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VAMOS DE ESTRENO * 28 de noviembre de 2025 *
LA VOZ DE HIND (Sawt al-Hind Rajab, Kaouther Ben Hania)
- Túnez/Francia. Duración: 89 min. Guion: Kaouther Ben Hania Música: Amin Bouhafa Fotografía: Juan Sarmiento G. Compañías: Tanit Films, Mime Films, JW Films, RaeFilm Studios Género: Drama
Ficha Artística: Saja Kilani, Motaz Malhees, Clara Khoury, Amer Hlehel
Sinopsis: 29 de enero de 2024. Los voluntarios de la Media Luna Roja reciben una llamada de emergencia. Una niña de 6 años está atrapada en un coche bajo fuego en Gaza, suplicando ser rescatada. Mientras intentan mantenerla en la línea, hacen todo lo posible por enviarle una ambulancia. Su nombre, Hind Rajab.
Cuando empiezo a escribir esta reseña es jueves 27 de noviembre de 2025, son las 16 horas y 32 minutos en Barcelona, una hora menos en Canarias y una hora más en Gaza, porque, como dice el Gran Wyoming, sea la hora que sea hay que acordarse de Gaza. Sin duda el conflicto en la Franja no es el único activo a esta hora de este día, como no ha sido el único en los últimos dos años, ni es menos grave el bombardeo de un hospital en Sudán del Sur, ni son menos humanos los apátridas rohingyas expulsados de Myanmar hace ya ocho años sin posibilidad de retorno, pero sobre Gaza se cierne un cúmulo de ironías que la hacen especialmente relevante. Porque es una ironía que el pueblo para el que se acuñó el término genocidio sea ahora el genocida. Y lo es también que la masacre haya sido retransmitida casi en directo y se hayan tomado tan pocas medidas, hemos vivido dos años instalados en esa zona de interés que tan bien describió Jonathan Glazer en su película de 2023. Mientras crecen los síntomas de autoritarismo en todo el horizonte de las democracias occidentales, vivimos encerrados dentro de nuestros límites de confort como si la historia no fuera con nosotros, que nuestra capacidad de acción sea reducida no es justificación suficiente de este nuestro alzarnos de hombros. Hay actos pequeños que aún están a nuestro alcance y que quizás no sean meros gestos estéticos si el efecto mariposa sigue siendo formulable, uno de ellos es ir al cine a ver La voz de Hind. Kaouther Ben Hania, su directora, estaba inmersa en la campaña de los Oscars por su anterior film, Las cuatro hijas, cuando la muerte de Hind Rajab se sustantivó dentro de la matanza diaria de Gaza, era el 29 de enero de 2024, “sentí de inmediato una mezcla de impotencia y una tristeza abrumadora. Una reacción física, como si el suelo se moviera bajo mis pies. No podía seguir adelante con mis planes. Contacté a la Medialuna Roja y les pedí que me permitieran escuchar la grabación completa. Duraba unos 70 minutos, y era desgarradora. Después de escucharla, supe sin ninguna duda que tenía que dejarlo todo. Tenía que hacer esta película.” Una película construida sobre los audios reales, a medio camino entre el documental dramatizado y el suspense, en una sola localización, que da visibilidad a lo invisible. Nos incomoda y nos cautiva.
Los apenas noventa minutos del film fueron recibidos en Venecia con una ovación de veintitrés, una proporción nada desdeñable que nos habla de hasta que punto la forma de narrar de Ben Hania implica al espectador en la trama. Y es que estamos casi en la misma situación que los personajes, no vemos qué pasa al otro lado del terminal telefónico, los silencios hieren porque no vemos y la mente está obligada a reconstruir la escena que se escatima al haber elegido ese punto de vista narrativo, oír el trauma pero no verlo lo magnifica, y se moviliza la compasión, una compasión que alcanza a los personajes que sí vemos porque nuestra situación sólo es casi la misma que la suya, hay una gran diferencia, sabemos cuál va a ser el desenlace, porque es el que fue. Si ver la bomba bajo el asiento del personaje que éste ignora era la base del suspense según Hitchcock, aquí está servido, y el suspense es una vía directa a la empatía, si además la intriga se apoya sobre el drama descarnado, sin florituras innecesarias, com-padecemos. Ben Hania nos despoja de nuestra insensibilidad y despertamos del sueño de nuestra comodidad. La voz de Hind nos entrega el nudo de lágrimas en la garganta que no quisimos hacer nuestro con los noticiarios. La ficción no cambia la historia, pero quizás abre el camino de hacerle justicia. Hind Rajab murió como murió Ana Frank, tal vez su memoria perdure, tal vez esa memoria algún día… Que no hayan muerto en vano.
Diario de Serendipia en Sitges 2025: album fotográfico

Treinta y nueve películas, que no escalones, después, llega la hora de despedir la 58 edición del Festival de Sitges, ese evento que siempre cumplirá un año menos que la parte más erudita de Serendipia casi en la misma fecha. Treinta y nueve cuentas, más de medio rosario católico tradicional, que se incorporarán a la sucesión de recuerdos y olvidos que forman nuestra memoria cinéfila. Que es tanto como decir que se enlazarán en nuestra memoria sentimental. Porque el cine es nuestro amor. Y de amor está hecho el Festival, del de sus responsables y del de sus consumidores, feligreses todos de una misma confesión, devotos todos de un mismo santuario. Sitges es cine en lo que el cine tiene de más que sí mismo, como Aquel, Sitges es el camino y la verdad y la vida. MDMA de nuestras catársis otoñales que nos deja sus efectos latentes todo el año. Hasta que necesitamos más y todo vuelve a empezar. Mientras esperamos no desesperamos porque nos queda el consuelo de nuestra crónica escrita, que deviene imagen en su última entrega. Carta de ajuste y cierre de emisión. (Todas las fotografías de @Mon_serendipia menos la acreditada a Quim Crusellas)

Todos los octubres del mundo la Blanca Subur presta su silueta más emblemática como escenario fantástico del festival más fantástico…

e indefectiblemente, en todos sus inicios, su alma mater nos da la bienvenida a los diez días más esperados del año…

con la promesa de algunos sustos y muchas horas de risas.

Todos flotamos un poco allí abajo…

reanimados siempre con la esperanza de revivir cada año ese tiempo fuera del tiempo…

en el que confraternizar con nuestros monstruos más queridos…

e incluso ser nosotros mismos los camuflados bajo la máscara…

siempre custodiados por la solemnidad de María…

y el vigor del rey Kong.

Sitges lo hace todo posible y concita a todos los polos del séptimo arte por opuestos que sean.

Hay tiempo para los hacedores que hablan el lenguaje de la industria…

y para los más jóvenes que sueñan con ser ellos los artífices del mañana.

Unidos todos por la magia capaz de poner en pie a la materia con la que se tejen los sueños de los vivos y los muertos.

Diez días para que se cumplan esos sueños y puedas compartir platea con cineastas tan consagrados que ya son casi mitos…

o aplaudir a rabiar a ese autor nobel que presenta su primera criatura con una mezcla de emoción y temor…

encontrarte a cada paso a algún director de culto tocado con el don de la simpatía y la proximidad…

también para descubrir que algunas estrellas más mediáticas se han vuelto esquivos y distantes.

Todas las dialécticas posibles se dan cita en las sedes del festival, sea en su sala más decorada y añeja…

o en el flamante Auditori y su colosal pantalla.

Recuerdos que impregnaran nuestras almas y que trataremos de retener en fetiches mercantiles que veremos como retales de memoria que adornarán nuestras casas.

Serendipia no olvidará que también en esta edición pudo rozar sus quince minutos de fama… (Foto Quim Crusellas)

una gloria efímera, como todas las humanas, que cubrirá la noche cuando acabe el Festival…

pero también la noche es efímera, esa es la gracia, cuando deja caer su manto ya se está elevando en un rincón el anuncio del nuevo octubre. Sitges, nunca se acaba.
Novedades Diábolo: noviembre-diciembre 2025

El frío ha llegado y con él las fiestas. Época de pagas dobles -el que las tenga- y de regalos. Y Diábolo Ediciones lo sabe. Así que llega con un buen número de novedades para todos los gustos. Veamos si no: vuelve EC Comics y con dosis doble con el cuarto tomo de ‘The Haunt of Fear’ y el segundo de ‘Two-Fisted Tales’. Anime con el volumen 2 de ‘Mujeres de Ghibli’. Y cuatro muy interesantes libros: ‘Historias de la magia del caos’ (Más allá de Alan Moore y Grant Morrison); ‘Los primeros superhéroes’ (Todos los personajes de la Edad de Oro del cómic norteamericano); ‘Con permiso de la reina’ (El humor inglés. De los bufones a la sitcom) y finalmente, el primer volumen de ‘Siempre nos quedará Lovecraft’ (La influencia del horror cósmico en la cultura popular). Como vemos unas novedades muy apetitosas entre las que cuesta escoger cual será nuestra próxima lectura, si una, otra o…¡todas!

