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Palmarés y clausura 42 TerrorMolins 2023

El TerrorMolins ha anunciado el palmarés de su 42ª edición después de una gran noche de clausura donde se proyectó Mudbrick en première mundial y el mismo día que celebra los 50 años de la primera Maratón de Terror volviendo al formato original de 16 horas y con todas las entradas agotadas desde antes del inicio del festival. Lo ha hecho proclamando como gran triunfadora la película catalana que ya se ha convertido en uno de los fenómenos cinematográficos de la temporada. La mesita del comedor, de Caye Casas, film inaugural del festival, se ha alzado con el premio a la Mejor película de la Sección Oficial. El jurado, formado por Nerea Torrijos, Héctor García y Eulàlia Iglesias ha premiado también Cuando acecha la maldad, La espera, New Life, Vive dentro y Stopmotion. Entre las secciones paralelas de largometrajes, las principales premiadas han sido dos obras con dirección femenina: la malasia Tiger Stripes y la estadounidense The Wrath of Becky. El corto Écorchée ha ganado el principal premio de la Sección Oficial de cortometrajes.

Clausura con Mudbrick. Foto: Joan Gosa
El Festival de Cine de Terror de Molins de Rei llega así a su recta final después de nueve días de proyecciones y presencias destacadas, como las del mismo equipo de La mesita del comedor, con Caye Casas, Estefanía de los Santos y David Pareja, y los directores de títulos internacionales como la noruega Good Boy, con Viljar Bøe; la británica Hostile Dimensions, con Graham Hughes; o la serbia Mudbrick, que se estrenaba al festival con presencia de todo el equipo, incluidos el director Nikola Petrovic y el actor protagonista, Andrew Howard. También la cineasta Mar Targarona, premio honorífico, y unos 300 acreditados de industria y prensa, han pasado por el festival en su 42ª edición.
Las premiadas del TerrorMolins 2023
En Sección Oficial, además del premio a la Mejor película para La mesita del comedor, destacan también los premios a la coproducción catalana La espera, de F. Javier Gutiérrez, a la Mejor interpretación para Víctor Clavijo y Mejor música, y a la argentina Cuando acecha la maldad, de Demián Rugna, a la Mejor dirección. Las británicas New Life y Stopmotion han obtenido el premio al Mejor guion y a los Mejores efectos especiales y maquillaje, respectivamente, y la estadounidense Vive dentro a la Mejor fotografía.
De la sección Being Different destacan la gran ganadora, la malasia Tiger Stripes, de la directora debutante Amanda Nell Eu, y la australiana You’ll Never Find Me, doblemente premiada —Mejor interpretación y Mejor guion—, así como el reconocimiento al Mejor guion para Hostile Dimensions, de un Graham Hughes presente en el TerrorMolins. De la otra sección paralela, Bloody Madness, el principal premio ha sido para The Wrath of Becky, de Matt Angel y Suzanne Coote, mientras que Malum ha ganado los premios a la Mejor dirección y Mejores efectos especiales.
De la Sección Oficial de cortometrajes, el film ganador ha sido el francés Écorchée, de Joachim Hérissé. El film norteamericano Night Walks: Edith and The Empty ha ganado el reconocimiento al Mejor guion y el Premio Crítica de Oro, que otorga la asociación Blogos de Oro; y el australiano Gummy también ha sido doblemente galardonado, con el Premio Víctor Israel a la mejor interpretación y Mejores efectos especiales. El corto británico Measure, de Helen Simmons y Julia Cranney, ha ganado el Méliès d’Argent, y Stop Dead el Premio del Público Manel Gibert.
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Diario de Serendipia en Sitges 2023: Quinta cápsula

De nuevo en el Melià tras la enorme afluencia de público que representa el fin de semana, Serendipia inicia una nueva con dos sesiones en el Tramontana, ergo, Noves Visions y dos más en l’Auditori -desde la distancia- con dos pertenecientes a Oficial Fantàstic Competició.

