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ELOY DE LA IGLESIA, ADICTO AL CINE | Estreno mundial en San Sebastián
ELOY DE LA IGLESIA, ADICTO AL CINE, dirigido por Gaizka Urresti y producido por Altube Filmeak y Allmura Films, tendrá su estreno mundial el miércoles 24 de septiembre dentro de la sección Zinemira del 73 Festival Internacional de Cine de San Sebastián, donde competirá por el Premio Irizar al Cine Vasco.
Considerado una de las voces más relevantes del cine español de la Transición, Eloy de la Iglesia hizo del cine su refugio, su espacio de resistencia y también su adicción. Así lo resumía él mismo: “Lo único que nunca me ha fallado es el cine, lo único que sigo queriendo, amando, deseando, y el único enganche que jamás superaré.”
La historia, escrita a seis manos por Moisés Garrido, Juan Barrero y Gaizka Urresti, propone un acercamiento directo y sin filtros a uno de los cineastas más controvertidos del cine español: el autor que narró como nadie la marginalidad, los cuerpos silenciados y la oscuridad de la Transición, hasta caer él mismo en sus propios abismos.
Urresti -Goya al Mejor Documental por Labordeta, un hombre sin más y al Mejor Corto de Ficción por Abstenerse agencias– reconstruye en el documental la figura de Eloy a través de las personas que compartieron con él platós, vivencias o años de investigación.
Tras su paso por este y otros festivales, ELOY DE LA IGLESIA, ADICTO AL CINE, se estrenará en salas a finales de noviembre de 2025.
«Nos hace mucha ilusión presentar la película en el Festival de San Sebastián, porque Eloy, en su adolescencia, venía desde Zarautz y allí aprendió a amar el cine. Más tarde presentó en este mismo certamen títulos clave como El pico u Otra vuelta de tuerca. Y, sobre todo, en 1996, la retrospectiva y el libro que se publicó sobre él supusieron su recuperación tanto personal como cinematográfica. Sin duda, este festival es el lugar donde a Eloy le habría encantado que se viera por primera vez su biografía.
Como dice Pepe Sacristán en la película Eloy no es un ejemplo a seguir, sin embargo, su cine y su personalidad nos absorben como ese agujero negro que nos atrapa en su profundidad. ¿Por qué? Seguramente por esa atracción a lo peligroso, al lado oscuro de nuestra alma, a lo prohibido que forma parte de nuestra esencia».
Gaizka Urresti, director.
Entre las personas entrevistadas en el documental figuran nombres que trabajaron con Eloy o que han investigado a fondo su obra:
José Sacristán, María Luisa San José, Fernando Méndez-Leite, Marisol García Morcillo, Luis E. Parés, Pedro Olea, Claudia Gravy, Carlos Aguilar, Eduardo Fuembuena, Ángel Pardo, José Luis Garci, Fernando Guillén Cuervo, Josetxo San Mateo, Alejo Loren, Pedro Moreno, Gaspar Noé y Verónica Luján.
SINOPSIS |
Un director de cine valiente, un enfant terrible en sus inicios, combativo contra la censura, buscando siempre los límites de la libertad de expresión, cronista dela parte más oscura de la Transición, caerá en los infiernos de la drogadicción y durante más de una década será olvidado y en ocasiones repudiado, pero logrará salir del ostracismo para volver a hacer cine, esa adicción de la que jamás pudo desengancharse.

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José María Elorrieta: del fantástico al terror
Guionista, productor y director capaz de adaptarse, como demostraría, a todo tipo de género, José María Elorrieta fue uno de los pioneros del fantástico en el cine español, pero de aquel fantástico que el régimen permitía, mezclado en su mayor parte con comedia para poder colarlo sin problema a censura. Algo que ya hicieron en los años cuarenta Rafael Gil[1] o el propio primo de Elorrieta, Edgar Neville[2].
Nacido en Madrid en febrero de 1921, José María Elorrieta de Lacy tuvo que licenciarse en Derecho, por presiones familiares, antes de poder dedicar su vida a lo que de verdad le apasionaba: el cine. La carrera de José María Elorrieta se inicia en 1946 con una inencontrable, que no desaparecida, película infantil protagonizada por marionetas, La ciudad de los muñecos, en la que un titiritero y su hijo (José Telmo y Ginés Gallego respectivamente), cuentan la historia de Bambolín, una marioneta que quiere fundar una ciudad habitada por muñecos. La película la produce el propio director con su compañía, Producciones Cinematográficas Aladino.
Tras un buen número de documentales en pequeño formato, producidos también por Aladino y que sirvieron para que Elorrieta adquiriera práctica y soltura, dirige una segunda película, La tienda de antigüedades (1949) un film actualmente perdido que representa el despegue definitivo de la carrera del director. Horas inciertas (1951) fue, según comenta Marcos Ordoñez,[3] un thriller con gotas de fantástico sobre una mujer que dice haber matado a otra por celos y a la que su esposo no creerá, por lo que recurrirá a un psiquiatra con el que intentará descubrir las causas de su obsesión con el crimen.
De El cerco del diablo, producción estrenada en 1952, sabemos de su existencia porque consta en algunos libros y bases de datos, pero para nosotros conforma todo un misterio a descubrir. Y ciertamente atractivo, pues a pesar de los escasos datos que hay sobre ella, podría tratarse de un interesante film a recuperar. Veamos porqué:
Primero de todo porque se trata de una película de episodios compuesta por diferentes historias de temática fantástica, algo muy poco común en la época, escritas por José María Elorrieta. Y segundo porque cada episodio fue adaptado por un importante escritor (Camilo José Cela, Gumersindo Montes Agudo, Edgar Neville, José Antonio Pérez Torreblanca y Gonzalo Torrente Ballester) y lo dirigió un celebre realizador (Antonio del Amo, Enrique Gómez, Edgar Neville, José Antonio Nieves Conde y Arturo Ruiz Castillo. No en vano fue calificada en su momento como “la película más original realizada en España” con “un gran contenido emocional y un final aleccionador”, todo lo cual no evitó que el crítico cinematográfico de La Vanguardia escribiera una feroz crítica de la cinta definiendo su estructura episódica como “un incesante choque de criterios que llevan a la pérdida irremisible de toda posible unidad entre los distintos episodios, cuya falta de congruencia y de sentido resulta pasmosa”, destacando “la inutilidad de congregar tantos y tan claros talentos para moldear en un ente de ficción sin dimensiones de originalidad ni perspectivas de auténtica hondura humana o, si se quiere, metafísica.”[4]

Durante el resto de los años cincuenta la carrera del director deambuló por todo tipo de género, ocupándose con idéntica profesionalidad de destacables comedias (El fenómeno, El hincha, Al fin solos), dramas folklóricos (Curra Veleta, Torero por alegrías), como de las obligadas películas de contenido piadoso como El milagro del sacristán (1954) o Tres huchas para oriente (1954). Destacando en especial Mensajeros de paz (1957),
bizarra propuesta en la que podemos ver a unos Reyes Magos paseándose por la Gran Vía de Madrid en Land Rover, o haciendo arrancarse a cantar villancicos, embargados por la emoción, a los clientes y las barraganas de una sala de fiestas.
Con Aladino P.C dando paso a otra nueva compañía, Universitas films, Elorrieta produce, escribe y dirige nueve largometrajes, el último de los cuales, La montaña de arena (1955), no llegaría a estrenarse.
Alterna el cine con otras actividades relacionadas, como la presidencia del Círculo Cinematográfico Nosotros; la vocalía del Círculo Ramiro de Maeztu, que funda; la dirección de la Escuela Técnica de Cinematografía; ejerce de censor de guiones de la Dirección General de Cinematografía y Teatro; es profesor auxiliar de Historia del Cine en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas (IIEC); o funcionario técnico de la Dirección General de Tráfico. Y aún le queda tiempo para colaborar y escribir guiones para otros directores como el de Curra Veleta (Ramón Torrado, 1955), Hospital de urgencia (Antonio Santillán, 1956) y Escuela de seductoras (León Klimovsky, 1962).
Entre 1961 y 1962 será gestor de la Cooperativa Cinematográfica Unión, donde rodará seis películas más (tres por año), entre ellas una que cabe destacar especialmente por tratarse de la primera cinta abiertamente fantástica que dirige, Mi adorable esclava (1961), para cuyo papel de genio de la lámpara Elorrieta apostará por una exuberante vedette y bailarina argentina, Ethel Rojo.
La trama del filme no puede ser más sencilla: un país en dificultades económicas necesitará obtener un préstamo de un banco de Estoril y Leopoldo (Antonio Casal), primer secretario del embajador, deberá negociarlo. De forma accidental conseguirá una lámpara de la que saldrá una genio que, además de causar varios equívocos, pues tan solo él podrá verla, ayudará a Leopoldo a conseguir su objetivo. Sencillos efectos especiales de levitación de objetos e invisibilidad, además de la participación de un buen número de actores sudamericanos más, como la hermana de la protagonista, Gogó Rojo, la uruguaya Margott Cottens o Pastor Serrador, primo hermano de Narciso Ibáñez Serrador, todo ello en una comedia amable e inocente, apta para todos los públicos que demuestra, una vez más, las dotes para la comedia de su protagonista y las posibilidades de Ethel Rojo, que rodaría junto a José María Elorrieta su siguiente película, Esa pícara pelirroja (1963). Por otra parte conviene señalar que el director se adelantó unos años a la popular serie televisiva Mi bella genio (A Dream of Jeannie, 1965-1970), que llegó a las pantallas españolas a finales de 1968 y que poseía un argumento similar al del film español.
Elorrieta estrena en 1962 nueva productora, P. C. Alesanco, y lo hace con otro nuevo acercamiento al fantástico y también en clave de comedia, El diablo de vacaciones, en la que el director nos ofrece una versión amable y burlesca del pacto mefistofélico. Aquí el tentador es un vicediablo (de nuevo Pastor Serrador), que en lugar de reclamar el alma de sus víctimas, firma el pacto a cambio de dinero con el que seguir apostando en los casinos de Biarritz. En el caso que nos ocupa, el elemento sobrenatural es apenas una excusa para alumbrar una comedia puesta al servicio de, otra vez, Antonio Casal, que parte de la obra de Edgar Neville Veinte añitos, estrenada nueve años antes. Y aunque Elorrieta no dejaba de ser un artesano y en sus manos los mimbres de Neville (que acompañaban el humor con lo lírico e incluso lo trascendente) apenas sirvieron para dar a luz una comedia mediana, su desenfado fue elogiado por la crítica madrileña.
Con su nueva compañía, además, el director se apuntará a la moda imperante del western y el cine de aventuras en coproducción con Italia. Y lo hará coproduciendo películas para otros directores como Leon Klimovsky (2000 dólares por coyote), Arturo Ruiz Castillo (El secreto del capitán O’Hara), e incluso al italiano Umberto Lenzi (Los piratas de la Malasia).
En coproducción con Estados Unidos dirigirá el filme de aventuras El tesoro de Makuba (1967), el western Los 7 de Pancho Villa (1967) y su nueva incursión en la comedia fantástica, Una bruja sin escoba (1967), producida entre la americana Cinemagic, Inc. y Lacy Internacional Films, desde ese año nuevo nombre de la productora de Elorrieta.
De prolongada carrera cinematográfica, el actor norteamericano Jeffrey Hunter había desembarcado en España por primera vez para interpretar nada menos que a Jesucristo en Rey de Reyes (King of Kings, Nicholas Ray, 1961), una de las películas rodadas en España por el imperio Bronston. A partir de ahí compaginó su carrera entre televisión y cine en su país y las ofertas llegadas de Italia y España, como es el caso de Una bruja sin escoba, una comedia en la que compartió protagonismo con una arrebatadora Maria Perschy. El film narra las peripecias de un profesor irlandés (Hunter) del que se encapricha una bruja (Maria Perschy) a la que él solo puede ver y que gracias a una joya mágica puede hacer viajes en el tiempo. De esa forma ambos visitarán la época medieval, la prehistoria, el imperio romano y el futuro, concretamente al año 1999 en una Tierra en la que tan solo quedan siete bellas supervivientes, debiendo ponerse manos (y otras cosas) a la obra para repoblarla. Pero la bruja truncará la situación retornándolo a la época actual. El resultado es un disparate, a veces hasta el sonrojo, pero ante todo curioso por ser posiblemente la única o una de las únicas películas españolas que han tratado el viaje en el tiempo y también por contar con algunos actores muy jóvenes y reconocibles para el aficionado, como Frank Braña, Perla Cristal, Esperanza Roy (acreditada como Esperanza Roig), el uruguayo Gustavo Rojo y el futuro director de cine Julio Pérez Tabernero, que aquí realiza un pequeño papel.
Desafortunadamente Jeffrey Hunter sufriría un ataque al corazón en el avión en el que retornaba a Estados Unidos tras haber rodado en España la posterior ¡Viva América! (1969), de Javier Setó. Y aunque se recobraría, poco después sufriría otro ataque en su hogar golpeándose en el cráneo al caer, lo cual ocasionó la muerte del actor con tan solo 42 años.
De nuevo en coproducción con Italia (De Laurentis), Elorrieta se embarca en La esclava del paraíso (1968), una fantasía oriental a lo mil y una noches ambientada en una Granada bajo dominio árabe. Naturalmente la ciudad ofrece al director escenarios de categoría, llegando a rodar en la misma Alhambra, pero también en otras localizaciones de Córdoba, Almería y Sevilla. El papel de héroe lo encarna Jeff Cooper, un actor norteamericano con una carrera no demasiado ilustre en televisión que decidió probar fortuna en España, rodando para Elorrieta, y a continuación en Alemania antes de marchar a México, donde encarnó al exótico héroe de la radio y el cómic Kalimán, el hombre increíble, volviendo después a Estados Unidos. Tras interpretar al protagonista de El círculo de hierro (Circle of Iron, 1978), monumental desastre basado en un argumento del difunto Bruce Lee, retornó al mundo de la televisión. Como acompañante y soporte cómico del héroe, Elorrieta contó con Rubén Rojo, hermano del también actor Gustavo Rojo, un perfecto todoterreno nacido en Madrid pero que desarrolló su carrera en México.
La esclava del paraíso narra las aventuras de Omar (Cooper) y de su amigo/sirviente Alí (Rojo) que, de vuelta a su país, descubrirán que en su ausencia el malvado Hixxum (Raf Vallone) ha acusado falsamente de traición al padre de Omar, el gran visir de Granada, a resultas de lo cual es depuesto y ejecutado. Omar jura vengarse y casualmente encuentra una lámpara maravillosa con una bella genio, Mizziana (Luciana Paluzzi), maga de tercera categoría con sus poderes limitado a resultas de una insubordinación, que ayudará al héroe ocasionando de paso las consiguientes situaciones equívocas. Como nota curiosa cabe señalar la presencia de Paul Naschy y Ricardo Palacios como los guardias del visir usurpador. Colorista y simpática, con actores de la categoría de Raf Vallone o una atractiva Luciana Paluzzi, reciente chica Bond en Operación Trueno (Thunderball, Terence Young, 1965), La esclava del paraíso queda como curiosidad sin continuidad en la cinematografía española.
Con Lacy Internacional Films, con la que llega a producir la cinta tunecina Une si simple histoire (Abdellatif Ben Animar) en 1970, rueda poco antes Las joyas del diablo (1969), película que algunas fuentes incluyen erroneamente entre las producciones de terror que Elorrieta abordaría a partir de entonces y con las que cerraría su carrera. Ayudaría también a la confusión el que, posiblemente con intención de venderla como cinta adscrita a ese género, por entonces en alza y con más demanda en los mercados extranjeros, fuera rebautizada como El secreto del Toisón de Oro[5], elaborándose un chapucero póster con ilustraciones siniestras y ninguna relación con el filme. Pero a pesar de que se promocionó como “una película fuerte… contundente”, Las joyas del diablo es un eurospy de acción con muchos toques de comedia rodado en régimen de coproducción con, atención, Canadá y Túnez, contando con actores de allí y añadiendo muchos detalles folklóricos españoles
con los que ofrecer un producto exótico para su exportación. No solo hay una colorista corrida de toros y las localizaciones están rodadas en el Toledo más monumental, una de las protagonistas, la actriz autóctona Mariucha, demuestra que es una competente bailaora de flamenco. Su argumento gira entorno a unos robos de joyas relacionadas con una orden medieval. A la policía española se le sumará la Interpol, que averiguará que tras esos robos está el Duque (Ángel Picazo) descendiente de ‘Cebrián el místico y templario y Gran Maestre de la orden de caballería del Águila de Oro’, orden que pretende reinstaurar con intención de devolver al mundo su pureza original. Para ello se valdrá de sus secuaces, armados con una tronchante máquina fotográfica paralizante. Protagonizada por un actor-cantante canadiense, Donald Lautrec, como agente de Interpol; la también cantante francesa Michèle Torr como su ayudante; y el supuesto karateca Zaaza Razak, posible contribución artística tunecina, como tercero en discordia, la película resulta muy deudora de su época y muy pop.
Aclarado esto, ahora si puede incluirse todo el resto de la filmografía de Elorrieta, sin complejos, dentro del género de terror. Con su nueva compañía, IMT (Internacional de Turísticos), produjo en 1969 el filme de ciencia-ficción S.O.S. Invasión, dirigido por Silvio S. Balbuena que, rodado en gran parte en Portugal, narra la invasión de España, y esto es en serio, por unos robots con forma de exuberante rubia en bikini provenientes de la galaxia de Epsilon. Protagonizan Jack Taylor y el bizarro José María Tasso, presente en muchas de las películas de Elorrieta. La cinta también contaría con dos actores que serían significativos para las siguientes películas del director, Jean Sorel y Aramis Ney.
La primera de las películas de terror del director fue Las amantes del diablo (1971), una coproducción hispano-italiana a medias con la también española Prodimex, compañía responsable de varias coproducciones dirigidas por José Luis Merino (entre ellas Ivanna y La orgía de los muertos), Jesús Franco (El proceso de las brujas) y Eugenio Martín (Réquiem para el gringo). Las amantes del diablo no es, desde luego, la mejor.
El guion, basado en una idea de Elorrieta y su protagonista, Espartaco Santoni, fue escrito por un habitual del director, José Luis Navarro, al que se sumó Marino Girolami (futuro director de Zombi Holocausto) y Miguel Madrid, que firmó como Michael Skaife, el mismo seudónimo con el que dirigió Necrophagus (1971) y la cinta de culto El asesino de muñecas (1975). Las amantes del diablo narra las andanzas del satánico Dr. Tills Nescu (Santoni), un playboy a imagen y semejanza del propio actor que incluso vive en un castillo situado en un lugar sospechosamente similar a Marbella. Al parecer practica magia negra y posee unos poderes hipnóticos con los que conquista a todas las mujeres jóvenes de la zona, incluida la protagonista, Hilda (Krista Nell) que investiga la extraña desaparición de su hermana María (Verónica Luján). Andrea, la secretaría de Nescu, interpretada por una fascinante Teresa Gimpera, también parece haberse prendado de Hilda, así que termina salvándola antes de matar al propio Nescu, que conserva en un ala del castillo los cadáveres de todas las chicas que ha secuestrado. Se descubrirá que el odio que profesa a las mujeres tiene su origen en un trauma infantil causado por su malvada madre. O algo así.
Poco terror en una cinta en la que, como nota curiosa, destaca la presencia de actores y extras ‘de lujo’ en las escenas de los fiestones marbellís. Entre ellos la propia esposa de Santoni, Marujita Díaz y algún que otro elemento de la fauna de Marbella como Jaime de Mora y Aragón. También, como era habitual en la época, se rodaron algunas escenas con desnudo para la versión destinada a la exportación.
El barcelonés Francisco Martínez Celeiro estaba haciendo cierta fortuna en el cine de género gracias a su aspecto de galán foráneo bajo el nombre artístico de George Martin. Tras protagonizar un buen puñado de spaguetti westerns; encarnar a Robin Hood e incluso ser uno de los bizarros tres supermen, George Martin se lanzó a escribir, producir, dirigir e interpretar su primera película y escogió, en vista de que era el género que estaba en boga, una cinta de terror, Escalofrío diabólico (1972), que si figura aquí es porque en su deslavazado guion tomó parte José María Elorrieta, algo de lo que sin duda no debería estar orgulloso, pues el resultado no lo salva ni la presencia de Patty Shepard, ni las localizaciones en San Martín de Valdeiglesias, ni la risible secta de los hermanos de Satán, prestos a sacrificar no una, sino a dos doncellas. La historia resulta confusa, deslavazada, con una madre medio loca, el cadáver del padre conservado en un ala del castillo, un hijo que espera heredarlo todo y su hermano, presuntamente muerto, confinado drogado en una mazmorra. Por medio la secta satánica y un sirviente mudo y algo desequilibrado que cuando le sobreviene un calentón, algo que sucede a menudo, escapa a las familiares ruinas de Valdeiglesias a desfogarse con un maniquí que tiene allí escondido.
Rodada en su mayor parte en exteriores diurnos, y no por decisión artística, no vayan a creer, sino más bien porque posiblemente se olvidaron de poner el filtro para rodar en noche americana, Escalofrío diabólico resulta bastante infame y olvidable, tan solo salvable en algunos momentos en los cuales han cuidado la iluminación ‘a lo Bava’ en las escaleras del castillo que las protagonistas bajan una y otra vez antes de que concluya todo con un vergonzante beso final. Una traumática experiencia recomendable tan solo para estudiosos y completistas del género.
La cinta de terror de Elorrieta que personalmente más nos gusta, por diversos motivos, es La llamada del vampiro (1972), que adapta un guion escrito por el propio director junto a Enrique González Macho, que probaría tener mucha más fortuna como productor. La llamada del vampiro narra la llegada de la doctora Materlick (Diana Sorel) y su enfermera Erica (encarnada por la propia hija del director, Beatriz Elorrieta, bajo el nombre artístico de Beatriz Lacy), a un pueblo aquejado de una rara epidemia en la que los afectados fallecen de anemia. Allí se alojarán en el castillo del extraño Barón von Rysselberg que, como podrán suponer, es un vampiro.
La película entra de lleno en el ciclo fantaterrorífico español, con sus monstruos clásicos, su ambiente foráneo, sus familiares exteriores en Valdeiglesias, sus rubias amenazadas y su doble versión con escenas de desnudo. Y en esta ocasión hablamos de unas escenas bastante subidas de tono, posiblemente las más audaces rodadas nunca para una doble versión de película de terror en España. Una de ellas, protagonizada por dos lesbianas, está realizada por las dos hermanas Tovar, Loreta y Marisa. Por lo demás cabe destacar a Nicholas Ney, actor uruguayo que se especifica en los títulos de crédito que debuta con este film, a pesar de que con su nombre real, Aramis Ney, ya había participado en S.O.S Invasión (Silvio S. Balbuena, 1969. Excesivo e histriónico, de aspecto enfermizo, Aramis Ney estaba muy dotado para los papeles de psicópata, algo que explotaría en las películas de José Luis Elorrieta y prolongaría en su corta carrera cinematográfica, durante la cual trabajaría en diversas ocasiones para Javier Elorrieta, hijo del realizador. Posteriormente obtendría mucho más reconocimiento en su faceta de pintor. Por su parte la protagonista, Jean Sorel, era una actriz madrileña con cierta popularidad en televisión que participó también en S.O.S Invasión y Los monstruos del terror (Tulio Demicheli, 1970), dedicándose al mundo de la canción y retirándose con la llegada del destape.
Noche americana, colmillos a mansalva, vampyrettes relocas y de risa fácil a cámara lenta y una parte final surrealista, mucho más en la versión de exportación, en una película de lo más simpática y que pide a gritos una edición uncut que incluya gloriosamente remasterizados esos locos tres minutos extra.
La última película dirigida por José María Elorrieta antes de que llegara su prematura muerte fue El espectro del terror, en la que una atractiva azafata (Maria Perschy), es acosada por un desconocido (Aramís Ney). Inicialmente nadie la creerá, incluido su psiquiatra (interpretado por Sancho Gracia), galán, caballista y amigo de olvidarse de las recomendables distancias entre paciente y médico. Pero a mitad de la cinta, se producirá un cambio de punto de vista y Elorrieta preferirá centrarse en el desconocido, un excombatiente de Vietnam traumatizado que, tras un itinerario que le ha llevado de Chicago a Madrid, pasando por México y Caracas, malvive en un cuchitril tan desordenado como su mente. Y es aquí donde la cinta de Elorrieta se pone más interesante. El asesino es un sádico sexual y heroinómano al que veremos en su día a día de sordidez y suciedad. Llegando a matar a una prostituta sin recordar nada al despertar al siguiente día. Desgraciadamente, la película contiene tantos momentos ilógicos y tantas lagunas en su guion que casi podría considerarse experimental, vanguardista, sino fuera por lo precipitado y ridículo de su final.
De nuevo como Aramis Ney, el protagonista realiza una estupenda actuación, casi se diría que poniendo mucho de su parte e improvisando. Será la última ocasión en la que copará tanto la pantalla. Maria Perschy hará su papel con la profesionalidad habitual, a pesar de tener que soportar a Sancho Gracia como improbable psiquiatra y macho alfa. La película cuenta con nombres propios del Fantaterror como Víctor Barrera, nombre real de Víctor Alcázar, que volvería a cambiar su nombre por el de Vic Winner, un actor que tendría un 1973 movidito, pues tan solo en ese año estrenaría la friolera cifra de ocho títulos, entre los que hay perlas de la talla de El espanto surge de la tumba (Carlos Aured), El gran amor del conde Drácula (Javier Aguirre) o La rebelión de las muertas (León Klimovsky). El espectro del terror también cuenta con la colaboración de María Dolores Tovar que interpreta su fugaz papel de víctima; y May Oliver, que no es otra que la mexicana Maritza Olivares, a la que veríamos ese mismo año en El retorno de Walpurgis (Carlos Aured), interpretando a una de las dos hermanas enamoradas de Waldemar. Finalmente destaca la elaborada partitura de Federico Contreras y Javier Elorrieta, que debutaba así en la composición de bandas sonoras.
El espectro del terror, a la que se adivina una muy probable existencia de doble versión, posee una suciedad e insania que la sitúa en un lugar especial entre el resto de la producción terrorífica española.
Cuando José María Elorrieta falleció, de manera repentina con tan solo 53 años, se encontraba rodando Las alegres vampiras de Vögel (1974), una comedia que terminó y firmó Julio Pérez Tabernero y que, sin ser gran cosa, resulta simpática. Con ella Elorrieta retornaría al mundo de los vampiros, aunque en clave de humor y sumando a la ecuación la creciente moda del ‘destape,’ que no tardaría en adueñarse de los cines españoles. Para eso contó con la participación de las máximas estrellas de la época, María José Cantudo, que debutó en el cine precisamente el año anterior con El espanto surge de la tumba de Carlos Aured, y Ágata Lys.
El argumento no podría ser más sencillo: una compañía de revista llega a la ciudad de Vögel, que a pesar de tener un nombre con reminiscencias germánicas, está habitado por pueblerinos de refajo y boina calada. Allí descubrirán que hay un castillo habitado por vampiros, entre ellos uno de los actores fetiche de Elorrieta, José María Tasso, y una bellísima Cantudo, además de algún jorobado y hombre lobo que terminarán de animar esta fiesta de chicas en negligé y ropa interior.
Con guion del propio Pérez Tabernero, que hace una pequeña aparición al final del filme y una divertida y entrañable partitura de Alfonso Santiesteban, para nosotros tanto El liguero mágico (Mariano Ozores, 1980) como Las alegres vampiras de Vögel representan para el Fantaterror lo que, salvando distancias, Abbott y Costello contra los fantasmas (Bud Abbott Lou Costello Meet Frankenstein, Charles Barton, 1948) simboliza para los monstruos de la Universal.
En 1975 se estrenó La diosa salvaje (M. I. Bonns), producción Profilmes de aventuras selváticas protagonizada por Kilma (Eva Miller), una especie de Tarzán femenino en cuyo guion al parecer participó José María Elorrieta, a pesar de no salir acreditado. No es una gran pérdida, pues con todo y resultando una película muy simpática, no es gran cosa. Protagonizada por Eva Miller, muy atractiva con su bikini de piel de leopardo y su látigo, cuenta con un argumento muy sencillo e inofensivo que la convierte en un entretenimiento ideal para disfrutar en familia. Villanos codiciosos que buscan diamantes en la selva, un chimpancé que, por supuesto, acompaña a Kilma y hace monerías, un romance y la participación nuevamente de Maria Perschy y Paul Naschy, estrella exclusiva de la productora. Rodada en un bosque mediterráneo que en ningún momento cuela como selva africana, La diosa salvaje tuvo una -más o menos- secuela, Kilma, reina de las Amazonas (1976) que dirigió el mismo Miguel Iglesias Bonns y que contó con un personaje de Kilma más poderoso y reforzado que el que nos ofrece en La diosa salvaje, donde era poco menos que una damisela asustadiza a la que, a la primera de cambio, engañan y dejan sin sentido los villanos.
Finalmente, ese mismo año debutaba en la dirección Javier Elorrieta con un western, Si quieres vivir… dispara (1975), con un guion de Manuel Sebares que adaptaba una historia escrita por el padre del director.
Es posible que estas postreras películas no representen una despedida muy gloriosa para un director tan ecléctico pero que, como hemos visto, profesaba una querencia especial por el fantástico y el terror, tanto cuando no era un género común en el cine español como cuando por fin pudo realizarlo como opción económicamente viable. En todo caso, José María Elorrieta fue un esforzado hombre de cine que, además, inculcó el amor al séptimo arte en sus dos hijos, la actriz Beatriz Elorrieta y el compositor y director, Javier Elorrieta, digno continuador del trabajo de su padre.
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Carlos Benítez (Proyecto Naschy) Publicado originalmente en El Buque Maldito
NOTAS
[1] El hombre que se quiso matar (1942), Viaje sin destino (1942), El fantasma y Doña Juanita (1945) o La otra vida del Capitán Contreras (1955).
[2] La torre de los siete jorobados (1944) o La vida en un hilo (1945)
[3] The Spanish Fantasy Pictures Show (Marcos Ordoñez, Festival de Sitges, 1996)
[4] H. S. G “El cerco del diablo” en La Vanguardia, domingo 6 de septiembre de 1953
[5] Un nombre no demasiado afortunado, pues puede dar pie a confusión por su similitud con Tintín y el secreto del Toisón de Oro (Tintin et le mystère de la Toison d’Or, Jean-Jacques Vierne, 1961) producción francesa estrenada en España en 1963.
Tomás Aznar, una rara avis del cine español
Tomás Aznar ha dejado una huella y un legado poco profundos en la historia del cine Español. Tan poco que escasea la información sobre el realizador, nacido en Valencia recién estallada la Guerra Civil y fallecido sesenta años después. Tan solo dirigió cinco películas. E incluso podrían ser cuatro, pues los datos sobre una de ellas no están nada claros y se atribuye, según la fuente, a un director galo. Con una carrera que se inició por todo lo alto con una película de éxito comercial, es recordado hoy por los aficionados al cine de terror de todo el mundo por Más allá del terror, una cinta alimenticia y de bajo presupuesto protagonizada por actores desconocidos que, 40 años después cuenta con una cuidada edición remasterizada realizada en Estados Unidos.
Tomás Aznar, nacido en 1936, pronto demuestra una sensibilidad artística que le lleva a matricularse en Bellas Artes, carrera que no finaliza y que abandona para iniciar sus estudios en la Escuela Oficial de Cinematografía. Allí realiza sus primeros pinitos en el cine participando como actor en algunos cortometrajes de sus compañeros, producidos por la Escuela Oficial de Cinematografía a modo de prácticas: Los delatores (Mario Gómez Martin, 1964), La soga cortada (Luis F. Vasconcelos, 1964), La función (César Santos Fontela, 1964) el, a priori, más ambicioso, El Jarama (Julián Marcos, 1965), basado en la obra de Sánchez Ferlosio. Pequeñas historias realizadas por directores que tuvieron aún peor suerte que Aznar: de entre ellos podemos destacar a Mario Gómez Martin, que si bien no llegó a dirigir largometrajes, sí rodó más cortos, entre ellos el muy interesante Soy leyenda (1967), basado en el texto de Richard Matheson. En cuanto a Julián Marcos, que cuenta tan sólo con un tardío largometraje, inició sus prácticas con el sugestivo Día de muertos (1960), documental firmado junto a Joaquím Jordà, y en 1968 dirigió El libro de buen amor con José Antonio Páramo, realizador, este, que desarrolló su carrera en televisión con memorables espacios, como la serie El quinto jinete (1975-76). Esta adaptación del texto del Arcipreste de Hita, (en otras fuentes se especifica que es un documental) de 22 minutos de duración, contó con la participación de Asunción Balaguer, Paco Rabal y Fernando Rey como protagonistas. Lamentablemente poco más puede decirse de estas obras en pequeño formato al estar, en su extensa mayoría y en el mejor de los casos, archivadas en filmotecas.

