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Las lecturas de Serendipia: ‘Tales from the Crypt’ Vol. 4
TALES FROM THE CRYPT VOL. 4
Diábolo Ediciones. Encuadernación en tapa dura. Formato magazine, 216 páginas a todo color
Llega una nueva entrega de la lujosa e imprescindible edición de los clásicos EC que realiza Diábolo Ediciones y lo hace retornando a la hedionda cripta en la que esperan The Crypt-Keeper, The Old Witch y The Vault-Keeper dispuestos a poner los pelos de punta al lector con las terroríficas historias incluidas en este nuevo tomo de Tales from the Crypt, el cuarto, que reúne los números que van del 35 al 40.
Continúa la trayectoria ascendente de la más emblemática publicación de E.C. comics. Y lo hace prosiguiendo la dinámica adquirida en números anteriores: las portadas de los seis números que componen el tomo son obra de Jack Davis, así como la primera historieta de cada número. La última de cada cuaderno está reservada para el gran Graham (Ghastly) Ingels, sin duda para que el lector se quede, textualmente, con el corazón en un puño. Finalmente Al Feldstein firma todos los guiones incluidos en el tomo, en los que colaboraba, en muchas ocasiones Bill Gaines, aportando la idea central. También, entre otras cosas, el tomo contiene un entrañable prólogo de Russ Cochran y seremos testigos de la creación del primer club de fans de sus publicaciones: The National E.C. Fan-Addict Club.
Haciendo historia número tras número.
GRAHAM INGELS (1915-1991)
Ghastly: Horrible. Así comenzó a firmar sus historietas de terror Graham Ingels, sin duda las más terroríficas y hediondas de los cómics E.C. Y claro, las que más gustaban. Nacido en Cincinnati, Ingels comienza a trabajar a los 14 años, tras fallecer su padre, el artista comercial Don Ingels. Dos años después estudia en la Hawthorne School of Art de Nueva York, mientras trabaja realizando sus primeros trabajos como ilustrador. Contrae matrimonio a los 20 años y tiene dos hijos. Durante la II Guerra Mundial ingresa en la Marina, pero no es enviado al frente, por lo que puede compaginar su instrucción con su nuevo empleo en Fiction House Publications, editorial para quien realiza tanto trabajos en sus revistas pulp, como en su división de cómics, apareciendo sus ilustraciones en Planet Stories, Jungle Stories, North-West Romances y Wing. Posteriormente, Ingels se convierte en director de arte de Better Publications, asignando los primeros encargos de
cómics a George Evans, con quien entablará una amistad que se prolongará durante toda su vida, y a un joven Frank Frazetta, que reconoce a Ingels como el primero en el negocio que valoró su talento. Ingels dibuja cómics sobre crímenes para Magazine Enterprises (Manhunt, Killers) y westerns para una variedad de compañías, incluidas Magazine Enterprises (Guns), Youthful Magazines (Gunsmoke), Hillman Periodicals (Western Fighters) y DS Publishing Co. (Outlaws), entre otros. En 1948, Al Feldstein contrata a Ingels, que pasa a trabajar en los cómics que por entonces publicaba el sello, Gunfighter, Saddle Justice, Saddle Romances, War Against Crime, Modern Love y A Moon, a Girl… a Romance. Cuando los cómics románticos y del oeste se cancelan pasando a ser ser sustituidos por las cabeceras de terror, Tales From the Crypt, The Vault of Horror y The Haunt of Fear, se hace evidente, tanto para Gaines como para Feldstein, que Ingels es ideal para ellos. Su estilo se adapta a la perfección para los horrores góticos, las casuchas abandonadas, las criaturas grotescas y los retorcidos cadáveres retornados de sus tumbas. Nadie como él refleja el miedo y la desesperación. Graham Ingals, prolífico sin que su trabajo se resienta, colabora en las tres publicaciones, siendo el artista principal de The Haunt of Fear, cuya historia principal presenta su
vieja bruja. También es responsable de todas las portadas comprendidas entre los números 11 y el 28 de la publicación. Cuando cierran las colecciones de terror por el contraataque moralista que da paso a la New Direction, Ingals prosigue trabajando para esos nuevos títulos hasta el cierre definitivo, tras lo cual, comienza a escasearle el trabajo, pues el cómic de terror era lo que le había encumbrado y, sencillamente, ya no se hacía. Ingels deja de dibujar en 1959 y ocupa un puesto docente en la escuela por correspondencia de Artistas Famosos en Westport, Connecticut. Pero en 1962, con serios problemas de alcohol, deja todo y abandona a su familia, desapareciendo. Tendrían que pasar diez años para saber lo que había sido de él: se había fugado con una alumna de las clases de pintura a Florida, donde continuaba dando clases. Una nueva generación de fans y
seguidores, que lo daban por muerto, quieren saber del gran maestro del cómic de terror, pero él rechaza toda entrevista, llegando a pedir a William Gaines que haga saber que si alguien le molesta, tomará medidas legales. El artista, que vive sus últimos años atormentado por la culpa de haber dejado atrás a sus hijos, de los cuales uno no le perdona nunca, ya rehabilitado, concedió, a regañadientes, una entrevista tras mucho insistir sus editores, pero nunca llega a celebrarse, pues un cáncer de estómago empeorado por el consumo prolongado de alcohol se lo lleva en 1991.