Diario de Serendipia en Sitges 2025: novena cápsula, la separata

La adaptación de Frankenstein por Guillermo del Toro: entre la reinterpretación y la infidelidad
Abstract
En el texto analizamos la nueva adaptación de «Frankenstein» dirigida por Guillermo del Toro, cuestionando las libertades creativas tomadas respecto a la obra original de Mary Shelley. Se destaca cómo la novela de Shelley es mucho más que una historia de terror, siendo una reflexión profunda sobre los límites del conocimiento y la condición humana desde la perspectiva romántica. Sostenemos que la versión de del Toro se aleja de la esencia del clásico, perdiendo parte de su espíritu y convirtiéndose en una interpretación fallida, a pesar de ser una película interesante dentro del género de monstruos.
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Guillermo del Toro es un Monster Kid, como lo es la cabeza de Serendipia que en la pildora novena acaba de elogiarle. El director leyó la ópera prima de Mary Shelley con once años, demasiado niño para entender la profundidad de lo que pone sobre la mesa esa novelita, que literariamente tiene más de un pero (qué quieren, su autora era apenas una adolescente), pero que conceptualmente es puntera.
Dejen que les resuma su importancia.
Los románticos reunidos en Villa Diodati no eran boy scouts contándose historias de miedo a la luz de la hoguera. Eran la cabeza de lanza de la vanguardia intelectual de su momento, y aquella noche del 16 de junio de 1816 estaba en juego algo más ambicioso que el mero entretenerse con criaturas góticas de la noche. Como les hace decir Gonzalo Suárez en su Remando al viento (el mejor Frankenstein hasta el momento, aunque sea espurio y camuflado) el afán titánico que les inspiraba era el de ser capaces de crear el poema que ponga en pie a la materia. Dos fueron los relatos que surgieron de esa noche, El vampiro de
Polidori, y el Frankenstein de Mary Shelley. La novela de la joven adolescente tiene un subtítulo, Moderno Prometeo, eso nos da ya la pista de sus pretensiones: es una respuesta directa al Prometeo Liberado, es decir, no se trata de una simple novela de terror, es su propio posicionamiento y reflexión sobre los límites del conocimiento humano. Además de su propósito gnoseológico, la novela de Mary es un testimonio de cómo se ven los románticos a sí mismos, y una introspección de la autora sobre sí misma. Así los personajes principales son auténticas máscaras del genio romántico, cada uno en un estadio: Víctor Frankenstein nos pone ante la ciencia que se ha invertido a sí misma por haber llegado demasiado lejos, Robert Walton está tocado por el mismo afán fáustico de avanzar sin fin, pero en el momento antes de haber rebasado el límite, su regreso sobre sí mismo es la única esperanza que la autora concibe para el avance de la humanidad; por último, la criatura sin nombre es también un ítem de la percepción que tiene Mary Shelley de lo científico. Aquí el personaje es ejemplo de los resultados que se pueden llegar a obtener, con sus rasgos positivos y sus aspectos nefastos. La reconciliación en el polo entre la criatura y su creador equivale al ajuste de cuentas que hace la autora con todo lo que ha supuesto la transgresión romántica, la máxima crítica y la máxima esperanza que nos queda si invertimos el rumbo y regresamos con
Robert Walton para volver a empezar. Así, el resplandor de la pira funeraria en el polo norte del conocimiento será el único faro capaz de guiar la aventura humana hacia la tierra firme de la sabiduría. Kenneth Branagh lo supo ver, pese a los desmanes de su tercer acto, y su Mary Shelley’s Frankenstein sigue siendo la adaptación más fiel del espíritu de la letra de la novela y sabe regalarnos imágenes destinadas a convertirse en icónicas dentro de la tradición. Nada de ello aparece ni por asomo en la versión de Guillermo del Toro.
Un sexagenario del Toro ha logrado consumar su sueño infantil, adaptar Frankenstein, proyectando sobre él todo lo que la obra le ha inspirado a lo largo de su vida. Libre es de hacerlo, como libre soy yo de replicarle, cual si me hubiera convertido en Gadamer (o todavía fuese una profesora de filosofía corrigiendo el comentario de texto de un alumno) que no toda lectura es una lectura. Del Toro no interpreta, directamente inventa. Voy a resumir mi postura ante su filme en cuatro preguntas (una por cada WTF que me provocó la película) y una conclusión-consejo.
1,- ¿Una Elizabeth entomóloga?
Mia Goth es un valor en alza en el mundo del fantástico. Llamarla reina del grito sería quedarse muy corto, porque no haría justicia con sus dotes como actriz capaz de ponerse soberbiamente en la piel de la villana de la función, como demuestra su interpretación de las protagonistas de la trilogía de Ti West (X, Pearl, Maxxime). Nada como pez en el agua en la piel de la Elizabeth que ha escrito del Toro, una mujer con carácter que se mueve a sus anchas en un espacio copado por varones, la alimenta la misma curiosidad científica que a ellos y es muy capaz de pinsar un insecto con tal de
poder estudiarlo. Pese a esa inclinación, pese a comprender que una cierta crueldad es necesaria para progresar científicamente, no aprueba el experimento de Víctor, no porque se haya arrogado el rol divino, sino porque le niega la humanidad a la criatura que ha creado, lo desprecia. Allí está ella y su sensibilidad femenina para subsanar esa carencia, ella sí admira al recién creado, le comprende porque se identifica con él, no son aceptados en lo que son, pero, además, ve en él toda la virtud de lo humano y ninguno de sus vicios, es la tabula rasa de la inocencia, el lienzo en blanco desde el que se puede refundar lo humano. Y se enamora del monstruo, claro. Y Mia Goth lo borda. Y del Toro se muestra moderno porque da a la mujer una buena ración de empoderamiento. Y podríamos comer todos perdices, salvo por un detalle: se supone que estábamos en una adaptación de la novela de una mujer con el suficiente criterio como para diseñar a sus personajes en consonancia con lo que ella quería narrar, que no era el mito de la bella y la bestia, precisamente.
Elizabeth Lavenza está en las antípodas de ésta que hemos descrito, también es una mujer idealizada, es presentada como un ser casi perfecto, hermosa, virtuosa y devota. Su destino está intrínsecamente ligado al de Víctor, al que ama incondicionalmente, y para quien ella representa la estabilidad emocional y el hogar que él casi sacrifica en su búsqueda de conocimiento. Su muerte, por venganza,
en manos de la criatura simboliza la pérdida de la inocencia y la bondad en la historia, como resultado de la desobediencia y el orgullo de Víctor. Es la mayor penitencia que podría imponérsele para castigar su desmesura: Mary Shelley no le escatima ni un dolor a su personaje, desea que su novela tenga valor moralizante. Su Moderno Prometeo ha de estar encadenado, por la peligrosidad de sus actos, pese a su valía, pese a lo que hay de loable en su voluntad, pese a que fuera un trasunto de dos hombres a los que admiraba, Lord Byron y su propio esposo, Percy B. Shelley. Ha de pasar por el Hades, al menos por un momento.
2,- ¿Un Víctor Frankenstein mad doctor de feria?
Oscar Isaac ya tenía experiencia en el rol de máscara de Prometeo, Alex Garland le puso en esa tesitura en su primera película, Ex machina (2014), así que no debió de resultarle difícil entender a Víctor, si a la postre ha acabado siendo el Frankenstein más malcarado de la historia, algo tendrá que ver la poca simpatía que muestra del Toro a la hora de guionizar al personaje. Todo el esmero que el mexicano pone en retratar a la criatura es directamente proporcional a la inquina con la que caracteriza a su creador. Al menos si lo comparamos con el original de la novela. Mary hace de Víctor
un sosias del impulso romántico de transgredir los límites de la Ilustración, de su ansia por nombrar el Absoluto, de la decisión de priorizar la imaginación sobre la razón. En del Toro es casi un embaucador de feria (esa escena de la demostración en la universidad), movido por una ambición ciega que puede llegar a empujarle a aniquilar a todo aquel que vaya a obstaculizar sus propósitos (véase el destino del padre de Elizabeth), representa todo lo peor de las pasiones humanas (¿se dan cuenta de que sería incluso capaz de birlarle la novia a su propio hermano?). No queda ni rastro del personaje de Mary, porque aquél cae en la desmesura, pero su bondad intrínseca no es borrada, por eso Elizabeth puede devolverle al mundo, con su amor, y redimirle de su culpa, como consecuencia de su muerte.
3,- ¿Una criatura que revive como las cabezas de la Hidra de Lerma?
Jacob Elordi, después de mover las caderas para Sofia Coppola como Elvis, ya demostró dos cosas, que es un actor versátil y que sus dotes y su 1,93 de altura hacen de él un serio candidato a galán, así que no es de extrañar que la suya sea una de las mejores interpretaciones del film. Y es que él es el auténtico protagonista, aquello que mis padres llamaban el chico de la película, es decir, el galán de la función. Y, sí, sin duda la criatura es central en la novela de Mary, pero no deja por ello de
ser el antagonista, el monstruo. Y como monstruo que es, es un ser bestial y despiadado, su brutalidad tiene razón de ser, es fruto de la humillación que los hombres, pero ya primero su Padre creador, han ejercido sobre él. En su origen es retratado como el buen salvaje, en el cual el problema del mal es introducido por la sociedad. La obra de Mary Shelley tiene ecos del Rousseau del “Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres”. El mundo ha maleado a la criatura, el desprecio del padre es su cruz, de todos es sabido que bajo esa caracterización la autora se está presentando a sí misma, pero bajo ninguna condición habría aceptado la exaltación del monstruo porque está ahí como advertencia de la maldad que puede nacer de nuestras mejores voluntades si no respetamos la ética del mundo. La criatura debe ser comprendida, eso sí, y perdonada, para después morir en paz. ¿Qué le habría parecido el don de la inmortalidad que por gracia le concede del Toro? ¿Era necesario convertirle en Lobezno?
4,- ¿Robert Walton un mero viejo lobo de mar?
No, ningún personaje responde a este nombre en la película, en su lugar Lars Mikkelsen interpreta
a un tal capitán Anderson, patrón de la nave encallada en el polo donde Víctor y la criatura van a carearse. Y, no, no es un mero cambio de nombre, es sencillamente que el mexicano no le habrá otorgado relevancia alguna, por mucho que en la novela sea el narrador epistolar de los cuatro primeros capítulos. Total un punto de vista, un recurso literario. ¿Que es mucho más que eso? ¿Que Mary Shelley se esfuerza en que su historia sirva como un marco para la narración de Victor y presente un paralelo con sus ambiciones y su búsqueda de conocimiento? Paparruchas, que un alter ego de pacotilla no te arruine todo lo que has edificado, no vaya a parecer que tu adaptación es un baladí castillo de naipes.
5,- Zapatero a tus zapatos
En suma, del Toro ha hecho de su capa un sayo y de la novela de Mary Shelley una excusa para decir la suya. Amarás al monstruo por encima de todas las cosas, parece ser el mandamiento al que se rinde el director, y no es una premisa que le haya dado malos resultados, su filmografía es una de las más interesantes que ha dado el género fantástico, con alguna salvedad y con más de una obra maestra. Pero como adaptador ha resultado ser todo un fiasco, pese a todas las ganas que ha empeñado en ello. No pasa nada, también Spielberg quiso siempre llevar al cine a Peter Pan y cuando lo hizo, le salió Hook (1991), la peor versión de la novela de J. M. Barrie y una de sus peores películas.
Cerremos y concluyamos. Desearía poder disfrutar de una tarde tomando el té con Mary sólo para escucharla, dice el mexicano en una entrevista concedida a La Vanguardia. Puede que sea sincero, pero de momento lo que ha hecho es un auténtico ejercicio de mansplaining a la autora enmendándole la plana hasta que la novela se vuelve irreconocible por momentos. Los clásicos lo son porque supieron capturar el espíritu de su tiempo (Zeitgeist) y, a la vez, universalizarlo haciéndolo extensible a lo que lo humano tiene de común en todas las épocas. Puede dialogarse con ellos, por supuesto, y hasta actualizarlos si se quiere, pero siempre desde el respeto a su esencia. Esto es algo que entendió muy bien Bernard Rose, su Frankenstein es actual, pero asume la base que Mary estableció hace ya más de doscientos años. En suma, del Toro nos deja una Monster Movie interesante, pero un Frankenstein impropio y fallido. Hasta copilot, la inteligencia artificial del Word, lo sabe bien: A lo largo de la historia del cine, numerosas adaptaciones de Frankenstein han intentado captar el complejo trasfondo filosófico y emocional que Mary Shelley plasmó en su obra. Sin embargo, pocas han logrado transmitir esa tensión entre el impulso creativo y el peligro de la hybris humana, que es el núcleo de la novela. La propuesta de del Toro, aunque visualmente atractiva y ambiciosa en su diseño de producción, parece centrarse más en la espectacularidad que en la profundidad temática, relegando los dilemas éticos y existenciales a un segundo plano.
Diario de Serendipia en Sitges 2025: Novena cápsula

Penúltimo día de cinefágia en Sitges y hoy hay platos fuertes: por, un lado ‘Frankenstein‘ de Guillermo del Toro, con la que Serendipia pasaría dos horas y media de metraje hibernado en l’Auditori tras otra de las esperadas ‘Black Phone 2‘. El resto, todas en l’Auditori, serían películas sorpresa de las que, como es habitual en Serendipia, poco o nada habíamos leído más allá de una pequeña sinopsis y ficha artística. Vamos. Vamos, que todavía queda un poco de energía…

