Diario de Serenidipia en Sitges 2012 (Segunda Parte)
En el episodio anterior: Serendipia llega al Festival de Sitges y comienza el atiborre de cinefilia, pero no sabían que… ¡lo peor estaba por llegar!
LUNES DIA 8
Casi todo el mundo tenía dos películas en mente que no podía perderse durante este festival, Holy Motors y la nueva de Rob Zombie: The Lords of Salem. Zombie, que se había tomado su tiempo para presentar un nuevo film, nos ofreció un cambio de registro que dejó defraudados a parte de sus seguidores. En The Lords of Salem el terror pasa a ser más psicológico y menos visceral y directo. La película, que no deja de ser una actualización encubierta de La semilla del diablo (Rosemary’s Baby, 1968 Roman Polanski), tiene varios logros estéticos y un principio brutal, trozos sueltos que, para nosotros, no logran una película redonda. Aunque es muy de valorar el que Zombie no quiera eternizarse en psicokillers y familias enfermas para dar un paso adelante con nuevas propuestas, este Lords of Salem es un tanto quiero y no puedo. En el reparto, la siempre bienvenida compañera del director, Sheri Moon Zombie y los rostros familiares de Ken Foree (Zombi), Dee Wallace (Aullidos) y Meg Foster, presentes ambas actrices en el festival. Lamentablemente se cortó en la película una escena en la que salía la inolvidable Barbara Crampton (Re-animator). Eso sí, para el que esto suscribe, la película no es ni mucho menos desechable y no se merecía los silbidos que recibió, así que seguiremos atentos a las nuevas obras que este interesante realizador, que tanto aire fresco ha aportado al género, nos siga ofreciendo.
Tras la necesaria comida tocó el turno a una nueva dosis de cine de animación con Alois Nevel (Tomás Lunák) un film checo que sigue la línea de clásicos como Trenes rigurosamente vigilados (Ostre Sledované Vlaky, 1966), del también checo Jirí Menzel. La acción se enmarca en las postrimerías de la Guerra Fría con los soviéticos abandonando Checoslovaquia. Imágenes en blanco y negro y animación rotoscópica para acompañar un guión agridulce en el que es el primer largometraje de su director. Un oasis de paz en medio del festival.
Pero tras la calma llega de nuevo el despiporre. Ya le hablamos en la anterior entrega de la presencia italiana en esta edición del festival, y en esta jornada tuvo uno de sus momento álgidos con el concierto gratuíto de Claudio Simonetti en Ricky’s, actuación memorable organizada por Diego López, responsable del Brigadoom y del fanzine El Buque Maldito. Una buena experiencia y un agradecido cambio de ambiente que satisfizo a todos. Simonetti repasó con su teclado para el público que abarrotaba el local memorables bandas sonoras de Phenomena (1985, Dario Argento), Demons (1985, Lamberto Bava) o Suspiria (1977, Dario Argento) ante el delirio de muchos. Un gran ambiente que además contó con la presencia de Lamberto Bava, Luigi Cozzi y el mismo Argento, que acababa de llegar al festival. Nosotros lo vimos desde lejos y apostados en la barra del local, pero gracias a la tecnología y gentileza de J. M. Contel, que tuvo a bien compartirlo en el tubo, podemos rememorar unos momentos de la actuación.
Un buen broche para un día que culminó con Lovely Molly (2011, Eduardo Sánchez), de la que mejor leen aquí con más detalle lo que nos pareció.
MARTES DIA 9
No sé porqué pero siempre hay un día en el Festival de Sitges en el que la ingestión de películas es mayor. En el que se acumulan títulos imprescindibles de ver y en el que uno acaba al límite de sus fuerzas, llegando a confundir todos los argumentos e incluso realizando algun inevitable fundido en negro personal. Leve, pero inevitable. Ese día fue el martes 8.
La jornada comenzó con Chained, última película de Jennifer Chambers Lynch, digna vástaga de su padre que nos ofreció la que para el que esto les cuenta, fue una de las mejores películas del festival. Triste, físicamente molesta, sucia, perturbadora y con una interpretación que le valió a su protagonista Vincent D’Onofrio el merecido premio a la mejor interpretación masculina, Chained, historia del secuestro de larga duración de un niño por parte de un psichokiller, no da tregua ni lugar para la esperanza. En este artículo la tratamos más detenidamente. Sin pausa, tras este escalofriante film nos sumergimos en Cosmópolis de David Cronenberg, un complejo film cuyos diálogos obligan a estar pendientes al 100% de lo que sucede en pantalla (algo que parecen olvidar las almas de cántaro que no dejan de juguetear con sus móviles mientras ojean la película). Un muy correcto Robert Pattison demuestra que sabe hacer algo más que de lánguido vampiro enamoradizo en la saga Crepúsculo, interpretando la bajada a los infiernos de un despiadado broker de bolsa que vive en su Limusina. Enrevesados diálogos y un desenlace en la que el personaje interpretado por Pattison se enfrentará a su némesis, alargado fin que quizas lastra un poco el resultado final redondo de la cinta. Para volver a visionar con más calma.