Repaso pormenorizado de los contenidos de Tales from the Crypt Vol. 4: (Portadas: Jack Davis. Guiones: Al Feldstein)
TALES FROM THE CRYPT 35. Abril-Mayo 1953.
El cuaderno se abre con un delicioso anuncio, a toda página, anunciando la salida del cuarto número de Mad, ilustrado por John Severin, y a continuación nos espera El Guardián de la Cripta para presentar ¡Bajo el terror de la luna de plata! (By the fright of the Silvery Moon!) la historieta a la que hace referencia Jack Davis en su portada y que, al ser la primera, él mismo ilustra. Un relato algo previsible, pero impecable. Más sorprendente resultará ¡Un bocado a medianoche! (Midnight Mess!), detallado relato de vampiros realizado por Joe Orlando que contiene una mítica historieta, en especial para los aficionados al mejor cine de terror, pues fue adaptada a imagen real por la compañía británica Amicus en el film antológico Vault of Horror (Roy Ward Baker, 1973). Curiosamente, tanto Vault of Horror, como su compañera de viaje Tales from the Crypt (Freddie Francis, 1972), sufrieron de censura, por lo que circulan dos versiones de ambos films, una
expurgada de sangre y la otra con toda la gloriosa substancia roja en su lugar. Así, el final de Midnight Mess!, en la versión ligera de sangre termina con un plano fijo, mientras que en la versión original sin mutilar, vemos unos instantes de la agonía del protagonista… También se «justificará» su sacrificio, pues si en el cómic el protagonista es un ciudadano modélico, en el film será un sádico asesino, así que su final será algo así como merecido producto de justicia poética. Pero continuemos con el cómic y con la siguiente historieta, ¡Matrimonio hecho pedazos! (Busted Marriage!), en la que habrá sortilegios y venganzas de ultratumba por gentileza de Jack Kamen. Y cerrando Ghastly, siempre cómodo entre los no muertos y que en ¡La tumba de la momia! (This Wraps it Up!), ya pueden suponer quien se presentará sin anunciar.

El mítico final de Midnight Mess! comparado con su adaptación cinematográfica
TALES FROM THE CRYPT 36. Junio-Julio 1953.
Tras una ficha-presentación del dibujante George Evans, Jack Davis monta al lector en un Taxi carmesí (Fare Tonight, Followed by Increasing Clottyness…), el mismo que puede verse en la portada. Un vehículo muy especial, como veremos… La curiosidad mató al… (Curiosity Killed…) está ilustrado por el recién llegado George Evans, magnífico dibujante que se estrena con una intrigante y muy retorcida historia. Turno de Kamen con Qué verde era mi calle (How Green was my Alley) en la que el juego a dos barajas de un casanova terminará… por los suelos. Y la vieja bruja traerá una nueva adaptación de una historia de Ray Bradbury, El manipulador (The Handler) en la que Graham (Ghastly) Ingels introduce al lector en la morgue, donde tan bien se desenvuelve y en la que el sádico y juguetón embalsamador se llevará una buena sorpresa… la última.
TALES FROM THE CRYPT 37. Agosto-Septiembre 1953.
