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Archive for 9 noviembre 2023

Teaser tráiler de ‘Cazafantasmas: imperio helado’

9 noviembre 2023 Deja un comentario

Teaser tráiler oficial de Cazafantasmas: imperio helado, la nueva entrega de la exitosa saga basada en la película Cazafantasmas (1984) de Ivan Reitman, dirigida por Gil Kenan estará exclusivamente en cines. ¡Sentirás escalofríos!

SINOPSIS 

En Cazafantasmas: Imperio Helado, la familia Spengler regresa al lugar donde empezó todo-el icónico parque de bomberos de Nueva York- para formar equipo con los Cazafantasmas originales, que han desarrollado un laboratorio de investigación ultra secreto para llevar la caza de fantasmas al siguiente nivel. Pero cuando el descubrimiento de un antiguo artefacto desata una fuerza maligna, los nuevos y los viejos Cazafantasmas deben unir sus fuerzas para proteger su hogar y salvar al mundo de una segunda Edad de Hielo.

Categorías: TRAILERS RECOMENDADOS

Diario de Serendipia en Sitges 2023: Cuarta cápsula

9 noviembre 2023 Deja un comentario

El domingo Serendipia se despliega por las salas de cine de la ciudad, Prado y Retiro, lo  que también significa el reencuentro con los clásicos, que ese día fueron dos: La casa sin fronteras (1972) de Pedro Olea y Angustia de Silencio (1972) de Lucio Fulci. Dos muestras de cine de género mediterráneo bien diferentes y del mismo año. Pero también hubo tiempo para otra muestra de la sección Noves Visions con la japonesa Atrapados en un bucle infinito de Junta Yamaguchi, y de Oficial Fantàstic Competició con la divertida There’s Something in the Barn (Magnus Martens). 

Fotos: Serendipia

Comenzar la jornada con Pedro Olea está más que bien. Si es en el Prado y sin ningún tipo de restricción para ocupar la butaca que se deseé, mejor. Y si lo que se proyecta es una versión remasterizada (gentileza de Mondo Macabro) de una de sus más oscuras cintas, eso, ya no tiene precio. La casa sin fronteras (1972) es una atípica muestra de thriller fantástico que el director bilbaíno dirigió tras El bosque del lobo (1970). Una cinta de intriga con veladas alusiones a sociedades secretas como la Masonería, pero que fue vista en la época como una crítica directa al Opus Dei, algo que el propio director negó durante la presentación del film. De atmósfera opresiva, rodada en un Bilbao oscuro, gris, en el que no cesa de llover, La casa sin fronteras  puede ser vista también como una metáfora de la agonizante dictadura franquista, en la que el disidente es controlado en todo momento, apartado o, en el peor de los casos, eliminado. El film se inicia con la llegada a la ciudad de Daniel (Toni Isbert), que busca trabajo e instalarse en Bilbao. Ya en la propia estación averigua la dirección de una pensión económica y conoce a un extraño individuo, con el que se topa en diversas ocasiones (José Orjas), que se ofrece a facilitarle un contacto para conseguir un empleo. Una vez en la dirección que le ha sido dada recibirá el encargo de localizar a Lucía Alfaro (Geraldine Chaplin), antigua integrante de la misteriosa organización que le ha contratado y que se hace llamar La casa sin fronteras. Absoluto fracaso en su momento, lo que le costó tener que cerrar su productora, Amboto Producciones Cinematográficas, pese al éxito obtenido con su anterior film, la película ha permanecido semioculta entre la producción del bilbaíno hasta que el sello norteamericano Mondo Macabro se ha animado a editarla remasterizada para su óptimo visionado, como pudo comprobar el público del Prado y el propio Olea, que no perdió la ocasión de ver su película restaurada.

