Las lecturas de Serendipia: ‘Shock SuspenStories’ Vol. 2

SHOCK SUSPENSTORIES VOL. 2
Diábolo Ediciones. Encuadernación en tapa dura. Formato magazine, 216 páginas a todo color
Llega una nueva entrega de la lujosa e imprescindible edición de los clásicos EC que realiza Diábolo Ediciones. Tras completarse las dos colecciones que tenía en curso (Tales from the Crypt y Weird Science), prosigue Shock SuspenStories, una de las más interesantes de EC Comics (y ya es decir) por su crítica directa hacia una sociedad que daba muestras sobradas, (eso sí, de puertas para dentro), de estar en avanzado estado de descomposición.
Como ya indicamos, Shock SuspenStories se inició como auténtico cajón de sastre cuya intención inicial era que incluyera una historieta de terror, otra de ciencia ficción, una de crímenes y, finalmente, una bélica. Un popurrí compuesto por los cuatro géneros que le habían dado más rédito a la editorial, aunque potenciando el impacto final. El shock. Pero la fórmula solo se cumplió en el primer número, algo que no es extraño, pues cuando hablamos de los cómics E.C., hablamos de, casi, un único género: el terror, alrededor del cual se desarrollan el resto. El cómic comenzó fuerte y pronto publicó algunas historietas que todavía hoy resultan influyentes por su carácter de denuncia, como ¡Los patriotas! (The Patriots!), ¡El culpable! (The Guilty!), ¡Odio! o ¡Bajo la máscara! (Under Cover!). Unas historias que ya entonces causaron gran controversia entre los lectores, que se mostraron tanto a favor como en contra, tal y como puede comprobarse en las páginas del correo del lector que hay en los diferentes números de la publicación. Pronto la maquinaria del American Way of Life que E.C critica con este tipo de historias, conspirará para parar los pies a la editorial.
El equipo creativo que se encontraba tras Shock SuspenStories continua siendo, con ligeras variaciones, el de los seis primeros números: Al Feldstein a los guiones, dibujando alguna historieta y realizando la mayoría de las portadas, además de encargarse de adaptar las historias originales de Ray Bradbury. Y en el arte Jack Kamen, Wally Wood, Joe Orlando y un recién llegado, el gran Reed Crandall, que se incorporará a la plantilla fija de la revista, a los que hay que sumar la eventual participación de artistas invitados. Sin duda un equipo ganador el que sacó adelante los 18 números que con cadencia bimensual llegaron a los quioscos norteamericanos de febrero de 1952 a enero de 1955. Finalmente, este segundo tomo de Shock SuspenStories cuenta con un bonito prólogo de Dean Kamen, hijo de Jack Kamen.
Frank Frazetta (1928-2010)
Frank Frazetta ha sido y sigue siendo uno de los ilustradores más influyentes que han existido. Nacido el 9 de febrero de 1928 en Nueva York, a los ocho años y ante la insistencia de sus profesores, sus padres lo matricularon en la Brooklyn Academy of Fine Arts, a la que acudió durante ocho años. Publicó sus primeras historias en comic-books (The Snowman) en 1944 a la temprana edad de 16 años. Más tarde hizo series para DC Comics («The Shining Knight» en Adventure Comics), ME («White Indian» en Durango Kid) y las cubiertas de Buck Rogers. También fue negro de Dan Barry en Flash Gordon y en 1952 dibujó su propia serie, Thun’da, para Magazine Entreprisess. E por esa época cuando Frazetta realiza sus escasos trabajos para E.C. Comics, principalmente junto Al Wlliamson, como es el caso del que se nos ofrece en este segundo tomo de Shock SuspenStories. Tan solo realizaría en solitario una historieta para el sello de Gaynes y sería, precisamente, en este mismo titulo, concretamente Squeeze Play, que podremos ver en el número 13, que se editará dentro del tercer y último tomo de la serie.
Durante los años sesenta Frank Frazetta se prodigó principalmente en la ilustración, forjando su leyenda principalmente con su trabajo para Warren Publishing entre 1965 y 1973, editorial para la que realizó gran número de portadas e incluso alguna historieta, como la inolvidable Werewolf! publicada en el primer número de Creepy (1964). Una explosión creativa que ha dejado una profunda huella en muchos de los ilustradores de Ciencia ficción y fantasía heroica (Jeff Jones, Berni Wrightson, Michael Whelan, Don Maitz, Boris Vallejo, etc.) quienes adquirieron el estilo «Frazetta», tan nuevo como dinámico. También trabajó de cartelista cinematográfico, y entre sus posters figuran los de ¿Qué tal, Pussycat?, Tras la pista del zorro, El baile de los vampiros y Ruta suicida, entre otros.
