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Nits de Cinema Oriental. Invitados: Andrew Leavold (The Search of Weng Weng) y Shao Xiaoli-Zhang Songwen (Fake Fiction)
Si bien es realmente importante la asistencia de invitados en un festival para, además de promocionar sus obras, atraer público y medios con su innegable colorido y glamour, esto resulta casi impensable cuando hablamos de pequeños festivales. Pero aún así muchos de estos esforzados certámenes no escatiman en ingenio para contar con algún actor o director que aporte brillo al evento. Más titánica puede resultar la labor si hablamos de un festival dedicado al cine asiático por lo que supone sufragar viajes y estancia a estos lejanos visitantes, pero aún así hasta en este caso los festivales se las ingenian como ha demostrado Nits de Cinema Oriental, que en su undécima edición ha podido contar con Shao Xiaoli y Zhang Songwen, director y actor de Fake Fiction (Mo Deng Nian Dai, China, 2013) y Andrew Leavold, director de The Search for Weng Weng; que se han mostrado muy cercanos y accesibles con el público.
ANDREW LEAVOLD: THE SEARCH FOR WENG WENG
Los dos documentales que se proyectaron durante las Nits, Machete Maidens Unleashed! (Mark Hartley, Australia/Filipinas, 2010) y The Search for Weng Weng (Andrew Leavold, Australia/Filipinas, 2013) estuvieron centrados en el cine filipino de acción de los años setenta y ochenta, que en su tan extensa como desconocida y psicotrónica filmografía reune karate, bikinis, ninjas, Rambos de saldo, cárceles de mujeres, blaxploitation, Mad Max de pacotilla y demás hierbas de serie B. Y es que este país no tan solo fue escogido como plató cinematográfico de un buen puñado de productoras canallas con la New World de Roger Corman en cabeza, sino que también la cinematografía filipina aprovechó para hacer más visible su propio cine, de una calidad aún más ínfima que el producido por las pequeñas compañías americanas y basado también en Bruces Lee de guardarropía, ninjas, e incluso como veremos, un súper agente enano. Pues bien Andrew Leavold, uno de los invitados, es una gran autoridad sobre el tema, tomó parte en ambos documentales y compartió sus conocimientos con el público asistente durante un ameno post-screaming.
SI, PERO… ¿QUIEN DIANTRES ES ANDREW LEAVOLD?
Nuestro hombre es un desquiciado australiano, antiguo propietario de la tienda Trash Video que funcionó de 1995 a 2010 y donde alquilaba los más locos videos que podía conseguir. Además es director de cine, autor, investigador, músico, presentador de televisión y sobre todo voraz devorador de cine raro. El rodaje de su documental The Search for Weng Weng le sumergió en una investigación de diez años, tres viajes a Filipinas y más de cuarenta entrevistas con el fin de seguir la huella del actor enano Weng Weng. Por el camino se convirtió en toda una autoridad sobre el cine de género filipino, como demuestra en su film y en Machete Maidens Unleashed!, del que es productor asociado. También publicará próximamente un libro sobre el tema, Bamboo Gods and Bionic Boys: A History of Pulp Filmmaking in the Philippines.
Y YA PUESTOS… ¿QUIEN DIABLOS FUE WENG WENG?
Fue un actor único. Nacido en 1957 como Ernesto de la Cruz, casi era una leyenda urbana cuando Andrew Leavold desembarcó en Filipinas en su búsqueda. El director escuchó todo tipo de bulos: que si se casó con una estrella porno; que si era un agente secreto de verdad; que si cantaba karaoke con Imelda Marcos… nadie sabía donde había terminado el pequeño Weng Weng que con sus tan solo 84 centímetros de estatura interpretó un buen puñado de películas.
Ernesto, el menor de cinco hermanos, nació casi de milagro y tuvo que pasar doce meses en la incubadora. Fue su familia la que comenzó a llamarle Weng Weng, un nombre reservado para los perros. Comenzó a practicar artes marciales y su instructor contactó con el productor cinematográfico Peter Caballes, que junto a su esposa Cora Ridon, prácticamente adoptaron a Weng Weng, que comenzó una carrera cinematográfica con The Bionic Boy (Leony M. Díaz, 1977) y Dynamite Johnson: The Bionic Boy 2 (Bobby A. Suarez, 1978). También trabajó en comedias como The Quick Brown Fox (Jett C. Espiritu, 1980) o el western paródico Da Best in Da West (Romy Villaflor, 1982)
Weng Weng se hizo tan popular que visitaba frecuentemente a la familia Marcos en le palacio presidencial e incluso fue nombrado Agente Secreto Honorario por el General Ramos, futuro presidente del país, acto que inspiró su primer papel protagonista como el agente 003 en la paródica For Y’ur Height Only (Eddie Nicart, 1981) film producido por Peter y escrito por Cora para su productora Liliw Productions. Una, según el propio Leavold “obra maestra del glorioso cine malo” que se vendió en todo el mundo, también en España, donde la titularon Bruce Linito Agente 003 y 1/2 , convirtiendo a Weng Weng en una de las más exitosas exportaciones de Filipinas. El film fue seguido por su mucho menos exitosa secuela, The Impossible Kid (Eddie Nicart, 1982) y el western D’Wild Wild Weng (Eddie Nicart, 1982), ambas también con argumento de Cora.