Fotos: Serendipia
Mientras l’Auditori estaba repleto de almas para ver La sociedad de la nieve, última película de J. Bayona, con menú carnívoro ultracongelado, Serendipia escoge seguir el olor a podredumbre y sordidez que emana del Tramontana y ver The Funeral (Cenaze), que, por la sinopsis del propio festival, prometía una historia
de amor necrófilo entre un conductor de coche fúnebre y su pasajera. Junto al encanto de premisa, Serendipia se sintió atraid@ por tratarse de una producción turca, con todo lo que ello conlleva, y por estar dirigida por Orçun Behram, del que vimos, en este mismo festival, pero en 2019, su opera prima, The Antenna (Bina).
The Funeral se inicia cuando a Cemal (Ahmet Rifat Sungar), que como hemos indicado se gana la vida conduciendo un furgón fúnebre, le encomiendan transportar y ocultar durante un mes (y sin despertar sospechas, claro), el cadáver de una joven (Cansu Türedi) a petición de su familia. Extraño encargo al que Cemal no pone trabas, simplemente acepta el fajo de billetes que le ofrecen y emprende su misión. Pero una noche abre las puertas traseras del coche fúnebre y encuentra a la muerta emitiendo extraños gruñidos, retira el sudario y descubre a la joven aniñada respirando y sin pulso. La retornada a la vida, además de tener escasa conversación, despierta con unos apetitos muy peculiares, lo que obligará a su pretendiente a facilitarle la necesaria carne fresca. Primero la suya propia, después la del reguero de cadáveres que irán sembrando a su paso. Este Déjame entrar (Låt den rätte komma in, 2008, Tomas Alfredson) versión no-muerta se desarrolla en pasajes desolados, vertederos, ruinas y barrios bajos, inmejorables escenarios para una historia de amor desaforada. Un cuento gótico envuelto en una niebla opresiva permanente que podría haber salido de la pluma de algún autor romántico, amantes como eran de lo siniestro y de las pasiones extremas que desafían los límites de lo racional. Zeynep, la joven renacida, lleva consigo, además, el recuerdo de los horrores de su muerte, víctima de un siniestro ritual. Por ello, buscará venganza.
La cinta concluye en un tercer acto que brinda un festival de sangre en una secuencia de acción filmada de noche (que el director destacó que fue muy difícil para todo el equipo). Y cierra con la única escena luminosa: ambos protagonistas al frente del furgón, ya sin que Zeynep tenga que ocultarse, en lo que se adivina una huida hacia el futuro…¿feliz?
Breve pausa, vuelta a la Sala Tramontana y más bucles con The Uncle (Stric, David Kapac y Andrija Mardesic), una producción croata (con participación serbia) ambientada, aparentemente, en los años ochenta en Yugoslavia. Allí, una familia se prepara,
como cada año, para recibir a su querido tío que viene de Alemania, cargado de regalos, a pasar las fiestas navideñas al calor familiar. Nervios antes de la celebración, se rompe un plato de la vajilla buena, el hijo lleva el mismo jersey de la última vez… Nervios durante la celebración, el pavo estaba crudo, las galletitas de canela quemadas… «La Navidad es en realidad el mayor ataque subliminal al subconsciente, donde la forma se apodera de la sustancia» declaran David Kapac y Andrija Mardesic, que no parecen amar la celebración. Pero parece haber algo más detrás del comportamiento histriónico de la familia (cuyos miembros no tienen apellido, ni nombre), no hay naturalidad y todo resulta exagerado y extraño. Como si se tratara de una mala obra de teatro. La revelación nos llega la jornada siguiente, la familia se prepara, como cada año, para recibir a su querido tío que viene de Alemania, cargado de regalos, a pasar las fiestas navideñas al calor familiar. Y la siguiente cuando la familia se prepara, como cada año, para recibir a su querido tío que viene de Alemania, cargado de regalos, a pasar las fiestas navideñas al calor familiar. La representación se repite día tras día, siempre igual, las mismas frases, los mismos actos, pero siempre algo no está bien, despertando la ira del obsequioso tío. El ingenioso guion del que también son responsables Kapac y Mardesic, sabe jugar bien la baza de la repetición con variaciones para mantener el suspense, el humor impera, pero poco a poco se nos va torciendo el gesto, pues con cada cambio, el ambiente supuestamente festivo se vuelve cada vez más tenso y desequilibrado. También dudamos de la época en la que se están dando los hechos, porque según todo, desde el modelo del mercedes del tío, hasta la decoración de la casa y el vestuario de todos, deberíamos estar en los 80. Pero hay teléfonos móviles que suenan de improviso, alterando el guion. La verdad irá emergiendo de manera vacilante y poco sistemática, pero no nos impacientamos porque el ejercicio fílmico está perfectamente orquestado y nuestra atención está rendida. Vamos sabiendo de un secuestro, vemos a la coerción violenta convertirse en abuso psicológico, un abuso que cada vez raya más en la tortura mental. En cada etapa, la tensión aumenta constantemente, preparándonos para un clímax de derramamiento de sangre y catarsis que inevitablemente llegará.
El talento de los dos jóvenes croatas, que debutan en el largo con esta The uncle, fue premiado con el galardón a mejor director de la sección Noves Visions. Porque la suya es una manera particualr de entender el género, algo que ya se intuía en su mediometraje para televisión, Zagorski specijalitet (2012) que mezclaba pijos perdidos en el monte jugando al paintball, lugareños afables y…canibalismo. Claro que, la pregunta del millón es a qué género nos referimos exactamente, porque aquí hay una deriva desde la comedia a la tensión (tensión como la del título de aquella serie de la infancia de Serendipia), y de la intriga al desenlace violento. Si le buscamos paralelismos o influencias, tendríamos que referirnos al Michael Haneke de Funny games o al Yorgos Lanthimos de Canino, y seguimos moviéndonos en las marismas. No nos atreveríamos a decir que es terror puro, pero quizás es más aterrador que cintas que sí cabrían en esa pureza. Quizás Serendipia, la cabeza más secundaria de Serendipia, estaba a punto de descubrir que a lo mejor no le gusta el género. O sí. Continuaremos esta disquisición mañana, es decir en la sexta cápsula, pero no adelantemos acontecimientos. Vayámonos a cambiar de sala no sin antes destacar que en el rol de tío nos encontramos con ‘Miki’ Manojlovic, a quien los amantes de Emir Kusturica recordarán bien y cuya presencia en este filme fue todo un deseo cumplido para los jóvenes directores: «Cuando nuestros productores nos preguntaron a quién queríamos para el papel, dijimos: Miki Manojlović. Parecía una fantasía, pero los productores tenían su email y le enviaron el guion sin muchas expectativas. Respondió muy rápido, exaltado ante un guion escrito por dos jóvenes cineastas cuyas obras nunca había visto. ¡El resto es historia!«
Con un buen promedio de interesantes propuestas, Serendipia prosigue su itinerario cinéfago del lunes, ya en l’Auditori, con Brujería (Christopher Murray), una cinta coproducida entre Chile, México y Alemania que denuncia el déspota colonialismo de los europeos contra los nativos, mediante la recreación de unos hechos ocurridos en Chiloé a finales del siglo XIX: el juicio contra «La Mayoría» (sociedad huilliche) bajo el cargo de asociación ilícita. Cuando empieza la película de Christopher Murray (que es autor del guion, además, junto a Pablo Paredes), estamos en 1880 en isla de Chiloé, al sur de Chile, donde el colono alemán, Stefan (Sebastian Hülk), vive junto a su familia en una aldea criando ganado. Cuando sus ovejas mueren misteriosamente, reacciona de forma violenta contra el pastor y padre de la criada, Rosa (Valentina Véliz Caileo), enviando a los perros para que acaben con su vida. Todo lo cual sucede delante de Rosa, de 13 años, que a continuación es despedida. Rosa y su padre son indios huilliches y Rosa, además, es cristiana. En busca de justicia recurre al subdelegado, que no le hace ni caso («a los perros no se les mete en la cárcel«), después al sacerdote, que la emplaza a no buscar justicia divina sino humana, a la vez que le indica que vaya a hablar con Mateo (Daniel Antivilo), un huilliche anciano. Mateo está al frente de La Recta Provincia, una sociedad indígena, real, anterior a la independencia, pero será Aurora Quinchen, la machi (curandera) (Neddiel Muñoz Millalonco), la que le explicará su origen y sentido: el piloto español José Manuel de Moraleda se presentó como un poderoso hechicero y desafió el poder de la machi Chillpila, oriunda de Quetalco, en una competencia de magia. Ella lo derrotó dejando su barco en seco y él le obsequió un libro de magia, conocido como el Libro de arte, el Levisterio o Revisorio, con el que se instruyeron posteriormente algunos indígenas y crearon esta sociedad secreta. Y es ahí donde la historia de venganza de Rosa se transforma definitivamente en una de magia y hechicería, que se hace eco de la leyenda más que de la historia de los hechos a los que se remite. Murray nos mueve por una Chiloé más inventada que real para conseguir su objetivo de denuncia, lo que hace más rica su lectura y la engloba dentro del fantástico.
Su fuerte, el de la película, es la atmósfera, como señala Aaron Rodríguez, en El antepenúltimo mohicano, mediante «una fotografía húmeda y apagada, acuosa, de verdes musgosos, azules apagados y dominantes del gris«. Con esa tonalidad nos mueve por el paisaje, un paisaje que invita a la pausa, al uso del fuera de campo como mejor recurso para transmitir no sólo los hechos sino la sensación que de ellos se desprende. Murray baraja bien el tempo, porque sabe que la dilación es la que le va a permitir abordar el fondo de la cuestión. Ese debate interno de Rosa por reivindicar(se), que la enfrenta a dos realidades, su cristianismo de nacimiento, la religión colona, frente a las creencias huilliches que parecen vivir en su propio rostro, como le hizo ver el sacerdote. Siendo fantástica, Brujería es también un relato de crecimiento en el que está en juego, no sólo el paso a la madurez de una adolescente, sino la conservación de la propia raíz genética de un pueblo. Aquel al que Murray quiere dar la palabra. Él, que por su tez blanca y su cabello taheño, recuerda más al colono opresor que al indio que clama por su realidad y su tierra. Y es que Brujería va más allá de ser un mero reflejo de creencias y dialécticas anteriores, diciéndolo nuevamente con Aaron Rodríguez, «tiene mucho de los conflictos éticos a los que se asoma el espectador moderno, de sus dudas, de su necesidad de pertenecer a una comunidad que no se base únicamente en las líneas de explotación, pero al mismo tiempo, de la necesidad de cantar, de aprender, de mantener otra relación con la realidad y con la Historia». Murray usa la falsilla del fantástico como metáfora para hablar de temas socioculturales, que aún siendo locales, es capaz de hacérnoslos sentir cercanos. Ahí estamos, de nuevo, con los límites del género.
Hablada en español, mapuche y alemán y coproducida por Pablo Larraín, esta cinta, que algunos calificarían como otra pieza de Folk Horror, que parece englobar ahora todo lo que sucede fuera de las ciudades, y otros no dudarían en colocar dentro del Elevated Horror (categorías tan de moda que acabarán por englobarlo casi todo y no significar nada), esta pequeña(gran) película juega a la mixtura, por tanto, no es pura. ¿O acaso sí? ¿Qué será la pureza genérica? Ya saben mañana en la sexta cápsula. De momento ahora nos vamos de Brujería a Salem. Y todo sin movernos de l’Auditori.
Cualquiera diría que continuamos en tierras de brujas, pero no es así, el Salem que da título al film que Serendipia ve a continuación, y con el que cierra la jornada, no es el tristemente célebre proceso contra las «ocho perras brujas» de la población norteamericana. El salem al que se refiere el título es en realidad un saludo que significa paz. La acción de Salem se desarrolla en los suburbios de Marsella, donde una pareja de adolescentes pertenecientes a barrios/bandas -y etnias- rivales (Cigarras y Grillos), se enamoran: Djibril, negro, de origen comorano y musulmán; y Camilla, de sangre gitana y cristiana. Todo empeorará cuando ella quede embarazada y culminará con una muerte y la entrada de Djibril en prisión. Pasados los años, cuando por fin cumple su condena, en régimen psiquiátrico, Djibril cree poseer poderes de curación y que su hija, que al parecer los ha heredado, puede ser la clave para salvar al mundo del odio que bulle en los suburbios de su ciudad. Jean-Bernard Marlin dirige y firma el guion, el marsellés, crecido en uno de los barrios más pobres y conflictivos de la ciudad, el 13ème arrondissement, parece haberse especializado en filmes que dan voz a los marginados después de haber ganado el César a mejor opera prima con su película de 2018, Shéhérazade, otra historia de amor en los suburbios interpretada (como Salem) por actores no profesionales. Se podría decir que su segundo largo, el que nos ocupa, es un Romeo y Julieta suburbial en la línea del clásico de Robert Wise, West side story, pero va más allá de ser la adaptación «quinqui» (a la
marsellesa) de la tragedia de Shakespeare: Salem es una película ambiciosa y personal en la que se dan la mano el drama shakesperiano, sí, pero también el cine de bandas callejeras y la fantasía esotérica, que es la que le ha dado cabida en la Sección Oficial Fantástico Competición de esta edición del Festival de Sitges.
Y es que Djibril es, desde su adolescencia, un visionario, se figura y cree con facilidad cosas quiméricas, por ello cumple condena en el psiquiátrico y no en el penal. Como decíamos al principio, cree tener poderes de sanación y que estos además los habrá heredado su hija, Ali, por lo que ella será la profeta que llevará la paz (salem) a los dos barrios enfrentados en constante pugna territorial. ¿Lo cree o los posee realmente? Salem sabe jugar la doble baza, todo podría tener una explicación racional, o ser verdaderamente fruto de una verdad mística. El filme logra un casi perfecto equilibrio entre el relato naturalista y la ilusión onírica representada por esas cigarras doradas que, a la vez, persiguen y guían a Djibril. Un equilibrio que es logrado con la imagen, con el lenguaje cinematográfico. La cinta combina la cámara fija y efectos visuales de gran plasticidad. Como declaraba el propio Marlin en Cannes: «Por un lado, estamos cerca de los personajes respetando un cierto clasicismo y, por el otro, podemos ver aspectos visuales experimentales, como los sueños. Al igual que con la música original, el lema de las imágenes era ser una película alucinante». Salem tiene una ferocidad y una ambición que merecen llamar la atención por la película y su talentoso director.
Salem como la Brujería de Murray es una película liminar, un film frontera, tejido con el espíritu del mestizaje entre la denuncia social y el fantástico más surrealista. Estamos otra vez ante la discusión sobre los límites del género, también la película de Marlin es impura si es que existe algo así como la pureza del terror y lo fantástico. ¿No es género si el subtexto tiene casi tanto peso como el texto? ¿Es necesaria la ortodoxia, sea esta lo que sea, para estar en un festival como el de Sitges? ¿Es algo que puede espantar al público natural del certamen o es la mixtura la que lo hace todo más atractivo? Las respuestas, ya saben, tal vez las encontremos mañana en la sexta cápsula.
De momento, y como ya cuadra, les dejamos con el tercero de los cinco videos sobre los entresijos del festival, en el cual se visitan otros lugares y donde se desarrollan otras actividades de las que les contamos aquí.
VAMOS DE ESTRENO * Viernes 10 de noviembre de 2023 *