Si ambos films despertaron cierta controversia entre los espectadores, hubo unanimidad para El juego de los niños, un innecesario remake del clásico ¿Quien puede matar a un niño? (1976, Narciso Ibáñez Serrador) al que sigue de forma casi textual. Las mejores escenas del film clásico son recreadas milimétricamente y las únicas innovaciones de Maquinov, un director que se oculta tras un seudónimo, son unas gotas de gore del todo postizas. Sin duda resulta mucho más perturbador ver en el film original como el protagonista descubre a unos niños desnudando el cadáver de una turista que la escena que nos
ofrece Maquinov con los niños destripando el cadáver de la desafortunada. Por otra parte, el desenlace también acerca al film a las tan manidas películas de muertos andantes, escenas que fueron, por otra parte, aplaudidas por el respetable. Por nuestra parte estamos casi seguros de que Narciso Ibáñez Serrador no aplaudiría ese gore y esa violencia de saldo que no hacen más que confirmar a ¿Quien puede matar a un niño? en el podium de las obras más perfectas, completas e inteligentes que ha dado el Fantaterror español.
De la británica Berberian Sound Studio (Peter Strickland) no sé muy bien que decirles. Lo que se inicia como la muy interesante historia de Gilderoy, un creador de efectos especiales inglés (Toby Jones) que desembarca en unos pintorescos estudios italianos durante los años setenta para colaborar en una película gótica, mostrándonos los diferentes modos de trabajo entre el tímido inglés y el peculiar modo de hacer mediterraneo, finaliza como un experimento lisérgico de los de coger con pinzas. Lo dicho, no sé que decirles, así que no les digo más, prefiero que lean lo que escribió la otra parte de Serendipia sobre este film que en Berlín se alzó con el Oso de Plata.
Desde luego Drácula 3-D, la última película de Dario Argento no presagiaba, en vista de lo que se había podido leer sobre ella, nada bueno y, lamentablemente así fue. Si bien el pope del giallo ha creado escuela con sus logros visuales, aquí no vamos a descubirles nada sobre ello, desde hace unos años está bien lejos de lo que había sido. Aún así, como admiradores del cineasta y sobre todo por curiosidad al nuevo tratamiento de la novela de Stoker, no podíamos perdernos la cita con el rey de los no muertos. Rodada en régimen de coproducción entre Italia y España, por esta parte de la mano de Enrique Cerezo (que también ha ejercido de guionista), personaje del que los aficionados al fútbol (entre los que no me cuento) sabrán más, este Drácula 3-D tiene una factura televisiva y unos cambios con respecto a la novela que no aportan gran cosa. Se ha intentado evitar tanto que el vampiro se convierta en murciélago que en una delirante escena, que ha pasado automáticamente a formar parte del museo del esperpento y el despropósito, aparece como… ¡Mantis gigante! en uno de los momentos más memorables y que más jolgorio despertaron en la amodorrada platea del Auditori. Efectos especiales de vergüenza ajena y algunas interpretaciones risibles con especial mención al que sin duda pasará a la historia como el peor Renfield, Giovanni Franzoni y unos del todo perdidos Rutger Hauer, como un Van Helsing con la mirada siempre pendiente hacia lugar fuera de plano, dando la sensación de que lee el guión en pancartas preparadas ex profeso. Y finalmente el español Unax Ugalde como Jhonathan Harker, al que hacia el final de la película alguien tiene a bien clavarle una estaca y terminar con su sufrimiento (y con el nuestro).
