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Archive for 7 octubre 2012

Sitges 2012: Found footage project

Ya resulta cansino el tema de estos falsos documentales, found footage o películas con aspecto de estar hechas por aficionados, por aquello de dar cierto realismo y conectar con el sector más joven (y no tanto)  del público, ya totalmente imbuido en el mundo digital de telefonitos (smatphones en su mayoría). Cuantas sesiones de bendito oscuro cine se ven enturbiadas por el resplandor de estos armatostes cuyos propietarios no pueden dejar de consultar ni un momento. Si el mundo se terminara no lo mirarían directamente, lo filmarian. Ahora, por decir algo que Serendipia ha vivido en su propia carne, como una boda, los novios ya no se limita a posar para el fotógrafo contratado de turno, no. Hay que posar para todos y cada uno de los móviles que los invitados llevan encima, que por otra parte no pueden dejar de consultar por si pasa algo más interesante que lo que estan viviendo en ese momento en directo o para informar en tiempo real de lo que están viviendo (como si fuera una noticia de interés general). Cualquier cena se convierte en un momento (que parece dado por una muda orden) en una orgía de cámaras teléfono que deben inmortalizar la pitanza y la cara de besugo de los invitados, que inmediatamente pasan a figurar en el perfil de facebook del que perpetra las imágenes (malditas etiquetas). La imagen de uno en el basurero y sin poder hacer nada para evitarlo.

Pues bien, de ese terror (no por  cotidiano, menos punzante) va esto del found footage.

Si bien los primeros experimentos tienen cierta gracia, como la inaugural Holocausto Caníbal (Cannibal Holocaust, Ruggero Deodato) o la simpática The Blair Witch Projet (1999, Daniel Myrick y Eduardo Sánchez). Pienso que se consiguió la cima con las autóctonas Rec (Jaume Balagueró y Paco Plaza) y con la, para el que esto escribe, magnífica Monstruoso (Cloverfield, 2008 Matt Reeves). Sin que ello vaya en detrimento de que todavía se puedan rodar películas en este estilo en las que el recurso esté totalmente justificado por el guión y resulten de impecable factura. Así nos sorprendió gratamente Chronicle (2012, Josh Trank) a la que le dedicamos un artículo en este mismo blog.

Pero parece que no hay suficiente y este, ya casi subgénero, sigue dando coletazos tras las soporífera Paranormal Activity (2007, Oren Peli) saga de la que únicamente fuimos capaces de ver la primera entrega, que terminamos por aquello de (¿Algo pasará, no? ). Ahora cuando sé que una película es de este estilo, sencillamente evito verla (o al menos lo intento). Incluso el subgénero (llamémosle así) está mutando, como demuestran películas como Atrapados en Chernóbil (Chernobyl Diaries, 2012 Bradley Parker) que aunque sólo utiliza en parte este tipo de rodaje, cuando lo abandona no deja de parecer estar todo rodado por un amateur con una única cámara (no olviden que detrás de esta cinta está Oren Peli autor de ese hype que fue la mencionada Paranormal Activity), film que quiere reproducir el punto de partida de  Hostel, pero que no llega a ser más que una película nefasta y del montón (en su honor hay que reconocerle que no tiene mal ritmo y en algunos momentos resulta incluso entretenida).

El público se está hartando de tanto rodaje parkinsoniano (que digo yo que incluso con la cámara en mano la imagen puede no ser tan temblorosa). O no, ya que en el Festival de Sitges se ha dedicado a este tipo de rodaje una maratón ( bajo nuestro punto de vista de visita obligada sólo para masoquistas).

No se puede censurar del todo que Eduardo Sánchez, uno de los directores de The Blair Witch Project (1999), film que puso de moda la tardía y ya cansina moda de rodar cámara en mano con la intención de que una película tenga aspecto de documental amateur, vuelva al formato (aunque sólo en parte) con este su quinto largometraje, Lovely Molly. En la película, una pareja de recién casados se instala en el caserón en el que la novia  se crío con sus ya fallecidos padres. La trama deja entrever abusos sexuales, drogadicción y más cosas que descubriremos al final, todo ello para intentar responder al interrogante de ¿Se trata de una posesión o de una bajada a los infiernos de la locura por parte de su protagonista? Todo ello quedará al final desvelado claramente -o no- tras cierto juego de engaño con el espectador que no deja de ser ingenioso. Uno de esos trucos que fuerzan al espectador a formularse hipótesis que habrán de corregir son los incisos de vídeo doméstico que se utilizan, aunque van fechados, es más que probable que los espectadores los interpreten como un recurso de flashback, es la fuerza de la costumbre que a veces nos pesa más que la experiencia directa. Cuesta de arrancar, pero una vez lo hace tiene cierta oscuridad que no puede dejar de agradecerse, amén que hay que agradecerle que logre hacernos dudar sobre si no serán verdaderas las apariciones que dice estar sufriendo la protagonista, porque en ningún momento se utiliza el susto fácil pero sí se incorporan detalles que nos hacen pensar que la protagonista está atada a algún tipo de adicción. Por su parte la Molly del título es una  más que correcta Gretchen Lodge, que en esta su segunda película tiene a bien ser bastante desinhibida en algunas escenas de desnudo. El resto del reparto también cumple bien con sus papeles aunque ninguna de las actuaciones nos resulten especialmente memorables.