Los años posteriores supusieron una consolidación en su labor artística produciendo una serie de libros que recogen lo mejor de su arte. Una enfermedad lo imposibilitó de pintar con la mano derecha, pero aprendió a desenvolverse con la izquierda en lo que es toda una muestra de voluntad, autodisciplina y superación. Finalmente, Frank Frazetta falleció el 10 de mayo de 2010, a la edad de 82 años, víctima de un derrame cerebral.
Un repaso pormenorizado de los contenidos de Shock SuspenStories Vol. 2 (Guiones: Al Feldstein)
SHOCK SUSPENSTORIES #7: febrero-marzo de 1953.
Abre el número Al Feldstein con una impactante portada que no hace referencia a ninguna de las historietas que contiene el cuaderno, que se inicia con ¡La venus de la playa! (Beauty and the Beach), una Crime SuspenStory ilustrada por Kamen en la que dos bellas esposas son obsequiadas por sus celosos esposos con lo que más les gusta…¡El
soborno! (The Brive!) es una Shock SuspenStory dibujada por Wally Wood en la que un policía corrupto se llevará su merecido tras un único traspiés. Infiltración (Infiltration) es una Science-Fiction SuspenStory que se encarga de ilustrar Joe Orlando y que tiene ciertos aires de thriller, pues se trata de encontrar a un espía infiltrado dentro de un pequeño círculo. Cierra el número ¡El pequeño asesino! (Small Assassin!) una historieta basada en un relato de Bradbury protagonizado por una madre que está aterrada por su hijo recién nacido ¿tendrá motivos reales para estarlo?
SHOCK SUSPENSTORIES #8: abril-mayo de 1953.

Tras una impactante (de eso se trata) portada de Feldstein, este octavo número ofrece un equipo idéntico al que tenía el anterior cuadernillo, a excepción de la cuarta historieta, en la que Joe Orlando es sustituido por Al Williamson, Frank Frazetta y Roy Krenkel. El número se inicia con Picadillo (Piecemeal) en la que de visita al hogar de su hermano mayor, y abusando un tanto de su hospitalidad, el benjamín se encapricha de su cuñada, que le corresponde pero no quiere quedarse sin la fortuna de su esposo, así que idearán un plan para quitarlo de en medio. Como pueden suponer, pues estamos hablando de E.C. Comics, la cosa terminará fatal, haciendo honor, además, al título de la historieta que Kamen se encarga de dibujar. Wally Wood en ¡El asalto! (The Assault!) ilustra la historia más comprometida del número al estar protagonizada por una nueva turba que se toma la justicia por su cuenta. La llegada (The Arrival) es la historia realizada a seis manos que indicábamos al principio de este párrafo, una Science-Fiction SuspenStory de lo más esperanzadora para la Humanidad… o no. Finalmente, Gotera (Seep no More!), dibujada por George Evans, cierra el cuaderno. Se trata de una historia en la línea del clásico El corazón delator, de Edgar Allan Poe, en la que el sentimiento de culpa hará que el propio asesino se descubra a sí mismo. En Shock Talk, la página de correo del lector, todavía hay repercusiones y opiniones, tanto a favor como en contra, de las polémicas historietas Odio y Bajo la máscara, publicadas en números 5 y 6 respectivamente de Shock SuspenStories y que ya analizamos en su momentos (Tomo 1 de la edición de Diábolo).
SHOCK SUSPENSTORIES #9: junio-julio de 1953.

A partir de este número entra en el equipo de Shock SuspenStories un ilustrador del que ya hablamos en otra de nuestras entradas, el genial Reed Crandall, que se une a Wally Wood, Jack Kamen y Joe Orlando, que con guiones y portadas de Feldstein conformará el fenomenal equipo habitual de talentos de esta cabecera, cuyo noveno número inicia Kamen con una historia de Ray Bradbury que Al Feldstein se encarga de adaptar. El juego de octubre (The October Game), es una cruel narración narrada de manera cinematográfica, repleta de tensión y de enorme impacto. Por su parte Wally Wood en ¡Llegó al alba! (Came the Dawn!) presenta la historia de un tipo tan afortunado que no se cree la suerte que ha tenido hasta que él mismo se encarga de estropearlo todo. En ¡Los entrometidos! (The Meddlers!), nuevamente tenemos una historieta en la que una turba ignorante acaba con lo que no comprende, causando un desastre que acabará terminando con los causantes…y de paso con el resto de la Humanidad. Reed Crandall cierra el número con ¡Carroña! (Carrion Death!), la historieta a la que Feldstein hacer referencia en portada. Una angustiosa y retorcida vuelta de tuerca a Fugitivos (The Defiant Ones, Stanley Kramer, 1958), con un delincuente que deberá huir enmanillado al cadáver de su captor, el policía al que ha matado. Mala situación, sin duda, y más si la acción se desarrolla en el desierto.
SHOCK SUSPENSTORIES #10: agosto-septiembre de 1953.

