serán cinco las ocasiones en que Paco Plaza habrá presentado película en Sitges, evidenciando así el idilio entre el Festival y uno de los directores más fundamentales de cara a entender nuestro cine de género.



y un argumento en el que caben también chips neuronales y mucha sangre. Géiseres de sangre brotando de gargantas seccionadas. A Serendipia la sació, pero algunos se quedaron sedientos de más hemoglobina. Y de más violencia. Y de más personalidad. Y… Vamos que no faltaron voces que tildaron a esta cinta de mediocre. ¿Qué hay de ello? El propio director declaraba en la rueda de prensa que cuando se tiene un mayor presupuesto, se tiene que buscar más público y se reduce la violencia, pero que a sus 63 años se ha cansado del estilo ‘light’ y quiere «volver al punto de origen» más violento. Y eso es lo que parece estar tramando: su nuevo proyecto será «un remake de una obra muy explosiva, idóneo para Sitges«. Pese a los lamentos de unos y otros, tenemos que decir que 
joven protagonista, Sara Montpetit, que encarna a Sasha, la benjamina de una estirpe de chupasangres que no parece progresar adecuadamente, pues le están comenzando a salir los primeros colmillos y se niega a matar para obtener el néctar de la vida, conformándose con producto envasado. Acomplejada, cuando se cruza en su camino Paul (Félix-Antoine Bénard), que patética e infructuosamente intenta quitarse la vida, acordará con él chupar su sangre hasta la muerte y así ambos se beneficiarán, pues él dejará eficazmente este valle de lágrimas y ella conseguirá, por fin, iniciarse en la caza pero…
familiares, y autores influidos por su obra, en mayor o menor medida, como son Gaspar Noé y Guillermo del Toro. Todo ello ilustrado con fotos e imágenes provenientes de fondos privados y prensa, además de escenas de sus películas.
La aventura italiana de Serendipia continúo por la tarde de este día, uno de los pocos en los que pudo prescindir de la fiambrera y comer como como dios manda, sentadx en una mesa. Era el turno de un cambio de registro, no tocaba una película sino un encuentro organizado en la sección de industria del festival, al que seguimos desde la primera fila, por supuesto. Serendipia culminaba la jornada con una nueva cita con el padre de 
Comenzar la jornada con Pedro Olea está más que bien. Si es en el Prado y sin ningún tipo de restricción para ocupar la butaca que se deseé, mejor. Y si lo que se proyecta es una versión remasterizada (gentileza de Mondo Macabro) de una de sus más oscuras cintas, eso, ya no tiene precio.
Daniel (Toni Isbert), que busca trabajo e instalarse en Bilbao. Ya en la propia estación averigua la dirección de una pensión económica y conoce a un extraño individuo, con el que se topa en diversas ocasiones (José Orjas), que se ofrece a facilitarle un contacto para conseguir un empleo. Una vez en la dirección que le ha sido dada recibirá el encargo de localizar a Lucía Alfaro (Geraldine Chaplin), antigua integrante de la misteriosa organización que le ha contratado y que se hace llamar La casa sin fronteras. Absoluto fracaso en su momento, lo que le costó tener que cerrar su productora, Amboto Producciones Cinematográficas, pese al éxito obtenido con su anterior film, la película ha permanecido semioculta entre la producción del bilbaíno hasta que el sello norteamericano Mondo Macabro se ha animado a editarla remasterizada para su óptimo visionado, como pudo comprobar el público del Prado y el propio Olea, que no perdió la ocasión de ver su película restaurada.
protagonizada por una familia norteamericana, los Nordheim, que retorna a sus raíces tras heredar una casa en las montañas de Noruega. Los productores de
Hora de volver al Prado y al mejor cine clásico con
considerada bruja en el pueblo y sobre la que se cernirá la sospecha de ser la artífice de los infanticidios. Una escena de alta intensidad dramática, pavorosa por su crudeza y violencia, pues no en vano es una película de Lucio Fulci. Esa brutalidad que se respira desde el propio montaje, contrasta con la sensualidad de otras tomas y otras escenas, como aquella de desnudo y seducción a un menor protagonizada por Patrizia, el personaje que interpreta la Bouchet, escena que todavía hoy llama la atención y escandaliza, por lo cual es una pregunta recurrente en las entrevistas que le hacen al actriz el saber cómo se pudo rodar esa secuencia, así que Barbara Bouchet no esperó a que se la hiciera el público y explicó directamente que los planos en los que se ve a las dos figuras juntas, con el niño de espaldas, este era sustituido por un enano. Amable y diva, en el buen sentido del término, Barbara Bouchet se mostró cercana y accesible con sus fans y no dejó de recordar que se encuentra todavía en activo, como demuestra el gran número de películas y series en las que ha participado desde los años sesenta a este mismo año.
las simpatías de los espectadores en la edición de 2021 con su debut, 
mecanismo de relojería bien afinado y rebosa talento, incluso para sacar rédito significativo de la localización, ese río que se pone de relevancia en el título original (que podría traducirse como No dejes que el río fluya). El río no es solo el escenario sino la inspiración de la evolución de la trama. Símbolo del cambio continuo y, a la vez, de la permanencia constante (mismo cauce, distintas aguas) es toda una metáfora de la transformación personal como desarrollo de las propias características que nos definen. Sin ningún efecto especial, todo a base de un buen uso de cámara y cambios de plano para representar el salto en el pliegue, esta repetición con variaciones de un mismo tema es grácil y ligera. Divertida. También profundamente seria. 



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