Basada en un relato de Joe Hill (osease, el hijo de Stephen King), Black Phone fue un pequeño éxito hace cuatro años entre los fans del cine de terror, entre los cuales Serendipia se cuenta. Ahora, la fórmula se repite con el mismo
director, Scott Derrickson, y los mismos protagonistas: los dos hermanos, que eran niños en la primera entrega y ahora son, Finn (Mason Thames), un adolescente problemático y Gwen (Madeleine McGraw), una adorable jovencita que ya tiene novio y todo. El padre ha pasado de ser un borracho inútil y maltratador a una bella persona que no toma ni bolitas de anís. Y Ethan Hawke sale algo menos, pues sospechamos que tras la máscara de The Raptor no siempre está el actor titular. Y ¿Cómo han sacado punta a la concluida primera entrega? Pues reviviendo a El Raptor, claro, que quiere vengarse de Finn desde la tumba y escoge como objetivo a Gwen, su hermana pequeña. Una adolescente de 15 años con mucho carácter que empieza a recibir llamadas de un teléfono negro en sueños, acompañadas de inquietantes visiones de algo o alguien acechando a tres chicos en el campamento de invierno de Alpine Lake. Decidida a resolver el misterio y a acabar con el tormento de su hermano, Gwen convence a Finn para ir al campamento durante una tormenta de nieve. Juntos, los dos hermanos deberán enfrentarse a un asesino aún más poderoso desde la muerte. ¿El resultado? Una secuela puramente alimenticia y bastante rutinaria, quizás por la presencia constante de la nieve inundando la pantalla hasta conseguir cierto grado de aburrimiento, quizás achacable al cansancio que Serendipia ya tenía encima desde primera hora de la mañana. Será cuestión de verla con más calma… o no.
El plato fuerte del día era Frankenstein, con la que Guillermo del Toro, según declaró, se despedía, eso sí, a lo grande, de este tipo de superproducciones, pues le apetece hacer un cine menos barroco. Por lo pronto Frankenstein recupera el goticismo de la novela con un resultado que, si hiciera falta comparar, la acerca a la versión que realizó Branagh. Un film con un diseño de producción espectacular, muy inspirado en las ilustraciones que para la novela realizara BernieWrightson, y varias estrellas en su reparto como son Oscar Isaac como Víctor, Jacob Elordi como la criatura, Mia Goth como Elizabeth y Christoph Waltz que, por cierto, también era el Van Helsing del Drácula de Luc Besson. Del Toro incluso se permite dar un pequeño guiño (o al menos la parte más entusiasmada de Serendipia ha querido verlo) al maquillaje de Karloff en un pequeño experimento de reanimación que Víctor presenta en público.
El Frankenstein de Guillermo del Toro es un film apabullante, espectacular, agotador, que personalmente el que esto les narra vio con la boca abierta durante toda su duración, pero que al terminar le dejó francamente frío, quizás contagiado por el gélido ambiente que había salido de la enorme pantalla de l’Auditori en Black Phone 2 y que prosiguió con Frankenstein. Esta sí que habrá que volver a verla. Pero de momento les dejo con la parte más reflexiva de Serendipia, que como gran conocedora de la novela original y de todo aquel universo de románticos que veranearon en Villa Diodati, tiene otra opinión sobre la fidelidad del film de del Toro a la novela original de Mary Shelley y a su espíritu. Y como soy invocada en mi rol de sabihonda les invito a seguirme a la separata donde les desarrollaré mi argumentario. Advertidos están, eso sí, de que van a encontrarse spoilers.
Si ninguna de las dos que había visto Serendipia participaban en competición, todavía apabullado y agotado tras esas intensas dos horas y media, Serendipia se aventura a ver Scarlet (果てしなきスカーレット) un nuevo anime de Mamoru Hosoda que sí participaba en la sección Anima’t y que nos narra las aventuras de una princesa medieval experta en el manejo de la espada que se embarca en una peligrosa misión para vengar la muerte de su padre. Tras fracasar en su misión y despertarse gravemente herida en un «Otromundo», conoce a un joven idealista de nuestro presente que no solo la cura, sino que le muestra la posibilidad de un futuro libre de amargura y rabia. Cuando se enfrenta de nuevo al asesino de su padre, Scarlet se enfrenta a su batalla más difícil: ¿podrá romper el ciclo del odio y encontrar un sentido a la vida más allá de la venganza? Como vemos el estupendo anime de Hosoda tiene una lección de vida que se desarrolla en una tierra de nadie entre la vida y la muerte, un extraño intersticio espacial, una especie de purgatorio en el que los muertos pueden comunicarse e interactuar con los vivos.
Mamoru Hosoda ha dicho que esta película es su respuesta a El rey león (1994) como Belle (2021) lo fue a La bella y la bestia (1991) . Tanto El rey león como Scarlet se inspiran libremente en Hamlet, siendo la versión nipona más madura y compleja. Hosoda toma de la tragedia shakespeariana el motivo de la venganza para interpelar al mundo postpandémico de nuestro hoy, a nuestro presente polarizado y crispado, donde la paz mundial está en peligro atrapados como estamos en un ciclo de odio. La película explora y defiende la búsqueda de un propósito más allá de la venganza. Mezcla de estilos de animación, combinando el artesano tradicional de Japón con elementos de CGI, Scarlet abre un resquicio de esperanza con secuencias mágicas como la del baile en Shibuya, que nos muestra un mundo feliz y en paz.
Cofundador del Studio Chizu (2011), Mamoru Hosoda ha ganado cuatro veces el Premio a Mejor Largometraje de Animación en Sitges: en 2006, 2009, 2012 y 2018 y es, sin lugar a duda, el más claro competidor de Miyazaki y sus Studios Ghibli.
Y finaliza Serendipia la jornada con una película Oficial Fantàstic Competició a una hora que le es atípica, a las 19.30, pues la última película seleccionada, Chien 51, tiene dos horas de duración. La película francesa, dirigida por Cédric Jiménez es una distopía social futurista que lamentablemente nos resulta muy cercana y reconocible, pues nos lleva a un París que se divide en tres zonas separadas por clases sociales en la que nadie puede escapar de ALMA, una IA predictiva que ha revolucionado las fuerzas del orden. Tras el asesinato del creador de ALMA, Salia (Adèle Exarchopoulos), una agente de alto rango, y Zem (Gilles Lellouche), un policía hastiado, se ven obligados a colaborar para resolver un caso que podría revelar los oscuros secretos del sistema al que sirven. “No quería hacer una película sobre el futuro, sino sobre un presente amplificado”, explica Cédric Jimenez y añade, “vivimos rodeados de sistemas que ya deciden por nosotros, algoritmos que nos clasifican, cámaras que nos observan«.
Un muy interesante thriller con un París repleto de drones que monitorizan la ciudad controlándolo todo. Allí los dos policías, el duro y desencantado de la zona 3, y la metódica de la zona privilegiada encarnarán a una extraña pareja que descubrirá todos los secretos del (ALMA) programa policial realizado por IA que detiene a los delincuentes acusándolos en base a un cálculo de probabilidades. “Podríamos haber hecho una película de acción pura, pero me interesaba más el conflicto interior. Zem y Salia son dos personajes que ya están rotos. En un mundo donde todo está decidido por una máquina, ellos representan la última chispa de libre albedrío”, declaraba el director sobre la particular pareja de compañeros. Estamos ante una cinta de denuncia y advertencia que reflexiona sobre los dilemas éticos que puede llegar a suscitar el uso indiscriminado de la IA. Asegura el director que cuando la inteligencia artificial se convierte en juez, la línea entre justicia y control se desdibuja, cree que lo peligroso no es la máquina en sí, sino la tendencia del ser humano a delegar en ella. Chien 51 habla de ese riesgo: de cómo, por miedo o comodidad, los humanos ceden su libertad sin apenas darse cuenta.
Y tras este interesante thriller que combina espectáculo, reflexión y emoción, Serendipia se prepara para el que será último día de cinefágia. El Sitges Film Festival comienza a cerrar y pronto todos volveremos a casa…
VAMOS DE ESTRENO * Viernes 21 de noviembre de 2025 *

THE RUNNING MAN (Edgar Wright, 2025)
USA. Distribuidora: Paramount Pictures y Domain Entertainment Productora:Kinberg Genre / Complete Fiction Guion: Michael Bacall y Michael Bacall & Edgar Wright Novela: Stephen King Género: Fantástico
Reparto: Glen Powell, William H. Macy, Lee Pace, Michael Cera, Emilia Jones, Daniel Ezra, Jayme Lawson, Sean Hayes, Katy O’Brian con Colman Domingo y Josh Brolin
Sinopsis: En una sociedad de un futuro cercano, The Running Man es el programa de mayor audiencia de la televisión: una competición mortal en la que los concursantes, conocidos como runners, deben sobrevivir 30 días mientras son perseguidos por asesinos profesionales. Cada movimiento es retransmitido a un público sediento de sangre y cada día que sobreviven aumenta la recompensa económica. Desesperado por salvar a su hija enferma, Ben Richards (Glen Powell), un hombre de clase trabajadora es convencido por el encantador, pero despiadado productor del programa, Dan Killian (Josh Brolin), para participar en el juego como último recurso. Pero la rebeldía, el instinto y la determinación de Ben lo convierten en un inesperado favorito de los fans y en una amenaza para todo el sistema. A medida que se disparan los índices de audiencia, también lo hace el peligro, y Ben debe burlar no sólo a los runners, sino a una nación adicta a verle caer.
El fugitivo fue la tercera novela de Richard Bachman ¿Qué quién es Richard Bachman? pues es el seudónimo que escogió Stephen King porque en la época que se publicó, los años ochenta, concretamente 1982, estaba mal visto que los escritores publicaran más de una novela al año. Cuando se editó el libro original o incluso cuando se realizó la primera versión cinematográfica del mismo, Perseguido (The Running Man, Paul Michael Glaser) en 1987, el argumento ideado por King era algo paradójico, una fantasía sin más ubicada en el futuro y que tenía bastante en común con otra de las obras de Bachman publicada tres años antes y recientemente también adaptada al cinematógrafo, La larga marcha. Ambos relatos incidían en duros concursos televisivos con los cuales los participantes querían salir de la pobreza. Pero en estos tiempos de reality shows y de challengers absurdos en Tik Tok, con sus retos virales que han costado muchas vidas, lo cierto es que el concurso que se nos propone en The Running Man parece de lo más «normalito», pues la recompensa es, cuanto menos, motivada por una necesidad, mientras que en los concursos y las pruebas virales solo se busca una efímera y absurda fama, que dura lo que tarda en formalizarse un nuevo reto.
Edward Wright ha dirigido The Running Man manteniendo parte del humor heredado de su famosa Trilogía del Corneto, protagonizada por su actor de cabecera, Simon Pegg, pero la ha adaptado a los tiempos que vivimos, algo que, como hemos comentado, ha tenido fácil pues tan solo le ha hecho falta asomarse a cualquiera de las pantallas. Protagonizada por Glen Powell, su personaje, un rebelde idealista, deberá correr y esconderse durante 30 días en un estado policial, en el que cinco pistoleros le perseguirán y en los que ciudadanos modelo podrán obtener una jugosa recompensa si delatan su paradero. El programa de Librevisión no duda tampoco en manipular los mensajes que los participantes deben enviar a diario a la cadena televisiva, así que la inteligencia artificial y las fake news son habituales para calentar y expandir el odio de los espectadores hacia los participantes.
El resultado es de casi dos horas de emoción y el convencimiento de que, de una u otra forma, más sutil por el momento, el argumento de The Running Man ya es una realidad en colegios en los cuales se fuerza al suicidio de los elementos acosados, ya sea compartiendo imágenes, manipuladas o no, mediante IA; o desde televisión, denunciando a tal o cual famosillo localizado en intimidad por paparazzis. Siempre expuestos en pantallas. Siempre en el candelabro.
Diario de Serendipia en Sitges 2025: Octava cápsula

Hablemos del Drácula de Luc Besson. Porque es suyo, para él e intransferible. ¿No quería hacer una película de amor? Pues para ti, Luc. Toda tuya.
Hablemos del Drácula de Luc Besson. Hablemos. Las fotografías que habíamos podido ver ya nos estaban preparando para lo peor: parecía una versión barata del Drácula de Coppola. Un Drácula anciano con abultado pelo blanco, aunque no con el sorprendente tocado que luciera Gary Oldman en la del noventa y dos. También vimos
imágenes de un mundano conde ataviado a la manera de Oldman, con sombrero de copa y traje gris. También como Vlad Tepes, con armadura. Muchas casualidades nos parecían ¿Podría estar Besson haciendo una versión del Drácula de Coppola? Pues busquen una respuesta absurda y esa será la correcta: Sí. Pero es sí porque, tal y como pudimos comprobar en la rueda de prensa que se celebró el día antes, Luc Besson no ha leído la novela, no sabe qué es Drácula y, nos extrañaría mucho pero, se diría que no ha visto otras versiones cinematográficas de la novela que la de Coppola. Así se explica que repita personajes totalmente originales de James V. Hart para el film de Coppola como esa Elisabeta. O ese prólogo con Drácula como Vlad Tepes que está únicamente presente en el film de 1992. O el amor ¡El amor!: Drácula es una alimaña, un chupasangres. Es la epidemia, la enfermedad, pero no es un vampiro que busca a la novia reencarnada hasta…sí, hasta la adaptación de Coppola. Eso, si lo hizo alguien fue Imhotep en La momia (The Mummy, Karl Freud), la obra maestra de 1932. Naturalmente, algunos directores ya reflejaron al vampiro enamorado, pero solo con el film de Coppola se producen tantas y tantas casualidades. Copias. Plagios.

Luc Besson (Foto: Serendipia)
Si algo original tiene la película de Besson son las absurdas gárgolas-sirviente que hacen que parezca una cinta Pixar; o poner como clérigo a Van Helsing; o ese humor fuera de lugar; o ese perfume que atrae a las víctimas y que Besson se saca, al igual que las otras «novedades», de su manga. En una película de dos horas, pero dos horas eternas, en la que la primera escena sangrienta se produce a la hora y cuarenta y cinco minutos de comenzar convirtiendo, ya de paso, a Drácula, más que en un villano en el héroe de la función.
Lo único bueno: la partitura de Danny Elfman. Y tampoco es de las más inspiradas del músico.
Besson se justificó durante la rueda de prensa declarando que en estos tiempos lo que la sociedad necesita es más amor y que él quería hacer una película de amor, algo que nos parece estupendo, pero para ello ya hay otras historias escritas sin tener que tocar las narices a quienes esto están escribiendo y haciendo una película que añadirá más y más confusión a quien quiera entrar en el mundo de Drácula y no lo haga como debe hacerse: leyéndose la novela original.
Lo cierto es que Serendipia tenía previsto comenzar el día con Bugonia (Yorgos Lanthimos) en l’Auditori, pero prefirió un cambio de última hora y ver Drácula en el Prado para comprobar si eran ciertas las conclusiones a las que nos hizo llegar su director el día antes durante la rueda de prensa. Y así fue. No estábamos equivocados: Luc Besson no sabe qué es Drácula y su película deja a la versión de Dario Argento en un buen lugar.
Serendipia volvió a tiempo de ver su siguiente película, Osiris (William Kaufman) en Tramontana. Una película perteneciente a la sección Panorama que nos recordó porqué no vemos más películas de esta sección. Una mala película de acción con extraterrestres de por medio que tiene en Aliens (1986) de James Cameron su modelo a seguir pero que está muy lejos de alcanzar. La aparición estelar de Linda Hamilton añade más pena que gloria a este film bélico en el que casi todos los protagonistas optan por auto inmolarse, algo, precisamente, que se nos pasó también a nosotros por la cabeza ante tal sobredosis de testosterona, tiros y malos actores.