El décimo número de la serie lo abre Jack Kamen. Y lo hace tanto desde la portada como con la primera historieta, El sacrificio (The Sacrifice), que tiene una trama similar a la de Perdición (Double Indemnity, Billy Wilder, 1944) aunque con una vuelta de tuerca de lo más retorcida. Quien siembra… (…So Shall ye Reap!) es una de las historietas que más calado tuvo entre los lectores, mostrando dos versiones de unos hechos que llevarán al protagonista a un mismo destino ¿Cuál será el motivo de que su vida se haya torcido de tal modo? Vuelta a casa (Home Run!), que cuenta con los lápices de Joe Orlando, es una Science-Fiction SuspenStory con viaje a Marte incluido durante el cual la tripulación descubrirá que tienen un tripulante infiltrado. Y cierra nuevamente Reed Crandall con Dulzura (Sweetie-Pie) una morbosa historia que dejará al lector con un buen sabor de boca. Unos fieles lectores que dejan su opinión, tanto a favor como en contra de ¡El asalto! en la página dedicada al correo, donde por un lado puede leerse «Por favor, sigan publicando historias como Odio o El asalto. Ayudan a que la gente empiece a pensar«, como «era exagerada (…) Estos cómics muestran a grupos de gente matando a personas inocentes. Este tipo de cosas no ocurren en la realidad. ¿Qué pretenden, provocar conflictos?«, opinión esta última expresada por una tal Sra. Anna Towers, de New York, que es casi inmediatamente respondida por Edwin Zureich de Sandusky (Ohio) cuando cuenta como «durante la Segunda Guerra Mundial, una familia de negros murió en su propia casa, a causa de un incendio provocado«.
SHOCK SUSPENSTORIES #11: octubre-noviembre de 1953.
Excepcionalmente el cuaderno contiene una historieta y portada ilustradas por Johnny Craig, que se encargará también de abrir fuego con ¡La cita! (The Tryst!), protagonizada por un celoso marido y que se cerrará con un auténtico final de impacto. En agradecimiento… (In Gratitude…) es un inteligente alegado anti bélico y anti racista que se encarga de ilustrar Wally Wood, mientras que Reed Crandall dibujará Vísteme de espacio (¡ejem!) (The Space Suitors) un nuevo relato de infidelidad y crimen que se desarrolla en el espacio. Más terrenal es …Tres son multitud (...Three’s a Crowd) la historieta a la que hace referencia la portada de Johnny Craig con los celos nuevamente como protagonistas y pésimos consejeros. En esta ocasión el correo se emplea como altavoz de la creación del club de fans de adictos a E.C (del que ya hablamos largo y tendido en otra de nuestras entradas).
SHOCK SUSPENSTORIES #12: diciembre de 1953-enero de 1954.
En esta ocasión tenemos una de las más impactantes portadas de la serie, en la que pueden verse los estragos de la drogadicción y del síndrome de abstinencia, que en portada ilustra Feldstein y Joe Orlando en la historieta El mono (The Monkey), un relato destinado a concienciar a los jóvenes sobre los peligros de jugar con las drogas. Pero el número se abre con la previsible Última oportunidad (Deadline) dibujada por Jack Kamen; prosigue con El secuestrador (Kidnapper) en la que Reed Crandall muestra el horror de unos padres a los cuales han arrebatado a su hijo. Y termina con Más dura será la caída (Fall Guy), en la que un plan aparentemente redondo demostrará no serlo. Y todo por un simple olvido.
Lo que sin duda si es redondo es el tomo, que cuenta con un equipo artístico compacto y guionistas en gracia, todo ello en una colección que se cerrará con la próxima entrega de Diábolo, que reunirá los últimos seis e inolvidables números de la colección.
Frank Frazetta ha sido y sigue siendo uno de los ilustradores más influyentes que han existido. Nacido el 9 de febrero de 1928 en Nueva York, a los ocho años y ante la insistencia de sus profesores, sus padres lo matricularon en la Brooklyn Academy of Fine Arts, a la que acudió durante ocho años. Publicó sus primeras historias en comic-books (The Snowman) en 1944 a la temprana edad de 16 años. Más tarde hizo series para DC Comics («The Shining Knight» en Adventure Comics), ME («White Indian» en Durango Kid) y las cubiertas de Buck Rogers. También fue negro de Dan Barry en Flash Gordon y en 1952 dibujó su propia serie, Thun’da, para Magazine Entreprisess. E por esa época cuando Frazetta realiza sus escasos trabajos para E.C. Comics, principalmente junto Al Wlliamson, como es el caso del que se nos ofrece en este segundo tomo de Shock SuspenStories. Tan solo realizaría en solitario una historieta para el sello de Gaynes y sería, precisamente, en este mismo titulo, concretamente Squeeze Play, que podremos ver en el número 13, que se editará dentro del tercer y último tomo de la serie.
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