Tras La casa sin fronteras, y con todo el pesar del mundo, Serendipia tuvo que abandonar el Prado pese a que iba a tener lugar una charla con el director, pero los horarios mandaban y en el Retiro comenzaba There’s Something in the Barn, una divertida propuesta nórdica protagonizada por una familia norteamericana, los Nordheim, que retorna a sus raíces tras heredar una casa en las montañas de Noruega. Los productores de Zombis nazis (Død snø, Tommy Wirkola, 2009) se enfrascan en una comedia de terror navideña con Magnus Martens al frente de la dirección, y, aunque la cafrería de aquella no se alcanza, la segunda parte de la cinta no decepcionará a los amantes de la hemoglobina. Si en la cinta de Tommy Wirkola la carnicería estaba en manos de nazis zombis, aquí lo serán los Nisse, criaturas de la mitología escandinava de aspecto entrañable que pueden tener muy mala leche si se los contraría. Son los gnomos de granero que cuidan del hogar del granjero y de sus hijos, protegiéndolos de la mala suerte, en especial cuando cae el sol y transcurre la noche, pero, ¡Ay de quien incumpla sus reglas! Por supuesto, los Nordheim las quebrantarán todas, y si en la primera mitad de la cinta los únicos problemas que enfrentan son los propios de los choques culturales, en la segunda habrán de enzarzarse en una auténtica lucha por su territorio. Y es que si no se debe alimentar a los Gremlins después de la medianoche, con los Nisse lo más importante de todo, es poner un tazón de avena en Nochebuena. Así que, igual que las criaturas de Joe Dante se transmutaban en fieras gamberras, descontroladas y sangrientas, lo mismo ocurrirá con el gnomo del granero de la familia protagonista, que acompañado de otros gnomos desatará una gran carnicería que hizo las delicias del público de Sitges.

Un buen divertimento que llegará a nuestras pantallas de la mano de A Contracorriente  en fecha tan significativa como el 5 de enero.

Hora de volver al Prado y al mejor cine clásico con Angustia de silencio (Non si sevizia un paperino, 1972), una de las películas con las cuales se homenajeó a Barbara Bouchet, Premio Nosferatu de esta edición del festival. La actriz, que inició su carrera en Estados Unidos pero es más recordada por su trayectoria en el cine italiano, recordó algunos momentos del rodaje con Lucio Fulci, que a pesar de tener fama de difícil, fue muy considerado con ella. A pesar de ser poco amante del cine de terror, Barbara Bouchet protagonizó algunos sangrientos giallos, pero entre sus películas prefiere destacar como favoritas otras como el policiesco Milán, calibre 9 (Milano calibro 9, Fernando di Leo, 1972). La película de Fulci se desarrolla en Accendura, un pequeño pueblo de la región italiana de Lucania, donde su habitantes están aterrorizados ante la aparición en la zona de varios cadáveres de niños. El juego de las sospechas se activará de manera algo truculenta, poniendo, como es habitual en el subgénero italiano, la sospecha revoloteando sobre la cabeza de todos los personajes hasta su resolución. Aunque Angustia de silencio es expuesta como ejemplo de giallo, la cinta tiene mucho de terror rural, algo que nos la hace sentir próxima a Una vela para el diablo de Eugenio Martín. Ambas películas se hacen eco de la cerrazón de mente de los lugareños, que choca contra la liberalidad de los personajes femeninos llegados de fuera, cuyas conductas son vistas como una amenaza al decoro que sólo puede traer desorden y depravación de las buenas costumbres. Tanto Martín como Fulci supieron exprimir el lado más oscuro de la vida rural y retratar los monstruos que pueden surgir de su condición más represiva, supersticiosa y atrasada. Al respecto, destaca en la italiana la secuencia de la brutal paliza de la que es víctima Maciara (Florinda Bolkan), una joven que es considerada bruja en el pueblo y sobre la que se cernirá la sospecha de ser la artífice de los infanticidios. Una escena de alta intensidad dramática, pavorosa por su crudeza y violencia, pues no en vano es una película de Lucio Fulci. Esa brutalidad que se respira desde el propio montaje, contrasta con la sensualidad de otras tomas y otras escenas, como aquella de desnudo y seducción a un menor protagonizada por Patrizia, el personaje que interpreta la Bouchet, escena que todavía hoy llama la atención y escandaliza, por lo cual es una pregunta recurrente en las entrevistas que le hacen al actriz el saber cómo se pudo rodar esa secuencia, así que Barbara Bouchet no esperó a que se la hiciera el público y explicó directamente que los planos en los que se ve a las dos figuras juntas, con el niño de espaldas, este era sustituido por un enano. Amable y diva, en el buen sentido del término, Barbara Bouchet se mostró cercana y accesible con sus fans y no dejó de recordar que se encuentra todavía en activo, como demuestra el gran número de películas y series en las que ha participado desde los años sesenta a este mismo año.