Park Hoon-jung en l’Auditori (Foto: Serendipia)
Nos quedaba una nueva cinta de acción coreana perteneciente a la sección Órbita que sabíamos que era difícil que nos defraudara. Tristes Tropiques es, además del título de este film de Park Hoon-jung el nombre de la organización de jóvenes asesinos especializados en la guerra en la jungla y entrenados por El Maestro, el gobernante absoluto de la selva tropical, una suerte de Coronel Kurtz del mundo mercenario. Cuando El Maestro es asesinado, luchan contra la desconfianza mutua y prometen ejecutar una sangrienta venganza para eliminar al culpable. Pero no todo es lo que parece, múltiples giros de guion después, el espectador descubrirá que El Maestro no ha muerto, sino que todo ha sido una confabulación suya para desaparecer sin dejar huella, y eso implica no dejar vivos a ninguno de sus jóvenes secuaces. El peso del suspense recaerá en si el deseo de aniquilarlos a todos se va a cumplir o será el Maestro el que perezca. El guionista de Encontré al diablo, presentada en la 43ª edición del Festival, vuelve a Sitges y presenta a nivel mundial esta película plena de intrigas, acción, violencia y un elaborado guion. La cinta no satisfizo plenamente a todo el público, en los burladeros se señaló que la historia no fluye con naturalidad debida y que eso, a veces, dificulta seguir el hilo narrativo. Serendipia, por su parte, se divirtió bastante con la mezcla de acción, thriller y humor peculiar.
La jornada fílmica toca a su fin y el agotamiento de Serendipia toca máximos. Por suerte, esa misma noche se recuperaría en un coctel al que había sido invitado, porque no todo van a ser películas y ruedas de prensa.
Les dejamos con el tráiler de Drácula, a ver si se animan y se dejan engañar…
Tráiler de ‘La Virgen de la Tosquera’, que se estrena en enero de 2026
LA VIRGEN DE LA TOSQUERA, el nuevo largometraje de Laura Casabé (Los que vuelven), que tuvo su estreno español en la Sección Oficial del Festival de cine de Sitges, tras su paso por la World Cinema Dramatic Competition del Festival de Sundance 2025, llegará a los cines el 23 de enero de 2026 de la mano de Filmax.
Este coming-of-age que combina folklore y terror es una adaptación de los cuentos El carrito y La Virgen de la Tosquera, de Mariana Enríquez (ambos incluidos en la colección de relatos Los peligros de fumar en la cama). Con guion de Bejamin Naishat (Puan, Rojo) la película está protagonizada por Dolores Oliverio, Luisa Merelas (Las Bestias), Fernanda Echevarría (Celeste, Soledad) y Agustín Sosa entre otros.
Sinopsis: Natalia, Mariela y Josefina son tres inseparables amigas que viven en las afueras de Buenos Aires y están locamente enamoradas de Diego, su amigo de la infancia. En un verano caluroso de 2001, tras el estallido de violencia que terminó en una profunda crisis económica y social, aparece Silvia, más mayor y más mundana, que cautiva a Diego. Natalia, decidida a reconquistar a Diego, pide ayuda a su abuela, Rita, que la adentrará en el reino de los hechizos y la magia negra.
Tráiler de ‘Return to Silent Hill’: 23 de enero solo en cines

El 23 de enero llega a los cines Return to Silent Hill, adaptación a la gran pantalla del videojuego de Konami Silent Hill 2.
Return to Silent Hill trae de vuelta a la gran pantalla la icónica franquicia de terror. Christophe Gans vuelve a ponerse tras las cámaras tras el éxito de su primera incursión en el mundo del terror psicologico de SILENT HILL en 2006. Destaca además la participación de Akira Yamaoka, quien compuso la música del videojuego original, para mantener la esencia de la saga. La película está protagonizada por Jeremy Irvine y Hannah Emily Anderson.
Sinopsis: Cuando James recibe una misteriosa carta de su amor perdido, Mary, se siente atraído por Silent Hill, un pueblo que antes le era familiar y ahora está sumido en la oscuridad. Mientras la busca, James se enfrenta a criaturas monstruosas y desentraña una aterradora verdad que lo llevará al límite de su cordura.
Diario de Serendipia en Sitges 2025: Septima cápsula

Serendipia comienza a acusar el cansancio. La edad no perdona y los madrugones con película, una detrás de otra, comienzan a sentirse hasta la rabadilla. En fin, sarna con gusto…

Un cambio de última hora para tener más tiempo entre película y película hizo que Serendipia se decidiese por Sisu: Camino a la venganza en lugar de Redux Redux (Kevin y Matthew McManus). Seguramente no fue el cambio más inteligente,
pero lo cierto es que la parte más primaria de Serendipia disfrutó de lo lindo con las barrabasadas que pudo ver en pantalla de la mano de «el hombre que se niega a morir». La película, que no competía en ninguna sección, se inicia donde terminaba la anterior. Ahora, su protagonista se dispone a regresar a la casa donde su familia fue brutalmente asesinada durante la guerra, que va a desmantelar y cargar en un camión para reconstruirla en un lugar seguro en honor a ellos. Pero cuando el comandante del Ejército Rojo que los mató regresa decidido a terminar el trabajo, se produce una implacable y espectacular persecución a través del país que deja un sinnúmero de bajas de por medio. Si en la primera entrega el finlandés se despachó a más de 300 rusos ahora la cuenta se pierde en esta cinta de Jalmari Helander, que ganó el festival hace tres años con la primera entrega y también fue merecedor de tres premios con la recordada Rare Exports: Un cuento gamberro de Navidad (Rare Exports: A Christmas Tale, 2010). Con aires de western, esta segunda entrega es un fan service en toda regla, pues el director arriesga poco y ofrece todo lo que gustó de la primera, haciendo pasar un buen rato al espectador a base de furiosas luchas protagonizadas por este héroe un tanto masoquista, entre ellas alguna lucha motorizadas, lo que retrotrae al espectador al mejor Mad Max.

Mark Anthony Green, director de ‘Opus’ (Foto: Serendipia)
Después de este entretenimiento salvaje nos esperaba, también en l’Auditori, Opus, la Opera Prima de su director Mark Anthony Green que competía en Oficial Fantàstic Competición. Rodada según el signo de los tiempos, influenciada por internet y los videoclips, traslada al espectador junto a la joven escritora Ariel Ecton (Ayo Edebiri) a la remota residencia de una legendaria estrella del pop, Alfred Moretti (John Malkovich), que desapareció misteriosamente hace treinta años y que se dispone a presentar un nuevo disco. Ecton, rodeada por el culto a la estrella, compuesto por aduladores al modo de una secta destructiva, de una parte, y de periodistas ebrios, por la otra, se verá envuelta en un perverso plan. No tardará en darse cuenta de que si quiere sobrevivir, deberá combatir lo que se le viene encima de la misma manera: con toda contundencia.
A medio camino entre el terror y la comedia, Opus se produjo bajo el paraguas de A24, pero ni ese sello de calidad pudo protegerla del aluvión de críticas negativas que recibió tras su paso por Sundance. Se acusa al debutante de imprecisión en su subtexto, de querer abarcar un abanico amplio de temas pero hacerlo «con una trama sorprendentemente superficial y solo reflexiones básicas sobre la cultura de la fama y el abuso de poder de los fans» (Tomris Laffly, Variety). También se le cuestiona la estructura narrativa porque sigue la fórmula de otros filmes donde los personajes ignoran señales evidentes de peligro, pero sin que el público entienda porque no reaccionan, no se trabaja suficientemente el recorrido de los personajes ni se significa cómo es la frivolidad de Hollywood, así que se dificulta la conexión emocional del espectador, el humor se pierde y el terror se dilata demasiado en el tiempo. Por último se le acusa de falta de originalidad, citando especialmente El menú de Mark Mylod, comparación que le permite a William Bibbianim (para The Wrap) hacerse el ingenioso: «el valor nutritivo y el sabor de esta película brillan por su ausencia, descuidando la exploración profunda de sus temas y el desarrollo de sus fobias. «Opus» es un Cheeto sin el polvo de Cheeto, así que, por supuesto, nos sentimos engañados».
Y Serendipia se descuelga de la crítica, es cierto que los aspectos señalados podrían haber estado más elaborados, pero en conjunto Green nos ofrece una peliculita ligera, pero muy visible, en la que destaca la interpretación de Ayo Edebiri y se beneficia de la presencia de Malkovich que, por cierto, canta él mismo todas las canciones.
Continuamos en l’Auditori con otra película de la Oficial Fantàstic Competició, Eye for an Eye, una nueva Opera Prima en esta ocasión del norteamericano Colin Tilley. Un largometraje basado en
una novela gráfica sobre el bullying que se rodó en tan solo 19 días utilizando efectos especiales artesanales sin recurrir a elementos digitales. En la película Anna (Whitney Peak) está de duelo por la repentina muerte de sus padres y decide mudarse de Nueva York a un pequeño pueblo de Florida para vivir con su abuela, que está ciega. Aislada y en un entorno desconocido, se une a un grupo de chicos conflictivos. Cuando se convierte en testigo de un acto de violencia imperdonable sin hacer nada por evitarlo, se verá atrapada por Mr. Sandman, el alma retorcida de un niño que persigue en sueños a los abusadores para devorarles los ojos cuando despierten. La película retrata bellamente el profundo sur, con sus bosques y ciénagas. Y a sus paletos aburridos dispuestos a hacer el mal gratuitamente y a provocar a ese Mr. Sandman, espíritu del bosque que se materializa cuando los nombres de los acosadores son tallados por el acosado en el tronco de un árbol milenario. Película de terror standard, muy mainstream y con poco novedoso que aportar. Pero, a estas alturas de festival, fue muy bienvenida: tras 27 películas vistas, también apetece ver una menos enjundiosa y de género stricto sensu. Para no pensar (que en caso contrario igual te arrancas los ojos voluntariamente).
Y Serendipia cierra este día lúdico-festivo , en lo que a películas se refiere, con The Old Woman with The Knife (Pagwa, Min Kyu-Dong), película perteneciente a la sección Órbita. Nos apetecía ver una cinta oriental, en este caso coreana, de garrotazo y tentetieso, con ese drama añadido que contiene el cine de esas latitudes. Veamos si no: Hornclaw (Lee Hye-yeong) es una legendaria asesina de sesenta y tantos años, especializada en el «control de enfermedades» o en eliminar «alimañas humanas» desde hace más de cuarenta. Quizás debido a su edad, siente una extraña compasión por un médico que la trató.
Un día, un joven y siniestro asesino llamado Bullfight (Kim Sung-cheol) aparece ante ella. Para Bullfight, Hornclaw no sólo es el enemigo que asesinó a su padre veinticinco años atrás, sino también la primera persona que le mostró bondad. Pero Hornclaw no reconoce al joven, y un malentendido los lleva a apuntarse con sus armas.
Una cinta de acción que ya esperábamos resultona, pero que dio más. Cumple los cánones pero les da una dimensión más humana, ya que se centra en la tensión y la emoción de cada momento narrativo, lo que supone una visión, cuanto menos, refrescante del género. Destaca la buena forma Lee Hye-yeong, que consigue convencernos de que es perfectamente capaz de matar a alguien diez veces más grande que ella. Por su parte, Kim Sung-cheol le da una intensa y excelente réplica. La relación y el juego del gato y el ratón entre Hornclaw y Bullfight son, sin duda, lo más sobresaliente de la película y culminará sustituyendo la adrenalina por la lágrima cuando la anciana reconozca al final al joven. The Old Woman with The Knife es una emocionante actualización del género, que supuso un bonito colofón a una jornada llena de títulos menos sustanciosas conceptualmente hablando, pero que cumplieron con la función del cine como evasión. Tampoco está tan mal que las neuronas descansen.
El día se completó con la rueda de prensa de Luc Besson, que venía con su Drácula bajo el brazo. Pero lo referente a todo esto, mejor lo dejamos para mañana, pues la cosa tuvo su miga…
Por lo pronto les dejamos con el video con el cual el festival recuerda a la gente de cine que ha marchado.
Diario de Serendipia en Sitges 2025: Sexta cápsula

Serendipia se disponía a pasar toda la mañana en Tramontana, su segundo hogar, donde le esperaban algunas películas marcianas más, dos de ellas Noves Visions. Pero lo más loco se lo encontró en l’Auditori ya por la tarde…

