Archivo
VAMOS DE ESTRENO * jueves 31 de octubre de 2024 *
ESCAPE (Rodrigo Cortés, 2024)
España. Duración: 129 min. Guion: Rodrigo Cortés. Novela: Enrique Rubio Fotografía: Rafa García Compañías: Nostromo Pictures, Mogambo, Cosmopolitan TV, Movistar Plus+, RTVE. Productor: Martin Scorsese. Distribuidora: Beta Fiction Spain Género: Thriller
Reparto: Mario Casas, Anna Castillo, Guillermo Toledo, Josep Maria Pou, Blanca Portillo, José Sacristán, José García, David Lorente, Juanjo Puigcorbé, Albert Pla, Francisco Javier Pastor, Xóan Fórneas, Daniel Chamorro
Sinopsis: N. es un hombre estropeado, algo no va bien en su interior. N. no quiere tomar una sola decisión más, sólo apearse del mundo. Dejar de tener opciones. El psicólogo a quien visita no sabe cómo abordarlo, tampoco su hermana, que intenta apoyarlo sin frutos. N. sólo quiere vivir en la cárcel, y hará cuanto sea necesario para conseguirlo. ¿Lograrán sus allegados que desista de cometer delitos cada vez más graves? ¿Hasta dónde será capaz de llegar el juez para no concederle su propósito?

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua define así termostato: 1. m. Aparato que sirve para mantener automáticamente una determinada temperatura. Loable función la de este modesto prodigio electrónico, sobre todo en tiempos de calentamiento global y desorbitados precios de la energía. En nuestras casas los termostatos pasan desapercibidos, colocados siempre donde no se vean demasiado por su escaso aporte decorativo, como si viniéramos a negar la máxima griega según la cual lo bueno es bello. Para Luis Martínez, crítico cinematográfico del periódico El mundo, Escape de Rodrigo Cortés es termostato: “Pues bien, Escape, el último prodigio que ha salido empaquetado del ingenio interminable de Rodrigo Cortés, es termostato. Es más cosas, como libre, inclasificable, ingeniosa, divertida y muy política sin parecerlo (este matiz es importante), pero sobre todo es lo que es. No lo puede disimular. No es, cuidado, como un termostato, ni termostática, sino exactamente así, termostato. Y eso, créanme, da gusto.” Y le damos la razón a Martínez. Escape es buena y necesaria en unos tiempos de crisis de valores y crispación como son los nuestros, y, ojalá nos equivoquemos, pasará desapercibida en una taquilla en la que la sepultarán títulos con más reclamo. Pero ni Luis Martínez ni nosotros pensamos que no sea bella, jamás les enmendaríamos la plana a los griegos, sino que podríamos parafrasear al clásico francés y defender que es tan bella como el encuentro fortuito de un paraguas con una máquina de coser en una mesa de disección. Por eso su epíteto es termostato y también podría serlo astrolabio o tornasol, porque una película casi única en su especie merece ser significada con adjetivos altisonantes y estrafalarios. Escape es una rara avis en el cine español, aunque no está sola, bien cerca tiene a los largos de Santiago Lorenzo, como también le es próxima Amanece que no es poco, a las que se parece tanto sin parecerse en nada. Tal vez un día también sea de culto.
El absurdo es el rey, un monarca trascendente y circunspecto con máscara de bufón. La risa es el mejor vehículo para tomarse la vida con la seriedad debida. Un Bartleby extremo, que es a la vez reverso y sosias de Josef K. y Rascolnikov, habría de estar llamado a ser el héroe de nuestro tiempo. Y así es N, el hombre que no quisiera tener nombre. El asaetado por una culpa que no tiene. El que preferiría no hacerlo, no tomar más decisiones, que le arrebataran el libre albedrío para morir de buen grado como un perro. Rodrigo Cortés adapta libremente la novela homónima de Enrique Rubio para ofrecer su obra más personal hasta el momento, todo un aguafuerte con regusto a las Carceri d’Invenzione de Piranesi. Tomar la cárcel como espacio ensoñado en el que cumplir el anhelo de reposo, dónde alcanzar la paz, es una premisa singular, contraintuitiva, para diseñar un personaje, contraviene el orden de principios que todos conocemos, conseguir que desde la relación de las peripecias de este preso vocacional se perfile, además, una denuncia de lo aberrante de la justicia humana es ya una acrobacia perfecta. Escape y su protagonista juegan en la liga del humorismo de la llamada La otra generación del 27, un grupo forjado en torno a la revista Buen Humor que aplegó a figuras tan reivindicables como Edgar Neville, Jardiel Poncela, Miguel Mihura y, por supuesto, José Santugini, cuyos personajes chocantes podrían ser prefacios de N. Cortés comparte con todos ellos un humor inteligente y extemporáneo que flirtea con el esperpento y se sitúa por naturaleza en línea con el fantástico. Un humor de forma muy ibérica, pero con fondo plenamente universal, capaz de ser magma de todos los géneros y de cautivar a todos por encima de las distancias culturales. Por todo ello, y como el negativo de una cinta de fugas que es, Escape ha sido capaz de conquistar al mismísimo Martin Scorsese, que la apadrina. No conquistará a todos, posiblemente, pero debiera recibir al menos el elogio unánime a su originalidad.