Y Serendipia sale del Prado, hace cola y…  Vuelve a  estar sentade en el mismo asiento del Prado, como si se hubiese convertido en el Phil Connors de Bill Murray y hubiese quedado atrapade en el tiempo. Y es que se disponía a ver el particular día de la marmota del japonés Junta Yamaguchi. El nipón ya es un viejo conocido del público del festival, pues se hizo con las simpatías de los espectadores en la edición de 2021 con su debut, Más allá de los dos minutos infinitos (ドロステのはてで僕ら), una comedia de viajes temporales, hecha, presupuestariamente hablando, con una mano delante y otra detrás, que venía a demostrar que el ingenio puede suplir con creces la carencia de dinero. Exhibida en Noves Visions, esta opera prima, que  nace como proyecto plenamente pandémico, para el que solo fueron necesarios un pequeño grupo de rodaje, una localización y una idea genial, se sustenta por un firme pulso y una tremenda voluntad de romper los moldes de la narrativa contemporánea empleando nuevas tecnologías. Se estrenó en un pequeño cine de Tokio ante una platea de sólo doce asistentes, el confinamiento, después, la catapultó a la cadena Toho y fue vista por miles de espectadores. Y de allí a convertirse en película del festival para los pocos que pudieron verla. Pero el boca oreja cundió y su segunda incursión, la divertida Atrapados en un bucle infinito (リバー流れないでよ), fue recibida este año 2023 con un lleno hasta la bandera, una audiencia entregada de antemano que no dejó de fruir durante toda la proyección. Se trata de un nuevo e ingenioso experimento con el espacio-tiempo, una nueva paradoja protagonizada por los empleados de un hotel rural atrapados en un tirabuzón temporal que se reinicia cada dos minutos sin posibilidad, aparente, de escapar de la repetición. Esta vez no se trata de un viaje en el tiempo, sino de un bucle, un pliegue del tiempo que condena a los que quedan encerrados en él a no poder avanzar más allá de ese espacio cronológico. Como decíamos, un día de la marmota versión low cost (menos que la anterior) en la que nuevamente el ingenio es rey.

Jugando otra vez a  la toma única, el aumento de fondos se traduce en la posibilidad de aumentar el elenco y, por tanto, las subtramas. Más personajes, arquetipos de la sociedad japonesa, bien dibujados pese a su esquematismo, dan para explorar mejor las distintas reacciones que puede provocar la misma situación: aunque todos están condenados a volver a su posición de inicio, en cada nueva repetición las variaciones serán reinas y no todos tomarán la misma actitud ante lo que sucede. Para algunos será una liberación de las cargas que les estresan, para otros un parón que interrumpe su apreciada cotidianeidad. Tampoco tendrán la misma prisa para regresar al mundo ordinario, pues en esta pausa algunos sienten que pueden experimentar todo aquello que una vez quisieron. Así, un escritor por entregas, atosigado por su editor y su falta de inspiración, aprovechará la oportunidad para ensayar los límites de lo real, y, en un momento dado, empieza a suicidarse, sabedor de que esa acción mientras dure el bucle es reversible. Más romántico es el partido que quiere obtener Mikoto (), la empleada de la posada con la que parece empezar todo, enamorada de un compañero de trabajo que está a punto de partir para Francia: querrá aprovechar la dilación que les envuelve para vivir lo que las circunstancias ordinarias parecían dispuestas a impedir. Una historia de amor que es toda una comedia dentro de la comedia. Y es que Yamaguchi se permite el lujo de trabajar distintos géneros dentro de su filme de ajustado metraje. El guion de Atrapados en un bucle infinito funciona como un mecanismo de relojería bien afinado y rebosa talento, incluso para sacar rédito significativo de la localización, ese río que se pone de relevancia en el título original (que podría traducirse como No dejes que el río fluya).  El río no es solo el escenario sino la inspiración de la evolución de la trama. Símbolo del cambio continuo y, a la vez, de la permanencia constante (mismo cauce, distintas aguas) es toda una metáfora de la transformación personal como desarrollo de las propias características que nos definen. Sin ningún efecto especial, todo a base de un buen uso de cámara y cambios de plano para representar el salto en el pliegue, esta repetición con variaciones de un mismo tema es grácil y ligera. Divertida. También profundamente seria. 

