Sergio Colmenar: «Lo peor que me han dicho de ‘Gente cerca’ es lo mejor que me han dicho de ‘Gente cerca’.»
Hace casi tres años hicimos una larga entrevista a Sergio Colmenar. Nos encantó su corto Sabrina con sus cinco intensos minutos de monólogo a cargo de Jordi Vilches. Su trasfondo de soledad. Su poso de tristeza …Y su salvaje humor. Nos encantó. Como también nos gusta su nueva obra, Gente cerca, que no nos cansamos de ver desde que se estrenó en el Festival de Sitges de 2013. Más soledad. Más tristeza. Y menos humor … pero más retorcido. Nos sigue gustando lo que hace Sergio Colmenar, y por eso continuamos la charla donde nos quedamos:
¿Qué pasó con La escultura, otro proyecto del que nos hablaste en cuya trama jugaban un papel importante las películas snuff ?
Ah, ¿os acordáis y todo? Eso de tener o anunciar algún proyecto y al final hacer otro distinto es algo normal cuando se es de culo inquieto, un neófito y un incontinente. Eso sí, como mínimo, tienes que hacer uno y contar con el equipo, o parte del mismo, que ya habías liado o si no eres sólo un imbécil. Ese proyecto acabó convirtiéndose en Gente Cerca. Por eso mantiene parte del elenco. Pero, aparte de este dato y un escenario concreto, no tenía nada que ver. La escultura debía de contar con una serie de escenarios y efectos demasiado caros, así que retomé una idea sobre redes sociales más barata que se me ocurrió. Mantuve de él a los actores Roger Casamajor (siempre había sido uno de mis sueños dirigirlo desde que lo vi en El Mar, de Agustí Villaronga), Jordi Vilches y el consabido escenario. Además, la historia de Gente Cerca me parecía más atractiva, original, interesante y personal. Mentiría si os dijera que abandoné La escultura sólo por motivos de presupuesto. De hecho, después de La escultura, escribí tres guiones más, uno de ellos, Gente Cerca.
¿Cómo de personal? ¿Te metiste en chats y páginas de contactos para documentarte? ¿Hay algún caso que te pueda haber inspirado?
Digamos que en el clímax de la historia volqué una serie de frustraciones personales en lo que respecta a las relaciones de pareja en su aspecto más pasional e irracional. Acababa de dejar una especie de relación sentimental que forcé hasta límites grotescos de tiempo y aguante y la experiencia puso de vuelta y media mi idea del amor romántico. Salvando las distancias, me sentía como el personaje de Vicente de Gente Cerca, impotente, sacudido y confundido. En definitiva, fuera de lugar. Y ese es un sentimiento profundo con el que fácilmente la gente puede identificarse, por mucho que le desagrade.
Sí, me entregué a fondo para documentarme y vivir experiencias con gente de los chats en primera persona. Suena a excusa, pero realmente empecé a contactar con gente de páginas de contactos en busca de inspiración para una historia relacionada con Internet. Luego, claro, puedes pillarle el gusto, o la manía, y seguir, hasta que descubres qué tipo de papel es el tuyo en esas redes. En mi caso, descubrí que es el mismo que el de la gran mayoría, el del reino de la superficialidad y el placer a corto plazo. Digamos que adquirí la experiencia que necesitaba y otra extra que no hacía ninguna falta. De probar, probé hasta tener una relación seria con una usuaria que no duró ni un mes, precisamente, por las dudas que a ambos nos asaltaban sobre el hecho de habernos conocido a través de un medio donde uno puede ser o decir cualquier cosa con tal de echar un polvo. Jamás llegué a conocer ningún perfil que se ajustara a nada que realmente me interesara a nivel personal más allá de lo puramente físico. Casi siempre encontraba a personas cortadas por el mismo patrón, el cual, pintes como lo pintes, se basa en la conclusión de la soledad, el desencanto y hasta el abandono social; aterrizas en Internet pensando que vas a encontrar algo distinto, por la variedad y el fácil acceso, y lo que encuentras es una parodia de los clásicos estereotipos de toda la vida, solo que acentuados y con el morbo añadido de la falsa identidad y el secretismo (las personas casadas o con pareja insatisfechas o simplemente aventureras ocupan gran parte del territorio virtual de contactos). También acabas descubriendo que, en el fondo, no hay ninguna diferencia entre esas personas y tú; la búsqueda de la felicidad es un fin común.