Los protagonistas de ‘El desastre de Annual’ Tomás Aznar es el primero de la izquierda y el tercero Ricardo Franco (Web Pere Portabella)
Tomás Aznar fue también uno de los protagonistas del largometraje El desastre de Annual (1970), film rodado en 16 milímetros en blanco y negro con el que debutó Ricardo Franco. Prohibido por censura, fue tachado de subversivo al hacer referencia, de manera irreverente, a la mayor derrota del ejército español del siglo XX. Exhibida en cineclubes y colegios mayores llegó al festival de Benalmádena de 1971, donde obtuvo el Premio de la Federación Napolitana de Cineclubes, entelequia «inventada sobre la marcha», según un asistente anónimo. Un italiano que estaba en el festival le entregó el presunto premio a Franco, y éste lo celebró alzando el puño, lo que ocasionó la subsiguiente trifulca y redada de la guardia civil que terminó con Ricardo Franco y otros antifranquistas (Luis Eduardo Aute, Vicente Molina Foix y Víctor Erice, entre otros), en el calabozo. Como cuenta el escritor Javier Marías, coguionista del film, la intención era irreverente, más que subversiva, «Contra el ejército, contra la Historia de España, todo dentro de un tono de farsa”. Entre los créditos del filme sobresalen, además de los nombrados, los de Pere Portabella o Emilio Martínez Lázaro en la producción. Visto lo cual, es posible que Tomás Aznar formara parte de la izquierda antifranquista, pero esto, como casi todo lo referente al director, forma parte de suposiciones.
Tomás Aznar realiza diversos trabajos publicitarios y debuta, según señala el solvente Javier G. Romero[1], con los cortometrajes La corrida (1970) y Viajeros estables (1970), a los que otras filmografías suman La Albufera (1970). Más conocidos fueron Las sepulcrales (1970), corto de 12 minutos de duración basado en un lúgubre cuento de Guy de Maupassant cuya acción transcurre, en su mayor parte, en un cementerio, y dos documentales, también en pequeño formato, Concierto en llamas (1971), sobre la figura del compositor Manuel de Falla y Una estoreta velleta (1972), entorno a una tradición valenciana que se celebra durante Las Fallas y que se expone en los 14 minutos de duración de este cortometraje. En alguna de estas cintas colaboró en el guion Juan Piquer Simón, futuro director y productor al que Aznar había conocido en la facultad de Bellas Artes y con el que estuvo a punto de debutar también en el largo poco antes, pues ellos dos, junto a Víctor Erice y el chileno Patricio Guzmán (otras fuentes ponen a Paco Montoliu), planearon realizar un film de episodios basados en obras de Gustavo Adolfo Bécquer, Historias de amor y muerte. Según Piquer Simón[2], “El primer episodio, el mío, era El monte de las ánimas. Tomás Aznar dirigiría El beso”. Un interesante proyecto de fantástico autóctono que por razones administrativas no llegó a buen puerto, pero que no enturbió la excelente relación entre Piquer Simón y Tomás Aznar, que prosiguió y, como veremos, se prolongó en futuros proyectos. Es en esta época cuando Aznar funda su propia productora, CineVisión, sello con el que produce, al menos, los tres últimos cortometrajes nombrados y parte de su filmografía posterior.
El 23 de abril de 1974 y dentro de la serie Los libros, se emitió por TVE una competente adaptación de Manuel Criado del Val y Jesús Fernández Santos de El libro de buen amor, dirigida por Santos. Y al año siguiente llegaba a los cines españoles la película de igual título con la que debutaba en el largometraje Tomás Aznar.
El libro de buen amor, obra maestra de la literatura castellana de la Edad Media escrita por el Arcipreste de Hita, ya señalaba en su texto que se trataba de una obra abierta a “añadir y enmendar si quisiere” el escrito por cualquier futuro poeta que lo deseara. Así que, al no haber ningún autor que corrigiera o ampliara el universo del Arcipreste, tuvo que ser, primero la televisión y poco después el cine, y no la literatura, los que, en forma de guion, acometieran la labor. Aunque existe una versión en Biblioteca Nacional fechada en 1972 y firmada por Tomás Aznar en solitario, el guion con el cual se rodó el largometraje está escrito por Tomás Aznar, Rubén Caba y Julián Marcos. Un guion que dio como resultado un film muy de su época pues, si por un lado a mediados de los años setenta, tanto la televisión como el cine buscaban inspiración en los clásicos; también, la picaresca del texto estaba abierta a incluir las gotas de erotismo necesarias en aquellos momentos de -tímido- destape. No en vano, uno de los más importantes cambios que incluye la adaptación cinematográfica de la obra es que, a diferencia del original, ‘Buen amor’ no se refiere al amor de Dios, sino al amor de las mujeres hacia el protagonista, que en la película no es arcipreste, sino simplemente amante y poeta. También Aznar utilizaría episodios y desecharía otros, cambiándolos de orden para crear una historia lineal.
Esta tendencia a recuperar textos eróticos y galantes del pasado se había iniciado en Italia con la adaptación de Petronio que realizó Fellini, Fellini – Satiricón (Fellini – Satyricon, 1969) y, sobre todo Pasolini con El Decamerón (Il Decameron) de Boccaccio. Luego surgieron mil y una imitaciones de estos clásicos. A pesar de que, paradójicamente, estas películas llegarían con años de retraso a nuestras pantallas, ya en la promoción del film se tuvo claro la conexión de El libro de buen amor con otros clásicos europeos: “En Italia: El Decamerón – En Inglaterra: Los cuentos de Canterbury – En España: El libro de buen amor. Comparable al Decamerón por su originalidad, por su poesía y por… todo lo demás”.
El film de Aznar, que produjo con su compañía Cinevisión, narra las peripecias y lances amorosos de Don Juan Ruiz (Patxi Andión), caballero que recorre diferentes lugares acompañado, primero, de un (in)fiel sirviente y, más tarde, de la sabia Trotaconventos (Josita Hernán), que ejercerá de consejera y celestina del joven. Amor y desamor, comedia y drama, la acción está bien narrada y bellamente fotografiada en escogidos escenarios naturales y de época (no en vano estuvieron a cargo de los prestigiosos Hans Burmann y Gerardo Moschioni). La película avanza dramáticamente hasta su abrupto fin, que ahora se diría abierto a una secuela. Un notable film de debut que cuenta con buenos medios de producción y un reparto que incluye a actrices del cine pretérito, como la gran Josita Hernán, una de las estrellas de Cifesa, aquella productora valenciana estandarte del franquismo que se anunciaba como “La antorcha de los éxitos”, que se despide del cine con este papel; así como también del cine libertino que estaba por llegar con actrices como Blanca Estrada, Susana Estrada o Mónica Randall; y finalmente del que ocuparía su lugar en los ochenta, representado por Pilar Bardem.
A pesar de lo que suele pensarse, y lo que es peor, escribirse, delatando que el que lo hace no ha visto el film, la película de Aznar no incluye numerosos desnudos, factor este que quizás pueda deberse a la acción de la censura. En todo caso, los que hay están más que justificados y repartidos, con Patxi Andión mostrando posiblemente más epidermis que las actrices. El actor, que recibió desiguales críticas, compuso e interpretó, además, las canciones de la banda sonora, inspiradas en los madrigales medievales, y que fueron editadas más tarde en disco.
La película se presentó en la XX Semana Internacional de Cine de Valladolid en abril de 1975, un certamen en el que la gran triunfadora fue La naranja mecánica (A Clockwork Orange, 1971) de Kubrick, que se ofrecía por primera vez en nuestro país a modo de retrospectiva. En cuanto a El libro de buen amor, para Manuel Alcalá, enviado especial del ABC al festival, la película “ha fracasado, a pesar de aciertos individuales, no sólo por la dificultad del tema, sino además, por la incompetencia del director. La exhibición, que además tenía algunas secuencias de mal gusto, fue abundantemente pateada”[3]. Mejor fue el recibimiento por parte de la crítica y el público cuando se estrenó, pero a pesar del buen recibimiento, durante su estreno arrastró la mala fama que trajo de Valladolid. Así, Pilar Trenas recogía el ambiente posterior a la première y, tras destacar la “generosa muestra de anatomía” que lució Mabel Escaño, señaló cómo el nervioso director anunció lo avanzados que estaban los preparativos para la segunda parte del filme: “Tras la visión del filme, todos los presentes coincidían en que había sido una pena retirar