Pero los beneficios fueron disminuyendo, Peter y Cora Caballes se divorciaron y abandonaron el mundo del cine, dedicándose Cora a la política. Y ya sin trabajo, Weng Weng volvió con su familia, que continuaba siendo pobre. Según algunas fuentes bebía mucho y tenía hipertension. Finalmente falleció en agosto de 1992 de un ataque al corazón, poco antes de cumplir los 35 años.
LEAVOLD AL HABLA
Mi sueño era tener un video club dedicado exclusivamente a películas extrañas provenientes de todo el mundo, no únicamente americanas y europeas, así que este tipo de películas eran normales para mí. Abrí la tienda en 1995 y cuando cerró me dediqué al proyecto The Search for Weng Weng y también fui productor ejecutivo de Machete Maidens Unleashed!
Filipinas es un pueblo único. Ya que posee herencia española y siente la cercanía de la cultura pop americana al haber tenido administración americana, que utilizaba prensa, radio y también cine como medio de control. También hay mucha población china y hay muchos lazos con Asia, así que los filmes de acción de Hong-Kong fueron muy populares en Filipinas. Las primeras películas de ninjas hechas fuera de Japón venían de Filipinas. Así que recibieron muchas influencias, naciendo una filmografía única en la que los directores, con el objetivo de conseguir el máximo público, eran capaces de realizar mezclas absurdas como poner escenas de sexo en películas infantiles. Los dobles de acción eran muy importantes, así como los malos y sus esbirros. El cine filipino no existiría sin esos malos de grandes bigotes presentes en todo tipo de género, tanto en películas adultas como infantiles, donde hacen además la parte cómica. Por su parte los especialistas tienen un club en el que se encuentran los viernes por la noche, consumen ron y se cuentan viejas historias. Yo estuve invitado en uno de estos encuentros y perdí el avión que debía tomar a las 11 de la noche. El nivel de estos especialistas era tan importante que la industria de Hong Kong terminó copiando sus métodos de trabajo convirtiéndose en los especialistas más reconocidos y perdiendo el cine filipino esta tradición y reconocimiento.
En Filipinas se considera que la edad dorada de su cine fueron los años cincuenta, con grandes estrellas y estudios, pero para mí fueron los sesenta porque es la década en la que comienzan las películas de acción, de serie B, ninjas… En los sesenta llegaron directores alemanes, franceses y por supuesto americanos que utilizaron actores y técnicos filipinos y realizaron películas muy sangrientas, que fueron reemplazadas por las de kung-fu en los setenta, como pasó en todo el mundo. El país aprovechó también para exportar sus propias películas. Como era la época en la que las películas de Bruce Lee triunfaban en todo el mundo, lanzaron el suyo propio, Rey Malonzo, conocido en Filipinas como Bruce Lie, (Bruce -de- mentira) que protagonizó varios films Brucexploitation.
El director Cirio H. Santiago era un personaje curioso que no entendía porque lo quería entrevistar. Para mí es uno de los tres directores filipinos más importantes junto a Bobby A. Suárez y Eddie Romero. Me gustan todos sus películas, las buenas y las malas. Hablamos de su carrera, de cuando empezó en los años cincuenta, de su familia que trabajaba en los estudios cinematográficos, donde comenzó editando escenas de Godzilla y dirigiendo, a los 16 años, su primera película. Tenía el sueño de
hacer sombra con sus películas al cine internacional, narrando de forma más moderna y ágil. Cuando Roger Corman llega a filipinas y recluta personal para New World Pictures, Cirio dirige para él hasta que Corman pierde interés por las películas de artes marciales y abandona la producción de este género, pasando Cirio de dirigir tres películas al año a dirigir tan solo una. Pero Corman vuelve a producir en Filipinas en los ochenta, rodando Cirio H. Santiago films como Puño desnudo (Firecracker, 1981) así como exploitation de Mad Max, Platoon, de motoristas… Todo lo que se pudiera homenajear, parodiar o rehacer, él lo hacía. Llegó un momento en que rodaba tres películas para Corman y otra para otra productora y así en los años noventa, entre dirección y producción, llegó a trabajar hasta en cinco películas año. Esta fue otra era dorada, la de ‘direct to video’, en la que la gente alquilaba lo mismo la original Mad Max que una copia. España era un gran cliente para este tipo de material y Filipinas comenzó a doblar las películas al inglés para llevarlas a festivales, donde España las compraba, incluidas las de Weng Weng y otras como Johnny Rambo Tan-Go (Ricky Santiago, 1982) y sus secuelas, interpretadas por un actor filipino-americano (Redford White) que llegó a convertirse en una estrella gracias a este mercado de producciones ‘direct to video’, que hacía dinero y generaba sus propias estrellas.