Hay escenas en Gente Cerca que son recreaciones (muy, muy) libres de anécdotas reales. Sin ir más lejos, el personaje de Itziar Castro está directamente inspirado en una persona con la que chatee. La conversación por chat que mantienen ella y Roger es casi idéntica a la que yo tuve en la realidad. Por supuesto, lo único verídico es la conversación por chat. El resto, lo que muestro en pantalla y el dibujo criminal que hago de ese personaje, es pura invención mía. Y he de decir que tampoco me encontré con nada criminal o ilegal que inspirara mi historia, aunque sí he llegado a entrevistarme hasta con expresidiarias. Y sí, lo confieso, he pasado miedo. Una vez, hablando con una chica en un mirador del Tibidabo, apareció el ex o el novio de ella y nos increpó, se dirigió hacia ella (sin violencia física) con unos celos y una cara de ido que pensé que nos iba a lanzar a los dos al vacío, por contar la anécdota menos rocambolesca. Nunca olvidaba mi función de investigador y por qué acabé metido en ese mundo.
En tus narraciones siempre aparecen historias duras e incómodas con el sexo extremo y la soledad como protagonistas ¿Qué quieres contarnos con gente cerca?
En Sabrina ya recalqué mi interés por ironizar sobre la vida y las personas en contextos terribles o desconcertantes. Creo que una buena historia escabrosa es el escenario idóneo para hablar de extremos, de personas, de cosas. La soledad no es buena ni siempre mala, pero mientras unos la prefieren, sólo en dosis asumibles, a otros les repele y dejan que los destruya. El sexo me interesa a nivel personal. Es un arma compleja y poderosa y la reina de las modalidades. La sexualidad la moldea uno a su antojo, tiene cabida en cualquier contexto. Es donde psique y cuerpo comulgan sin necesidad de atender a razones, solo a pasiones. Yo la uso en mis historias porque me fascina de cualquier modo.
En Gente Cerca explico que, por medio de un relato de horror puro y muy visual, de un psicodrama que no pretende dar lecciones ni juzgar nada, pueden retratarse temas serios, muy actuales, que me preocupan a mí y a todos, pero sin dar tregua al espectador con realidades que no edulcoro, sino que intensifico con la risa incómoda, la violencia y la tragedia. Todo forma parte del show, de lo bonito de un cine personal con el que el espectador conecta y responde porque puede ver reflejado elementos que reconoce, pero no del modo en que tú se los estás pintando.
En algunas escenas prefieres obviar la acción y jugar con el fuera de campo ¿Es para dar mayor crudeza a la situación haciendo que juegue un papel la imaginación del espectador?
Exacto. Desde Sabrina que juego a eso. Puedo combinar escenas de violencia intrínseca mediante una planificación sugerente con pegarte un tiro en la cara a bocajarro y frente a la pantalla. Es como conducir. El propio vehículo te pide cuándo has de cambiar de velocidad, siempre y cuando tengas una base de conducción precisa, segura e incluso bonita, porque hostiarse es fácil.
Es tónica en tu filmografía el llevar a los personajes hasta situaciones límite pero siempre concluyendo con un punto de ternura ¿Es una forma de humanizar a tus ‘monstruos’? ¿Eres en el fondo un romántico?
Es una forma de humanizar a mis monstruos, sí, puesto que mis monstruos son humanos, morales, con inquietudes, y si no lo fueran, me encargaría de que, en su naturaleza, salvaje o no, fueran al menos éticos o consecuentes con su función en la vida. No me interesa el ruido fácil, el bien contra el mal. Eso es algo en lo que no creo y me parece estúpido y de ignorantes. Lo de romántico, no sabría qué deciros. En el sentido clásico y triste, desde luego que sí lo soy, como el que más. Nada gótico, pero sí tétrico.
¿Escribiste el papel pensando en Itziar? ¿Cómo contactaste con ella? ¿Le costó entrar en el personaje?
No. Ya estaba escrito, pero buscaba a alguien con características similares a los de la chica real en la que me inspiré para el personaje. Jordi Vilches me habló de Itziar. Supe quien era. Sabía de su memorable colaboración en Rec 3 y que era la imponente Madame Taboo en el famoso cabaret del Apolo. Contacté con ella y me dio un sí rotundo.