Found footage puro y duro, sin ningún tipo de hibridación, es el que nos ofrece Area 407 (Dale Fabrigar y Everette Wallin), de la que por cierto os aconsejamos que no os leáis la sinópsis que se ha incluido en la web del festival u os la van a destripar enterita. El argumento es simple, un par de adolescentes regresan a Los Ángeles en avión la noche de fin de año, la pequeña Trish (la adorable debutante Abigail Schrader) no deja de filmarlo todo hasta la nausea con su cámara (de modo que te entran ganas de que muera pronto). Todo va bien hasta que el avión sufre un accidente y cae en medio del desierto, a partir de ahí la película se convierte en un survival  en toda regla (y en el que todos atufan a muerto desde el principio) y se va a complicar cuando sean atacados por un extraño animal que no reconoceremos plenamente hasta el fin de la cinta y que la asemeja a una versión low cost de Monstruoso. Area 407 es una película modesta, que parece de muy bajo presupuesto, que no tiene grandes expectativas, su metraje nos parece un tanto excesivo pues con una mayor concisión habría sido efectiva, no se inscribirá en la historia puesto que es totalmente olvidable, nada destaca en ella y parece apta para ser programada en horario de sobremesa, franja horaria en la que se agradece todo aquello que estimule el sestear.

De todas las películas incluidas en esta selección V/H/S es la que más expectativas ha generado en los foros y blogs de Internet. Se trata de una obra colectiva que concatena diferentes microrelatos de terror al estilo de, por ejemplo, Creepshow, constituyendo un auténtico juego metalinguístico de cine dentro del cine. Como todas las obras colectivas presenta el problema de que no todos los episodios logran el mismo interés, dándose además la circunstancia de que una de las peor resueltas es Tape 46 de Adam Wingard que es la que sirve como nexo de unión entre las historias que forman parte de esta antología. El relato de Wingard nos presenta a una panda de descerebrados que disfrutan filmando sus gamberradas. Son contratados para asaltar un domicilio en busca de una cinta de vídeo y allí se dirigen cámara en ristre. Se les dice que reconocerán fácilmente el vídeo en cuestión, pero a la hora de la verdad se encuentran con que la casa guarda una infinitud de ellos y tendrán que visionarlas junto a un anciano muerto que allí encuentran (y esa es la excusa para el juego metarefenrencial). El problema que presenta es que no genera intriga ni nos importa demasiado qué vaya a ser de esos cretinos que no se nos hacen simpáticos, de modo que casi se podía haber prescindido de ella.

Una de las mejores narraciones es Amateur Night de David Bruckner, en ella tres amigos se disponen a vivir una farra nocturna (qué molesto es que además de caracterizarse por ese tembleque de imagen los found footage incluyan como signo distintivo la oscuridad para mayor castigo de nuestros sufridos ojos) pertrechados con unas gafas espía que han regalado a uno de ellos, gafas que por cierto sabemos a ciencia cierta que existen y son efectivas, según nos comentó una persona perteneciente al Fandom que ustedes conocen y de quien no vamos a desvelar su nombre. No son como las de Rayos-X que anunciaban en el Teleprograma para ver a las vecinas cambiarse a traves del tabique del dormitorio y que, ya les digo que esas sí que no funcionan.  El corto no habría pasado de asemejarse a esas grabaciones que algunos necios suben a Youtube si no fuera por la vuelta de guión que introduce el personaje interpretado por la exótica Hannah Fierman y sus sorprendentes ojos; una auténtica mujer vampiro que les va a causar serios disgustos a los protagonistas. Turbulento y sádico,  es el episodio más destacado junto al último de ellos, 10/31/98 de Radio Silence, seudónimo de los cuatro directores que han trabajo conjuntamente en ella.