Esta segunda incursión quizás no goza del mismo factor sorpresa que convirtió a la anterior en un hito, pero demuestra que las expectativas por seguir la obra de este autor y entrar en el nuevo juego que nos propone no eran infundadas, pues consiguió que las entradas se agotaran en menos de esos dos minutos, en esa ocasión, para nada infinitos. Yamaguchi es suficientemente perspicaz como para dar vueltas sobre un motivo sin que al espectador se le quede cara de déjà vu.

Y Serendipia se retiraba a sus aposentos con la cara de satisfacción que se queda después de haber vivido una nueva jornada redonda. Y Serendipia se retiraba a sus aposentos con la cara de satisfacción que se queda después de haber vivido una nueva jornada redonda. Y Serendipia se retiraba a sus aposentos con la cara de satisfacción que se queda después de haber vivido una nueva jornada redonda. Y Serendipia se retiraba a sus aposentos con la cara de satisfacción que se queda después de haber vivido una nueva jornada redonda.

Categorías: Sitges Film Festival

Diario de Serendipia en Sitges 2023: Interludio en ‘El otro lado’

9 noviembre 2023 Deja un comentario


¡¡¡UN MOMENTO!!!

ANTES DE REPASAR MÁS PELÍCULAS,PERMITAN QUE NOS DETENGAMOS EN UNA SERIE. QUE NOS DETENGAMOS A COMPROBAR LO QUE HAY EN

EL OTRO LADO


Ya instalados en Sitges, pero con un día libre antes de comenzar nuestra particular ensalada de películas, Serendipia recibió, de mano de Movistar+, los enlaces de visionado que había solicitado de El otro lado, serie producida por la plataforma en colaboración con El Terrat y dirigida por Javier Ruiz Caldera y Alberto de Toro, que precisamente iba a presentarse durante esta edición del festival. Ocho episodios de veinte minutos que nos dispusimos a ojear y que no pudimos abandonar hasta su conclusión. Basada en una idea original de Berto Romero, El otro lado supone un avance en su carrera como actor, pues si bien la serie tiene mucho humor, este no viene dado especialmente por su personaje.

Pero no nos avancemos y veamos en qué es El otro lado, ¿una serie de terror? ¿una comedia? Pues todo eso y bastante más. En la serie Nacho Nieto (Berto Romero), periodista especializado en lo paranormal, pasa por su peor momento profesional y personal. Tiene dificultades para adaptarse a las nuevas tecnologías, para él una titánica tarea en la cual cuenta con la colaboración de un ayudante bastante inepto (Albert García). Y es que Nieto es un claro heredero de aquel periodismo, algo bizarro, todo hay que decirlo, que se cultivaba en espacios de radio y televisión  como Más allá y publicaciones tipo Karma-7 y Mundos Desconocidos, durante los años setenta y ochenta.

Tras un intento fallido de suicidio, vuelve a la vida acompañado por el fantasma de su mentor, el doctor Estrada (Andreu Buenafuente), mítico comunicador del misterio, y una de las notas de humor de la serie, pues fallecido hace más de 20 años, su lenguaje y modo de comportarse resulta muy chocante para los parámetros del siglo XXI. En ese momento se cruza en la vida del periodista un virulento caso poltergeist en un piso del extrarradio de Barcelona, quizás el caso paranormal más importante de los últimos años. Nacho acude al piso de los fenómenos, donde viven Eva (María Botto) y Rubén (Hugo Morenilla), acompañado por el espíritu de su mentor y ayudado por Juana (Eva Ugarte), su mano derecha en su antiguo programa de radio. Mientras Nacho desenreda el misterio, se enfrentará a un oscuro secreto de su pasado. Un secreto que le relaciona directamente con Gorka Romero (Nacho Vigalondo), antiguo compañero de investigaciones, y que ahora se ha convertido en el referente del periodismo del misterio en España, un clarísimo y cómico sosias de Iker Jiménez.

En vista de este argumento, ¿puede considerarse El otro lado una serie de humor? Pues sí, lo cierto es que resulta muy cómica, sobre todo cuando intervienen los personajes interpretados por Andreu BuenafuenteNacho Vigalondo, pero nos parece también una serie de terror. Y muy digna, con todo muy bien medido y equilibrado, como tuve ocasión de comentarle al mismo Buenafuente durante el festival. Algo que suponemos los responsables de El otro lado se habrán hartado de escuchar pero, es que se trata de algo muy meritorio por la dificultad que entraña. No predomina una cosa sobre la otra. El humor no pisa a la intriga y el terror.