No le costó nada entrar en el personaje, solo hicimos un ensayo y estuvo genial, tal y como se aprecia en pantalla. Itziar canta, baila, tiene gracia y actúa como dios. Es una actriz multidisciplinar y de puta madre. En Gente Cerca no era una secundaria, sino la prota, y lo bordó. Un día estuvo rodando con Alex de la Iglesia en Madrid, interpretando al monstruo gigante de Las Brujas de Zugarramurdi, y el siguiente ya estaba en Barcelona preparada para darlo todo en la escena más brutal de Gente Cerca (la que comparte con Jordi Vilches).
El diálogo es muy importante en tus historias. ¿Haces muchos ensayos con tus actores?
Generalmente, no. Soy más de interactuar y hablar con ellos. Disfruto como un enano dirigiéndolos y dejando que aporten sus propias experiencias o sus puntos de vista a mis diálogos y personajes. Intento que, psicológicamente, actúen de la manera más cómoda y sencilla posible.
¿Qué les pareció el guión? ¿Tuvieron algún reparo en interpretarlo?
El guión les gustó mucho y, en principio, no hubo ningún reparo por parte de nadie, aunque ya en el rodaje, Roger y yo tuvimos una conversación sobre su largo monólogo de arranque del corto, donde habla abiertamente de tener sexo con personas con retraso mental. Se dirige a ellas, también lo hace Jordi Vilches, como subnormales, subnormales fogosas. Tuvo cierto reparo en pronunciar esa palabra en ese contexto, pero le convencí, rápidamente, porque lo entendió enseguida (solo fue una pequeña duda, producto de la tensión del momento), de que normalizar el vocablo era lo más honesto y creíble, y que no tenía connotaciones negativas, al contrario. Siempre he pensado que siguiendo el camino de la corrección política es más fácil caer en la hipocresía y la falsa moral. Mis historias son políticamente muy incorrectas porque quieren ser historias de verdad y no postines cuaresmales.
¿En cuánto tiempo se rodó Gente cerca?
Rodamos en tres días de locura maravillosa, a una velocidad vertiginosa, a jornada completa y sin pasarnos del plan o el presupuesto. Era un plan muy medido y yo y mi operador y director de fotografía teníamos cada plano muy claro. Hicimos bien un trabajo que hubiera supuesto el doble de días en las condiciones que se suelen recomendar. Nosotros no teníamos por qué cuando mis ideas son captadas por mis colaboradores de una manera tan precisa y fluida, y porque me gusta rodar sin perder el tiempo. El rodaje es mi parte favorita en el proceso general de una película (o un corto, que es lo mismo). Soy jodidamente serio en ese aspecto, y lo gozo y espero que el resto del equipo también lo goce, pese al sufrimiento que has de asumir, un sufrimiento que, a mí al menos, me da vida y sentido. Nunca me asustaría de dar el paso al largo. Es más, mientras más arriesgado y complicado sea éste, mejor.
La música juega un papel relevante ¿Escogiste que sonara en algunos momentos como la de Goblin?
La música, si se usa, siempre juega un papel relevante, o al menos debería. El compositor de Gente Cerca y yo compartimos la misma pasión por la música de grandes compositores de cine italianos. Cuando hablo con él con respecto a sus composiciones para mis cortos, siempre le comento que no tengo ningún interés en plagiar el estilo de ciertos músicos para giallos o poliziescos, sino componer únicamente si se tiene el mismo tipo de sensibilidad, para prolongar ese estilo con melodías originales para mis piezas. Obviamente hay una inspiración, pero no con ánimos de rendir tributo ni guiñar el ojo, ni mucho menos ser retro o moderno de mierda. Lo que podría interesarnos musicalmente va desde Stelvio Cipriani hasta Jay Chattaway, por poner un ejemplo entre docenas de ellos, no necesariamente Goblin, que todo dios copia, conoce y sigue, cuando son tantos los genios de la música que incluso los superan. Me chiflan Goblin o Fabio Frizzi, vale, pero aún más me chiflan Riz Ortolani, Bruno Nicolai y hasta aquel genio del guateque y el pop español que era Alfonso Santisteban, que compuso algunas de las mejores bandas sonoras del cine español de los 70. La música es crucial en mis historias. Ha de ser orgánica, por sutil que sea, como una interpretación física o paso de ella.
¿Cómo consigues que colabore contigo un grupo tan experimentado de técnicos y profesionales?