Sinopsis: Tras escapar de su agobiante vida en la ciudad, Nat (Laia Costa), treintañera, encuentra refugio en el pequeño pueblo de La Escapa, en lo más profundo de la España rural. En una casa rústica y en ruinas, acompañada de un perro salvaje y tosco, esta joven intenta reconstruir su vida de nuevo. Después de enfrentarse a la hostilidad de su casero y a la desconfianza de los habitantes del pueblo, Nat se descubre a sí misma aceptando una inquietante propuesta sexual de su vecino Andreas (Hovik Keuchkerian). A partir de este extraño y confuso encuentro, surge una pasión devoradora y obsesiva que consumirá a Nat completamente y le hará poner en cuestión el tipo de mujer que cree ser.
Un amor no es, ni mucho menos, una historia de amor al uso. De hecho la única historia de amor compartida que puede verse es la de Nat (Laia Costa) con su perro Sieso. Un amor es más un viaje iniciático, pero un viaje de esos en los que la lección se aprende a base de batacazos. Y varios son los que se lleva su protagonista cuando descubre que la vida no es como pensaba y que no todo el mundo es amable ni las cosas son fáciles. Y que quien algo quiere, algo le cuesta. Y que no todo el monte es orégano.
Natalia ha dejado la vida en la ciudad y su trabajo de traductora simultánea para una ONG de refugiados de conflictos bélicos, atemorizada por los relatos que le cuentan los supervivientes provenientes de África. Huye a lo que piensa es una vida más sana y sencilla. Pero allí aprenderá lo que cuesta vivir. Comprobará lo chismosa que es la gente en un lugar tan pequeño. Desde el inhumano casero (odiosamente interpretado por Luis Bermejo); a un vecino «civilizado» y «agradable», Piter (Hugo Silva), artesano llegado de la ciudad que no cesa de meterse en su vida con la excusa de ayudarla; pasando por una familia que va exclusivamente los fines de semana, ridículos animales de ciudad; y, sobre todo, el alemán (que nadie sabe de donde vino), un huraño y gordo vecino, un hombre en el que ella nunca se hubiera fijado, que le pedirá un trueque a cambio de arreglar su tejado: que le deje entrar en ella. De la repugnancia inicial nacerá una historia de amor que no lo es, una historia de dependencia anti-natura, de la que saldrá más fuerte que nunca, eso sí, a base de fuertes batacazos. Y además de salir más fuerte conseguirá una buena compañía, la de su perro Sieso, un chucho al que nadie quiere, con el rostro marcado de cicatrices del pasado.
Isabel Coixet retrata la dureza del pueblo, el frío, la tormenta y sus habitantes. También se fija en pequeños detalles. Ruinas, carteles arruinados, restos de lo que una vez fueron hogares y vidas. Basada en la novela homónima de Sara Mesa (Un amor, publicada por Anagrama), la película cuenta con guion de la propia Coixet y la escritora, periodista y guionista Laura Ferrero. Un amor tuvo su estreno mundial en la 71ª edición del Festival de Cine de San Sebastián dentro de la Sección Oficial a Concurso y recibió el Premio Feroz Zinemaldia 2023. Además de Laia Costa y Hugo Silva, el film está protagonizado por Hovik Keuchkerian (fue galardonado con la Concha de Plata a la Mejor Interpretación de Reparto), Hugo Silva, Luis Bermejo, Ingrid García-Jonsson y Francesco Carril.
Teaser tráiler de ‘Cazafantasmas: imperio helado’
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Teaser tráiler oficial de Cazafantasmas: imperio helado, la nueva entrega de la exitosa saga basada en la película Cazafantasmas (1984) de Ivan Reitman, dirigida por Gil Kenan estará exclusivamente en cines. ¡Sentirás escalofríos!
SINOPSIS
En Cazafantasmas: Imperio Helado, la familia Spengler regresa al lugar donde empezó todo-el icónico parque de bomberos de Nueva York- para formar equipo con los Cazafantasmas originales, que han desarrollado un laboratorio de investigación ultra secreto para llevar la caza de fantasmas al siguiente nivel. Pero cuando el descubrimiento de un antiguo artefacto desata una fuerza maligna, los nuevos y los viejos Cazafantasmas deben unir sus fuerzas para proteger su hogar y salvar al mundo de una segunda Edad de Hielo.
Diario de Serendipia en Sitges 2023: Interludio en ‘El otro lado’

¡¡¡UN MOMENTO!!!
ANTES DE REPASAR MÁS PELÍCULAS,PERMITAN QUE NOS DETENGAMOS EN UNA SERIE. QUE NOS DETENGAMOS A COMPROBAR LO QUE HAY EN
EL OTRO LADO
Ya instalados en Sitges, pero con un día libre antes de comenzar nuestra particular ensalada de películas, Serendipia recibió, de mano de Movistar+, los enlaces de visionado que había solicitado de El otro lado, serie producida por la plataforma en colaboración con El Terrat y dirigida por Javier Ruiz Caldera y Alberto de Toro, que precisamente iba a presentarse durante esta edición del festival. Ocho episodios de veinte minutos que nos dispusimos a ojear y que no pudimos abandonar hasta su conclusión. Basada en una idea original de Berto Romero, El otro lado supone un avance en su carrera como actor, pues si bien la serie tiene mucho humor, este no viene dado especialmente por su personaje.
Pero no nos avancemos y veamos en qué es El otro lado, ¿una serie de terror? ¿una comedia? Pues todo eso y bastante más. En la serie Nacho Nieto (Berto Romero), periodista especializado en lo paranormal, pasa por su peor momento profesional y personal. Tiene dificultades para adaptarse a las nuevas tecnologías, para él una titánica tarea en la cual cuenta con la colaboración de un ayudante bastante inepto (Albert García). Y es que Nieto es un claro heredero de aquel periodismo, algo bizarro, todo hay que decirlo, que se cultivaba en espacios de radio y televisión como Más allá y publicaciones tipo Karma-7 y Mundos Desconocidos, durante los años setenta y ochenta.
Tras un intento fallido de suicidio, vuelve a la vida acompañado por el fantasma de su mentor, el doctor Estrada (Andreu Buenafuente), mítico comunicador del misterio, y una de las notas de humor de la serie, pues fallecido hace más de 20 años, su lenguaje y modo de comportarse resulta muy chocante para los parámetros del siglo XXI. En ese momento se cruza en la vida del periodista un virulento caso poltergeist en un piso del extrarradio de Barcelona, quizás el caso paranormal más importante de los últimos años. Nacho acude al piso de los fenómenos, donde viven Eva (María Botto) y Rubén (Hugo Morenilla), acompañado por el espíritu de su mentor y ayudado por Juana (Eva Ugarte), su mano derecha en su antiguo programa de radio. Mientras Nacho desenreda el misterio, se enfrentará a un oscuro secreto de su pasado. Un secreto que le relaciona directamente con Gorka Romero (Nacho Vigalondo), antiguo compañero de investigaciones, y que ahora se ha convertido en el referente del periodismo del misterio en España, un clarísimo y cómico sosias de Iker Jiménez.
En vista de este argumento, ¿puede considerarse El otro lado una serie de humor? Pues sí, lo cierto es que resulta muy cómica, sobre todo cuando intervienen los personajes interpretados por Andreu Buenafuente y Nacho Vigalondo, pero nos parece también una serie de terror. Y muy digna, con todo muy bien medido y equilibrado, como tuve ocasión de comentarle al mismo Buenafuente durante el festival. Algo que suponemos los responsables de El otro lado se habrán hartado de escuchar pero, es que se trata de algo muy meritorio por la dificultad que entraña. No predomina una cosa sobre la otra. El humor no pisa a la intriga y el terror.
Muchas han sido las propuestas de combinar humor y terror desde que en 1948 los estudios Universal mezclara a sus, hasta entonces, terroríficos monstruos con dos cómicos de vodevil, en Abbott y Costello contra los fantasmas (Bud Abbott and Lou Costello Meet Frankenstein, Chas T. Barton) y en la mayoría de ocasiones el resultado no ha pasado de ser eminentemente cómico, con el terror como complemento. En España muchas han sido las cintas que han intentado mezclar pavor y humor. Sin ser exhaustivos recordamos a los Hermanos Calatrava en Horror Story (Manuel Esteba, 1972); Joe Rígoli en El pobrecito Draculín (Juan Fortuny, 1977); Andrés Pajares en El liguero mágico (Mariano Ozores, ) o Martes y 13 en Aquí huele a muerto… (¡Pues yo no he sido!) (1991) y el gran Chiquito de la Calzada en Brácula. Condemor II (1997), perpetradas ambas por Álvaro Sáenz de Heredia. Por fortuna, El otro lado no tiene nada que ver con todo esto pues, repetimos, el equilibrio entre géneros funciona a la perfección, algo que se debe a que Berto Romero, responsable de la serie, es también un buen amante del cine de terror, algo que se deja entrever en los guiños que hace en la serie a dos terrores castizos (y bien diferentes) como son ¿Quién puede matar a un niño? (1976) de Chicho Ibáñez Serrador y Mil gritos tiene la noche (1982) de Juan Piquer Simón. Su cinefilia también queda bien latente en la serie Zombis (2009), así que no es extraño que se aventurara en ofrecer algo diferente: «Se juntaron dos elementos: por un lado, la voluntad de hacer algo nuevo y por otro poder, por fin, escribir algo de lo que a mí me gusta. Tenía muchas ganas de realizar un cambio de registro, de tratar temas que a mí me interesan más como espectador desde siempre, de toda la vida, de terror y de fantástico. No tanta comedia ni autoficción».
Para dirigir El otro lado se ha contado con Javier Ruiz Caldera, que ya dirigió a Berto Romero y Eva Ugarte en la magnífica serie Mira lo que has hecho (2018), también para El Terrat / Movistar+, y a Berto en 3 Bodas de más (2013). En esta ocasión Javier Ruiz Caldera ha optado por dirigir la serie a cuatro manos junto a Alberto de Toro, con el que ya dirigiera Malnazidos (2020), largometraje que tuvo muy mala suerte y que urge recuperar.
Berto Romero y Andreu Buenafuente han demostrado, sobre todo el primero, que pueden considerarse actores sin sonrojarse. Juntos participaron en la estupenda El pregón (Dani de la Orden, 2016), y Berto, por separado, ha realizado diversos papeles, la mayoría de comedia, pero tan variopintos como los que encarna en Algo muy gordo (Carlo Padial, 2017), Ocho apellidos catalanes (Emilio Martínez-Lázaro, 2015) o en el memorable cortometraje Hostiable (2015) de David Galán Galindo.
Así que no se llamen a engaño, si bien resulta inevitable comenzar a ver El otro lado con una sonrisa al ver aparecer en pantalla a Berto Romero, (viniendo de paso a la cabeza del espectador ciertos sketches televisivos en los que visitábamos ‘la nave del misterio)’, esa sonrisa desaparece pronto, pues también hay mucho terror sobrenatural, con una mezcla tan bien construida que tras el modélico primer episodio, no queda otra que seguir desentrañando los misterios que esperan en El otro lado. Aparecidos, poltergeist y sanadores se mezclarán con cosas más terrenales y mundanas hasta su conclusión, perfecta y, afortunadamente, abierta a una segunda temporada pues, en nuestro caso estamos dispuestos a volver a cruzar a El otro lado.
Al otro lado se estrena en doble episodio semanal el jueves 23 de noviembre en Movistar Plus+
Y AHORA, PROSEGUIMOS CON LA PROGRAMACIÓN HABITUAL DEL FESTIVAL EN NUESTRA CUARTA CÁPSULA
Diario de Serendipia en Sitges 2023: Tercera cápsula