Fotograma de ‘El libro de buen amor (Archivo Serendipia)
de cartel una de las películas más dignas y mejor hechas del cine español, ‘Hay que matar a B’, para sustituirla por algo tan malogrado como ‘El libro de buen amor’. Se comentaban las exhibiciones anatómicas de Patxi Andión en compensación a su poca eficacia como actor y cantante en esta película. De Blanca Estrada solo se salvaba su rostro angelical, ya que se hablaba de su nulidad como actriz y del desafortunado tipo con que le había retratado la muy regular cámara de Burman”[4]. Anunciada como “la película española más aperturista del momento”, Ángeles Maso, a quien no terminó la película de convencer, aplaude la interpretación de Josita Hernán y la audacia de su novel realizador, a la vez que indica que “Para seguir a Pasolini le hace falta a Aznar bastante más experiencia y mucha más apertura”, a pesar de lo que, añade: “en cuanto a erotismo lo que se ve es más de lo que se ha visto hasta ahora. Por lo pronto la señora de Pitas Payas enseña lo suficiente para que el público confunda aperturismo con exhibicionismo”[5]. Mejor recibida fue por el crítico del ABC, que, aunque la suspende como
adaptación del clásico literario, resalta “La belleza plástica, muchas veces notable; la fotografía, nítida, profunda, con acertada valoración colorista” del film, así como el buen hacer de su protagonista, insinuando, de paso, la posible acción de la censura: “Patxi Andión es gallardo, da bien, canta poco, pero con buen aire, y si no tiene nada que ver con el auténtico personaje, que en Juan Ruiz se queda y a arcipreste no llega, no es culpa suya. Quizá ni tan siquiera de Tomás Aznar”, concluyendo que El libro de buen amor “es trabajo digno, decoroso, grato de contemplar”[6].
Dado el éxito que El libro de buen amor obtuvo en los cines, donde fue distribuida por Almena Films, S.A., la productora de su amigo Piquer Simón, extraña que Aznar no fuera el elegido para dirigir su continuación, El libro de buen amor II (1976), y más teniendo en cuenta que la adaptación también fue firmada por Aznar, pero así fue y la secuela, muy inferior en cuanto a resultado y rendimiento, fue dirigida por el catalán Jaime Bayarri, y protagonizada por el divo de la época Manolo Otero, en sustitución de Patxi Andión, y un buen grupo de señoras estupendas entre las cuales destacan Esperanza Roy, Sandra Mozarowsky, Isabel Mestres y Carmen Maura, que ya formaba parte del reparto en la adaptación televisiva.
Quizás buscando prolongar el éxito de su ópera prima, Tomás Aznar se embarca en una nueva adaptación literaria con Viva muera Don Juan Tenorio (1977), y en la que, como en aquella, recurre a la

Guion original de ‘Viva-muera Don Juan Tenorio’
participación de populares cantantes/actores, en este caso Lorenzo Santamaría como protagonista y una jovencísima Ángela Molina de 21 años como Doña Inés, además de Carmen Carrión y Massiel, dando como resultado otra esmerada producción, con un aceptable y cuidado nivel de producción y localizaciones, pero sin llegar a la altura de El libro de buen amor.
Su argumento es harto conocido: lances amorosos, traiciones, aventuras y, acechando al fondo, el temible Santo Oficio. No tuvo el éxito y reconocimiento que hubiera merecido y representó la salida de Tomás Aznar de una prometedora posición en el cine español, así como el inicio de su (teórico) descenso a los infiernos pues, los siguientes guiones que escribe, Burlesque, junto a José Gabriel Ruiz Fuentes en 1977 o Adagio para una estrella, escrito en solitario al año siguiente, no se rodarán. Su productora, Cinevisión, se une a Almena Films para producir Escalofrío (1978), la segunda película de Carlos Puerto y otras producciones de aventuras dirigidas por Piquer Simón.

Fotograma de ‘Viva-muera Don Juan Tenorio’
Y llegamos a Más allá del terror.
En 1980 el cine de género español y especialmente el de terror no vivían su mejor momento. Tras unos años sesenta prolijos en coproducciones con Italia o Alemania que llevaron a los cines de todo el mundo películas protagonizadas por agentes secretos de saldo y vaqueros cabalgando por Almería; y unos años setenta durante los cuales hicieron lo propio con un eficaz cine de terror poblado de hombres lobo, vampiros y espectros resucitados, llegó la crisis. Ese cine pasó de moda. Dejó de dar beneficios en los mercados externos y se dejó de hacer. También llegó la Transición, y con la supresión de la censura, el españolito quiso ver todo el erotismo que se le había negado durante el franquismo.
Para intentar poner algo de orden y que no se desmadrara mucho la cosa, pues el desnudo se incluía, justificado o no, a modo de reclamo en casi todas las películas, se creó a finales de 1977 la clasificación ‘S’, que advertía al espectador que la película que se disponía a ver «por su temática, imágenes y contenido, puede herir la sensibilidad del espectador». Ya fuera por abordar temática de corte político que se estimara delicada, o escenas de violencia y sexo.
Así, lo directores que antaño se especializaron en género, pasaron a realizar incursiones en el cine erótico, como es el caso de Amando de Ossorio (Pasión prohibida), Miguel Iglesias Bonns (Violación inconfesable) o, el que más incidió en ello, Carlos Aured (Apocalipsis sexual, El fontanero, su mujer, y otras cosas de meter…). Paul Naschy fue navegando dentro del género terrorífico, con algunas paradas en el cine político, el thriller e incluso la comedia, añadiendo, eso sí, las prescriptivas dosis de erotismo, lo cual le supuso alguna calificación ‘S’ (El caminante). Así que durante la segunda parte de los setenta y primera de los ochenta, prácticamente el cine de terror desapareció, quedando por el camino algunas obras difuminadas, la mayoría de bajo nivel, manteniéndose en el fantástico, además de Jacinto Molina, unos pocos directores independientes como Juan Piquer Simón y Sebastià D’Arbó, que desarrollaron su carrera durante esos años. Más allá de la muerte forma parte de ese grupo de islas dispersas en el que también están títulos como la nombrada Escalofrío (1978) de Carlos Puerto, Sexo sangriento (1981) de Manuel Esteba o Secta siniestra (1982) de Iquino. Películas de muy bajo presupuesto en las que el sexo también campaba a sus anchas tras desaparecer el corsé de la censura.
Algunas de estas películas se han convertido, pasados los años, en obras de culto. O, si no tanto, en piezas para coleccionistas completistas, tanto es así que Escalofrío, Secta siniestra y Más allá del terror cuentan con lujosas ediciones realizadas en Estados Unidos o Alemania, donde gozan de gran prestigio entre los aficionados más especializados.
Más allá del terror, al igual que el film de Carlos Puerto, fueron producidas por Cinevisión y Almena Films y coescritas entre el director correspondiente y el propio Piquer Simón que, al contrario que en Escalofrío, en la película de Aznar intervino “bastante poco: aporté alguna localización, controlé el título, el cartel, revisé el guion por encima y para de contar”[7]. En cuanto a localización, el film se rodó a caballo entre el antiguo poblado del oeste de Daganzo, creado por Philip Yordan en las cercanías de Madrid y que había adquirido poco antes, y los Estudios que poseía en la calle Pradillo. Piquer la coescribe firmándola con su seudónimo, Alfredo Casado, el mismo con el que figura como productor ejecutivo, y diseña el póster, que al igual que haría con el de Mil gritos tiene la noche, copiaría de un autor ajeno y conectado con el mundo del cómic: si en Mil gritos tiene la noche utilizó (sin acreditarlo) el trabajo de Mike Kaluta para The Shadow[8]; en el de Más allá del terror fusiló sin piedad la magnífica ilustración de Frank Frazetta para el número 11 de Vampirella (mayo 1971, Warren, USA)[9].
Original de la obra de Frank Frazetta utilizada como portada de Vampirella número 11
COPIANDO, QUE ES GERUNDIO…
Vayamos, pero, a la película en sí, con cuya sinopsis fantasea la guía original: “Más allá del terror es la historia de un grupo de jóvenes drogadictos y violentos en un mundo de crueldad y destrucción. Tienen los principales atributos humanos: amor a la agresión, al lenguaje, a la belleza. Pero no han entendido aún la verdadera importancia de la libertad, la que disfrutan del modo más sangriento… Es, en primera estancia, la tragedia de una locura, pero de una locura colectiva que va cubriéndose obsesivamente de estructuras dobles, paralelas y subyacentes hasta arribar a un plano alambicado en que la ficción y lo real intercambian sus posibilidades para descubrirnos un mundo alucinante en el que el más allá se adueña del presente y el presente se transforma en una enfermedad carcomática de seres desechados…Algo tenebroso que podría situarse en el corazón de la región onírica y esotérica del mundo… del terror”.
Leyendo semejante sinopsis, se diría que el drogado fue el encargado de redactarla. La película, como ya hemos dicho, escrita por Aznar con la colaboración de Miguel Lizondo y Alfredo Casado (Piquer Simón), mezcla el, por entonces en boga, cine quinqui con el terror, añadiendo de paso unas gotas de sexo. Una mezcla genérica que resulta, cuanto menos, sorprendente pero cuyo resultado, más que emparentar el film con los de De la Loma o Eloy de la Iglesia, se encuentra mucho más cerca del Iquino de Los violadores del amanecer (1978), de Los violadores (1981) de Paul Grau e incluso, salvando las distancias, de Coto de Caza (1983) de Jordi Grau.

Raquel Rodríguez y Alexia Loreto en ‘Más allá del terror’
La película, que se comenzó a rodar en marzo de 1980 y se estrenó el 14 de julio, sigue a cuatro amigos Lola (Raquel Ramírez), su hermano Nico (Emilio Siegrist), Chema (Francisco Sánchez Grajera) y Jazz (Martin Kordas), que no se detienen ante nada para conseguir dinero, el cual gastan en droga. Mientras roban en una cafetería son descubiertos por la policía y no dudan en masacrar a todos los clientes, trabajadores y agentes, además de al propio Jazz, que ha sido herido y al que rematan. Faltos totalmente de escrúpulos, como vemos, secuestrarán a una pareja “para cubrir las apariencias”, Linda y Jorge (Alexia Loreto y Antonio Jabalera), que resultarán ser igual o peor que los delincuentes. Prenderán fuego tras entrar y robar en una casa, quemando vivos a sus habitantes, una anciana (Andreé Van de Woestyne) y un niño (David Forrest), que vivían junto a un perro (interpretado por Sultán). Una casa que tiene una extraña decoración en sus paredes. Mientras muere, la anciana realiza una invocación y comenzarán a suceder extraños sucesos, que se intensificarán cuando el grupo se refugie en una antigua iglesia abandonada: música misteriosa, muerte y unos espectros que cobrarán vida en una pesadilla durante la cual serán visitados por el niño, su perro y la vieja dama.
Gotas de gore, mucha violencia y una escena, no demasiado gráfica, de sexo, a lo que se suman muchos elementos blasfemos e incluso incestuosos, hicieron merecedor al film de la clasificación ‘S’. Correctamente rodada, con decorados construidos en los Estudios California y exteriores localizados en Madrid, Alpedrete, Daganzo y Segovia, concretamente en Fuentes de Carbonero, un pueblo deshabitado donde se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. El templo semiderruido con la casona cercana[10] llega a ser un protagonista más en la trama, rodeado de una fantasmal niebla que le otorga un aspecto de portal a otra dimensión. El interior de la iglesia supone para los protagonistas un espacio que, al igual que sucedía con los de Escalofrío, no parecen poder abandonar. Algo que se ajusta bien al reducido presupuesto de ambas cintas.

Alexia Loreto se enfrenta a sus fantasmas en ‘Más allá del terror’
Lo cierto es que, vista ahora y en buenas condiciones, la película resulta simpática y entretenida. Un producto que ha valido la pena recuperar. Con buenas localizaciones y una atmósfera extraña que consigue que el espectador no se fije demasiado en los enormes agujeros de guion y en la alarmante economía de medios reinante. También consigue hacernos sonreír con sus diálogos y expresiones de argot, muy de su época.
A los actores, auténticos desconocidos, se les suele defenestrar sin piedad. Pero disfrazarse de lo que se entiende como quinqui y competir con los protagonistas de Perros callejeros o Deprisa, deprisa e intentar trasmitir credibilidad con semejantes diálogos es, cuanto menos, imposible. Alexia Loreto, que interpreta a Linda, es la que tuvo una carrera más prolongada en el cine, pues cubrió los años ochenta participando en todo tipo de género: terror (El carnaval de las bestias, El retorno del hombre lobo, ambas de y con Paul Naschy); acción (la inenarrable Matad al buitre); comedia (J.R. Contraataca, Brujas mágicas, El liguero mágico, El hijo del cura…); musical (La comedia musical, en TVE) hasta que, por las circunstancias que fueran, abandonó el cine. En Más allá del terror su papel cumplimentará la tasa, por entonces casi obligada, de desnudo. Antonio Jabalera, interpreta al amante de Linda y al contrario que la actriz, desarrolló su carrera durante los años setenta, principalmente en televisión, culminándola con su labor en esta película. Por la parte “quinqui” el promedio no es mucho mejor: Francisco Sánchez Grajera, que interpreta al cabecilla de la banda de malhechores, es titulado en Arte Dramático por el Instituto del Teatro de Barcelona y daba el tipo para esta clase de personaje, por eso ya venía dehaber participado en La patria del rata (Francisco Lara Polop, 1981) cinta que se enmarca también dentro del cine quinqui. Haría poco más en el cine, pero mucho menos haría su compañera en la banda, Lola, (Raquel Ramírez), que tan solo participó en esta película. Como se intuye la actriz procede de otro mundo interpretativo, algo que confirma Grajera, “era una extraordinaria artista, que era bailarina, cantante de jazz y de lo que le pusieras. Era una persona que me interesaba muchísimo, porque era muy inteligente. Estuvo en The Rocky Horror Show, en Jesucristo Superstar, y en otros muchos musicales, y actuaba en boites y discotecas en las que había espacio para la canción de mayor calidad. Yo la respetaba y la quería mucho”[11]. Emilio Siegrist, por su parte, debutó en la excelente Los claros motivos del deseo (Miguel Picazo, 1976), tras lo cual estuvo realizando pequeño papeles en todo tipo de producciones durante sus 20 años de carrera cinematográfica.

A pesar de que Piquer Simón siempre declaró estar satisfecho con la recaudación obtenida con Más allá del terror, la -por otro escasamente fiable- web del Ministerio de Cultura declara un monto de 461.196, 41 pesetas de recaudación en taquilla, con 532.250 espectadores. Algo que no parece demasiado, teniendo en cuenta que costó unos 20 millones de pesetas (120.000€ aprox.). Así que quizás las ganancias a las que se refiera Piquer Simón sean las obtenidas en el mercado doméstico y exterior. No en vano aseguró a la prensa que la película estaba vendida antes del rodaje a Estados Unidos[12], Inglaterra e Italia.
También recibe fuertes pullazos por parte de la escasa crítica que se digna a hablar de ella: “Difícilmente pueden darse, en una película, tantas torpezas y tantas pruebas de ignorancia y tantas ocasiones de ejercitar la vergüenza ajena como se dan en ‘Más allá del terror’” escribía Pedro Crespo en ABC[13]. “El empeño -marcado con la denigrante ‘S’-“, prosigue Crespo, “no pasa de ser un ‘producto’ que, con mayor profesionalidad, alcanzaría la poco deseable calificación de ‘porno-terrorífico-blasfematorio’, y que se queda, simplemente en una colección de groserías, truculencias y trucos fallidos realmente lamentables”. Tras este tropiezo en carteleras, la carrera de Aznar ya fue en caída libre.
C’est facile et ça peut rapporter… 20 ans, conocida por estos lares como Un gendarme en Benidorm, es una extraña comedia que según donde se consulte, se acredita diferente director y nacionalidad. Parece más que claro que se trata de una producción enteramente francesa, pues tanto las productoras, como el equipo técnico, sus protagonistas y la mayor parte de los secundarios lo son. Pero al estar rodada en Villajoyosa (Alicante) -que no en Benidorm- y contar con algunos nombres españoles en su reparto, se ha tendido a considerar, en nuestra opinión, erróneamente, española. También se atribuye alegremente a Tomás Aznar, pero estamos convencidos de que no fue así. Jean Luret, tanto su director, de prolongada trayectoria en el porno galo, como los protagonistas, son cómicos totalmente desconocidos en nuestro país, así que nos cuesta pensar, a pesar de estar incluida en el inventario de la web del Ministerio de Cultura, que se trate de una película española e incluso de una coproducción (se llega a decir que es coproducción entre España-Francia y Canadá). La película cuenta con la participación de Rafael Alonso (Alonzo en los títulos) totalmente doblado con una voz grave; Ricardo Merino (Melino en créditos); Emilio Linder, como ligón de playa; y Rafael Hernández. También se especifica en diversas fuentes la participación de Carla Antonelli, pero ni está ni se la espera… Es posible que en nuestro país fuera editada en formato video, y de ahí su título español, pero no hay constancia de que se estrenara en cines.
A pesar de que este engendro no sea atribuible a Aznar, sí que lo es su última película, Playboy en paro (1984),
producida por José Frade con guion del prolífico Juan José Alonso Millán, responsable de los guiones de memorables comedias, aunque, en este caso, no se encontrara en estado de gracia. Playboy en paro es un encargo alimenticio que Tomás Aznar acomete como mejor puede. Una comedia de la época a remolque de los grandes éxitos de Mariano Ozores, pero sin llegar a su solvencia. A pesar de contar con la presencia de un Andrés Pajares, que acababa de terminar su colaboración con Fernando Esteso, y una poco inspirada Silvia Tortosa como protagonistas; además de los siempre eficaces veteranos José Sazatornil ‘Saza’, Gracita Morales y José Luis López Vázquez, a los que da bastante grima vez en este subproducto; y a los que se suman los jóvenes talentos de Azucena Hernández y Alejandra Grepi. También, a modo de curiosidad, puede verse a José Luis Ayestarán (Supersonic Man, Tarzán…) luciendo palmito. Chascarrillos políticos muy de su época y hoy totalmente desfasados, equívocos y saltos de cama en cama en una forma de entender la comedia que comenzaba a agonizar.
Tomás Aznar falleció en Madrid en 1996 dejando un reducido legado fílmico, y si hoy es recordado, no es por el éxito de la hoy olvidada El libro de buen amor (casi 2 millones y medio de espectadores), sino por Más allá del terror (que llevó al cine en su momento a tan sólo medio millón de almas), film que primero se convirtió en pieza de culto entre buscadores de rarezas, especialmente tras su edición en VHS y que, rescatada por los norteamericanos tras su paso por sus cines y videoclubs, ha sido restaurada en 4K por el sello especializado Cauldron, que la ha puesto (dignificada) a disposición del aficionado con una insuperable edición en blu-ray.
Carlos Benítez (Artículo publicado previamente en el fanzine ‘El Buque Maldito’)
NOTAS
[1] Cuyo artículo ‘Juan Piquer Simón. Arte y negocio de la fantasía’ incluido en la primera edición del libro Juan Piquer Simón, mago de la serie B, (Museo Fantástico, 2011), en el que también tuvimos ocasión de participar, ha sido de estimable ayuda.
[2] En “El reencuentro con la niñez. Entrevista a Juan Piquer Simón” realizada por Miguel Ángel Plana e incluida en Juan Piquer Simón, mago de la serie B (Museo Fantástico, 2011) y previamente en el fanzine Flash-Back número 3 (otoño 1994).
[3] ALCALÁ, M. “Gran éxito de la sección informativa y cultural”. ABC (Edición Andalucía) del jueves, 24 de abril de 1975, pág. 67.
[4] TRENAS, P. “El libro de buen amor, un estreno poco feliz”. Blanco y negro, 16 de agosto de 1975, pág. 83.
[5] MASO, A. “El libro de buen amor”. La Vanguardia, miércoles 18 de junio de 1975, pág. 61.
[6] LÓPEZ SANCHO, L. “El libro de buen amor, loable ensayo en un gran camino para el cine español”. ABC, miércoles 6 de agosto de 1975, pág. 39.
[7] VALENCIA, M. “Entrevista. El cine de género desde la trinchera”. Cine fantástico y de terror español. Donostia Kultura, 1999, pág. 430
[8] Concretamente The Shadow – The Master of Men (1976)
[9] Pintura mítica que también se plagió y utilizó, sin ningún tipo de reparo, para el póster de The Witch Who Came from the Sea (Matt Cimber, 1976).
[10] Recientemente el templo ha sido reconstruido por iniciativa popular y habilitado nuevamente como lugar de oración.
[11] SALVADOR ESTÉBENEZ, J.L., “Entrevista a Francisco Sánchez Grajera, protagonista de «Más allá del terror»”. La Abadía de Berzano, 11 de junio de 2021 <https://cerebrin.wordpress.com/2021/06/11/entrevista-a-francisco-sanchez-grajera-protagonista-de-mas-alla-del-terror/>
[12] Donde recibió diferentes nombres: Beyond Terror, Further Than Fear y Terror Gang
[13] CRESPO, P. “Más allá del terror, de Tomás Aznar”. ABC, sábado 9 de agosto de 1980, pág. 35.