New Group fue una de las escasas películas japonesas que se pudieron ver en Oficial Fantàstic
Competició. Su director, Yûta Shimotsu, ya empieza a tener un nombre en Sitges después de haber debutado hace dos años en el festival con su opera prima Best Wishes to All, un excelente y atmosférico ejercicio de terror que hizo las delicias de Serendipia en aquella ocasión. Y aquí estábamos, en sesión despertador, con la intención de comprobar si nuestro juicio de entonces se confirmaba, la sinopsis argumental con la que presentaba New Group el programa. Si más no, era apetecible: «La estudiante de secundaria Ai comienza a observar comportamientos extraños de sus compañeros de clase. Poco a poco, los alumnos y profesores se convierten en una secta sin voluntad propia que transforma las rutinas de gimnasia en una aterradora danza de la muerte.» Como casi siempre, este resumen resultó impreciso e incompleto. Incompleto porque se omite un personaje central, el estudiante Yu Kobayashi, nuevo en el instituto, quien, además de tener un apellido con resonancias cinéfilas, va a representar el complementario de Ai (fíjense que fonéticamente los nombres de la pareja protagonista no son otra cosa que ‘tú’ y ‘yo’ en inglés), mientras ella es discreta y procura pasar desapercibida, incluso llega a pecar de falta de iniciativa cuando ve a un grupo chicas haciendo bullyng a otra, él, que viene de estar largo tiempo en EE.UU, se destaca por ir a contracorriente de las normas. La imprecisión de la sinópsis es que utiliza la palabra secta y no hay tal, o no exactamente, lo que hay es una pirámide humana que se ha ido montando poco a poco, esto no es un spoiler puesto que el propio cartel de la película lo muestra. ¿Qué tenemos pues? El marco de una comedia estudiantil como escenario de una cinta de terror corporal con intención de denuncia social. Y ahora hemos corrido mucho en la explicación. R-a-l-e-n-t-i-c-é-m-o-n-o-s.
La película comienza con una serie de imágenes agresivas que bombardean el subconsciente de Ai, una pareja de famosos es brutalmente golpeada por paparazzis con teclados y monitores. Una anciana se cae en la calle y los jóvenes sacan sus teléfonos con la esperanza de que su indefensión se haga viral. Un político con yenes asomando de los bolsillos de su traje pide el voto a personas sin hogar mientras ríe maniáticamente. Escenas que puntúan el tono del relato, nos estamos moviendo en el terreno de la extrañeza, una extrañeza que surge de deformar lo cotidiano hasta el absurdo. La extrañeza va entrando progresivamente, con verosimilitud, casi con naturalidad, podríamos decir. Así, la vida de Ai y Yu en el instituto es la habitual en las comedias adolescentes que tantas veces nos ha obsequiado el subgénero, hasta que un estudiante se dirige al campo de futbol y se pone a cuatro patas en el centro, y luego, son dos más, y luego más, hasta que se preocupan los padres y los profesdores deciden adoptar esa anomalía como actividad, fagocitar la práctica absurda y convertirla en un modo de orden, y se suman más alumnos, y profesores y padres, y… al final hay una enorme pirámide humana dispuesta a aniquilar al que no se sume. Como en Best Wishes to All, una situación cotidiana, doméstica, se convierte en una pesadilla que recuerda las atmósferas de Junji Ito. Es obvio, además que nos movemos en el ámbito de la metáfora, una muy clara: la pirámide, más allá de su impacto visual, representa la jerarquía y la obediencia ciega, aunque se presente como empoderadora en realidad implica una pérdida de identidad, ya que los individuos se rinden y se refugian en la comodidad de esta ordenación. El objetivo de New Group es la denuncia del conformirsmo y la alienación, el sometimiento a lo establecido y la renuncia al propio yo. Y es que la denuncia es lo que más interesa a su director, «mi interés reside en poder enfocarlos desde una perspectiva social donde siento que puedo aportar algún tipo de mensaje«; eso sí, siempre deesde los mimbres del género «Y sobre todo quiero darle importancia a la puesta en escena y todo lo que se ve, creando imágenes que puedan sorprender«.

Y ya tenemos la respuesta a nuestras expectativas, New Group consolida a Shimotsu como un narrador anárquico y experimental que aborda temas universales de forma sumamente poco convencional. Primera satisfacción matutina, si tuviésemos que poner un pero no sería a la película sino a su ubicación en la parrilla de la edición. Si lo que tenemos es una cinta fuera de lo común que no sólo usa de la alegoría sino de la experimentación con las formas de narrar, ¿No debiera haber figurado en Noves Visions?
A Noves Visions pertenecía la siguiente cinta de este día, y pronto descubriríamos que cambiábamos de país, Japón por Hungría y de sección del festival, pero seguíamos moviendonos en el terreno del cine comprometido, aquel que mediante la metáfora hermana el terror con la crítica social mordaz. Sin olvidar unas gotas de humor.
Feels Like Home del debutante Gábor Holtai fue toda una grata sorpresa para Serendipia. Holtai se estrena en el largo con un trhiller psicológico que, tomando forma de alegoría, es una ácida crítica social de un país, el propio, que abandonó el comunismo para elegir una nueva forma de totalitarismo con la figura del fascista Viktor Orbán. No es, sin embargo, una película localista, este drama de cámara tiene la virtud de mantenernos en tensión durante todo el metraje porque sabemos que nos está apelando a nosotros, a nuestro presente polarizado y convulso, y a un posible futuro próximo en el que la realidad húngara de hoy puede ser la nuestra. Y Feels like Home parte de la su circunstancia nacional, pero se edifica sobre un sustrato que sentimos universal pues retrata cómo, a pesar del vano anhelo de libertad, la mayoría de las personas se sienten seguras dentro de un sistema, por más distorsionado que sea. Su final es demoledor, pero empecemos por su principio.
Y el principio es resumir su trama: la vida de Rita da un vuelco cuando la secuestran durante la noche. Despierta en un extraño apartamento, donde la familia Árpád afirma que es Szilvi, su hija perdida hace mucho tiempo. Aunque Rita conoce su verdadera identidad, poco a poco se da cuenta de que solo podrá sobrevivir en ese grotesco y hermético entorno si sigue las reglas y acepta el papel que le han asignado. Holtai condensa en un entorno familiar claustrofóbico y delirante la lógica de los sistemas políticos basados en la sumisión a la voluntad de los mandatarios. El tirano con piel de cordero, en el film, es Papá, su palabra es ley, su voluntad determina quién puede pertenecer a la «familia» y quién no. Todos quieren someterse a él, aunque aparentemente todos le temen. Esta microsociedad funciona como una secta cerrada y extraña: tras la apariencia de amor se esconde un control absoluto, tras el orden, la desintegración. Rita-
Szilvi se va perfilando como la oposición silenciosa, sabedora de que el poder nunca reside en un solo hombre, sino también en quienes le sirven obedientemente, la protagonista va haciendo trabajo de zapa, ayudando a los otros miembros a desenmascararse y tejiendo alianzas. La acción alcanza su climax con la muerte de papá en una escena en la que, al estilo de Asesinato en el Orient Express, todos participan en la venganza. Pero el clímax no es el final, Feels Like Home no deja margen a la catarsis. Tras la liberación viene el desconcierto y la dolorosa toma de conciencia de que la recién estrenada libertad no basta por sí misma para invertir un sistema, aquí ya el capitalista, que se basa en la desigualdad. La conclusión perturbadora y, a la vez, profundamente lacerante es que, a pesar de nuestro deseo de libertad, la mayoría nos aferramos a un sistema, porque creemos que es la única manera de darle sentido a nuestros días.
Con un buen trabajo de guion en el desarrollo del arco de transformación de los personajes y unas actuaciones solventes, la película evita el problema de las piezas de cámara, no gira en torno a la repetición de los mismos giros argumentales, sino que la tensión es un crescendo. Destaca por su fuerza visual. Las frías y geométricas imágenes del director de fotografía Dániel Szőke, junto con la música del propio Holtai, contribuyen a la sensación de confinamiento. La atmósfera es densa, pero nunca gratuita: cada composición sugiere que nada ocurre por casualidad. El ritmo es lento por momentos, pero eso forma parte de la tensión; la película se basa en la paciencia, no en el impacto. Por eso, llegado el final, nos muerde con más fuerza la desesperanza.

Hay pesimismo en el joven Holtai, «la humanidad ha desarrollado una terrible necesidad de comodidad a través del estilo de vida capitalista. Dado que este es uno de los principales objetivos en la vida de las personas, también es la principal fuerza que nos impulsa a ignorar tanta injusticia y negatividad, y a renunciar a nuestro propio sistema de valores por ello». Pero también combatividad, busca un cine que golpee conciencias, un cine denuncia que resulta especialmente arriesgado en Hungría porque, como dijo él mismo en su presentación de la proyección, Orbán no quiere saber de críticas. La suma de pesimismo y fortaleza le lleva a abrazar la fórmula del absurdo, para él «una gran oportunidad para hablar con claridad sobre cuestiones morales y humanas que de otro modo serían difíciles de comprender«. Gábor Holtai es
también un autor vehemente que se implica emocional e intelectualmente con su obra, «si solo iba a hacer una película en mi vida, tenía que ser esta». Realizada sin el apoyo del Fondo Nacional de Cine, la cinta tardó cinco años en llegar a término y fue posible gracia a la colaboración y financiación independientes, en una coproducción de FP Films y CineSuper, con la participación de los productores Péter Fülöp, Zoltán Mártonffy y Ádám Farkas.
El esfuerzo mereció la pena, la sátira absurda y claustrofóbica de Holtai fue de las mejores y más recomendables cintas que pudieron verse durante el certamen, aunque su pasó por el mismo fuese de manera bastante desapercibida. Afortunadamente no se fue de vacío, regresa a Hungría con el Méliès de Plata bajo el brazo, esperemos que eso sea un reclamo para el público húngaro y no pierdan la ocasión de verla cuando se estrene el 19 de febrero de 2026.
Con el corazón latiendo y la mente efervesciendo, nos volvimos a sentar en nuestra butaca preferida de nuestra sala preferida para cambiar el color degradado por la paleta más saturada y chillona. Cambio de tercio radical, es el turno de
Fucktoys, también dentro de Noves Visions, una producción estadounidense dirigida, escrita y protagonizada por Annapurna Sriram en la que interpreta a una trabajadora sexual a tiempo parcial e imán del caos a tiempo completo llamada AP y que está convencida de que el universo la tiene en su poder. Y puede que tenga razón.
En este debut salvaje y sin filtros, AP busca un reinicio cósmico después de que una peculiar tarotista le diga que necesita mil dólares y un cabrito para romper su maldición. Para ello recorre en scooter los sórdidos bajos fondos de Trashtown, una mezcla de Luisiana del sur con un toque de Los Ángeles, con más barras de alterne que guarderías, y va encontrándose con extraños personajes por el camino. La cinta avanza sumergiéndonos en una sucesión de encuentros que podrían funcionar como tiras de viñetas independientes, pero que están unidas con lógica. Una lógica que no es lineal sino asociativa y que nos hace perseguir a AP por un universo continuamente sorprendente como si el suyo fuera el viaje de cualquier Alicia en una país de maravillas. Fucktoys es un paraíso distópico en sí mismo.
Grosera, cruda y desquiciada, esta hilarante aventura punk está dirigida por una alumna aventajada de John Waters que juega a las texturas filmando en glorioso formato de 16 mm. Fucktoys es tanto una provocación estética como moral a las convenciones del cine independiente. Una patada en el estómago de esa América que ha tolerado que se aliente el movimiento MAGA, una crítica feroz al capitalismo con espíritu grindhouse. Se oyeron quejas por haber sido seleccionada sin ser género, ¿De verdad no lo es? No importa la respuesta, no a Serendipia al completo esta vez. Fucktoys es una joya del kitsch más verdaderamente transgresor.
Esta jornada estaba resultando grande y original, poco sabíamos que cuando llegaramos a l’Auditori el delirio iba a tocar cotas máximas.