Escape, como declaraba el propio Cortés, es para llorar y reír simultáneamente, prodigio en el que colaboran un Mario Casas y una Anna Castillo inmensos. Y, por supuesto, hay que reparar en la partitura de Víctor Reyes, el eterno camarada del director salmantino. Imprescindible.
TERRIFIER 3 (Damien Leone, 2024)
USA. Duración: 125 min. Guion: Damien Leone Fotografía: George Steuber Compañías: The Coven, Bloody Disgusting, Dark Age Cinema, Fuzz on the Lens Productions. Distribuidora: Cineverse Género: Terror
Reparto: David Howard Thornton, Lauren LaVera, Chris Jericho, Margaret Anne Florence, Samantha Scaffidi, Elliott Fullam, Daniel Roebuck
Sinopsis: Tras sobrevivir a la masacre de Halloween perpetrada por el payaso Art, el peor asesino en serie desde Jack el Destripador, Sienna y su hermano se esfuerzan por reconstruir sus vidas destrozadas. A medida que se acercan las fiestas de Navidad, intentan abrazar el espíritu navideño y dejar atrás los horrores del pasado. Pero justo cuando creen que están a salvo, el payaso Art regresa, decidido a convertir su alegría navideña en una nueva pesadilla. La temporada festiva se desmorona rápidamente mientras el payaso Art desata su retorcido terror marca de la casa, demostrando que ninguna festividad es segura.
Cinco años después de los acontecimientos narrados en Terrifier 2 (2022), se inicia su secuela directa, que sitúa al personaje de Damien Leone en las fiestas más entrañables: la Navidad, así que es conveniente tener fresca esa segunda parte, pues vuelven gran parte de los personajes para intentar terminar lo iniciado, cual coyote y correcaminos. Y procuren no buscarle mucha lógica al guion, pues que el personaje fuera decapitado al final de la anterior entrega, no significa, ni mucho menos, que no pueda continuar sus degollinas como si nada hubiera sucedido y volver a poner toda la carne, ya no en el asador, pues lo cierto es que se sirve bien cruda. Y en abundancia, que a fin de cuentas es la razón de ser de esta saga y lo que la ha aupado hacia el éxito, convirtiendo a Art en todo un personaje de culto que no hubiera destacado de no ser por su socarronería, su mímica y, sobre todo, por la crueldad y el gore sin prejuicios que en la saga exhibe.
Podemos así hablar de placer culpable, un fan service de manual cuyos excesos hemoglobínicos sirven de catarsis al espectador, eso si, de estómago curtido y que entre en el juego, pues un público no avisado podría encontrar excusas morales y absurdas con las que denunciar este cartoon viviente cargado de excesos, unos excesos que consiguen difuminar la realidad y entrar en el terreno de la paródico, de lo irreal. Así que no conviene tomarse muy en serio esta serie de películas más allá de pasar un buen rato con el muy bastardo mimo. A ser posible en grupo, por aquello de echar unas risas.
Ya comentó el director durante una charla que hubo en Sitges con todo el equipo del film, que no se ha autocensurado, ni antes ni ahora y que él, y su equipo, habían ideado diversas y sangrientas formas de verter la sangre a borbotones. «Si creíais que Terrifier 2 era extrema, no habéis visto nada», apoyado en esa labor por su productor, Phil Falcone, que además de hacer un cameo en el film, apuesta nuevamente por una libertad creativa sin límites: la que llevó al éxito a la segunda entrega que se prorroga en esta nueva película de la saga, que llega, además, en una fecha tan señalada y propicia a estos excesos como es el 31 de octubre.
Leone, ha contado con mayor presupuesto, ha rodado en panorámico y su intención es «que se parezca más a una película de la vieja escuela de John Carpenter. Va a seguir teniendo ese aire épico de la segunda parte, pero ahora tendrá el tono de la primera con la temática navideña. Va a ser una bestia completamente diferente. Se verá diferente. Se va a sentir diferente, pero va a tener todo lo que amas en ella.»

Últimos comentarios