Estreno de ‘Más allá del terror’ en Broadway con ‘La marca del hombre lobo’
El proyecto ‘Lejos de aquí’ de Eduardo Fuembuena seleccionado en el programa ‘Residencias’ de la Academia de Cine
No todo van a ser malas noticias durante este 2020. La serie basada en el libro Lejos de aquí, de Eduardo Fuembuena, está más cerca de hacerse realidad al haber entrado a formar parte de los 20 proyectos seleccionados para su desarrollo por el programa Residencias, de la Academia de Cine en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid.
Tras la evaluación de las 931 solicitudes presentadas para participar en esta iniciativa por profesionales del sector constituidos en dos comités de valoración, Eduardo Fuembuena y su serie Lejos de aquí.La verdadera historia de Eloy de la Iglesia y José Manzano, basada en su
libro Lejos de aquí, ha sido seleccionado junto a otros 19 participantes para desarrollar su proyecto dentro del programa ‘Residencias’. Los 20 seleccionados son, además de Fuembuena, Jiajie Yu Yan (San Dai Shi Guang [Tres generaciones]), Pilar Palomero (La maternal), Tina Olivares (Celestina 2020), Lola Mayo (Libertad, igualdad, fraternidad), Gabriel Azorín Belda (Anoche conquisté Tebas), César Esteban Alenda (Waka Waka), Teresa Bellón Sánchez de la Blanca (Cariño, me he follado a Bunbury), Jorge Cantos (Los vagabundos), Marta Matute García (Yo no moriré de amor), Ion de Sosa (Balearic), Léster Álvarez Meno (El viaje de Salazar), Irene Moray (La belleza), Edgar Burgos (La bola de cristal), Guillermo Chapa (Operación Viridiana), Iker Azkoitia (Los vigilantes del sueño), Celia de Molina Díaz (No es universal), Maite Vitoria Daeneris (La memoria de los árboles), Bárbara Mateos García (Y sin embargo, te quiero) y Patricia Pérez Fernández (La extranjera).
Entre los futuros residentes está Pilar Palomero, que presentó en la última Berlinale su primer largometraje Las niñas, que forma parte de la Sección Oficial del Festival de Málaga; Lola Mayo, guionista de las películas El muerto y ser feliz, La mujer sin piano y Lo que sé de Lola; César Esteban Alenda, que firmó junto con su hermano José Sin fin, historia nominada al Goya a Mejor Director Novel que se alzó con el Premio a Mejor Ópera Prima del Festival de Málaga 2018; Gabriel Azorín, fundador del colectivo de investigación artística lacasinegra; Irene Moray, autora de Suc de síndria, Premio Goya a Mejor Cortometraje de Ficción, categoría en la que estuvo nominado Jiajie Yu Yan con su último trabajo, Xiao Xian.
Todas las propuestas escogidas tienen una especial vinculación con la ciudad de Madrid, y se trata de doce proyectos de largometraje de ficción, cuatro largos documentales y cuatro proyectos de series de televisión –tres de ficción y una de animación–. La mayoría de los residentes seleccionados son de nacionalidad española, sólo dos de ellos proceden de Cuba. Tres de los creadores son académicos.
Los 20 cineastas comenzarán su residencia artística el próximo septiembre y, hasta junio de 2021, disfrutarán de los medios y ayudas necesarias para el desarrollo de sus proyectos audiovisuales. La sede de la institución en Madrid será el espacio en el que se realizará este programa, que ofrecerá una aportación económica de carácter mensual a los creadores; apoyo en los gastos de traslado de aquellos residentes que vivan fuera de la Comunidad de Madrid; asesoramiento de mentores, espacio físico de trabajo, inmersión en las actividades de la Academia y encuentro permanente con la industria.
Los proyectos seleccionados se anunciaron en el encuentro organizado por la Academia, los Veranos de la Villa y Ciudad de Madrid Film Office, ‘Madrid Cámara en mano’, acto presentado por la periodista Pepa Blanes al que acudieron residentes –Andrea Jaurrieta y Pedro Collantes– y mentores –Fernando Colomo y Anna R. Costa– del primer ciclo y los futuros participantes de la segunda edición.
Lejos de aquí, serie de ficción de Eduardo Fuembuena

SINOPSIS
Madrid, 1978. Jose Manzano (17), un chaval de la UVA de Vallecas, sumiso y fantasioso, se busca la vida en la puerta de unos billares del centro. Lo recoge Eloy de la Iglesia (33), vasco, homosexual, marxista revolucionario y el cineasta más comercial del momento. Eloy se lo lleva a vivir a su apartamento y lo elige protagonista de Navajeros, exponente del cine sobre la situación social de una apenas estrenada España constitucional. El director modela a la medida de sus deseos a José Luis Manzano, el actor.
Para los chicos de barrio es el Jaro, su héroe y un rebelde con causa. Sin embargo, Jose termina por transformarse en un chico infeliz que sobrevive entre las apariencias reales y ficticias, el joven desclasado y fuera de lugar que se engancha al caballo a la vez que el director de las películas que protagoniza. Eloy y Manzano viven aislados en las adicciones y las dependencias a la heroína, al cine y a ellos mismos, unidos por unos vínculos inquebrantables y una inactividad profesional forzada por agentes hostiles a ellos.
En 1992, el exdirector descubre el cuerpo sin vida de Jose en su apartamento, con una jeringuilla hipodérmica clavada en la rodilla izquierda.
PROYECTO
Lejos de aquí, como la canción de Antonio Flores contenida en la película Colegas, es la serie sobre la generación perdida de los años ochenta y sus conexiones con el cine, un grupo de cineastas y de chavales de barrio madrileño de ensanche tardofranquista que quisieron cambiar su país, pero que no lograron cambiarse ni a sí mismos.
De la Iglesia y Manzano ejemplifican aquella época reciente de nuestra historia sin pretender ser ellos ejemplo de nada. En este sentido, la trayectoria de las personas-personajes avanza de forma paralela al periodo histórico que se retrata: desde los albores de la reforma política del país, la denominada Transición política española, al poder absoluto del PSOE y a los fastos del 5º Centenario del Descubrimiento de América. La intención principal es clara: narrar de forma directa y lineal lo que estaba pasando y lo que les estaba pasando con el fin de comprender que España es lo que es en la actualidad por algo en lo que ellos participaron.
El tono del relato deberá ser explícito, sin concesiones, reflejando la memoria íntima de las personas y su crónica, caminando pegada a los personajes que lo conforman y tomando como referentes sus puntos de vista reales —perfectamente centrados en una investigación de diez años—, que emergerán durante el arco de las tramas, aunque el del director va a parecer el dominante. Además, se pondrán en escena vivencias frecuentemente conectadas a las películas que rodaban. «En cada una de las películas, estábamos contándonos y contando lo que pasaba. Cada una de las películas era algo más que una aventura de trabajo», afirma José Sacristán hablando de su colaboración con De la Iglesia.
Eduardo Fuembuena nace en Zaragoza, en cuya Universidad (Facultad de Filosofía y Letras) se licencia en Historia del Arte.Continúa su formación en Barcelona (Máster de Escritura de Guion para cine y TV en la UAB) y en Madrid (diplomado por la ECAM, estudios de posgrado en la Universidad Carlos III de Madrid). Desarrolla una labor profesional como decorador en cine, televisión y publicidad. En 2010, dirige el cortometraje de ficción Voces, y en 2011 el poema audiovisual Chico y barco. Ha colaborado como documentalista en algunas producciones cinematográficas. Desarrolla desde 2010 una investigación sobre Eloy de la Iglesia y José Luis Manzano que se ha concretado en el libro Lejos de aquí y en una serie de ficción, en desarrollo
El hijo de John Old: una charla con Lamberto Bava
Lamberto Bava mamó cine desde la cuna. Nieto de Eugenio Bava (1886-1966) cámara y técnico de efectos ópticos durante el cine mudo, e hijo de uno de los más importantes e influyentes directores de cine de Italia, Mario Bava (1914-1980), Lamberto nace en Roma en 1944 con el destino marcado por el celuloide.
Fotos: Serendipia
Comencé en el cine como ayudante de mi padre, Mario Bava. Cuando rodaba con él yo era el más joven y ahora soy el más viejo del equipo. Han pasado 30 o 40 años y ¿qué he hecho durante todos estos años? Rodar. Y, bueno, también viajar, conocer gente, dar entrevistas, ir a festivales… Y es que el cine ha cambiado mi vida y quizás debería comenzar a vivir.
Recuerdo la primera vez que mi padre me llevó al cine. Daban una película de un gran actor italiano, Aldo Fabrizi[1], muy amigo de mi padre. Y el primer encuentro que tuve con un actor, a los seis o siete años fue precisamente con Aldo Fabrizi, que para mí era como un ogro, con su gran panza y mirada intensa.
Joe Dante ha escrito en el prologo de un libro sobre mi padre algo que me parece muy acertado, que para comprender el cine de Mario Bava no basta con ver una película o dos, hay que verlas todas. De sus películas, las que más me gustan son Las tres caras del miedo (I tre volti della paura, 1963) y Operazione Paura (1966). Según ciertos estudiosos su cine consta de tres fases: la fase gótica, una segunda como precursor del Giallo, y una tercera como pionero del Splatter, pero cuando rodábamos juntos recuerdo que él no decidía hacer una película gótica o un Giallo, él escogía una historia, para él eso era lo importante. Y cuando estaba dirigiendo cambiaba a menudo lo que no le gustaba del guión, de tal modo que la historia no la contaba el guión, la contaba la atmósfera que él creaba, una atmósfera con la que superaba, en muchas ocasiones, a la propia historia. Su cine era así, la atmósfera narraba. Por ejemplo, recuerdo los estupendos títulos de crédito de Seis mujeres para el asesino (6 donne per l’assassino, 1964) con los actores posando como maniquíes. Aquí la atmósfera la consigue el color y el asesino, impersonal y sin rostro, rodado en cámara subjetiva.
Creo que es el primer film en el que se hizo. Yo hasta los 16 años no pensaba en hacer cine y precisamente durante el rodaje de esta película, recuerdo que estábamos en un parque, era de noche y estaba todo oscuro y en silencio, tan solo se escuchaba el canto de los grillos y de pronto se encendió la luz, la imagen, y se creó el cine. En ese mismo momento decidí que iba a dedicar mi vida a esta profesión.
Ser el hijo de Mario Bava no fue fácil. Fue mi padre y mi maestro. Y aunque mis películas son de épocas diferentes a las suyas, en todas está la huella de mi padre. O eso espero.
Mi padre y yo también hicimos publicidad. Rodar publicidad ayuda a medir el tiempo, que en la publicidad es diferente al tiempo cinematográfico. Antes en Italia se llamaba carosello (carrusel) a la publicidad, que duraba tres minutos, pero uno de mis primeros trabajos como director de publicidad fue un spot de 15 segundos para Alemania, así que tuve que ajustar el tiempo a la historia que debía contar. Todo esto ayuda mucho porque ofrece una sensación diferente del tiempo.
EL CAMINO HACIA DEMONS
Lamberto Bava comienza a ejercer como ayudante de dirección de su padre en Terror en el espacio (Terrore nello spazio, 1965), cubriendo el resto de la carrera de Mario Bava hasta su última película, Shock (1977) en la que, además, dirige varias escenas y colabora en el guión. También ejerce de asistente de director de Manlio Scarpelli o Ruggero Deodato antes de iniciar su provechosa alianza con Dario Argento, que le produjo su obra más recordada, Demons (Dèmoni, 1985).
Con Dario Argento había que tener todo preparado a la perfección. Haciendo con él Inferno (1980), recuerdo que rodamos toda la noche y era fantástico, sentías como el cine te llegaba muy adentro. Un día me telefoneó y me dijo que había producido Zombi (Dawn of the Dead, 1978) de Romero y que si tenía algún proyecto él me lo producía. Entonces una película producida por Argento era algo muy
especial, pues era un productor muy inteligente. Así que después de escribir y reescribir una idea que tenía entre manos, terminó siendo tres historias, de entre las que Argento escogió la segunda, que fue la que le pareció más potente y que se convirtió en Demons. Pero se ideó como tríptico: en una los demonios tenían su origen en el cine; en otra en la televisión; y en la tercera en la literatura. De hecho la tercera es El engendro del diablo (La chiesa, 1989), que hizo Michele Soavi, y cuya historia extendió hacia la religión, pero la base la escribí yo, aunque no figure en los créditos. Inicialmente Demons no se rodó pensando en que tuviera continuidad, recuerdo la alegría que se llevó Darío cuando, tan solo dos semanas después de haberse iniciado el rodaje, ya había vendido el filme en Estados Unidos y Japón. Y a un precio superior a su coste. Así que ya volvió pensando en su secuela.
Mi experiencia trabajando con Dario en películas como Tenebre (1982) o Inferno (1980) es que sabes cuando estás haciendo una buena película, y yo sentí eso con Demons. Dario y yo nos conocíamos muy bien, sabía perfectamente lo que hacía y galvanizaba las mejores ideas. Era un productor muy inteligente.
La banda sonora era muy importante, pues se trataba del primer film italiano con sonido Dolby Stereo, así que pusimos especial cuidado en la selección musical. Por un lado Claudio Simonetti compuso la música incidental, y por otro contamos con canciones de grupos Heavy por entonces muy poco conocidos en Italia como Scorpions, Saxon, Mötley Crüe o Accept, entre otros.
El rodaje de Demons fue complicado. Por ejemplo, meter una moto en un cine no es tarea fácil y tardamos tres días en rodar esa escena, para la cual se tomaron muchas medidas de seguridad. Lo de rodar en Alemania fue idea de Dario Argento. De hecho íbamos a rodarla enteramente en Berlín, pero como todavía estaba en pié el muro que separaba las dos Alemanias, se decidió finalmente rodar los interiores en Roma. Pero las escenas del principio, las del metro, se hicieron en Berlín. Y el cine es real y el edificio todavía existe[2]. Se trata de un cine antiguo, abierto desde la época del expresionismo y por eso hicimos un guiño a aquella época poniendo un cartel de Nosferatu. Por cierto, el hombre de la máscara es Michele Soavi, mi asistente de dirección, que más tarde dirigió varios filmes[3]. Yo lo conocí cuando rodé mi primera película, Macabro (1980), donde se presentó como actor. A partir de ahí me dijo que le gustaba el cine que hacía y lo cogí como ayudante de dirección.
A Sergio Estivaletti lo conocí dos años antes de Demons, porque el distribuidor de Macabro me llamó un día y me dijo que tenía un sobrino que quería trabajar en el cine como técnico de efectos especiales y que si pudiera ayudarlo le haría un favor. Colaboró en Phenomena (1985) de Dario Argento y también en Demons, mano a mano con Rosario Prestopino. Eran dos equipos de FX y Sergio se ocupó de las transformaciones.
Hace unos años hubo un proyecto de rodar Demons 3. Escribí una historia que gustó mucho a Argento, pero nos encontramos conque no se sabía quien tenía los derechos sobre el título. Y es importante tenerlo claro y firmado para que no caiga ninguna demanda. Argento no recordaba si lo había vendido a Goffredo Lombardo de Titanus, que fue su distribuidor… Yo tengo el contrato preparado, pero después de los años que han pasado no creo que el proyecto siga adelante.
CINE DE GÉNERO EN ITALIA: PASADO Y PRESENTE
Yo he tenido siempre que rodar en inglés, incluida la serie de televisión Fantaghirò, y esta es una traba para un autor. Se tiene mucho en cuenta la cantidad de espectadores que hay en Estados Unidos, así que las películas se hacen en inglés para venderlas allí y cubrir costes. Siempre ha sido un factor comercial. Inglaterra y Estados Unidos tenían una industria poderosa, mientras que en Italia veníamos de una guerra, así que había una atmósfera muy eléctrica. Y con España, además de esto, teníamos en común que se rodaba con pocos medios, así que nosotros teníamos que ofrecer algo diferente: el Giallo, el sangriento, tenía que haber una diferencia con el cine que se hacía en América. Ahí estaba el gótico, por ejemplo. Y mi padre, como pionero en todos esos subgéneros, estaba adelantado a su época.
El cine que más me gusta es el fantástico. Y del italiano mis directores favoritos son mi padre, Argento y Michele Soavi. Fulci era un gran director, pero hizo todo tipo de cine y no era un gran amante del género, aunque lo hizo al final y muy bien.
Los años sesenta, setenta y ochenta fueron una época muy fructífera, hacíamos un cine comercial, pero más tarde la situación cambió dando pie a un tipo de cine muy diferente. Se dejó de hacer cine de género y el poco que se hacía se rodaba casi sin presupuesto, y en esas condiciones no me interesaba hacerlo. La demanda de este tipo de cine había acabado.
El último filme de horror que hice fue hace unos quince años o así. El sexto sentido (The Sixth Sense, M. Night Shyamalan, 1999) cambió mi percepción del fantástico. Es un horror positivo, diferente. Y así hice productos destinados a la televisión tipo cuento de hadas, como Fantaghirò[4], que fue un éxito en toda Europa, siempre dentro del fantástico, que es lo que me gusta, pero diferente. Y de hecho el
primer Fantaghirò me dio una de las satisfacciones más grandes cuando mi hijo pequeño, que tenía seis años y ahora tiene 33, un día al llegar del colegio me dijo que todos sus compañeros de clase le preguntaban que cuando haría otro Fantaghirò.
Tan solo he hecho dos películas que no eran de género fantástico y no las firmé con mi nombre. Mi padre firmaba algunas cintas como John Old, asi que yo las firmé como John Old Jr. De una de ellas, Blastfighter (1984) recuerdo que cuando me encontré hace tres años a Tarantino me dijo que para él, esa era mi mejor película. El productor fue Luciano Mantino, uno de los más importantes que ha dado el cine italiano, con más de 300 películas en su haber. Con él había hecho también Cuchillos en la oscuridad (La casa con la scala nel buio, 1983), y me dijo que quería una película tipo Rambo porque era lo que estaba de moda. Yo le dije que no me gustaba copiar y que miraría a ver que se me ocurría, y de una noticia que leí en los periódicos sobre matanzas de animales para venderlos a los asiáticos, construimos el film, que rodamos en Clayton (Georgia), donde se rodó Deliverance (1972), el famoso filme de John Boorman.
No me gustan los remakes. Hice uno en 1990 de La máscara del demonio (La máschera del demonio, 1960) de mi padre, pero creo que no le hubiera gustado que lo hiciera. En mi caso fue un acto de amor hacia ese film. Lo hice basado, al igual que el suyo, en la historia de Gogol, pero muy diferente. Lo que si puedo asegurar es que, si se hace una nueva versión de Demons, yo no la haré.
Ahora estoy rodando Twins, pero he tenido ciertos problemas con el productor, que no es serio. El dinero viene de varios lugares, entre ellos Francia y Alemania, tiene muchos efectos especiales y aunque se ha terminado de rodar, no se ha podido terminar de editar, pues al poco de comenzar a hacerlo, ha muerto el productor, quedando parada la película. A pesar de todo se han hecho buenas ventas en Berlín, pero ahora el problema es con uno de sus actores, Gérard Depardieu. Varios elementos fatalistas y las cosas van como van. Puede que Twins sea el último film que dirija, no lo sé, y tampoco sé si será bueno o no, pero lo que si me da un poco de miedo es que quede anticuado.
CINE DE GÉNERO EN ITALIA: FUTURO
Del futuro del cine italiano no quiero ni hablar, porque está muy negro. Yo recuerdo cuando comencé a rodar para televisión, que venía de hacer películas importantes como Demons, y quise hacer cosas que me gustaran, siempre dentro del fantástico, y el fantástico no es solo horror, es también ciencia ficción, fábulas…nadie las quería hacer porque decían que el fantástico era más difícil de rodar que
otro tipo de producciones, pero tienen su audiencia. Juego de tronos, que es la serie que más audiencia tiene, no es muy diferente de lo que he hecho yo. Yo hago películas que me gusten como espectador, y a mí no me gustan las series, soy un espectador de cine y me gusta que las películas se terminen. Ahora todo ha cambiado y lo que más éxito tiene son las series, las buenas series, claro. Así que yo creo que ha cambiado el espectador y su forma de disfrutar del audiovisual. A mí me sorprendió mucho la primera vez que fui, hace tres o cuatro años, a una convención de cómic, la más importante que hay en Italia, Lucca, y estaba con una amiga fotógrafa y comprobé como internet ha conseguido que el público influya, con su opinión, en las producciones que se estrenan. También, estando en un festival, junto con algunos actores de Juego de tronos firmando autógrafos, las colas más grandes eran para los creadores de video juegos. Había más gente haciendo cola para ellos que en las de los directores y actores de cine. Así que todo esto ha cambiado.
El cine como algo que se disfruta en una sala con pantalla esta de baja. Producciones como la última de Guillermo del Toro (La forma del agua) es posible que vayan a disfrutarla en cines, pero es normal que las cosas cambien, que evolucionen. Creo que el cine como era en los años 60 y 70 comienza a ser un poco… en Italia la gente no va. Se hace cine porque se pasa en televisión y en plataformas. En Venecia ganó Roma (Alfonso Cuarón, 2018) que es de Netfllix. En Cannes se exhibió Suspiria (Luca Guadagnino, 2018) que es de Amazon. De aquí a unos años es posible que el cine se vea desde una máquina en tres dimensiones, con realidad virtual. Todo cambia y evoluciona.
ÚLTIMAS REFLEXIONES
Puedo estar viendo una película muy famosa y que me salga del cine. Me debe de enganchar. Yo cuando voy al cine lo hago como un espectador más, que todavía va al cine porque me gusta verlo en sala, y si hay cinco o seis estrenos que me interesan, escogeré el primero el fantástico, aunque amo todo tipo de cine. Todo depende de que te enganche el argumento. La historia es muy importante. No me gustan las películas de superhéroes, ni tampoco las de la serie Harry Potter, no se porqué. El último filme que me gustó fue It (Andy Muschietti, 2017), me pareció mucho mejor que la versión que hicieron para televisión. Pero es aún mejor el libro de Stephen King. Un grande. El gusto te cambia. Puede ser que una vez haya dicho que Blade Runner (Ridley Scott, 1982) era mi película fantástica favorita, pero ahora ya no lo sé. A mi me gustan los filmes que me sorprenden.
Mi padre decía siempre, si tú tienes constancia y quieres hacerlo. Debes hacerlo. Probarlo siempre. Eso es lo importante. Yo he enseñado dirección durante tres o cuatro años en una escuela de cine y había gente válida proveniente de toda Italia, lo único que encontraba es que, mi clase, en Cinnecità, comenzaba a las 10 de la mañana, yo estaba ahí y los estudiantes llegaban a las diez y cuarto o diez y media y yo les decía, la cosa más importante en el cine es la puntualidad. Si hay que estar a las cinco de la mañana en un lugar, hay que estar a las cinco, no a las cinco y un minuto. Pero bueno, eso es importante en todos los trabajos. Me preocupa la gente que conozco que quiere hacer cine. Yo creo que ahora, y hablo de mi país, todo es más difícil. No solo el cine. Es más difícil vivir. Es más difícil para un joven. Yo recuerdo que cuando comencé a hacer cine todo los compañeros de la Universidad, a inicios de los sesenta, setenta, estudiaron una carrera. Hoy no es posible.
Me gustaría ser recordado por Demons y Fantaghirò. Hoy vivo de recuerdos. De como se trabajaba antes. Los recuerdos del pasado me dan más fuerza que la vida actual.