No sé. Lo consigo. Y no todos tienen tanta experiencia. Me intereso por ellos y ellos se interesan por mí. He creado un vínculo muy productivo en estos últimos años que espero crezca y crezca. En cada proyecto es verdad que cuento con gente nueva, pero colaboradores como Jesús Merino o Alex Salom, dos grandes profesionales que saben interpretarme muy bien, mis padres putativos de la imagen en el campo de batalla, están ahora en la brecha a mi lado. No olvidemos que solo tengo un par de cortos de los que me gusta hablar (el resto es importante, pero prefiero olvidarlo). Aunque Gente Cerca tiene una narrativa bastante madura y compleja, un estilo, me estoy formando aún.
Utilizas una paleta cromática de tonos fríos que llegan a degradarse hasta el blanco y negro ¿Tiene esa utilización del color valor narrativo?
Sí, la frialdad de las imágenes ayudan a representar el desconcierto, la decadencia y el vacío existencial de los personajes, creando una atmósfera especial que visualmente explica cosas por sí sola. La tímida pérdida del color es un asomo de pérdida de la vida. Lo que en principio pueden ser decisiones artísticas meramente estéticas, toman un valor narrativo y dramático indudable. Me tomo muy en serio estéticamente. Por eso procuro siempre rodearme de excelentes profesionales de la imagen, con un estilo propio.
¿Qué es lo peor y lo mejor que te han dicho de Gente cerca? ¿como ha sido en general su aceptación?
Lo peor que me han dicho de Gente Cerca es, a su vez, lo mejor que me han dicho de Gente Cerca. No hay término medio.
La aceptación pública está siendo entusiasta. Incluso cuando, recientemente, en un festival en el que el corto resultó premiado, había parejas y personas de distintas edades que huían de la sala con cara de asco, pero hablo de caras de autentico asco, indignación y congoja, la satisfacción con un trabajo que funciona era absoluta.
¿Te lo han intentado censurar o te lo han rechazado por su temática? ¿Qué opinas sobre ello?
¿Censurar? ¿Quién? Lo que he hecho hasta el momento está autofinanciado. No creo que, en mis humildes condiciones, nadie tenga el morro, la indecencia ni el poder de censurarme.
Creo que muchos festivales sí han rechazado Gente Cerca por su temática, pero eso es algo que jamás podré asegurar. Opino que no concibo que existan moralistas y cortos de miras en el mundo del arte, que podrían morirse de asco en la intimidad de sus aburridas existencias y dejarnos en paz al resto, que no les hemos hecho nada malo ni pretendemos hacerlo.
¿Te has autocensurado en algún momento?
Siempre, pero para bien. Escribir distintos borradores de un guión es, en cierta manera, autocensurarse, y yo siempre lo hago.
¿Tienes proyectos en marcha que nos puedas contar? ¿Cambiarás el registro o seguirás por el camino de la sordidez?
Voy a hacer otro corto, sí, tengo mono de rodaje y de contar esta otra historia. No quiero decir casi nada, así es mejor, pero sí que ya tengo un título definitivo y que será una historia de mujeres con actrices maravillosas (me vuelven loco las actrices, y me vuelve loco darles papeles cuyos registros nunca han tocado, plantearles retos). Es un relato de suspense, un drama desbocado, una tragicomedia social y una historia de amor. Creo que es una historia brutal y macabra, pero menos oscura, fría y pesimista que la de Gente Cerca. Será más divertida, por así decirlo. Veamos cómo marcha todo. Levantar proyectos siendo 100% independiente es toda una odisea.
Nunca me he planteado cambiar nada. Haga lo que haga, será siempre mío, sea una comedia para todos los públicos o una de terror, sórdida y sangrienta. Me dejo guiar por mi instinto, simplemente.
¿Te has planteado dar el salto al largo?
Me lo planteo constantemente. Es algo en lo que me veo cada vez más capacitado y lo necesito, pensando, claro, en que yo no necesito grandes presupuestos (mis historias suelen ser de personajes en escenarios naturales o minimalistas), aunque sí mucho más apoyo y confianza externos (soy independiente, insisto). Sin embargo, he de centrarme en seguir dando guerra, por difícil que esté el asunto, y aprovechar cualquier oportunidad de cara al futuro. Quiero que el cine sea mi vida. Siento que es mi vida. Es un sentimiento visceral. No lo veo como un capricho ni nada remotamente parecido. Lo amo con todas mis fuerzas y desde todos los ángulos.
PARA VER GENTE CERCA PULSAR AQUÍ
Continuará…
Últimos comentarios