Fotos: Serendipia
Primer fin de semana de festival y las cosas se van calentando. Ya se dejan ver algunos de los más esperados invitados y homenajeados y termina, en cierto modo, la tranquilidad con el máximo de pases que nos permite nuestra acreditación…¡Y nuestra salud! Este sábado será el día en el cual Serendipia podrá comprobar por qué tenía tantas ganas de ver la última de Pablo Berger, Robot Dreams, también descubrirá una perla oculta, Moon Garden (Ryan Stevens Harris) y revisará una, bastante mal envejecida, Siesta (1987), de Mary Lambert. Mientras tanto, Oriente Medio volvía a temblar víctima de un terror del que no da cuenta la ficción, pero permanecíamos ajenos a todo ello desde la oscuridad de los cines. Sitges es la mejor de las burbujas, una fiesta en su sentido griego. Un tiempo fuera del tiempo en el que los villanos sólo son de cartón piedra y maquillaje. Como los inofensivos muertos vivientes, protagonistas absolutos de la Zombie Walk, que llenaron las calles de la Blanca Subur la misma jornada en la que volvía a temblar la paz del orbe.

Este sábado, Serendipia se lo pasa íntegramente en la sala Tramontana, donde se dejará llevar por un maratón que irá de las 8,30 a cerca de las 17,30 horas. Nueve horas, pues, de buen cine que se inició de inmejorable manera con Moon Garden (Ryan Stevens Harris), una apuesta a la que no se apuntó
demasiado público, que al parecer prefirió volcarse con nuevas entregas de las 30 Monedas de Álex de la Iglesia. Moon Garden está rodada con celuloide caducado de 35 milímetros, una elección que, pudiera parecer absurda pero que, vistos los resultados, resulta fundamental para obtener la textura y la atmósfera onírica que requiere este film con sabor a cuento clásico, protagonizado por una niña y que cuenta con sus hadas y villanos. Un universo feérico en el que la protagonista se ve inmersa tras sufrir un terrible accidente y entrar en coma. Un mundo industrial, oscuro, y surrealista en el que es atormentada por un espectro de pesadilla que se alimenta de sus lágrimas. Deberá seguir la voz de su madre para encontrar el camino de regreso a la vida.
La mejor baza de la cinta es haber sabido penetrar en el mundo alucinado de la percepción durante un episodio de estado alterado de la mente. Ryan Stevens Harris parece saber cómo la realidad, en situaciones cerebrales extremas, queda mezclada y confundida con los materiales irreales de la alucinación, y da cuenta de ello con un excelente dominio de los dos planos de la narración. La cinta se centra en la acción que no tiene correlato real fuera de la mente de la pequeña, pero tiene la habilidad de no ignorar qué está ocurriendo allá fuera. Más aún, logra ilustrar cómo una mente, casi desconectada de la conciencia, transforma lo acontecido en el mundo objetivo en construcciones oníricas que sirven a efecto de explicación y herramienta con las que elaborar estrategias de subsistencia. Vemos el debate entre la vida y la muerte como nunca antes lo habíamos conocido. Y la cinta nos mantiene en vilo durante los 93 intensos minutos de su duración.
Realizada con efectos especiales tradicionales, el director no duda en utilizar stop-motion en algunos pasajes de la cinta los cuales, lejos de resultar postizos, añaden aún más encanto y autenticidad a la cinta. Dirigida y escrita por Ryan Stevens Harris, si la película se hubiera presentado como un desconocido título perdido en los años ochenta y hallado dentro de un baúl, les aseguramos que nos lo hubiéramos creído. Bajo presupuesto pero muy bien utilizado, y sobre todo mucha fantasía y cine. Puro cine fantástico que vio su esfuerzo recompensado con el premio a mejor película en la sección Noves Visions.
De la fantasía más desbordante al terror más extravagante con Where the Devil Roams, la última barrabasada de la familia Adams. Y no nos referimos a la deliciosa creación de Charles Addams que dio pie a
una inolvidable serie (y unas más olvidables películas), nos referimos a John y Zelda Adams y Toby Poser, directores, interpretes y compositores a los que conocimos con Hellbender (2021) y que se sumergen con Where the Devil Roams en el American Gothic, representado por las decadentes ferias de fenómenos en plena Gran Depresión. Y lo hacen a su modo, respetando los lugares comunes del género, pero llevándolos a su propia estética, en la que intercalan momentos con tempo de videoclip que realzan la banda sonora de la que son autores (casi como si asistiéramos a un recital), con otros en los que la oscuridad es reina reforzando un horror que huele a descomposición. Los rituales posteriores a los asesinatos implican de todo, desde tomar fotografías de las escenas del crimen hasta tocar un ukelele junto a los cadáveres, inyectando a las muertes una apariencia extrañamente bizarra.
Where the Devil Roams es una road movie que acompaña a la familia protagonista en su periplo sangriento, el cual coincide con el progresivo éxito de su número de feria. Un éxito que aumenta proporcionalmente a la escalada de violencia de los protagonistas. Hábil es su
tratamiento de la fotografía, que se vale por sí mismo para situarnos en el contexto temporal de la acción. Esa América de la Gran depresión, cuya desesperanza lo tiñe todo de desolación y añoranza, se deja retratar bien con los modos digitales que reproducen la textura de los daguerrotipos, esa antesala de la fotografía que nos ha llegado desvaída como si hubiera capturado un mundo espectral. Las imágenes van cambiando gradualmente del color al blanco y negro para reflejar el descenso de la propia familia en el horror y la putefracción, esto último literalmente, además.
Supersticiones, brujería, religión, música y una matriarca que entre sus tareas del hogar está incluido asesinar a todo el que estorba. Y amor. Seven, Maggie y Eve, así se llaman los integrantes del grupo familiar, manifiestan una delicada atención los unos por los otros. Así, la película intercala sus interludios más sangrientos con escenas de tipo doméstico: los vemos lavando la ropa, cenando alrededor de una fogata y quejándose de los ronquidos de los demás. Puede que sean asesinos descompuestos, pero también son extrañamente adorables, y eso es lo que nos mantiene atentos. Casi cómplices.
Un cóctel variopinto es Where the Devil Roams, levantado con un presupuesto más que ajustado, pero bien rentabilizado, que le da un inequívoco sabor a película indie con un resultado marciano. Una aproximación al American Gothic particular y moderna.
Y, de lo actual, marchamos de vuelta al sabor del cine de los ochenta, ahora real, con Siesta (1987), una producción que en España se estrenó, directa a video, como Relación fatal, por aquello de aprovecharse del éxito de la Fatal Attraction de Adrian Lyne (1987) que puso en boga en su momento los thrillers eróticos, subgénero en el que no todos los acercamientos resultaron igual de afortunados. Siesta no estuvo llamada a figurar entre los mejores ejemplos.
Rodada en España, resulta involuntariamente divertida por el modo de retratar nuestro país, en donde todo el mundo parece estar en constante sopor (a lo que pudiera contribuir la banda sonora de Miles Davis). Tampoco el paisanaje patrio sale bien parado, su más representativo exponente es un taxista sucio y de aviesas intenciones interpretado por el británico Alexei Sayle, al que los más viejos del lugar recordarán por sus locas intervenciones en la serie de culto The Young Ones (Els joves / Los jóvenes, 1982-84) donde interpretaba al inefable Balowski. La trama nos lleva de nuevo por terrenos oníricos cuando su protagonista (Ellen Barkin) despierta en una carretera cubierta de sangre que no es suya, sin recordar nada de las últimas 24 horas y con la convicción de que ha asesinado a alguien. Así que seguiremos sus pesquisas para recomponer ese último día. Con una abultada filmografía a
sus espaldas, Ellen Barkin se ganó el cielo con esta interpretación, bien acompañada por figuras como Gabriel Byrne, Isabella. Rossellini, Jodie Foster, Martin Sheen, Grace Jones o el recientemente fallecido Julian Sands, algunos de los cuales parecen preguntarse qué diablos hacen allí. Además de algunos rostros autóctonos como los de Daniel Martín, Santiago Álvarez, Blaki, Frank Braña o José María Cañete, que realizan pequeños papeles. Destaca la participación de la pareja de flamenco Lole y Manuel, mucho antes de que Tarantino escogiera una de sus canciones para Kill Bill, ante los que la Barkin nos sorprende con sus dotes de funambulista.
Con este hilarante engendro debutó en el cine Mary Lambert, eficaz directora de algunos de los videoclips más célebres de Madonna, The Go-Go’s o Janet Jackson que tiene su lugar en el fantástico por ser la primera mujer en dirigir un film de terror y que este fuera, con permiso de Stanley Kubrick, la mejor adaptación de una novela de Stephen King, El cementerio viviente (Pet Sematary, 1989), y su secuela en 1992, tras lo cual su labor se limitó, principalmente, a la televisión. La directora fue homenajeada con un premio Màquina del Temps.
Serendipia finaliza esta tercera jornada con la encantadora Robot Dreams de Pablo Berger, que participaba tanto en Oficial Fantàstic Competició, como en Anima’t y acabó alzándose con el Premio del Público. Una deliciosa película
de animación sobre la vida y el amor que se mira en la tradición del anime japonés a la hora de poner en movimiento a sus personajes. Protagonizada por Dog, un perro solitario que vive en Manhattan y que decide comprarse un robot armable para tener compañía. No sabemos si los androides sueñan con ovejas eléctricas, pero el de Berger sí tiene inquietudes y sentimientos: se sorprende y se entusiasma con todo lo que descubre en sus primeros pasos; se emociona hasta la risa con lo divertido y se entristece con lo infortunado, colmando los días de Dog con una amistad que va más allá de lo que éste había esperado. La que les une es, como la Annie Hall de Woody Allen, casi una historia de amor. Viven momentos mágicos que afianzan sus vínculos en un crescendo de felicidad que se diría no va a conocer fin. Pero toda comedia que se precie tiene su punto de inflexión dramático. Por un accidente Dog debe abandonar a su robot en la playa la última tarde del verano, la burocracia impedirá que vuelva con ayuda hasta el siguiente, y lejano, verano. Las estaciones se suceden parsimoniosas y la suerte que correrá cada uno juega en contra del feliz reencuentro. Ambos acabarán reiniciando su vida con nuevas compañías. Habrá un momento en el que sus caminos están a punto de volver a cruzarse, pero ¿Acaso sería deseable y justo que ello sucediese? El primer amor existe para vivir en nuestra memoria, idealizado e intocable, mientras lo sensato se impone, como si fuera ese beso que Peter Pan dejó prendido en las comisuras de los labios de Wendy.
Basada en el cómic de idéntico título de Sara Varon, editado por Norma, Pablo Berger traslada la acción a Nueva York (en la historieta no se concreta la ubicación) que, a la postre, se convierte en un protagonista más. Y firma el guion junto a la autora de la novela gráfica, a la que prometió que “respetaría el espíritu y el alma de la obra original”, algo con lo que Sara Varon está totalmente de acuerdo, llegando incluso a afirmar que “la película es más divertida”. El director también habló en la rueda de prensa sobre la banda sonora de Alfonso de Vilallonga, con el que vuelve a trabajar, y de cómo en una película que no tiene diálogos, “la música es la voz de los personajes”. Para el director era muy “importante que la banda sonora representara a la perfección la ciudad de Nueva York.” Earth, Wind & Fire y su canción September nunca ha sonado tan bien y ha trasmitido tanto buen rollo como en Robot Dreams. A pesar de que suene admonitoriamente con las torres gemelas de fondo.
Y tras Robot Dreams Serendipia se recoge, con una sonrisa agridulce, y abandona, después de nueve horas de cine, su Sitges particular por hoy. No sin dejarles un nuevo video con otra cara del festival, la más pública con los oropeles y el lujo; las alfombras rojas y las reuniones de industria. Dos días condensados en cuatro minutos y medio por Quim Crusellas y su estupendo equipo.
«L’Home dels nassos», candidata a los Premis Gaudí, llega a los cines el 27 de diciembre
L’Home dels nassos, ópera prima de Abigail Schaaff, y candidata a los Premis Gaudí llegará a las salas de cine de la mano de Filmax el próximo 27 de diciembre. La película tendrá su premiere mundial este mes de noviembre dentro del Festival internacional de cine de Almería dedicado a las óperas primas.
La película es un drama de época que combina aventura y fantasía, y a través de este ser mitológico, un hombre visible sólo el 31 de diciembre y que tiene tantas narices como días el año, se narra una historia que conecta los años 30 y los 60 y se adentra en la mentira y el silencio impuestos durante décadas.
Pablo Derqui e Ivan Benet son los protagonistas de este film que navega entre la mitología y la memoria histórica. Completan el reparto Mercè Llorens, Pep Munné, Maria Molins, Jeannine Mestre, Jorge Motos, Berner Maynes y Malcolm McCarthy, acompañados por los jóvenes actores Salli Diallo, Miranda Munné y Lluc Miravete.
Sinopsis:
En el invierno de 1968, en un pequeño pueblo de montaña, tres niños intentan escapar del llamado Home dels nassos (hombre de las narices), un ser legendario que captura a los niños mentirosos durante el último día del año. Pero ellos no son los únicos que lo temen: las mentiras del pasado también se pueden oler.
Sobre la leyenda:
El hombre de las narices (Home dels nassos) es un personaje mitológico cuya tradición se mantiene en Cataluña, Comunidad Valenciana, Islas Baleares. Tradicionalmente, se suele explicar a los niños que el día 31 de diciembre sale a la calle el Hombre de las narices, un hombre que tiene tantas narices com días tiene el año.
L’Home dels nassos una coproducción de Aguacate & Calabaza Films, Turanga Films, Lhome de los nazarenos AIE e Inaudita. Es una coproducción cultural con la productora francesa Halley Production. Cuenta con el apoyo de Televisió de Catalunya, el ICEC, TMV y CREA SGR. Filmax distribuirá la película en las salas de cine y también se encarga de las ventas internacionales.