Lamberto Bava, invitado de honor en el festival B-Retina 2018 recoge un ticket no muy diferente al del Metropol.
NOTAS
[1] Popular actor, escritor y director de cine italiano, Fabrizi inició su carrera cinematográfica en 1942 y a menudo escribÍa y dirigÍa sus propios guiones. Obtuvo reconocimiento internacional con el drama neorrealista de Roberto Rossellini Roma, ciudad abierta (Roma Città Aperta, 1945), en el que interpretaba a un sacerdote que desafiaba valientemente al régimen fascista. Válido tanto para la comedia como para el drama, su carrera cubre cuatro décadas, durante las cuales interpretó memorables papeles en películas como Guardias y ladrones (Guardia i ladri, Mario Monicelli, Steno, 1951) junto al cómico Totó. Murió de una enfermedad cardíaca en 1990 a los 85 años.
[2] Construido en la plaza Nollendorf de Berlín por los arquitectos Boswau & Knauer como teatro y sala de conciertos en 1906, poco después el edificio sufrió una remodelación adaptándose al estilo Art Nouveau con una capacidad para 1.438 asientos. En 1911 se convirtió en un cine conocido como el Lichtspiele Mozartsaal. En 1926 el cine fue regentado por la Ufa y la capacidad de asientos se redujo a 996. Su interior fue modernizado en 1930. La decoración original dio paso a un estilo Art Deco. En 1942 fue conocido como Nollendorf Palast y después de la guerra de 1946-51 como Neue Scala. Desde 1951 hasta que cerró como cine fue nombrado Metropol. A mediados de la década de 1970 se usó como iglesia evangelista. Y en 1985 se utilizó en Demons. Luego se convirtió en discoteca conservando la decoración del cine y el nombre Metropol. Fue uno de los más grandes y populares de Berlín oeste. Desafortunadamente se transformó en el club nocturno de lujo “Goya” el 1 de diciembre de 2005. Cerró tres meses después y ahora es alquilado por una empresa consultora.
[3] Michele Soavi dirigió algunas de las últimas grandes obras del cine de terror italiano: Aquarius (Deliria, 1987), El engendro del diablo (La Chiesa, 1989), La secta (La setta, 1991) y, sobre todo, DellaMorte Dellamore (1994).
[4] Fantaghirò consta de cinco tv movies rodadas entre 1991 y 1996.
El cineasta Gonzalo Suárez, Medalla de Oro de la 25ºedición de los Premios Forqué
El premio destaca “su talento innovador y adelantado a su tiempo, así como su consistente obra cinematográfica” Durante la gala del próximo 11 de enero se le hará entrega del galardón y se rendirá tributo a su figura.

Gonzalo Suárez by Gonzalo Suárez
El cineasta Gonzalo Suárez será reconocido con la Medalla de Oro de EGEDA (Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales) durante la 25ª edición de los Premios José María Forqué. Una distinción que pone en valor, no solo su carrera cinematográfica, sino también, su trabajo produciendo películas y particularmente “su talento innovador y adelantado a su tiempo, así como su consistente obra cinematográfica”, en palabras de Enrique Cerezo, presidente de la entidad. El galardón le será entregado el próximo 11 de enero durante la ceremonia que se celebrará en Madrid.
Gonzalo Suárez posee una de las filmografías más importantes del cine español, con más de 25 películas como director, guionista y productor. Con su productora produjo y dirigió películas como: Ditirambo, Aoom, Parranda, Epílogo, Remando al viento, Don Juan de los infiernos, La reina anónima, El detective y la muerte, Mi nombre es sombra o El Portero. “Gonzalo Suárez es uno de los mayores exponentes de nuestro cine, dentro y fuera de nuestras fronteras”, afirma Enrique Cerezo.
Sus trabajos han sido reconocidos por algunos de los festivales más importantes a nivel mundial como Cannes, Berlín, Rio de Janeiro, Moscú, Chicago, París o San Sebastián donde obtuvo la Concha de Plata como mejor director. Su carrera ha sido distinguida también con el Premio Nacional de Cinematografía, la Medalla de Oro de Bellas Artes, ha sido nombrado Caballero de las Artes y las Letras de Francia y de la Orden de Alfonso X el Sabio, la primera vez que se otorgaba esta condecoración a un director de cine. Sus películas han recibido ocho Premios Goya, entre ellos al mejor director.
Han trabajado con él actores de prestigio como Keith Baxter, Donald Pleasence, Hugh Grant, Michael Pollard, Javier Bardem, Francisco Rabal, Fernando Rey, Aitana Sánchez-Gijón, Carmelo Gómez, Victoria Abril, Fernando Rey, José Sacristán, Maribel Verdú, Fernando Fernán Gómez, María de Medeiros, Héctor Alterio, Carmen Maura, Fernando Guillén, Marisa Paredes o Charo López a quien descubrió en Ditirambo, considerada por algunos críticos como la primera película moderna del cine español.
Gonzalo Suárez se une así a un palmarés de destacadas figuras del cine como Pedro Masó, Elías Querejeta, Eduardo Ducay, Antonio Pérez, José Luis Borau, Fernando Trueba, Agustín Almodóvar, Santiago Segura, Carlos Saura o José Frade.
UN REFENTE DEL CINE Y LAS LETRAS
Gonzalo Suárez (Oviedo, 1934) es un cineasta y escritor referente en nuestra cultura. En 1951 inicia sus estudios de Filosofía y Letras al mismo tiempo que se inicia en el teatro como actor, interpretando personajes como el Creonte de Medea o el Próspero de La tempestad, entre otros.
Influenciado por la corriente impresionista decide autoexiliarse en París de donde regresará en 1958 y, bajo el seudónimo de Martín Girard, practica el periodismo. Sus entrevistas y reportajes son un precedente del llamado “Nuevo Periodismo”. Es en la Barcelona de los 60 donde publica sus primeros libros y realiza sus primeras películas. Entre sus obras literarias cabe destacar Trece veces trece, El roedor de Fortimbrás, Rocabruno bate a Ditirambo, Gorila en Hollywood, El asesino triste, Ciudadano Sade, El hombre que soñaba demasiado, La suela de mis zapatos, Síndrome de albatros y Con el cielo a cuestas. Su lanzamiento literario más reciente es La musa intrusa (2019).
Su irrupción en las artes y las letras supuso una ruptura con los cánones vigentes de la época, una constante que ha mantenido intacta hasta la actualidad; prueba de ello es su reciente película El sueño de Malinche.
EGEDA es la entidad sin ánimo de lucro para la gestión de derechos de los productores audiovisuales. Creó estos galardones en 1996 con el objetivo de difundir la importancia de la industria cinematográfica, impulsar la figura del productor y premiar cada año a las mejores producciones cinematográficas españolas por sus valores técnicos y artísticos.
El Premio Cinematográfico José María Forqué 2019 está organizado por EGEDA con la participación del Ayuntamiento de Madrid, la Comunidad de Madrid, RTVE en colaboración con Ibercaja, Mercedes Benz, L’Oréal, Aisge, FIPCA y cuenta con la financiación del ICAA.
Helga Liné, diosa del cine de género
De pequeño Serendipia ya era muy enamoradizo. Les hablo de la vertiente platónica del tema, por supuesto. Inma de Santis, Emma Cohen, Maribel Martín, Marisol … Me enamoré de todas ellas y puedo decir que lo sigo estando. Incluso a una de ellas pudo conocerla y confirmar lo que suponía: que era un tipa fenomenal. Pero Helga Liné era otra cosa. Cuando la veía en el Súper-8 de El espanto surge de la noche o en el de El asesino de muñecas le sugería otras cosas. Por lo pronto ya no era tan joven como sus queridas Emma e Inma (que también salían en esas películas, por cierto). Su mirada no era, ni mucho menos, inocente y sus formas… no tardó en entender lo que le sugerían. Si, a Serendipia Helga Liné le imponía respeto pero también le abrían un mundo de sensualidad situado más allá de pasear por el campo cogido de la mano de su amada.
Y cómo no iba a hacerlo si ya lo traía de nacimiento, pues, Helga Lina Stern nació en Alemania, concretamente el 14 de julio de 1932 en un Berlín convulso que veía como, tan solo tres meses antes, el partido nazi ganaba las elecciones y poco después el ridículo personaje de bigote a lo Chaplin era nombrado canciller. Y ya saben lo que vino a continuación. Así que la familia de Helga decidió poner pies en polvorosa ante el cariz que estaban tomando los acontecimientos y en 1940 se refugiaron en Portugal, donde se crió la pequeña Helga, a la ya desde pequeña y alentada por su madre se le despertó la faceta artística, destacando primero por el baile, más tarde como modelo, contorsionista y acróbata, lo que la llevó a trabajar en el circo. Una disciplina que le ocasionó algunas secuelas en la espalda de las que todavía
hoy se resiente. Y de ahí a realizar sus primeros pinitos en el cine gracias a un concurso que gana, debutando en Porto de Abrigo (1941) de Adolfo Coelho, lo que dio pie a varias películas más, algunas en régimen de coproducción con el país vecino y otras enteramente españolas, en las que Helga desempeñaba una función poco menos
que decorativa (El negro que tenía el alma blanca, La trinca del aire, El gran galeoto…). En 1951 protagoniza en Portugal la que todavía hoy es su película favorita: «Para mí la mejor película en la que participe fue la primera que hice, que se llamaba ‘Saltimbancos’, una película de circo rodada antes de que Fellini hiciera La Strada«. Y si bien no es la primera película en la que participa, si que es la que le proporciona su primer papel importante, además de retratar un mundo que la actriz conocía bien. Saltimbancos fue la opera prima de su director, Manuel Guimarães, que dedicaría gran parte de su carrera al documental.
Helga compaginaría el cine con su trabajo como vedette en la Compañía de Revista del Teatro Albéniz, con la que sale de gira por España a mediados de los cincuenta protagonizando Una rubia peligrosa y Mujeres de papel, comedias musicales dirigidas por Manuel Paso. Esta temporada de escenarios dejó una profunda huella en la actriz, que considera que «El medio en el que estoy más a gusto es el teatro. Es más directo y me gusta mucho más. El cine, ya sabes, puedes empezar a rodar primero el final, cortar… es otra cosa. El cine es otra cosa, es una técnica.»
Ya en los años sesenta Helga Liné vuelve al cine, trabajando prácticamente en todo lo que le proponen. Había enviudado y debía sacar adelante ella sola a sus dos hijos. Rueda películas en España como apoyo a las niñas prodigio Rocío Dúrcal (Canción de juventud, Rocío de la Mancha) o Maleni Castro (Las gemelas), participando en un buen número de cintas interpretando al interés romántico del héroe, muchas de ellas coproducciones hispano-italianas como El capitán intrépido (Mario Caiano, 1963), Los invencibles (1963) de Alberto de Martino o Espartaco y los diez gladiadores (1964) y El triunfo de los diez gladiadores (1964) de Nick Nostro, además de participar en su primera película de terror, la poco vista Horror (Alberto de Martino,1963). Es en esa época cuando la actriz marcha a Italia, donde en seis años hace la friolera cifra de 36 películas, inscritas en los más diversos géneros: espías (La muerte espera en Atenas, Operación Poker: agente 05-14, Operación Mogador, Operación Lady Chaplin…), peplum (Ercole contro i tiranni di Babilonia), bélico (Los leopardos de Churchill), aventuras (El arquero de Sherwood), comedia (con los inefables Franchi y Engrassia en Brutti di notti) y también terror, coincidiendo con Barbara Steele, otra ilustre refugiada en el cine de género italiano, en Amantes de ultratumba (Amanti d’oltretomba, 1965) dirigida por su viejo conocido, Mario Caiano.
«El máximo de películas que llegué a rodar en un año fueron seis. Por eso ahora no me gusta levantarme muy temprano, porque entonces me levantaba todos los días a las cinco de la mañana, viajaba y a lo mejor debía rodar en un sitio en verano vestida de invierno o de verano en pleno invierno. Y te metían hielo en la boca para que cuando hablaras no te saliera vapor… ¡Esto es el cine!«
En la práctica totalidad de estos títulos Helga Liné participa como coprotagonista, o al menos figura en una posición destacada del reparto, pero conforme su nombre comienza a bajar, decide instalarse en España. Estamos en 1970 y la actriz tiene 38 años y, no lo olvidemos, dos hijos que mantener.
Pronto demuestra que no tiene miedo a nada ni nadie y confirma, como ya lo había hecho en Italia, su lugar de honor como leyenda del cine europeo de género, «Me daba igual todo. Yo aceptaba todo menos pornografía». Interpreta comedias picantes como señora estupenda que hace desfallecer a José Luis López Vázquez o Alfredo Landa; y también aventuras, western y sobre todo terror. En 1972 rueda a las órdenes de Eugenio Martín Pánico en el Transiberiano (1972) de la que recuerda con cariño «las escenas que tuve con Peter Cushing, maravillosas» aunque no conserva tan buen recuerdo de Christopher Lee. Y Pánico en el Transiberiano es tan solo la primera de una lista que incluye El espanto
surge de la tumba (Carlos Aured, 1973), Las garras de Lorelei (Amando de Ossorio, 1973), La saga de los Drácula y La orgía nocturna de los vampiros ambas de 1973 y dirigidas por León Klimovsky, cintas dirigidas por la flor y nada del Fantaterror español, realizadores de los que la actriz guarda, en general, buenos recuerdos «Klimovsky es un amor dirigiendo. He hecho muchas películas con él. Con Amando de Ossorio también. El mejor para mí es Carlos Aured, que es alumno de Paul Naschy, que en su momento no fue reconocido y ahora sí.» Eso sí, cuando Serendipia le mostró a Helga Liné una radiante copia alemana en Blu-ray de Las garras de Lorelei, le dejó bien claro que no figuraba precisamente entre sus películas favoritas, «Ay, esa la odio, ¡Las garras de Lorelei no me gusta nada!». Recordaba entre divertida e irónica que le gustaba hacer cine de terror, «Me divertía abrirle el pecho a un muñeco y fingir que me comía su corazón, que en realidad era de cerdo».
También reconoció que de estas películas se rodaban escenas con desnudos destinadas a la exportación, algo que «no estaba en el contrato, pero se hablaba. No creas tampoco que eran desnudos totales ni cosas de esas, pero sí, se hacían dobles versiones. Algunas actrices se lo tomaban
bien, otras mal. Yo me lo tomaba mal pero lo hacía. Pero pornografía no».
En 1974 obtiene el premio del Sindicato Nacional del Espectáculo a la mejor actriz de reparto por El chulo de Pedro Lazaga. Y poco después, con la muerte de Franco, desaparece la censura y se desata la fiebre del destape, moda que afecta la carrera de la estrella, «Mira, yo solo hacía lo que estaba en el guión. Si pasaba de ahí, no lo hacía. No me gustaba, y bastaba si el guión era bueno. Con Paul Naschy nunca tuve problemas», y junto a él encarno a una fascinante Zanufer en La venganza de la momia (Carlos Aured, 1975), última colaboración de la actriz con Naschy y Aured. Ese mismo año también se estrenó la peculiar El asesino de muñecas, que «no me gusta, porque querían que hiciera cosas que no estaban en el guión. Y por ahí no paso. Yo me he llevado bien con todo el mundo siempre y cuando me respetaran. Pero que no me pisaran porque entonces me enfadaba».