Second Honneymoon era el segmento más esperado por ser el dirigido por Ti West (The house of the devil, Cabin Fever 2, The Innkeepers), pero en la práctica ha generado algo de decepción. Una pareja convencional celebra, con un viaje por el mítico oeste, lo que se diría pretende ser su segunda luna de miel y, como no, tienen la intención de grabar todos los momentos memorables como testimonio que algún día les ayudará a guardar los mejores recuerdos. Pronto descubrirán que están siendo seguidos por una misteriosa mujer la cual va a ser relevante en el desenlace. A Ti West se le agradece el que casi todo lo grabado por los protagonistas transcurre a la luz diurna y, sobre todo, que sean unos aficionados al rodaje con un pulso suficientemente firme como para no provocarnos mareo.

No podía faltar un slasher en la selección, esa es la función que cumple el tercer relato Tuesday the 14h dirigido por Gleen McQuaid. Lo típico, un grupo de jóvenes va de excursión a un recóndito paraje  en el que morirán uno tras otro con muertes violentas y descacharrantes; la única novedad es que el psychokiller parece ser un ente paranormal, por lo demás no aporta nada al género que estamos comentando.

Uno de los episodios más originales es The Sick Thing That Happened to Emily When She Was Younger de Joe Swanberd contado a través de las vídeo conferencias de los protagonistas. Cuando se inicia pensamos que va a ser una historia de apariciones, pero va a girar hacia uno de los miedos urbanos más extendidos (junto al de cocodrilos y alimañas similares viviendo en las cloacas) el temor a que nos arrebaten un órgano para traficar con él en el mercado negro. El problema de este segmento, que podría haber pertenecido a la mítica serie Twilight Zone, es que el giro sorpresa resulta precipitado, pero, insistimos, incluye la novedad de la webcam como aportación a los falsos documentales y eso la dignifica.

Y llegamos a 10/31/98 (firmada por Radio Silence) la única que no es visionada por los gamberros del nexo de unión, cosa que nos hace pensar que justo esa es la grabación que estaban buscando. Noche de Halloween, cuatro amigos se dirigen a una fiesta disfrazados, pero se perderán y acabarán casi atrapados en una especie de casa encantada en medio de un ritual satánico (eso sí, los tipos no sueltan la cámara ni cuando se defienden de los ataques, con lo incómodo que ha de ser pelearse con una sola mano) y el desenlace será de impacto.

Aquí los cuatro integrantes de Radio Silence

En definitiva, V/H/S es una película irregular pero no es el peor producto de la selección, eso sí, los amantes del cine clásico acabamos con el deseo de revisar Qué verde era mi valle o cualquiera de los films de la época dorada del cine para desintoxicarnos. Films que a pesar de haberlos revisado varias veces, uno no mira el reloj continuamente para ver cuando terminan. Puede ser, eso sí, recomendable para los fetichistas del formato vídeo.

Junto a Área 407 y V/H/S la maratón se completó con The Bay el debut en el género de terror del veterano Barry Levinson (el responsable de Good morning, Vietnam y Rain Man entre muchas). De las tres la de Levinson es la que, a juzgar por el trailer, hace gala del pulso más firme y no cae en la estética feísta tan típica en el falso documental. The Bay se inscribe en el que se ha dado en llamar eco-terror, películas en las que el miedo lo introduce algún virus provocado por los mismos humanos, o en los que la naturaleza se rebela de un modo u otro a los abusos ecológicos de la humanidad. Es un tipo de terror que puede asociarse a fenómenos que alarman actualmente como puede ser el cambio climático, una de las más emblemáticas es la no totalmente redonda El Incidente de M. Night Shyamalan. El film de Levinson nos cuenta la historia del pintoresco pueblecito costero de Claridge, en la Bahía de Chesapeake, que vive del mar, auténtico sustento de la comunidad. Cuando dos investigadores biológicos franceses descubren un nivel asombroso de toxicidad en el agua, intentan advertir al alcalde, pero este se niega a provocar el pánico en el tranquilo pueblo. Como consecuencia, se desata una letal plaga que infecta a los habitantes de Claridge con una variedad mutante de parásitos capaces de hacerse con el control de sus mentes y, en última instancia, de sus cuerpos. Poco más podemos decir de ella, porque aunque Serendipia sea un ente mitológico de vez en cuando debe conciliar el sueño. Si la visteis ya nos haréis llegar vuestros comentarios, por el momento os dejamos con su trailer.

Categorías: Sitges Film Festival
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