«L’HOME DELS NASSOS» se estrena el 27 de diciembre solo en cines
El TerrorMolins 2023 cierra su primer fin de semana con el Premio Honorífico a Mar Targarona y las salas llenas

Fotos: Joan Gosa
El Festival de Cine de Terror de Molins de Rei ha finalizado su primer fin de semana con unos registros extraordinarios de público, que ha llenado el patio de butacas del Teatro de La Peni en varias de sus sesiones. La inauguración, con La mesita del comedor, y la sesión de Cuando acecha la maldad, colgaron el cartel de entradas agotadas, y las de cortometrajes de Sección Oficial y TerrorKids, llenaron la práctica localidad de las entradas. Cerca estuvieron las sesiones de V/H/S/85, Sleep y Ç-Trencada. Todo ello supone el mejor arranque del TerrorMolins en sus 42 ediciones, sumando más de 2.500 espectadores, contando solo proyecciones, en el primer fin de semana.

Los primeros días de certamen estuvieron marcados también por el homenaje a Mar Targarona, Premio Honorífico del festival de este año. La cineasta barcelonesa presentó su última película, El cuco, en una jornada dedicada en el cine catalán, y agradeció el reconocimiento y el galardón, diseñado por la escultora y forjadora Berta Canals Vilanova.
Premio de Ç-Trencada y TerrorKids
La noche de sábado se entregaron los premios de la sección Ç-Trencada después de la proyección de la selección de este año, valorada por el jurado formado por Laia Aubia, Max Calvera y Mentxu Sesar. El premio al mejor cortometraje fue para The Holy Yield, de Diego Collado Castells, “por su apuesta valiente en el lenguaje y por su inteligencia en el uso de las herramientas cinematográficas”. El Premio del Público de la sección fue a parar al corto Co-haunting, de Adrián Carande, Pepe Rico y Paula Sánchez Álvarez.
La mañana de domingo empezó con la sección infantil TerrorKids, con una platea llena de niños y familias que disfrutaron de dos sesiones de cortometrajes y que por primera vez recibían premio. El premio del Público Caca a la Butaca, que se medía con un contador de decibelios según la ovación que recibía cada film, fue para el sueco At the Window, de Tomas Stark y Peter Larsson, y el Premio del Jurado Joven, que decidían un grupo de jóvenes cinéfilos después de hacer un taller impartido por Agustí Lloberas donde se explicaban los principales criterios y herramientas para ser un buen jurado de festival, fue para la estadounidense Hector’s Hell House, de John Adam Krueger.