Mucho tiempo pasó antes de que los españolitos de a pié pudiéramos ver aquellas dobles versiones. En la imagen, El espanto surge de la tumba.
Y es que como vemos, quizás por su edad, Helga Liné tenía claro hasta donde quería llegar, por eso no se mostró de acuerdo con que las actrices denunciaran los abusos sufridos por parte de productores o directores años antes, lo conocido como ‘Mee Too’:
«Eso es una tontería ¿Por qué no lo han dicho en su momento? En mi época la que quería se destapaba y hacía lo que quería. La que sabía comportarse y poner la manita para que no pasara nada o para que no se atrevieran, no le pasaba nada. Y ahora dirán ‘Ay, me han obligado’, no, yo no estoy de acuerdo. Que lo digan en el momento. Y yo soy feminista, me gusta que la mujer trabaje y que llegue a ser directora, que haya productoras… en fin, que haya mujeres en el mundo del cine. Pero eso de quejarse de lo que pasó hace veinte años, me parece una tontería»
Helga Liné quizás se encontraba en aquella época encasillada en papeles de señora estupenda -que indudablemente lo era- y villana, pero eso no parecía importarle «es más fácil hacer de villana que de buena. Pues de buena tienes que estar maravillosa y de villana… en fin. No me importaba hacer de villana, me daba igual. Puede que estuviera encasillada, pero así fue la cosa. Y fueron más de cien películas».
La actriz pasó los años setenta y ochenta tomando parte en todo tipo de producciones, algunas de ellas de alto contenido erótico. También participa en Laberinto de pasiones (1982) de Pedro Almodóvar, además de hacer teatro y televisión, donde destaca su papel como madre de Javi (Juanjo Artero) en la popular serie Verano azul (1981). En 1987 vuelve a ser llamada por Almodóvar con quien rueda La ley del deseo, de la que no guarda buen recuerdo por el trato recibido por el director.
A comienzos de los años noventa, durante una gira por Argentina con Luís Aguilé y su espectáculo teatral Escándalo en el Grand Hotel, decide instalarse allí, donde permanece en la actualidad,
volviendo cuando es llamada para algún trabajo puntual, ya sea en el medio teatral: La Hermana Pequeña (1999), adaptación de una obra de Carmen Martín Gaite; Ellas, la Extraña Pareja (2001), versión de un texto de Neil Simon de la que la crítica ponderó su labor (1); o El Cianuro… ¿Solo o Con Leche? (2003), de Juan José Alonso Millán. También televisión: El comisario (2001), Hospital Central (2004) y Vientos de agua (2006). Y, por supuesto, cine: Torrente 3. El protector (Santiago Segura, 2005). Aunque naturalmente va espaciando sus trabajos, pero sin descartar nada: «Tuve la manía de dirigir. Pero se me quitó y ya se acabó. Ya soy muy viejita».
Para Helga Liné, que en la actualidad tiene una vida de lo más tranquila en Buenos Aires, acompañada de sus mascotas, le resulta curioso que su trabajo sea recordado y que sus películas
de terror sean consideradas de culto, «me parece muy extraño, porque aquí en España en aquella época no les hacían mucho caso», así que cuando le propusieron visitar en 2018 el Festival de Cine Fantástico de Sitges para recoger el Premio Nosferatu «me sorprendió muchísimo. Fueron dos veces a Buenos Aires. La primera vez dije que no, y la segundo vez Diego (2) me convenció. Y aquí estoy, (…) feliz de que me hayan invitado. Hay pocos festivales de cine dedicados exclusivamente al cine fantástico».
Y allí Serendipia tuvo ocasión de, como le pudo expresar a ella misma, cumplir uno de sus sueños, algo que ella tildó de exagerado. Pero no. Conocer a Helga Liné ha sido una de las circunstancias más felices que Proyecto Naschy le ha ofrecido a Serendipia. Fotografiarla mientras le indicaba donde debía de ponerse para sacarla con la mejor iluminación. Y hacerla sonreír. Ver sonreír a aquella mujer de rasgos duros y gélida mirada. Ver transformar su rostro en la expresión de la dulzura. Y ser testigo de su gran profesionalidad y experiencia con los medios, dejándose preguntar todo pero respondiendo, diplomáticamente, lo que quiso. Una experiencia realmente deliciosa. «Tengo muy buenos recuerdos. Me he llevado bien con todo el mundo. Si empiezo a contar anécdotas… mejor que no». Y ya es una lástima. Pero no hubo tiempo. Helga Liné, con gran temple, tuvo que hacer frente a cinco medios que la entrevistaron conjuntamente durante diez minutos. De ahí han surgido las declaraciones textuales de la actriz incluidas en este artículo, además de otras confidencias que comentó a Serendipia cuando, una vez pasados esos veloces minutos, todos abandonaron la sala y quedó la actriz y su reducido séquito de amigas, entre ellas la maquilladora y peluquera cinematográfica Toñy Nieto y Serendipia, recogiendo sus cosas.
Todo había acabado. O eso pensé cuando me despedí dándole las gracias por todo. Pero Helga me sonrío y, de forma inesperada, me plantó dos besos en la cara. Y Serendipia retomó el día como el protagonista de Jupiter’s Moon, levitando.
¡Gracias Helga!
(1) : «Helga Liné vuelve a demostrar sus singulares dotes cómicas. Su belleza, elegancia y sofisticación, en contraste con la aguda ingenuidad de su carácter, la convierten en un personaje y una actriz de comedia deliciosa e indispensable» Juan Antonio Vizcaíno en: http://elmeteoritodelteatro.blogspot.com/2010/07/entre-amigas-anda-el-juego.html
(2) Diego López, responsable, entre otras cosas, de la Sección Brigadoon del Festival de Sitges, editor del fanzine ‘El Buque Maldito’ y autor de libros y documentales dedicados al cine fantástico y de terror español.
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Olaria: El hombre perseguido por un OVNI
Juan Carlos Olaria es una persona extremadamente afable. Amable y respetuoso, habla y se mueve de manera pausada. Y mientras lo hace gesticula con las manos puntuando sus palabras. Perlando su conversación con un humor sutil que a veces ilumina con un brillo pícaro su mirada, convirtiendo rápidamente en cómplice a su interlocutor y consiguiendo que este se encuentre realmente a gusto conversando con él, principalmente de uno de sus temas favoritos, el cine.
Y de cine hablamos durante más de dos horas. Sobre El hombre perseguido por un OVNI (1976), una película inverosímil que financió su propio padre y que Olaria rodó de manera artesanal en el transcurso de varios años, con mili incluida de por medio, y en la que narraba como Oliver (Richard Kolin), un escritor de novelas baratas, es perseguido y secuestrado, con su coche, por un platillo volante con la intención de llevarlo a su planeta para servir de
cobaya en experimentos científicos. Hablamos de como una película así estuvo a punto de estrenarse, muy posiblemente incluso en el extranjero, de la mano de la mítica productora Profilmes, y de como acabó siendo casi invisible, convirtiéndose en una auténtica película de culto: la paradigmática escena del Simca 900 surcando el espacio todavía hoy nos parece una de las cumbres de la ciencia ficción española.
Pero hablamos de muchas cosas más. De la secuela que desde hace unos años está rodando de su película, El hijo del hombre perseguido por un OVNI y de su experiencia en el mundo del cine, pero también de los efectos especiales generados por ordenador y los problemas que conllevan, y otros temas, algunos de los cuales han tenido que quedarse en el borrador debido a la considerable extensión de esta entrevista: De Yojimbo (1961) y de Por un puñado de dólares (1964), o sea, de Kurosawa y Leone. De censura. De John Chambers y su trabajo para El planeta de los simios (1969). De la existencia o no de Dios y de los extraterrestres. Y mucho más. Todo con mucho sentido del humor. Un humor y una dedicación que esperamos se haya trasmitido también en esta trascripción, que hemos procurado que resulte lo más fiel posible al espíritu de la deliciosa conversación que mantuvimos.
Sin más preámbulo, con ustedes Juan Carlos Olaria: el hombre perseguido por un OVNI:
(Fotos: Serendipia (excepto las indicadas)/Imágenes: Archivo Serendipia)
ANTES DE LA ABDUCCIÓN
De niño me gustaba hacer trucos con platillos volantes. El tema de los ovnis, los extraterrestres, lo que sucedió en Roswell en el 47, me impresionó mucho en aquel tiempo. También miraba las estrellas, el universo.
Vi Ultimátum a la tierra[1] y, a pesar de que no era un forofo de la ciencia ficción, procuré ver todas las películas que pude, pues tampoco se estrenaban tantas. Recuerdo, además de Ultimátum a la Tierra, La guerra de los mundos[2], Planeta prohibido[3], La gran sorpresa[4], Cohete K-1[5], Destino, las estrellas[6]… me acuerdo de todas ellas. Me gustaban mucho y me fijaba en los trucos. De una manera infantil pensaba en cómo los habrían hecho. Me iba al campo, a la Montaña Pelada, que está al lado del Parque Güell, y seleccionaba un espacio de terreno en el suelo. Con platos de café y yeso me hacía un platillo, le ponía un hilo de nailon de esos de media de señora, lo movía y lo rodaba. El platillo se balanceaba nada más que hiciera un poco de viento, así que unas veces me salía bien y otras no, pero me encantaba hacer trucos de estos, que filmados en 8 mm Kodachrome, parecían reales, así que comencé a imaginar argumentos y rodé alguna película.
Lo primero que rodé de ciencia ficción fue Planeta Plinio (1958), una cosa de chiquillos con unos trucajes graciosísimos. Todo muy primitivo. Las rocas que salen que parecen enormes son de dos o tres metros, pero filmadas desde abajo, procurando que el fondo sea cielo azul, dan un resultado impresionante. Incluso ahora lo hago así, porque tiene la ventaja de que la iluminación del sol es real, auténtica. Y eso le da algo único.
EL HOMBRE PERSEGUIDO POR UN OVNI
Mi padre quería que fuera ingeniero como él. En mi casa la frase típica respecto al cine era: “No sigas con el cine. Dedícate a otra cosa.” Pero dentro de mí había un espíritu rebelde.
A pesar de que no le gustaba el cine, mi padre me pagó la película e incluso hizo un papel de comisario. Mi padre era una persona un poco imprevisible. Incluso en la forma en la que me produjo la película. Yo le presenté el presupuesto y le pedí un millón y medio de pesetas. Me dijo que no, que tal y como fuera rodando fuera sacando del banco, poco a poco, el dinero que me hiciera falta.
El hombre perseguido por un OVNI comenzó a rodarse en mayo de 1972 y se prolongó intermitentemente durante ese año y parte de 1973. Tuve entremedias que terminar la mili en San Clemente Sasebas, Girona. Allí conocí a un amigo mío alférez al que le pregunté si quería hacer un papel de extraterrestre en mi película. Y es el que sale con los ojos aquellos como de langosta.
Al protagonista, Richard Kolin,[7] no lo conocía previamente más que de los anuncios de la tele. Salían mucho él y otro actor más grueso, y entre ellos escogí. Le llevé a mi padre al despacho una foto de los dos actores y, a pesar de que yo me inclinaba más por el otro, escogió a Richard Kolin porque le pareció más guaperas: “Aquest, home, aquest”.
Una vez escogido le llamé al teléfono que venía en Cineguía[8] pensando que sería un tipo estirado y que me enviaría a paseo, pero resultó ser más gamberro que él solo. Y además estaba sin un duro.
Se portó fantásticamente. No tenía mucha memoria, eso sí, pero se tomó mucho interés y se pegó unas buenas corredizas a pesar de no ir con el calzado adecuado. Se le llegaron a romper las suelas.
Después, cuando se hacía el doblaje en los Estudios Balcázar, Jaime Jesús Balcázar, que era entonces director de cine, al igual que su hermano Alfonso, me ponderó mucho la cara de Richard Kolin, porque le parecía que tenía aspecto de actor norteamericano.
Gemma Lewis no era actriz. Era vecina de Richard Kolin, vivían en la misma escalera y se contrató por la escena de destape, porque había una escena de ducha en la que la actriz debía salir desnuda y como el propio Coscolín me dijo que en su escalera había una chica preciosa que le decía que quería hacer cine, me la trajo. Era una chica muy desinhibida. Se paseaba por el piso donde rodábamos con el albornoz a topos que se ve en la película y nada más. Con toda tranquilidad. O sea, que no le costó nada desnudarse.
Habitualmente tengo problemas con las actrices. Gemma Lewis tenía el caprichito de ligar conmigo. Yo tenía que haber dicho que sí, porque además estaba muy buena, pero seguí una de las reglas de mi padre: “No has de confundir el trabajo con el placer”, así que me negué. Además, ella tenía pareja… como ya comenté antes era una chica ligera de cascos. Pues bien, como el rodaje iba lento como venganza se me plantó un buen día y me dijo que tenía cinco días para terminar la película o lo dejaba. Por eso digo que acabé mal. También con Ana Hernández, la protagonista de mi siguiente película, El diario rojo, terminé mal. Pero no fue por razones, digamos, sentimentales. No sé por que fue. En cambio, con Ana Merchante, la protagonista de El hijo del hombre perseguido por un OVNI, todo ha sido miel sobre hojuelas, me ha ido muy bien.
Mi padre también se tomó mucho interés. Hay que decir que tenía más memoria que el propio Coscolín, que no se acordaba casi de ningún diálogo y mi padre se los aprendía larguísimos. Tenía una vena artística, pero no quería aceptar que su hijo no siguiese su carrera y creo que nunca vio la película.
La película se rodó en 16 mm Kodachrome y los efectos especiales, a pesar de estar atribuidos en la ficha a Pedro Arnedo y José Escudero, honestamente, los hice yo, mientras que estos dos ayudaron. Precisamente a uno de estos colaboradores, José Escudero, le pedí que me cediera su rostro para hacer las máscaras de los mutantes. Le llevé a una casa de verano que teníamos, donde también se rodó, y allí en una cama con unos plásticos comencé a ponerle escayola en la cara dejando respirar por la nariz al pobre chico y protegiéndole los ojos con unos plásticos, para que no se le pegaran las pestañas. Yo mismo me inventé la forma de hacer las máscaras, que por cierto se pegaban. Me parece que para que la silicona no se adheriese a la escayola puse algún ungüento. No sé como lo hice, pero las hicimos en dos partes y cuando tuve el molde apliqué la silicona de colores: plata, negro y blanco, dejando unos agujeros en los ojos por donde veían, malamente, los actores. Y con una cremallera para ponérselas. Así hice cinco máscaras. Era un trabajo bastante pesado y a pesar de que era mayo, los actores que las llevaban estaban agobiadísimos, tanto que cuando se las quitaban chorreaban de sudor. Los pobres lo pasaron muy mal.
La banda sonora, no sé si decirlo, provenía de Ediciones Musicales Gemelli, de Italia, que a lo mejor ya ni existe y que me recomendó el profesor Federico Martínez Tudó, que había compuesto bandas sonoras para José María Nunes, Iquino y otros. Él me dijo que me proporcionaría unos discos de esta casa que no se habían editado en España, por lo que no me costarían nada. Me parece que él personalmente no lo hizo, pero me dio la dirección y me puse en contacto con Gemelli que me envió gratis unos discos muy buenos. Me sorprendió que los temas fueran de Bruno Nicolai, Egisto Macchi, Zanagoria, o sea, gente conocida. Así que con estos discos hice el montaje musical.
Para la segunda quiero utilizar música totalmente nueva, y en el caso de que esta hiciera mucho dinero, a Gemelli les daría lo que no les di en la primera. Estaría encantado de hacerlo si fuera necesario.
Respecto al mensaje ecologista que tiene la película, tal y como se aprecia en la conversación final entre el extraterrestre y el humano, hay quien dice que parece mentira que pensara en ello en aquel tiempo, pero creo que ya entonces había suficiente contaminación como para que yo me sintiese preocupado.
Cuando acabé la mili y volví, ya en 1974, terminamos de rodar lo que quedaba y se montó. El resultado me dejó tan descontento que guardé la película en un cajón.
Entonces intervino Juan Xiol[9].
Juan Xiol vivía delante de mi casa. Balcón con balcón. Y me conocía desde que yo era niño. Entonces nos encontramos y le hablé de mi película. Le dije que me había quedado tan mal que la iba a dejar. Y él, por iniciativa propia, me pidió que se la enseñara. Yo, que disponía de una copia ampliada a 35 mm., se la proyecté en Fotofilm[10] y ante mi sorpresa, pues pensaba que le parecería muy amateur, me dijo: “Aquí le falta un buen montaje” y a continuación se ofreció para hacer un nuevo montaje con el que darle más dinamismo y con el que, también, se perdieron 20 minutos de metraje, quedando este en una hora y diez minutos. Así que Juan Xiol me propuso añadir “additional sequences” con Lynn Endersson, Dan Muni[11] (con los que estaba rodando El precio del aborto[12]) y Manuel Bronchud[13].
La película no tenía número de pies, que son los que hay al lado de los fotogramas y que sirven para el montaje con lo cual, con un copión de 16 mm. en blanco y negro que se hizo, me tocó poner a mano la numeración. El montaje se hizo en una tarde en una moviola manejada por el propio Xiol. Su forma de montar, que nunca pude entender, era graciosísima: miraba, paraba, se levantaba, daba una vuelta y decía: “Ja ho tinc!”, se volvía a sentar y entonces me decía: “¡Corta aquí! ¡Corta aquí! ¡Aguanta!”. Una vez tenía diversos planos los cortaba y ya sabía como organizarlos. Era un caso rarísimo.
Xiol me hizo un montaje de una hora y diez minutos. Rodamos las escenas adicionales con Lynn Endersson, Dan Muni y Manuel Bronchud y todavía quedaba corta. Entonces fui al consulado americano y les dije si me daban unas escenas de la NASA. Y me dieron dos rollos de 120 metros con toda la generosidad del mundo que incluí en la película. Se portaron muy bien conmigo en el consulado americano. No me pidieron ni un duro por el material, lo único que me pidieron es que les retornara las películas originales cuando terminase. Parece que no les esté agradecido por no haberlo mencionado en los títulos de crédito, pero ya estaban terminados y me dio pereza añadir el agradecimiento. Supongo que a ellos les daría igual, pero me hubiera gustado agradecérselo, pues hoy en día no creo que exista esa generosidad.
Lynn Endersson[14] trabajó mucho con Xiol y directores como Jesús Franco, Manuel Esteba o Enrique Guevara. En Crónica sentimental en rojo (1986) hizo un pequeño papel, episódico, para Rovira Beleta. Pero sobre todo trabajó con Juan Xiol, con el que estaba muy unida: Señora casada necesita joven bien dotado (1971), Sexy… amor y fantasía (1977), El precio del aborto (1975), Los farsantes del amor (1972) …
No se cortó ninguna escena, y eso que cuando la presenté a censura recibí un oficio en el que me decían que realizara varios cortes por culpa del pubis que se ve a Gemma Lewis en la escena de la ducha. Total, que fui al laboratorio y me prepararon incuso la banda de sonido, pero al final, decidí no cortar. La censura no era igual para todos. A los oficialistas, a los pelotas, a los franquistas se les permitía más, pero para un peladillo como yo… Fuera de esto no recuerdo más problemas con la censura. Yo quería meter algo de desnudo y metí lo de la ducha. Las escenas de Lynn Endersson y Dan Muni las puso Xiol, y el medio striptease no sé si lo puse yo, pero por inspiración de Xiol.
Juan Xiol constó como coguionista porque consideré que ponerlo como montador, con todo lo que él ya había hecho en el cine, era como rebajarlo de grado. El pobre falleció un año después de estrenarse la película, en 1977, de un extraño tumor. Muy raro e inesperado. Incluso con su novia, Lynn, estaba, la semana antes de fallecer, planeando ir a Italia a hacer un trabajo.
Con el nuevo montaje terminado, y enterado quizás por el laboratorio, me llamó Josep Anton Pérez Giner de Profilmes, que tenía la oficina en la Plaça Francesc Macià de Barcelona. Me dijo que había visto mi película en Fotofilm, sin pedirme permiso, y que me la compraba por 2.800.000 pesetas. Teniendo en cuenta que a nosotros nos había costado 1.700.000 pesetas ¿Creerás que rechacé la oferta? Pues sí.
El mayor error de toda mi vida.

