Archivo
VAMOS DE ESTRENO * 28 de noviembre de 2025 *
LA VOZ DE HIND (Sawt al-Hind Rajab, Kaouther Ben Hania)
- Túnez/Francia. Duración: 89 min. Guion: Kaouther Ben Hania Música: Amin Bouhafa Fotografía: Juan Sarmiento G. Compañías: Tanit Films, Mime Films, JW Films, RaeFilm Studios Género: Drama
Ficha Artística: Saja Kilani, Motaz Malhees, Clara Khoury, Amer Hlehel
Sinopsis: 29 de enero de 2024. Los voluntarios de la Media Luna Roja reciben una llamada de emergencia. Una niña de 6 años está atrapada en un coche bajo fuego en Gaza, suplicando ser rescatada. Mientras intentan mantenerla en la línea, hacen todo lo posible por enviarle una ambulancia. Su nombre, Hind Rajab.
Cuando empiezo a escribir esta reseña es jueves 27 de noviembre de 2025, son las 16 horas y 32 minutos en Barcelona, una hora menos en Canarias y una hora más en Gaza, porque, como dice el Gran Wyoming, sea la hora que sea hay que acordarse de Gaza. Sin duda el conflicto en la Franja no es el único activo a esta hora de este día, como no ha sido el único en los últimos dos años, ni es menos grave el bombardeo de un hospital en Sudán del Sur, ni son menos humanos los apátridas rohingyas expulsados de Myanmar hace ya ocho años sin posibilidad de retorno, pero sobre Gaza se cierne un cúmulo de ironías que la hacen especialmente relevante. Porque es una ironía que el pueblo para el que se acuñó el término genocidio sea ahora el genocida. Y lo es también que la masacre haya sido retransmitida casi en directo y se hayan tomado tan pocas medidas, hemos vivido dos años instalados en esa zona de interés que tan bien describió Jonathan Glazer en su película de 2023. Mientras crecen los síntomas de autoritarismo en todo el horizonte de las democracias occidentales, vivimos encerrados dentro de nuestros límites de confort como si la historia no fuera con nosotros, que nuestra capacidad de acción sea reducida no es justificación suficiente de este nuestro alzarnos de hombros. Hay actos pequeños que aún están a nuestro alcance y que quizás no sean meros gestos estéticos si el efecto mariposa sigue siendo formulable, uno de ellos es ir al cine a ver La voz de Hind. Kaouther Ben Hania, su directora, estaba inmersa en la campaña de los Oscars por su anterior film, Las cuatro hijas, cuando la muerte de Hind Rajab se sustantivó dentro de la matanza diaria de Gaza, era el 29 de enero de 2024, “sentí de inmediato una mezcla de impotencia y una tristeza abrumadora. Una reacción física, como si el suelo se moviera bajo mis pies. No podía seguir adelante con mis planes. Contacté a la Medialuna Roja y les pedí que me permitieran escuchar la grabación completa. Duraba unos 70 minutos, y era desgarradora. Después de escucharla, supe sin ninguna duda que tenía que dejarlo todo. Tenía que hacer esta película.” Una película construida sobre los audios reales, a medio camino entre el documental dramatizado y el suspense, en una sola localización, que da visibilidad a lo invisible. Nos incomoda y nos cautiva.
Los apenas noventa minutos del film fueron recibidos en Venecia con una ovación de veintitrés, una proporción nada desdeñable que nos habla de hasta que punto la forma de narrar de Ben Hania implica al espectador en la trama. Y es que estamos casi en la misma situación que los personajes, no vemos qué pasa al otro lado del terminal telefónico, los silencios hieren porque no vemos y la mente está obligada a reconstruir la escena que se escatima al haber elegido ese punto de vista narrativo, oír el trauma pero no verlo lo magnifica, y se moviliza la compasión, una compasión que alcanza a los personajes que sí vemos porque nuestra situación sólo es casi la misma que la suya, hay una gran diferencia, sabemos cuál va a ser el desenlace, porque es el que fue. Si ver la bomba bajo el asiento del personaje que éste ignora era la base del suspense según Hitchcock, aquí está servido, y el suspense es una vía directa a la empatía, si además la intriga se apoya sobre el drama descarnado, sin florituras innecesarias, com-padecemos. Ben Hania nos despoja de nuestra insensibilidad y despertamos del sueño de nuestra comodidad. La voz de Hind nos entrega el nudo de lágrimas en la garganta que no quisimos hacer nuestro con los noticiarios. La ficción no cambia la historia, pero quizás abre el camino de hacerle justicia. Hind Rajab murió como murió Ana Frank, tal vez su memoria perdure, tal vez esa memoria algún día… Que no hayan muerto en vano.

Últimos comentarios