La jornada dedicada a niños y adolescentes finalizó con la proyección del largo No tengas miedo (Cobweb), de Samuel Bodin, programada por un grupo de jóvenes y dedicada al público que se empieza a sumerger en el cine de terror.
Durante el domingo también tuvieron lugar, a la Pista de La Peni, varias actividades profesionales, como la charla sobre montaje en el cine de terror impartida por Gerard Vila o la mesa redonda «Bruja, más que bruja!», con Carme Puche Moré, Sergio Álvarez-Napagao, Magdalena Oliver y Vibha Daryanani Melwani, donde se hablaba del imaginario colectivo y de las interrelaciones con el mundo del séptimo arte hacia la figura de la bruja.
Programación de la Undécima edición del festival FantaElx

La undécima edición del Festival Internacional de Cine Fantástico de Elche – FANTAELX se celebrará del 9 al 25 de noviembre de 2023, siendo todas sus actividades de acceso gratuito.
Para esta nueva edición, el ilustrador y cineasta Mario-Paul Martínez se ha encargado de la elaboración de los cuatro carteles que, conectados entre sí, responden a leitmotiv de este año: Ciencia y Criaturas Fantásticas. En ellos, encontramos a grandes emblemas de lo fantástico devorándose uno tras otro como: al colosal gorila King Kong, cuya primera película en blanco y negro se estrenó hace 90 años; al famoso Tyrannosaurus Rex de la película “Parque Jurásico”, la cual cumple 30 años desde su estreno; a la entidad cósmica de la ciencia ficción Cthulhu, creada por H.P. Lovecraft; y al clásico Godzilla, el kaiju más famoso de Nipón, fruto de la radiación nuclear. El Festival también contará con la proyección gratuita en pantalla grande de “Parque Jurásico”, cuyo homenaje tendrá lugar el jueves 9 de noviembre a las 20:00h en Cines Odeón, actividad que dará el pistoletazo de salida de esta edición.
Seguidamente, el viernes 10 de noviembre a las 19:00h, en la librería Ali i Truc, tendrá lugar la presentación del libro “Territorios de la Alta Fantasía”, obra que aborda una diversidad de propuestas y reflexiones en torno a la Alta Fantasía, un género donde lo fantástico desarrolla una mitología propia cuya marca distintiva se fundamenta en el épico enfrentamiento entre las fuerzas del bien y del mal.
En la presente edición, además, el Festival expande sus actividades a nuevos municipios, como es el caso de Catral, donde el sábado 11 de noviembre a las 19:00h tendrá lugar el “Ciclo Raíces del Fantástico Valenciano”, con la proyección y coloquio del documental “Segrelles. Il·lustrador Universal”, y la asistencia de José Enrique Segrelles (curador de arte y sobrino nieto de Segrelles), e Ignacio Estrela (director de la película); y el domingo 12 de noviembre con la exhibición de los primeros cortometrajes a competición.
Además, el Festival contará con otras actividades detalladas en su programación, como la “Formación Fantástica” para públicos infantiles y juveniles desarrollada en centros educativos de Sant Joan d’Alacant y Benidorm; el Premio Especial FANTAELX-L’ALJUB, donde parte del estudiantado de la Universidad Miguel Hernández tendrá la oportunidad de presentar y estrenar sus trabajos en los cines ABC del centro comercial (además de la proyección de cortometrajes en su megascreen) y las conferencias dentro de una nueva edición del Congreso Internacional de Género Fantástico, Audiovisuales y Nuevas Tecnologías, en conexión directa con el citado letimotiv de este año. El Congreso tendrá lugar los días 23 y 24 de noviembre en formato presencial y online. Así, las ponencias del jueves 23 se realizarán en modalidad online a través de la web del festival; mientras que las ponencias del viernes 24 se llevarán a cabo de forma presencial en el Auditorio del Centro de Congresos “Ciutat d’Elx”, entre cuyos invitados se encontrarán el cineasta e investigador Jasper
Vrancken, que acudirá a Elche desde Bélgica para estrenar su nuevo trabajo, o Ainara Aberasturi, directora del Museo Paleontológico de Elche (MUPE).
Por otro lado, el jueves 23 de noviembre a las 19:00h, en el Auditorio del Centro de Congresos “Ciutat d’Elx”, se celebrará la “Sección Transversal”, una sesión que tiene como objetivo visibilizar y debatir los diversos aspectos que giran en torno a las cuestiones de género, queer y LGTBI+, dentro de la producción audiovisual de corte fantástico, en la que se proyectará una selección temática de cortometrajes y tendrá lugar un coloquio con parte de sus creadores y creadoras, y personalidades expertas en la materia, tales como Augusto Almoguera (cineasta y organizador del Cortesina Fest), Fernando Fernández (artista e ilustrador) o Toni Díaz (actriz, y vicepresidenta trans de Diversitat Alacant).
Asimismo, aquellas personas que deseen disfrutar de una Sesión Especial “Ciencia y Criaturas Fantásticas”, tendrán una cita el sábado 25 de noviembre a las 12:00h en el Auditorio del Centro de Congresos “Ciutat d’Elx”. En ella, habrá una presentación de la película documental “Los albores del Kaiju Eiga”, la cual vendrá acompañada de un coloquio junto a Jonathan
Bellés (director de la película), Gloria Costas (bióloga ambiental y marina) y Octavio López Sanjuán (escritor especializado en género fantástico). Por otro lado, las tardes del 24 y 25 de noviembre, también en el Centro de Congresos, se llevarán a cabo las últimas proyecciones de cortometrajes a competición, donde se podrán ver reconocidos trabajos de género fantástico, muchos de ellos proyectados por primera vez en la provincia.
Finalmente, el sábado 25 de noviembre a las 19:30h en el Centro de Congresos, llegará la Gala de Clausura y entrega de premios, presentada por la actriz, cineasta y jurado, Silvia Conesa. En esta nueva edición, los cortometrajes ganadores recibirán por primera vez premios en metálico, además del acceso a festivales colaboradores como el Skyline Benidorm Film Festival, el Festival de Cine Sant Joan d’Alacant, el Festival de Cortometrajes de Terror y Fantástico 1000 Gritos de Buenos Aires, o el Navidades Sangrientas – Weekend Horror Awards de Alicante.
Toda la programación detallada con sedes y horarios, se encuentra disponible en la web del festival: https://www.festivalcinefantaelx.com/programa/
La undécima edición del Festival está organizada por la asociación “Unicornio Negro”, el Centro de Investigación en Artes (CIA) y el grupo de investigación Massiva, de la Universidad Miguel Hernández. Asimismo, también cuenta con el apoyo de diversos organismos, como la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Elche, Visit Elche, el Vicerrectorado de Cultura de la Universidad Miguel Hernández, el Instituto Valenciano de Cultura, el centro comercial L’Aljub, la tienda alicantina Cinema Paradiso, la librería ilicitana Ali i Truc, el I.E.S. Luis García Berlanga, el Lope de Vega International School, Santō Pub Elche, o la Asociación Cineclub Catral.
Novedades Diábolo Ediciones: 1-15 de noviembre de 2023

Halloween ha pasado, el año va terminando y Diábolo Ediciones presenta sus novedades para noviembre. Y hay tantas que hay un boletín para cada quincena. El primer boletín, todo hay que decirlo, viene bien cargado: cómic con el primer tomo de Shock SuspenStories, una de las más impactantes colecciones de E.C., en este caso dedicada al género policíaco. Y con prólogo de Steven Spielberg. Más cómic con el número 28 de la revista Cthulhu, dedicado enteramente al horror cósmico de Lovecraft; No escupas al viento, de Stefano Cardoselli y Dan Lee; y finalmente un cuento que Mauro Entrialgo realizado para los más pequeños, Los monstruos también tienen miedo. ¿Suficiente? ¡No! Hay más: Anime con las segundas ediciones de Viaje al mundo Digimon de Sergio Reyes y En busca de Totoro de Sebastián Hirr. Y cultura popular con Los circos de nuestra infancia, nuevo libro de Juan José Montijano y Rutas hacia el misterio. Lugares sobrenaturales en España, un estudio realizado por varios autores que promete poner los pelos de punta… Pasen y lean









MÁS INFORMACIÓN Y PEDIDOS: https://www.diaboloediciones.com/
Novedades Astiberri · Diciembre de 2023




Las lecturas de Serendipia: ‘La universidad de la vida #Ranciofacts 6’
LA UNIVERSIDAD DE LA VIDA #RANCIOFACTS 6
Pedro Vera
¡Caramba!, 2023. 112 páginas. Color. Rústica con solapas. 20 x 27 cm
Durante el reciente Festival de Sitges Serendipia se topó con un habitual del mismo, Manuel Bartual, dibujante de cómics y editor de ¡Caramba! al que, tras los saludos de rigor y hablar sobre algunas novedades a punto de ser editadas, no pudo evitar preguntarle, con impaciencia, para cuando estaría disponible la nueva entrega de Ranciofacts de Pedro Vera. Y es que no nos cansamos ni nos cansaremos de repetir que Pedro Vera es lo mejor que le ha pasado al cómic humorístico español en los últimos años. Pero también es lo más grande que le ha sucedido a los futuros estudiosos que quieran saber como era y de donde salió el español medio del siglo XX y XXI, pues el dibujante manchego ha sabido capturar mejor que nadie todos los guiños, costumbres y frases que nos unen, que nos aúnan, pese a quien pese, a todos los habitantes de esta península ibérica.
Así que, hagánse un gran favor y adquieran ya la sexta entrega de Ranciofacts, esa enciclopedia del milenario saber rancio ibérico que, afortunadamente, tiene visos de no terminarse nunca. Superado el tema del coronavirus, que sirvió para dejar en la quinta entrega un documento definitivo sobre lo que aportó todo ello a la idiosincrasia rancia, Pedro Vera vuelve con una recopilación que trae lo peor de cada casa, recurriendo, pues dibujado sería harto difícil de creer,
a pruebas fotográficas de destrozos en forma de tatuaje, figuras de cera nada realistas, animales disecados, grafitis, juguetes de mercadillo, casetes de gasolinera o fotos de estudio de embarazadas y sus parejas, la última lacra que estan sufriendo nuestras sufridas córneas. Pero hay más, mucho más. Desastres más grandes que la vida, frases popularizadas en twitter o varias páginas dedicadas a First Dates, ese fenómeno televisivo, auténtico experimento sociológico que explica, mejor que cualquier estudio, las carencias de aprendizaje que poseé el español medio y que le ha llevado a, por ejemplo, dejarse llevar por líderes que «hablan claro y no se callan» y dar su voto a la extrema derecha. Y todo ello Pedro Vera lo ha sabido captar y trasladar a sus cada vez mejores viñetas, pues nada escapa al sabio ojo del cronista, auténtico cazador de comportamientos revenidos y frases y sentencias con olor a humedad, a cochambre, a rancio.
Cada semana desde las páginas de El Jueves se publica Ranciofacts, que ¡Caramba! reúne regularmente en imprescindibles tomos, como hizo antes con otra creación del autor, Ortega y Pacheco, cuyas aventuras reunió la editorial en cuatro espléndidos tomos que conforman todo un festín para el fan de la obra de Pedro Vera en particular y del amante del cómic de humor en general.
No dejen escapar pues La universidad de la vida, pues en sus páginas queda más que latente que de esta pandemia no salimos ni mejores ni más fuertes, pero sí más rancios.
Pedro Vera
Tras participar en la fundación de la revista El Tío Saín y colaborar con publicaciones como La Comictiva, Kovalsky Fly, Annabel Lee o Subterfuge, Pedro Vera (Murcia, 1967) comienza a publicar sus historietas en 1998 en la revista El Jueves.
Es el padre de personajes como Nick Platino o los famosos Ortega y Pacheco, de los que ¡Caramba! ha recopilado todas sus entregas en la colección Ortega y Pacheco Deluxe. En 2012 crea en la misma revista, Ranciofacts, donde repasa semanalmente las costumbres y dichos más rancios de la cultura popular española. La serie ha sido recopilada en libro por ¡Caramba! en cuatro volúme, nes, Ranciofacts (2014 ), Mi puto cuñado (2015), Rancio no, lo siguiente (2016) Saliendo de la zona de confort (2018) Aquí, sufriendo (2020) y el tomo monográfico Ranciofacts de cine (2022)
El 42º TerrorMolins embruja el público con el estreno de la película catalana más premiada del año