Caratula promocional de Video Express que el mismo Olaria desconocía y que no había autorizado. Así que, de haberse editado, se trataría de una edición pirata (Archivo Serendipia)
Y todo porque había hablado antes con José Badal de Discentro[15] sobre que la llevara él. Yo creo que eso me frenó de hacer el trato con Profilmes. El caso es que cuando volví a hablar con Badal me dijo que tenía el cupo de películas cubierto para todo el año. Y entonces volver a Pérez Giner… aunque fui un imbécil, porque incluso su secretario me llamaba para comprármela. Y debería haber aceptado porque había un beneficio. Pero es que incluso si le hubiera pedido 3.000.000 igual me los hubiera dado, pues cuando te ofrecen 2.700.000 es que van a subir a 3.000.000. Y por entonces las películas valían cuatro y cinco millones. Y a Pérez Giner le gustaba la película, decía que tenía gracia.
También he llegado a la conclusión de que, si bien Pérez Giner era el consejero delegado de Profilmes, Muñoz Suay era el director y el que tenía la última palabra, y no me extrañaría que hubiera sido Muñoz Suay el que le hubiera dicho a Pérez Giner que comprara mi película, porque antes de hacer El hombre perseguido por un OVNI fui a ver a Suay a Films Contacto, que tenía la oficina en Paseo de Gracia y que era la productora de Jacinto Esteva Grewe, el de la escuela de Barcelona, director de Lejos de los árboles (1972), para hablar de cine y para ver si me daba trabajo. Fue muy amable conmigo y se portó muy bien. O sea, que había una relación y tal.
Varios años después me enteré también de que la había visto en Fotofilm el Sr. Soler del cine Capitol de Barcelona[16]. Es una especulación, pero no me extrañaría nada que hubieran hablado entre ellos para ponerla en el Capitol, pues Profilmes tenía asegurada la exhibición en ese cine.
En todo caso Profilmes pagó el doblaje al inglés de la película. Se hizo en Arcophon de Madrid con Jack Taylor[17] como director de doblaje. Esta copia doblada se llamó The Man from Gaminedes, que es un título muy raro que le puso el secretario de Profilmes para venderla al extranjero. Yo le pregunté que qué tenía que ver Gamínedes, que además escribieron mal, pues se escribe Ganímedes, pero…
No sé si en Profilmes harían el pillo y habiéndose gastado el dinero del doblaje no harían alguna venta al extranjero. La única venta que Profilmes me comunicó fue a un peruano que había dado 10.000 dólares de los que no llegué a ver ninguno, pues me daban largas diciendo que no les pagaba. Pero todo esto es una especulación. Y, además, no me importaría que hubieran hecho alguna venta con la que cubrir los gastos que tuvieron con el doblaje.
Después de rechazar a Profilmes me llamó Fuster[18] de Valencia, que fue el que finalmente la distribuyó. Este al final no me dio nada. Fuster era un excombatiente o algo así. Distribuía nada menos que el No-Do. Pero yo estaba derrotado y tan desanimado que tenía la película en un cajón y se la di a él para que la distribuyera. Pero hizo poca cosa. No ponía publicidad y hacía que la pusiera el exhibidor, el cine. Solo hizo cinco copias de la película, que no se estrenó ni en Madrid ni Barcelona, tan solo en provincias. Lo sé por el control de taquilla que recibía. Se proyectó en pueblos e incluso alguna capital, llegando a recaudar cuatro millones de pesetas por toda España, que no es mucho.
Nunca quedé contento con aquella película. No quedó como yo quería.

Carátula de la edición oficial en VHS de El hombre perseguido por un OVNI. El distribuidor, VideoCadena, decidió cambiarle el nombre (Archivo Serendipia)
DESPUÉS DE LA ABDUCCIÓN
Hice otra película en 1985[19] en blanco y negro que se llamó El diario rojo. No tenía nada que ver con la ciencia ficción, era un drama de amor y desamor que permanece guardada, pues lo único que hice con ella me salió mal y ya no quise seguir moviéndola. Se la presenté a Antonio Llorens de Lauren Films, que no me dejó verla junto a él y sus colaboradores y la rechazaron. Algún día tengo que ponerla, aunque sea para los amigos.
Después vendrían cortometrajes como El caminante (1990) y Encuentro inesperado (1995) protagonizado por Ángela Ulloa, hija del director de cine José Ulloa. Ángela colabora conmigo ahora como asistente de dirección en El hijo del hombre perseguido por un OVNI.
EL HIJO DEL HOMBRE PERSEGUIDO POR UN OVNI
Es una secuela de la anterior. Como los extraterrestres han fracasado en su intento de llevarse a Alberto Oliver (Richard Kolin) a su planeta para hacer experimentos con él, volverán a intentarlo con su hijo, enviando a otros para hacerlo.
El guión se terminó de escribir en 2014 y se está rodando de manera artesanal. Como quedé muy descontento con la primera y hoy en día los ordenadores ofrecen tantas posibilidades, pensé que podía hacerla mejor. Lo de “El hijo de…” lo he copiado de las películas antiguas tipo El hijo del capitán Blood o El hijo de Robín de los bosques.
Si tuviese posibilidad de rodar mi película con un productor, la haría de la forma clásica, con actores profesionales, pero no he contado con actores profesionales con excepción de José María Blanco. Así que yo les digo lo que han de hacer y como hoy en día puedes rodar 30.000 veces, pues vas probando y al final sale bastante bien, aunque nunca con la calidad de un actor profesional. No obstante, los actores profesionales se saben tan perfectamente los diálogos, lo hacen todo de una manera tan perfecta, que incluso saben cuando no deben parpadear, y a mí tanta perfección… y me dirán que lo hago mal, pero cuando actúas con gente espontánea y no profesional lo hacen de

Rodaje de El hijo del hombre perseguido por un OVNI: Jordi Guasch, Toni Junyent, Ana Merchante y David Ayén frente a J. C. Olaria (Foto: Pere Koniec)
forma más real, por decirlo de alguna manera. No son como robots e incluso con sus errores, te lo hacen. Y luego, cuando lo veo me digo “¿En esa situación es posible que el personaje actuara así?” Y si el duendecillo me dice que sí, vale. Y si me dice que no, lo quito. Robert Bresson nunca empleaba profesionales. Empleaba a gente de la calle. Les decía como tenían que hacerlo y mira, es un director clásico de la historia del cine. Pero hay que tener también, aunque no sean actores, cierta predisposición. Porque hay tíos que son “estaquirots”[20] que no hay manera de sacar nada de ellos.
En el guión el protagonista, el hijo del hombre perseguido por un ovni, tenía Síndrome de Down. No lo explico demasiado en la película, pero se supone que cuando Alberto Oliver (Richard Kolin) va al espacio es afectado por los rayos Gamma, y que tras volver a la Tierra tiene un hijo con Carmen (Gemma Lewis), y nace con Síndrome de Down. Aunque eso no se dice en la película, se lo ha de imaginar el espectador.
Yo tenía visto por televisión a un chico con Síndrome de Down que hacía un anuncio de Repsol que era de una simpatía que me tenía enamorado… en el buen sentido. Así que quería ir a por él. Del anuncio aquel hasta ahora habían pasado igual siete años y estuve buscándolo hasta que me dijeron que salía en una serie de televisión. La ví y el chico había cambiado tanto que no le reconocía, no veía aquella simpatía del anuncio. Además, pensé que con las dificultades que tenía ya con el rodaje y los trucajes solo me faltaba que viniera un chico con Síndrome de Down para convencerle de interpretar a mi protagonista. Así que, entre unas cosas y otras, conocí a Toni Junyent, que no tiene Síndrome de Down, pero tiene Síndrome de Moebius y no puede gesticular ni moverse mucho. Y habla de una manera… Le dije si quería participar y dijo que sí. Y se ha portado fantásticamente. Aunque la lástima es que no se podrá doblar a sí mismo a pesar de que lo interesante es su voz.
He contado con otros como Carlos Mir o Toni Rovira. A Carlos Mir lo vi por la tele presentando películas en su programa del fin de semana. Y tal y como le vi, así pelado, pensé “Qué cara de extraterrestre”, así que lo llamé y pensé que me mandaría a paseo, pero me citó cerca del cine Girona, en un restaurante que hay, le expliqué lo que tenía y lo que quería hacer y, extrañamente, me dijo que sí. Y es que lo que me sorprendió de Carles Mir es que a él le importa un bledo lo que la gente piense de él por hacer de marciano en mi película. Acudió los días que le cité con una fidelidad, una puntualidad y una buena fe que el hombre me hizo todo lo que le pedí.

Foto de rodaje en la que tras J. C. Olaria podemos ver a los extraterrestres de El hijo del hombre perseguido por un OVNI, Carlos Mir y Jordi Ferrer (Foto: Pere Koniec)
A otro de los actores, Jordi Ferrer, lo conocí en la sauna del gimnasio. Estábamos todos medio en pelotas y yo lo estaba mirando todo el rato y a lo mejor pensó que quería ligar con él. No me atrevía a decírselo, porque además de que soy muy tímido, había un tipo hablando con él y si le pregunto si quiere hacer de extraterrestre en mi película… pero al final me atreví y se lo dije “¿Le puedo hacer una pregunta?” y el tío hace así… pero cuando le dije lo de hacer de extraterrestre se calmó. Y no solo eso, se portó fantásticamente también, dándose la casualidad de que es poeta, escritor, y le han dado un premio recientemente en el Centro Moral de Gracia.
Incluso hago un cameo en una escena en la que yo, con cara negativa, estoy construyendo una máscara dentro de un molde. Así que salgo en la película, pero en negativo. Por lo tanto, si me quieren conocer tendrán que pasar a positivo mi cara ¿Verdad que es gracioso? Pero a lo mejor eso lo cortamos al final, porque hay mucho material.
En El hijo del hombre perseguido por un OVNI me he encontrado con la sorpresa de que pensaba que la gente se desnudaría con toda tranquilidad y ya no es como antes, en la época del destape. Incluso las que quieren dedicarse al cine y ser actrices no se quieren desnudar.
También denuncio la contaminación, por los humos y por la radioactividad, e incluso pongo una solución, pedestre pero muy graciosa, para desprenderse de los desechos radioactivos. Cuento que los extraterrestres tuvieron ese problema y lo resolvieron lanzando cohetes con containers al espacio. La nave trasportadora, con los containers detrás llenos de material radioactivo y de desecho, llegan al sol y sueltan los containers, que se destruyen allí. De esta manera los extraterrestres evitaron que su planeta se envenenase con la radiación. No estaría mal, lo único que ocurre es que lo primero que dirían es que es caro, pero también lo es eso que hacen ahora, tirar cohetes y satélites para radio, GPS… En vez de tirar tanto cohete podrían enviar al sol todo el material radioactivo que se encuentra en silos y cavernas que si se abriesen estaríamos todos perdidos, como en La hora final[21]. Para evitarlo, no estaría mal que en América o China se les ocurriese enviar todos esos residuos al sol, como se ve en mi película.