Ben Wheatley y su Màquina del Temps (Foto: Serendipia)
Cerramos el día con Bulk película que también formaba parte de la sección Oficial Fantàstic Competició y que sería otro de los momentos más memorables del festival. Bulk está dirigida por Ben Wheatley, un rostro habitual en el festival desde que presentara Kill List en 2011, Turistas en 2012 y A Field in England un año después, entre otras. La propuesta de este año la definió el propio director británico como «jodidamente rara«, tras lo cual deseó suerte a los espectadores, entre los cuales estuvo él mismo, ya que se quedó junto con su equipo a ver la película. El director antes de la presentación del film recogió el premio Màquina del Temps de la mano de Ángel Sala, director del festival.
Bulk, rodada en color y blanco y negro con un reducido equipo artístico, artesanales efectos especiales y en formato 16.9 es una locura en forma de thriller negro (retro)futurista del que es bastante complicado especificar su argumento: cuando un científico lleva sus experimentos con la teoría de cuerdas demasiado lejos, algo sale mal, provocando la explosión de su enigmático invento, el colisionador cerebral, y la propia desaparición del científico. Nuestro héroe Corey Harlan (Sam Riley) es enviado para arreglar el desastre generado por el doctor Anton Chambers (Noah Taylor), y recibirá la ayuda de Aclima, un ser multidimensional. Enigmática sinopsis de la que sin duda es la película más anticomercial del británico hasta la fecha. Pero igualmente, esta locura, este híbrido de thriller de conspiración, ciencia ficción con viajes en el tiempo y parodia de género absurda, tiene más inspiración que casi todo lo que ha hecho hasta aquí. Una delicia repleta de recovecos narrativos de tan solo noventa minutos y llena de referencias metatextuales que van desde la fantasía artesanal de la clásica serie británica Thunderbirds, hasta la
opaca y minimalista construcción de mundos de ciencia ficción de Alphaville de Godard, pasando por la paranoia exagerada de películas de serie B de mediados de siglo pasado como El experimento del dr. Quatermass. Del mismo modo que integra referencias dispares, Wheatley combina estilos diversos en su realización, dando como resultado un catálogo desordenado de modos y técnicas de género del siglo pasado. Planea sobre este abigarrado conjunto una sensación: todos se han divertido muchísimo en su ejecución.
Con sus efectos croma premeditadamente evidentes, Bulk es una carta de amor al cine de bajo presupuesto con ecos lynchianos, tan extraña como fascinante, que culmina con unos créditos finales que les recomendamos que no se pierdan. Una película de las escasas de esta edición que a Serendipia le gustaría volver a ver de nuevo en la intimidad de su hogar para intentar desentrañar sus misterios.
Y ya estaba bien de películas para ese martes. Ahora tocaba ir a ruedas de prensa y encuentros, que no solo de películas vive el cinéfago en los festivales. Les dejamos con el tráiler de Bulk, a ver si les entran ganas de entrar en sus misterios y recovecos.
Diario de Serendipia en Sitges 2025: Quinta cápsula

Comienza una semana completa e intensiva en la que tendremos películas de lunes a sábado. Un sprint que traerá a Serendipia horas y horas de cinefagia y que se inicia con tres títulos de la sección Oficial Fantàstic Competició y uno, Crushed, perteneciente a la sección Órbita ¿Qué puede salir mal? ¡Comenzamos!

Un fastasma útil (Pee Chai Dai Ka, Ratchapoom Boonbunchachoke) era uno de esos títulos de los que todo el mundo hablaba y que era conocida oficiosamente como «la de la aspiradora». Y todo ello no debe extrañar a nadie,
pues hablamos de una comedia absurda cuyo argumento es carta de presentación: Tras la trágica muerte de Nat (Davika Hoorne) a causa de una contaminación por polvo, March (Wisarut Himmarat) se ve consumido por el dolor. Pero su vida cotidiana da un vuelco cuando descubre que el espíritu de su mujer se ha reencarnado en una aspiradora. Por absurdo que parezca, su vínculo se reaviva, haciéndose más fuerte que nunca. Lo dicho, un disparate que personalmente nos retrotrae al cine de Roy Andersson. Comedias en las cuales los personajes son casi inexpresivos y realizan acciones absurdas. Comedias tragicómicas con tono de cuento de hadas, como sucede con este fantasma útil, que fue la película marciana del festival y que simultáneamente importunaba y fascinaba al espectador, totalmente entregado a las peripecias del film del director tailandés, que con esta cinta participaba en sección Oficial Fantàstic Competició.
La trama reinterpreta la leyenda tailandesa de Mae Nak, en la que el fantasma de una mujer muerta se niega a abandonar el mundo de los vivos por amor a su esposo. Una reinterpretación que se pinta de comedia hasta que se metamorfosea en drama social y enarbola una llamada a la rebeldía frente a un sistema que sojuzga a las clases trabajadoras, todo ello sin renunciar nunca al tono melancólico que
requiere toda historia de fantasmas (una melancolía que la banda sonora de Chaibovon Seelukw, dominada por el arpa, acentúa). Un fantasma es un resistente, se dice expreso en una línea de diálogo, porque se niega a desaparecer en el olvido, es un paladín de la memoria histórica que los opresores quisieran hacer desaparecer, todo espectro es un opositor al afán de los gobiernos por utilizar la ignorancia del pasado como arma de represión. De este modo, entre gag y gag, la película invita a reflexionar sobre cómo percibimos la historia y la importancia de no dejarla perderse entre la desinformación actual. Un fantasma útil es un debut impresionantemente ambicioso y complejo que se presenta como un sueño surrealista que utiliza la poética de lo absurdo para alentar la sublevación que implica no olvidar el pasado. En definitiva, es una invitación a conservar nuestros sueños y nuestra memoria. Sobrevuela la narración una hermosa premisa: son los soñadores quienes pueden cambiar el mundo, y por eso, si pudieran, las clases dominantes nos arrebatarían nuestros sueños. El resultado es una película que oscila entre lo ridículo, lo emotivo y lo tenso, pero que siempre se mantiene original. Boonbunchachoke consigue que la excentricidad que impera en la cinta no sea un inconveniente para lograr generar empatía y reflexión, todo un rasgo de maestría en un director que recién se estrena en el oficio y cuyo talento fue reconocido por el jurado de la crítica con el premio a mejor dirección novel. Por su parte el jurado de la sección oficial le otorgó el galardón a mejor guion.
Todavía asombrados ante lo que habíamos visto de buena mañana, Serendipia marcha a l’Auditori a por Todos los males (Nico Postiglione), una película magnífica que también formaba parte de la sección Oficial Fantàstic Competició pero a la que, todavía hoy, le estamos buscando el elemento fantástico que la hizo ser seleccionada para el festival de Sitges. Veámoslo.
La sinopsis informaba que la acción de Todos los males se sitúa en la Valdivia (Chile) de finales de los años 50, donde Daniel, un niño que acaba de perder a su madre, conoce a la familia alemana de su padre, los Riedel, quienes se encargarán de cuidarlo. Aislado por su desconexión cultural, encuentra consuelo en Ema, la hija de un peón que le revelará los oscuros secretos de los Riedel. Cuando Ema desaparece y la tragedia es encubierta, Daniel enfrenta la traición y decide buscar venganza antes de marcharse. Con este argumento uno tiende a pensar que esos prometedores «oscuros secretos» serían los que harían entrar a la cinta en los terrenos del género. Pero no, nos movemos siempre en las arenas del drama social, con su tono de denuncia que busca mover el pathos del espectador hacia el deseo de subvertir el orden inicuo que somete a los desposeídos y perpetúa los privilegios de la clase dominadora. Con personajes bien definidos y con buen pulso en la narración de la atmósfera de opresión, Todos los males es una cinta eficaz que consigue su propósito de contagiarnos la emoción del protagonista. Nosotros mismos quisiéramos cobrarnos la venganza. Se trata de una sólida película, interesante, bien interpretada y con un magnífico diseño de producción, elementos que la convierten en una fantástico film, pero, no en un film del género que define al festival de nuestras entrañas. Con una cierta buena voluntad, podríamos asentir a su categorización como thriller, puesto que es cierto que la intriga se dosifica inteligentemente para conseguir suspense. Con más buena voluntad, podríamos aceptar que eso la lleva a poder ampararse bajo la estela del género, pero, ¿No existe ya una sección en la que se engloban las cintas que orbitan la esfera del fantástico? Seleccionarla para la Sección Oficial fue hacerle un flaco favor, desubicada no pudo ser bien valorada. Una lástima.

El director y el equipo artístico de ‘Todos los males’ (Foto: Serendipia)
Nuevamente asombrados, pero por otros motivos, trotamos hacia Tramontana donde nos espera la prometedora producción británica Crushed (Simon Rumley). Veamos si no: Olivia, una niña de diez años que quiere descubrir al autor de unos brutales vídeos de matanzas animales que circulan por su escuela, desaparece repentinamente. Ante esta situación de peligro extremo, la desesperación de su madre no tarda en aparecer, mientras que su padre, predicador de una iglesia cristiana, acepta la situación como una prueba enviada por Dios.

Simon Rumley, director de ‘Crushed’ (Foto: Serendipia)
Como explicó el director, este film, que principalmente trata sobre la fe, se rodó en Bangkok porque parte de la financiación vino de ese país. Ya se le había ocurrido su trama desde antes de su participación en The A,B.C of Death (vv.dd. 2012), así que desde que comenzó a escribir el guion en 2011 hasta ahora ha tenido muchas variaciones. Rodado un tanto a la manera de un documental, sin música, con «descuidados» cortes de continuidad, todo ello con la intención de ofrecer más realismo al espectador, la película no termina de quedar redonda, pues se queda a medio camino de todo. En un llano desierto. Y todo ello a pesar de tratarse de una interesante reflexión sobre el daño que algunas imágenes pueden hacer en una mente no preparada y sobre la crueldad y la maldad que hace que incluso esas terribles imágenes sean subidas a internet y circulen como si de una broma inocente se tratara. Unas filmaciones que como muestra Crushed, pueden ir dirigidas a objetivos mayores. Todo se desarrolla como un true crime con un innegable trasfondo escabroso que, con la exagerada muerte de uno de los villanos, se pasea peligrosamente por los parajes del slapstick. Por lo menos estaba mejor ubicada puesto que Crushed sí competía en Sección Órbita.
Serendipia prosigue en su asombro, que está derivando en perplejidad, y se prepara, también en Tramontana, a por otra película, la última del día y también perteneciente a la Oficial Fantàstic Competició.
De sugerente título, Si pudiera te daría una patada (If I Had Legs I’d Kick You, Mary Bronstein), no sabemos si con esta producción norteamericana veríamos o no un film de género fantástico. Veamos de qué va esto… Linda (Rose Byrne) está desbordada por el nacimiento de su hija —que padece
una misteriosa enfermedad—, la ausencia de su marido, una casa difícil de habitar, la desaparición de una persona y una relación cada vez más hostil con su terapeuta. Hasta aquí la sinópsis.
Rose Byrne, Oso de Plata a Mejor Interpretación en Berlín, les sonará a los aficionados al género fantástico por su participación en algunas entregas de la saga X-Men y por ser la protagonista de las dos partes de Insidious. Y sencillamente está genial como madre desbordada, cuya situación se refleja estando durante toda la película en plano y un plano muy cerrado que consigue agotar al espectador de esta producción independiente distribuida por A24. Pero… Como suponían, nuevamente el género fantástico brilla por su ausencia. Y no, ciertos efectos visuales con los que la directora quiere hacernos partícipes de la intoxicación de marihuana de la protagonista no justifican tampoco la presencia de esta cinta en sección Oficial Fantàstic Competició. Si fuéramos malpensados, casi insinuaríamos que, o la «cosecha» del fantástico ha sido escasa (o mala), o se quieren colocar cintas con calzador para engrosar tantos por cientos e intentar igualar la participación de directoras a competición. El jurado no debió de compartir nuestro punto de vista puesto que galardonó a Byrne con el premio a la categoría de mejor actriz.
No se confundan, no despreciamos el trabajo de Mary Bronstein, la directora demuestra dominar a la perfección la puesta en escena y tener un perfecto criterio sobre qué ritmo de acción nos iba a hacer partícipes de la odisea mental que sufre la protagonista. Se proyecta sobre nosotros y nosostros proyectamos sobre ella. El estrés es uno de los principales monstruos que nos atenazan en nuestro día a día, y Bronstein ha clavado su retrato. Y lo ha clavado porque sabe hacer uso del humor, sabedora de que darle un toque a los ingredientes con la vis cómica los hace todavía más subrayados. Si pudiera, te daría una patada es una ácida crítica al exceso de exigencia de la madre moderna, que equilibra a la perfección la amargura y el encanto, y, sin duda, una de las mejores comedias dramáticas del año. Nos gustaría haberla visto en un marco que le hiciera más justicia. En otro festival, no en este.
Y tras esto Serendipia se recoge nuevamente en nuestra acogedora mazmorra para reposar, pues mañana nos esperan cuatro películas más. Les dejamos con este bonito video de aniversario de películas que lo celebran este 2025. Se sorprenderán de lo viejos que son ya… (para verlo denle a ‘ver en youtube’)
TerrorMolins 2025: Palmarés de la 44ª edición

El Festival de Cine de Terror de Molins de Rei ha puesto punto final a su 44.ª edición tras una semana intensa de proyecciones, encuentros profesionales y actividades paralelas que han reafirmado el certamen como una cita imprescindible para los amantes del cine de género.
La sesión de clausura, celebrada el viernes por la noche, incluyó la proyección del cortometraje Confession, de la directora japonesa Mai Nakanishi, y del largometraje La Frecuencia Kirlian, presentado por su director, el argentino Cristian Ponce, que compartió con el público el origen y la evolución de este proyecto convertido ya en obra de culto.
Durante la ceremonia, el festival rindió homenaje al cineasta sevillano Paco Cabezas, que recibió el Premio Honorífico 2025 en reconocimiento a su trayectoria como director y guionista. Autor de títulos como Aparecidos, Carne de neón o Mr. Right, y colaborador en series internacionales como Penny Dreadful, Fear the Walking Dead o Wednesday, Cabezas dedicó el galardón a las tres mujeres de su vida —su madre, su hija y su pareja— con palabras cargadas de agradecimiento y emoción. El festival destacó su capacidad para combinar una mirada local con una proyección internacional, consolidándose como una voz singular dentro del cine de género.