Fotos: Joan Gosa

El Teatre de La Peni, sede principal del Festival de Cine de Terror de Molins de Rei, ha acogido la noche del 3 de noviembre la que ya se ha convertido en la sesión con más entradas vendidas de la historia del festival. La première de la multigalardonada producción catalana La mesita del comedor ha congregado en la sala más de 400 personas en una sesión que abría el cortometraje Knit One, Stab Two, de Alison Peirse, y que dará paso a una semana larga de terror en todas sus formas. Habrá cine, pero también literatura, ilustración y música, todo alrededor de este género y de un eje común: las brujas.
Caye Casas, director de la película, junto con Cristina Borobia, guionista, los intérpretes Estefanía de los Santos, David Pareja y Gala Flores y el productor Norbert Llaràs, han asistido a la proyección y han reivindicado el espíritu provocativo e independiente de la que ya se ha convertido en la película de género más premiada del año a nivel internacional y, con esto, en el film catalán que más reconocimientos ha recogido en todo el mundo el 2023, con una veintena. Y es que La mesita del comedor inauguraba el TerrorMolins el mismo día que se anunciaba como ganadora a la Semana de Cine Fantástico y de Terror de Donostia, festival con el que el TerrorMolins comparte leitmotiv y algunas actividades.
Una de ellas es la exposición del festival. Antes de la sesión de apertura, la sala de exposiciones Ca n’Ametller ha acogido la inauguración de “Bruixes-Sorginak-Brujas: Aquelarre Ilustrado”, una muestra de una veintena de ilustraciones originales de 24 artistas catalanas y vascas comisariada por Borja Crespo, historietista y uno de los responsables del Comic Barcelona. El mismo Crespo, junto con la ilustradora Nadia Hafid, el alcalde de Molins de Rei, Xavi Paz, y la concejala de Políticas Feministas y LGTBI, Jessica Revestido, han sido los encargados de presentar la exposición, que permanecerá abierta durante el transcurso del festival y hasta el día 26 de noviembre, coincidiendo con el Día Internacional por la Erradicación de la Violencia hacia las Mujeres.
El 42º TerrorMolins levanta así el telón y se prepara para un primer fin de semana donde se homenajeará a la cineasta Mar Targarona, gran referente del cine de terror del país, y en el que los cortometrajes y el cine catalán serán los grandes protagonistas, con la gala de la sección Ç-Trencada y el encuentro del TAC – Terror Arreu de Catalunya, las proyecciones de los cortometrajes de Sección Oficial y de la sección TerrorKids.
Diario de Serendipia en Sitges 2023: Segunda cápsula

Miyazaki es mucho Miyazaki, no cabe duda, pero El chico y la garza es una de las más ricas y fantásticas películas que ha realizado el venerable responsable de Ghibli. Club Zero (Jessica Hausner), a pesar de las reticencias que tuvimos a la hora de reservarla, terminaría siendo, de largo, la gran favorita de Serendipia de la sección Oficial Fantàstic Competició. Finalmente, Wake Up, sin ser nada del otro mundo, no dejó de ser una entretenida cinta dirigida a seis manos por los responsables de Turbo Kid. Este fue el menú gourmet que deleitó las retinas de Serendipia en su segunda jornada de madrugón y fiambrera.

No amanece más temprano, pero, a quien madruga, Miyazaki le regala un magnífico universo de fantasía pintado con todos los colores de los estados anímicos. Algunas películas nacen con vocación de testamento, aunque sus autores no se la hayan planteado así conscientemente. Ocurría con la Fedora de Billy Wilder, el Eyes wide shut de Stanley Kubrick o, la más reciente, Cerrar los ojos de Víctor Érice; también El chico y la garza juega en esta liga. Obras creadas en verdadero estado de gracia a través de las cuales fluye lo mejor de la savia de sus autores. Películas obsequio llamadas a perdurar como broches de oro de toda una producción. Capturan los rasgos estilísticos, las obsesiones temáticas y los modos narrativos que han hecho grandes a sus creadores, y están tocadas, además, con el halo de la melancolía de quien sabe que su labor está culminándose sin que haya alcanzado todas las respuestas. Tal vez ninguna está llamada a ser la mejor del conjunto de una obra, pero todas comparten una aureola de acendrada espiritualidad que las hace inasibles. Eternas.
Hayao Miyazaki a sus 82 años levanta una cinta que es un verdadero derroche de imaginación a través del que circulan todas sus convicciones y todos sus anhelos. Una pieza vibrante que, de pura madurez, transmite lozanía y en la que el fundador de Studio Ghibli crea un trabajo intransferible aunque esta vez haya partido de una novela ajena. ¿Cómo vives? (En japonés: Kimitachi wa Dō Ikiru ka, 君たちはどう生きるか) de Genzaburo Yoshino es la novela que Mahito, el niño de 12 años protagonista, lee en un momento crucial de la trama, auténtico ejercicio de meta-referencia pues es la misma pieza que inspira el guion de la película. Nos gusta observar que el japonés ha venido a construir su propia historia interminable, en la que al pequeño héroe le cabe la responsabilidad de mantener en pie un mundo de fantasía en el que la realidad encuentra su sentido. Miyazaki sigue siendo un mago desdoblando mundos como medio para trazar un coming of age que apunta más allá del propio individuo que crece, lo hizo en El viaje de Chihiro y lo ha vuelto a hacer magistralmente en El chico y la garza. Porque esta última sirve a modo de relato que habla de cómo superar los duelos, pero también informa de qué supone Japón como cultura y como forma de estar y de ser en el mundo. La madre del protagonista muere en un incendio en plena Segunda Guerra Mundial, una pérdida que ve engrosado su dolor por el hecho de que el padre haya contraído segundas nupcias con su propia cuñada, Mahito no se sobrepondrá hasta que entre en una especie mundo subterráneo en el que los vivos y los muertos conviven, guiado por una misteriosa Garza que cumple la misma función que el conejo de Alicia en su caída en el país de las maravillas. Una trama que el japonés añade de su propio magín al material literario original que le inspira y con la que aborda sus grandes obsesiones temáticas, que van desde la superación de las pérdidas y ausencias, hasta el repaso del legado cultural japonés y sus grandes hitos históricos (siempre la Meiji y la II Guerra mundial como raíces del Japón moderno), pasando por la condición mística de la naturaleza que carga de sentido universal y trascendente lo que, de otro modo, sería simple circunstancia individual.