De nuevo un coche surca el espacio en El hijo del hombre perseguido por un OVNI (Gentileza de J. C. Olaria)
Para la nueva película arreglé algunas de las máscaras originales. Los que salen con la máscara son robots creados por los extraterrestres. Si se destruyen no se pierde nada. En la nueva película, como los extraterrestres son de otro planeta negativo, la cara es negativa y todo lo demás normal. Pero eso está hecho sin máscaras, pues los que las emplean son los robots y en esta película solo hay uno.
También en El hijo del hombre perseguido por un OVNI sale el coche surcando el espacio, ya que lo sueltan y vuelve a la Tierra.
Todos los efectos los improviso y los resuelvo yo. Es muy bonito, porque viene a ser como un reto. Por ejemplo, recuerdo una escena que había que rodar con muchas pantallas de televisión representando el lugar de lanzamiento de un cohete. Entonces se me ocurrió que podría hacerla en uno de esos estudios de televisión. Pero si lo hubiese hecho así, de manera profesional como aquel que dice, nos estaríamos igual una semana. Además, no siempre están disponibles… fatal. Así que lo solucioné de una manera precaria. También porque soy tacaño. Con croma en una
mañana estuvo hecho. Se sigue el guión y todos hacen lo que deben con fondo verde. La gran ventaja es que sobre este fondo verde pones todo lo que quieras, y puse fusilados de interiores de sitios reales de lanzamiento, y claro, aquello parece una cosa de gran grandiosidad. Con la única desventaja de que luego, al hacer el incrustado, los bordes reflejan lo verde y ¡madre mía lo que cuesta de borrar! Hay que hacer incrustación por RGB o Ultra o cromaticidad… venga a hacer pruebas hasta quitarlo. Y a veces no se puede del todo. Pero no creo que el público se de cuenta. Los que sí se darán cuenta serán los que saben un poco del tema, que podrán pensar que está hecho de una manera pedestre. Queda, creo, al estilo en el que lo haría Ed Wood si viviese.
Voy poco a poco. He terminado de montar la secuencia 65. Después la 69 y después me di cuenta de que de la 72 a la 76, que son cinco y están separadas, se pueden reunir. Por lo tanto, tengo un “grapat” [22]hecho. Cuando acabe este premontaje haré las escenas de masas, que no hay muchas, pero alguna hay, como por ejemplo en la Torre Agbar, en la que no sé si nos darán permiso para rodar. Resulta que cuando la destruyen de arriba a abajo, todo el mundo sale de las oficinas corriendo a los ascensores, y otros por las escaleras. En realidad, planos cortísimos, pero claro, con gente. Y sería muy bueno poder hacer un plano picado con todos corriendo, escapando. Eso estaría muy bien. También en Las Ramblas, antes de que llegue el Tsunami también… pero eso me lo han de hacer, yo a eso no llego, creo. Si alguien me proporcionase el programa necesario a lo mejor podría hacerlo yo también, porque se trata de coger Las Ramblas, incrustar a la gente corriendo y al fondo, poner la ola. Pero eso se hace con programas que yo todavía no tengo.
Pero bueno, después de estas pequeñas cosas me dedicaré a lo más difícil y espero que para 2020 esté acabada. Total, solo quedan dos años.
TELÓN: FILOSOFANDO Y DIVAGANDO
Yo creo que hay vida en otros planetas. A lo mejor no tantos como pensamos, porque el fenómeno de la vida requiere de una atmósfera especial, un magnetismo, agua… no es tan fácil. Entonces, esto que pase a nivel del Universo, con tantos soles, seguro que pasa. Ahora, yo pienso que en nuestro Sistema Solar prácticamente no hay vida, todo es desierto. A lo mejor encuentran unas bacterias en Ganímedes, pero ni eso. En cambio, bajo la Tierra, levantas una piedra y debajo está lleno de vida. En todos lados, incluso en los mares abisales. Pero es solamente en la Tierra. La Luna, que está a un paso, nada. Plutón, nada. Venus está lleno de gases, no hay nada, así que no es tan fácil. Pero mucho más lejos, en otro Sistema Solar claro que se habrá dado. Pues hay millones, quizás billones de estrellas y de soles. Y además se dice que elementos provenientes de allí como el carbón y el silicio son los mismos que en la Tierra, por lo tanto, seguro que hay vida. Pero está a tal distancia que es como si estuviéramos solos. Para ir al planeta más cercano se tardaría 20.000 años, y otros 20.000 en volver: 40.000 años ¿Crees que esto es posible de recorrerlo? Por eso creo que no han llegado extraterrestres a la Tierra. Y creeme que ya me gustaría equivocarme. Porque, qué adelantados tendrían que estar si pudieran llegar hasta aquí. Qué tecnología tendrían comparada con la nuestra
En Viaje al firmamento, uno de mis cortos, el terrestre le pregunta cosas al extraterrestre, preguntándole qué le parece el mundo. Yo, ya puestos a filosofar, no sé porque estamos aquí. Si eres religioso practicante lo tienes todo resuelto. Seguramente no harías preguntas, pues no te interesaría la opinión de los extraterrestres. Cuando te murieras llegaría la resurrección de los muertos y si te has portado bien irás al paraíso y ya está. Felices. Pero para personas como yo, que tengo mis dudas, yo no entiendo todo esto. Yo creo que todo es producto de la mente humana, es decir, las religiones, todas, no se salva ninguna, surgen a raíz de la indefensión del ser humano. Todos los seres nacen desprotegidos, con miedo, y necesitan protección de la madre hasta que se emancipan. Al ser humano le pasa igual. Nace, crece, pero se pregunta muchas veces en qué puede apoyar su existencia. De donde vengo,
quien soy. Entonces la religión le da un amparo que le permite vivir tranquilo. Y con una cosa positiva, eso sí, que todas tienen sus reglas éticas.
Pero hay gente, como un servidor, a la que, honestamente, todo esto no le convence. No creo ni en Buda, ni en Mahoma y pienso que Jesucristo fue un hombre ¡¿Qué Dios?!, los propios humanos han creado a sus propios dioses para que les protejan. Así que para personas que como yo todo eso no le convence, vivimos toda la vida y moriremos, como yo, sin saber nada. Sin saber porqué estamos aquí, de dónde venimos ni adónde vamos. Y si viniese un extraterrestre y te lo explicase, porque con sus conocimientos fabulosos lo supiese… A mí me mantiene infeliz todo esto porque no lo entiendo. ¿De donde provienen tantas y tantas especies que pueblan la Tierra? ¿Las ha hecho un Ser Supremo?
Así que estos temas me gustan para hacer películas de aventuras, pero, si fuera cierto… A mí me gustaría que me abdujeran para poder preguntarles sobre todas las cosas. Sería fantástico.
NOTAS
[1] The Day the Earth Stood Still dirigida en 1951 por Robert Wise y estrenada la noche (22.40 h.) del 23 de diciembre de 1952 en el barcelonés cine Kursaal.
[2] The War of the Worlds (Byron Haskin, 1953). Estrenada el 18 de noviembre de 1954 en el Real Cinema de Madrid
[3] Forbidden Planet (Fred M. Wilcox, 1956). Estrenada en el cine Capitol de Barcelona nada menos que en abril de 1967.
[4] First Men in the Moon (Nathan Juran, 1964) Estrenada tres años después en los cines Benlliure y Palacio de la música de Madrid.
[5] Rocketship X-M (Kurt Neumann, 1950)
[6] Wernher von Braun (J. Lee Thompson, 1960)
[7] Ricardo Coscolín, actor y modelo de publicidad natural de Tarazona.
[8] Anuario español del espectáculo y audiovisuales que, en forma de libro, se editó de 1966 a 2007 con destino a los profesionales del ramo. Incluía direcciones y teléfonos de técnicos, festivales, productores, artistas y managers, entre otros datos.
[9] Juan Xiol (Bilbao, 1921-Barcelona, 1977) fue un guionista y director de cine de género en activo desde 1946 hasta su fallecimiento a los 55 años en 1977. En su filmografía, no muy destacable, figuran varios westerns, películas de espionaje, y eróticas, ya en su última etapa.
[10] Fotofilm SAE fue el laboratorio cinematográfico más importante de España. Fundado en 1953 por Daniel Aragonés, estaba ubicado en la Travessera de Dalt, una de las zonas más prósperas de Barcelona. Tuvo que cerrar y hacer suspensión de pagos, siendo embargadas y almacenadas en un almacén de Rubí (Barcelona) miles de latas de celuloide por clasificar.
[11] De nombre real Dámaso Muní, Dan Muni tuvo una poco ilustre carrera en la que principalmente interpretó papeles secundarios, cuando no diminutos, especialmente en coproducciones de género en los sesenta. El hombre perseguido por un OVNI fue la última cinta de la que tenemos constancia que participó.
[12] De hecho, cabe la posibilidad de que la escena que comparten Lynn Endersson y Dan Muni en El hombre perseguido por un OVNI perteneciera a El precio del aborto, que Juan Xiol rodaba por entonces.
[13] Manuel Bonchud tiene una muy prolongada carrera en el cine que abarca desde mediados de los años cincuenta hasta la actualidad. Ha participado en infinidad de películas de todo tipo realizando pequeños papeles. Se le puede ver, casi siempre fugazmente, desde en Relato policíaco (Antonio Isasi-Isasmendi, 1954) a [Rec] (Jaume Balagueró y Paco Plaza, 2007), pasando por Los violadores del amanecer (I. F. Iquino, 1978).
[14] De nombre real Lina Nadal y natural de Perpignan, inició su carrera artística en el cine como Lina Cuffi en 1959, realizando pequeños papeles en cintas policíacas para directores como Julio Coll (Un vaso de whisky, 1959) o Pedro Luís Ramírez (Llama un tal Esteban, 1960) e incluso de aventuras con Miguel Iglesias Bons (Tarzán y el misterio de la selva, 1973) antes de, ya como protagonista y con el nombre de Lynn Enderson, conocer a Juan Xiol y dedicarse, casi en exclusiva, a películas eróticas para el propio Xiol. Tras el fallecimiento del director, pasará a trabajar con otros, especialmente Enrique Guevara (Jill, 1978; El último pecado de la burquesía, 1978, entre otras), pero también Amando de Ossorio (Pasión prohibida, 1980) José Ramón Larraz (Las alumnas de Madame Olga, 1981) y Jesús Franco (El sexo está loco, 1981), entre muchos otros.
[15] DISCENTRO, S.A. (Distribuidora Cinematográfica del Centro, S.A.) fue fundada en los años cincuenta por el navarro Simón Blasco Salas, médico de profesión y escritor metido a productor y el distribuidor catalán Francisco Badal. Contaron con algunos grandes éxitos como ¿Dónde vas Alfonso XII? (Luís César Amadori, 1959) y mucho del cine de género generado durante los años sesenta, década en la que fundaron PROCENSA (Producciones Cinematográficas del Centro, S.A.) con la produjeron cintas folkloricas, de espías y spaguetti-western nada remarcables. Ambas empresas finalizaron su actividad durante los años setenta.
[16] El cine Capitol (actualmente teatro) estaba situado en las Ramblas de Barcelona y era conocido popularmente como Can Pistoles por estar dedicado, casi en exclusiva, al cine de género: terror, aventura, policiaco, western…
[17] Jack Taylor es un muy reconocido actor para los amantes del cine de terror español. Nacido en Estados Unidos y afincado en nuestro país, ha participado en un buen número de producciones españolas, entre ellas El buque maldito (Amando de Ossorio, 1975), La venganza de la momia (Carlos Aured, 1974), Dr. Jekyll y el hombre lobo (León Klimovsky, 1972) o Mil gritos tiene la noche (Juan Piquer Simón, 1982), entre muchas otras.
[18] Selecciones Fuster fue una de las más importantes distribuidoras españolas de posguerra.
[19] En IMDB y Wikipedia pone que El diario rojo se rodó en 1982
[20] Voz catalana que puede traducirse al castellano por ‘pasmado’.
[21] On the Beach (Stanley Kramer, 1959)
[22] En castellano, ‘puñado’.
FSO ofrecerá el mayor homenaje dedicado a John Williams en España
FSO regresa a su origen, a su primer amor: John Williams. El compositor que hizo que medio mundo se enamorase de las bandas sonoras fue el objeto de la primera gira de FSO, un primer acercamiento y un homenaje sencillo a este grande de la música de cine que ahora retoman, 7 años después, con mucha más fuerza, interpretando un programa doble que abarcará gran parte de sus composiciones más brillantes. Fiel a John Williams y a su esencia,FSO ha mantenido viva la llama todos estos años incluyendo temas suyos en todas las giras, además de dedicarle conciertos especiales como el que ofrecieron en el estreno de Jurassic World: el reino caído, cediendo la batuta a J.A. Bayona, o la mini-gira La Música de las Galaxias que incluía la mejor música de Star Wars.
Ahora, FSO ofrece la gira más ambiciosa hasta el momento: desde septiembre hasta mayo del año que viene, dedicada íntegramente al laureado compositor y director de orquesta estadounidense, ganador del Oscar en 5 ocasiones y con más de 50 nominaciones en su haber. La orquesta sinfónica, líder en España en música cinematográfica, arrancará el FSO Tour 2018/19: Especial John Williams con tres grandes conciertos en Madrid, Barcelona y Valencia y recorrerá más de 30 ciudades donde ofrecerá más de 60 actuaciones (se suman nuevas ciudades como Jerez, Lleida, Gijón, Logroño y Albacete, entre otras). Además, FSO debutará en el país vecino, Portugal, donde ofrecerá dos conciertos en Lisboa y Oporto. Como novedad, el FSO Tour 2018/19incluirá más de 4 horas de música en directo divididas en 2 programas diferentes (Programa I y Programa II).
EL MAYOR HOMENAJE TRIBUTADO A JOHN WILLIAMS EN ESPAÑA
FSO Tour 2018/19: Especial John Williams rendirá el mayor tributo en España hasta la fecha al compositor John Williams, con música jamás interpretada en nuestro país. La orquesta, liderada por el carismático director Constantino Martínez-Orts, interpretará más de 30 bandas sonoras, entre las que se cuentan las 5 oscarizadas y 22 nominadas, y que incluyen temas de Star Wars: Los últimos Jedi, Memorias de una Geisha, JFK, El Patriota, Jurassic Park, Harry Potter y La Lista de Schindler.
Además, FSO interpretará otras piezas musicales como “Olympic Fanfare and Theme”, creada específicamente para la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984 y convertida en el himno de los Juegos Olímpicos de la cadena NBC; “Summon the Heroes”, escrita en conmemoración del centenario de los Juegos Olímpicos modernos (Juegos Olímpicos de Atlanta 1996); o “The Mission”, tema compuesto para las aperturas de los informativos de la cadena de televisión NBC.
UN PROGRAMA DOBLE
Como muestra de su amor incondicional por la música de John Williams, FSO ha querido interpretar las mejores piezas de su extensísima obra, lo que ha supuesto doblar el programa habitual y ofrecerlo en 2 conciertos diferentes. De esta manera, la mayoría de las ciudades tendrán ‘doblete’ de la gira deFSO ofreciendo uno o varios conciertos del Programa I y otro(s) del Programa II. Las ciudades que se añaden este año a la gira podrán disfrutar, según la fecha en la que llegue FSO a la ciudad, el Programa I o el Programa II. Dos programas equilibrados que juntos, suman más de 4 horas de música que cristalizan la esencia de la obra de John Williams, tan prolífica como brillante.
Sobre Constantino Martínez-Orts
Profesor del Master de Film Scoring del Berklee College of Music, Martinez-Orts ha obtenido numerosos galardones internacionales como el Gran Premio de Dirección de Orquesta de Moldavia o el 2º Premio en el Concurso Internacional de Dirección de Orquesta en Craiova y ha estado al frente de prestigiosas orquestas como la BBC Concert Orchestra entre otras. Carismático y entusiasta, es probablemente el director de orquesta especializado en música de cine que mejor conoce este repertorio en nuestro país. Sus comentarios a las obras que dirige durante los conciertos son seguidos por el público con devoción. Precisamente su meticulosa elección del programa de cada tour y una cuidada interpretación de las obras han convertido a FSO en la orquesta de referencia, con una legión de fans incondicionales con los que ha reventado auditorios o la mismísima Plaza de Toros de las Ventas.
PRIMEROS CONCIERTOS A LA VENTA:
SEPTIEMBRE
22 – Valencia – Palau de la Música – Programa 1 – INAUGURACIÓN DEL TOUR
28 – Madrid – Auditorio Nacional – Programa 1
30 – Barcelona – L’Auditori – Programa 1
OCTUBRE
21 – Salamanca – Palacio de Congresos – Programa 1
26 – Mallorca – Auditorium de Palma – Programa 1
NOVIEMBRE
1 – Valencia – Palau de la Música – Programa 2
9 – Sevilla – Fibes – Programa 1
10 – Málaga – Fycma – Programa 1
11 – Granada – Palacio de Congresos – Programa 1
17 – Burgos – Forum Evolución – Programa 1
18 – Donostia – Kursaal – Programa 1
23 – Logroño – Rioja Fórum – Programa 1 (concierto único)
24 – Zaragoza – Auditorio – Programa 1
25 – Pamplona – Baluarte – Programa 1
DICIEMBRE
1 – Plasencia – Teatro Alkazar – Programa especial
2 – Valladolid – Auditorio Miguel Delibes – Programa 1
15 – Torrevieja – Auditorio de Torrevieja – Programa 1 (concierto único)
16 – Cartagena – El Batel – Programa 1
22 – Madrid – Auditorio Nacional – Programa 2
ENERO
11 – Albacete – Teatro Circo – Programa 2 (concierto único)
13 – Alicante – ADDA – Programa 2
19 – Vigo – Mar de Vigo – Programa 1
20 – A Coruña – Palacio de la Ópera – Programa 1
26 – Roquetas de Mar – Auditorio – Programa 1
27 – Murcia – Auditorio Víctor Villegas – Programa 1
FEBRERO
3 – Barcelona – L’Auditori – Programa 2
15 – Las Palmas – Auditorio Alfredo Kraus – Programa 2 (concierto único)
16 – Tenerife – Auditorio Adan Martín – Programa 1
17 – Tenerife – Auditorio Adan Martín – Programa 2
MARZO
2 – Pamplona – Baluarte – Programa 2
3 – Valladolid – Auditorio Miguel Delibes – Programa 2
8 – Gijón – Teatro Laboral de Gijón – Programa 2 (concierto único)
9 – Salamanca – Palacio de Congresos – Programa 2
10 – Oporto – Coliseu do Porto – Programa 2 (concierto único)
16 – Cartagena – El Batel – Programa 2
17 – Murcia – Auditorio Víctor Villegas – Programa 2
22 – Sevilla – Fibes – Programa 2
23 – Jerez – Teatro VIllamarta – Programa 2 (concierto único)
24 – Málaga – Fycma – Programa 2
30 – Roquetas de Mar – Auditorio – Programa 2
31 – Granada – Palacio de Congresos – Programa 2
ABRIL
7 – A Coruña – Palacio de la Ópera – programa 2
12 – Lleida – La Llotja – Programa 2
13 – Zaragoza – Auditorio – Programa 2
26 – Donostia – Kursaal – Programa 2
MAYO
4 – Lisboa – Coliseum dos Recreios (próximamente a la venta) – concierto único.
Buio Mondo graba uno de los temas de Holocausto Caníbal
Buio Mondo – Un Omaggio A Riz Ortolani
Buio Mondo, compositores de la banda sonora de Herederos de la bestia (Diego López y David Pizarro, 2016), y grandes amantes de las bandas sonoras de películas de terror italianas rinden homenaje, con este nuevo lanzamiento, a Riz Ortolani, realizando una versión de uno de sus trabajos más conocidos: Holocausto caníbal (Cannibal Holocaust, 1980) de Ruggero Deodato.
Famosa y polémica por sus gráficas imágenes, la película posee una banda sonora intrincada, a veces suave, a veces disonante, que la distingue del resto de composiciones realizadas para el género.
La cara A incluye Massacre Of The Troupe, uno de los temas más reconocibles del film, mientras que la cara B tiene La Stanza Degli Orologi, un tema original en colaboración con Miguel A. Ruiz a base de sintetizadores y batería, en la línea de Fabio Frizzi.
* Fecha de lanzamiento: 16 de julio *
Disco de vinilo de 7 » en edición limitada de 300 copias.
Precio: 7 €
Proyección de cortometrajes de Juan Carlos Olaria
Retrospectiva especial de Juan Carlos Olaria
Avinguda Mare de Deu de Montserrat 5-11
Barcelona
Caroline Munro homenajeada en Nocturna Madrid
El Festival Internacional de Cine Fantástico Nocturna Madrid homenajeará en su quinta edición, que se celebrará del 25 al 29 de octubre, a la actriz británica Caroline Munro, protagonista femenina del cine de terror y ciencia ficción de la Hammer Productions durante los años 70 y 80 e icónica chica Bond en La espía que me amó.
Caroline Munro recibirá el premio Nocturna de Honor, galardón que cada año reconoce la trayectoria profesional de una figura del cine de terror y fantástico. En esta edición, el festival rendirá homenaje por primera vez a una protagonista femenina de la historia del cine fantástico. Además de recoger su galardón, Caroline Munro presentará el pase especial de Maniac, la mítica película dirigida por William Lustig en 1980 y protagonizada por Joe Spinell (‘Taxi driver’, ‘Rocky’…), con quien también coincidió en Star Crash, choque de galaxias de Luigi Cozzi. Esta proyección se realizará con la colaboración de su distribuidora en España, La Aventura Audiovisual.
La programación completa de Nocturna Madrid – que se celebrará del 25 al 29 de octubre de 2017 – se irá dando a conocer en las próximas semanas y se repartirá entre las dos sedes ya confirmadas como nuevos espacios del festival: los cines Proyecciones y las salas de Cineteca Madrid, ubicadas en el Matadero.
Nocturna Madrid es una producción de La Cruzada Entertainment con el patrocinio del canal de televisión temático DARK.
El plazo de inscripción de cortometrajes y largometrajes, nacionales e internacionales, permanecerá abierto hasta el próximo 1 de septiembre.
Nocturna entregará la distinción Maestro del Fantático a Chicho Ibáñez Serrador
El Festival Internacional de Cine Fantástico NOCTURNA MADRID entregará la distinción de Maestro del Fantástico a Narciso Ibáñez Serrador, Chicho, “quien es por derecho propio uno de los nombres más importantes de la historia del cine fantástico español”.
Completará el homenaje al director, guionista y actor, la proyección de su film ¿Quién puede matar a un niño? (1976), en colaboración con la distribuidora Mercury Films y con el canal de televisión 8Madrid TV. Producida en plena Transición, y con una luminosa fotografía de José Luis Alcaine, el equipo de programación del Festival Nocturna Madrid destaca esta película como “una obra fundamental que ilustra las extraordinarias aportaciones de Chicho Ibáñez Serrador a la evolución del cine fantástico en nuestro país”.
Narciso Ibáñez Serrador (Montevideo, 1935), es una de las figuras más emblemáticas de nuestro país por sus trabajos para cine y televisión y por popularizar el cine fantástico. Así con la serie de culto ‘Historias para no dormir’ (1966 – 1982), que adapta a la pequeña pantalla obras maestras de la literatura de terror, descubre a millones de espectadores el hasta entonces desconocido género cinematográfico.
Sus experiencias previas en ‘Obras maestras del terror’, en la televisión argentina o, ya en España, en programas como ‘Estudio 3’, son una prueba de su pasión por el género, y la consagración de ‘Historias para no dormir’ en los años sesenta, supuso la confirmación definitiva de que el fantástico interesaba también al público español, con capítulos emitidos por Televisión Española que han pasado a la memoria colectiva como ‘El asfalto’, donde su propio padre moría sepultado, y que le valió el premio Ninfa de Oro del Festival de Televisión de Montecarlo en 1967.
Narciso Ibáñez Serrador, admirador del humor negro y de la literatura de Edgar Allan Poe y Ray Bradbury ; y de la fórmula de Alfred Hitchcock, no sólo era el conductor y realizador del programa, sino que escribía la mayoría de los capítulos (‘El cumpleaños’, ‘La pesadilla’, ‘El televisor’…) bajo el seudónimo de Luis Peñafiel.
‘Historias para no dormir’ fue uno de los programas más populares de los años sesenta y setenta y el antecesor de ‘Mañana puede ser verdad’, serie también basada en relatos de ciencia ficción codirigida con su propio padre Narciso Ibáñez Menta.
Tras el reconocimiento de sus éxitos y un Premios Ondas como Mejor Autor en 1969, Televisión Española encarga a Ibáñez Serrador el mítico ‘Un, dos, tres’, en emisión durante tres décadas.
Durante estos años, Chicho no abandona el género fantástico y compagina el concurso con nuevas adaptaciones de relatos de terror para Televisión Española y Radio Nacional de España ; además de rodar los largometrajes La residencia (1969) y ¿Quién puede matar a un niño? (1976), estrenados internacionalmente. Con La residencia firma una de las películas más taquilleras del incipiente género, “una película claustrofóbica y de corte clásico que relata la historia de un asesino en una residencia de señoritas y una joya tremendamente reivindicable rodada en una época donde el cine de género casi no tenía presencia en las pantallas españolas”.
Maestro de maestros
Conocedor como pocos de la industria audiovisual en España, Chicho Ibáñez Serrador fundó Prointel, la primera productora independiente de televisión en nuestro país, que conserva su legado y continúa su actividad desarrollando nuevos formatos de la mano de su hijo, Alejandro Ibáñez Nauta.
En 2005 se rodó ‘Películas para no dormir’, una compilación de producciones de terror dirigidas por directores como Alex de la Iglesia, Enrique Urbizu, Paco Plaza, Mateo Gil, Jaume Balagueró y el propio Narciso Ibáñez Serrador.
El trabajo de Narciso Ibáñez Serrador no sólo ha marcado a generaciones de directores de cine de nuestro país como de la Iglesia o Juan Antonio Bayona entre otros, sino que también fuera de nuestras fronteras ha sido reconocido con premios como el del Festival de Televisión de Montecarlo, el Festival de Buenos Aires, y con numerosos homenajes por su contribución al género.
¡Feliz cumpleaños, Chicho!
Correos presenta sellos conmemorativos por el 40 aniversario de ‘Star Wars’
Este sello forma parte de un acuerdo de colaboración entre Correos y Star Wars, que se unen para ofrecer nuevas soluciones a los clientes del servicio postal y de paquetería en su proceso de transformación
El sello conmemorativo, que está dedicado a Darth Vader, cuenta con cinco viñetas dedicadas a Chewbacca, R2D2, C3PO, Yoda y un Storm Trooper y estará limitado a la edición de 300.000 unidades
Correos ha presentado un sello conmemorativo para celebrar el 40 aniversario de Star Wars. El sello, dedicado a Darth Vader, cuenta con cinco viñetas en las que se pueden ver a Chewbacca, R2D2, C3PO, Yoda y un Storm Trooper y estará limitado a 300.000 unidades. Este sello conmemorativo forma parte del acuerdo de colaboración entre Correos y Star Wars que llenará de “Fuerza” las oficinas postales durante un año.

Presentación del sello conmemorativo de Star Warls en las oficinas de Correos en Madrid . (Photo Juan Naharro Gimenez/Getty Images For Disney)
Durante la presentación, Simón Amselem, consejero delegado de The Walt Disney Company España ha asegurado: “La alianza entre Correos y Star Wars supone la unión de dos historias con un mismo inicio, la necesidad de enviar un mensaje y la importancia de que este llegue a su destino. Colaborar con una institución tan emblemática en España como Correos es todo un privilegio y más aún en el 40 aniversario de la saga”.
Javier Cuesta Nuin, presidente de Correos, ha afirmado: “En Correos estamos inmersos en un importante proceso de transformación y qué mejor manera de difundirlo que de la mano de una saga como Star Wars, un referente en futuro, innovación y tecnología. Además, hemos querido celebrar de manera especial su 40 aniversario con la emisión de un sello conmemorativo de Darth Vader que esperamos que les guste tanto a los fans como a nosotros”.
El sello tiene un valor de 5 euros y la emisión se caracteriza por estar impresa con efecto lenticular, una tecnología que crea una ilusión de profundidad en imágenes impresas, produciendo la sensación de movimiento según la imagen sea vista desde diferentes ángulos, un ejemplo más de cómo la innovación también ha llegado a la Filatelia.
En los próximos meses, Correos pondrá a disposición de sus clientes, y de los fans de la saga una edición limitada de 20.000 tarjetas prepago Star Wars –unas con la imagen de Yoda y otras con la de Darth Vader- y una línea temática de embalajes y sobres prefranqueados. Además, los clientes de Correos se podrán sentir parte de una galaxia muy lejana al entrar en una selección de su red de más de 2.300 oficinas en España, que estarán tematizadas, como el interior de las naves de la saga, o al recoger sus compras de comercio electrónico en los dispositivos de entrega automática de paquetes CityPaq.
Gaizka Urresti
Eduardo Fuembuena nace en Zaragoza, en cuya Universidad (Facultad de Filosofía y Letras) se licencia en Historia del Arte.Continúa su formación en Barcelona (Máster de Escritura de Guion para cine y TV en la UAB) y en Madrid (diplomado por la ECAM, estudios de posgrado en la Universidad Carlos III de Madrid). Desarrolla una labor profesional como decorador en cine, televisión y publicidad. En 2010, dirige el cortometraje de ficción Voces, y en 2011 el poema audiovisual Chico y barco. Ha colaborado como documentalista en algunas producciones cinematográficas. Desarrolla desde 2010 una investigación sobre Eloy de la Iglesia y José Luis Manzano que se ha concretado en el libro Lejos de aquí y en una serie de ficción, en desarrollo



































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