El alemán Thomas Kretschmann, que repite con Argento tras La sindrome di Stendhal (1996) film que marca la decadencia del cineasta a decir de sus seguidores, no tiene demasiado carisma en el difícil papel de Drácula. Pero indudablemente no ha de ser fácil tener que enfrentarse a comparaciones con sus ilustres antecesores. Finalmente, la parte femenina, por distintas razones, es quizás la que se salva, con Asia Argento a la cabeza, una presencia que siempre es bienvenida aunque no ejerza como protagonista y la italiana afincada en España Miriam Giovanelli, que es la encargada de poner toda su carne en el asador. Aún así y a pesar de todo fue una proyección entretenida si a uno le queda un gramo de compasión, y los efectos 3-D eran bastante efectivos. Además, la glamorosa presentación del filme, que se proyectó en gala en el Auditori, contó con la presencia de Argento, Ugalde, Giovanelli, Cerezo (que recibió una María honorífica) y un Simonetti poco inspirado como compositor de la banda sonora y al que prefiero recordar por el memorable concierto del día anterior. Y venga, a dormir que es tarde y al día siguiente hay que madrugar…
MIERCOLES DIA 10
A madrugar de nuevo que el mundo se acaba y la cita es con Brandon Cronenberg y su esperada ópera prima, Antiviral. La verdad es que el muy digno hijo de su padre ha demostrado su valía con este filme, una obra total, ya que también es responsable del guión. La historia es bastante retorcida, pero no por ello esta parábola ¿futurista? se ve demasiado lejana o irreal ¿Quien no conoce o ha oido de alguien que tenga ADN de su ser admirado o aspire a ello? ya sea en forma de cabello o incluso toallas mojadas por el sudor de una estrella de rock. Madonna hace que se destruyan todos los kleenex (y lo demás) de sus camerinos tras sus conciertos, sin duda para evitar que se trafique con ellos. Pues imagínense que se comercializara con las enfermedades y virus de «los famosos» e incluso de sus mascotas, para poder compartir los mismos males y sentirse así más cerca de ellos… algo así es el punto de partida de este Antiviral, que obtuvo el premio del jurado jóven del festival y que, a pesar de algún silvido que calificaría de inexplicable, pone a Brandon Cronenberg entre los valores a tener en cuenta en el futuro. Si quieren leer más detalladamente sobre ella les emplazo a nuestro artículo.
The Tall Man, la nueva película del responsable de Martyrs (2008) Pascal Laugier, es posible que defraudara a parte de sus seguidores por ese engañoso argumento en el que nada es lo que parece, además de por su falta de carnaza, pero es un film que indudablemente tiene su interés y también es un paso adelante para un realizador esforzado por ofrecer un trabajo muy distinto a su aplaudida antecesora, contando con una impecable Jessica Biel en el reparto, un misterioso hombre del saco que resultará ser una ONG radical y un mensaje tachado de fascista e inmoral por algunos críticos y amigos a los que parece que hay que recordar que… Es solo una película… es sólo una película… es sólo una película…
De The Tall Man, que para su estreno en nuestras pantallas ha sido bautizada como El hombre de las sombras, pueden leer con más detalle en este artículo, así como sobre Grabbers, del irlandés Jon Wright, una monster movie en toda regla repleta de humor beodo que dió una buena bocanada de aire fresco a las proyecciones de la jornada aliviando, en parte, la nota raruna oriental de nuestra selección, la coreana The Weight (Mu-Ge). Un film agrio, pesimista y sobre todo marciano del director Jeon Kyu-Hwan que nos ofrece varias variantes de un catálogo de perversiones con la necrofilia en cabeza. Delirios subrrealistas y costumbrismo macabro como solo la mente de un oriental puede concebir. A veces me planteo el dejar de ver cierto cine oriental, pero no puedo evitar terminar seleccionando lo más extraño del catálogo del festival, ya que a veces nos ofrece agradables e inolvidables sorpresas como Guilty of Romance (Koi no Tsumi, 2011 Shion Sono), que tuvimos ocasión de ver durante la edición del pasado año y que todavía hoy se mantiene dulcemente intacta en la memoria.
Queriamos redondear el día con dos propuestas que no tuvieron éxito por distintas razones: una era ir a la Master Class que ofrecía Dario Argento, pero al ser abierta al público (y la asistencia fue importante), se dejó pasar a prensa en último lugar, lo que dificultaba en parte el realizar nuestra labor, así que decidimos desechar la idea. La otra opción condenada al fracaso fue la intención de ver la última película de Tim Burton, Frankenweenie. Decir que se agotaron los pases para prensa en un microsegundo es exagerar… fue en menos, lo que quizás hace sospechar que, de haber algun ticket para prensa, fueron muy, muy escasos ya que les puedo asegurar que fui muy rápido al teclear. Pero como ya les dije en la anterior entrega de esta crónica, de ese tema ya hablaremos más adelante.