Tras mostrar al lector el hedor de la tierra de tumba removida y el putrefacto cadáver que de ella surge, Jack Davis, abre también el cuaderno, pero con una historieta que no guarda conexión con la portada ¡Bien muerto! (Dead Right!), es un relato de experimentos y teorías arriesgadas que, para no defraudar al lector, terminará mal, muy mal. Como también acabará mal el protagonista de ¡Felices gritos! (Pleasant Screams!), una contínua pesadilla que comenzará una y otra vez terminando siempre igual, de forma letal. A continuación, tras una muestra de la poesía y algunos proverbios macabros enviados por los lectores, llega el momento de ponerse ¡Al rojo vivo! (Strop! You’re Killing me!), con arte de Bill Elder, un viejo conocido en una de las cortadas, ¡disculpen!, contadas y sin duda memorables colaboraciones en la cripta. Y para terminar, la vieja bruja, que sacará de su caldero ¡Perros callejeros! (The Rover Boys!), con Graham Ingels encargándose del dibujo, pero no esperen encontrase con «el Torete», «el Corneta» o «el Fitipaldi», no, aquí tendremos perretes de verdad y no solo eso, averiguaremos porque algunos de ellos poseen una mirada casi humana.
TALES FROM THE CRYPT 38. Octubre-Noviembre 1953.
Una de las portadas más míticas de Jack Davis, que esta vez estará, como veremos, realmente conectada con la historieta que abre este número, ¡Bien cerrado! (Tight Grip!) en la que un plan maestro para matar a la esposa y conseguir su herencia terminará hecha trizas con uno de los finales más memorables de E.C. ¡A flor de piel! (…Only Skin Deep!) representa la llegada del gran Reed Crandall a Tales from the Crypt. Un Reed Crandall que, si bien llegaría al culmen (y la decadencia) de su arte en las publicaciones Warren, demuestra su detallada y reconocible técnica en esta simpática historieta de amor ¿ciego? A El Rincón del Guardián de la Cripta, la hoja dedicada al correo del lector llegará una carta desde Nueva Jersey solicitando organizar un club de fans de E.C.,
pero será la propia editorial la que tomará el testigo y organizará el suyo propio, en un «último esfuerzo para sacaros la pasta!«. La última carcajada (The Last Laugh) de nuevo con Bill Elder en los lápices, cuenta la historia de un bromista que va al médico equivocado con un resultado…¡para mondarse de risa! Y para terminar, Graham Ingels invita al lector a tomar un Bocado Funerario (Mournin’ Mess), una historieta que demuestra que Tales from the Crypt puede servir de inspiración hasta a un personaje de historieta. Concretamente, la mencionada ¡Un bocado a medianoche! (Midnight Mess!), que hemos visto estaba en el número 35. Siempre innovando.
TALES FROM THE CRYPT 39. Diciembre 1953-Enero 1954.
Otra portada antológica, seguida por una memorable ilustración de Bill Elder para promocionar Mad, y ya estamos de nuevo en la cripta del terror, donde nos recibe su anfitrión, El guardián de la cripta con su Palidez fúnebre (Undertaking Palor), en la que los tres angelitos de la portada demostrarán que son todo menos inofensivos. Entrando en La Cámara de los Horrores, su guardían nos llevará a ¡La tumba anhelante! (The Craving Grave!) con un Joe Orlando no muy inspirado y
protagonizada por un sarcófago en buscar de contenido y cuya paciencia, tendrá recompensa. La página de correo del lector queda aplazada para otro número, pues hay un importante anuncio: el nacimiento del Club E.C. de fans-adictos, del que hablaremos abajo más detalladamente, pues Jack Kamen espera con un nuevo cuento de hadas, ¡La bella durmiente! (Grim Fairy Tale!), pero con el inconfundible sabor a corrupción cadavérica que expele el Guardián de la Cripta. Un «cuento para cebollinos» más cómico que terrorífico y que sirve para adentrarnos en La sombra de la muerte (Shadow of Death), con el cual la vieja bruja y Graham Ingels cierran el número, que está protagonizada por un encantador anciano pero… ¡con muy mala sombra!
TALES FROM THE CRYPT 40. Febrero-Marzo 1954.