La programación culmina el sábado con la tradicional Maratón de 12 horas de cine de terror, colofón apoteósico del TerrorMolins 2025, que se inicia con el anuncio del palmarés de esta edición.
Gaua y Rabbit Trap, las grandes triunfadoras del TerrorMolins 2025
El festival cierra así una edición en la que Gaua, del director alavés Paul Urkijo, y Rabbit Trap, del británico Bryn Chainey, han sido reconocidas como las grandes vencedoras del certamen. Gaua se ha llevado los premios a Mejor película, Mejor dirección y Mejores efectos especiales y maquillaje, reafirmándose como una de las propuestas más cautivadoras e impactantes de la temporada. Por su parte, Rabbit Trap ha sido distinguida con los galardones a Mejor guion, Mejor fotografía y Mejor interpretación por el trabajo de Dev Patel en el papel protagonista.
El jurado oficial de largometrajes de esta edición ha estado integrado por la periodista y crítica Marta Ferrer (Catalunya Ràdio, Nació Digital), el cineasta y artista de efectos especiales Pablo Otero (Alien: Covenant, Avengers: Endgame) y el guionista y director Daniel Padró (Psicario, Molaphone).

Las premiadas del TerrorMolins 2025
En la Sección Oficial, se ha reconocido a Joan Vilà por su banda sonora en Silencio, la nueva película de Eduardo Casanova. El compositor ha tenido una presencia especialmente destacada en el TerrorMolins, ya que también es el autor de la sugerente música del spot oficial de la edición 2025. Además, el jurado ha otorgado dos menciones a Mejor película: a la japonesa Kinki Chihō no Aru Basho ni Tsuite (About a Place in the Kinki Region) y a la producción india Bramayugam.
En la Sección Being Different, la gran ganadora ha sido Que ma volonté soit faite (Her Will Be Done), reconocida como Mejor película y premiada también por su dirección, a cargo de Julia Kowalski, y por la interpretación de su actriz protagonista, Maria Wróbel. El jurado ha concedido una mención especial al actor Michael Gilio por su papel en Monkey’s Magic Merry Go Round, mientras que el guionista y director Yûta Shimotsu ha sido premiado por el guion de New Group.
La Sección Bloody Madness ha celebrado la película Flush, que se ha llevado los premios a Mejor película y Mejor interpretación para Jonathan Lambert. También ha destacado Bodycam, del director Brandon Christensen, que visitó el festival para presentarla y que ha sido reconocido con el premio a Mejor dirección, así como con una mención del jurado a Mejor película. Por su parte, Deathstalker ha sido premiada por sus efectos especiales.
En la Sección Oficial de Cortometrajes, Whitch ha sido distinguido como Mejor cortometraje y también ha recibido el Premio del Público Manel Gibert. El galardón a Mejor guion ha sido para James A. Castillo y Julio Serrano por El fantasma de la Quinta. El Premio Víctor Israel a la Mejor interpretación ha recaído en Emily Renée por A Matter of Minutes, y los Mejores efectos especiales han sido para Underground Invaders.
El Mejor cortometraje de la Sección Ç-Trencada es para Instruccions per a ser un nen assenyat, mientras que Mater Benefacta se ha llevado una Mención especial del jurado, así como el Premio del Público. El Jurado joven ha destacado el cortometraje Pálpito.
A continuación, podéis consultar el palmarés completo.
🏆 Palmarés del TerrorMolins 2025
Sección Oficial Largometrajes
Mejor película
Gaua
Menciones especiales
Kinki Chihō no Aru Basho ni Tsuite (About a Place in the Kinki Region)
y Bramayugam
Mejor interpretación
Dev Patel por Rabbit Trap
Mejor banda sonora
Joan Vilà por Silencio
Mejor dirección
Paul Urkijo por Gaua
Mejor guion
Bryn Chainey por Rabbit Trap
Mejores efectos especiales y maquillaje
Gaua
Mejor fotografía
Andreas Johannessen por Rabbit Trap
Sección Being Different
Mejor película
Que ma volonté soit faite (Her Will Be Done)
Mejor dirección
Julia Kowalski por Que ma volonté soit faite (Her Will Be Done)
Mejor interpretación
Maria Wróbel por Que ma volonté soit faite (Her Will Be Done)
Mención especial
Michael Gilio por Monkey’s Magic Merry Go Round
Mejor guion
Yûta Shimotsu por New Group
Sección Bloody Madness
Mejor película
Flush
Mención especial
Bodycam
Mejor dirección
Brandon Christensen por Bodycam
Mejor interpretación
Jonathan Lambert por Flush
Mejores efectos especiales
Deathstalker
Sección Oficial Cortometrajes
Mejor cortometraje
Whitch
Mejor guion
James A. Castillo y Julio Serrano por El fantasma de la Quinta
Premio Víctor Israel a la mejor interpretación
Emily Renée por A Matter of Minutes
Mejores efectos especiales
Underground Invaders
Premio Méliès d’Argent al mejor cortometraje europeo
Judy1964
Mención especial del jurado
Borbulha (Pimple)
Premio del Jurado joven
Mi juego
Mención especial del Jurado joven
Borbulha (Pimple)
Premio de la Crítica d’Or al mejor cortometraje
Meat Crayon
Premio del Público Manel Gibert
Whitch
Sección Ç-Trencada
Mejor cortometraje
Instruccions per a ser un nen assenyat
Mención especial del jurado
Mater Benefacta
Premio del Jurado joven
Pálpito
Premio del Público
Mater Benefacta
Sección TerrorKids
Mejor cortometraje
Konko
Mención especial del jurado
Luna and the Brain Tuna
Premio del Público “Caca en la Butaca”
Defect
TerrorMolins 2025: El festival entra en su recta final

El Festival de Cine de Terror de Molins de Rei inicia su recta final tras una semana llena de actividades, estrenos y presencias destacadas que han vuelto a consolidar el festival como un referente esencial para los amantes del género de todas las edades. TerrorMolins 2025 reafirma su vocación como espacio de encuentro del talento emergente y local, abriéndose a la diversidad y la proyección internacional, y reforzando las iniciativas para impulsar la creación de cine de terror en catalán.
La semana se abría el lunes con la Muestra de Cortometrajes para Institutos, una sesión en la que estudiantes de toda la comarca pudieron disfrutar de los mejores cortos de la edición anterior. El encuentro contó con la participación de Sergi Vizcaíno, productor y profesor del grupo autor de Ballant amb la mort, y Carles Roman, director de Barbie Hell.
Continuando con la programación formativa, el miércoles por la mañana el festival acogió la conferencia “Detrás de la magia: cómo funcionan los VFX en el cine”, a cargo de Pablo Otero, artista visual y escritor gallego con experiencia en producciones como The Mandalorian, Alien: Covenant o Vengadores: Endgame, así como miembro del Jurado Oficial de este año. Otero llenó La Peni con una charla que ofreció una visión privilegiada del mundo de los efectos visuales a través de un recorrido por su trayectoria personal.

Adriana Galicia y Margalida Adrover, del corto Cuca, con el jurado de Industria (©Joan Gosa)
El jueves, uno de los platos fuertes de la semana fue la masterclass “Cine de terror independiente: una mirada (aún) más oscura”, con Caye Casas y Marc Carreté, moderada por Mireia Noguera. La sesión puso sobre la mesa los retos y libertades del cine independiente dentro del género.
Primera edición del Premio al cortometraje de terror en catalán
El jueves por la mañana, los grandes protagonistas fueron los proyectos finalistas de la primera edición del Premio a la producción de un cortometraje de terror en lengua catalana, una iniciativa que busca impulsar el talento local y apoyar la creación cinematográfica en catalán. Los ocho finalistas presentaron sus pitchings ante el jurado de Industria, compuesto por Laia Aubia de Higes, Judit Navarro Lozano y Diana Santamaria Varas. El proyecto ganador, anunciado al mediodía, fue Cuca, dirigido y escrito por Adriana Galicia, quien realizó la presentación acompañada de la productora ejecutiva Margalida Adrover. El jurado destacó su apuesta original, el hecho de tratar un tema muy poco abordado en el audiovisual y que se trata de un proyecto muy sólido, otorgándole así una dotación económica de 5.000 € para que se pueda producir el film, que será presentado en la próxima edición de TerrorMolins.
Sesiones dobles, estrenos y visitas internacionales
A lo largo de la semana, el Teatre de la Peni ha acogido numerosas sesiones dobles con estrenos españoles muy esperados, como About a Place in the Kinki Region (Kôji Shiraishi), Marshmallow (Daniel DelPurgatorio), Missing Child Videotape (Ryota Kondo), Monkey’s Magic Merry Go Round (Aidan Leary) o Dark Nuns (Kwon Hyeok-jae). El miércoles, la sesión compartida con Silencio, la nueva serie de Eduardo Casanova, contó con la presencia del compositor Joan Vilà, autor también de la banda sonora del spot del festival. Entre los estrenos más destacados de la semana se encuentra también Bramayugam (Rahul Sadasivan), un viaje visual hipnótico y estreno español de la película india que lleva el folk horror asiático a una nueva dimensión.
El jueves, TerrorMolins recibió la visita del director canadiense Brandon Christensen, que presentó dos estrenos de este año: Night of the Reaper (en competición en la Sección Oficial) y Bodycam (Sección Bloody Madness). Tras la première internacional de The Puppetman en la edición de 2023, el cine de Christensen volvió al festival para protagonizar una de las sesiones más multitudinarias de la semana.

Adriana Galicia y Margalida Adrover, del corto Cuca, con el jurado de Industria (©Joan Gosa)
Sesión de clausura y homenaje a Paco Cabezas
El viernes por la noche, en la sesión de clausura se presentará el cortometraje Confession de Mai Nakanishi y el largometraje La frecuencia Kirlian, con la presencia del director argentino Cristian Ponce. En este mismo acto se entregará el Premio Honorífico 2025 a Paco Cabezas, cineasta sevillano autor de títulos como Aparecidos, Carne de neón o Mr. Right, y colaborador en series como Penny Dreadful, Fear the Walking Dead o Wednesday. El festival reconoce así su capacidad para combinar una mirada local con una proyección internacional, consolidándose como una voz propia dentro del audiovisual de género.
Final apoteósico: J-Horror, música y 12 horas de cine de terror
El sábado llegará uno de los momentos más esperados del festival: las conferencias dedicadas al J-Horror. Por un lado, “TerrorManga: las historias más terroríficas, esperpénticas y repugnantes del cómic japonés”, con Oriol Estrada, y “El J-Horror jugable: el terror en el videojuego japonés”, con Víctor Navarro. Las ponencias precederán a la emblemática Maratón de 12 horas de cine de terror.
La maratón incluirá el concierto previo de Tibosity y las proyecciones de Her Will Be Done (Julia Kowalski), Dream Eater (Jay Drakulic, Mallory Drumm, Alex Lee Williams), Flush (Grégory Morin), Hold the Fort (William Bagley) y una película sorpresa. La sesión, clausura espiritual del festival, tiene las entradas prácticamente agotadas y promete volver a ser una experiencia memorable gracias a la programación, pero también a los espectáculos que la convierten en un evento único e inmersivo.
Diario de Serendipia en Sitges 2025: Cuarta cápsula
Durante esta cuarta jornada, Serendipia vería el poco cine español que pudo presenciar. Y es que esta edición no ha ido sobrada de títulos españoles, vascos o catalanes. Así, este par que pudimos ver fueron de los escasos que hubo.
Para Serendipia hoy será una jornada completa a pasar en Tramontana. No hay problema, al contrario, preferimos esta sala por no ser mastodóntica y, sobre todo, porque prensa ocupa las filas de delante, con lo cual Serendipia puede ver las películas como les gusta, bien grandes. Y la jornada se inicia con un buen film protagonizado por la estrella del día, Benedict Cumberbatch, cuya presencia fue celebrada por los más fanáticos, y un actor reconocible para que los noticiarios de televisión y la prensa generalista hable del festival. Vamos allá.