En este punto de la conversación, Domingo López (Trash-o-Rama) contó una divertida anécdota. Se refirió a una época en la que los video clubs españoles estaban atiborrados de películas filipinas de acción que “lo curioso es que eran totalmente inexportables porque, aparte de tener un humor súper local, la mitad eran musicales y claro, te quedabas como alucinando. Justamente hablando ayer con Xavier Catafal de Isaan Enterteinment me contaba una anécdota de cómo estas películas llegaron al video, que las compró Luis de Val, el propietario de Manga Films y decían que las películas eran tan raras, tan imposible de poner en el mercado, que se tuvieron que inventar los diálogos de las películas en una noche. O sea, nada de lo que decían en el doblaje español tenía que ver con la película”, una práctica que no sorprendió a Andrew Leavold: En la versión inglesa también se inventaban los diálogos de una forma medio improvisada. Han quedado como testimonio de una época loca. The Search for Weng Weng es una carta de amor a este tipo de cine que se alquilaba en pequeños video clubs y que hacía que uno se preguntara de donde diablos había salido eso y como había llegado a doblarse, aunque fuera de esa forma.
Weng Weng fue el producto más exitoso que exportó el cine filipino de la época. Es un personaje único en el cine filipino. Representó a su país en todo el mundo y tiene todos los elementos destacables de la cultura filipina. Hay unas 14 películas localizadas de Weng Weng, siete de las cuales he podido ver. Del resto no se ni si existen copias. De estas cabe destacar Legs Katawan Babae (Tony Ferrer, 1981) con imitadores filipinos de grupos como Village People y donde aparecía Weng Weng como protagonista. Mezclaba música disco, espías, kung-fu, thriller y musical, con Weng Weng saltando y bailando a ritmo de artes marciales rodeado de chicas en bikini. El mejor número musical que he visto nunca y no pude conseguir los derechos para reproducirlo en el documental. Espero que alguien lo comparta por youtube…
Los filmes originales de Weng Weng eran en Tagalo. Todos eran rodados en Tagalo, pero hay tres localizados, como la secuela del agente 00, The Imposible Kid que se rodaron en inglés. El problema con los archivos cinematográficos y televisivos es que durante la revolución de Marcos todo el material ardió perdiéndose todo lo previo a los años ochenta. Es una tragedia, ya no solo la pérdida de las películas, sino también de los archivos televisivos. Localicé una cinta en unos archivos que pude ver, en la que había una crónica del funeral de Weng Weng en la que se veía el cadáver del actor a través de una urna de vidrio. Una escena que me impactó. Pero poco después de ver la cinta volví a pedirla para el documental y se había perdido. De manera que este documental es producto de una lucha contra fuerzas caóticas y me siento muy orgulloso de haber encontrado todo el material con el que he conseguido tirar adelante el documental.
SHAO XIAOLI Y ZHANG SONGWEN: FAKE FICTION
Shao Xiaoli y Zhang Songwen, director y actor de Fake Fiction (Mo Deng Nian Dai, China, 2013) presentaron esta comedia sobre un mago en horas bajas (Zheng Xu) al que se le presenta como su hija una niña huérfana (Zhang Zifeng) que se instala en su casa. Si bien al principio la rechaza de plano, ya que es un tipo de lo más inmaduro: irresponsable, mujeriego y vividor, pronto caerá prendado por la energía vital de la pequeña, que le ayudará a realizar un truco de magia que le han encargado y con el que podrá relanzar su carrera y encarrilar su vida.
