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Archive for 22 marzo 2024

VAMOS DE ESTRENO * Viernes 22 de diciembre de 2024 *

CAZAFANTASMAS: IMPERIO HELADO (Ghostbusters: Frozen Empire, Gil Kenan, 2024)

USA. Duración: 125 min. Guion: Gil Kenan, Jason Reitman Música: Dario Marianelli Fotografía: Eric Steelberg Compañías: Columbia Pictures, Bron Studios, Ghostcorps, Right of Way Films, Sony Pictures. Distribuidora: Sony Pictures Género: Fantástico

Reparto: Paul Rudd, Carrie Coon, Finn Wolfhard, Mckenna Grace, Kumail Nanjiani, Patton Oswalt, Celeste O’Connor, Logan Kim, Dan Aykroyd, Ernie Hudson, Annie Potts, Emily Alyn Lind, Bill Murray

Sinopsis: La familia Spengler regresa al lugar donde empezó todo -el icónico parque de bomberos de Nueva York- para formar equipo con los Cazafantasmas originales, que han desarrollado un laboratorio de investigación ultra secreto para llevar la caza de fantasmas al siguiente nivel. Pero cuando el descubrimiento de un antiguo artefacto desata una fuerza maligna, los nuevos y los viejos Cazafantasmas deben unir sus fuerzas para proteger su hogar y salvar al mundo de una segunda Edad de Hielo.

Cazafantasmas (Ghostbusters, 1984) de Ivan Reitman fue un film muy, muy de su época  que, visto hoy, resulta muy, muy desfasado. De hecho su secuela, que se estrenó en 1989, fue ya un producto exclusivamente para muy cafeteros. Pero la nostalgia, ese falso mantra que hace que creamos que todo era mejor antes de que las responsabilidades llamaran a nuestra puerta, hizo que, tras series de animación e imagen real, la idea volviera a retomarse mediante una puesta al día, Cazafantasmas (Ghostbusters, Paul Feig, 2016), una bastante pasable aventura  en clave femenina sin conexión con las películas de los ochenta. Pero la renovación no gustó a los fans nostálgicos, así que la compañía productora lo entendió y preparó una película a la medida de lo que se demandaba: Cazafantasmas: Más allá (Ghostbusters: Afterlife, Jason Reitman, 2021), donde nuevos y viejos cazafantasmas se daban la mano, recuperando  vehículos y absolutamente todos los trastos y gags de los ochenta, mientras sonaba el viejo tema de Ray Parker Jr. Y esta, al parecer, es la fórmula que agradó. Tanto que con Cazafantasmas. Imperio Helado (Ghostbusters: Frozen Empire) se ofrece un indisimulado fan service con todos los guiños al pasado que hagan falta.

La película, dirigida por Gil Kenan, desaprovecha algunas propuestas que ofrece, como por ejemplo no profundizar en los motivos que llevaron la amiga entrañable y fantasmal de la protagonista a prender fuego al hogar con sus padres dentro, culpa que la ha condenado a errar por la existencia como alma en pena. El film tiene un prometedor punto de partida, desde luego, pues debería ser fundamental que existiera cierto equilibrio entre terror y humor, pero pronto se destapa como una película directamente dirigida al público infantil. Y a sus padres: cucharadas de nostalgia; un Bill Murray que pasaba por allí; las dosis woke pertinentes; un villano que parece realizado a partir de un esbozo, Garraka, con cuernos de quita y pon; unos «minions» muy graciosos de malvavisco; y mucho trabajo en equipo (muchachos), pues trabajando en equipo todo es posible. Buenas intenciones no le faltan, pero definitivamente esta saga es para paladares poco exigentes. Y sobre todo, para niños.