En Esa cosa con alas (The Thing with Feathers, Dylan Southern), adaptación de la novela El duelo es esa cosa con
alas de Max Porter, su protagonista (Cumberbatch) lucha por procesar la inesperada muerte de su esposa y criar a sus dos hijos pequeños. El dolor ya es bastante caótico, pero aumenta cuando se manifiesta en un huésped desquiciado e indeseado que lo atormenta desde las sombras y que no es otra cosa que un enorme cuervo, protagonista de las ilustraciones que realiza, que es la materialización del dolor que sufre, a la manera de aquel otro cuervo que atormentaba al protagonista del más célebre poema de Poe. Benedict Cumberbatch realiza una actuación emocionalmente convincente, un despliegue de matices y registros, tanto que no nos hubiera extrañado lo más mínimo que se hubiera llevado el premio de esta edición al mejor actor. Para nosotros, merecerlo, lo merecía, aunque el film, lo que se dice de género fantástico no es que lo fuera demasiado, la verdad. Menos para estar en Oficial Fantàstic Competició. Esa es la opinión de Serendipia, pero, igual que Groucho tenía unos principios, que si no agradaban los cambiaba por otros, Serendipia puede defender, sin que se le tuerza el gesto, lo contrario de lo que acaba de sostener: Esa cosa con alas es un buen ejemplo de la salud del fantástico y su capacidad de adaptarse a tiempos nuevos con renovadas fórmulas. Y podemos aducir para defender este último juicio la mala acogida que ha obtenido de buena parte de la crítica generalista. Algunos profesionales han puntuado negativamente la opera prima de Dylan Southern porque, al utilizar recursos propios del terror (y de uno que encima no asusta) no es capaz de profundizar en el drama de ese padre que enfrenta el profundo dolor de sobrevivir a su pareja sin que la vejez estuviera siquiera anunciada, una lacerante muerte repentina que trastorna todo aquello que ha sido nuestro feliz arraigo con el mundo.
Sí, Esa cosa con alas es una película fantástica (tienta decir que en toda la polisemia del término). El duelo nos atenaza y nos anula como si fuera un monstruo agarrándonos por las entrañas. El terror, como género, hace mucho que dejó de necesitar sustentarse en lo sobrenatural para ser. Es más, cuando la fuente del espanto es un ente que está fuera de lo humano, puede llegar a presentarse como un malestar

El actor recibio el premio Máquina del Tiempo (Foto: Miguel Ángel Chazo)
psicológico: el Horla de Maupassant no tiene la misma fisicidad que el vurdalak de Tolstoi, así de lejos viene la conversión del terror en algo interno al hombre. Hay más, como dice Ángel Sala, el fantástico no es una mera lista de tópicos temáticos, es también, y quizás sobre todo, un modo de narrarlos. El terror no lo pone sólo el que, muchas veces lo introduce el como. Por todos los acercamientos que queramos, Esa cosa con alas es una cinta de género, no ya porque en ella se muestre una entidad terrorífica, el cuervo al que aludimos, sino porque aunque somos conscientes de que esa figura, en verdad, es la proyección de la mente de papá (los personajes no tienen nombres propios), a la sazón autor de cómics, ello no obsta para que la narración lo muestre en su materialidad y en su efecto aterrador sobre los personajes que están atravesando el duelo. Podríamos decir que el papá que es Cumberbatch escribe su propio Babadook, aquel cuento infantil ilustrado y misterioso que daba título a la película de Jennifer Kent, cinta con la cual mantiene más de un correlato la que estamos comentando. El linde entre el fantástico y lo que no lo es, no reposa en la prueba de cargo que insinúa que sí había entidad externa, o ¿acaso Personal Shopper no habría pertenecido al género si Olivier Assayas no nos hubiera regalado ese vaso que flota en profundidad de campo sin ser visto por los personajes? Quédense con la opinión de Serendipia que más les convenza.
Con una representación del dolor (con mayúsculas) magníficamente perturbadora, para cualquiera que haya experimentado una pérdida, Esa cosa con alas va a suponer una experiencia desgarradora y angustiosa. Y catártica. Ese es el poder de un género que para demasiados es menor, pero que expresa como ninguno el poder de una cámara, su capacidad de penetrarnos hasta lo más íntimo. En ello reside la atracción humana por la imagen en movimiento, el cine nos fascina porque nos eleva y captura. Iván Zulueta lo sabía bien, el cine, vampiro del alma, es la única criatura capaz de apresar la pausa. El arrebato.
Nunca es tarde para descubrir Arrebato (Iván Zulueta, 1979). Y nunca es suficiente lo que se habla de Arrebato. El arrebato, como Drácula, nunca tiene fin. Y si no que se lo digan a Enrique López
Lavigne y Marta Medina directores de El último arrebato, un nuevo intento de acercarse a la inclasificable obra de Zulueta con un documental dramatizado en el que veremos a los directores contactando con los diferentes supervivientes del film: Eusebio Poncela, Cecilia Roth o Marta Fernández Muro; además de otros personajes que tuvieron mucho que ver con el director y el rodaje, como el director Jaime Chávarri, la aportación más interesante del documental. La película tiene extractos rodados en súper-8, 16 mm y video, diferentes texturas para introducir al espectador en aquel universo cuyas localizaciones también son visitadas. Pueden verse extractos de cortometrajes como Ginebra en los infiernos, de Chávarri con Iván Zulueta de protagonista, viejas películas familiares, cortometrajes de infancia y, por supuesto, escenas de Arrebato. Repetimos que la gran baza del documental es la presencia de Jaime Chavarri, porque conoció bien al director donostiarra y porque posee un enorme archivo fotográfico y de tempranas películas en súper-8. Eusebio Poncela en una de sus últimas, si no la última, película en la que participa, comenta que desde su sonado estreno, durante el cual hubo insultos para el cineasta, no ha vuelto a ver Arrebato. Ni volverá a hacerlo. Al contrario de nosotros, sus fieles, que necesitamos volver periódicamente a esa casa de la madrileña Gran Vía para volver a arrebatarnos. Una y otra vez.
Una y otra vez.
Una y otra vez.
Una y otra vez.
Pero por lo pronto buscaremos la salida en Exit 8 (Kawamura Genki) la siguiente propuesta incluida en Oficial Fantàstic Competició, una producción japonesa que casa mucho con lo que acabamos de ver. En ella, un hombre se encuentra atrapado en un interminable pasillo de una estación de metro. Se propone encontrar la Salida 8, pero descubre que se encuentra atrapado en un bucle que se repite una y otra vez. Descubrirá las reglas para encontrar la salida que busca: no pasar por alto nada fuera de lo normal. Si descubre una anomalía, debe dar media vuelta inmediatamente y volver a comenzar. Si no es así, debe continuar. Cualquier descuido le enviará de vuelta al principio. Adaptación del videojuego homónimo de éxito mundial creado por Kotake Create y una extraña manera de concienciar a un futuro padre a hacerse cargo del bebé que va a llegar y a perder el miedo a la responsabilidad que todo ello atañe, Exit 8 fue una de las propuestas más estimulantes de esta edición. Como estimulantes son los enigmas y acertijos, los espectadores nos implicamos en la resolución del rompecabezas que viven los personajes como si el laberinto infinito que les atrapa fuera también el nuestro.
Pero hablemos de Ravel.
Abramos paréntesis. Maurice Ravel, meticuloso artesano, ha sido reconocido como uno de los mejores orquestadores de la historia. Adscrito al impresionismo junto a Claude Debussy, su música cultivó la perfección formal sin dejar de ser al mismo tiempo profundamente humana y expresiva. La Gran Guerra (1914-1918) marcó un antes y un después en su obra, la contienda se llevó con ella las ilusiones de la belle époque y cambió al músico, como había cambiado a los millones de hombres movilizados en «el gran cataclismo». A partir de ese momento se aferró a las formas clásicas y las renovó a través de su armonía y
composición, explorando las posibilidades instrumentales de la orquesta como conjunto, como interprete global, y se decantó definitivamente por centrarse en la estructura y rigor formal. El Boléro es quizás el ejemplo más claro de esto, con su hipnótico ritmo de tres tiempos que se repite a lo largo de la obra. Esta, su pieza más célebre, que apuesta por durar alrededor de un cuarto de hora con solo dos temas y una cantinela incansablemente repetida, fue estrenada el 22 de noviembre de 1928 frente a un público un tanto asombrado. Más allá de la música, el Bolero es visto como una lección de vida sobre el poder de la espera y la anticipación en una época de inmediatez. Enseña que el placer no está solo en el final, sino también en el proceso de construcción.
Fin del paréntesis.
Este largo excurso raveliano puede parecer una digresión, una ida de olla si lo decimos en registro coloquial, pero no lo es. Es, precisamente el Bolero, lo que va escuchando en sus cascos el protagonista, que recibe el nombre de Hombre Perdido (un solvente Kazunari Ninomiya), cuando empieza la acción. Y no es una elección sonora casual, nada es fortuito en Exit 8. La base de la composición de Ravel es la repetición y la progresión, de modo que la música nos da ya la pista de lo que vamos a encontranos y que no será otra cosa que el deambular del Hombre Perdido por un bucle con variaciones que es un auténtico laberinto. Los laberintos son construcciones basadas en la repetición de parámetros que tienen por finalidad confundir a quien se adentra en ellos, simbolizan la vida humana como enfrentamiento a desafíos difíciles de resolver.
El laberinto tiene una dimensión de aprendizaje, puesto que quienes se adentran en él podrán salir cuando encuentren el centro de definición. Poner al personaje en situación de encierro laberíntico es tanto como mostrárnoslo sumido en un viaje iniciático del que saldrá con una lección de vida aprendida.
El Hombre Perdido se halla atrapado en una serie de eventos repetitivos, como en un bucle temporal, y la única forma de escapar (encontrar la «salida del laberinto») será descifrando la lógica interna del bucle o resolviendo el problema subyacente. Antes de entrar en esa pesadilla lineal de pasadizos subterráneos con azulejos blancos, cortesía del diseño de producción sádicamente preciso de Ryo Sugimoto, el protagonista ha sido testigo impasible de una afrenta cotidiana: en un vagón de metro abarrotado, un oficinista prepotente acosa a una joven madre por el llanto de su bebé, y nuestro héroe simplemente se inhibe y se sigue refugiando en Ravel y su bolero. Todo laberinto conlleva una enseñanza, la que alcanzamos a través del Hombre Perdido y el resto de personajes encerrados en ese enlace de Moebius es que no debemos hacer caso omiso a las anomalías, esos pequeños percances que acaban siendo auiténticos defectos de funcionamiento viciando entera la dinámica social. Exit 8 nos trae una lección moral, es un gran entretenimiento con la suficiente dosis de profundidad para hacernos reflexionar sobre nuestra estadía en el mundo y nuestra responsabilidad en la mejora de sus dinámicas.
Y así, con la mente sobrestimulada y algo exhausta, Serendipia entra en silencio a ver Silencio. Un silencio nada reverencial ni, menos, conciliador, sino más bien muestra de la calma tensa que provoca en Serendipia la figura de su director. Y es que, con Eduardo Casanova, Serendipia se retuerce sobre sí misma y se escinde en dos cabezas que se interpelan entre sí cual si fueran el dúo Pimpinela. La cabeza amable y contemporizadora pone siempre en valor su originalidad y su cariz rompedor, aunque en su globalidad aún sea mejorable. La otra, más secundaria y retorcida, se crispa con la falta de modestia de sus modos de niño
consentido por la industria. Con el enfrentamiento por bandera, Serendipia se adentró en su ultima obra, la mini-serie Silencio, que se ofreció íntegra, pues sus tres capítulos son de unos 20 minutos. Una serie de vampiras con toques cómicos que pretende hacer de la saturación virtud. La cabeza amable disfrutó el conseguido maquillaje de las vampiras, la rebuscada torció el gesto durante todo el metraje por la poca mesura a la hora de escribir los diálogos, diálogos redundantes con la imagen y que en muchas ocasiones no pasan de la broma privada. Contemporizando, la amable está dispuesta a aceptar que algunas escenas están algo fuera de lugar, pero considera que el balance es positivamente transgresor. Una transgresión de plexiglas le responde su otro yo, una provocación de oropel, un trash para influencers. La serie se le hizo corta y se quedó con ganas de ver más, mucho más. A la cabeza cordial, claro. Le pareció un croquis, una prueba de lo que se podría hacer. Casi un tráiler de gran formato. De demasiado gran formato, le pareció a su partenaire, sólo en clave de cortometraje Casanova es solvente, porque edifica sin cimientos y hasta las buenas ideas se le desploman. Para la parte más candorosa se trata de un cineasta de innegable valor, para la resabiada eso podrá ser cierto el día en que deje de mirarse el ombligo y acepte, con humildad, que hay que aprender el oficio antes de hacerse un estilo propio. También los enanos empezaron pequeños.

Pero ¿Qué cuenta Silencio? Pues a grandes rasgos narra como sobreviven unas hermanas vampiras a la escasez de “sangre humana limpia” debido a la Peste Negra, pero el verdadero veneno es el silencio que las rodea. Siglos más tarde, una de sus descendientes se enfrenta al mismo conflicto durante la epidemia del sida en España, descubriendo que el amor entre “enfermos” y “sanos” sigue provocando el mismo rechazo. El mismo terror.
Y poco más. El día, en cuanto a ver películas, ya no da nada más de sí y Serendipia se adentra nuevamente en sus aposentos para prepararse, pues comienza una larga semana de cinefagia sin pausa.
Y habiendo estado toda la jornada en Tramontana, ¿Qué tal un video-homenaje a la misma? Con él les dejamos…
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