Tras el visionado de la cinta ambos invitados conversaron con el público, destacando el director las buenas críticas y los premios recibidos por un film que ha conseguido recuperar en taquilla diez veces el presupuesto invertido. También contó que tras estrenarse mucha gente escribió en las redes sociales dejando mensajes muy emocionantes, ya que se veían reflejados en los personajes. Para él fue fundamental en el éxito de Fake Fiction contar con unos grandes actores. El protagonista masculino, Zheng Xu, además de actor ha dirigido e interpretado Ren zai jiong tu: Tai jiong (2012), la película más taquillera del cine chino. El villano, que interpreta Zhang Songwen, es un profesor de interpretación reconocido como maestro de grandes actores. Y por supuesto la actriz protagonista, Zhang Zifeng, que realiza un gran trabajo y a la que, tal y como comentó el director, fue fácil de dirigir ya que, aunque es muy joven, es una veterana de la interpretación con importantes trabajos en su haber. Para el director el éxito se debe a la combinación de estos tres actores y considera que su film es una manera de dar a conocer una de las caras de la sociedad china actual.
Todas las fotografías menos la indicada: Serendipia
Mil veces buenas noches, el poder de la imagen
A raíz del último conflicto palestino israelí, la página de inicio en Facebook se ha llenado de fotos de niños muertos, mutilados, víctimas de los ataques. Sin duda se trata de un gesto de solidaridad autocomplaciente, inútil por definición, y que contribuye más bien a la desensibilización por saturación de nuestras neuronas. Están los que comparten esas imágenes y frente a ellos los que se indignan por esa violación de la intimidad con fotos morbosas, ambas posturas igual de cómodas acometidas desde la paz que nos confiere saber que no dejaremos de tener la barriga llena. Apenas un gesto perezoso con el que calmar nuestra conciencia.
La gran pregunta es si esas imágenes pueden ir más allá, si sirven para algo más que para alimentar moralinas pequeñoburguesas, si consiguen incomodar a los agentes sociales que tienen la capacidad de interceder de facto en los conflictos. Sólo soy capaz de alzarme de hombros ante ese interrogante, desde el escepticismo contraído por saberme yo impotente. Lo que sí tengo claro es que no hay que matar al mensajero: esas fotografías, tomadas desde el riesgo de muerte de los reporteros, tienen al menos el valor de la denuncia. Levantan testimonio de la ignominia y siembran la esperanza de que algún día la humanidad esté dispuesta a aprender de sus errores. Más allá del uso frívolo que podamos darles, las fotografías de guerra son necesarias. Mil veces buenas noches es un viaje a esa toma de conciencia de la necesidad de la foto denuncia, nos lleva a esa conclusión de forma honesta, sin hacer un panegírico de los reporteros gráficos (¡hay tantas películas que juegan esa baza!), al contrario, nos los muestra en sus dilemas menos heroicos, menos generosos, los retrata como impetuosos adictos a su vocación a la que lo sacrifican todo, más por instinto que por reflexión.
Juliette Binoche es Rebecca, una reportera entregada a su profesión, que también es esposa de un biólogo marino y madre de dos hijas, una ya adolescente. Tras un grave accidente en Afganistán, habrá de plantearse el difícil equilibrio entre su vida y su trabajo. Acabará descubriendo que le es imposible abandonar al segundo, porque ese trabajo es su propia esencia. Mil veces buenas noches es un drama doméstico que refleja el egoísmo del fotógrafo de guerra, a la vez que su valor y su perseverancia. No estamos ante un héroe sino ante una fuerza de la naturaleza cuyo instinto la lleva a estar siempre al pie del conflicto, no por ganar galardones sino porque no puede hacer otra cosa que ponerse al servicio de los más desprotegidos aún a costa de abandonar a los suyos. Erik Poppe, su director, y Binoche nos sitúan ante un personaje lleno de aristas, movido por la urgencia y la necesidad de intervenir ante la barbarie; confiesa a su hija mayor que escogió ese trabajo porque sentía ira visceral contra las lacras de la humanidad y ese sentimiento no lo puede enjugar la cotidianidad familiar, precisamente porque en sus hijas ve la esperanza de futuro que ella quiere transportar a los desfavorecidos. La actriz se muestra virtuosa en su interpretación de las contradicciones de Rebecca, ella sola se basta para que la película funcione.
Llena de pequeños detalles, con un buen desarrollo del arco de transformación de los personajes, hay que destacar también el trabajo de John Christian Rosenlund al frente de la fotografía. Un uso de la luz y el encuadre que nos lleva a centrarnos en el poder de la mirada, ideal para hacernos sentir en la piel de la fotógrafa. Mil veces buenas noches es un recital de imágenes que nos habla, precisamente, del poder e importancia de las mismas. Un acertado equilibrio entre el retrato y lo retratado, bellamente filmado e interpretado.
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