 

LOS NIÑOS DE WINTON (One Life, James Hawes, 2023)

UK. Duración: 110 min. Guion: Lucinda Coxon, Nick Drake. Biografía sobre: Nicholas Winton. Libro: Barbara Winton Música: Volker Bertelmann Fotografía: Zac Nicholson Compañías: BBC Film, MBK Productions, See-Saw Films, Cross City Films, Filmnation Entertainment Género: Drama

Reparto: Anthony Hopkins, Johnny Flynn, Helena Bonham Carter, Jonathan Pryce, Romola Garai, Lena Olin, Ziggy Heath, Alex Sharp, Marthe Keller, Samantha Spiro, Adrian Rawlins, Emily Laing, Angus Kennedy

Sinopsis: Un joven corredor de bolsa británico, Nicholas «Nicky» Winton (Anthony Hopkins), ayudó a rescatar a cientos de niños de los nazis en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, con la ayuda de su madre (Helena Bonham Carter). Un acto de compasión casi olvidado durante 50 años, y del que Nicky vive atormentado por los fantasmas de los niños a los que no pudo rescatar, culpándose por no haber hecho más.

«Si algo no es imposible, entonces debe haber una manera de hacerlo…».

Sir Nicholas Winton, 1909 – 2015

Sorprende que en los momentos en los que el odio corre a sus anchas, también tenga lugar una reacción de humanidad y solidaridad que consiga mantener una mínima esperanza hacia la  invasiva y destructora especie humana. Por desgracia, lo que perdura y se estudia en pretérito son los conflictos y sus efectos, mientras que las pequeñas-grandes obras anónimas se disuelven y pasan al olvido.

La historia que se cuenta en Los niños de Winton, sucede antes de la II Guerra Mundial, cuando potencias como Inglaterra o Francia dejaron avanzar a Hitler para intentar evitar lo inevitable, el conflicto bélico. Y se hizo permitiendo que invadiera pequeñas zonas circundantes a Alemania, que el Reich se encargó de ampliar a toda Europa. Fue el principio de una época de terror y muerte, pero también el momento en el cual generosos idealistas anónimos decidieron que querían hacer algo, por poco que fuera, para detener esa locura. Ya fuera alistándose en las Brigadas Internacionales para combatir el fascismo en España, como ir a Praga a colaborar con los refugiados que llegan huyendo del nazismo y que parecen no interesar a nadie. Y esa es la lección que enseña Los niños de Winton, cuya historia se relata mediante flashbacks del protagonista, un Nicholas Winton ya anciano, interpretado por el siempre impecable Anthony Hopkins, cuyos recuerdos de juventud encarnará Johnny Flynn. Winton conseguirá lo imposible, que una cadena de solidaridad se ponga de acuerdo para poder sacar a todos los niños posibles de esa situación terrible. Que sean acogidos por familias británicas mientras no puedan retornar con la propia. Un impulso solidario que no esperaba recompensa y que, pasados muchos años, ya en los años ochenta, fue destapado del olvido por el único superviviente y organizador de esas deportaciones y todo, sin ánimo de notoriedad personal. Muy al contrario, Winton vivió su tranquila existencia torturado por no haber podido conseguir sacar más niños de esa zona de conflicto. Torturado por aquel último tren no llegó a salir de la estación de Praga.

Un impulso solidario que en estos tiempos de sobreinformación, paradójicamente, parece imposible. Toda una quimera en una época de súper egos hambrientos de popularidad.

Los niños de Winton es una de esas historias que tocan la fibra, un retrato conmovedor sobre un joven corredor de bolsa de origen alemán, que  de manera totalmente altruista salvó a más de seiscientos niños, la mayor parte judíos, en los albores de la Segunda Guerra Mundial. Una historia que hay que contar en estos tiempos de despersonalizados menas y de frontera cerradas. Una historia que siempre conviene recordar, en este momento de ascenso de partidos de ultraderecha. Y sin batallas ganadas a fuego y pólvora. Tan solo con solidaridad y humildad, pero con un gran compromiso.

La película, que se presentó mundialmente en el pasado Festival Internacional de Toronto. Cuenta con, además de los nombrados, Helena Bonham Carter como la madre del protagonista, una pieza fundamental en la historia, Jonathan Pryce y Romola Garai.

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