Muchas han sido las propuestas de combinar humor y terror desde que en 1948 los estudios Universal mezclara a sus, hasta entonces, terroríficos monstruos con dos cómicos de vodevil, en Abbott y Costello contra los fantasmas (Bud Abbott and Lou Costello Meet Frankenstein, Chas T. Barton) y en la mayoría de ocasiones el  resultado no ha pasado de ser eminentemente cómico, con el terror como complemento. En España muchas han sido las cintas que han intentado mezclar pavor y humor. Sin ser exhaustivos recordamos a los Hermanos Calatrava en Horror Story (Manuel Esteba, 1972); Joe Rígoli en El pobrecito Draculín (Juan Fortuny, 1977); Andrés Pajares en El liguero mágico (Mariano Ozores, ) o Martes y 13 en  Aquí huele a muerto… (¡Pues yo no he sido!) (1991) y el gran Chiquito de la Calzada en Brácula. Condemor II (1997), perpetradas ambas por Álvaro Sáenz de Heredia. Por fortuna, El otro lado no tiene nada que ver con todo esto pues, repetimos, el equilibrio entre géneros funciona a la perfección, algo que se debe a que Berto Romero, responsable de la serie, es también un buen amante del cine de terror, algo que se deja entrever en los guiños que hace  en la serie a dos terrores castizos (y bien diferentes) como son ¿Quién puede matar a un niño? (1976) de Chicho Ibáñez Serrador y Mil gritos tiene la noche (1982) de Juan Piquer Simón. Su cinefilia también queda bien latente en la serie Zombis (2009), así que no es extraño que se aventurara en ofrecer algo diferente: «Se juntaron dos elementos: por un lado, la voluntad de hacer algo nuevo y por otro poder, por fin, escribir algo de lo que a mí me gusta. Tenía muchas ganas de realizar un cambio de registro, de tratar temas que a mí me interesan más como espectador desde siempre, de toda la vida, de terror y de fantástico. No tanta comedia ni autoficción». 

Para dirigir El otro lado se ha contado con Javier Ruiz Caldera, que ya dirigió a Berto Romero y Eva Ugarte en la magnífica serie Mira lo que has hecho (2018), también para El Terrat / Movistar+, y a Berto en 3 Bodas de más (2013). En esta ocasión Javier Ruiz Caldera ha optado por dirigir la serie a cuatro manos junto a Alberto de Toro, con el que ya dirigiera Malnazidos (2020), largometraje que tuvo muy mala suerte y que urge recuperar.

Berto Romero y Andreu Buenafuente han demostrado, sobre todo el primero, que pueden considerarse actores sin sonrojarse. Juntos participaron en la estupenda El pregón (Dani de la Orden, 2016), y Berto, por separado, ha realizado diversos papeles, la mayoría de comedia, pero tan variopintos como los que encarna en  Algo muy gordo (Carlo Padial, 2017), Ocho apellidos catalanes (Emilio Martínez-Lázaro, 2015) o en el memorable cortometraje Hostiable (2015) de David Galán Galindo.

Así que no se llamen a engaño, si bien resulta inevitable comenzar a ver El otro lado con una sonrisa al ver aparecer en pantalla a Berto Romero, (viniendo de paso a la cabeza del espectador ciertos sketches televisivos en los que visitábamos ‘la nave del misterio)’, esa sonrisa desaparece pronto, pues también hay mucho terror sobrenatural, con una mezcla tan bien construida que tras el modélico primer episodio, no queda otra que seguir desentrañando los misterios que esperan en El otro lado. Aparecidos, poltergeist y sanadores se mezclarán con cosas más terrenales y mundanas hasta su conclusión, perfecta y, afortunadamente, abierta a una segunda temporada pues, en nuestro caso estamos dispuestos a volver a cruzar a El otro lado.

Al otro lado se estrena en doble episodio semanal el jueves 23 de noviembre en Movistar Plus+


Y AHORA, PROSEGUIMOS CON LA PROGRAMACIÓN HABITUAL DEL FESTIVAL EN NUESTRA CUARTA CÁPSULA