Pero no hay mal que por bien no venga, así que se pudo cenar en condiciones humanas y en plato, como los seres civilizados que a veces recordamos que somos.
JUEVES DIA 11
Al barcelonés Daniel Calparsoro ya hace tiempo que le seguimos la pista. Desde su debut con Salto al vacío en 1995, ha construido una interesante filmografía de películas de escueto título a la que se suma este año Invasor, un thriller denuncia poco o nada alejado de la realidad de esas noticias filtradas que se nos ofrecen en prensa de, en este caso, conflictos bélicos. Desde que vimos la Guerra del Golfo en directo y como si de un vídeo juego se tratara, han saltado a la prensa algunas imágenes que demuestran que no todo es como nos quieren hacer creer y que ni unos son los campeones de la libertad, ni los otros salvajes fu-manchús que guardan bombas de destrucción masiva en pintorescos zulos con aspecto de decorado. Calparsoro nos muestra como puede manipularse la información para ocultar la cruda realidad en la que unos soldados (en misión humanitaria) se ven inmersos. Para ello se vale de un pulso narrativo frenético en las modélicas escenas de acción, de un guión perfectamente construido y de unos protagonistas creíbles interpretados por Alberto Ammann, el ascendente Antonio de la Torre y el fantástico Karra Alejalde en el papel de villano con actitud diplomática hasta que pierde los papeles… ¡y cuanto demonio suelta por su boca cuando los pierde!
Pero naturalmente el día nos ofreció bastante más, como Sinister de Scott Derrickson, un director adscrito al fantástico como demuestran sus dos anteriores cintas: El exorcismo de Emily Rose (The Exorcism of Emily Rose, 2005) y Ultimátum a la tierra (The Day the Earth Stood Still, 2008) . Su más reciente obra es un film terrorífico al uso con sustos y momentos inquietantes. Un escritor de crónica negra que tiene la costumbre de trasladarse al lugar de los hechos para motivarse, encuentra en una de estas casas, en la que se instala con su familia, un proyector de super-8 con varias cintas que, además de las típicas escenas familiares, contienen terribles asesinatos con un misterioso personaje por medio. Ya estamos otra vez, aunque de forma implícita, con aquello del found footage pero realizado de forma ingeniosa. Un principio de impacto y terror sobrenatural puro y duro que se agradece, aunque solo sea para no olvidar que uno está en EL Festival de Cine Fantástico y de Terror de Sitges y también deben proyectarse películas de ese género.
Y… ¿Que mejor que un poco de comedia para despedir las proyecciones del día? pues eso es lo que nos ofrece la película inglesa A fantastic fear of Everything (Crispian Mills y Chris Hopewell). Una fábula sobre la inseguridad y el miedo a lo desconocido por parte de un escritor (y van…) de cuentos infantiles que decide pasarse al terror. Chistes ingeniosos y una potente selección musical (no en vano Mills es cantante del grupo Kula Shaker), además de una fantástica actuación de su protagonista Simon Pegg, al que seguro que recuerdan de Zombies Party (Shaun of the Dead, 2004 Edgar Wright), entre otras, ya que este actor está en alza. La película cuenta además con algunas caras conocidas para el fan del cine de terror, como Clare Higgins, la morbosa Julia de Hellraiser (1987, Clive Barker).
Quedan más días de festival y más aventuras para nuestros amiguitos, pero el resto se lo contaremos en la tercera (y última entrega) de esta crónica.
(Continuará)
Todas las fotos: Serendipia
¿Tan chunga es Dracula 3-D?.¿Que tal esta empleada la técnica del 3D en la película?.¿Sabes si se rodó en este formato originariamente o hicieron la conversión a posteriori?.Creo que se estrena este mes.Por ver que ha hecho el veterano Argento con el Principe de la tinieblas creo que iré a verla al cine.Tengo curiosidad.
Hola Jesús. Es que es floja, floja, pero supongo que no del todo desechable si te gusta ver otra versión cinematográfica (más o menos) de la novela de Stoker. Creo que se rodó directamente en 3-D a juzgar por las cosillas que se ponen delante de la cámara para dar sensación de profundidad, y en mi opinión los efectos en tres dimensiones no están mal. Los demás efectos especiales… ya los juzgarás tú. Espero que la disfrutes, a veces de que te la pongan tan mal uno va preparado y encuentra cosillas que le dan cierto valor. Y a las malas, siempre está Asia Argento y su escena de baño…