Con El chico y la garza (君たちはどう生きるか), Miyazaki añade un nuevo eslabón a su universo de fantasía, aportando a su ya rica mitología personal nuevos personajes y seres maravillosos. En esta ocasión la galeria se llena con una pléyade de animales antropomórficos que van desde la garza del título español a unos aviesos y glotones periquitos que van siempre pertrechados con sus servilletas y sus cuchillos. Mención especial merecen los Warawara, pequeños seres de luz que se hinchan y flotan cuando un infante está próximo a su nacimiento y que nos hizo pensar en el Mito de Er que cierra La república de Platón en el que se da cuenta de cómo las almas eligen su propio fardo de hados cuando están prestas a reencarnar. Un plantel de criaturas que hará las delicias de quienes los adquieran una vez se hayan convertido en merchandising. Esta muestra de puro cine repleta de humanismo tiene múltiples lecturas y está salpicada de detalles, tanto que puede parecer críptica en muchos momentos cuando nos acrecamos a ella en un primer visionado. Desbordante, casi apabullante, siempre fascinante, El chico y la garza es una de esas películas que llega al corazón y nos hace (aunque sea por un breve lapso de tiempo), mejores personas. Habríamos apostado por ella como caballo ganador de no haberse presentado fuera de competición.
Sí pertenecía a la Sección Oficial Fantático Competición la siguiente parada fílmica: la última obra de la austríaca Jessica Hausner, Club Zero (2023). Parte de la cosecha recolectada por los organizadotres en el Marché du Film por excelencia, el Festival de Cannes.
La sinopsis argumental de Club Zero no nos terminaba de llamar, pero, casi por meras razones de cuadrar otros títulos que sí nos interesaban a priori, acabó incluida en nuestra selección. Cosas del bendito azar. Quizás por eso la sorpresa al verla, de quien escribe esto, fue máxima. Cuando no esperas nada y te plantas delante de un trabajo saldado con la excelencia con la que Hausner borda su último largo, no puedes por más que caer rendido de admiración. No haberla descartado, acabó revelándose como una sabia decisión.
Esa sinopsis rezaba: «Mia Wasikowska interpreta a Miss Novak, una maestra nutricionista en una escuela de élite, la cual establece un vínculo muy estrecho con cinco de sus alumnos, que comienzan a referirse a sí mismos como el Club Zero. Pronto, la verdadera naturaleza del grupo se revela y las alarmas saltan entre el resto del profesorado». Poco (o nada) hacía sospechar que el filme iba mucho más allá de abordar los excesos que pueden provocar los nuevos hábitos alimenticios en un grupo de jóvenes. Lo que se presentaban como thriller psicológico se desplegó como amarga y aterradora reflexión sobre el hoy que nos toca vivir. La austriaca nos enfrenta a nuestro mundo devorado por fanatismos de nuevo cuño que enarbolan las banderas del mesianismo, en este caso, centrados en los discursos sobre la alimentación responsable y sostenible. Y la cinta es eficaz porque todo es abordado desde una pátina de aparente asepsia formal, con una frialdad que ya es marca de la casa, recuérdese Little Joe (2019) -con la que comparte también el uso del color con valor narrativo-, una desafección aparente por lo mostrado que nos hace sentir que, las consecuencias nefastas de los actos de los personajes, caen inapelables sobre ellos (y nosotros) a modo de sentencias derivadas de la propia coherencia de la acción. Una acción que nos resulta próxima, pues la percibimos en el entorno que nos envuelve, cuando no hemos comulgado directamente con alguno de sus principios sin casi quererlo. Al fin y al cabo, la directora nos habla de la necesidad perentoria de creer en algo, aunque se intuya a leguas que
hay un timo detrás, como hacía en Lourdes (2009). Ahora, con un humor nada blanco, nos mueve a sonreír durante buena parte de la proyección, con esos adolescentes negándose a comer como vía para la ascesis, con esas madres a dieta perpetua, o con esos padres que, o bien repiten el modelo masculino de ordeno y mando, o bien son progres necios que contratan a gurús de moda para quitarse la culpa de no saber cómo educar a sus hijos. Pero poco a poco, conforme avanza el metraje, la sonrisa se nos va congelando y convirtiéndose en mueca. Nos adentramos en la senda de la captación sectaria por parte de iluminados que se valen de nuestras debilidades en horas críticas (y la adolescencia es pura crisis) para onnubilarnos y anularnos, conduciéndonos a un punto sin retorno racional posible. Club Zero es un auténtico ejemplo de cómo el verdadero terror de nuestros días no cae del lado de zombies, poseídos, infectados, y otras figuras de la retórica del género (las cuales, muchas veces, lo que logran es evadirnos de la realidad), sino que pasa por la disección irónica, casi cínica, del presente y sus premisas ideológicas. Porque lo que puede darnos miedo real es ver cómo las derivaciones de nuestros pequeños actos adscritos a las últimas tendencias, por moda, en muchos casos, por fanatismo, en otros tantos, se cernirán sobre nosotros arrollando las bases de la convivencia. Sumiendo a la humanidad en el mar del desastre colectivo. Así, inapelablemente y sin ornamento ficcional, bajo su ropaje de triller psicológico late un corazón que es puro terror, aunque no sea terror puro.
Lucidez, inteligencia y sobriedad son las constantes que definen el cine de esta directora austríaca, una autora que domina el arte de la puesta en escena y la dirección de actores a partes iguales. Si se acerca a lo fantástico siempre es con la mirilla puesta en los códigos que nos atosigan como sociedad, por eso el terror que nos lega está ligado a nuestra psique. Club Zero es quizás su ejemplo más maduro hasta la fecha. Cuando su luz en la pantalla incidió sobre las retinas de Serendipia, lo primero que impresionó fue su punto de vista. Una planificación que golpea por su pura precisión, una precisión que hace a las imágenes autosuficientes (los diálogos son continuación de lo visto, nunca sustitución) y que es la que traba la fatalidad que espera a los personajes. Su ritmo no tiene tacha, sincopado y lacerante, completado en una banda sonora percutante que mereció el galardón del jurado. Su cinismo formal nos cautiva. Su belleza nos acompañaría hasta el final del certamen en un puesto de honor en nuestras preferencias.
Serendipia finalizaba, después, la jornada con otro de los títulos de la sección Oficial Fantàstic Competició, Wake Up, película dirigida por RKSS (Roadkill Superstars) o lo que es lo mismo, el trío de zumbados canadienses François Simard, Anouk Whissell y Yoann-Karl Whissell, responsables de los largometrajes Turbo Kid (2015) y Verano del 84 (2018), ambos títulos deudores del cine de los ochenta. En esta ocasión llevarán al espectador a una enorme tienda de muebles y complementos del hogar llamada -ejem- HOMEIDEA, que un grupo de activistas medioambientales asaltará de noche como protesta política. No obstante, lo que no esperan es que allí dentro se encuentra un sanguinario guardia de seguridad con severos problemas de control de la ira, un sosias de Bud Spencer que intentará cazarlos uno a uno antes de que la noche termine. Esta sí una propuesta de género desacomplejada, que respeta la fórmula sin, por ello, dejar de aportar elementos personales a la misma.
Así, la habitual cinta de adolescentes que mueren sucesivamente uno tras otro en manos del psicópata de turno, aquí se materializa como una refrescante versión del cine de cazadores de hombres. Es como si fuera algo así como una adaptación para la Generación Z de clásicos como el influyente cuento de 1924 escrito por Richard Connell, The Most Dangerous Game (el cual, desde 1932, con una pieza que se conoció en España como El malvado Zaroff, se ha ido versionando para el séptimo arte con distinta calidad en sus resultados). Prima su aire cartoonesco, pero asentado sobre un fondo oscuro; después de todo la cinta nos dejará sin catarsis, con un plano casi final que tiene mucho de desolador (máxime cuando a continuación vemos que el mundo sigue sin haberse inmutado). El filme es una golosina para los amantes de las muertes vistosas y rezuma humor, un humor negrísimo, pero dejándonos clara conciencia de que lo que les sucede a los anarquistas pro animales y anticorporativos es inmerecido y demasiado violento. Wake Up da la impresión de ser una barra de chocolate con una hoja de afeitar en el centro. Una salvajada divertida, pero con suficiente personalidad como para deslindarse de la media.
Con guion de Alberto Marini (Mientras duermes, El desconocido, Summer Camp), fue para Serendipia una entretenida locura. Perfecta para culminar una poderosa jornada.

Mientras tanto, comenzaba a calentar motores (y vísceras) la Zombie Walk 2023, que se celebraría al día siguiente, con pregón de Mary Lambert y donde los incansables RKSS presentarían, dentro de los maratones nocturnos Midnight X-Treme, otra película más, We Are Zombies (2023), muy indicada para esa noche…





Comenzar la jornada con Pedro Olea está más que bien. Si es en el Prado y sin ningún tipo de restricción para ocupar la butaca que se deseé, mejor. Y si lo que se proyecta es una versión remasterizada (gentileza de Mondo Macabro) de una de sus más oscuras cintas, eso, ya no tiene precio.
Daniel (Toni Isbert), que busca trabajo e instalarse en Bilbao. Ya en la propia estación averigua la dirección de una pensión económica y conoce a un extraño individuo, con el que se topa en diversas ocasiones (José Orjas), que se ofrece a facilitarle un contacto para conseguir un empleo. Una vez en la dirección que le ha sido dada recibirá el encargo de localizar a Lucía Alfaro (Geraldine Chaplin), antigua integrante de la misteriosa organización que le ha contratado y que se hace llamar La casa sin fronteras. Absoluto fracaso en su momento, lo que le costó tener que cerrar su productora, Amboto Producciones Cinematográficas, pese al éxito obtenido con su anterior film, la película ha permanecido semioculta entre la producción del bilbaíno hasta que el sello norteamericano Mondo Macabro se ha animado a editarla remasterizada para su óptimo visionado, como pudo comprobar el público del Prado y el propio Olea, que no perdió la ocasión de ver su película restaurada.
protagonizada por una familia norteamericana, los Nordheim, que retorna a sus raíces tras heredar una casa en las montañas de Noruega. Los productores de
Hora de volver al Prado y al mejor cine clásico con
considerada bruja en el pueblo y sobre la que se cernirá la sospecha de ser la artífice de los infanticidios. Una escena de alta intensidad dramática, pavorosa por su crudeza y violencia, pues no en vano es una película de Lucio Fulci. Esa brutalidad que se respira desde el propio montaje, contrasta con la sensualidad de otras tomas y otras escenas, como aquella de desnudo y seducción a un menor protagonizada por Patrizia, el personaje que interpreta la Bouchet, escena que todavía hoy llama la atención y escandaliza, por lo cual es una pregunta recurrente en las entrevistas que le hacen al actriz el saber cómo se pudo rodar esa secuencia, así que Barbara Bouchet no esperó a que se la hiciera el público y explicó directamente que los planos en los que se ve a las dos figuras juntas, con el niño de espaldas, este era sustituido por un enano. Amable y diva, en el buen sentido del término, Barbara Bouchet se mostró cercana y accesible con sus fans y no dejó de recordar que se encuentra todavía en activo, como demuestra el gran número de películas y series en las que ha participado desde los años sesenta a este mismo año.
las simpatías de los espectadores en la edición de 2021 con su debut, 
mecanismo de relojería bien afinado y rebosa talento, incluso para sacar rédito significativo de la localización, ese río que se pone de relevancia en el título original (que podría traducirse como No dejes que el río fluya). El río no es solo el escenario sino la inspiración de la evolución de la trama. Símbolo del cambio continuo y, a la vez, de la permanencia constante (mismo cauce, distintas aguas) es toda una metáfora de la transformación personal como desarrollo de las propias características que nos definen. Sin ningún efecto especial, todo a base de un buen uso de cámara y cambios de plano para representar el salto en el pliegue, esta repetición con variaciones de un mismo tema es grácil y ligera. Divertida. También profundamente seria. 
Pedro Vera
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