Y llegamos al último número de este tomo, con una estupenda portada de-ya-saben-quien protagonizada por un buscador de ostras que se lleva una desagradable sorpresa. Pero no será Jack Davis el que ilustre esta historieta, él se encargará de dar, literalmente, Alimento para el pensamiento (Food for Thought) en una historia que se desarrolla en un lugar tan bizarro y abierto a lo extraño como es la carpa de un circo, donde se producirá una venganza con un final que rizará el rizo del horror. En Perlas ensangrentadas (Pearly to Dead) George Evans nos llevará a bucear entre amor, celos, muerte y… venganza de ultratumba. Tras un anuncio a toda página que anuncia la llegada de Two-Fisted Tales, cómic bélico al estilo E.C., llega la tercera de las historias, Goleta de tierra firme (Prairie Schooner) ilustrada por… ¡Bernie Krigstein!, uno de los más innovadores e influyentes ilustradores de E.C. (y eso es decir mucho), que en su corta carrera en el cómic (se retiró en los sesenta para dedicarse a la ilustración), dejó obras antológicas, muchas de ellas en E.C., especialmente cuando la editorial se vio obligada a cerrar sus colecciones y abrir unas nuevas en lo que se conoce como “New Direction”, que se inició a raíz de la caza de brujas que padeció el medio a mediados de la década de los cincuenta, con historietas que se caracterizaron por un suavizamiento de los contenidos, lo cual no quitó que Krigstein realizara la extraordinaria Master Race. Goleta de tierra firme es una triste historia de locura y amor fraternal, magnífica, pero diferente al tipo de historias que acostumbran a formar parte de la linea de terror E.C., como sí es el caso de ¡Poco hecho! (Half-Baked!) el plato que nos reservan Ghastly y la vieja bruja para cerrar el cuaderno y este cuarto tomo de Tales from the Crypt, el penúltimo antes de que finalice la colección. En el relato, un cocinero de lo más sádico, terminará como las langostas que tanto le gusta torturar.
Todo ello en un tomo brillante, de un nivel artístico y de guiones que se supera, número tras número, historia tras historia, viñeta tras viñeta, y que deja al lector con más ganas de E.C.
CLUB DE FANS ADICTOS A E.C.
Como ya hemos señalado, en el número 39 de Tales from the Crypt, con fecha en portada diciembre 1953-enero 1954, se publicaba en la hoja del correo del lector las bases para apuntarse al National E.C. Fans-Addict Club. Y nacía con intención de ser activo, pasarlo bien y (realmente) sin ánimo de lucro, como se detallaba, «Ser miembro del Club de Fans Adictos a E.C. te costará dos octavos de dólar…¡25 centavos! Estos 25 centavos equivalen al coste exacto para nosotros (¡menos una pequeña fracción de un centavo!) de un sobre, un sello y los cuatro objetos arriba mencionados…¡el certificado, el carné, el parche y el pin!», además de «un boletín (…) que contenga artículos sobre la organización nacional y las delegaciones; adelantos sobre nuevos títulos, futuras historias y numeros especiales, etc.; artículos e historias enviadas por los lectores; y un correo de intercambio de números atrasados«, todo exclusivo para los miembros del club, algo que se conseguía, repetimos, por el módico precio de 25 centavos.
Este es el sobre en el que recibía el kit el fan-adicto.
Kit que comprendía este diploma original, dibujado por Jack Davis. Luego hubo otros, e incluso en los años 70 se reedito este mismo, pero esta imagen es la del original de 1953. Nótese que está firmado, como presidente, por Melvin, que era un chiste recurrente de Mad: En los primeros números se hacían continuas referencias al nombre de Melvin Cowznofski, quien acabaría saliendo en el número 24 con el rostro del niño de aspecto bobo y dientes delanteros prominentes y que luego cambiaría de nombre a Alfred E. Neuman, mascota de la revista que ya es un icono popular.
Dibujo original que realizó Jack Davis para el diploma
Parche de tela
Carnet personal
Y la insignia de aguja. En la imagen de arriba pueden verse todos los artículos juntos para hacerse una idea de los tamaños de los mismos.
Finalmente, incluimos algunos boletines, con uno muy curioso e importante, el tercero, en el que ya se anuncian los problemas que pronto empeorarían y que, como puede verse en el quinto boletín, traería cambios importantes para la editorial… pero, no nos adelantemos. Por lo pronto hay un emergente club de fans que debe ponerse en marcha y tras el que hay puesta mucha ilusión.
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